TRATA DE ESCLAVOS; El Calvinismo anglicano

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
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Algunos aspectos de la Iglesia anglicana

La historia de la Iglesia anglicana, separada de Roma por el rey Enrique VIII (1509-1547), consuma su separación de la Iglesia Católica desde Isabel I (1558-1603). Las convicciones religiosas personales de la reina Isabel han sido objeto de discusión entre los historiadores. Era seguramente protestante en algunas de ellas, pero conservando también muchas de las formas religiosas del catolicismo, de tal manera que se puede bien decir que su protestantismo era muy ecléctico y su anglicanismo lo mismo.

Con ella se afianza el anglicanismo como Iglesia independiente, con muchos aspectos tomados de la reforma protestante. Ella se autonombra como «Suprema Gobernadora de la Iglesia», desembocando así aquella actitud en la formación, se diría definitiva, del cisma anglicano-protestante en Inglaterra, y con él la constitución elisabetiana de la Iglesia Anglicana, uniendo teóricamente la unión estricta del Estado oficial inglés y aquella Iglesia nacional, también oficial y reconocida como única. El “cuius regio et illius et religió” llegaba así a su expresión máxima en cuanto cabeza del Estado y cabeza de la Iglesia coincidían en la misma persona: la del rey o la reina, según los casos.

A lo largo de este periodo muchos miembros de esta nueva Iglesia acogen muchas de las tesis teológicas calvinistas que entran a formar parte de su contenido disciplinar y teológico. Debe notarse que la política religiosa de la reina Isabel I fue tendencialmente la de buscar una «vía media» entre el catolicismo y el protestantismo.

La «via media» anglicana

«Via media» es una máxima filosófica que pide moderación en el pensamiento y en las acciones. El término «Via media» es frecuentemente utilizado en el anglicanismo – no sin debates polémicos- como una modalidad apologética para justificar la opción anglicana al separase de Roma y querer recorrer un propio camino eclesial, en el que no se quería negar la sucesión apostólica del Credo.

La idea de un camino intermedio entre el catolicismo y las doctrinas de la Reforma Protestante, se remonta ya a los comienzos de la Reforma, cuando algunos teólogos protestantes y anglicanos como Martin Bucer, Thomas Cranmer y Heinrich Bullinger, proponían una solución religiosa-teológica en la que la autoridad secular habría tenido la dirección del debate religioso para asegurar así una estabilidad política. Es en este periodo de debate interno dentro de la Iglesia Anglicana donde hay que situar los diversos movimientos de los llamados «dissenters» dentro del anglicanismo oficial.

La «Via media» explicada a través de la experiencia de John Henry Newman

Tres siglos más tarde el debate se hizo muy vivo en tiempos de John Henry Newman, y es conveniente referirse a tal periodo para comprender una situación dentro de la Iglesia Anglicana del tiempo de los «dissenters», que darán origen a varias formaciones eclesiales, y a la emigración de varios de ellos hacia Norteamérica.

John Henry Newman fue bautizado en la Iglesia Anglicana. Pero ya desde los tiempos de la reina Isabel I de Inglaterra, su Iglesia no tenía una unidad doctrinal; ni de fe ni de práctica litúrgica compacta. Newman mismo describe con precisión a esta Iglesia oficial profundamente dividida en su interior en su obra «Loss and Gain» con sus notas de eclecticismo, elasticismo dogmático, formalismo, inercia apostólica y una Iglesia sierva-dependiente de un Estado indiferente y agnóstico, aunque no se deba generalizar aquellas situaciones.

Dentro de la Iglesia Anglicana convivían numerosos grupos y tendencias. Ante todo era una Iglesia establecida por la ley del Estado, donde el rey o la reina eran reconocidos como cabezas o gobernadores supremos de la Iglesia. Por ello mismo la Iglesia se encontraba íntimamente sujeta al poder civil y por lo mismo veía con sospecha, resentimiento y disgusto, la unión o comunión con Roma.

La Iglesia Anglicana era por ello «erastiana» tanto en sus orígenes y en su desarrollo. Su clero tenía una fuerte tendencia Tory (conservadora). Se sentía orgulloso de tener al monarca como jefe de la Iglesia. Además, uno de los principios preponderantes en este clero era que todas las verdades de fe se encontraban en la Biblia, y que por lo tanto todo cristiano estaba capacitado sin más para encontrarlas él solo. Predicaban, eso sí, a Cristo como único mediador, la renovación en el Espíritu, la necesidad de las buenas obras, y creían en los dos sacramentos fundamentales del Bautismo y de la Eucaristía, concebida a su modo, como necesarios para la salvación.

Pero la Iglesia Anglicana en general y su clero en especial se encontraban divididos en varios grupos y tendencias. Estaba el clero de las campañas, una especie de pequeña aristocracia rural burguesa, con un influjo poderoso sobre la gente, respetado y feliz en su «aurea mediocritas», y sin una espiritualidad fuerte. Luego estaba el clero de las ciudades, el clero alto «high and dry», lejano y frío, aunque rígidamente ortodoxo a su manera. Había luego otro tipo de clero «de salón», que hacía consistir su espiritualidad en “brindar a la Iglesia y al Rey, con vino de Porto” (sic).

Los componentes de estos grupos son llamados a veces High Church (Iglesia Alta) que se podría traducir como «Church and King or Queen» o erastianos. Con el tiempo el término High Church cambió significado y pasó a significar a los que se encontraban, al menos exteriormente, más cercanos al ser y sentir de la Iglesia Católica romana o al grupo de los «Tractarians», a los que el mismo Newman pertenecería durante su fase previa al encuentro con el catolicismo.

