SINALOA; Conquista y creación de la Provincia

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
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GEOGRAFÍA DE SINALOA.

Conociendo la geografía y los factores climáticos de la región podremos comprender un poco la forma de vida y comportamiento, de los hombres que habitaban la región. Sinaloa se encuentra ubicada al Noroeste de la actual República Mexicana, al norte de la costa del océano Pacífico y al sur del golfo de California. Limita por el Norte con los Estados de Sonora y Chihuahua, por el Este con Durango y por el Sur con Nayarit. Tiene una extensión de 57 377 Km2, ocupa el puesto 18ª a nivel nacional. La costa Oeste del Estado tiene una longitud de 650 km, esto representa el 5.5% del litoral de México. El 48% del Estado presenta clima cálido subhúmedo localizado en una franja noreste-sureste que abarca desde Choix hasta los límites con Nayarit, el 40% es clima seco y semiseco, presente en una franja que va desde el Fuerte hasta Mazatlán, el 10% es muy seco y se localiza en la zona de los Mochis, el restante 2% es clima templado subhúmedo localizado en las partes altas de la Sierra Madre Occidental.

La temperatura media anual del estado es alrededor de 25°C, las temperaturas mínimas promedio son alrededor de 10.5°C en el mes de enero y las máximas promedio puede ser mayores a 36°C durante los meses de mayo a julio. Las lluvias se presentan en el verano durante los meses de julio a septiembre. Cuenta con 16 ríos, 4 represas y una laguna. Tiene una gran importancia como productor agrícola nacional, las principales áreas de cultivo se encuentra en los climas secos y semisecos, por lo cual son tierras de riego.

Los principales cultivos son: maíz, fríjol, papa, cártamo, soya, algodón, sorgo, garbanzo y cártamo entre otros. En la región que presenta clima cálido subhúmedo se cultiva jitomate, sandía melón y hortalizas. En cuanto a superficie no es todo plano, la llanura costera es una extensa planicie a veces interrumpida por cerros muy erosionados, amplios al Norte y muy estrechos al Sur.

La Sierra Madre Occidental es escarpada con pendientes que descienden hasta los 1000 metros; uno de los lugares más montañosos es Badiraguato. La flora en la parte de la sierra está compuesta por bosques de pino-encino y pino-cocotero; en las llanuras por coco de aceite, yute, huisache, palo blanco, roble, madroño y pastizales; en las costas por Mangle, tule y guamúchil. La Fauna en las llanuras y en la sierra está compuesta por onza, jabalí, venado cola blanca, tigrillo, codorniz y primavera, y en el mar Camarón, mero, tortuga, robalo, pargo y corvina.[1]

PRIMEROS ASENTAMIENTOS HUMANOS

Entre los grupos que se asentaron en Sinaloa, sobresalieron tres: los Cahítas, Tahues y Totorames; dos grupos menores, los Acaxes y Xiximes, y algunos nómadas como los Guasaves, Archires y Tamazules. Es importante conocer un poco sobre ellos, porque eran los grupos más fuertes en el momento en que se dio la conquista del Noroeste, y después hacia estos mismos grupos se dirigirían los padres Jesuitas en su labor misionera. Cahítas: ocupaban el área de lo que hoy son los municipios de Ahome, El Fuerte, Guasave, Sinaloa, y parte de Choix. Pertenecieron al mismo grupo racial de los Yaquis y Mayos, se asentaron sobre las orillas de los ríos Fuerte y Sinaloa. Su lengua era el Yuto-Azteca, también contaban con diversos dialectos. Fueron un pueblo sedentario, agricultor y recolector, sembraban maíz, calabazas, y frijol, recolectaban frutos silvestres como las pitahayas y las péchitas; domesticaron el perro, que a veces les servía de alimento. También practicaron la pesca y la caza, capturando jabalíes, conejos, tejones, iguanas y serpientes. Practicaban el hilado y tejido de algodón, que crecía silvestre en su región; tejían mantas que usaban como vestido, aunque lo más común era la desnudez en los hombres y el uso de faldas en las mujeres, confeccionadas de algodón o de gamuza. Conocieron el uso de balsas y canoas, que fabricaban con troncos huecos, pero la transportación fluvial fue poco practicada debido al escaso caudal de los ríos durante la mayor parte del año. Eran estupendos guerreros, su belicosidad fue un rasgo cultural muy acentuado. Sus armas principales eran el arco, flecha (envenenada) la macana y escudos hechos de piel de cocodrilo.

