PRIMERA FUNDACIÓN DIOCESANA Y CIVIL EN TIERRA FIRME

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
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SANTA MARÍA DE LA ANTIGUA DEL DARIÉN: 1514

Fue en el año 1513 cuando el Rey Fernando de Aragón decide no solo poblar la Tierra Firme (continente americano) sino cristianizarlo, que como bien sabemos, en el régimen peninsular, iban de la mano ambos procedimientos. Debemos tener presente los informes requeridos por el monarca español, de los viajes menores (Rodrigo de Bastidas, Diego de Nicuesa, Alonso de Ojeda etc.) y desde luego, con mayor influencia, de los viajes mayores encabezados por Cristóbal Colón. Fue en su Cuarto y último viaje donde este último dejó su legado: la esperanza de poblar la Tierra Firme[1]de las Indias Occidentales. Además de la posibilidad de poseer muchas riquezas con su conquista, se coronarían con éxitos los viajes interoceánicos.

Fueron las teorías colombinas las que marcaron el interés de la corona Aragonesa (Fernando) y Castellana (Juana « la loca ») por la Tierra Firme, a pesar del fracaso de Cristóbal Colón, en su última travesía. Desde luego las noticias que fueron llegando de los que tuvieron la oportunidad después de Cristóbal Colón, de visitar la Tierra Firme, también se convirtieron en fuente de inspiración para que el Rey autorizara la organización de la más grande flota que hasta el momento se había organizado en dirección al Nuevo Mundo.

Como fuentes para conocer dicha organización desde sus primeros pasos hasta el día de la partida tenemos: Los Archivos de Indias, el libro Cuenta y Razón, la Real Audiencia de Madrid, Los archivos Secretos Vaticano, las cartas o Relaciones enviadas y recibidas por el Rey etc.

Los preparativos no tuvieron precedentes; desde el reclutamiento de personal para los trabajos brutos, con miras a recolectar el supuesto tesoro encontrado en Darién; los nobles caballeros que acompañarían al nuevo gobernador en la administración de estas tierras que hacían más grande el señorío «español»; el personal eclesiástico que colaboraría con el obispo de la recién nacida diócesis y por supuesto, el aspecto logístico que incluía comida, objetos sagrados para el culto, armas, artículos de oficina (los usados en aquel tiempo como el pergamino, la tinta etc.) etc. El Rey estuvo al tanto para que no faltara nada; de esto nos podemos percatar muy bien, en los Archivos de Indias.

Los resultados de la nueva fundación no fueron los esperados, se puede decir, con temor a equivocarnos, que las bases informativas sobre lo que había en la Tierra Firme, no respondían a la realidad. Tanto el Rey como el Gobernador, así como el Obispo se hicieron falsas expectativas. Fueron engañados; no existía tal abundancia de metales preciosos o cultivos, ni siquiera para alimentar alrededor de 2000 hombres llegados en la flota fundacional, sin contar a los que ya se encontraban en el lugar. Esta visión la reconocemos un poco negativa, no porque somos pesimistas, sino porque queremos ser realistas; sin embargo, no obviamos el gran paso dado, ya que desde ese momento la Panamá (Castilla del Oro) actual comenzó a cumplir su misión de puente interoceánico que de alguna manera contribuyó y sigue contribuyendo con el desarrollo comercial mundial.

Antes de la fundación

Apenas comenzaba a surgir una España unida, que ni aún en el momento de la fundación podríamos decir que ya estaba constituida dicha unión. Fernando continuaba siendo rey de Aragón, y como ya había muerto su esposa Isabel (1504), Juana, su hija, era heredera del reino de Castilla. Ambos gobernaban sus territorios de manera independiente. Por cuestiones de salud de la reina Juana, el rey Fernando asume la regencia del reino de Castilla. Casi se terminaban las contiendas entre nobles, los bandolerismos de las clases bajas y otras dificultades. Pero, cabe mencionarlos sobre todo, con el objeto de enmarcar en un contexto histórico concreto la fundación de Santa María de la Antigua del Darién, los principales acontecimientos dados en el Señorío español desde el Descubrimiento de América en adelante. Los matrimonios, las conquistas, victorias y descubrimientos, marcaron el nuevo y glorioso inicio del imperio español (época de oro), después de haber vivido una época incierta: divisiones internas, invasión de los árabes, presencia hebraica (no creyentes). Contra esta realidad se da el matrimonio de la infanta Isabel (Castilla) con el rey Fernando de Aragón convirtiéndose en «Reyes de Castilla» en 1473 y de Aragón en 1479; conquistaron Granada en 1492 y expulsaron a los árabes. También se les unió el reino de Navarra en 1513.[2]En este contexto, en los Monarcas españoles se despierta el interés por las expediciones interoceánicas, al mismo tiempo que el Papa, por las características regalistas[3]de la corona española, inicia los preparativos para la evangelización de las nuevas tierras.

Dentro de los preparativos encabezó la lista la carta donde el Rey Fernando le solicita al Papa el nombramiento de un obispo para la diócesis que se fundaría en la Tierra Firme. Cabe mencionar que hasta el momento ya existían las fundaciones en las Antillas (La Española), las cuales respondían a los primeros viajes de Cristóbal Colón. El papa León X (1475-1521)[4]Medici, se encontraba en el solio pontificio en el momento de la fundación, por lo tanto es quien autoriza el nombramiento del primer obispo, un sacerdote de la Orden Menor de San Francisco de Asís, Juan de Quevedo ([5], predicador de la capilla real de Fernando de Aragón. Al mismo tiempo el Rey escoge el primer gobernador de la fundación, un noble castellano llamado Pedrarias Dávila. Ambos, obispo y Gobernador viajaron a la fundación con sus respectivos colaboradores (séquito) quienes formaron parte del alto número de personas que conformaron la brigada fundacional (2000 personas aproximadamente).

