Diferencia entre revisiones de «VIVES SOLAR, Fernando»

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
Ir a la navegaciónIr a la búsqueda
Línea 1: Línea 1:
 
+
'''VIVES SOLAR, Fernando (Santiago,1871; Santiago,1935). Sacerdote jesuita.'''
'''(Santiago,1871; Santiago,1935). Sacerdote jesuita.'''
 
 
 
  
 
Hizo sus estudios secundarios en el Instituto Nacional y los superiores en la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile primero,  y luego en la Universidad Católica desde 1888. Ingresó tardíamente al Seminario de Santiago (1896), el que abandonó al año siguiente para entrar al noviciado de la Compañía de Jesús, en Córdoba, Argentina. En 1899, y una vez hecho los votos religiosos, viajó a España a la casa de formación de los jesuitas en Aragón para estudiar las humanidades clásicas. Ahí permaneció hasta 1903 cuando fue trasladado al Colegio Máximo de Tortosa, donde cursó la filosofía y la teología. Finalmente fue ordenado sacerdote el 26 de julio de 1908<ref>(Correa, 2006)</ref>.
 
Hizo sus estudios secundarios en el Instituto Nacional y los superiores en la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile primero,  y luego en la Universidad Católica desde 1888. Ingresó tardíamente al Seminario de Santiago (1896), el que abandonó al año siguiente para entrar al noviciado de la Compañía de Jesús, en Córdoba, Argentina. En 1899, y una vez hecho los votos religiosos, viajó a España a la casa de formación de los jesuitas en Aragón para estudiar las humanidades clásicas. Ahí permaneció hasta 1903 cuando fue trasladado al Colegio Máximo de Tortosa, donde cursó la filosofía y la teología. Finalmente fue ordenado sacerdote el 26 de julio de 1908<ref>(Correa, 2006)</ref>.
 
  
 
Desde muy temprano se entusiasmó por las enseñanzas sociales de la Iglesia definidas en la Encíclica ''Rerum Novarum'' (1891). Este entusiasmo lo llevó a estudiar los problemas sociales de la época y el movimiento apostólico europeo en sus múltiples facetas (asociacionismo, conferencias, prensa, etc.). En efecto, fue en Europa donde conoció en la práctica las organizaciones obreras y juveniles propias del catolicismo social y cuyos objetivos fundamentales eran la unión de los católicos para la defensa de la fe y la moralización del pueblo. Aprovechó también su paso por España para organizar bajo su iniciativa sindicatos de industriales y obreros y círculos de estudio. Su vocación social quedó finalmente sellada en sus votos religiosos prometiendo dedicación exclusiva al servicio hacia los más pobres  
 
Desde muy temprano se entusiasmó por las enseñanzas sociales de la Iglesia definidas en la Encíclica ''Rerum Novarum'' (1891). Este entusiasmo lo llevó a estudiar los problemas sociales de la época y el movimiento apostólico europeo en sus múltiples facetas (asociacionismo, conferencias, prensa, etc.). En efecto, fue en Europa donde conoció en la práctica las organizaciones obreras y juveniles propias del catolicismo social y cuyos objetivos fundamentales eran la unión de los católicos para la defensa de la fe y la moralización del pueblo. Aprovechó también su paso por España para organizar bajo su iniciativa sindicatos de industriales y obreros y círculos de estudio. Su vocación social quedó finalmente sellada en sus votos religiosos prometiendo dedicación exclusiva al servicio hacia los más pobres  
 
  
 
Regresó a Chile a fines de 1909, y en 1910 fue destinado a trabajar como profesor en el Colegio San Ignacio de Santiago. Fue en este contexto donde comenzó a desarrollar lo más destacado de su apostolado social: la formación de jóvenes  en la doctrina social de la Iglesia.  Sin embargo, su acción social entre los estudiantes fue interpretada como una amenaza por los apoderados, quienes no aceptaban que sus hijos fueran adoctrinados en ideas sociales que agitaban a los obreros contra sus patrones, a los pobres contra los ricos<ref>Cabe hacer notar que la Doctrina Social de la Iglesia, en su búsqueda de soluciones al conflicto entre el capital y el trabajo,  jamás ha presentado  la “lucha de clases” como una solución; por el contrario, la señala como contrapuesta a ella (Cfr. Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, N°89)</ref>, alterando así el orden social establecido<ref>(Sagredo, 1993)</ref>. A esto se añade la incompatibilidad de carácter con el resto de padres jesuitas del Colegio San Ignacio, muchos de los cuales eran hombres sumamente rígidos, actitud que contrastaba con la personalidad cálida del padre Vives. Ambos factores fueron decisivos para que en el año 1912 el padre Vives fuera alejado de sus funciones en el colegio, siendo trasladado a Argentina.
 
