Diferencia entre revisiones de «TALAMANTES FRAY MELCHOR DE; Su vida en Perú»

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
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El movimiento «juntista» americano no abanderó la independencia de España, sino asumió el autogobierno, declarando públicamente ejercer la soberanía en nombre del monarca español, impedido de hacerlo. Es cierto que mucho se ha discutido si tales juntas americanas, en las que los criollos asumían un decidido protagonismo político, manifestaron esa lealtad al monarca español sólo como una máscara para cubrir sus propósitos de independencia que irían explicitándose poco a poco; o si tales propósitos todavía no estaban presentes ni claros ni maduros en tales Juntas.  
 
El movimiento «juntista» americano no abanderó la independencia de España, sino asumió el autogobierno, declarando públicamente ejercer la soberanía en nombre del monarca español, impedido de hacerlo. Es cierto que mucho se ha discutido si tales juntas americanas, en las que los criollos asumían un decidido protagonismo político, manifestaron esa lealtad al monarca español sólo como una máscara para cubrir sus propósitos de independencia que irían explicitándose poco a poco; o si tales propósitos todavía no estaban presentes ni claros ni maduros en tales Juntas.  
“El título del libro de Jorge Domínguez es muy elocuente: «Insurrección o lealtad. La desintegración del Imperio español en América» Desde 1808 hasta 1815 hubo una guerra civil entre «regentistas» y «juntistas», en la que ambos bandos proclamaban fidelidad a Fernando VII, aunque hubiera habido conatos de independencia. Las revoluciones comenzaron por ser intentos para reemplazar a los peninsulares en el poder político por parte de los sectores criollos de las oligarquías urbanas”.<ref>Guzmán Carriquiry, El Bicentenario de la Independencia de los países latinoamericanos. Prólogo del cardenal Jorge Mario Bergoglio, Encuentro, Madrid 2011, pp. 43-44).</ref>
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''“El título del libro de Jorge Domínguez es muy elocuente: «Insurrección o lealtad. La desintegración del Imperio español en América» Desde 1808 hasta 1815 hubo una guerra civil entre «regentistas» y «juntistas», en la que ambos bandos proclamaban fidelidad a Fernando VII, aunque hubiera habido conatos de independencia. Las revoluciones comenzaron por ser intentos para reemplazar a los peninsulares en el poder político por parte de los sectores criollos de las oligarquías urbanas”.''<ref>Guzmán Carriquiry, El Bicentenario de la Independencia de los países latinoamericanos. Prólogo del cardenal Jorge Mario Bergoglio, Encuentro, Madrid 2011, pp. 43-44).</ref>
  
 
El caso de México es elocuente y claramente demostrativo de este juicio historiográfico. Y en este proceso, comenzado en la ciudad de México, capital de la Nueva España, se dan todos los componentes que forman aquel cuadro sumamente complejo. Un papel destacado lo ocupa precisamente el fraile mercedario peruano, residente en México, Melchor de Talamantes. El análisis histórico y documental que sigue, obra del renombrado historiador peruano, Severo Aparicio, confirma cuanto el historiador uruguayo citado, Guzmán Carriquiry, y otros numerosos historiadores contemporáneos sostienen en varios de sus análisis históricos sobre el tema.
 
El caso de México es elocuente y claramente demostrativo de este juicio historiográfico. Y en este proceso, comenzado en la ciudad de México, capital de la Nueva España, se dan todos los componentes que forman aquel cuadro sumamente complejo. Un papel destacado lo ocupa precisamente el fraile mercedario peruano, residente en México, Melchor de Talamantes. El análisis histórico y documental que sigue, obra del renombrado historiador peruano, Severo Aparicio, confirma cuanto el historiador uruguayo citado, Guzmán Carriquiry, y otros numerosos historiadores contemporáneos sostienen en varios de sus análisis históricos sobre el tema.
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Melchor de Talamantes nació en Lima el 10 de enero de 1765, y fue bautizado en la Iglesia de San Marcelo el 2 de junio del mismo año.<ref>Parroquia de San Marcelo, Libro 8o, 1758-1767, Bautismo de españoles, f. 150v.</ref>Fueron sus padres don Isidro Talamantes, hijo de un militar español valenciano, y la limeña doña Josefa Baeza. El matrimonio, además de Melchor, que fue el mayor, tuvo otros tres hijos: Ignacio, María Rosa y María Dolores. Entre 1775 y 1779 estudió bajo la dirección del mercedario fray Manuel de Alcocer. El año 1779 tomó el hábito e ingresó al noviciado en la Orden de la Merced en Lima.  
 