Creemos necesario ponderar los procedimientos canónicos de la época, los cuales fueron utilizados para el nombramiento del obispo de Santa María de la Antigua del Darién. Antes de cualquier procedimiento estuvo la carta del Rey, entregada por su embajador en Roma:

El rey consideró a Fray Juan de Quevedo un franciscano de mucha prudencia, de letras y doctrinas eminentes, por eso envió su carta a Roma, como ya hemos mencionado, por medio de su embajador Mossen Jerónimo Vich, para pedirlo ([6]) como Obispo de la nueva ciudad Santa María de la Antigua del Darién. A continuación, algunos detalles de la carta de petición (fechada el 26 de julio de 1513): « […] ya vos veréis como en la armada que agora mandamos hazer para yr a poblar la tierra que nuevamente se ha descubierto en las Yndias, avemos acordado que vaya el devoto padre frey Juan Quevedo, mi predicador, para que con sus letras y buena doctria y ejemplo enseñe y trayga a conocimiento de nuestra fe católica y procure de conservar en ella a los moradores de la dicha tierra, enbiamos a suplicar a nuestro muy santo padre le mande proveher del obispado de la provincia del Darién, que agora se llama Betica Aurea […]».[7] Una vez aceptada la petición de nombramiento por parte de la Santa Sede, prosiguieron las bulas papales:

1.1 Bula para el electo En este documento el Papa manifestaba la respuesta positiva a la petición del Rey, de fundar la diócesis y nombrar como obispo a quien él había presentado como su candidato. A la vez proveyó al obispo electo de la potestad para ejercer en su nombre la misión de gobernar y administrar la nueva diócesis ( Bula de la Provisión). Entraremos en detalle más adelante.

1.2 Bula para los monarcas (Gratiae…, del 9 de septiembre de 1513).[8] En ésta, el Papa, recomendaba el obispo a la protección y amparo de los mismos (el Rey Fernando de Aragón y su hija la reina doña Juana de Castilla):

«[…] Cum itaque carissima in Christo filia sit virtutis opus Dei ministros benigno favore prosequi ac eos verbis et operibus proregis eterni gloria venerari serenitatem tuam regiam rogamus et hortamur attempte quatinus eundem Iohannem electum eiusque ecclesiam Sancte Marie del Antiqua sue cure habeas pro nostro et Apostolice Sedis reverentia propensius commendatos […]».[9]

1.3 Bula para el clero (Hodie Ecclesiae Sanctae Mariae, del 9 de septiembre de 1513).[10]

En ella el Papa le pedía al clero de Santa María del Darién que prestaran su completa obediencia al Obispo, como padre y pastor de sus almas, que el nuevo obispo encontrara en ellos hijos devotos, y ellos en el Obispo un verdadero padre y pastor:

« [… ]Quoicirca universitatem vestram rogamus et hortamur attempte vobis per apostolica scripta mandamus quatinus eudem Iohanem electum tamquam patrem et pastorem animarum vestrarum grato admitettentes honore ac exhibentes sibi obedientiam debitas et devotas […]».[11]

1.4 Bula de la Consagración y del juramento El Papa daba el permiso para que fuese consagrado por cualquier obispo católico y en comunión con la Santa Sede haciendo ante el consagrante el juramento de obediencia y fidelidad al Papa. El juramento debía ser remitido a Roma firmado con su puño y letra y sellado con su sello episcopal.[12]En el documento que tenía que ser emitido por Fray Juan de Quevedo, donde aceptaba bajo juramento, la responsabilidad de administrar la nueva diócesis en comunión con Roma decía lo siguiente:

«Ego Johannes electus sancte Marie del Antigua ab hac hora in antea fidelis et obediens ero beato Pedro sancteque Romane ecclesie et dominio nostro Leoni Pape X suisque sucesor ibis canonice intrantibus et sic me Deus adiuvet et hec sancta Dei evangelia».[13]

1.5 Bula de los vasallos[14] La bula que merece nuestra especial atención, es la primera, «la bula para el electo». La misma será citada a continuación, pero solo los fragmentos que nos ayuden a enfocar la misión del nuevo Obispo y la intención del Papa al concederle el episcopado y la nueva diócesis.

La bula con la cual el Papa León X erige la nueva diócesis de Santa María de La Antigua del Darién y nombra obispo Fray Juan de Quevedo se llama: Pastoralis officii debitum y fue emitida el 9 de septiembre de 1513.[15]A continuación algunos fragmentos de esta bula:

«Leo Episcopus Servus Servorum[16](Dei). Dilecto filio Iohanni de Quevedo, electo Sancte Marie del Antiqua salutem [...] Pastoralis officii debitum exigit ut inter sollicitudines varias quibus assidue premimur illa nobis potissimum insideat [...]. Dudum siquidem provisiones ecclesiarum omnium apud sedem apostolicam tunc vacantium et in antea vacaturarum ordinationi et dispositioni nostri reservavimus per quoscumque quavis autoritate scienter vel ignoranter [...] post modum vero ecclesia sancte Marie del Antiqua quam nos hodie in terra nove Indie primeve a paganorum tirannide carissimi in Christo filii nostri Ferdinandi Aragonie et utriusque Sicilie Regis Ilustris auspiciis liberata de venerabilium fratrum nostroum consilio et apostolice potestati plenitudine apostolica auctoritate ereximus ab eius primeva erectione huiusmondi apud sedem predicatam vacante nos ad provisionem eiusdem ecclesie celerem et felicem de qua nullus preter [...] subiiciatur paternis et solicitis studiis intendentes post deliberationem quam de preficendo eidem ecclesie personam utilem ac etiam studiosam cum eisdem fratribus nostri habuimus diligentem; [...] nos de religionis zelo litterarum scientia vite munditia honestate morum, spiritualium providentia et temporalium circunspectione [...] nobis et dictis fratibus ob tuorum exigentiam meritorum accepta eidem ecclesie de fratrum eorumdem concilio dicta auctoritate providemus teque illi preficimus in episcopum et pastorem curam et administrationem eiusdem ecclesie tibi in spiritualibus et temporalibus plenarie committendo [...] iugum igitur domini tuis impositum humeris prompta devotione suscipiens curam et administrationem predictas sic exercere studeas sollicite, fideliter et prudenter quod ipsa ecclesia gubernatori provido e frugtuoso administratori [...] Datum Rome apud Sanctum Petrum. Anno Incarnationis domine Millesimo quingentesimo tertio decimo, quinto idus Sep. Anno primo».[17]

En la bula el Papa reconoció la autoridad del Rey sobre las tierras descubiertas, confió en la recomendación que dio acerca del futuro Obispo, le encomendó al nuevo Obispo la cura de lo espiritual y de lo material, y por último le dio la canonicidad a la Iglesia de Santa María de la Antigua del Darién. No mencionó el Patriarcado de las Indias, que el Rey había pedido en su carta.