Regresó a Chile a fines de 1909, y en 1910 fue destinado a trabajar como profesor en el Colegio San Ignacio de Santiago. Fue en este contexto donde comenzó a desarrollar lo más destacado de su apostolado social: la formación de jóvenes  en la doctrina social de la Iglesia.  Sin embargo, su acción social entre los estudiantes fue interpretada como una amenaza por los apoderados, quienes no aceptaban que sus hijos fueran adoctrinados en ideas sociales que agitaban a los obreros contra sus patrones, a los pobres contra los ricos<ref>Cabe hacer notar que la Doctrina Social de la Iglesia, en su búsqueda de soluciones al conflicto entre el capital y el trabajo,  jamás ha presentado  la “lucha de clases” como una solución; por el contrario, la señala como contrapuesta a ella (Cfr. Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, N°89)</ref>, alterando así el orden social establecido<ref>(Sagredo, 1993)</ref>. A esto se añade la incompatibilidad de carácter con el resto de padres jesuitas del Colegio San Ignacio, muchos de los cuales eran hombres sumamente rígidos, actitud que contrastaba con la personalidad cálida del padre Vives. Ambos factores fueron decisivos para que en el año 1912 el padre Vives fuera alejado de sus funciones en el colegio, siendo trasladado a Argentina.
 
  
 
Permaneció en Argentina hasta el año 1914, fecha en la cual regresó a Chile.  En 1915 retomó sus actividades como profesor en el Colegio San Ignacio. Pese a la experiencia anterior, el trabajo de formación social que realizaba entre los jóvenes no mermó. Por el contrario, aumentó el número de jóvenes que estaba bajo su influencia, ya sea mediante la participación en los círculos de estudio que Vives dirigía, por la dirección espiritual o la asesoría que prestaba a las Congregaciones Marianas del colegio. Fuera del colegio, proliferaron sus actividades a favor de los obreros fomentando la sindicalización y la divulgación de las ideas sociales mediante la organización de la ''Semana Social'' en Iquique (1916, 1917) y los círculos de estudios de obreros y estudiantes<ref>(Sagredo, 1993)</ref>.
 
Permaneció en Argentina hasta el año 1914, fecha en la cual regresó a Chile.  En 1915 retomó sus actividades como profesor en el Colegio San Ignacio. Pese a la experiencia anterior, el trabajo de formación social que realizaba entre los jóvenes no mermó. Por el contrario, aumentó el número de jóvenes que estaba bajo su influencia, ya sea mediante la participación en los círculos de estudio que Vives dirigía, por la dirección espiritual o la asesoría que prestaba a las Congregaciones Marianas del colegio. Fuera del colegio, proliferaron sus actividades a favor de los obreros fomentando la sindicalización y la divulgación de las ideas sociales mediante la organización de la ''Semana Social'' en Iquique (1916, 1917) y los círculos de estudios de obreros y estudiantes<ref>(Sagredo, 1993)</ref>.
 
  
 
Sin embargo, toda esta actividad aunque intensa, apenas duró tres años, pues en 1918 fue nuevamente alejado de Chile y trasladado esta vez a España donde permaneció hasta 1931. Tras esta segunda y dilatada ausencia del suelo nacional, el padre Vives vuelve a Chile en 1931 y retoma su trabajo con los jóvenes y obreros desarrollando una variada y fructífera labor social: en 1932 organizó la ''Liga Social'' y el ''Círculo de Estudios Sociales'', instancias de encuentro de dirigentes obreros y estudiantes universitarios para la reflexión y estudio de la problemática social; el mismo año fue nombrado director del ''Secretariado Económico Social de la Acción Católica''; entre 1931-32 participó  en la fundación de la ''Universidad Popular Juan Enrique Concha'' y organizó las ''Semanas Sociales del Clero'' cuyos retiros fueron generalmente dirigidos por él (1932-1934).
 
