SANTUARIOS MARIANOS DE MÉXICO; Sureste

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
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CAMPECHE: NUESTRA SEÑORADE GUADALUPE

El Primer Templo Guadalupano fuera del Tepeyac data de 1576. Así lo señala los escritos del Padre Francisco de Cárdenas y Valencia, franciscano nacido en Valladolid, Yucatán, a fines del siglo XVI, con estudios en el Colegio de San Javier, y ordenado sacerdote por el obispo Gonzalo de Salazar, en 1626 quién es el autor de la «Relación Historial Eclesiástica de la Provincia de Yucatán de la Nueva España» escrita en el año de 1639.

Así también lo indica los escritos de Don Jorge Ignacio Rubio Mañe, profesor a la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México en el texto «Santuarios Guadalupanos», conferencia presentada en la Catedral de Campeche el día 24 de Julio de 1945, con motivo del Congreso Diocesano Guadalupano.

Orígenes del Santuario

La historia de esta antigua ermita de Ntra. Sra. de Guadalupe, enclavada en el barrio de «porte señorial» de esta ciudad de san Francisco de Campeche, hunde sus raíces en la segunda mitad del siglo XVI. Al fundar Francisco de Montejo, la villa de san Francisco de Campeche, el 4 de octubre de 1540, mandó erigir una pequeña iglesia a la que puso el nombre de Nuestra Señora de la Concepción, según consta en el acta de fundación del 6 de enero de 1542, que años después fue elevada al rango de Catedral.

En 1546, se construyeron los templos de san Francisco extramuros, y de san Román, en 1565, con lo cual quedaba delimitada la villa y puerto de san Francisco de Campeche, baluarte contra los ataques de los piratas.

De la ermita de Nuestra Señora de Guadalupe se sabe de su existencia desde 1639, por los datos aportados por la crónica del Sr. Cura de Yaxcabá, Yuc., Don Francisco de Cárdenas y Valencia. De los templos guadalupanos construidos en toda la Nueva España, no incluía en sus registros el santuario Guadalupano erigido en Campeche, pues no se contaba con fundamentos sólidos sobre la época de su construcción. La lista contempla que el templo más antiguo fue un santuario erigido en 1628, a más de dos leguas al poniente de la ciudad de San Luis Potosí.

La lista que data del siglo XVII menciona los siguientes templos guadalupanos:

I.-Santuario de Ntra. Sra. de Guadalupe del Desierto, San Luis Potosí 1628.
II.-Ermita de la ciudad de San Luis Potosí. 1654.
III.-Iglesia de la Ribera del Río Norte, hoy río Bravo. 1659.
IV.-Templo guadalupano de Chalma, Edo. de México. 1683.
V.-Templo guadalupano de Querétaro. 1675.
VI.-Templo en El Relicario, Pue.1694.
VII.-Templo de Guadalajara, Jal. 1694.
VIII.-Capilla de Ozumba cerca del Popocatépetl y del Iztaccíhuatl. 1696.
IX.-Templo de Orizaba, Ver. 1709.
X.-Templo de Durango. 1715-1722.
XI-Templo de Apam. 1720.
XII.-Templo de Valladolid de Michoacán , Morelia.1732.
XIII.-Templo de Guanajuato. 1732.
XIV.-Templo de Parral, Chih. 1733.
XV.-Templo de Mérida, Yuc. 1757.

Los datos históricos, conocidos hasta entonces, no permitían demostrar que en el siglo XVI se hubiesen erigidos otros santuarios con la advocación de Santa María de Guadalupe, además del Santuario del Tepeyac.