Estos «Tractarians» se oponían y denunciaban el erasticismo de la Iglesia Anglicana oficial y a la High Church del llamado «Establishment». Pero en la Iglesia Anglicana se había también impuesto desde el siglo XVII otro partido, que será siempre vivo y fuerte: los evangélicos, que tiene sus raíces en los últimos años de Isabel I y se impone en los tiempos de Oliver Cromwell. Los puritanos fueron discriminados varios momentos del siglo XVII y sobre todo en la época de Carlos II en 1660, pero sus doctrinas revivirán luego en el siglo XVIII.

En el contexto citado del «Establishment» nacen los diversos grupos de los «dissenters» y entre ellos los que se verán obligados a emigrar a América del Norte. Algunos de estos protestantes de matriz calvinista insistían sobre la conversión interior y sobre la necesidad de recibir la seguridad de estar entre los salvados. La verdadera Iglesia sería la de los elegidos, o salvados. Por ello insistían sobre una Iglesia «invisible» y la autoridad visible y las estructuras o métodos que llamaríamos «sacramentales» no tenían importancia.

El único punto sólido de referencia para el creyente era la Biblia, leída e interpretada por cada uno bajo la inspiración del Espíritu, lo que dará lugar al nacimiento de numerosas comunidades o iglesias independientes a lo largo de la historia norteamericana. Estos puritanos pueden considerarse como representantes verdaderos del evangelismo que llamaríamos «libre», y que constituyen, por así decir, los núcleos de los inmigrantes hacia el Nuevo Mundo, donde asientan sus comunidades, autónomas unas de otras.

Insatisfacción por la «vía media» en el seno del anglicanismo del siglo XVII

Es a la luz de lo dicho donde hay que situar el movimiento puritano en la Iglesia anglicana de finales del siglo XVI. Durante ese siglo un sector importante de la Iglesia de Inglaterra sentía que la ruptura definitiva con la Iglesia católica no se había terminado, ya que buena parte de la liturgia y las creencias seguían siendo muy similares.

Por otro lado, el anglicanismo estaba demasiado próximo al poder real inglés y, por tanto, arbitrario total de la vida de la Iglesia, considerada parte del Estado. La ambigüedad de la vía media no podía satisfacer a los más convencidos anglicanos-calvinistas, por lo que muy pronto surgieron en su interior grupos que querían que la Iglesia anglicana fuese todavía más purificada de los elementos de la antigua tradición católica.

De aquí nacieron los llamados «puritanos»,[1]y se debe apuntar que el puritanismo fue una facción radical del protestantismo calvinista. Otros calvinistas radicales no se conformaron con tal purificación, por lo que exigían una transformación global. No habiéndola obtenido decidieron separarse de ella: son los llamados «dissenters» (en desacuerdo con la iglesia oficial anglicana).

Constituirán las llamadas iglesias de estilo congregacionalista, basadas sobre la autonomía completa de cada comunidad; presbiteranas locales, regidas por un grupo de ancianos (presbiteros, en el sentido filológico griego), elegidos por la comunidad. Estos grupos serán combatidos por la Iglesia anglicana oficial, que en estos momentos toma un fuerte cariz de intolerancia y persigue también a muerte a los católicos, a los que llama despectivamente «romanos-papistas».

No todos los «dissenters» profesaban una concepción doctrinal igual de la Iglesia que pretendían formar o al menor hacer revivir. Algunos aprobaban la jerarquía de la antigua Iglesia, pero otros buscaban reformar las iglesias episcopales siguiendo el modelo presbiteriano calvinista. Algunos puritanos separatistas eran presbiterianos, pero la mayoría eran congregacionalistas.

Se puede bien decir que las Iglesias de la Gran Bretaña (Inglaterra, Gales y Escocia), unidas en la misma Corona,[2]tenían notables diferencias doctrinales: por una parte la Iglesia anglicana en Inglaterra y Gales, y por otra la presbiteriana calvinista en Escocia, surgida en el siglo XVI, que rechazaba tanto a la Iglesia Católica como a la Iglesia Anglicana.

Los «Pilgrim Fathers»

Desde el inicio los puritanos aceptaban prácticamente los temas fundamentales de la doctrina calvinista, ya desde los tiempos del cripto-calvinista arzobispo Thomas Cranmer (1489-1556) en tiempos de Enrique VIII, como la doctrina sobre la predestinación, los sacramentos y el concepto de Iglesia. El movimiento fue perseguido en Inglaterra, razón por la que muchos dejaron este país buscando otros lugares con mayor libertad religiosa.

En estas circunstancias muchos «dissenters» decidieron dejar Inglaterra en un exilio voluntario. En 1593 un grupo de ellos pasa a Holanda, seguidos por un segundo grupo entre 1607 y 1608. En 1620, con la aprobación del rey inglés Jacobo I Estuardo, otro grupo zarpa desde Inglaterra hacia las tierras de Norteamérica en una célebre nave, la «Mayflower». Son los famosos «Padres Peregrinos» que desembarcaron en las costas de la que llamarán Nueva Plymouth (Massachussets). Estos calvinistas radicales y errantes constituyen así el primer grupo fundante de los futuros Estados Unidos de Norteamérica, liderado por el puritano y jurista John Winthrop, llegado en abril de 1630 y fundando la Colonia de Massachusetts Bay, en Nueva Inglaterra, de las primeras colonias inglesas en aquellas tierras. Con él comienza la ola creciente de inmigrantes desde Inglaterra hacia Norteamérica en 1630, donde él fue gobernador de la colonia durante sus primeros 20 años.[3]


Un pueblo que se considera elegido por Dios, una tierra prometida

Estos «Padres Peregrinos», fuertemente convencidos de su fe calvinista de ser un nuevo pueblo elegido y privilegiado por Dios, llega a las nuevas tierras americanas, que consideran prometidas para ellos, y donde deberán luchar y exterminar a los «nuevos cananeos» que encontrarán: los indios y cuantos se opongan a su ocupación de aquella tierra “prometida”. Como el pueblo elegido y predestinado leerán sus victorias y sus logros bajo el prisma de esta mentalidad veterotestamentaria.

