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De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
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Situado entre las latitudes Norte 25° y 36° y entre las longitudes Oeste 93° y 106°, el territorio del estado de Texas tiene una superficie de 696,241 km²,  y es el segundo más extenso  de los cincuenta que conforman a los Estados Unidos de América, sólo atrás de Alaska. Limita al sur con México, al este con el estado de Luisiana, al norte con el estado de Oklahoma, al noreste con el estado de Arkansas y al oeste con el estado de Nuevo México.  
 
Situado entre las latitudes Norte 25° y 36° y entre las longitudes Oeste 93° y 106°, el territorio del estado de Texas tiene una superficie de 696,241 km²,  y es el segundo más extenso  de los cincuenta que conforman a los Estados Unidos de América, sólo atrás de Alaska. Limita al sur con México, al este con el estado de Luisiana, al norte con el estado de Oklahoma, al noreste con el estado de Arkansas y al oeste con el estado de Nuevo México.  
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Con una altitud media de 500 metros sobre el nivel del mar tiene diez regiones climáticas distintas; durante la mayor parte del año predominan los vientos del sur que elevan la temperatura a más de 32° C, y los procedentes del Golfo de México hacen que  generalmente la humedad relativa sea en el verano mayor al 90%. En promedio la precipitación pluvial es de 1300 mm; en primavera el territorio es azotado frecuentemente por tornados. Los ríos que surcan su territorio son: el Arkansas, el Bravo (o Grande), el Colorado, el Guadalupe, el Nueces y el Blanco.
 
Con una altitud media de 500 metros sobre el nivel del mar tiene diez regiones climáticas distintas; durante la mayor parte del año predominan los vientos del sur que elevan la temperatura a más de 32° C, y los procedentes del Golfo de México hacen que  generalmente la humedad relativa sea en el verano mayor al 90%. En promedio la precipitación pluvial es de 1300 mm; en primavera el territorio es azotado frecuentemente por tornados. Los ríos que surcan su territorio son: el Arkansas, el Bravo (o Grande), el Colorado, el Guadalupe, el Nueces y el Blanco.
  

Revisión del 16:52 14 may 2014

Territorio y Estado de los Estados Unidos de América.



Geografía

Situado entre las latitudes Norte 25° y 36° y entre las longitudes Oeste 93° y 106°, el territorio del estado de Texas tiene una superficie de 696,241 km², y es el segundo más extenso de los cincuenta que conforman a los Estados Unidos de América, sólo atrás de Alaska. Limita al sur con México, al este con el estado de Luisiana, al norte con el estado de Oklahoma, al noreste con el estado de Arkansas y al oeste con el estado de Nuevo México.


Con una altitud media de 500 metros sobre el nivel del mar tiene diez regiones climáticas distintas; durante la mayor parte del año predominan los vientos del sur que elevan la temperatura a más de 32° C, y los procedentes del Golfo de México hacen que generalmente la humedad relativa sea en el verano mayor al 90%. En promedio la precipitación pluvial es de 1300 mm; en primavera el territorio es azotado frecuentemente por tornados. Los ríos que surcan su territorio son: el Arkansas, el Bravo (o Grande), el Colorado, el Guadalupe, el Nueces y el Blanco.


Historia de Texas

Dice el reconocido historiador norteamericano Joseph H. L. Schlarman que el actual estado norteamericano de Texas, en su larga historia desde el siglo XVI “ha estado bajo seis banderas distintas: la española, la mexicana, la francesa, la suya propia de la estrella solitaria, la de los confederados y la de los Estados Unidos.”[1]Salvo la más que cuestionable posesión del territorio por Francia, la afirmación de Schlarman proporciona una aproximación panorámica a la interesante historia de la frontera entre la colonización anglosajona y la hispanoamericana, sobre la cual el mismo Schlarman dice: “La política oficial de los españoles para con los indios partía del principio de que era más humano y más cristiano el civilizar al indio que matarlo, y aunque algún conquistador en lo personal violase dicho principio, como Nuño de Guzmán, ese seguía siendo el principio oficial de España.[2]


El primer europeo que llegó a territorio texano fue el conquistador español Álvar Núñez Cabeza de Vaca, a finales de 1528. Posteriormente, en la primavera de 1540, la expedición de Francisco Vázquez de Coronado compuesta por unos trescientos hombres que exploraba el norte de la Nueva España en busca de la míticas “siete ciudades de Cíbola”, se internó hasta un Cañón que llamó «Palo Duro»; prosiguió más al norte y alcanzó la rivera de un río que sus moradores, los indios quivira (después conocidos como wichitas) llamaban «kaw» (el actual río Arkansas). El territorio estaba habitado por otras tribus, todas ellas nómadas o semi-nómadas: apaches, comanches, cheroquis, kiowas. La expedición fue atacada varias veces por los nativos y sin encontrar ningún indicio de las míticas ciudades, Vázquez de Coronado regresó a México dos años después con solo una tercera parte de sus hombres; durante muchos años las áridas tierras quedaron olvidadas.