Recientes investigaciones históricas permiten afirmar que la construcción del santuario de Nuestra Señora de Guadalupe en Campeche se remonta algunos años más atrás. Un importante documento recientemente descubierto, es una carta del obispo de Yucatán, Fray Gregorio de Montalvo, dirigida al rey Felipe II, fechada en Mérida el 6 de enero de 1582, donde refiere detalladamente el estado eclesiástico de la diócesis yucateca:

“Hay otra ermita de la advocación de Nuestra Señora de Guadalupe junto a la villa de Campeche, la cual fundó Pedro Martín de Bonilla, vecino de ella, a su costa, con licencia del prelado y del gobernador. [...] Es de piedra aunque pequeño edificio”.(Cfr. Francisco de Cárdenas y Valencia SJ., «Relación Historial Eclesiástica de la Provincia de Yucatán de la Nueva España», escrita en el año de 1639, Volumen III. Los datos que presenta esta carta del obispo de Yucatán conducen a afirmar que la antigüedad de la ermita guadalupana de Campeche se remonta hasta el año 1582.

Otro documento para demostrar que el mencionado templo es todavía más antiguo es la: «Información remitida al Santo Oficio por el Obispo de Yucatán Fray Diego de Landa, contra Antón Martín, albañil, vecino de la villa de Campeche, sobre dos veces casado.-1576.» (cfr. Archivo General de la Nación), donde se deja constancia de que en aquel año1576 ya existía en Campeche esta histórica ermita dedicada a la devoción guadalupana, mucho antes que en cualquier otra parte del territorio novohispano.

Se puede afirmar según la documentación histórica del Padre Francisco de Cárdenas y Valencia, franciscano, en su «Relación Historica» de 1639, los documentos aportados por el Obispo Fray Diego de Landa, franciscano, II Obispo de Yucatán (1572 a 1579), en su información remitida al Santo Oficio en 1576, se refiere a esta ermita cercana al mar, y la documentación, del obispo Fray Gregorio de Montalvo, dominico, III Obispo de Yucatán (1580 a 1587) en su carta al rey Felipe II de 1582. Tomando los datos de una tradición fundamentalmente oral, con todas las precisiones de carácter histórico con que tales tradiciones se deben valorar y presentar, posiblemente empezó a venerarse a la Virgen morena del Tepeyac en Campeche, por los primeros colonizadores españoles que trajeron del Tepeyacal, puerto de Campeche, la devoción guadalupana. Francisco de Montejo «el Mozo» reunió de la misma Nueva España a casi toda su gente para emprender la conquista de Yucatán en 1539, ocho años después de las apariciones en el Tepeyac. Es posible que Don Pedro Martín de Bonilla, rico y piadoso marino portugués vecino de la villa de Campeche, fue quien introdujo el culto a la Virgen de Guadalupe e inició la construcción de la ermita, pues visitaba con frecuencia la capital del virreinato para asistir algunas veces como padrino de bautizo en compañía de su esposa. Tal vez en esos viajes conoció la devoción a la Virgen de Guadalupe en su milagrosa aparición del Tepeyac, y quiso dejar en la villa de Campeche un Santuario que perpetuara su veneración. Campeche ocupa un lugar muy especial en la historia de la devoción a la Virgen de Guadalupe; esta antigua ermita muestra la manera en la cual la Morenita del Tepeyac, fue venerada desde muy antiguo, a la orilla del mar de Campeche, convirtiéndose así en su primer Santuario Guadalupano fuera del Tepeyac.

ORIZABA: NUESTRA SRA. DE GUADALUPE, «LA CONCORDIA»

El Santuario de Santa María de Guadalupe «La Concordia» está ubicado en la esquina de Oriente 4 y Sur 23, en el barrio que antiguamente se llamó Omiquila de la Ciudad de Orizaba. Es el primer templo en honor a la Virgen de Guadalupe en Orizaba y uno de los más bellos edificios de la arquitectura religiosos de la ciudad, construido en 1679.

El dato histórico más antiguo del Santuario lo ubicamos en el año de 1601 cuando se fundó el barrio de Omiquila, de población indígena, al oriente de la ciudad de Orizaba. El lugar está rodeado completamente por ciénagas de fango que impedían un acceso directo al centro de la ciudad, y por eso los indígenas solicitaron permiso para construir una iglesia en su barrio.