Los guerreros se pintaban la cara y el cuerpo, usaban adornos de pluma y conchas. Practicaban ciertas tácticas militares, como colocar trampas a los enemigos y atacar al alba por sorpresa y retirarse de inmediato. Los varones adultos del grupo decidían iniciar la guerra por acuerdo comunitario; reunida la población se escuchaba el consejo de los viejos y de los guerreros más experimentados, se celebraba una ceremonia con características de rito religioso en la que se ingerían bebidas embriagantes, se danzaba, se fumaba tabaco y se pronunciaban largos discursos en favor o en contra de la guerra propuesta.

Las victorias militares se festejaban con otra ruidosa celebración en la que se comía ritualmente el cuerpo de algún enemigo que se había distinguido por su bravura. Dieron una gran importancia a la castidad. La infidelidad femenina era cruelmente castigada, pues a las adúlteras les cortaban las orejas o la nariz, llegando incluso a matarlas. Sentían un gran respeto por las mujeres vírgenes, quienes usaban una concha colgada al cuello como señal de su condición.

Las familias vivían en chozas de varas, lodo y palma, construidas en sitios seguros, fuera del alcance de las crecientes del río. Rendían culto al sol y la luna; sus divinidades tuvieron el carácter de espíritus guardianes y creían que éstos se les aparecían en figuras de animales. Tal vez esta sea la razón por la que el coyote inspira aún temor entre sus descendientes.[2]

Tahues: habitaban en Culiacán, Mocorito, parte de Badiraguato y la zona costera de Elota y San Ignacio, hasta el margen norte del río Piaxtla. Vivían agrupados en aldeas cercanas a sus campos de cultivo. Construían sus casas con varas trenzadas recubiertas de lodo y techos de palma. Existía el cacicazgo hereditario, el cacique dominaba sobre un buen número de aldeas y concentraba el poder político y económico. También hubo caudillos militares aunque, como sus vecinos totorames, eran gente pacífica y sólo practicaban la guerra defensiva. Sus armas eran el arco, la flecha con punta endurecida al fuego, el dardo arrojadizo con punta de obsidiana, la macana con navajas de obsidiana y el escudo de piel de lagarto.

Eran agricultores; cultivaron maíz, frijol, calabaza, chile, algodón, guayaba y ciruela; recolectaban frutos silvestres como la tuna, la pitaya y la péchita (semilla de mezquite). Pescaban en los ríos y en el mar donde obtenían gran variedad de pescados y mariscos que constituían una parte importante de su alimentación. Recolectaban sal de los numerosos depósitos naturales que se forman en el litoral. Hilaban y tejían el algodón para confeccionar mantas y otras prendas de vestir, que estampaban con vivos colores obtenidos de plantas silvestres. Estos indígenas se caracterizaron por ser diestros alfareros que producían piezas de cerámica bellamente decoradas y de gran resistencia para el uso doméstico. Practicaban el juego de pelota, fabricaron bebidas fermentadas de tuna, pitaya y ciruela, que consumían generosamente en sus festividades.[3]

Totorames: Su territorio queda comprendido entre el río Piaxtla y el de las Cañas. Tenían cierta afinidad cultural con los Coras. Tuvieron un señorío independiente y hereditario, cuya cabecera se encontraba en Chametla. Los Totorames empleaban la lengua Pirome o Pinutl, con afiliación al grupo Cora que procedía del Nahua; físicamente eran de color moreno y bajos de estatura y no mal parecidos.