Fray Juan de Quevedo fue preconizado obispo de Santa María de la Antigua el día 28 de Agosto de 1513, en el primer año de pontificado del Papa León X,[18]y su consagración tuvo que haberse celebrado a finales de diciembre de 1513 o principios de enero de 1514. Se piensa en estas dos posibles fechas porque la real Cédula donde el rey Fernando agradeció a Fray Juan de Quevedo la noticia de haberse consagrado responde al 19 de enero de 1514.[19]

Para no entrar en tantos detalles remitimos al lector a las notas de pie de página para conocer algunos pormenores logísticos que formaron parte de la inmediata preparación para que la brigada fundacional iniciara su partida.[20]

Según S. de Santa Teresa, citando a G. F. de Oviedo, se señala la salida de la Armada de Pedrarias de Ávila un martes santo del 11 de abril de 1514 y que un sábado del 3 de junio del mismo año, víspera del Espíritu Santo, la Armada había llegado a la isla Dominica. Al día siguiente era Domingo de Pascua (se refieren a la Pascua del Espíritu Santo, es decir Pentecostés,[21]) y celebraron una Misa solemne y con mucha alegría.[22]Allí se abastecieron de leña y agua. Según Bartolomé de las Casas la expedición permaneció en ese lugar de 3 a 4 días.

El 29 de de junio de 1514, fiesta de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, la Armada llegó al puerto de Santa María, pero no desembarcó hasta el día siguiente[23]. En el próximo punto daremos los detalles de la llegada, al igual que el establecimiento de la armada de Pedrarias de Ávila, en Santa María de la Antigua del Darién (Gobernación de Castilla del Oro).

Durante la fundación

El sueño que inició en el corazón de Cristóbal Colón de poblar la Tierra Firme y se patentizó en los ambiciosos proyectos de la Corona española, parecía comenzar a hacerse realidad cuando en Junio 30 ([24]) de 1514 llegó a Santa María de la Antigua la flota de Pedrarias Dávila. Fue recibido con todos los honores por Vasco Núñez de Balboa y los «vecinos» de la naciente población.[25]

Un dato no mencionado por el cronista Oviedo es la entonación del canto del Te Deum laudamus, por parte de Vasco Núñez, su personal militar, las autoridades religiosas y los demás miembros de la población. Esta información la hemos obtenido de Severino de Santa Teresa y él a su vez la adquirió de Pedro Mártir de Anglería([26]y López de Gómara, historiadores primitivos).

Según nos continúa comentando Oviedo, citado por Severino, Vasco Núñez de Balboa y su compañía saludaron, reverentemente, al gobernador Pedrarias Dávila. Del mismo modo, el «Adelantado de la Mar del Sur» (Vasco Núñez), prometió en nombre de todos, obediencia absoluta a su recién llegado gobernador.[27]

Desde luego que la hospitalidad primera tanto para el Prelado, como para el Gobernador se dio exquisitamente; prueba de ello fue el sitio donde los ubicaron para pernoctar. Ambas autoridades fueron alojadas y alimentadas en la mejor vivienda, la cual pertenecía Vasco Núñez de Balboa.[28]

El regocijo de los recién llegados nos reveló que la primera impresión, fue satisfactoria. Con esto se demostró que, aparentemente, todo estaba en su punto para la bienvenida. Fray Juan de Quevedo dejó escrito en sus memorias:

« […]Cómo Vasco Núñez con el regimiento nos recibió y nos aposentó con muy buena gracia, y nos dio de comer al gobernador y a mí […] Hallamos este pueblo bien aderezado, más de doscientos bohíos hechos, la gente alegre y contenta […] tenía muy bien sembrada toda la tierra de maíz y de yuca, puercos hartos para comer el presente […] ».[29]

Una de las cartas ([30]) de Oviedo y del Obispo dirigidas al Rey, describieron cómo era el Darién cuando ellos llegaron: 200 casas, había alrededor de 500 españoles y 1500 indios ([31]) (de servicios o naborías «siervo aunque le pese o simplemente esclavos»). Había 4 clérigos pero, según Rubén Vargas, tenían la misión descuidada. Entre ellos estaban: Juan Pérez de Plasencia, Pedro Sánchez (confesor de Balboa) y Andrés de Vera (padre que acompañó la expedición que descubrió La Mar del Sur).[32]

Por otra parte, es importante subrayar la toma de posesión del Obispo Fray Juan de Quevedo en su diócesis darienita, que fue según las normas eclesiásticas de la época. Las mismas reglamentaban el ejercicio de un nuevo obispo en su Sede episcopal, después de la toma de posesión canónica.[33]Fue el primer acto eclesiástico jurídico, que se hizo en las Indias Occidentales (Continente americano) de aquella época. Dicha Diócesis abarcaba toda la Tierra Firme Continental, descubierta en el Nuevo Mundo. Según Severino de santa Teresa, el acto fue solemne y presenciado por una “lujosa” comitiva civil y eclesiástica. Recordemos que el Obispo Quevedo llegó acompañado de un completo personal con el objetivo de conformar su equipo para la gestión de su Sede Episcopal, al igual que Pedrarias, para su gobierno civil.[34]

El obispo fundó la iglesia catedral en los terrenos asignados por el gobernador haciendo uso de 150 «castellanos» de renta, que se le otorgaron, para ayudar en la construcción. En 1515 ya habían terminado el edificio. No era una gran cosa, primero por la falta de material y segundo por ser hasta cierto punto provisional, ya que todavía no se tenía certeza de dónde quedaría definitivamente la sede del obispo en la Tierra Firme. No es seguro, pero se afirma que la primera catedral fue resultado de una adaptación del «bohío con techo de paja», el cual había pertenecido al cacique Cémaco. Este sería en la práctica, el tercer edificio de índole religiosa, ya que los franciscanos que se encontraban en Santa María de la Antigua, habían construido su monasterio, además de una escuela para acoger a los hijos de los indígenas de la reducción. También se había construido un hospital bajo la advocación de Santiago Apóstol para atender el gran número de enfermos que en esta región fueron surgiendo.[35]

Después de la fundación

Decaimiento y traslado de la población y de la Diócesis al pacífico, sede actual de la capital de Panamá

Muy poco tiempo duró la bonanza entre los nuevos vecinos de Santa María de la Antigua. Fue, parece, un explosivo choque el encuentro del Obispo Fray Juan de Quevedo con Vasco Núñez de Balboa y el gobernador Pedrarias de Ávila. No pudieron entenderse. Poco tiempo después de la fundación, de la llegada del obispo, comenzaron los problemas. Una de las causas fue la unión entre el aspecto civil y espiritual, que aunque cada uno tuviera su cabeza, se manejaban como una sola cosa, y esto, gracias al sistema del «Patronato».[36]

La calidad climática de Santa María de la Antigua del Darién no era buena, debido a su ubicación geográfica. Era una zona pantanosa, precisamente por encontrarse a orillas de un caudaloso río (margen derecho del río Tanela), en sus proximidades al mar. No resultó extraño el veloz decaimiento de ánimo de los pasajeros de la armada de Pedrarias, a causa de la humedad, los insectos, el calor etc. El mismo gobernador fue uno de los primeros en enfermarse. Tuvo que retirarse a una zona ubicada cerca del río Corobari, donde según se decía, había un mejor clima.[37]En la ausencia del gobernador asumió la responsabilidad el obispo Fray Juan de Quevedo, comenzando aquí el descuido de su misión pastoral y el fracaso de la primera evangelización en ese estrecho territorio de la América Austral.