Así estarán convencidos de poder usar lícitamente todos aquellos medios necesarios para conseguir su victoria, ocupar todas las tierras y lograr todos sus objetivos, comprendido el exterminio de todas las poblaciones indias, la esclavitud y la trata de los esclavos negros arrancados a las tierras africanas. Estos «republicanos religiosos» escribirán el «Mayflower Compact», que representa el antepasado de la constitución norteamericana.[4]

La misma mentalidad y una historia semejante se dan en aquellos mismos años con otro grupo de calvinistas holandeses, considerados heterodoxos por sus hermanos de fe calvinista. Tuvieron que dejar Holanda en busca de una tierra prometida que pretendieron hallar en África del Sur.[5]Es la historia de los «Boers» o «afrikanns» blancos, los “elegidos y predestinados” por Dios, y por lo tanto racistas e impulsores del sistema de discriminación racial, el «apartheid», que implantaron en el cono sur de África hasta casi finales del siglo XX.


La patria de las sectas

Los conflictos de los «puritanos» calvinistas en Inglaterra con sus compatriotas anglicanos, les obligaron a embarcarse hacia Norteamérica y unirse con sus antiguos hermanos a partir de 1628. El gran éxodo se dio a partir de 1630 y llevará en aquellos años a las colonias inglesas más de veinte mil puritanos, y unos setecientos mil en todo el siglo XVII. Muy pronto desaparecieron las diferencias religiosas y se convirtieron todos fundamentalmente en «congregacionalistas».

Los puritanos ingleses se proponían reformar o purificar la Iglesia Anglicana de lo que consideraban restos o residuos inaceptables del Catolicismo Romano. Por ello el Estado confesionalmente anglicano no los toleraba, como tampoco toleraba a los católicos que sufrieron desde los tiempos de la reina Isabel y a lo largo de todo el siglo XVII una persecución sangrienta.

La persecución antipuritana alcanza una fuerza más notable en la década de 1620. Se les exigía a los puritanos adecuarse a las normativas de la Iglesia oficial anglicana en aspectos o prácticas que ellos rechazaban en absoluto, por lo que las autoridades inglesas removían a los ministros simpatizantes del puritanismo de su ministerio, con severas amenazas de extirparlos también de la vida social. Aquí se encuentran las raíces de la decisión de muchos de ellos de emprender el camino de la emigración.

Contrariamente a los Padres Peregrinos que llegaron a Massachusetts en 1620, los puritanos creían que la Iglesia de Inglaterra era una verdadera Iglesia cristiana, aunque necesitaba profundas reformas. Pero cada Iglesia Congregacionalista en Nueva Inglaterra se consideraba una Iglesia a si misma independiente de toda jerarquía. En resumen: el congregacionalismo era y es un movimiento que surgió de las iglesias protestantes inglesas entre finales del siglo XVI y principios del XVII. Creado como una extensión del puritanismo, hizo énfasis en el derecho y deber de cada congregación a gobernarse por sí misma, independientemente de cualquier autoridad. Su influencia más grande y con mayor cantidad de partidarios puritanos se ubicó en la colonia de Plymouth. El Pacto Half-Way (1662) suavizó las condiciones de afiliación y el llamado «Primer Gran Despertar» condujo al congregacionalismo norteamericano lejos de sus raíces calvinistas.

Muchas iglesias desertaron al unitarismo (que no cree en el Misterio Trinitario y cree que sólo hay una sola persona-Dios, negando por lo tanto la divinidad de Jesucristo y del Espíritu Santo, por lo que no se les podría llamar iglesias o comunidades cristianas en el sentido teológico del concepto).

Los principios protestantes sobre el llamado «libre examen» y de la total autonomía de la conciencia, estaban muy arraigados entre estos adherentes a aquellos movimientos religiosos «paracristianos», por lo que muy pronto emergieron las semillas de la división religiosa: ninguna autoridad civil ni religiosa o eclesiástica debía o podía intervenir en las elecciones o preferencias religiosas interiores o exteriores de una persona, que es completamente autónoma en el campo religioso.

La América protestante y calvinista se convertirá así en la patria de una constelación de sectas fundamentalistas o «para-cristianas» desde entonces y hasta los tiempos actuales. Pero también aquí se produjeron nuevas divisiones, por lo que muchos de estos protestantes cismáticos de las antiguas iglesias protestantes tradicionales, se vieron obligados en la práctica a dejar sus antiguas comunidades. Comienza así un éxodo hacia otras tierras del interior de aquella Norteamérica atlántica oriental, y una confrontación violenta con los indios al invadir sus tierras y querer expulsarlos de ellas. Son las llamadas «guerras indias».[6]

Nacen así las diversas iglesias congregacionalistas y bautistas. La más antigua fue la de Roger Williams, fundada en Rhode Island, que proclama la absoluta libertad de conciencia para todos, a excepción para los católicos. De hecho, ésta fue la regla establecida en todas aquellas colonias protestantes de matriz calvinista.

Concepción religiosa calvinista y comienzo de la trata

Debemos leer la historia de la esclavitud en Norteamérica en este contexto religioso calvinista y fundamentalista. A la práctica de la esclavitud de los negros arrancados a su África natal y a sus descendientes, los afro-americanos, y al maltratamiento y exterminio de los indo-americanos, prácticas introducidas casi de inmediato por los colonos blancos, sigue de inmediato la teoría que pretendía “fundamentarla” teológicamente.