En la parte de Nayarit constituyeron dos señoríos independientes entre sí, el de Centispac y el de Aztatlán. Eran sedentarios y se dedicaban básicamente a la agricultura, sembraban maíz y fríjol, sembraban tabaco y algodón con el cual realizaban sus vestidos, Las mujeres tejían el algodón con mucha destreza produciendo mantas muy finas con las que se hacían sus vestidos, el colorido de sus vestidos era con espléndidos dibujos y la manera de maquillarse era con vivos colores.

En una menos proporción se dedicaban a la pesca, procesaban la Sal, el pescado y el camarón los salaban para después comerciar con ellos. Este grupo prehispánico alcanzo un desarrollo cultural avanzado. Por su parte, en Amololoa “lugar de víboras” en la serranía de Concordia se desarrollaba un asentamiento prehispánico que asombraría a los pobladores de la región por la calidad de su cerámica.[4]

Acaxes y Xiximes: Ocuparon los puntos más altos de la Sierra Madre Occidental, desde el territorio de Sinaloa hasta el de Escuinapa. Se localizaron en las márgenes de los afluentes del río Humaya, corriente arriba entre la más espesa vegetación y escabrosas faldas y quebradas de los cerros. Frecuentaban algunos pueblos de sus parientes los pacaxes como Maloya, Copala, Pánuco y otros en el valle de Topia. Eran muy feroces en el trato con sus vecinos, comían carne humana cocida o asada. Practicaron una agricultura primitiva así como la caza y la pesca, tenían como lengua el Nahuatl.

Guasaves, Archires y Tamazules: De estos dos grupos es poco lo que se conoce. Se sabe que eran nómadas, vagaban por marismas y esteros, su alimentación consistía en almejas y pescado que extraían de los esteros; de iguanas, culebras y ratas, que cazaban en el campo, así como pitahayas, guayabas, guamúchiles, raíces de camotes y otros frutos silvestres que recolectaban.

Desconocían el uso del vestido, tejían el tule y la paja para fabricar cestos y pequeñas balsas. Se consideran que eran de estatura elevada superior a la de las otras tribus, Se perdieron sin dejar huellas de su paso, aunque se piensa que fueron incorporándose a otros grupos más desarrollados.[5]

NUÑO DE GUZMÁN Y LA CONQUISTA DEL NOROESTE DE MÉXICO.

Uno de los grandes sueños de Nuño de Guzmán era superar las hazañas de conquista de Hernán Cortés. Como sabía que había muchas quejas en su contra y que en poco tiempo le podrían quitar su cargo de presidente de la Real Audiencia, y no estaba dispuesto a quedar degradado, pensó que la única forma de ganar de nuevo el favor de la Corona era conquistar nuevas tierras llenas de riquezas.

En el otoño de 1529 inicio a planear la conquista de las tierras ubicadas al noroeste de la ciudad. Sabía que a treinta leguas de la ciudad de México, se encontraba el dominio de los Teúles chichimecas,[6]quienes robaban y mataban a los que pasaban por esos territorios. Así que aprovechándose de este pretexto cumpliría su proyecto de extender sus dominios desde el oeste de Pánuco hacia el Mar del Sur.

Antes de partir nombró a Juan de Cervantes como su teniente general para Pánuco.[7]Marchó con un ejército formado por 400 soldados españoles, 8000 indios auxiliares y cargadores. Su meta eran las tierras desconocidas del noroeste de México. A su paso llegó a Michoacán por la margen del río Grande o Lerma, en donde lo recibió en paz el rey Calzontzin, uno de los más poderosos señores Tarascos (Purhépechas).

