INQUISICIÓN APOSTÓLICA

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
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Más o menos nos son conocidas las actividades inquisitoriales de los primeros años que siguieron a la conquista de la ciudad de México. El franciscano Martín de Valencia, Tomás Ortiz, Domingo de Betanzos, Vicente de Santa María, dominicos los tres, y fray Juan de Zumárraga, se encargaron de llevar adelante y de dar consistencia a la organización de las actividades de la Inquisición, dependiendo, directa o indirectamente, de la sede arzobispal de Sevilla.

Pero en realidad no existía un tribunal propiamente constituido. En las noticias que Andrés de Moguer nos da sobre la celebración y los participantes en la Junta eclesiástica de 1546 y que el mismo nos certifica que estuvo presente, nos dice que se solicitó la constitución de un tribunal de la Inquisición:

"Avrá quatorze años que el licenciado Tello de Sandoval tuvo en esta cibdad de México por mandado de Vra. Alteza una junta y congregacion en la qual. .. después que conferimos muchas materias que convenía ... y entre otras cosas que humildemente suplicamos a V.A. nos concediese, una de ellas fue Inquisición Apostólica como la ay en muchas partes de Castilla".[1]

En una carta al príncipe don Felipe, escrita en México, a 9 de septiembre de 1545, Tello de Sandoval aseguraba haber tocado la conveniencia de establecer este tribunal: "Por otras mías he avisado a vuestra alteza la necesidad que hay en esta tierra del Santo Oficio de la Inquisición, y ansí ha parecido por esperiencia y la cabsa dello debe ser que muchos de los de allá se pasan a estas partes".[2]

En su carta del 12 de noviembre de 1547, fray Juan de Zumárraga no cree necesario insistirle a Tello de Sandoval sobre la conveniencia y necesidad de la Inquisición, pues reconoce que el visitador "lo lleva entendido y experimentado". Zumárraga coincide con la apreciación de Sandoval respecto a los posibles delincuentes: "Más para los españoles que para los indios, porque no menos malos cristianos seglares pasan acá que malos clérigos y frailes renegados; y si la cizania una vez se arraiga entre estas nuevas plantas, mala será de desarraigar et quia morvida pecus totum corrumpit ovile etc.".[3]

Zumárraga propone como candidato para tal puesto al Licenciado Alonso de Aldana, antiguo provisor, el cual había hecho con Tello de Sandoval el viaje de regreso a España. Este había tenido sin duda ocasión de conocerlo a fondo y Zumárraga esperaba que no lo juzgaría inadecuado para semejante oficio.

Si se analizan los procesos inquisitoriales fácilmente se advertirá que en los años precedentes a la Junta de 1546 la inquisición instituyó algunos procesos contra los indígenas, recién convertidos a la fe; pero la mayoría de los procesos atañen a los españoles o personas procedentes de Europa.

En los años del mandato de Zumárraga (1536-1543) R. E. Greenleaf ha registrado: "152 procesos, diez declaraciones, trece informaciones, siete denuncias, una averiguación y variedad de cartas, memorias e instrucciones. De estos casos, 56 fueron juicios por blasfemia, que era el crimen más prevaleciente; cinco por herejías luteranas; diecinueve judaizantes, incluyendo doce investigaciones; catorce por idolatría y sacrificios; veintitrés por hechicería y superstición; ocho por proposiciones heréticas; veinte por bigamia; cinco juicios de clerecía; y, del total, diecinueve casos que implicaban a indios. El resto fue por crímenes varios contra la ortodoxia".[4]

Juan de Moguer colaboró en los procesos instituidos por Tello de Sandoval. Todavía en 1559 volvía a insistir en la necesidad de establecer el tribunal. Según él no faltaban razones para hacerla:

  • por la abundancia de procesos e incapacidad del Tribunal ordinario de resolverlos;
  • por la variedad de gente que nace y pasa a esta tierra;
  • por la falta de religiosos celosos que velen mejor por la firmeza de las costumbres y estabilidad de la fe y
  • por la influencia negativa de ciertos libros considerados subversivos.

Diez años más tarde, en 1569, volvía a solicitar el establecimiento del Tribunal de la Inquisición. Probablemente su carta se cruzó con la cédula real del 25 de enero de 1569, en la cual se ordenaba la instalación de la Inquisición en la Nueva España.[5]


NOTAS

  1. ROPERO REGIDOR D., "El P. Andrés de Moguer O.P., evangelizador en México", en Los Dominicos y el Nuevo Mundo, Sevilla 1988, pp. 231-253.
  2. PASO Y TRONCOSO F., ENE, vol. 4, p. 224
  3. CUEVAS M., Documentos Inéditos del Siglo XVI para la historia de México, México 1914, pp. 124-134.
  4. GREENLEAF R.E., Zumárraga y la Inquisición Mexicana, 1536-1543, México 1988, p. 24
  5. LAS CASAS BARTOLOMÉ (de), Apologética historia, Madrid 1958, BAE (Biblioteca de Autores Españoles) vol. CVI, pp. 28-29.


CRISTÓFORO GUTIERREZ VEGA © Centro de Estudios Superiores, Roma