Sería hasta el año de 1689 en que “por comisión del virrey de México marqués de la Moncloa, pasó el capitán don Alonso de León, gobernador que ya era de la provincia de Coahuila, al reconocimiento de la bahía del Espíritu Santo y del río San Marcos que desemboca en ella, a quien se le presentó el jefe indio de Tejas del modo más amistoso, y en el de 1690 tomó posesión del terreno y fundó la misión de San Francisco de Tejas.[3]En 1715 el duque de Linares, virrey de México, comisionó al alférez Domingo Ramón para consolidar la colonización novohispana de Tejas. La expedición del alférez Ramón fundó cuatro misiones: San Juan Bautista del río Grande, la Purísima Concepción, San José y la misión de María de Guadalupe, situada ésta a siete leguas de la desembocadura del río Misisipi.


La presencia francesa en Texas se reduce a dos acontecimientos breves y puntuales: el primero, un desembarco de la expedición de Roberto Cavallier, señor de La Salle, en julio de 1684, pues su intención era plantar una colonia en la boca del río Misisipi, pero “las corrientes desconocidas del Golfo y lo imperfecto de los instrumentos, hicieron la confusión, por lo que La Salle se equivocó en 400 millas respecto de la boca que buscaba, y desembarcó en la Bahía Matagorda de Texas. Seis millas tierra adentro fundó Fort Saint Louis, como protección temporal de los abandonados colonizadores (…) Cuando se supo la hazaña de La Salle, los virreyes de México afirmaron los derechos de España por medio de expediciones militares.[4]El segundo acontecimiento ocurrió durante la regencia del duque de Orleans cuando España y Francia entraron en guerra (enero de 1719); “atacaron los franceses la misión española de los Adaes (San Miguel de Linares de los Adaes), y su vecindario se trasladó por el momento al presidio[5]de San Antonio de Béjar (…) levantó el marqués de Aguayo (Miguel de Aguayo, gobernador de Tejas) 500 dragones y dos compañías de caballería (…) llegó sin oposición hasta los Adaes, habiéndose retirado los franceses al presidio de Natchitoches (en la desembocadura del Misisipi).[6]


La ambición del gobierno de los Estados Unidos por Tejas

Desde principios del siglo XIX se hace evidente la ambición de los Estados Unidos por el territorio de Tejas. Ya en 1812, Luis de Onís, Señor de la Villa de Rayacés y plenipotenciario español ante el gobierno de los Estados Unidos, publicó en ese país sus “Observaciones” en las cuales argumenta ampliamente “la antigua y exclusiva posesión que los españoles tienen de la provincia de Tejas; que ésta ha sido reconocida y respetada por los franceses mientras poseyeron la Luisiana, y que dicha provincia en ningún momento puede confundirse con la Luisiana, pues ha pertenecido siempre a la nación española. Es pues ilusoria, gratuita, y enteramente infundada la pretensión del señor Presidente (de los EUA) de llevar los límites occidentales de la Luisiana hasta el río Bravo.[7]


Tal pretensión es confirmada por John Quincy Adams, sexto presidente de los Estados Unidos, que en sus Memorias escribió: “El apetito por Texas fue desde el principio una pasión occidental (…) El primer acto del gobierno mexicano (del emperador Iturbide↗) después de declarar su independencia, fue reclamar los límites como se habían fijado en el tratado de las Floridas (tratado Adams-Onís firmado en 1819) y nosotros consentimos en ello (…) Jackson (séptimo presidente de los EUA) sin embargo tenía tal ambición por Texas, que desde el primer año de su administración puso a trabajar una doble máquina: negociar, con una mano, a fin de comprar Texas; instigar con la otra mano al pueblo de aquella provincia para que hiciera una revolución en contra del gobierno de México. Houston era su agente para la rebelión, y Anthony Buttler para la compra.”[8]


En efecto, en 1822 el embajador Poinsett le señaló a Azcárate, hombre de confianza de Iturbide, que su misión en México obedecía al plan de “absorber toda la provincia de Texas y parte del nuevo reino de León para hacerse de puertos, embocaduras de ríos y barras en el seno mexicanos; tomarse la mayor parte de la provincia de Coahuila, la Sonora y California Baja, toda la Alta y el Nuevo México, logrando así hacerse de minerales ricos, de tierras ferácimas y de puertos excelentes en el mar del Sur.”[9]Para poder llevar adelante esos planes, Poinsett fundó la masonería yorkina, la cual trabajó exitosamente en ese cometido. En 1836 Texas se independizó de México para “anexarse” en 1845 a los Estados Unidos; en 1846, mediante la guerra contra México obtuvo los territorios de la Alta California y Nuevo México; y sus objetivos sobre la absorción de Coahuila, Sonora y Baja California, más el Itsmo de Tehuantepec, quedaron plasmados en el Tratado Mc Lane-Ocampo firmado por Benito Juárez en Veracruz en 1859, pero la guerra de secesión (1861-1865) impidió que éste Tratado fuera implementado.