El hambre, las enfermedades, los conflictos entre las autoridades civiles y religiosas enviadas por la Corona, las pretensiones frustradas de los millares de hombres que en la «gran Brigada» vinieron, la escasa misión evangelizadora del obispo, fueron la causa para que un proyecto tan grande comenzara su deterioro a menos de tres meses de haber iniciado.

Según María del Carmen Mena García, la desolación y la muerte que se cernieron sobre Santa María del Darién se debieron a un error cometido desde el principio. Fueron muchas, y no con las más sanas motivaciones, las personas que se embarcaron para la armada de Pedrarias. La noticia de la existencia de oro abundante, dice García Mena, no atrajo a la Tierra Firme un número providencial de colonos laboriosos, sino una muchedumbre ansiosa de enriquecerse con rapidez y a toda costa. A simple vista se pudo percibir en el Darién que los españoles e indígenas que allí vivían se mantenían por el trabajo diario y fatigoso, no para albergar a la gran cantidad de personas llegadas en la armada, sino para alimentarse y sobrevivir ellos, a duras penas.[38]

Casi todos los volúmenes de autores contemporáneos a nosotros que escriben sobre el tema en cuestión y que hemos leído, citan la trágica descripción que hizo Bartolomé de Las Casas, que en aquel entonces se encontraba en Cuba, sobre las continuas muertes a causa del hambre en Santa María del Darién. El texto es el siguiente:

«Muchas personas cada día de hambre y enfermedad morían […] morían dando quejidos “dame pan” muchos caballeros y que dejaron en Castilla empeñados su mayorazgos, y otros que daban un sayón de seda carmesí u otros vestidos ricos por que les diesen una libra de pan de maíz y vizcocho de Castilla o cazabí […]».[39]

Continúa citando autores Severino de Santa Teresa. Dijo que Andagoya afirmó que murieron más de 600 en un mes, no solo de hambre, sino también de enfermedad (fiebre y modorra.[40]) Rodrigo del Colmenar coincide en la misma cantidad, y G. F. de Oviedo, que al igual que los dos anteriores, fue testigo presencial, afirmó que murieron más de 500 por falta de bastimentos.[41]

El último testimonio de las continuas muertes, en este caso por enfermedad, no por hambre que citaremos, será Bernal Díaz del Castillo, quien dejó escrito lo siguiente:

« […] Y en aquel tiempo hubo pestilencia, de que se nos murieron muchos soldados, y demás desto, todos los más adolecimos, y se nos hacían unas malas llagas en las piernas […]».[42]

En definitiva, entre las enfermedades y el hambre, parece que el sueño de enriquecerse en Castilla del Oro, terminó por desvanecerse.

Entre los que murieron de hambre, se encontraban, también religiosos de los que llegaron con el obispo. Esto lo sabemos por un memorial que, según Severino de Santa Teresa, envió Fray Juan de Quevedo al Rey, por medio del canónigo Toribio Cintado, donde le decía: «Siete son muertos de los que venían […] Quedaron estos pocos clérigos, porque siete son muertos y cinco se fueron».[43]

En otras correspondencias el Obispo le hizo saber al Rey la difícil situación que comenzó a vivirse en la Tierra Firme: la rebeldía de los indios, las tierras sin labrar, lo españoles que perdían las esperanzas de enriquecerse, dejando por esta situación, el tesoro público y el país en déficit.[44]José T. Medina fue más específico cuando argumentó que el obispo Fray Juan de Quevedo se lamentó porque a solo tres meses de haber llegado a Castilla del Oro algunos clérigos se habían regresado a España, otros se habían trasladado a Santo Domingo y concretamente de los 17 clérigos que con él habían llegado, solo quedaban 5.[45]

En relación con el hambre, y la crisis económica que se comenzó a vivir en Santa María de la Antigua del Darién, surgieron los conflictos entre el obispo y el gobernador. Escasearon los diezmos y el Rey tuvo que asignar una cantidad determinada para el sustento de los clérigos y del obispo. Fueron asignados 2.000 pesos de renta, que según el Prelado, no alcanzaban ni para comer.[46]

Ya habíamos mencionado superficialmente, el poco entendimiento entre los tres principales protagonistas (Fray Juan de Quevedo, Vasco Núñez de Balboa y Pedrarias Dávila), si así podemos llamarles, de estos acontecimientos. Enumeramos una serie de factores que contribuyeron a estos conflictos, pero las fuentes más indicativas fueron las cartas donde se le comunicó al Rey la difícil situación que se vivió en Santa María de la Antigua desde un principio. También tenemos el aporte del cronista del Darién Gonzalo Fernández de Oviedo, al igual que el testimonio de Bernal Díaz del Castillo y una información «indirecta» de Bartolomé de las Casas. Decimos indirecta porque él la escuchó de un testigo presencial y luego la plasmó en su libro sobre la Destrucción de las Indias.[47]

Según lo que hemos leído hasta ahora podríamos enumerar como causa de los conflictos los siguientes puntos: la lucha de poder y las envidias entre Vasco Núñez de Balboa y Pedrarias Dávila, ([48]) La centralización de Pedrarias más en la conquista que en la administración de un territorio, la poca dedicación del Obispo a los asuntos verdaderamente pastorales (misión, evangelización, cultura etc.), el abuso en la aplicación del «Requerimiento»,[49]el casi nulo interés por el elemento humano (indígena) que se encontraba en la Tierra Firme, de parte de los recién llegados. Éste último elemento que le faltó a Pedrarias Dávila y a los que con él vinieron, la historiografía contemporánea lo aplicó a Vasco Núñez de Balboa en grado superlativo

Bernal Díaz del Castillo mencionó, neutralmente, el conflicto. Pero lo presentó como una de las causas que le impulsaron a tomar la decisión de trasladarse, con sus soldados, a otra parte: « […] Y también en aquel tiempo tuvo diferencias el mismo gobernador con un hidalgo que en aquella sazón estaba por capitán y había conquistado aquella provincia, que se decía Vasco Núñez de Balboa; hombre rico, con quien Pedro Arias de Ávila casó en aquel tiempo una su hija doncella con el mismo Balboa; y después que la hubo desposado, según pareció, y sobre sospechas que tuvo que el yerno se le quería alzar con copia de soldado por la mar del Sur, por sentencia le mandó degollar. Y después que vimos lo que dicho tengo y otras revueltas entre capitanes y soldados, y alcanzamos saber que era nuevamente ganada la isla de Cuba […] acordamos ciertos hidalgos y soldados […] de los que habíamos venido con el Pedro Arias de Ávila, de demandarle licencia para nos ir a la isla de Cuba […] ».[50]

Según R. Vargas Ugarte, Balboa se lamentó del Gobernador por su falta de autoridad, ya que un gran número de sus tenientes, por el afán de enriquecerse, desestabilizaron el orden, sobre todo, porque no se sometieron al buen tratamiento de los indios, según el «Requerimiento», que pedía la aceptación libre de la fe, del Rey y de las disposiciones pontificias sobre las tierras descubiertas. Y la aplicación de la fuerza, solo si ellos, se oponían a lo que se les «requería». Este tema será abordado con mayor detalle más adelante.