Melchor de Talamantes nació en Lima el 10 de enero de 1765, y fue bautizado en la Iglesia de San Marcelo el 2 de junio del mismo año.<ref>Parroquia de San Marcelo, Libro 8o, 1758-1767, Bautismo de españoles, f. 150v.</ref>Fueron sus padres don Isidro Talamantes, hijo de un militar español valenciano, y la limeña doña Josefa Baeza. El matrimonio, además de Melchor, que fue el mayor, tuvo otros tres hijos: Ignacio, María Rosa y María Dolores. Entre 1775 y 1779 estudió bajo la dirección del mercedario fray Manuel de Alcocer. El año 1779 tomó el hábito e ingresó al noviciado en la Orden de la Merced en Lima.  
  
En enero de 1781 fray Melchor emitió los votos religiosos en el Colegio- Universidad San Pedro Nolasco, de la Orden, y ante su Rector fray Jerónimo Calatayud. Joven de inteligencia bien dotada, fue alumno brillante en el mencionado Colegio, donde cursó los estudios de Filosofía y Teología. En los tiempos de Talamantes el Colegio se hallaba en un estado satisfactorio de organización y de rendimiento. Bastará recordar que por entonces era profesor de Filosofía fray Francisco Ponce de León (1713-1793), que compuso un «Curso de Artes» “para el uso de los estudiantes, con el fin de que éstos se instruyan en la Filosofía Moderna”.<ref>Archivo Mercedario, Lima, Libro 4° de Provincia, f. 306.</ref>Esto querría decir que los jóvenes religiosos ya estaban en contacto con el pensamiento de la época de la ilustración.  
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En enero de 1781 fray Melchor emitió los votos religiosos en el Colegio- Universidad San Pedro Nolasco, de la Orden, y ante su Rector fray Jerónimo Calatayud. Joven de inteligencia bien dotada, fue alumno brillante en el mencionado Colegio, donde cursó los estudios de Filosofía y Teología. En los tiempos de Talamantes el Colegio se hallaba en un estado satisfactorio de organización y de rendimiento. Bastará recordar que por entonces era profesor de Filosofía fray Francisco Ponce de León (1713-1793), que compuso un «Curso de Artes''» “para el uso de los estudiantes, con el fin de que éstos se instruyan en la Filosofía Moderna”''.<ref>Archivo Mercedario, Lima, Libro 4° de Provincia, f. 306.</ref>Esto querría decir que los jóvenes religiosos ya estaban en contacto con el pensamiento de la época de la ilustración.  
  
El 19 de noviembre de 1789, en la Iglesia del Sagrario de la Catedral de Lima, fray Melchor de Talamantes recibió la ordenación sacerdotal de manos del arzobispo D. Domingo González de la Reguera. En lo que respecta al ejercicio del ministerio sacerdotal, el 3 de abril de 1792, el P. Talamantes ya tenía por cuatro años autorización para confesar varones; y el 23 de agosto del año siguiente, “se le concedieron licencias para confesar mujeres en atención a su religiosidad y suficiencia”, tal como consta en el libro de registros del Arzobispado de Lima.<ref>Archivo Arzobispal de Lima, Relaciones de órdenes sagradas, 1784 a 1797, f. S9v., 248.</ref>
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El 19 de noviembre de 1789, en la Iglesia del Sagrario de la Catedral de Lima, fray Melchor de Talamantes recibió la ordenación sacerdotal de manos del arzobispo D. Domingo González de la Reguera. En lo que respecta al ejercicio del ministerio sacerdotal, el 3 de abril de 1792, el P. Talamantes ya tenía por cuatro años autorización para confesar varones; y el 23 de agosto del año siguiente, ''“se le concedieron licencias para confesar mujeres en atención a su religiosidad y suficiencia”,'' tal como consta en el libro de registros del Arzobispado de Lima.<ref>Archivo Arzobispal de Lima, Relaciones de órdenes sagradas, 1784 a 1797, f. S9v., 248.</ref>
  