En sus inicios la capilla, tenía techo de teja y sostenido por troncos de árboles, sus muros eran de ramas secas y estuco y una mesa vieja servía de altar. Este primitivo templo estaba hecho de paja por lo que con el tiempo se cayó y se levantaron otros. Un indio ciego llamado Domingo de Ramos cedió el solar en que se estableció la capilla y se encargó de cuidarla.

Se pagaban doce reales al sacerdote por oficiar misa, ya que en esa época el camino de la parroquia de San Miguel a la Concordia era pantanoso y despoblado y en tiempo de lluvias no era visitado por los sacerdotes. Hasta 78 años después inició la edificación del templo de Guadalupe, bajo la supervisión del grupo sacerdotal del Oratorio de San Felipe Neri.

En sus archivos el libro más antiguo de bautizos indica que la Iglesia se le da la categoría canónica de vicaría fija, paso previo para ser una parroquia, el 3 de noviembre de 1883. Es uno de los más bellos ejemplos de la arquitectura religiosa de la ciudad. En la segunda mitad del siglo XVIII se reunieron un grupo de sacerdotes vecinos de la villa de Orizaba para erigir el Oratorio de San Felipe Neri.

La congregación fue aprobada y se le asignó el título de «Concordia de Capellanes del Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe», razón por la cual muestra en su portada un relieve en argamasa de Nuestra Señora de Guadalupe, realizado con influencia popular, rodeado de una singular decoración de ingenuo estilo churrigueresco. Se tiene una descripción de 1831 en los archivos del Arzobispado de Puebla que señala al Santuario de Guadalupe, como una entidad canónica de Vicaría Fija, atendida por clérigos del Oratorio Sacerdotal de San Felipe Neri. La Iglesia tenía retablos mandados construir a los artesanos más prestigiados de la región. La fiesta patronal se celebraba cada 12 de diciembre.

La arquitectura del santuario es especial, según el modo de la arquitectura del Oratorio. En el retablo central siempre ha estado la imagen de Santa María de Guadalupe; el altar mayor es de estilo barroco con características del churrigueresco, de madera de nogal, los nichos albergan las imágenes del niño Jesús, San Joaquín, Santa Ana, Santa Catalina, Santa Rosalía, San Benito Abad y Santa María Magdalena, todas éstas pertenecientes al siglo XVIII.

Una imagen de la Virgen de Guadalupe es muy antigua, los primeros clérigos del Oratorio de San Felipe Neri llegados a Orizaba, encargaron la realización de la imagen a uno de los maestros del arte religioso virreinal. Su autor es Don Nicolás Rodríguez Juárez que figura entre los grandes pintores del México virreinal cuyas obras se encuentran en templos y museos. El lienzo fue pintado en 1730 y consiste en un óleo sobre tela cuyas dimensiones son de 108.5 cm por 186.5 cm. Esta pintura corresponde al modelo conocido como fiel copia del original que se caracteriza por la ausencia de elementos en torno a la figura de la Virgen.

El ángulo inferior izquierdo tiene una inscripción que dice: “Nicolaus Rodríguez Xuarez Cler. Prefby. Fac.” (realizó Nicolás Rodríguez Juárez clérigo Presbítero). En la parte central inferior del cuadro (bajo el ángel) hay otra inscripción que dice: “tomada de la original el 11 de septiembre de 1730.” Y en el ángulo inferior derecho hay otra inscripción que dice: “retocada en diciembre de 1831”.

Otro retablo importante de la iglesia es de las mismas características del churrigueresco, dedicado a San José, con imágenes del Niño Jesús, Santa Rosa de Lima, San Antonio Abad, Santa Gertrudis, Santa Teresa de Jesús y Santo Tomás de Aquino, San Juan Capistrano y San pedro Alcántara, todas pertenecientes al siglo XVIII.