El rey Tarasco le dio grandes obsequios en oro y plata, pero estos no saciaron la codicia de Nuño. Su afán por obtener más riquezas e indios para su servicio lo segaron, y cometió una gran injusticia contra el Rey. Lo mando castigar severamente, le quemaron los pies y lo ahorcaron, para después llevarse los indios de cargadores.[8]

Por donde pasaba hacia alarde de su fuerza, incendió pueblos y vejó a sus habitantes. Muchas pequeñas aldeas, al escuchar lo que había hecho con el rey Calzontzin, prefirieron no poner resistencia, se entregaban pacíficamente; los que peleaban eran derrotados gracias a la superioridad numérica y a la artillería que portaba el ejército.

Conquistaron Nochistlán y Teúl en el actual estado de Zacatecas, ahí se dividieron en dos grupos, el primero guiado por Guzmán, siguió la ruta del Río Grande, pasando algunos pueblos hasta llegar a Ahuacatlán y Tetitlán, y dirigirse después al valle de Tepic. El segundo grupo fue guiado por el capitán Pedro Alméndez Chirinos, quien se dirigió al norte. Chirinos hizo un viaje en busca de Teúl, la ciudad sagrada de los Cascanes; también exploró Tuitlán.

Nuño en Ahuacatlán, tomó 800 tamemes. Los de Ahuacatlán tenían bajo opresión a los Zihuatlán y Xuchipil que los habían vencido en guerra; Guzmán al vencer a los ahuacatecos, ordenó la libertad de ellos. Se ganó la admiración y respeto de estos dos pueblos, y gracias a ese gesto bondadoso fueron los primeros que aceptaron al cristianismo. Cuatro días después de haber estado en este lugar siguieron su camino, llevando consigo presos a los caciques.

Llegó a Tetitlán, que se hallaba abandonado por completo; los habitantes por miedo habían huido. Después de una batalla muy dura en Jalisco, entregaron los pueblos de la zona a sus aliados, que incendiaron las casas y aprisionaron a sus habitantes. Cuando los de Acaponeta se enteraron que estaban cercas los conquistadores, decidieron huir a las montañas.

Al cruzar el Río grande de Santiago, el 29 de mayo de 1530, entraron al gran territorio de Sentispac, que comprendía más de cuarenta pueblos tributarios asentados en fértiles tierras y en las proximidades del mar y de ríos que les proporcionaban pesca abundante, decidió Nuño de Guzmán realizar en ese preciso lugar su toma de posesión. Solicitó a la corona su reconocimiento como gobernador de la Mayor España, por medio de una carta que mandó desde Omitlán el 8 de julio de 1530, en la cual también pidió que se le aceptara el derecho de esclavizar a los nativos rebeldes.

Ese nombre le fue rechazado en la carta de contestación de la Reina, fechada en Ocaña el 25 de enero de 1531. Se le ordenaba que cambiara ese nombre por el de «Reino de la Nueva Galicia». También se le prohibió esclavizar a los nativos.[9]En julio de 1530 llegaron a Aztatlán, en el actual estado de Nayarit; el 20 de septiembre su campamento fue azotado por un ciclón tropical que ocasionó graves daños y sufrió una severa inundación, que le causó la pérdida de bastimento, equipo, y una gran cantidad de indios que perecieron ahogados.

Pasada esta calamidad les vino otra, las tropas fueron afectadas por una grave epidemia que ocasionó gran cantidad de víctimas; algunos trataron de convencer a Guzmán para que les permitiera regresar a Jalisco, pero era tanta la sed de gloria que no quería regresar fracasado. Mando castigar e incluso dar muerte a algunos españoles e indios, para que desistieran en sus peticiones.

Lograron llegar a Chametla y temeroso de ser atacado, resolvió acampar fuera del recinto habitado. Buscó ayuda con los aldeanos que los alimentaban y curaban sus heridas, pero para no seguir alimentándolos los indígenas decidieron huir. Guzmán, enojado por este suceso, mandó quemar sus casas y castigar a los que encontraran. El ejército indígena decidió combatir, pero fue dominado gracias a la superioridad de las armas, y mandó matar a los principales indios capturados.