En el momento de su descubrimiento europeo en 1524 por el florentino Giovanni da Verrazzano, la zona correspondiente hoy día a la bahía formada por la desembocadura de Hudson, que incluye la actual Nueva York, se calcula que estaba habitada por alrededor de unos 5000 indígenas de la tribu de los Lenape. Este explorador italiano al servicio de la corona francesa, la llamó Nouvelle Angoulême (Nueva Angulema).[7]

La colonización europea comenzó en 1614 en manos de los holandeses y en 1626, el jefe de la colonia, Peter Minuit, “compró” la isla de Manhattan a los Lenape. El lugar sería renombrado como «Nieuw Amsterdam». En 1664, los ingleses conquistaron la ciudad y la rebautizaron con el nombre de Nueva York en honor al duque de York y Albany. Hacia el año 1700, la población Lenape había sido reducida a 200 habitantes.

Ya en 1650 la esclavitud había sido introducida regularmente, y hacia finales del siglo se encontraba sólidamente establecida como parte del sistema social legalmente constituido y aprobado. De hecho, la legalización de la esclavitud se llevó a cabo en las colonias en las fechas siguientes: Massachusetts en 1641, Connecticut en 1650, Rhode Island en 1652, Virginia en 1661, Nueva York en 1665, Carolina del Sur en 1682, Nueva Hampshire en 1714, Carolina del Norte en 1715, Delaware en 1721, Georgia en 1749.

Aprobación de la esclavitud por las iglesias protestantes locales

Parece ser que en las Colonias británicas de Norteamérica, la trata de los esclavos negro-africanos comenzó hacia 1637 con la aprobación de las iglesias protestantes locales. En 1641 se vio necesario emanar un códice, llamado «Body of Liberties» para regular las relaciones entre los blancos y los negros. El códice, mientras prohibía reducir a la esclavitud los habitantes de entonces de la Colonia (blancos y negros), permitía reducir a la esclavitud a los prisioneros de una guerra justa y a los extranjeros llegados a las Colonias para venderse (sic) o ser vendidos en los mercados, es decir a los negros. Comenzó así la esclavitud legal de los indios hechos prisioneros, y de los negros vendidos en los mercados de esclavos.

Tal legislación esclavista nacía de una sociedad prácticamente «teocrática», donde la autoridad civil y religiosa coincidía siguiendo el ejemplo establecido ya en Ginebra por el mismo Calvino; por lo que un protestante esclavista se encontraba plenamente de acuerdo con su fe religiosa en la práctica de la esclavitud.

Poco a poco la trata de los esclavos, dadas las condiciones agrícolas de las Colonias, especialmente en el Sur, se convirtió en uno de los comercios más ventajosos y supuesto signo de la bendición divina. Por lo que muchos mercaderes del norte, los «yankees»[8], se dedicaron a la trata de esclavos con el fervor mercantil que caracteriza los comienzos y la tradición calvinista holandesa e inglesa para facilitar la «mercancía» humana a las necesidades de los agricultores del Sur.

Ante esa situación, muchos «yankees» “se lanzaron de lleno en la trata realizando ganancias colosales al tal punto que se puede decir que los esclavos fueron obligados a trabajar en el Sur, las ganancias de la trata enriquecieron prácticamente casi exclusivamente al Norte”.[9]

Control y monopolio calvinista de la trata

A partir del siglo XVII la trata y el «asentamiento»[10]de los esclavos en las Américas estará principalmente controlada por el mundo mercantil calvinista tanto en sus versiones americanas como europeas, y estrechamente unido al nuevo capitalismo, hasta que el monopolio pasará indiscutido a Inglaterra en el tratado de Utrecht (21 de marzo de 1713).

Las ganancias eran tales que, tras la guerra de sucesión española, Inglaterra vio el enfrentamiento de las potencias europeas entre ellas y prefirió dejarles otros «beneficios o ventajas territoriales» y apropiarse de aquellos puntos en la geografía política del mundo de entonces a través de los cuales controlaban el comercio, como Gibraltar, Malta, Chipre… las islas menores de las Antillas, la Honduras Británica, la Guayana inglesa y otras islas del Caribe, así como otros puntos de apoyo en aquel recorrido colonial mundial en el Golfo Pérsico, en la India, y hasta la lejana China como Hong Kong, y el monopolio absoluto por parte de algunas de sus Compañías comerciales del llamado «oro negro» de entonces: la «bolsa» y el «asentamiento» de los esclavos y sus ingentes beneficios.

Por ello nace también entonces un nuevo tipo de contrabando y de mafia del mercado de los esclavos, como documentan los archivos históricos sobre este tema. También, a la luz de este proyecto se entienden los intentos continuos de ingleses, franceses y holandeses; de sus compañías comerciales y de sus bandas de piratas y corsarios por arrancar del dominio español muchos puertos hispanoamericanos, y de controlar las rutas comerciales con continuos ataques de sus piratas contra los galeones españoles.[11]

Inglaterra y el comercio de esclavos

El interés de Inglaterra y de las compañías comerciales inglesas se remontaba al siglo XVI. Ya en 1563 sir John Hawkins con su nave bautizada «Jesus» (ironía del sarcasmo) se distinguía en tal tráfico de esclavos. En su primer año de actividad había transportado a las Américas al menos trescientos esclavos africanos. La misma reina Isabel I de Inglaterra es accionista comercial en el tráfico a partir de 1564.