Los clérigos que reciben la Vicaría Fija el 11 de agosto de 1886, fueron llamados vicarios provisionales desde 1888 P. Gabriel Tapia y P. Bernardino Osorio, P. Agustín Méndez. Ya desde 1898, en las actas del archivo de la Vicaría Fija tenemos datos más precisos: P. Francisco G. Leal (1898), P. Eduardo A. Clara (1899-1901), P. Marcelino Balséis, (1903), P. Jesús Río de la Loza y Reyo (1905). En 1914, P. Flores; y P. Ramón D. Alendrit (1920), P. Leopoldo Osorio (1926), P. Juan Valiente (1930), Daniel Villarreal, P. Jesús G. Ruiz y P. Antonio Ochoa (1931) y en 1935 P. Ignacio de Jesús Noriega.

Según estos archivos se puede ubicar que desde 1709 estuvo la Vicaría Fija bajo la jurisdicción del Obispo de Puebla Don Pedro Nogales Dávila. La iglesia que permanece hasta nuestros días pasó a manos del gobierno con las leyes de reforma de 1857. En 1819 un terremoto destruyó su torre principal. En 1992, el convento anexo conocido como el Oratorio de San Felipe Neri que había funcionado como hospital y cárcel se convirtió en el Museo de arte del Estado de Veracruz.

MÉRIDA; NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE

En la Ciudad de Mérida, Yucatán, llamada la «Ciudad Blanca», no por el encalado con que solían pintarse sus muros y fachadas desde la época colonial, ni tampoco por la proverbial limpieza de la Ciudad, sino porque desde su fundación en 1542 por la Familia Montejo, quisieron por razones de seguridad y de fundado temor, ante la rebeldía de los mayas hacer una ciudad «Blanca», esto es, para los blancos. Esa fue su intención y su diseño original, de ahí las puertas de acceso a la ciudad más allá de las cuales estaban los barrios de indios, que más tarde serían desbordados por el crecimiento demográfico.

Conformando el núcleo de la ciudad original estaban los Barrios: de San Sebastián, de San Juan y de la Mejorada, y a un kilómetro al sureste de la ciudad, se estableció el Barrio de San Cristóbal, ubicando en él a los indígenas mexicanos y tlaxcaltecas que llegaron a fines del siglo XVI como apoyo a la conquista de Francisco de Montejo.

Este sitio fue seleccionado por el fundador de Mérida, Francisco de Montejo, para construir un fuerte que defendiera a la ciudad de posibles ataques de los indígenas mayas. En, 1669, bajo la administración del gobernador Rodrigo Flores de Aldana, los españoles llevaron al cabo el proyecto de Montejo y construyeron el fuerte de San Benito encerrando en sus gruesos muros al convento grande de los franciscanos.

A cinco cuadras de la Plaza Principal, sobre uno de los cerros que había en T'Hó, en donde se había instalado el barrio de San Cristóbal, fue establecido poco tiempo después de culminada la conquista, un gran convento de la orden de San Francisco. Al principio, se establecieron tres puertas, una de ellas para los militares, otra para los clérigos y una más para la administración de la parroquia, pero al poco tiempo los militares, aduciendo motivos de seguridad, tapiaron dos de las puertas forzando la entrada de todos por la única puerta que quedó en uso.

La misma puerta tuvieron que usar los habitantes del barrio y los indios que pertenecían a la parroquia de San Cristóbal. Tal situación prevaleció hasta muy entrado el siglo XVIII. Lo que convirtió al Barrio como única entrada a Mérida y paso obligado era la visita de la Iglesia de San Cristóbal.

El Barrio de San Cristóbal fue transformándose por el mestizaje, y de sus orígenes poblado por blancos y por mexicanos y tlaxcaltecas, se fue desarrollando la población. Estos indios a quienes se destinó originalmente el barrio gozaban de ciertas prerrogativas por su participación en la conquista, como la de no pagar tributos. Tal derecho les fue quitado, sin embargo, al poco tiempo por el gobernador Diego Quijada y aunque ellos protestaron no lograron recuperar la canonjía.