En noviembre de 1530 Chametla se encontraba completamente sometido, Nuño lo atribuyó a la Corona con el nombre de San Pedro Chiametla. Los indios de Jalisco y Colima al enterarse del debilitamiento de las tropas a causa de la tragedia, se rebelaron. Guzmán mandó a Gonzalo López hasta Jalisco y Michoacán a castigarlos, y de paso aprovechar para traer cargadores. Gonzalo López regreso a Chametla en diciembre de 1530, trayendo consigo un gran número de esclavos.

A principios de 1531 continuaron su marcha hacia el norte, fundó una villa en las cercanías de Concordia en un pueblo llamado Quezala (Cosalá); de este lugar mandó unas expediciones a explorar la costa del mar y las montañas de la Sierra Madre Occidental.

Dominaron a los pueblos de Quila y Quinola, cruzaron el río de Tamazula y entraron en el señorío independiente de Huey Culhuacan. Se habían concentrado en este lugar un grupo grande de indios de todas las regiones. El ejército de Guzmán tuvo varios enfrentamientos con estos guerreros que le salían a su paso, y en las cercanías del pueblo de Colombo se efectuó la batalla más fuerte; fue apresado el cacique de Colombo que era hermano del señor de Huey Colhuacán, el cual se sometió al ejército español.

El 29 de septiembre de 1531 fundaron la Villa de San Miguel de Culiacán en los márgenes del río San Lorenzo. Nuño Beltrán de Guzmán nombro a Don Diego de Proaño Alcalde Mayor de la provincia, la que quedaría despoblada al poco tiempo.

Mientras estaban en Culiacán, Nuño reposaba en cama a causa de una enfermedad, cuando le llegó la noticia de que Gonzalo López había cruzado la Sierra Madre Occidental y le pedía que avanzara hasta el pueblo de los Guamúchiles. Ni la enfermedad lo pudo detener, cargado en andas siguió su expedición, y entraron en territorio de Durango.

Como vio que no había posibilidad para encontrar grandes y ricas ciudades como esperaba, decidió fundar desde Papasquiaro las ciudades de Culiacán, Nochistlán y Teúl en la Nueva Galicia. Regresaron a Culiacán en un viaje terrible por las lluvias; después de recuperarse, el 17 de Noviembre de 1531 fundó la villa del Espíritu Santo (Tepic). Esta fue la sede administrativa de su gobierno, y en Jalisco erigió su cuartel militar y su vivienda personal.

El 3 de Diciembre de 1531 ordenó a Juan de Oñate fundar la villa de Guadalajara en el poblado de Nochistlán, la cual quedo fundada el 5 de enero de 1532. La reina le ordenó por medio de carta que las nuevas tierras se llamaran «Reino de Nueva Galicia», también que fundara una ciudad con el nombre de Santiago Galicia de Compostela, que fuera la capital del reino. En 1532 públicamente cambió el Nombre de la Villa del Espíritu Santo por Santiago de Galicia de Compostela.

OTRAS EXPEDICIONES EN EL NOROESTE

La Expedición de Hernán Cortés

Cortés envió como capitán a Diego Hurtado de Mendoza, primo suyo, a buscar tierras que conquistar hacia el Noroeste. Partió del pueblo de Acapulco el día de Corpus Christi del año 1532. Llegó a Jalisco para abastecerse de agua, y Nuño de Guzmán mando gente que le prohibiera la entrada; siguió su viaje llegando al Golfo de California y por escasez del agua tuvo que detenerse en Agiabampo, pero los Cahitas que eran los que habitaban aquellas tierras, estaban muy resentidos por lo que les había hecho Nuño de Guzmán. Al verlo le dieron muerte. Al enterarse de este trágico suceso, Cortés envió dos Naves. Como capitán de una iba Diego Becerra de Mendoza, y como piloto a Fortín Jiménez. En la otra Nave nombró como capitán a Hernando de Grijalva y a Acosta su piloto. Tenían tres finalidades: vengar a los muertos, buscar y socorrer a los vivos, y conocer los secretos de aquella costa.