Los monarcas ingleses, primero los Estuardos y luego los Hannover, se distinguieron en su fervor esclavista desde los intereses comerciales. Guillermo III (1689-1702) suprimió todos los impuestos aduaneros sobre el comercio de esclavos, y autorizó la trata a todas las compañías privadas abriendo la concurrencia con la «Royal African Company», la compañía real inglesa que había mantenido hasta entonces el monopolio esclavista con los mercados negreros americanos.

Según datos de 1743 navegaban el Atlántico 1431 naves negreras británicas, las que competían con otras 1250 naves de Nueva Inglaterra, entonces Colonia inglesa en Norteamérica. La dimensión de la trata bajo protección británica era tal que el mismo Jefferson, dueño también él de esclavos, quiso en el primer borrador de la «Declaración de Independencia» de los futuros Estados Unidos de Norteamérica, señalar tal hecho como uno de los crímenes del rey inglés Jorge III, sumándolos a los argumentos para justificar la independencia americana.

Escribe: “Él hizo una guerra cruel contra la misma naturaleza humana, violando los más sagrados derechos de vida y libertad en las personas de un pueblo lejano que no lo había ofendido nunca, apresándolas y llevándolas como esclavas a otro hemisferio, o a padecer una muerte miserable durante su transporte hasta allí. Esta guerra de piratas, vergüenza de las potencias infieles, es la guerra de este rey Cristiano de Gran Bretaña, decidido a mantener abierto un mercado donde se compran y venden esclavos”.[12]

Pero Jefferson como los otros padres de la independencia americana, incluido Washington, practicaban lo que condenaban. Se deberá esperar todavía casi un siglo para que la esclavitud sea abolida en los Estados Unidos de América: la esclavitud fue abolida por la Proclamación de Emancipación del año 1863, promulgada por el presidente Abraham Lincoln en plena Guerra de Secesión.

Los esclavos negro-africanos y la independencia de los Estados Unidos

Virginia fue la primera Colonia americana que comenzó la esclavitud legal de los africanos y que se convirtió en la roca fuerte de la esclavitud en la América de las Trece Colonias. La colonia inglesa de Jamestown fue fundada precisamente en 1607.[13]Los primeros esclavos negros llegaron a Jamestown en 1619 y la esclavitud en Virginia sería institucionalizada en 1705.

En 1619 John Rolfe registró el desembarco de 60 esclavos negros, hombres, mujeres y niños, de los que 37 fueron comprados por los colonos. Estos esclavos negros habían sido capturados en Angola y transportados a Cuba, donde dos naves piratas los habían secuestrado. Su comunidad aumentó enseguida cuando otros esclavos negros llegaron de las Bermudas. En los comienzos su trato no fue siempre inhumano.

Empleados en las ricas plantaciones de tabaco, algunos fueron liberados a lo largo de dos decenios; algunos se transformaron en agricultores y comerciantes. Su suerte fue con frecuencia mejor que la de los «pieles rojas», siempre marginados y con frecuencia eliminados. Sin embargo, en 1691 Jamestown decretó que los esclavos fuesen liberados solo si dejaban la Colonia, y el clima cambió.

En 1705, la capital de Virginia, Richmond, se convirtió en centro del comercio de los esclavos en Norteamérica, y, setenta años más tarde, de dos millones y medio de norteamericanos, unos 450 mil se encontraban sometidos al régimen de la esclavitud. Por ello cuando estalló la guerra anti-inglesa (1775-1783) por parte de los colonos blancos, unos 100 mil de aquellos esclavos se unieron a los ingleses en la lucha, ya que habían prometido su liberación.

El gobernador de Virginia era entonces Lord Dunmore,[14]un esclavista, pero que combatió contra los levantados colonos blancos americanos, al frente de un regimiento de esclavos negros a los que prometió la libertad. Cuando concluyó la guerra y tras la derrota de los ingleses, solamente una minoría de negros logró escapar a Canadá o a las islas del Caribe. Virginia se hizo famosa también por su triste pasado de inhumanos experimentos médicos sobre los afro-americanos y por la facilidad con la que los negros, acusados de reatos varios, eran condenados a muerte.

George Washington, primer presidente de los recién creados Estados Unidos de Norteamérica, fue también un esclavista convencido. En el 2007 el parlamento de Virginia pedirá formalmente perdón a la comunidad afro-americana por ello. Un hecho poco divulgado de la historia de la independencia de las 13 Colonias se refiere al lugar que los esclavos negro-americanos jugaron en la misma.

¿De qué parte se pusieron cuando tuvieron posibilidad de hacerlo? Ha investigado el tema el historiador americano Simon Schama en su libro «Rough Crossings. Britain, the Slaves and the American Revolution».[15]Miles de esclavos afroamericanos huyeron de sus dueños esclavistas y se alistaron como voluntarios en las tropas inglesas con el fin de luchar contra sus dueños norteamericanos, en la esperanza de obtener la libertad.

De hecho, Lord Dunmore, el gobernador británico de Virginia, había publicado en noviembre de 1775 una proclama en el que les ofrecía la libertad si se ponían al servicio de la Corona británica en aquella lucha. Hubo también esclavos que combatieron en las filas americanas independentistas, a veces representando a sus dueños, pero el número fue muy escaso respecto a los que combatieron con los ingleses.

Se calcula que los esclavos negros que huyeron de las plantaciones para ponerse al servicio de los ingleses fueron entre 80 y 100.000. Uno de ellos se llamaba precisamente Henry Washington, uno de los esclavos del mismo George Washington. Otro padre de la Independencia, Thomas Jefferson, perdió de esta forma unos treinta de sus esclavos. Lo mismo pasó con los esclavos de James Madison y de Benjamín Harrison, firmantes de la declaración de independencia que proclamaba que “todos los hombres han nacido libres e iguales”.