Independencia de Texas

Mediante el Plan de Iguala↗ y los Tratados de Córdoba, México alcanzó su independencia de España en septiembre de 1921, estableciendo su forma de organización política como «Imperio Constitucional». En 1823 el general Antonio López de Santa Ana↗ encabezó el movimiento que hizo abdicar al emperador Agustín de Iturbide↗ y, mediante la Constitución de 1824, México estableció su régimen político como una república federal, dividida en diez y nueve estados; las provincias de Coahuila y Tejas integraron esta federación como una sola: el Estado de Coahuila y Tejas.


El 17 de enero de 1821, poco antes de consumarse la Independencia de México, las últimas autoridades virreinales concedieron al ciudadano estadounidense Moisés Austin, que encabezaba a trescientas familias procedentes de la Luisiana, permiso para establecerse en Tejas previo juramento “de observar la constitución política de la monarquía española, sancionada en 1812[10]. Posteriormente (11 de marzo de 1823), el gobierno de Iturbide ratificó el permiso a Austin “para que proceda a formar una población de las familias que se hayan introducido é introduzcan hasta las trescientas del permiso en el sitio más a propósito del que actualmente ocupan, procurando que sea el más central posible de los terrenos distribuidos a los colonos…”[11]


Cuando en 1835 López de Santa Ana estableció un “Congreso Constituyente” que dio fin al sistema federal para sustituirlo por uno central, el proyecto expansionista de los Estados Unidos mediante una revolución encontró el pretexto que necesitaba para darle inicio. En su calidad de director de los colonos de Texas, Lorenzo de Zavala↗ “confirmó a los colonos en su resolución de sublevarse, les ponderó la impotencia de la república para resistirles, y comenzó a colectar tropas, organizando así la insurrección.”[12]El 2 de octubre de 1835, los colonos norteamericanos de Texas se apoderaron del presidio y misión de San Antonio Béjar; el 7 de noviembre de ese mismo año la Convención general del pueblo de Texas declaró que no reconocía a las autoridades de la república mexicana ningún derecho a gobernar dentro de los límites de Texas.


El general y presidente de la república mejicana, Antonio López de Santa Ana, formó en San Luis Potosí un ejército de tres mil hombres y al frente de ellos partió hacia San Antonio Béjar. Los tejanos abandonaron Béjar y a la orden de William Travis se refugiaron en la misión de «El Álamo». Santa Ana mandó parlamentarios con bandera blanca para negociar la rendición; la respuesta de Travis fue un cañonazo. “A las cuatro de la mañana del 6 de marzo de 1836 Santa Ana dio la señal de asalto, y ambas fuerzas lucharon denodadamente. A la hora y media de batalla y carnicería, todos y cada uno de los 182 defensores de El Álamo yacían muertos, mientras que Santa Ana sólo tenía 52 muertos y 233 heridos. Aquella matanza inhumana dio a los tejanos su grito de guerra: Remember the Alamo, ¡Acordaos del Álamo! Por una extraña coincidencia, mientras Santa Ana estaba asaltando los muros del Álamo, un grupo de colonizadores y hombres de los que se metían continuamente a Texas, estaba reuniéndose en New Washington (junto al río Brazos de Dios) y adoptaba la Declaración de Independencia de Texas, el 2 de marzo de 1836, nombrando a David Burnet presidente provisional, y a Lorenzo de Zavala, mexicano yucateco, vicepresidente.”[13]


Tomado El Álamo, Santa Ana salió en persecución del gabinete de Burnet y Zavala, mientras que Samuel Houston, nombrado comandante en jefe del ejército de la República de Texas, reclutaba hombres provenientes de los Estados Unidos. Enterado Santa Ana de la fuerza de Houston dividió su ejército y al frente de 1200 hombres salió en su persecución, alcanzándolo en la desembocadura del río San Jacinto el 21 de abril. Como un barranco cortaba la posible retirada de los 800 hombres de Houston a quien Santa Ana veía ya derrotado, con una increíble imprudencia él y sus soldados se pusieron a dormir la siesta. A las cuatro de la tarde Houston ordenó atacar al desprevenido ejército; el asalto duró escasos quince minutos y en ese tiempo fueron muertos 620 hombres, heridos 208, y 730 cayeron prisioneros, incluido el propio Santa Ana. Houston tuvo dos muertos y 23 heridos.