Sin embargo, toda esta actividad aunque intensa, apenas duró tres años, pues en 1918 fue nuevamente alejado de Chile y trasladado esta vez a España donde permaneció hasta 1931. Tras esta segunda y dilatada ausencia del suelo nacional, el padre Vives vuelve a Chile en 1931 y retoma su trabajo con los jóvenes y obreros desarrollando una variada y fructífera labor social: en 1932 organizó la ''Liga Social'' y el ''Círculo de Estudios Sociales'', instancias de encuentro de dirigentes obreros y estudiantes universitarios para la reflexión y estudio de la problemática social; el mismo año fue nombrado director del ''Secretariado Económico Social de la Acción Católica''; entre 1931-32 participó  en la fundación de la ''Universidad Popular Juan Enrique Concha'' y organizó las ''Semanas Sociales del Clero'' cuyos retiros fueron generalmente dirigidos por él (1932-1934).
 
  
 
Nuevamente la animosidad de algunos sectores de la Iglesia le valieron esta vez ser destituido del Secretariado Económico en 1934 y en 1935, debido a las duras críticas que realizó en contra del Partido Conservador, fue impelido por las autoridades eclesiásticas a mantenerse alejado de las actividades públicas<ref>(Magnet, 1990)</ref>. Este tercer alejamiento no pudo materializarse, pues el padre Fernando Vives falleció afligido por una grave afección a la vesícula el 21 de septiembre de 1935. Su pensamiento social no fue sistematizado en ninguna obra extensa de su autoría, solo en una serie de artículos publicados en revistas y prensa<ref>(Sagredo, 1993)</ref>.
 
Nuevamente la animosidad de algunos sectores de la Iglesia le valieron esta vez ser destituido del Secretariado Económico en 1934 y en 1935, debido a las duras críticas que realizó en contra del Partido Conservador, fue impelido por las autoridades eclesiásticas a mantenerse alejado de las actividades públicas<ref>(Magnet, 1990)</ref>. Este tercer alejamiento no pudo materializarse, pues el padre Fernando Vives falleció afligido por una grave afección a la vesícula el 21 de septiembre de 1935. Su pensamiento social no fue sistematizado en ninguna obra extensa de su autoría, solo en una serie de artículos publicados en revistas y prensa<ref>(Sagredo, 1993)</ref>.
 
  
 
=Notas=
 
=Notas=
  
 
<references/>
 
<references/>
 
  
 
=Bibliografía=
 
=Bibliografía=

Revisión del 17:16 12 jun 2014

VIVES SOLAR, Fernando (Santiago,1871; Santiago,1935). Sacerdote jesuita.

Hizo sus estudios secundarios en el Instituto Nacional y los superiores en la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile primero, y luego en la Universidad Católica desde 1888. Ingresó tardíamente al Seminario de Santiago (1896), el que abandonó al año siguiente para entrar al noviciado de la Compañía de Jesús, en Córdoba, Argentina. En 1899, y una vez hecho los votos religiosos, viajó a España a la casa de formación de los jesuitas en Aragón para estudiar las humanidades clásicas. Ahí permaneció hasta 1903 cuando fue trasladado al Colegio Máximo de Tortosa, donde cursó la filosofía y la teología. Finalmente fue ordenado sacerdote el 26 de julio de 1908[1].

Desde muy temprano se entusiasmó por las enseñanzas sociales de la Iglesia definidas en la Encíclica Rerum Novarum (1891). Este entusiasmo lo llevó a estudiar los problemas sociales de la época y el movimiento apostólico europeo en sus múltiples facetas (asociacionismo, conferencias, prensa, etc.). En efecto, fue en Europa donde conoció en la práctica las organizaciones obreras y juveniles propias del catolicismo social y cuyos objetivos fundamentales eran la unión de los católicos para la defensa de la fe y la moralización del pueblo. Aprovechó también su paso por España para organizar bajo su iniciativa sindicatos de industriales y obreros y círculos de estudio. Su vocación social quedó finalmente sellada en sus votos religiosos prometiendo dedicación exclusiva al servicio hacia los más pobres

