Diferencia entre revisiones de «PALOMAR Y VIZCARRA, Miguel»
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Revisión del 05:14 16 nov 2018
(Guadalajara, 1880; México, 1968) Abogado, Político y Escritor.
Miguel Palomar y Vizcarra, que fuera co-fundador del Partido Católico Nacional y de la Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa, nació en la ciudad de Guadalajara el 10 de junio de 1880, siendo el tercero de los seis hijos habidos del matrimonio formado por Miguel Palomar García-Sancho y María Dolores Vizcarra Portillo.
Realizó sus primeros estudios en el Liceo de Varones de la ciudad de Guadalajara donde, dice él mismo, “tuve dos maestros muy distinguidos, muy inteligentes, y que en aquella época eran rabiosamente sectarios: Victoriano Salado Álvarez y Manuel Puga y Acal. Ellos, sobre todo Victoriano Salado Álvarez, me inclinaron hacia el liberalismo juarista. Debo decirlo con gran satisfacción, que tanto uno como el otro posteriormente, debido a tremendas crisis de orden espiritual, cambiaron de ruta y murieron siendo católicos íntegros.”[1]Prosiguió sus estudios en la Escuela Oficial de Jurisprudencia donde obtuvo el título de abogado en 1903, iniciando su trabajo profesional en el despacho de su tío Francisco García Sancho.
Junto con otros jóvenes y bajo la guía del padre Bernardo Bergöend S.J., estudió las encíclicas sociales de S.S. León XIII; esos jóvenes formaron en Guadalajara un círculo social católico en cuya representación Miguel Palomar, recién titulado, participó en el Primer Congreso Católico organizado por el obispo de Puebla Mons. Ramón Ibarra y González, evento que tuvo lugar en la Angelópolis en 1903. En ese Congreso Miguel Palomar presentó brillantemente la propuesta del establecimiento de cajas rurales de préstamos y ahorros, como una solución de fondo al problema agrario que en el campo mexicano había generado el “capitalismo salvaje” impuesto por la Constitución de 1857 y las Leyes de Reforma.
Miguel Palomar contrajo matrimonio en 1905 con Dolores Silva, con quien procreará siete hijos. En ese año inició la impartición de la cátedra de economía social en la Escuela Libre de Derecho de Guadalajara y en la Escuela Oficial de Derecho donde había estudiado. En 1909, durante la Asamblea de los Operarios Guadalupanos celebrada en León, propuso que se declarara Patrona de América a la Virgen de Guadalupe “en miras a la salvación de la Cultura Católica, que es la característica de la América Latina. –Dice Palomar-: Tuvimos tan buen éxito, que a los nueve meses de haberse iniciado aquella idea, san Pío X declaró a la Virgen de Guadalupe Patrona de la América Latina”[2]
En los inicios de 1911, cuando la dictadura de Porfirio Díaz estaba ya en su ocaso, participó en las reuniones que presidía don Gabriel Fernández Somellera para preparar la fundación del Partido Católico Nacional. El 5 de mayo de ese mismo año, el Partido fue fundado y en las elecciones de 1912 ganó las elecciones para renovar el Congreso y la Gubernatura de Jalisco. Miguel Palomar resultó electo diputado y en el Congreso propuso y logró que fueran aprobadas varias leyes de beneficio a los campesinos y trabajadores como la Ley del Bien Familiar, que regulaba el patrimonio familiar e impedía que éste pudiera ser embargado; la Ley de Asociaciones Profesionales, que permitió la creación de sindicatos, y la Ley de Representación Profesional, que daba espacios a las minorías en el Congreso.
En 1914 los carrancistas lo expulsaron de Jalisco y fue amenazado de muerte, por lo que durante casi dos años permaneció oculto en una huerta en las orillas de Guadalajara. Finalmente en 1917 decidió trasladarse a la ciudad de México donde colaboró con su antiguo preceptor Bernardo Bergöend S.J, en la consolidación de la Asociación Católica de la Juventud Mexicana (ACJM). Por su aportación a la difusión del catolicismo social, S.S. Benedicto XV le otorgó en 1919 la Medalla de Caballero de la Orden Pontificia de San Gregorio Magno.
Palomar y Vizcarra pronunció el discurso inaugural del Congreso Eucarístico Nacional celebrado en 1924, exhortando a defender el derecho de los padres de familia a educar a sus hijos, y a la libertad religiosa amenazada seriamente desde la promulgación de la Constitución de 1917. En febrero de 1925 el gobierno de Plutarco Elías Calles, a través de la Confederación Regional de Obreros Mexicanos (CROM) y en complicidad con un sacerdote apóstata, intentó fundar la “iglesia católica mexicana”, una iglesia cismática que, separada de Roma, canalizara la religiosidad del pueblo mexicano hacia la Revolución. Poco después Plutarco Elías Calles envió al Congreso una iniciativa de ley (la Ley Calles) que señalaba penas de cárcel a las violaciones a las leyes anticatólicas.
Esas acciones gubernamentales movieron a Miguel Palomar y a otros intelectuales católicos a fundar el 9 de marzo de 1925 la Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa, que en sólo cuatro meses habría de tener más de trescientos mil afiliados. “Nacida de una reacción de defensa, la Liga se convirtió de inmediato en un movimiento político, llevada por los acontecimientos y embriagada por un crecimiento prodigioso (…) En 1925 y 1926, la Liga lleva un combate legal y no violento, inspirado en el Kulturkampf alemán (…) pero Calles no era Bismarck y no se inclinó ante la opinión pública”.[3]
El Comité directivo de la Liga estuvo integrado por Rafael Ceniceros y Villarreal como Presidente, y Miguel Palomar y Vizcarra como Vicepresidente. El gobierno encarceló a los miembros del Comité que salieron de prisión tras pagar una fuerte multa. La Liga agotó todos los medios pacíficos para impedir la entrada en vigor de la “Ley Calles”, pero el gobierno endureció la persecución religiosa, lo que provocó el alzamiento armado de varios grupos dando inicio así a La Cristiada.
Durante la lucha armada, Miguel Palomar permaneció como líder intelectual del movimiento, redactando diversos documentos y manifiestos. El documento más importante redactado por él -con la probable participación de otros dirigentes de la Liga- fue una «Constitución» que abarcaba todos los aspectos de la vida de la Nación, y que se esperaba entrara en vigor una vez alcanzado el triunfo militar de los cristeros. Tras los “arreglos” de 1929, Palomar viajó a Roma acompañado por José Serrano Orozco y José Antonio López Ortega para exponer a la Santa Sede las condiciones en que quedaron los católicos mexicanos, especialmente la situación de la educación pública.
Desde entonces Miguel Palomar y Vizcarra se dio a la tarea de recopilar y clasificar escritos para documentar ampliamente la historia de la lucha por la libertad religiosa en México, formando así un valiosísimo y formidable archivo que en 1967 entregó a la Universidad Nacional Autónoma de México.
Rodeado por sus hijos y su esposa, Miguel Palomar y Vizcarra falleció en la ciudad de México el 31 de marzo de 1968 a la edad de 87 años. Sus restos reposan en la Catedral Metropolitana de la ciudad de México.
Obras:
El Pensamiento Cristero (1945) sin editar
El caso ejemplar mexicano (1966)
Notas
Bibliografía
- Miguel Palomar y Vizcarra y su interpretación del conflicto religioso de 1926. Entrevista realizada en 1960 por Alicia Olivera de Bonfil. Instituto Nacional de Antropología e Historia, México 1970
- Meyer Jean. La Cristiada. Vol. I. Siglo XXI, 5 ed. México, 1977
JUAN LOUVIER CALDERÓN