En cuanto al Obispo Quevedo, como ya sabemos, el Rey había ordenado a Pedrarias que consultase con el Prelado todos los asuntos de importancia. Sin embargo, esta medida que se tomó para el buen funcionamiento administrativo de Castilla del Oro, se convirtió en motivo de discordia entre los dos. Concretamente dice R. Vargas Ugarte «causa de desasosiegos y banderías». R. Vargas cita a Fernández de Oviedo. El afirmó que unos seguían apasionadamente al Obispo y otros al Gobernador.[51]

Pedrarias como bien sabemos, vio en Balboa al «émulo y al contrario» desde un principio, por lo tanto, sus relaciones no podían ser cordiales. Por la información que nos dio Bernal Díaz del Castillo y otros historiadores conocemos que se buscó una paz fingida entre los dos, con el matrimonio de la hija de Pedrarias, Doña María de Peñalosa ([52]) con Balboa, sin conseguirse lo que se buscaba.

El Obispo se puso de parte de Balboa, acentuando más su rivalidad con el Gobernador. Según Vargas Ugarte, citando a Oviedo y a Bartolomé de las Casas, fue un poco extraña esta amistad del Prelado con Balboa. Según estos cronistas, Fray Juan de Quevedo tenía algún interés concreto, y no era precisamente pastoral, sino económico. «El cual pensaba ser muy rico por su industria».[53]Esta amistad evitó que Balboa fuera ajusticiado por Pedrarias. Cosa que sucedió después, cuando Fray Juan de Quevedo salió de Tierra Firme hacia España (1518).

Todos estos acontecimientos, junto con la poca seguridad en que se encontraba la Ciudad de Santa María del Darién impulsaron al Gobernador a pensar en fundar en otro lugar, y como ya sus capitanes habían recorrido la costa sur se inclinaron por la posibilidad de trasladarla, a esa parte del Istmo de Panamá. Habían fracasado los intentos de hacer nuevas fundaciones en los lugares conquistados por los capitanes de Pedrarias, porque no se contaba con un número de soldados indicados, para la protección de las mismas. De las fundaciones que se consideraron más estables y tranquilas, sin quitar algunas dificultades, estuvieron: en la costa norte Acla. En la costa sur Panamá, la cual fue establecida primeramente por el Licenciado Espinosa. Nombre de Dios, establecida por Diego de Albítez con el fin de facilitar la comunicación a través del istmo.[54]

Por otra parte, impulsado por los constantes conflictos con el Gobernador y después de haberlo pedido en otras ocasiones al Rey, el obispo Fray Juan de Quevedo regresó a España en 1518. Cuando llegó a España, el Obispo Juan de Quevedo, se encontró con Bartolomé de las Casas y no fue en un ambiente de paz. Hubo entre ellos, fuertes intercambios de palabras. Recordemos que el fraile dominico, conocía la situación de Tierra Firme por información recibida de fray Francisco de San Román. El Rey Carlos V (se encontraba en Molins (Molinos) del Rey (Barcelona)), los hizo comparecer ante él a los dos juntos. Este encuentro se dio en una audiencia Real convocada por el mismo Rey para ventilar el asunto. En el careo el Obispo confesó que en el Darién se habían cometido desmanes, pero también que la situación de los colonos no era buena por culpa de las arbitrariedades de Pedrarias. Escribió entonces un tratado señalando dos aspectos: Si era justa hacerle la guerra a los indios, y si se les podía reducir a esclavos. Según Bartolomé de las Casas, que citó textualmente este tratado, el prelado daba indicios de estar de acuerdo con la «servidumbre natural»[55]de los indios.[56]

Preferimos mantenernos en el sano equilibrio de quien escribe e interpreta un acontecimiento histórico de más de 500 años, el cual hoy, podría ser causa de tergiversación o manipulación según intereses particulares a favor o en contra de los protagonistas del mismo. Pensamos que la misión de esta obra es dar a conocer la importancia que tiene la fundación de la primera diócesis en la madurez cristiana del continente americano, sin dejar de ser objetivos e imparciales en la interpretación de los acontecimientos narrados. No tenemos argumento a favor o en contra de la participación del obispo Quevedo en el tráfico de esclavos indios.

Fray Juan de Quevedo muere en Barcelona, según G. F. de Oviedo, el 24 de diciembre de 1519, poco después de haber salido de Tierra Firme, y de haberse encontrado con el Rey y con Fray Bartolomé de Las Casas. Según Carlos E. Mesa, historiador, en su lecho de muerte, el primer obispo de Panamá, predicó constantemente las excelencias de Nuestra Señora, y preocupado por sus múltiples errores le suplicó, que no se olvidara de él en el momento del tránsito. Este historiador consideró que la vida del prelado tuvo un buen fin, sobre todo porque aceptó con humildad las faltas de su ministerio pastoral en la primera diócesis de la Tierra Firme.[57]

El sucesor de Fray Juan de Quevedo fue Fray Vicente Peraza, dominico, sevillano y morador del colegio de San Gregorio de Valladolid. Su elección y nombramiento fueron confirmados por León X el 5 de diciembre de 1520. Tardó en llegar a su sede, dejó encargado de sus asuntos al Licenciado Sancho de Selaya y que tomase posición en su nombre. Su llegada fue aproximadamente en la primera mitad de marzo de 1524 y murió en octubre del mismo año.