 
Lo que sigue a continuación demuestra la gran capacidad intelectual del religioso. En efecto, en el capítulo provincial celebrado en Lima el año 1786, en el momento de «Peticiones al capítulo», Talamantes por primera vez pide se le reciban tres años de lectura (enseñanza) de Filosofía, y la petición fue aceptada. Asimismo, en el capítulo de 1789 pide se le reciban tres años de lectura de Teología en el Colegio de San Pedro Nolasco, y se le agreguen a los tres años de Artes. Igualmente le son aceptados. Tenemos, pues, que antes de su ordenación sacerdotal, que tuvo lugar en 1789, fray Melchor había enseñado ya tres años de Filosofía y tres de Teología. Por no tener la edad requerida no pudo recibir antes el sacerdocio.  
 
Lo que sigue a continuación demuestra la gran capacidad intelectual del religioso. En efecto, en el capítulo provincial celebrado en Lima el año 1786, en el momento de «Peticiones al capítulo», Talamantes por primera vez pide se le reciban tres años de lectura (enseñanza) de Filosofía, y la petición fue aceptada. Asimismo, en el capítulo de 1789 pide se le reciban tres años de lectura de Teología en el Colegio de San Pedro Nolasco, y se le agreguen a los tres años de Artes. Igualmente le son aceptados. Tenemos, pues, que antes de su ordenación sacerdotal, que tuvo lugar en 1789, fray Melchor había enseñado ya tres años de Filosofía y tres de Teología. Por no tener la edad requerida no pudo recibir antes el sacerdocio.  
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Cuando el interesado se encontraba ya en México, el Definitorio de la Provincia de Lima, en sesión de 20 de diciembre de 1799, le reconocía y otorgaba al P. Talamantes el grado de Presentado de Cátedra, por patente del maestro general fray Diego López Domínguez. En mérito a dicho grado el P. Talamantes adquiría el derecho de participar, con voz y voto, en los capítulos provinciales de su provincia.  
 
Cuando el interesado se encontraba ya en México, el Definitorio de la Provincia de Lima, en sesión de 20 de diciembre de 1799, le reconocía y otorgaba al P. Talamantes el grado de Presentado de Cátedra, por patente del maestro general fray Diego López Domínguez. En mérito a dicho grado el P. Talamantes adquiría el derecho de participar, con voz y voto, en los capítulos provinciales de su provincia.  
  
Por esta razón es que en los capítulos de 1801, 1804 y 1807 se le menciona entre los vocales ausentes, y se deja constancia en los siguientes términos: “el P. Presentado fr. Melchor Talamantes, en el reino de México”. En el capítulo provincial de 1792 fue nombrado Regente Mayor de estudios en el Convento grande de la Merced de Lima. Y en el de 1798 reelegido para dicho cargo. Nombramiento muy honroso para él fue el de examinador sinodal del arzobispado de Lima, expedido por el Ilustrísimo González de la Reguera el 19 de agosto de 1798.<ref>Archivo Arzobispal de Lima, Libro Segundo de Registros, 1797, f. 120.</ref>
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Por esta razón es que en los capítulos de 1801, 1804 y 1807 se le menciona entre los vocales ausentes, y se deja constancia en los siguientes términos: ''“el P. Presentado fr. Melchor Talamantes, en el reino de México”''. En el capítulo provincial de 1792 fue nombrado Regente Mayor de estudios en el Convento grande de la Merced de Lima. Y en el de 1798 reelegido para dicho cargo. Nombramiento muy honroso para él fue el de examinador sinodal del arzobispado de Lima, expedido por el Ilustrísimo González de la Reguera el 19 de agosto de 1798.<ref>Archivo Arzobispal de Lima, Libro Segundo de Registros, 1797, f. 120.</ref>
  