Antes de la construcción, la Iglesia en San Cristóbal, hubo un primitivo templo que originalmente estuvo en manos de los franciscanos, localizándose en este poblado de San Cristóbal, anexa al Convento Mayor de Mérida, donde ahora se encuentra el mercado de San Benito. En 1756 se inició la edificación de su iglesia dedicada a San Cristóbal. Al paso de los años y dado que la devoción a la Virgen de Guadalupe crecía en el altiplano de México, hacia 1631 se inicia el culto a Nuestra Señora de Guadalupe concretándose en la dedicación de la Iglesia el Jueves Santo de 1797, en el último tercio del siglo XVIII, interviniendo los Obispos Ignacio de Padilla y Estrada y Fr. Luis de Piña y Mazo.

Fue la última parroquia construida por la corona española en el Estado. La primera piedra del templo se colocó el 4 de noviembre de 1756, mientras se edificaba se utilizó un pequeño templo de madera. El obispo Fr. Ignacio de Padilla Estrada donó mil pesos para iniciar la construcción de la iglesia. Por disposición del Rey Carlos IV, de los bienes del obispo Fr. Luis Piña y Mazo, quien falleció el 22 de noviembre de 1795, se tomó lo necesario para construir la iglesia.

Hacia 1815 el barrio de San Cristóbal fue el principal proveedor de artículos de cuero, industria peletera que fue orgullo del suburbio. Se tiene registro que para 1841 en el mes noviembre, se celebraban las fiestas de San Cristóbal en honor a Nuestra Señora de las Angustias, con misas, procesiones, bailes y corridas.

La iglesia actual, Santuario Guadalupano, que se ubica en la calle 50, esquina con la 69, es uno de los atractivos del barrio y del Centro Histórico de Mérida. Una de las características de esta parroquia es su gran concha que corona la portada central, la cual es única en las iglesias de Mérida y le da un bello aspecto. El presbiterio del Santuario, está sobre una plataforma, cinco escalones más altos que el piso de la nave, al frente está el altar de piedra y detrás un retablo que ocupa el muro del fondo hasta a la bóveda y en nicho se colocó la imagen de la Virgen de Guadalupe.

El templo es de mampostería de piedra de una sola nave en forma de cruz latina. La cubren bóvedas de mampostería de las llamadas de crucerías de pañuelo, los casetones imitan a los de la Catedral de Mérida. Su cúpula es de media naranja, que descansa sobre una ancha cornisa. Tiene 8 ventanas en arco de medio punto, los cuales están sellados con vitrales que llevan diferentes motivos religiosos. Sus muros son lisos, en las paredes del interior hay unos medallones pintados representando las apariciones de la Virgen de Guadalupe.

Su portada principal es elaborada, en el dintel de la puerta se observa cómo hubo un esmerado labrado en la piedra; esta ornamentación recorre también las jambas laterales de la puerta, formando racimos de uvas y hojas de acanto, en los accesos laterales es más simple el decorado. En la parte alta de los muros hay un pasadizo que rodea toda la construcción, es un camino de ronda que se incluyó como punto de vigilancia y de defensa en caso de una revuelta.

En la actualidad el barrio de San Cristóbal es uno de los más representativos de la ciudad al ser su tradicional parroquia sede de los festejos a la Virgen de Guadalupe. Es el barrio más grande en dimensiones y el más habitado del Centro Histórico, lo que lo dota de una gran vitalidad comunitaria que se manifiesta durante los festejos anuales religiosos, que congregan a prácticamente a toda su población y que inciden en el resto de la capital yucateca.