En cuanto a la fecha exacta y definitiva de traslado, no se tiene ninguna, sino 3 ó 4 posibles. Fue el cronista Herrera quien mencionó una fecha, pero con cierta indecisión. La misma, ha provocado en los historiadores posteriores algunas dudas al respecto. Las fechas posibles son 1519, 1521, 1524, 1527. ([58]) Lo que si nos queda claro, según Vargas Ugarte, es que el nuevo Obispo fijó su residencia Episcopal en la ciudad ubicada en la Mar del Sur (Panamá). El nombre que se le dio fue obispado Bética Aurea y como titular de la catedral permaneció el de «Nuestra Señora de la Antigua del Darién». También se le llamó de «Tierra Firme y de Panamá».[59]

La Diócesis de Panamá o de Tierra Firme permaneció vacante alrededor de 12 años. Continuó siendo sufragánea de la Iglesia de Sevilla, como todas las demás existentes en el Nuevo Mundo. Cuando fue creado el Arzobispado de Los Reyes en Lima, por iniciativa del rey Felipe II, cuya jurisdicción sería desde Nicaragua hasta el Río de la Plata, el obispado de Panamá pasó a ser sufragáneo de Lima. Sin embargo, por mucho tiempo mantuvo el título de «Primada de Tierra Firme», ya que Santa María de la Antigua del Darién, a la que siguió la de Panamá, había sido la primera sede episcopal en todo el Continente Americano (fuera de las Antillas). [60]