 
==TALAMANTES EN LA UNIVERSIDAD DE SAN MARCOS DE LIMA==
 
==TALAMANTES EN LA UNIVERSIDAD DE SAN MARCOS DE LIMA==
  
El 10 de noviembre de 1789, nueve días antes de su ordenación sacerdotal, el Rector D. Nicolás Sarmiento de Sotomayor nombró regente de la cátedra de nona de Teología a Fr. Melchor Talamantes y Baeza, Bachiller en Artes y Teología por la Universidad de San Marcos. Desde entonces -dice Eguiguren- “preside actuaciones universitarias durante diez años”. Así, el 24 de enero de 1795, Vicente Camborda tuvo acto público de Teología dedicado a D. Bartolomé de las Heras, obispo del Cuzco, actuación que fue presidida por Talamantes.  
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El 10 de noviembre de 1789, nueve días antes de su ordenación sacerdotal, el Rector D. Nicolás Sarmiento de Sotomayor nombró regente de la cátedra de nona de Teología a Fr. Melchor Talamantes y Baeza, Bachiller en Artes y Teología por la Universidad de San Marcos. Desde entonces -dice Eguiguren- ''“preside actuaciones universitarias durante diez años”''. Así, el 24 de enero de 1795, Vicente Camborda tuvo acto público de Teología dedicado a D. Bartolomé de las Heras, obispo del Cuzco, actuación que fue presidida por Talamantes.  
  
 
Consta también que el 20 de abril de 1798 la Universidad festejó a Santa Rosa, y en la misa celebrada por el mercedario fray José Pagán, catedrático de Santo Tomás, predicó el panegírico el Padre Talamantes. No conocemos las circunstancias de su graduación de doctor en esta Universidad, donde tenía por delante un gran futuro.
 
Consta también que el 20 de abril de 1798 la Universidad festejó a Santa Rosa, y en la misa celebrada por el mercedario fray José Pagán, catedrático de Santo Tomás, predicó el panegírico el Padre Talamantes. No conocemos las circunstancias de su graduación de doctor en esta Universidad, donde tenía por delante un gran futuro.

Revisión del 15:43 16 jun 2019

NOTA INTODRUCTORIA (DEL DHIAL)

Los procesos de independencia de todas naciones hispanoamericanas nacieron en el contexto de la invasión de España por Napoleón a partir de 1808, la crisis de la monarquía española de Carlos IV y de los conflictos con su hijo Fernando VII, y la intervención directa de Napoleón para adueñarse del poder y absorber el Imperio español, colocándole totalmente en la esfera de su ambicioso proyecto de un imperio nuevo francés que abarcase prácticamente todo el Occidente europeo.

En 1808 se da de facto una caída institucional de la monarquía española y su sustitución por la usurpadora instaurada por Napoleón. Se da en la España peninsular y en todos los territorios hispanoamericanos una reacción popular en cadena que genera lo que en España se llama la «guerra de la Independencia» contra Napoleón, y en la América española los movimientos de emancipación que corren como reguero de pólvora desde México hasta el Virreinato de La Plata.

En ambos casos se impone el criterio liberal fundamental de que la soberanía reside en el pueblo, origen del poder y de que la monarquía es simplemente depositaria ejecutiva de tal soberanía en la medida que la respete, la afiance y la defienda. Si esto no se da, las poblaciones tienen un derecho inalienable de recuperarla y hacerla efectiva. Entonces en aquel cuadro inédito y devastador, iniciado en la Península con la abdicación de sus reyes, el desmoronamiento de sus antiguas estructuras jurídicas y la invasión de un usurpador de sus derechos fundamentales, todos los territorios peninsulares y los americanos de lo que entonces ya se llamaban «las Españas» comenzaron una lucha por recuperar sus derechos hollados y usurpados.

Los territorios españoles en América se encontraron por ello con una situación sin precedentes: no tenían gobierno legítimo, porque su rey había abdicado, y no querían reconocerle derechos al usurpador. ¿A quién debían obedecer? ¿ Y cómo podía redistribuirse el poder entre los funcionarios reales y las elites locales?. Como en España, también en muchas ciudades americanas minorías de criollos acaudaladas crearon por doquier, en cabildos abiertos convocados para enfrentar tales vacíos de poder, sus propias «juntas de gobierno» que desconocían la autoridad de Napoleón, reasumían la soberanía en virtud de la prisión de Fernando VII y en su nombre, proclamando fidelidad al depuesto monarca español.