Escapó Ralph Henry, esclavo de Patrick Henry, interpretando a su manera el lema “dadme la libertad o dadme la muerte” por lo que se hizo famoso su dueño Francis Marion, el «heroico patriota» guerrillero en los pantanos de Carolina del Sur sobre cuya figura se basa un conocido film de Mel Gibson;[16]su esclavo huyó para enlistarse con los dragones ingleses.

Muchos de los huidos fueron de nuevo capturados por sus antiguos dueños, castigados en manera atroz, revendidos en subastas públicas, encadenados, cruelmente azotados y con frecuencia ajusticiados sumariamente si fueron sorprendidos con las armas en la mano, con frecuencia decapitados y sus cabezas expuestas en público para que sirviesen de escarmiento.

Por su parte los ingleses formaron batallones con los huidos o los usaron como fuerza de trabajo o como guías, espías o en otros servicios humildes. Los combatientes se distinguieron también en su lucha contra sus antiguos dueños mostrando también ferocidad y saqueando sus propiedades. Convertían en «tierra quemada» los territorios por donde pasaban y requisaban enseres y ganado para los ingleses.

Se convirtieron así en punta de la guerra para los leales a la Corona inglesa. Uno de estos antiguos esclavos, de nombre Tito, que se hacía llamar coronel Tyle, se hizo famoso y temido por los independentistas, sin distinguir en su combate de terror a hombres, mujeres o niños. Aterrorizó durante dos años a los de New Jersey, eliminando a los exponentes de la llamada «milicia patriótica» local, golpeando especialmente a los que se habían distinguido en las represalias contra los fieles a la Corona británica.

Se desencadenó así una cadena de venganzas entre bandas rivales, milicias contrapuestas, donde por ambas partes las atrocidades eran comunes. El temido Tyle murió como consecuencia de un duro choque con un capitán de las milicias independentistas, esposo de una viuda hebrea. También este capitán morirá a manos de otra banda de rebeldes negros filo-británicos. El general Washington pidió la venganza contra los responsables, amenazando de ahorcar a un joven oficial inglés, prisionero, sino entregaban a los responsables de la muerte de capitán blanco americano. El episodio se conoce como el «asunto Asgill» que entonces causó un enorme impacto en Europa y no ayudó a la causa de los americanos.

Muchos de los esclavos enrolados con los británicos cayeron víctimas de la epidemia de la viruela, y fueron también usados como arma bacteriológica, sembrando adrede a los enfermos en las plantaciones de propiedad de los blancos rebeldes contra Inglaterra, así como años antes habían también hecho los mismos colonos ingleses durante las «guerras indias» distribuyendo mantas infectadas.

Pero lo peor estaba todavía por llegar para aquellos infelices esclavos. Cuando los ingleses fueron derrotados tuvieron que llegar a unas negociaciones con los colonos americanos vencedores. Se planteó entonces el problema de los esclavos fugitivos y soldados a su servicio. Los ingleses les habían prometido la libertad. Para los colonos eran fugitivos traidores, y una propiedad que había que recuperar.

Miles de ellos se habían refugiado en Nueva York, ocupada por los ingleses. Estos olvidaron sus antiguas promesas. Las negociaciones se mantuvieron entre un George Washington, inflexible sobre este punto, que no quería que los ingleses se llevasen sus propiedades, los esclavos, y el representante de los ingleses, Sir Guy Carleton,[17]“aterrorizado por tanta intransigencia”. Al final les fue permitido a algunos de los esclavos a embarcarse con los ingleses.

A muchos esclavos, que desesperados se agarraban a las naves para subirse a ellas, les cortaban los dedos. Los que lograron embarcarse acabarán en Inglaterra, en Nueva Escocia o en Sierra Leona (África Occidental). Lord Dumore tenía necesidad desesperada de soldados y por ello había apelado a los esclavos negros y no dudó por ello de prometerles la libertad. No cumplió con lo prometido.

Hay que notar que ya sin las Colonias de Norteamérica, Inglaterra cambiará de política en materia de esclavitud. A finales del siglo XVIII será aquella misma Inglaterra del «rey tirano Jorge III», como era llamado por los insurgentes americanos, la Potencia que, movida por algunos ambientes piadosos y filantrópicos, se moverá en la lucha contra la trata atlántica de los esclavos. No sería la nación de la nueva libertad democrática de George Washington la que lo hiciera.

Ante todo y sobre todo, su revolución fue para proteger su esclavismo, como lo argumenta Simón Schama en su libro citado. Gorge Washington acusaba a los ingleses de querer liberar a los esclavos como «architraidores de los derechos del hombre», y los patriotas americanos que querían tenerlos en esclavitud como «héroes de la libertad». Un pensador inglés del tiempo, Samuel Jonhson, en 1775 se preguntaba con ironía: “Como es que a gritar más fuerte en favor de la libertad fuesen precisamente los que encadenaban a los negros”.[18]

Fue hasta los tiempos del presidente Abraham Lincoln, en el cargo entre 1861 y 1865, que se dieron los primeros pasos para la liberación de los esclavos negros en los Estados Unidos con su «proclamación de la emancipación» que liberó los esclavos del sur, primer paso hacia la abolición total de la esclavitud en 1865.[19]