Notas

  1. «El término «Tierra Firme» no tiene un significado preciso y constante en la nomenclatura geográfica de América. En su origen, equivale simplemente a las regiones del continente, por oposición a las islas antillanas, donde los españoles comenzaron por establecerse. Poco a poco la denominación fue concretándose hasta designar una parte determinada de tales regiones del territorio continental. En general, podemos decir que abarcaba la faja continental correspondiente hoy a Venezuela, Colombia y Panamá.» (L., GÓMEZ, «Primeros intentos de evangelización franciscanaa en Tierra Firme (1508-1553)», en Archivum Franciscanum Historicum, 99)
  2. Cfr. . V., GARCÍA, «Renovación Eclesiástica de España a fines del siglo XV», en Historia de la Iglesia Católica , Edad Nueva: La Iglesia en la Época del Renacimiento y de la Reforma católica, III, 602
  3. Queremos aclarar el concepto de Regalismo. Es el movimiento ideológico y político que concede a los reyes o autoridades políticas una amplia gama de prerrogativas y derechos que les permiten tomar decisiones en materia de religión con independencia de la Santa Sede o de las autoridades eclesiásticas. Como concepto, nace en los ambientes españoles, portugueses e iberoamericano, sin dejar de tener una similitud de contenido con otras tendencias en defensas de las llamadas «Iglesias de Estado» como el Galicanismo político en Francia, el Josefinismo en Austria o el Febronianismo en Alemania. En la Edad media se utilizó el término Regalías la cual hacía referencia a una serie de derechos del rey para intervenir en materias religiosas por tratarse de cuestiones que se consideraba que afectaban a la soberanía.Son tres las clases de regalías que destacan: El Patronato Real, El Exequátur o pase regio y Los recursos de fuerza. Tanto el patronato real como el exequátur fueron los más utilizados en los dominios españoles y concretamente en América. El Patronato Real es el conjunto de derechos de los monarcas relativos a la protección y mantenimiento de iglesias y beneficios y, en particular, al nombramiento de eclesiásticos para los beneficios vacantes, en particular los obispos. El exequátur o pase regio sería el examen por la corona de las bulas y letras apostólicas que venían de Roma y su veto en caso de que lesionasen los derechos del rey o de un tercero. (T. I., FERNÁNDEZ, «Regalismo», en Diccionario Enciclopédico de historia de la Iglesia, II, 1238-1239.)
  4. El Papa León X, antes llamado Giovanni de’ Medici, nació en Florencia el 11 de diciembre de 1475. Fue hijo segundo de Lorenzo el Magnífico, quien lo introdujo a la vida clerical promoviendo su nombramiento a cardenal en 1489 (a los 14 años). Humanista por formación y por contacto directo con aquellos que fueron excelentes exponentes de dicho sistema de pensamiento (Erasmo de Rotterdam). Tras la muerte de Alejandro VI y con la subida al trono pontificio de Julio II obtuvo influencia política en el seno de la Iglesia jerárquica (1500). En 1511 estuvo al mando del ejército hispano papal, que debía expulsar a los franceses de Italia. Promovió a su familia que había perdido su poder en Florencia, junto con su hermano Julio, quien después será Clemente VII. Fue elegido pontífice en un breve cónclave. Como era aún diácono recibió las órdenes presbiterales el 15 de marzo de 1513, el 17 del mismo mes la episcopal y la coronación papal el 19. No respondió positivamente a las expectativas reformistas que de él se esperaba, se esforzó más bien en la lucha política para mantener a Roma lejos de la influencia francesa y Hasbúrgica. A fines de mayo de 1521 selló una alianza con Carlos V en contra de Francia. Otras de sus grandes luchas fue ubicar y mantener en el poder a sus familiares, cosas que lo alejó de preocupaciones más importantes, sobre todo en el plano espiritual (V Concilio de Letrán 1517). Promovió un exagerado tráfico de indulgencias, con el objeto de financiar la construcción de la Basílica de San Pedro provocando la negativa reacción de Martín Lutero y la publicación sus tesis en el otoño de 1517. Por su distracción en otros asuntos, no percibió la tormenta que se avecinaba por las manifestaciones de Martín Lutero. El 15 de junio de 1520 promulgó la bula Exsurge Domine contra Lutero y el 3 de enero de 1521 la de excomunión Decet Romanum Pontificem. Porque el rey de Inglaterra, Enrique VIII, se enfrentó literariamente a Lutero en ese momento, le otorgó el título de Defensor fidei. Carlos V fue más efectivo en la búsqueda de la unidad de la fe católica. León X fue un erudito mecenas, pero se considera su pontificado como uno de los más nefastos de la historia de la Iglesia. Su tumba se encuentra en Santa María Sopra minerva en Roma desde 1542. (Cfr. G., SCHWAIGER, «León X» en Diccionario Enciclopédico de los Papas y el Papado, 366-368
  5. Pedrarias Dávila, cuyo nombre correcto sería Pedro Arias de Ávila, lo anterior es una contracción de sus nombres, era hijo de Pedro Arias de Ávila y doña María Ortiz de Valdivieso. Su padre era el segundo Señor de las villas de Puñoenrostro, viejo militar, con mucho prestigio en la corte castellana. Nació probablemente, hacia el año 1440 en Segovia y educado en la corte de Juan II, de quien fue su paje. Por su presencia apuesta le llamaron «el galán»; por su valentía en los combates le llamaron «el bravo» y por su distinguida participación en justas y torneos le llamaron «el gran justador». Fue un excelente militar, ganando, al igual que su padre, prestigio ante los distintos sucesores de la corona castellana, hasta los Reyes Católicos. Después de la muerte de la reina Isabel se puso a disposición del rey Fernando el Católico y de su hija, la reina doña Juana de Castilla y de su esposo Felipe «el Hermoso». Se casó con una dama distinguida de la corte Castellana, se llamaba Isabel de Bobadilla y Peñalosa, sobrina de la primera Marquesa de Moya, Beatriz Fernández de Bobadilla, esposa de Andrés de Cabrera (alcaide Mayor y guarda perpetuo de los Reales Alcázares y ciudad de Segovia, mayordomo de los Reyes Católicos y de su Consejo. Cfr. P., ÁLVAREZ, Pedrarias Dávila, 21-25
  6. El Rey, según Severino de Santa Teresa, atendía a la obligación que el Papa Alejandro VI (1492-1503) le recomendó en las bulas de donación. Y también quería hacer honor al título dado por el mismo Papa: “El Católico”. Cfr. SANTA TERESA, S. DE, 200. De las llamadas “ Bulas Alejandrinas”, por medio de las cuales, el Papa les da a los monarcas españoles la libre posesión de las tierras descubiertas y por descubrir, citamos 4, sin olvidar que son alrededor de 6: 1. Inter coetera (Inter Cetera), Terrarum noviter repertarum tributio fidei propagandae intuitu, esta correspondió al 3 de mayo 1493 y en ella se le donó a los reyes de Castilla y León todas las islas y tierra firme que habían sido descubiertas y se descubrirían, siempre y cuando no estuvieran sometidas a ningún príncipe cristiano, y con la condición que fueran, dichas tierras, evangelizadas. 2. Inter coetera (Inter Cetera), Confirmatur Terrarum noviter repertarum tributio, del 4 de mayo de 1493, confirmaba lo anterior, a demás de añadir que se concedían, las tierras halladas y por hallar, hacia el occidente y mediodía, fabricando y construyendo una línea del Polo Ártico hasta el Polo Antártico, que es el mediodía. Esta línea distaba de las islas que vulgarmente llamaban Azores y Cabo Verde. Pero sobre todo que no pertenecieren a ningún príncipe cristiano. 3. Eximiae devotionis Privilegia Regibus Hispaniae pro novis Territoriis conceduntur, del 3 de (julio según Borges) mayo (según Metzler) de 1493 a demás de corroborar lo dicho en las dos anteriores, concede a los reyes de Castilla y León, para las tierras que descubrieran los mismos derechos otorgados a Portugal, en los territorios descubiertos en África. 4. Dudum siquidem, Extensio Donationis et Iurisdictionis, del 26 de septiembre de 1493 ésta era breve, en comparación con las tres anteriores. Se amplía la donación a cada una de las islas y tierra firme halladas y por hallar, descubierta y por descubrir, que estén o fuesen, o apareciesen a los que navegan o marchan hacia el occidente, bien se hallasen tanto en las regiones occidentales como en las orientales y existen en las indias. Éstas son las bulas con que los conquistadores justifican cualquier acto o decisión tomada en las Indias Occidentales, nuevo mundo o lo que será después América. (Cfr. GARCÍA, A., BORGES, P. ed, «Las Bulas Alejandrinas», en Historia de la Iglesia en Hispanoamérica y las Filipinas, 34). Inter coetera (Inter Cetera) del 3 de mayo ha sido publicada por: Reg. Vat. 775 fol. 42v-45v (1); NAVARRETE 29-33; Colección de Documentos Inéditos XXXIV, Madrid, 1880, 14-21; HEYWOOD, 14-20; BLAIR-ROBERTSON, I 97-103; THACHER, II, 93-99, 125-137; GARCÍA G., 799-807; SILVA MARQUES III, 374-377 (2); BM II, 1. Eximiae devotionis, ha sido publicada por: Reg. Vat. 879 fol. 234rv; RAYNALDUS, XXX, 202; HEYWOOD, 21-22; HERNÁEZ I, 15-16. La Inter coetera (Inter Cetera) del 4 de mayo la encontramos en: Reg. Vat. 777 fol. 192r-193v 1; Arm. I-XVIII 1245 fol. 140r-145v; MIRBT 174-176; Bull. Rom. (ed. Taurinen.) v 361-364. La Dunum siquidem la encontramos en: Sevilla, Patronato, en Archivo General de Indias, leg. º 1, Nº 2 1. a demás de los autores ya mencionados (HERNÁEZ, GARCÍA G., SILVA M.).
