Diferencia entre revisiones de «TULPETLAC»

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
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==TULPETLAC.==
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==1.El poblado y su relación con el Acontecimiento Guadalupano==
 
==1.El poblado y su relación con el Acontecimiento Guadalupano==

Revisión del 16:15 22 may 2014


1.El poblado y su relación con el Acontecimiento Guadalupano

El lugar en que vivieron los videntes de Nuestra Señora de Guadalupe en 1531 ha sido un asunto controvertido. Tres localidades se disputan el lugar de la residencia de Juan Diego y de su tío Juan Bernardino al ocurrir las apariciones en el Tepeyac: Cuautitlán, Santa María Tulpetlac y San Juanico. En Tulpetlac existe una tradición antigua por la que se presume que en ese lugar ocurrió la quinta aparición de Santa María de Guadalupe a Juan Bernardino, el tío enfermo de Juan Diego, y al que la Virgen “le habría dicho su nombre de Guadalupe”, según el texto antiguo del Nican Mopohua: “Y le dijo como a él lo envió a México [a Juan Bernardino] a ver al obispo. Y también que, cuando fuera a verlo, todo se lo manifestara, le dijera lo que había contemplado y el modo maravilloso como lo había curado y que así la llamara, así la nombrara, la del todo doncella, Santa María de Guadalupe, su preciosa imagen”.

El documento más antiguo sobre el asunto a que nos referimos y que hasta ahora se conoce al respecto es el “papel” que presentó Luis Becerra Tanco en las Informaciones de 1666 publicado con el título de Origen Milagroso del Santuario de N.S. de Guadalupe, y la edición corregida y aumentada del mismo publicada por Antonio de Gama en forma póstuma en 1675, con el nombre de Felicidad de México. En el primero Becerra Tanco escribió de Juan Diego: “[...] natural según fama del pueblo de Cuautitlán [...] venía del pueblo en que residía [...]”. Al hacer esa mención es obvio que no vivía en ese momento en Cuautitlán. Más adelante en el mismo “papel” dice: “Volvió el Indio este mismo día sobre tarde a su pueblo, que era a la vuelta del cerro más alto [...]”. Cuautitlán no está cerca de ningún cerro.

Luis Becerra Tanco, después de encontrar unas notas que había perdido, modificó ese “papel” y edición escrita del mismo, rectificando lo dicho de Juan Diego para quedar: “[...] natural según fama del pueblo de Cuautitlán [...] venía del pueblo en que residía (dizese aver sido el de Tolpetlac, en que era vecino[...]”. Y más adelante todavía aclaró: “Volvió Juan Diego este propio día sobre tarde, puesto el sol, al pueblo en que vivía, y a lo que se presume por los rastros que de ello se han hallado, era el pueblo de Tolpetlac que cae a la vuelta del cerro más alto, y dista de él una legua, a la parte del nordeste. Tolpetlac significa lugar de esteras de espadaña, porque sería en aquel tiempo única ocupación de los indios vecinos de éste pueblo el tejer esteras de esta planta”.

Como se sabe, Becerra Tanco dio su testimonio en las Informaciones de 1666, que fueron enviadas a Roma. Parece ser que dichas Informaciones se extraviaron, por lo que en 1722-1723, José de Lizardi, tesorero y administrador del Santuario de Guadalupe, solicitó se levantaran otras al entonces arzobispo de México fray José de Lanciego y Aguilar, mediante escrito en once hojas, en el que da información vasta sobre el hecho guadalupano. En ella indica que localizó una copia de las Informaciones de 1666, por lo que sabemos éstas le eran familiares aunque no habían sido publicadas; no obstante ello indica: “[...] después de aparecida la Imagen fueron con dicho Juan Diego a el pueblo de Tolpetlac a examinar a Juan Bernardino[...]”

Se hace notar que la controversia de Tulpetlac [o Tolpetlac] estaba ya superada, toda vez que ya no incluyó en el interrogatorio pregunta al respecto, aunque sí se inquirió sobre Juan Bernardino. Abundando al respecto pocos años después, en 1746, Cayetano Cabrera escribió: “partió en persona (María) conducida de Serafines al Pueblecillo de Tolpetlac, a sanar solo al pobre indio Juan Bernardino[...]”. Más adelante indica: “(fue) [...] del valle en persona a Tolpetlac;[...]”. En 1777, José Patricio Fernández de Uribe, en su Disertación guadalupana dice de Juan Diego: “Era natural de Cuautitlán y vecino de Tolpetlac [...] dando una explicación de cómo debe considerarse el hecho de que en las Informaciones de 1666 se indicó que Juan Diego y su tío eran vecinos de Cuautitlán, y por qué no se opone esto a la versión indicada de Becerra Tanco”. Con similar razonamiento se explica el porqué Fray Bernardino de Sahagún, en el prólogo al segundo libro de su Historia, menciona que Antonio Valeriano era vecino de Atzcapotzalco, siendo que consta que estaba en Tlatelolco.