La mayoría de ellas operaron la destitución de las autoridades españolas locales, sin reconocer la autoridad de la Junta Central de Sevilla y la posterior Regencia de Cádiz, aunque hubo algunas que sí lo hicieron. La posible llegada de emisarios franceses encargados de entregar a los funcionarios lugareños el mensaje del nuevo rey, José Bonaparte, provocó, una explosión de lealtad a la monarquía hispana.

El movimiento «juntista» americano no abanderó la independencia de España, sino asumió el autogobierno, declarando públicamente ejercer la soberanía en nombre del monarca español, impedido de hacerlo. Es cierto que mucho se ha discutido si tales juntas americanas, en las que los criollos asumían un decidido protagonismo político, manifestaron esa lealtad al monarca español sólo como una máscara para cubrir sus propósitos de independencia que irían explicitándose poco a poco; o si tales propósitos todavía no estaban presentes ni claros ni maduros en tales Juntas.

“El título del libro de Jorge Domínguez es muy elocuente: «Insurrección o lealtad. La desintegración del Imperio español en América» Desde 1808 hasta 1815 hubo una guerra civil entre «regentistas» y «juntistas», en la que ambos bandos proclamaban fidelidad a Fernando VII, aunque hubiera habido conatos de independencia. Las revoluciones comenzaron por ser intentos para reemplazar a los peninsulares en el poder político por parte de los sectores criollos de las oligarquías urbanas”.[1]

El caso de México es elocuente y claramente demostrativo de este juicio historiográfico. Y en este proceso, comenzado en la ciudad de México, capital de la Nueva España, se dan todos los componentes que forman aquel cuadro sumamente complejo. Un papel destacado lo ocupa precisamente el fraile mercedario peruano, residente en México, Melchor de Talamantes. El análisis histórico y documental que sigue, obra del renombrado historiador peruano, Severo Aparicio, confirma cuanto el historiador uruguayo citado, Guzmán Carriquiry, y otros numerosos historiadores contemporáneos sostienen en varios de sus análisis históricos sobre el tema.

NACIMIENTO, ESTUDIOS Y CARGOS

Melchor de Talamantes nació en Lima el 10 de enero de 1765, y fue bautizado en la Iglesia de San Marcelo el 2 de junio del mismo año.[2]Fueron sus padres don Isidro Talamantes, hijo de un militar español valenciano, y la limeña doña Josefa Baeza. El matrimonio, además de Melchor, que fue el mayor, tuvo otros tres hijos: Ignacio, María Rosa y María Dolores. Entre 1775 y 1779 estudió bajo la dirección del mercedario fray Manuel de Alcocer. El año 1779 tomó el hábito e ingresó al noviciado en la Orden de la Merced en Lima.

En enero de 1781 fray Melchor emitió los votos religiosos en el Colegio- Universidad San Pedro Nolasco, de la Orden, y ante su Rector fray Jerónimo Calatayud. Joven de inteligencia bien dotada, fue alumno brillante en el mencionado Colegio, donde cursó los estudios de Filosofía y Teología. En los tiempos de Talamantes el Colegio se hallaba en un estado satisfactorio de organización y de rendimiento. Bastará recordar que por entonces era profesor de Filosofía fray Francisco Ponce de León (1713-1793), que compuso un «Curso de Artes» “para el uso de los estudiantes, con el fin de que éstos se instruyan en la Filosofía Moderna”.[3]Esto querría decir que los jóvenes religiosos ya estaban en contacto con el pensamiento de la época de la ilustración.

El 19 de noviembre de 1789, en la Iglesia del Sagrario de la Catedral de Lima, fray Melchor de Talamantes recibió la ordenación sacerdotal de manos del arzobispo D. Domingo González de la Reguera. En lo que respecta al ejercicio del ministerio sacerdotal, el 3 de abril de 1792, el P. Talamantes ya tenía por cuatro años autorización para confesar varones; y el 23 de agosto del año siguiente, “se le concedieron licencias para confesar mujeres en atención a su religiosidad y suficiencia”, tal como consta en el libro de registros del Arzobispado de Lima.[4]

Lo que sigue a continuación demuestra la gran capacidad intelectual del religioso. En efecto, en el capítulo provincial celebrado en Lima el año 1786, en el momento de «Peticiones al capítulo», Talamantes por primera vez pide se le reciban tres años de lectura (enseñanza) de Filosofía, y la petición fue aceptada. Asimismo, en el capítulo de 1789 pide se le reciban tres años de lectura de Teología en el Colegio de San Pedro Nolasco, y se le agreguen a los tres años de Artes. Igualmente le son aceptados. Tenemos, pues, que antes de su ordenación sacerdotal, que tuvo lugar en 1789, fray Melchor había enseñado ya tres años de Filosofía y tres de Teología. Por no tener la edad requerida no pudo recibir antes el sacerdocio.

