Diferencia entre revisiones de «ÁGREDA, María de Jesús»

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
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Mística perteneciente a la Orden de la Concepcionistas; ha sido declarada “venerable” y tiene incoado su proceso de canonización. Ha pasado a la historia por sus numerosas experiencias místicas, visiones y bilocaciones. Las más famosas de ellas han sido las que experimentaron los misioneros franciscanos en sus arduos intentos de evangelizar los territorios del Norte del actual México y sur de los Estados Unidos (Texas, Arizona, California y Nuevo México) donde encontraban una fuerte hostilidad de los indios apaches, navajos y comanches, entre otros, que los asesinaban.  
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Mística perteneciente a la Orden de la Concepcionistas; ha sido declarada “venerable” y tiene incoado su proceso de canonización. Ha pasado a la historia por sus numerosas experiencias místicas, visiones y bilocaciones. Las más famosas de ellas han sido las que experimentaron los misioneros franciscanos en sus arduos intentos de evangelizar los territorios del Norte del actual México y sur de los Estados Unidos ([[TEXAS | Texas]], Arizona, [[CALIFORNIA;_Misiones | California]] y Nuevo México) donde encontraban una fuerte hostilidad de los indios apaches, navajos y comanches, entre otros, que los asesinaban.  
  
Estos misioneros, especialmente después de 1622, bajo la dirección de fray Alonso de Benavides intentan fundar una misión fortificada. Los frailes empiezan a recibir inesperadamente la visita de los jefes Xumanas, una de las tribus más agresivas, que pedían a los frailes el envío de sacerdotes pues habían sido convencidos por una “Señora vestida de azul”, que les aparecía, les hablaba y hacía milagros. La descripción de la misma correspondía a María de Jesús de Ágreda, que nunca había salido de su convento. Aquellos indios demostraban un cambio de actitud radical y su preparación para recibir el bautismo. Los hechos fueron rigurosamente examinados por la Inquisición española, constatando la veracidad de los mismos, hechos reconocidos hoy por la historiografía también no católica.  
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Estos misioneros, especialmente después de 1622, bajo la dirección de fray Alonso de Benavides intentan fundar una misión fortificada. Los frailes empiezan a recibir inesperadamente la visita de los jefes Xumanas, una de las tribus más agresivas, que pedían a los frailes el envío de sacerdotes pues habían sido convencidos por una “Señora vestida de azul”, que les aparecía, les hablaba y hacía milagros. La descripción de la misma correspondía a María de Jesús de Ágreda, que nunca había salido de su convento. Aquellos indios demostraban un cambio de actitud radical y su preparación para recibir el bautismo. Los hechos fueron rigurosamente examinados por la [[INQUISICIÓN_APOSTÓLICA | Inquisición]] española, constatando la veracidad de los mismos, hechos reconocidos hoy por la historiografía también no católica.  
  
 
La monja de Ágreda reconoció ante la Inquisición haber visitado cientos de veces aquellas tierras, sin saber explicar el modo material o espiritual de aquellas visitas. Además supo describir a fray Alonso con suma precisión, a los frailes que allí trabajaban, así como muchos episodios que el mismo fraile ya había olvidado. El mismo arzobispo de México pudo constatar que Sor María Ágreda describía las tierras americanas con una precisión familiar increíble. Todos estos hechos llamaron fuertemente la atención de Felipe IV, que la iba a encontrar con frecuencia y con la que mantuvo una correspondencia en la que la religiosa aconsejaba al rey y lo corregía en sus frecuentes errores con una libertad y fuerza poco comunes; el rey le correspondía con suma franqueza intentando seguir sus consejos espirituales.  
 
La monja de Ágreda reconoció ante la Inquisición haber visitado cientos de veces aquellas tierras, sin saber explicar el modo material o espiritual de aquellas visitas. Además supo describir a fray Alonso con suma precisión, a los frailes que allí trabajaban, así como muchos episodios que el mismo fraile ya había olvidado. El mismo arzobispo de México pudo constatar que Sor María Ágreda describía las tierras americanas con una precisión familiar increíble. Todos estos hechos llamaron fuertemente la atención de Felipe IV, que la iba a encontrar con frecuencia y con la que mantuvo una correspondencia en la que la religiosa aconsejaba al rey y lo corregía en sus frecuentes errores con una libertad y fuerza poco comunes; el rey le correspondía con suma franqueza intentando seguir sus consejos espirituales.  
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Sor María de Ágreda nos ha dejado numerosas obras, entre las que destaca ''Mística Ciudad de Dios'', obra, que a decir de la Venerable, se la habría inspirado la misma Virgen María, con datos sobre su vida. La obra, escrita en 1637, fue quemada en 1645 por orden de su confesor, de nuevo reescrita en 1650 por orden de un nuevo confesor, fray Andrés de Fuenmayor, con añadidos sobre la vida misma de la Venerable y de otras gracias recibidas. El libro, tras numerosas dificultades (había sido incluido por la Inquisición entre los libros prohibidos),  fue aprobado por la misma en 1686. Su correspondencia con Felipe IV, hoy conocida y publicada, es fundamental para conocer la historia también política de Felipe IV.
 