En la primera noche que se hicieron a la mar, las naves se perdieron una de la otra y jamás se volvieron a ver. Fortín asesino a Diego Becerra, después se dirigió con la nave a la Bahía de Santa Cruz donde le dieron muerte los indios. Por su parte la nave de Hernando de Grijalva llegó a una Isla, la cual llamó Santo Tomás.

Cortés organizaría un tercer viaje en el cual los acompañaría. Con tres Naves cruzaron el Golfo de California. Llegaron en 1536 a Santa Cruz, donde mataron a Fortún Jiménez y sus hombres. Fue a San Miguel de Culiacán, con muchos problemas. Regresó al puerto de Acapulco. En 1539 mandó otras tres naves, a cargo de Francisco de Ulloa. Partieron de Acapulco, atravesaron el Mar de Cortés (Golfo de California), llegaron a Ancon de San Andrés donde tomó posesión Francisco de Ulloa en nombre de Hernán Cortes.[10]

La expedición de Alvar Núñez Cabeza de Vaca

El 17 de junio de 1527 partió del puerto de San Lucar de Barrameda el gobernador Pánfilo de Narváez, con la finalidad de conquistar y gobernar las provincias que están desde el río de las Palmas hasta Cabo de la Florida; Cabeza de Vaca lo acompañaba como tesorero y alguacil Mayor. Desembarcaron en las costas de Florida en 1528 para tomar posesión del territorio, muy cerca de lo que hoy es la bahía de Tampa. Se inició entonces el reconocimiento del terreno, Narváez tomó la decisión de dividir la expedición: mientras un contingente iría por tierra, otro continuaría por mar. Cabeza de Vaca y algunos hombres se aventuraron hacia el interior de las tierras, donde tuvieron dificultades con los nativos del lugar que no eran amistosos. Cansados y con las manos vacías, regresaron a la bahía, pero no encontraron las naves; habían zarpado dejándolos abandonados. Construyeron frágiles embarcaciones de cuero de caballo con las que pensaban alcanzar las costas del Golfo de México, pero estas embarcaciones, al pasar por la desembocadura del río Misisipi, se separaron debido a la fuerte corriente y los vientos del norte. Cabeza de Vaca con algunos sobrevivientes, llegó a la costa del actual Texas, donde fueron capturados por indios comedores de marisco.

Cabeza de Vaca practicaba con ellos la medicina tradicional y la Sanación mágica. Después de seis años de cautiverio, Álvar Núñez Cabeza de Vaca y otros tres expedicionarios lograron huir en 1535, y recorrieron el sudoeste estadounidense y norte de México hasta llegar a un poblado a orillas del río Sinaloa. Era el año de1536 cuando escucharon noticias de que habían visto a unos cristianos.

Pidieron que los llevaran al lugar, siguieron el camino con la esperanza de encontrarlos, llegaron al río Patutan, caminando hasta encontrar a diez leguas a cuatro cristianos de a caballo. Lo llevaron frente a Don Diego Alcaraz que era el capitán. El los llevo 25 leguas más hasta llegar a Culiacán, donde tuvieron contacto con el alcalde Mayor y Capitán de aquella provincia Melchor Díaz. Al enterarse de la presencia de estos hombres, Nuño fue a su encuentro para conocer su travesía por las regiones norteñas. Cabeza de Vaca contó historias fabulosas que pasaron a engrosar el cuerpo de leyendas referidas al Nuevo Continente.[11]A él se le debe la creación del mito de las siete ciudades de oro de Cíbola y el Dorado, que serían ricas en Oro y piedras preciosas.[12]

FRANCISCO DE IBARRA Y LA CREACIÓN DE LA PROVINCIA DE LA NUEVA VIZCAYA.