NOTAS Y REFERENCIA BIBLIOGRÁFICAS

  1. Algunos de los más famosos teólogos o pensadores puritanos ingleses del siglo XVII fueron:: Thomas Gouge, William Bridge, Thomas Manton, John Flavel, Richard Sibbes, Stephen Charnock, William Bates, John Owen, John Howe, Richard Baxter.
  2. El Reino de Gran Bretaña está formado por tres naciones: Inglaterra, Gales y Escocia, que junto con Irlanda del Norte forman el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte. La unión política que integró los reinos de Inglaterra y Escocia sucedió en 1707, cuando el Acta de la Unión ratificó el Tratado de Unión de 1706 y fusionó los parlamentos de los dos países, para pasar a conformar el Reino de Gran Bretaña, que cubría toda la isla. Antes de esto, había existido una unión personal e informal entre estos dos países desde 1603, la Unión de las Coronas, en virtud del reinado unificador de Jacobo Stuart I de Inglaterra y VI de Escocia.
  3. Cf. Edmund S. MORGAN, The Puritan Dilemma. The Story of John Winthrop, USA, 1958. ISBN 0-316-582867.
  4. El “Mayflower Compact” fue un código de leyes de autogobierno establecido por los colonos ingleses que navegaron hacia el Nuevo Mundo en el “Mayflower” . Cuando los “Pilgrim Fathers” (Padres Peregrinos) y otros colonos salieron para América en aquel barco en 1620, tenían la intención de atracar en el norte de Virginia. El “Mayflower Compact” fue el primer documento de la Colonia de Plymouth. Fue escrito por los tripulantes hombres del “Mayflower”, que eran puritanos, aventureros y comerciantes. Los puritanos huían de la persecución religiosa del rey Jacobo Estuardo I de Inglaterra.
  5. En 1487 el explorador portugués Bartolomé Días circunvaló el Cabo de Buena Esperanza, abriendo la vía marítima a las Indias Orientales. Fueron los holandeses de la Compañía Holandesa de las Indias Orientales los primeros crear un asentamiento estable europeo en Sudáfrica, en 1652, fundando una colonia en el Cabo de Buena Esperanza. Esta fue el punto de marcha de un vasto proceso de colonización en el que tomaron parte europeos de diversas orígenes (sobre todo holandeses calvinistas, franceses también calvinistas hugonotes, bávaros y escandinavos), que rotos los lazos con la Compañía dieron vida a una comunidad autónoma y desarrollaron una cultura y una lengua propias (el afrikáans). Conocidos como los “boers” (del holandés “campesinos”), los colonos se extendieron hacia el este y hacia el norte. Las relaciones entre los “boers” y las poblaciones indígenas de las zona del Cabo (de etnia khoikhoi) fueron relativamente buenos; los khoikhoi, ya nómadas, se retiraron gradualmente ante la expansión boera. Hacia finales del siglo XVIII, durante su expansión hacia el este a lo largo de la costa, los bóeres chocaron con los xshosa, que se estaban también extendiendo en dirección opuesta. Los colonos “boers” chocaron con los indígenas locales en una serie de conflictos, llamados “guerras de la Frontera del Cabo”.
  6. Las “guerras indias”, es un término eufemístico para referirse al conjunto de guerras de ocupación y exterminio de reducción forzada en reservas cerradas de los distintos pueblos indios o indígenas del actual territorio estadounidense. Estas guerras de los colonos blancos contra los nativos indios americanos llevaron a la ocupación y avance de las primeras Trece Colonias anglo-americanas primero y a la creación de los Estados Unidos tras su independencia de Inglaterra en 1774.
    En la época anterior a la Declaración de Independencia, hubo gran cantidad de guerras y enfrentamientos entre los pueblos indios indígenas de América del Norte y las Colonias Inglesas. Tras la independencia el gobierno de los Estados Unidos y sus ciudadanos blancos emprenden una violenta marcha colonial hacia el Occidente americano y luego hacia el Sur, ocupando ya entrado el siglo XIX, los territorios jurídicamente pertenecientes al México independiente y con los que constituirán varios de los modernos Estados dentro de la Unión Americana (USA).
    En este periodo las llamadas “guerras indias” bajo el gobierno de los Estados Unidos han sido más de 40 en número, y han costado las vidas de varios millares de indios, sin cálculos exactos de su número, mucho más alto que el número dado por los informes del Gobierno. Es un hecho incuestionable que dentro de la formación de los Estados Unidos no sedio el fenómeno del mestizaje racial y cultural como en el caso de América Latina y que de hecho se dio una sistemática eliminación violenta de la población aborigen india, quedando sólo algunos grupos muy reducidos, “encerrados” en las llamadas “reservas indias” (indian reservartions). Cf. Para algunos datos estadísticos oficiales del Gobierno americano: Bureau of the Census (1894). Report on Indians taxed and Indians not taxed in the United States (except Alaska). pp. 637-38. ISBN 9780883544624.