Sor María de Ágreda nos ha dejado numerosas obras, entre las que destaca ''Mística Ciudad de Dios'', obra, que a decir de la Venerable, se la habría inspirado la misma Virgen María, con datos sobre su vida. La obra, escrita en 1637, fue quemada en 1645 por orden de su confesor, de nuevo reescrita en 1650 por orden de un nuevo confesor, fray Andrés de Fuenmayor, con añadidos sobre la vida misma de la Venerable y de otras gracias recibidas. El libro, tras numerosas dificultades (había sido incluido por la Inquisición entre los libros prohibidos),  fue aprobado por la misma en 1686. Su correspondencia con Felipe IV, hoy conocida y publicada, es fundamental para conocer la historia también política de Felipe IV.
  
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Revisión actual del 05:51 16 nov 2018

(María Fernández Coronel y Arana). Ágreda, 2 abril 1602 – Ágreda,24 mayo 1665)


Mística perteneciente a la Orden de la Concepcionistas; ha sido declarada “venerable” y tiene incoado su proceso de canonización. Ha pasado a la historia por sus numerosas experiencias místicas, visiones y bilocaciones. Las más famosas de ellas han sido las que experimentaron los misioneros franciscanos en sus arduos intentos de evangelizar los territorios del Norte del actual México y sur de los Estados Unidos ( Texas, Arizona, California y Nuevo México) donde encontraban una fuerte hostilidad de los indios apaches, navajos y comanches, entre otros, que los asesinaban.

Estos misioneros, especialmente después de 1622, bajo la dirección de fray Alonso de Benavides intentan fundar una misión fortificada. Los frailes empiezan a recibir inesperadamente la visita de los jefes Xumanas, una de las tribus más agresivas, que pedían a los frailes el envío de sacerdotes pues habían sido convencidos por una “Señora vestida de azul”, que les aparecía, les hablaba y hacía milagros. La descripción de la misma correspondía a María de Jesús de Ágreda, que nunca había salido de su convento. Aquellos indios demostraban un cambio de actitud radical y su preparación para recibir el bautismo. Los hechos fueron rigurosamente examinados por la Inquisición española, constatando la veracidad de los mismos, hechos reconocidos hoy por la historiografía también no católica.

La monja de Ágreda reconoció ante la Inquisición haber visitado cientos de veces aquellas tierras, sin saber explicar el modo material o espiritual de aquellas visitas. Además supo describir a fray Alonso con suma precisión, a los frailes que allí trabajaban, así como muchos episodios que el mismo fraile ya había olvidado. El mismo arzobispo de México pudo constatar que Sor María Ágreda describía las tierras americanas con una precisión familiar increíble. Todos estos hechos llamaron fuertemente la atención de Felipe IV, que la iba a encontrar con frecuencia y con la que mantuvo una correspondencia en la que la religiosa aconsejaba al rey y lo corregía en sus frecuentes errores con una libertad y fuerza poco comunes; el rey le correspondía con suma franqueza intentando seguir sus consejos espirituales.

Sor María de Ágreda nos ha dejado numerosas obras, entre las que destaca Mística Ciudad de Dios, obra, que a decir de la Venerable, se la habría inspirado la misma Virgen María, con datos sobre su vida. La obra, escrita en 1637, fue quemada en 1645 por orden de su confesor, de nuevo reescrita en 1650 por orden de un nuevo confesor, fray Andrés de Fuenmayor, con añadidos sobre la vida misma de la Venerable y de otras gracias recibidas. El libro, tras numerosas dificultades (había sido incluido por la Inquisición entre los libros prohibidos), fue aprobado por la misma en 1686. Su correspondencia con Felipe IV, hoy conocida y publicada, es fundamental para conocer la historia también política de Felipe IV.

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