El virrey Velasco casó a su hija doña Ana con don Diego de Ibarra, que había ganado la guerra contra los chichimecas y extraído una fortuna de las minas de Zacatecas, pero le faltaba una pierna. Esto hizo que compartiera las glorias con su sobrino Francisco de Ibarra, que realizó su primera misión en 1554 a los 16 años de edad por encargo de su tío, Francisco de Ibarra.

Llegó al sitio donde más tarde se levantó Mazapil, a Avino, al valle de Guadiana y quizá regresó a Zacatecas pasando por la zona de Sombrerete. Ayudado por su tío, el Virrey lo nombrará el 24 de julio de 1562 como capitán general y gobernador de las tierras que conquistara más allá de San Martín y de Avino, y gentes que pusiera bajo el dominio del pendón real.

Financiado por su tío, emprendió su viaje, llegó a finales de 1562 hasta un paraje situado entre los Zacatecos y los Tepehuanes, lo acompañaba el fraile franciscano Jerónimo de Mendoza; él fue quien bautizó con «Nombre de Dios» a esta nueva Villa que se fundaba. Cerca de ahí se encontraron otro valle al que llamaron Guadiana; cerca de este valle Fray Diego de la Cadena, fundó un pueblo que llamó «San Juan Bautista de Analco», y a «Nombre de Dios» Francisco la dotó de personalidad secular, ya que existía solo como misión franciscana.

Nombró funcionarios municipales, fijó los límites de la población, otorgó mercedes de tierras a sus habitantes, y en 1563 fijaría Durango como capital de la provincia de la Nueva Vizcaya, que comprendería: Durango, Sinaloa y Zacatecas. Construyó edificios con sus fondos personales, llegando hasta ceder la totalidad de la producción de una de sus minas en Avino, para el desarrollo de la ciudad.

En el año de 1564 realizó una misión atravesando por los territorios de Aguascalientes, Zacatecas y Durango, llegando a la región de San Miguel de Culiacán, en la cual Pedro Tobar lo recibió; le informó que existía una región habitada por los cahítas que no había sido conquistada aún. Emprendieron su camino hacia el Norte, y en los límites de la provincia de Culiacán fueron recibidos amistosamente por la tribu Ocoroni. En ese lugar establecieron su cuartel para facilitar las exploraciones.

Rumbo al Norte exploraron el río Fuerte; el 24 Junio de 1564 repobló una aldea india en una fértil orilla del río Zauque o Fuerte, con el nombre de «San Juan Bautista de Cinaloa», después Ibarra marchó hacia el Norte donde llego al Pueblo Indio de Baca, al cual el llamaría «La purísima Concepción de Baca», siguió cuesta abajo el río, llegando a Ahome una villa indígena.

Regresó a Cinaloa con miras a repoblar Chametla, la que había sido abandonada por los españoles que llegaron con Nuño de Guzmán. Baltasar de Obregón quien acompañaba a Ibarra, visito el pueblo de Mazatlán que estaba poblado por indios. Francisco de Ibarra llegó a Chametla en donde en 1564 estableció una gobernación, luchando contra los Xiximes.

Recorría el territorio hacia la Sierra, y el 20 de enero de 1565 fundó la villa de San Sebastián; siguió por la sierra y logro encontrar las vetas de minerales de Copala, Pánuco y Charcas. Intensificó la ganadería y el pastoreo. Las conquistas y fundaciones del capitán Ibarra reorganizaron las políticas en la división territorial del Noroeste y se adjudicaron a la Nueva Vizcaya las provincias de Sinaloa y Chametla. Solamente el gobierno de Culiacán continuo siendo parte de la Nueva Galicia.[13]