Al siguiente capítulo provincial, de agosto 1792, ya como sacerdote, presenta otros tres años de lectura, sobre los seis que tenía recibidos en los trienios pasados. La asamblea capitular los reconoce válidos para el mérito de su jubilación, y de hecho lo declara lector jubilado, quedando, en consecuencia, expuesto a los grados de presentado y de maestro, dentro de la Orden.[5]En tal virtud, en lo sucesivo, en las sesiones de Definitorio [Consejo] de Provincia, cada vez que se produzcan vacantes, el P. Talamantes será propuesto en la tema de candidatos a los grados de presentado o de maestro.

Cuando el interesado se encontraba ya en México, el Definitorio de la Provincia de Lima, en sesión de 20 de diciembre de 1799, le reconocía y otorgaba al P. Talamantes el grado de Presentado de Cátedra, por patente del maestro general fray Diego López Domínguez. En mérito a dicho grado el P. Talamantes adquiría el derecho de participar, con voz y voto, en los capítulos provinciales de su provincia.

Por esta razón es que en los capítulos de 1801, 1804 y 1807 se le menciona entre los vocales ausentes, y se deja constancia en los siguientes términos: “el P. Presentado fr. Melchor Talamantes, en el reino de México”. En el capítulo provincial de 1792 fue nombrado Regente Mayor de estudios en el Convento grande de la Merced de Lima. Y en el de 1798 reelegido para dicho cargo. Nombramiento muy honroso para él fue el de examinador sinodal del arzobispado de Lima, expedido por el Ilustrísimo González de la Reguera el 19 de agosto de 1798.[6]

TALAMANTES EN LA UNIVERSIDAD DE SAN MARCOS DE LIMA

El 10 de noviembre de 1789, nueve días antes de su ordenación sacerdotal, el Rector D. Nicolás Sarmiento de Sotomayor nombró regente de la cátedra de nona de Teología a Fr. Melchor Talamantes y Baeza, Bachiller en Artes y Teología por la Universidad de San Marcos. Desde entonces -dice Eguiguren- “preside actuaciones universitarias durante diez años”. Así, el 24 de enero de 1795, Vicente Camborda tuvo acto público de Teología dedicado a D. Bartolomé de las Heras, obispo del Cuzco, actuación que fue presidida por Talamantes.

Consta también que el 20 de abril de 1798 la Universidad festejó a Santa Rosa, y en la misa celebrada por el mercedario fray José Pagán, catedrático de Santo Tomás, predicó el panegírico el Padre Talamantes. No conocemos las circunstancias de su graduación de doctor en esta Universidad, donde tenía por delante un gran futuro.


NOTAS (por el DHIAL)

  1. Guzmán Carriquiry, El Bicentenario de la Independencia de los países latinoamericanos. Prólogo del cardenal Jorge Mario Bergoglio, Encuentro, Madrid 2011, pp. 43-44).
  2. Parroquia de San Marcelo, Libro 8o, 1758-1767, Bautismo de españoles, f. 150v.
  3. Archivo Mercedario, Lima, Libro 4° de Provincia, f. 306.
  4. Archivo Arzobispal de Lima, Relaciones de órdenes sagradas, 1784 a 1797, f. S9v., 248.
  5. Archivo Mercedario, Lima, Libro 5° y 6° de Provincia, f. 50, 88.
  6. Archivo Arzobispal de Lima, Libro Segundo de Registros, 1797, f. 120.


SEVERO APARICIO, O. DE M.

Obispo Auxiliar del Cuzco

©Revista Peruana de Historia Eclesiástica, 4 (1995) 169-196