En 1968, la iglesia de San Cristóbal se convirtió en la primera en el sureste mexicano en ser reconocida por la Santa Sede como Santuario Diocesano Mariano, ante la multitud de peregrinos guadalupanos que llegaban a venerar a la Morenita del Tepeyac. Lo que más resalta del Santuario de María de Guadalupe son los grandes medallones de sus cuatro apariciones al indio Juan Diego, que fueron pintadas por unos hermanos originarios de Campeche. En 1979 se mandó a pintar dos nuevos medallones que representan la aparición de la Virgen a Juan Bernardino y a la Santísima Trinidad con la imagen Guadalupana. Estas grandes imágenes sobre los muros laterales son iluminadas por 19 vitrales elaborados por la pintora Nery Falconi Vera, que representa las apariciones guadalupanas.

En Mérida hay otros templos en honor a la Virgen de Guadalupe, que son: las rectorías de Nuestra Señora de Guadalupe y Santa María de Guadalupe, en el Barrio de San Cristóbal y la Unidad Habitacional Cordemex, y las capillas: Villa de Guadalupe y Nuestra Señora de Guadalupe Reina de las Américas, de las colonias Gonzalo Guerrero y Ciudad Industrial.

Actualmente, en las celebraciones guadalupanas, recibe a más de 25 mil antorchistas, 200 peregrinaciones y 50 mil feligreses El arribo masivo de peregrinos y antorchistas hacia el Santuario mariano de San Cristóbal inicia desde el 10 de diciembre, y el Santuario se prepara con más de un mes de anticipación para recibir a los miles de guadalupanos, pues hay que ofrecerles desde alimento hasta un lugar para descansar, aunque sea en el atrio para que después sigan su peregrinaje, ya sea de retorno al lugar de donde salieron o continuar hasta algún otro Estado.

TEAPA: NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE

La parroquia santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, conocida popularmente como Iglesia de Tecomajiaca, se localiza en el barrio de Tecomajiaca, de la ciudad de Teapa, en el estado de Tabasco, México, cuya construcción inició en el año 1712 y concluyó en 1725. Fue la primera iglesia que se edificó en la ciudad de Teapa, y es la segunda iglesia más antigua del estado de Tabasco, después del convento de Oxolotán 1633 y la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción Tacotalpaque se construyó en 1710.

La Iglesia de Tecomajiaca está catalogada oficialmente por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), como patrimonio histórico y cultural de la nación. Los conquistadores españoles iniciaron sus incursiones en la región de lo que hoy es el municipio de Teapa desde1522, cuando Gonzalo de Sandoval envió desde la villa de Espíritu Santo a Luis Marín al frente de un grupo de soldados para explorar y anexar a los dominios españoles la región de la sierra que los españoles llamaron «Sierra de los zoques», y entregó en encomienda las comunidades de Teapa y Tecomajiaca a Bernal Díaz del Castillo, autor de la Crónica sobre la Conquista de México.

Las primeras incursiones españolas en esta región se dieron hacia1531cuando, después de derrotar a los indígenas zoques, Francisco de Montejo y León inició el reclutamiento de los indígenas para reforzar la conquista de Campeche en donde dieron batalla al mando de Juan de Lerma.

En el año de 1535, las poblaciones de Tacotalpa y Oxolotán fueron encomendadas a Bernardino de Medina, un conquistador español que al poco las dejó abandonadas; por ese abandono las encomiendas les fueron entregadas a Tomás Rijoles, quien pasado un tiempo también las abandonó, por lo que luego de una breve disputa fueron incautadas por Francisco de Montejo, quien el 27 de junio de 1543 nombró como su representante a Francisco Ramírez. En el año de 1545 llegaron a Teapa y Tecomajiaca varios religiosos dominicos, entre ellos estaba fray Bartolomé de Las Casas, quienes durante varios días oficiaron misa en una pequeña construcción improvisada hecha de setos y guano. Sin embargo, la catequización tardaría muchos años más en llegar.