NOTAS

  1. http://cuentame.inegi.gob.mx/monografias/informacion/sin/territorio/default.aspx?tema=me&e=25, (consultado el 10-01-2009)
  2. VIDALES SOTO, Nicolás, Sinaloa un Estado con historia, editorial once ríos, Culiacán, Sin., 1996 (3ª edición), 102- 103.
  3. VIDALES SOTO, Nicolás, Sinaloa un Estado con historia, editorial Once Ríos, Culiacán, Sin., 1996, (3 edición), p. 100,
  4. VIDALES SOTO, Nicolás, 1996, p.98.
  5. VIDALES SOTO, Nicolás, Sinaloa un Estado con historia, editorial once ríos, Culiacán, Sin., 1996, 103, (3ª edición).
  6. Chichimecas era un nombre genérico, puesto por los mexicanos a todos los indios que vagaban sin tener una casa estable. Entre ellos se enumeran: Los pames, guamares, guachichiles, copues guaxabanes y sauzas. Son grupos que en su mayoría no contaban con ídolos, no adoraban a dioses, ni ofrecían sacrificios. Se les conocía por ser extremadamente crueles, no perdonaban en las guerras la vida de hombres, mujeres y de niños. Sus armas eran el arco y la flecha, capaces de atravesar la coraza de la cabeza y pecho de un soldado, pelean desnudos y asaltan por sorpresa. SANTA MARIA, Guillermo de O.S.A - CARRILLO CÁZAREZ, Alberto, Guerra de los Chichimecas (México 1575- Zirosto 1580), publicado por El Colegio de Michoacán, 2003, (2ª edición), 44 -48.
  7. CHIPMAN, Donald E., Nuño de Guzmán y la provincia de Pánuco en Nueva España 1518-1533, Universidad Autónoma de Tamaulipas, Ciudad Victoria, 2007, 153-163.
  8. DÍAZ DEL CASTILLO, Bernal, Historia Verdadera de la conquista de la Nueva España, Editorial Porrúa, México, 199, 534-535.
  9. CHIPMAN, Donald E., Nuño de Guzmán y la provincia de Pánuco en Nueva España 1518-1533, Universidad Autónoma de Tamaulipas, Ciudad Victoria, 2007, 163-164.
  10. LÓPEZ DE GÓMARA, Francisco, La conquista de México, Edición José Luis de Rojas, España, 2001 (2ª Ed.) 415-421.
  11. NÚÑEZ CABEZA DE VACA, Álvar, Naufragios, Edición de Juan Francisco Maura, Madrid 2005, ( 7ª edición), 77-214.
  12. VIDALES SOTO, Nicolás, Sinaloa un Estado con historia, editorial once ríos, Culiacán, Sin. 1996, (3ª edición) 130.
  13. GRANDE, Carlos, Sinaloa en la Historia tomo I, Universidad Autónoma de Sinaloa, Culiacán 2000, 417-436.

BIBLIOGRAFÍA

CARRILLO CÁZAREZ, Alberto, Guerra de los Chichimecas (México 1575- Zirosto 1580), publicado por El Colegio de Michoacán, 2003, (2ª edición)

CHIPMAN, Donald E., Nuño de Guzmán y la provincia de Pánuco en Nueva España 1518-1533, Universidad Autónoma de Tamaulipas, Ciudad Victoria, 2007

DÍAZ DEL CASTILLO, Bernal, Historia Verdadera de la conquista de la Nueva España, Editorial Porrúa, México

GRANDE, Carlos, Sinaloa en la Historia tomo I, Universidad Autónoma de Sinaloa, Culiacán 2000

LÓPEZ DE GÓMARA, Francisco, La conquista de México, Edición José Luis de Rojas, España, 2001 (2ª Ed.)

NÚÑEZ CABEZA DE VACA, Álvar, Naufragios, Edición de Juan Francisco Maura, Madrid 2005, ( 7ª edición)

VIDALES SOTO, Nicolás, Sinaloa un Estado con historia, editorial once ríos, Culiacán, Sin., 1996 (3ª edición)


JOEL MEZA REYES