  7. En honor de Francisco I de Francia, conde de Angouleme desde 1496 a 1515 y primer rey francés de la dinastía de los Valois-Angouleme, para el que el explorados italiano llevaba a cabo sus exploraciones. Pierre DEFFONTAINES, Mariel J.- BRUNHES DELAMARRE et LAROUSSE (entreprise), Géographie universelle Larousse (Vol. 3), Paris, Larousse, 1960 (OCLC 18122542, lire en ligne [archive]), p. 184 : « Ce site unique, entrevu par Verrazano dès 1524 et baptisé par lui Nouvelle-Angoulême en l'honneur de François Ier, fut acheté un siècle plus tard aux Indiens par les Hollandais, et s'appela Nieuwe Amsterdam, avant d'arrriver enfin, en 1665... » (p. 184). Giovanni da Verrazzano envía una relación al rey francés, describiendo a los amerindios encontrados con palabras altamente positivas: «Cette race est la plus belle et la plus policée de celles que nous avons rencontrées au cours de cette campagne. Elle est plus grande que la nôtre […]. Leurs yeux sont noirs et vifs et leur physionomie douce et noble […]. Des autres parties de leur corps, je ne parlerai pas à Votre Majesté ; elles ont les proportions dignes de tout homme bien fait. Leurs femmes ont la même beauté la même élégance […]. Ils sont très généreux et donnent tout ce qu'ils ont. Nous nous sommes liés avec eux d'une grande amitié », ajoutant également qu'« ils vivent longtemps et sont rarement malades». El territorio donde viven es también descrito como «le plus agréable qu'on puisse conter, apte à toutes sortes de cultures : froment, vin huile» (Jean-Baptiste MICHEL, «Manhattan, pour une poignée de florins», GEO Histoire n°39, juin-juillet 2018, p. 28-35 et p. 132). Cf. https://www.levif.be/actualite/belgique/pierre-minuit-le-wallon-qui-a-achete-manhattan-aux-indiens/article-normal-43599.html.
  8. Antes de la Guerra de la Independencia, los soldados británicos comenzaban a referirse en forma despectiva a los colonos, a quienes consideraban patanes pueblerinos, como “yankees”. En español ha pasado a ser sinónimo, con cierto cariz despectivo, de americano estadounidense en general.
  9. R. LURAGHI, Storia della guerra civile americana. Ed. Einaudi. Torino 1966, 46; A. PLACUCCI, Chiese bianche schavi neri. Cristianesimo e schiavitù Negra negli Stati Uniti d'America (1619-1865). Piero Gribaudi Editore. Torino, 117.
  10. “Asentamiento” o “asiento” era el contrato o acuerdo para la concesión entre el estado y los privados y las compañías esclavistas o negreras que proporcionaban los esclavos africanos (negros) a los diversos territorios y colonias europeas o criollas en América.
  11. Entre los puntos preferidos en tales ataques continuos contra territorios bajo el dominio español destacan aquellos perpetrados contra Cartagena de Indias (Nueva Granada), y otros puertos del Caribe o del Atlántico, desde Veracruz hasta Buenos Aires, de las islas del Caribe, sobre todo Cuba (La Habana), con frecuentes derrotas de los atacantes ingleses, pero con ocupaciones de puertos y saqueos frecuentes, aunque con frecuencia efímeros. Esto explica la construcción de una cadena de fuertes o fortalezas continuas a lo largo de aquellas costas por parte de la Corona española, sobre todo en el siglo XVIII.
  12. Citado en A. PLACUCCI, Chiese bianche, chiese nere, 122.
  13. Esta Colonia se hizo famosa también a través de la saga idílica de la “princesa india Pocahontas, ilustrada repetidamente por el cine de Hollywood, y que se casó con el colono John Rolfe y murió en Londres pocos años más tarde.
  14. John Murray, cuarto Earl de Dunmore, (1730 – 25 febrero de 1809), conocido como Lord Dunmore, era un noble escocés y gobernador colonial en las colonias americanas británicas y en las Bahamas. Fue el último gobernador real británico de Virginia. Lord Dunmore había sido nombrado gobernador de la Provincia de Nueva York en 1770.
  15. Simon Michael Schama, (1945), historiador inglés y profesor de historia en la Columbia University, autor de numerosas obras históricas, relacionadas con Gran Bretaña y la edad moderna, desde el s. XVIII; comentarista sobre la historia Británica en la BBC. Entre sus obras: Rough Crossings: Britain, the Slaves and the American Revolution, historia de la participación de los esclavos afroamericanos en la guerra de independencia americana. En esta obra, Schama documenta el caso de centenares de esclavos afroamericanos que huyeron de sus dueños blancos para unirse a las tropas regulares inglesas que los combatían durante la Guerra Americana de Independencia.
    Habla también de las batallas legales en Inglaterra que establecían que la esclavitud no era legal en Inglaterra, y como el gobierno inglés ofreció la libertad a los esclavos afroamericanos si aceptaban luchar en favor de la Corona inglesa. La obra discute también las numerosas ambigüedades que ello comportaba en cuanto muchos americanos fieles a la Corona inglesa eran a su vez esclavistas (dueños de esclavos) y en cuanto muchos afroamericanos, antiguos esclavos fueron enrolados en la Guerra para la Independencia.
    El libro concluye documentando el final de estos afroamericanos, antiguos esclavos: el grupo original que desde Londres, donde habían sido deportados, acabó siendo deportados a Africa, en la región que se llamará Sierra Leone; otros acabarán en Nueva Escocia y en tal lugar fueron tratados de manera indigna. Los que fueron asentados en Sierra Leone se les conoce como Criollos de Sierra Leone y tienen fuertes vínculos ancestrales con sus hermanos de los Estados Unidos, del Caribe y de Canadá.
  16. Francis Marion (1732-1795) fue uno de los más famosos jefes de las guerrillas americanas en la Guerra de Independencia Americana contra los ingleses. Obtuvo varias victorias sobre las tropas inglesas y sus aliados coloniales en aquellas zonas pantanosas de Carolina, siendo llamado “Swamp Fox”.
  17. Guy Carleton, primer barón Dorchester (1724, Strabane, County Tyrone, Irlanda—1808, Berkshire, England), como gobernador de Quebec primero, intervendrá luego durante la Guerra Revolucionaria Americana.
    https://www.britannica.com › biography › Guy-Carleton-1st-Baron-Dorche...
  18. Cfr. SIEGMUND GINZBERG, “Un esercito di Schiavi,” en el periodico italiano La Repubblica, sabado 1 julio de 2006, p. 39.
  19. Hay que recordar el líder de la lucha por los derechos civiles de los afroamericanos, Martin Luther King, nacido en 1929 y asesinado en Memphis el 4 de abril de 1968.


DHIAL: Edición y notas de FIDEL GONÁZLEZ FERNÁNDEZ