En la obra póstuma de Mariano Fernández de Echeverría y Veitia, escrita por 1754, lista para imprimirse en 1779, e impresa en 1820, se indica: “[...] Juan Diego, natural, según dice la tradición, del pueblo de Cuautitlán [...] Vivía casado con María Lucía su igual, en el pueblo de Tolpetlatl, [...]”. Más adelante indica que al escribir este libro tenía en sus manos una copia de las Informaciones de 1666, y que es la que se guardaba en la secretaría del Señor Arzobispo. Recordemos que este autor fue el que acogió en su casa de España, en donde entonces residía, a su amigo Lorenzo Boturini, noto erudito e investigador guadalupano, cuando éste fue deportado desde la Nueva España.

El Bachiller Francisco Julián Benedicto, Cura de Santa María Tulpetlac, solicitó el 6 de diciembre de 1788, al Señor Fiscal de lo Civil, se les diera permiso para construir “una Capilla en el lugar que según tradición se apareció Santa María de Guadalupe a Juan Bernardino sanándolo”. Se confirma dicha tradición con el escrito que el Arzobispo de México, don Alonso Núñez de Haro, envió el 10 de marzo de 1789, al virrey don Manuel Antonio de Flores incluyendo la petición del Sr. Cura de Tulpetlac, indicando: “He visto el expediente promovido por el Sr. Cura y República del Pueblo de Santa María Tolpetlac, perteneciente al Curato y Alcaldía Mayor de San Cristóbal Ecatepec, en que solicitan licencia para erigir una capilla en el sitio en que según la común tradición de otros Curato y Pueblo, apareció la Santísima Virgen de Guadalupe al indio Juan Bernardino, tío de Juan Diego, le sanó de su enfermedad, y expresó el título con que quiso la invocásemos, y que devuelvo a V. Excelencia; y cumpliendo con el encargo que se sirve hacerme para que informe lo que se me ofreciere y pareciere, digo: que la tradición es constante en los citados Curato y Pueblo, y en otros del contorno, y que por lo mismo me parece pura y arreglada su solicitud”. [...] “El Cura es celoso y muy amado de sus feligreses, y dispondrá las cosas de modo que con gusto de ellos, y sin perjuicio del público, se construya la enunciada capilla.” “Por lo que toca a mi jurisdicción no tengo el menor embarazo en dar la licencia correspondiente para su construcción porque así me parece conveniente[...]”.

Esta opinión y autorización es de suma importancia porque proviene de la máxima autoridad eclesiástica de México en ese momento y comprueba la tradición popular apoyándola, y por lo mismo aceptando oficialmente que ese fue el lugar de la quinta aparición guadalupana. Por 1910 existía en el cementerio (en México se dice comúnmente panteón) de Tulpetlac, una pequeña ermita guadalupana que era conocida como “choza de Juan Diego”. En 1947 el arzobispo de México Luis María Martínez empezó a construir un santuario más amplio que finalmente fue bendecido en 1956 por el Cardenal Miguel Darío Miranda, arzobispo sucesor del nombrado. Pío XII concedió a dicha Iglesia, el 16 de marzo de 1949, una indulgencia plenaria a perpetuidad a los fieles que la visiten los días 12 de cada mes. Esa tradición ha seguido sin interrupción hasta nuestros días, tanto así que el 16 de diciembre de 1979, el Cardenal Ernesto Corripio Ahumada, entonces Arzobispo Primado de México, y el obispo de Texcoco (diócesis a la que entonces pertenecía Tulpetlac), efectuaron la Coronación Pontificia de Santa María de Guadalupe en Tolpetlac con la autorización del papa Juan Pablo II, con el título de “Salud de los Enfermos”, precisamente en recuerdo de la tradición de que en ese lugar había ocurrido el milagro mediante el cual Juan Bernardino recobró la Salud por mediación de Santa María de Guadalupe el 12 de diciembre de 1531.

2.La lógica de una residencia y de un itinerario.