Regresó a Chile a fines de 1909, y en 1910 fue destinado a trabajar como profesor en el Colegio San Ignacio de Santiago. Fue en este contexto donde comenzó a desarrollar lo más destacado de su apostolado social: la formación de jóvenes en la doctrina social de la Iglesia. Sin embargo, su acción social entre los estudiantes fue interpretada como una amenaza por los apoderados, quienes no aceptaban que sus hijos fueran adoctrinados en ideas sociales que agitaban a los obreros contra sus patrones, a los pobres contra los ricos[2], alterando así el orden social establecido[3]. A esto se añade la incompatibilidad de carácter con el resto de padres jesuitas del Colegio San Ignacio, muchos de los cuales eran hombres sumamente rígidos, actitud que contrastaba con la personalidad cálida del padre Vives. Ambos factores fueron decisivos para que en el año 1912 el padre Vives fuera alejado de sus funciones en el colegio, siendo trasladado a Argentina.

Permaneció en Argentina hasta el año 1914, fecha en la cual regresó a Chile. En 1915 retomó sus actividades como profesor en el Colegio San Ignacio. Pese a la experiencia anterior, el trabajo de formación social que realizaba entre los jóvenes no mermó. Por el contrario, aumentó el número de jóvenes que estaba bajo su influencia, ya sea mediante la participación en los círculos de estudio que Vives dirigía, por la dirección espiritual o la asesoría que prestaba a las Congregaciones Marianas del colegio. Fuera del colegio, proliferaron sus actividades a favor de los obreros fomentando la sindicalización y la divulgación de las ideas sociales mediante la organización de la Semana Social en Iquique (1916, 1917) y los círculos de estudios de obreros y estudiantes[4].

Sin embargo, toda esta actividad aunque intensa, apenas duró tres años, pues en 1918 fue nuevamente alejado de Chile y trasladado esta vez a España donde permaneció hasta 1931. Tras esta segunda y dilatada ausencia del suelo nacional, el padre Vives vuelve a Chile en 1931 y retoma su trabajo con los jóvenes y obreros desarrollando una variada y fructífera labor social: en 1932 organizó la Liga Social y el Círculo de Estudios Sociales, instancias de encuentro de dirigentes obreros y estudiantes universitarios para la reflexión y estudio de la problemática social; el mismo año fue nombrado director del Secretariado Económico Social de la Acción Católica; entre 1931-32 participó en la fundación de la Universidad Popular Juan Enrique Concha y organizó las Semanas Sociales del Clero cuyos retiros fueron generalmente dirigidos por él (1932-1934).

Nuevamente la animosidad de algunos sectores de la Iglesia le valieron esta vez ser destituido del Secretariado Económico en 1934 y en 1935, debido a las duras críticas que realizó en contra del Partido Conservador, fue impelido por las autoridades eclesiásticas a mantenerse alejado de las actividades públicas[5]. Este tercer alejamiento no pudo materializarse, pues el padre Fernando Vives falleció afligido por una grave afección a la vesícula el 21 de septiembre de 1935. Su pensamiento social no fue sistematizado en ninguna obra extensa de su autoría, solo en una serie de artículos publicados en revistas y prensa[6].

Notas

  1. (Correa, 2006)
  2. Cabe hacer notar que la Doctrina Social de la Iglesia, en su búsqueda de soluciones al conflicto entre el capital y el trabajo, jamás ha presentado la “lucha de clases” como una solución; por el contrario, la señala como contrapuesta a ella (Cfr. Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, N°89)
  3. (Sagredo, 1993)
  4. (Sagredo, 1993)
  5. (Magnet, 1990)
  6. (Sagredo, 1993)

Bibliografía

CID, F. El Humanismo de Fernando Vives, Santiago 1976

CORREA, J. Historia de la Compañía de Jesús en Chile después de la restauración universal, II, Santiago 2006

HUERTA, M. Catolicismo Social en Chile, Santiago 1991

MAGNET, A. El padre Hurtado, Santiago 1990

SAGREDO, R. Escritos del Padre Fernando Vives Solar, Santiago 1993

TAMPE, E. En la huella de San Ignacio: semblanzas de Jesuitas en Chile, Santiago 1996.


CAROLINA LOYOLA