Prisionero Santa Ana se comportó con cobardía: ordenó al general Filisola, que no se encontraba en San Jacinto pues estaba al mando de la otra división del ejército, se retirara hacia el sur; y después, el 14 de mayo, firmó el «Convenio de Velasco» mediante el cual se comprometía a retirar todas las tropas mejicanas más al sur del río Bravo, reconociendo tácitamente la independencia de Texas.


=nexión de Texas a los Estados Unidos

Conseguida la independencia, la nueva nación eligió a Samuel Houston como su primer Presidente el 5 de septiembre de 1836, en sustitución de David Burnet quien era solo “presidente provisional”; Lorenzo de Zavala había fallecido seis meses después del triunfo tejano, el 16 de noviembre de 1836. La «República de Texas» fue una “nación independiente” durante ocho años y once meses pues, solicitada su anexión a los Estados Unidos de América desde agosto de 1837, esta fue aceptada finalmente por el Congreso norteamericano el 26 de febrero de 1845; los documentos que integraban a Texas como el estado 28 de la Unión fueron firmados por el presidente James K. Polk el 29 de diciembre del mismo año y fueron el origen de la guerra con México desatada al año siguiente. El decreto de anexión señalaba que del territorio de la República de Texas se formarían nuevos estados “sin exceder el número de cuatro, además de dicho Estado de Texas”; así surgieron los estados de Colorado, Kansas, Oklahoma y Wyoming.


Samuel Houston fue electo Senador por Texas y siendo dueño de esclavos, en el Senado se opuso a la abolición de la esclavitud. Cuando a principios de 1861 los estados esclavistas del sur formaron los Estados Confederados de América (Confederate States of America), el 23 de febrero de ese año Texas se separó de los Estados Unidos y el 2 de marzo se integró a la nueva Confederación. En abril dio inicio la terrible y sangrienta “Guerra de Secesión” (1861-1865) en la cual Texas estuvo todo el tiempo en poder de las fuerzas de la Confederación para las cuales, además de los regimientos de texanos que las conformaron, fue uno de sus principales bases de abastecimiento. En la primavera de 1865 los ejércitos confederados se rindieron y el 19 de junio las tropas de la Unión llegaron a Galveston, Texas, poniendo en efecto la Proclamación de Emancipación que abolió la esclavitud. La «política de reconstrucción» llevó al Congreso de los Estados Unidos a readmitir a Texas como Estado de la Unión el 30 de marzo de 1870.


Notas

  1. Schlarman Joseph H. L. México, Tierra de Volcanes. Porrúa, 13 edición, México, 1987. P. 314.
  2. Ibídem
  3. De Onís Luis. Memoria sobre las negociaciones entre España y los Estados Unidos de América. Ed. JUS, Colección México Heroico N°. 46. , México 1966, p.121
  4. Schlarman. Obra citada, p. 314
  5. Se llamaba “presidio” a una pequeña fortificación que servía tanto como defensa y refugio como de ayuda a la pacificación de los territorios del norte de la Nueva España.
  6. De Onís. Obra citada, p.122
  7. De Onís, Obra citada, p.123
  8. Adams J. Q., Memorias, Vol. XI, pp. 348-349. Citado por Rogelio Orozco Farías, Fuentes Históricas de México, Ed. Progreso, México, 1965, p. 65
  9. Zavala Silvio. Apuntes de historia nacional. 1808-1974. Fondo de cultura económica, México, 5 ed., 1999, p.79
  10. Cuarto requisito del permiso. Documento N° 1 de La Cuestión Texana en Orozco Farías Rogelio, Fuentes Históricas México 1821-1867, Ed. Progreso, México 1965, p. 81
  11. Ibídem, Documento N° 2.
  12. Filisola Vicente. Historia de la guerra de Tejas. Tomo III, p. 133, México 1849, reeditado por Editorial Nacional, México 1957. Citado por Orozco Farías, obra citada, p. 91
  13. Schlarman. Obra citada, p. 319


Bibliografía

Schlarman Joseph H. L. México, Tierra de Volcanes. Porrúa, 13 edición, México, 1987

De Onís Luis. Memoria sobre las negociaciones entre España y los Estados Unidos de América. JUS, Colección México Heroico N°. 46. , México 1966

Orozco Faría Rogelio, Fuentes Históricas de México, (con prólogo de Fuentes Mares) Progreso, México, 1965

Zavala Silvio. Apuntes de historia nacional. 1808-1974. Fondo de cultura económica, México, 5 ed., 1999, p.79


JUAN LOUVIER CALDERÓN