Volviendo a Cuautitlán, lugar de nacimiento del santo, debemos recordar que el decreto de erección de la capilla guadalupana de Cuautitlán datado el 27 de noviembre de 1799, dice: “[...] los motivos y causas que concurren para la erección de una capilla en el barrio de Tlayacac en Cuautitlán, son el culto de Nuestra Señora de Guadalupe, el conservar con este monumento la buena memoria del afortunado neófito Juan Diego, que tuvo su origen en dicho lugar, a lo que la tradición de los escritores y de los testigos se percibe, y enseñar la doctrina cristiana a la juventud.” Como se ve nunca mencionó la quinta aparición.Dicho decreto fue el resultado de las Informaciones de 1798-1799, promovidas con gran entusiasmo por doña María Loreto de Revuelta, para que se construyera a su costa una capilla en el lugar mismo en que vivió Juan Diego en Tlayacac, seguramente antes de 1531.

Abundando al respecto es interesante mencionar que en dichas Informaciones, en Cuautitlán, tampoco nadie de los entrevistados mencionó que la Capilla que se quería construir ahí era por ser el lugar de la quinta aparición, sino únicamente mencionaron que ahí había sido la casa de Juan Diego, perteneciente al barrio de Tlayacac, lugar donde efectivamente nació y vivió algún tiempo el vidente. Uno de los testigos en las citadas Informaciones de 1798, Cristóbal (Xistóbal) de Mendoza, rector de Tepozotlán y que había sido Cura en Cuautitlán, declaró que Juan Diego había sido bautizado en Tlatilolco y tenía contraído matrimonio con María Lucía, india del pueblo de Tolpetlac. Dicha declaración hace suponer que Juan Diego cambió su lugar de residencia de Tlayacac (en Cuautitlán) a Tolpetlac, en donde habría conocido a María Lucía, con quién se casó.

Si Juan Diego vivía en Tulpetlac, entonces para ir a Tlatelolco necesariamente debía pasar por el Tepeyac, y según se deduce por la tradición guadalupana, el camino seguido por Juan Diego desde Tolpetlac hasta el Tepeyácac, debe haber sido caminando entre la serranía, contra lo que se ha supuesto y que sería bordeando el lago, camino que seguramente había momentos en que no se podría transitar a pie firme por el nivel del agua en el lago. Por lo que se refiere a la versión de que Juan Diego era de San Juanico, es una hipótesis tardía y débil, que proviene de una sola persona: Francisco de Tapia Sosa, bisnieto del conquistador Andrés de Tapia, quién por 1701 entabló lo que llamaríamos un juicio para comprobar su hidalguía, por ser precisamente nieto de dicho Conquistador; la declaración dice: “[...] don Fray Juan de Zumárraga, a quién el año del Señor de mil quinientos treinta y uno, se le apareció la Santísima Virgen de Guadalupe estampándose en el ayate de Juan Diego, indio del pueblo de San Juanico, sujeto a Tlatelolco, el día doce de diciembre de dicho año, [...]”.Sin embargo no existe en el lugar ninguna tradición ni documento que avale ese dicho, por lo que no se puede aceptar por ahora.

La conclusión es obvia: el lugar de residencia más probable de los videntes el 12 de diciembre de 1531 era Santa María Tulpetlac, perteneciente hoy a la Diócesis de Ecatepec, en el Estado de México. Por lo cual ese sería el lugar lógico de la aparición al tío enfermo de Juan Diego, llamado Juan Bernardino.

BIBLIOGRAFÍA

- AGN (México), Ramo Clero Regular y Secular, Vol. I N° 4, Exp.7, fojas 277 a 313, Noticia en Colección Histórica I.

- AMEZCUA MEDINA, Notas Históricas del Santuario de la Quinta Aparición Guadalupana de Tulpetlac, 16. Este folleto es rico en información sobre el tema estudiado.

- BECERRA TANCO, Felicidad de México [1675], ff 1 y 3.

- CABRERA, CAYETANO, Escudo de Armas de México, México 1746, Lib. I, Cap. V, § 65 y 66.

- CHÁVEZ SÁNCHEZ, E. La Virgen de Guadalupe y Juan Diego en las Informaciones Jurídicas de 1666 con facsimil del original, México 2002.

- FERNÁNDEZ de ECHEVERRÍA y VEITIA, Baluartes de México, México 1820, 2 y 10.

- FERNÁNDEZ de URIBE, JOSÉ PATRICIO, Disertación Histórica Crítica, México. 1777, Edición Madrid 1821

- FERNÁNDEZ del CASTILLO, Tres Conquistadores y Pobladores de la Nueva España.

- GARIBI TORTOLERO, Juan Diego, el Embajador Inmortal.

- Informaciones 1798, f. 300.

- Informaciones de 1666 y 1723. Juan Diego, Cuernavaca, 207, transcritas de la publicación de Hipólito Vera.

FIDEL GONZÁLEZ FERNÁNDEZ