En1546, los frailes franciscanos inician la evangelización del territorio de Tacotalpa, Tapijulapa, Oxolotán, Noipac y Puxcatán.En1572 los frailes franciscanos Francisco Silvestre Magallón, Bernabé de Pastrana, Juan Fajardo, Buenaventura Valdés y Diego de Padilla, fundaron e iniciaron la construcción del convento de Oxolotán y el de Poposá. Sin embargo, diez años después, el convento de Oxolotán pasó a manos de los frailes dominicos.

Hacía1611el vicario de Oxolotánera era Fray Juan de Bersástegui. Este adquirió a nombre de la orden dominica el terreno conocido como «Raudal de Istatelté», dando inicio a las enormes fincas cacaoteras con las cuales los frailes dominicos se allegaban los recursos necesarios para sus actividades.

Bajo la dirección fray Antonio de Pamplona los dominicos concluyeron la construcción del convento de Santo Domingo de Guzmán en1633, y desde aquí atendían las doctrinas de los pueblos de Tacotalpa, Tapijulapa, Puxcatán, Teapa, Tecomajiaca, Jalapa, Astapa, Cacaos, Amatán, Ixtapangajoya y Solosuchiapa.

Desafortunadamente, la importancia de Oxolotán, adquirida con la fundación del convento y la congregación de indígenas, fue decayendo a partir de1641, cuando los cacaotales de Tacotalpa cobraron un mayor auge debido a que la población contaba con mejores vías de comunicación y un acceso más fácil que el de Oxolotán. Luego de la construcción del Convento de Oxolotán, Tacotalpaen1633, los frailes dominicos se encargaron de la evangelización y catequización de los naturales de Teapay Tecomajiaca, desde donde atendían los pueblos cercanos y oficiaban misas y enseñaban la doctrina cristiana.

Años más tarde, con la llegada de un grupo de Jesuitas fueron ellos los que se encargaron de construir la iglesia de la comunidad de Tecomajiaca. La primera construcción fue de seto y lodo con techo de guano, sin embargo, en el año de1712 iniciaron la construcción de las paredes de la ermita, con piedras del río Teapa que se transportaban de mano en mano hasta llegar a la construcción.

Terminando el templo en1725, esta iglesia fue una de las últimas comunidades de la Compañía de Jesús antes de ser expulsados de todo el Imperio Español en1767. En 1910, durante el período de la Revolución mexicana, la iglesia fue utilizada como cuartel de las tropas federales encargadas de someter a los revolucionarios. Más tarde, durante la campaña antirreligiosa, el gobernador del estado Tomás Garrido Canabal mandó demolerla, pero debido a la solidez de la construcción, solo se logró quitar el techo y utilizada como escuela pública llamada «racionalista» por aquel régimen que se declaraba ateo.

En el año de1956 se inició la reconstrucción del techo y la reparación de los daños causados en el interior del templo, concluyendo los trabajos en1960. La fachada presenta un acceso con un arco rebajado, y en la parte superior se localiza una ventana coral de forma rectangular, ambos flanqueados por pares de columnas de fuste liso, y en el remate un frontón triangular coronado con una cruz de hierro. Cuenta con una sola torre campanario, el cual lleva pilastras estriadas y un cupulín.

La nave de grandes dimensiones esta hoy cubierta con láminas galvanizadas sobre armaduras de madera. Las paredes son gruesas y están construidas con piedra de río, tienen una pequeña ventana en la parte inferior y una puerta de acceso, ambas en forma de arco de medio punto en cada pared lateral. Su interior es sobrio. En el retablo están expuestas la imagen de la Virgen de Guadalupe y otras cinco imágenes más.

El templo y exconvento de Santo Domingo de Guzmán de Oxolotán, es un monumento histórico de México, ubicado en el Oxolotán, en el municipio de Tacotalpaen en el estado de Tabasco. Fue fundado por la orden de los frailes franciscanos en el año de 1633. Actualmente aloja el Museo de la Sierra, que es el museo Virreinal de Tabasco.

MONS. JORGE ANTONIO PALENCIA RAMÍREZ DE ARELLANO