  7. Éste es un fragmento de la carta del rey Fernando a su embajador en Roma Mossen Jerónimo Vich, que a su vez le llevará en otra carta dirigida directamente al Papa estos deseos (las dos fueron escritas por el rey). SANTA TERESA, S. DE, 206.
  8. Cfr. J., METZLER, «Gratiae», en America Pontificia I: Primi Saeculi Evangelizationis 1492-1592, 121. Las referencias son de: Reg. Lat. 1293 fol. 153r
  9. Cfr. J., METZLER, 121
  10. Cfr. J., METZLER, “Hodie Ecclesiae Sanctae Mariae”. Las referencias utilizadas por el autor son: Reg. Lat. 1293 fol. 153r; Hernáez II, 715; Heywood, 35-40; BM II, 87
  11. Cfr. J., METZLER, 120
  12. Cfr. S., SANTA TERESA DE, 211
  13. 211. El texto en latino que hemos citado, se encuentra en la nota al pie de página y a su vez el autor nos indica que la ha tomado del Archivo de Indias concretamente del Libro de gastos de la Armada de Pedrarias al Darién. Pero no cita ningún número de páginas ni otro dato que indique a qué sección exacta del archivo debemos remitirnos.
  14. Cfr. S., SANTA TERESA DE, 208
  15. Cfr. J., METZLER, Pastoralis officii, 118
  16. Cfr. S., SANTA TERESA DE, 208. Severino de Santa Teresa cita todo el encabezamiento de la bula ecepto la palabra <<dios>>, la cual la hemos añadido nosotros. Metzler, de este encabezamiento que consiste en el título que se da el pontífice solo cita Leo, el nombre del papa, para abreviar.</dios>
  17. J., METZLER, Pastoralis officii, 118. Se encuentra publicada a demás en: Reg. Lat. 1293 fol. 152r-153r; HERNÁEZ, II, 175; HEYWOOD 35-40; BM, II, 87
  18. Cfr. S. SANTA TERESA, DE, 215
  19. Cfr. S. SANTA TERESA, DE, 217.
  20. Según el historiador Luís Carlos Mantilla, por la falsa información que se había recibido en España de la situación de la Tierra Firme, el nuevo obispo se preparó con unas expectativas exageradas en cuanto a la organización de su sede. Creía que podía trasladar el estilo de las suntuosas catedrales españolas, sobre todo en los utensilios, vestiduras y personal, incluso sueldos, a la nueva fundación. Se le entregaron en Valladolid el 20 de agosto de 1513: Sandalias de tafetán blanco, cáligas y túnicas de lo mismo, dalmáticas guarnecidas de entrepiés y mangas, con collares y cordones, 24 amitos de lienzo, 12 palias, 12 sobrepellices de naval etc. Cfr. L., MANTILLA, 316 Aparte de los nombramientos, la logística, las indicaciones y otras cosas más que para el viaje prepararon, también fue de suma importancia presupuestar los sueldos asignados a los integrantes oficiales de la Armada. Entre dichos integrantes incluimos al civil y al eclesiástico, que para resumir solo señalaremos lo respectivo al eclesiástico. Para tal respecto, S. de Santa Teresa nos remite a una real cédula fechada en Valladolid, el 5 de septiembre de 1513. En la misma el Rey le indicó a su tesorero (doctor Sancho de Matienzo), que le entregara al «reverendo en Xpo padre fray Juan de Quevedo, obispo de Tierra Firme, y a las dignidades e canónigos e sacristanes» que con él colaborarían una cantidad determinada de «maravedís». Cfr. S., SANTA TERESA DE, 262
  21. Nos resultó un poco extraño el concepto de «Domingo de Pascua» utilizado por G.F. de Oviedo para referirse a la fiesta de Pentecostés. Para aclarar un poco las dudas, consultamos los siguientes textos: « Come si è già visto, nei primi tempi Della Chiesa la Pentecoste era considerata nella prospectiva unitaria Della Pasqua di cui il cinquantesimo giorno costituiva, per l’appunto, la chiusura. Quando Melitone di Sardi e Tertuliano si riferiscono alla pentecoste, intendono sempre la Cinquantina pasquale celebrata come un unico giorno di festa». (A., NOCENT, «Il Tempo pasquale» en Ana’mnesis: L’ano Liturgico, 139). El otro aporte dice lo siguiente: « La festa Della Pentecostes, se litúrgicamente segna il termine Della Quinguagesima, in realtà non finisce il mistero pascuale ma lo estende da Cristo alla Chiesa, la quale nella fiamma e nella luce dello Spirito Santo dovrà, con l’opera dei suoi apostoli, sviluppare il regno universale di Cristo sulla Terra». (M., RIGHETTI, Manuale di Storia Liturgica, II, 312). Con estos dos aportes podemos comprender el sentido del concepto «Pascua del Espíritu Santo.
  22. Cfr. S., SANTA TERESA DE, 272. La cita de G. F. DE OVIEDO sería Historia General y Natural de las Indias, lib. XXIX, cap. VI.
  23. Cfr. G. F. DE OVIEDO sería Historia General y Natural de las Indias… 272.
  24. Según Severino de Santa Teresa, la armada llegó al Darién el día de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, es decir 29 de junio, pero no desembarcaron hasta el 30 de de junio de 1514, fecha en que oficialmente se determinó la llegada de Pedrarias y del obispo Quevedo a Santa María.(Cfr. S. SANTA TERESA DE, 272. Se cita al cronista del Darién Oviedo, quien nos confirma el día de llegada de la Armada a las costas del Darién (29 de junio de 1514). Este argumento lo podemos encontrar en su obra Historia General y Natural de las Indias, lib. III, cap. LIX)
  25. Cfr. R., VARGAS,Historia de la Iglesia en el Perú (1511-1568), I, 86. En cuanto a la carta que indica la descripción que hacen, tanto el obispo Juan de Quevedo, como el cronista Oviedo, el autor citado nos remite a J., MEDINA, El Descubrimiento del Océano Pacífico, Santiago, 1914. Este mismo autor nos proporciona una lista de los acompañantes de Vasco Núñez de Balboa en el descubrimiento la Mar del Sur.
  26. Cfr. P., MÁRTIR, ANGLERÍA DE, Décadas III, lib. VI, cap. II.
  27. Cfr. S. SANTA TERESA, DE, 278
  28. Cfr. R., GARCÍA, Historia general de España y América, VII, 264
  29. Cfr. S. SANTA TERESA, DE, 280. La base de Severino de Santa Teresa es el Memorial del obispo Quevedo, en Archivo de Indias, 1-1-1/ 26
  30. Cfr. R., VARGAS, 86. El autor de referencia fue J., MEDINA, El Descubrimiento del Océano Pacífico, Santiago, 1914, II, 436.
  31. En cuanto a los naturales del lugar: La antropóloga Reina Torres, citada en el capítulo anterior, catalogó el Darién, como “área intermedia”. Ella a su vez hizo alusión a un arqueólogo norteamericano llamado Gordon Willey quien estudió el área hacia 1971. Decía que «Entre las áreas de las grandes civilizaciones nativas americanas, de Mesoamérica y Perú está un corredor de 1,500 millas, de montañas, de valles tropicales y llanuras costeras que es conocida como el «área intermedia»». Seguramente que esta nomenclatura se refiere a la ubicación geográfica, no solo del Darién sino de todo el istmo de Panamá. (Cfr. R., TORRES DE ARAUZ, 43). En cuanto al nombre « Darién», la misma autora nos explica que no hay datos exactos sobre su procedencia, sin embargo cita al fraile Pedro Simón (1561) quien afirma que podría referirse a uno de tantos jefes sobresalientes de algunas de las tribus que conformaban el vasto territorio de las Indias. Sin embargo, este mismo nombre fue aplicado al río que bañaba el territorio de Urabá. (Cfr. R., TORRES DE ARAUZ, 83). Por otra parte, es importante saber que los habitantes encontrados por los conquistadores en Darién no eran originarios de allí, más bien eran fruto de desplazamientos producidos por otras conquistas, por las guerras entre tribus indígenas o por la necesidad de mejores tierras para la agricultura. Cieza de León, el cronista del Perú, y Pascual de Andagoya en su Relación de los sucesos de Pedrarias Dávila dejaron escrito que los desplazamientos se debían, sobretodo, a las conquistas y a las cruentas guerras al interno del continente es decir, tribu contra tribu. (Cfr. R., TORRES DE ARAUZ, 84). No podemos detenernos en detalles, pero citaremos a continuación algunos puntos importantes y concretos sobre la cultura Cueva, grupo que según el cronista Fernández de Oviedo encontraron los conquistadores en el Darién. (Cfr. R., TORRES DE ARAUZ, 84. La autora extrajo el argumento de Fernández de Oviedo; Historia General y Natural de las Indias, 221)
  32. Cfr. S., SANTA TERESA DE, 86. Severino de Santa Teresa menciona 515 castellanos y 1500 indios que vivían en paz.(Cfr. S., SANTA TERESA DE, 284)
  33. Cfr. S., SANTA TERESA DE, 280-281. El autor en cuestión cita el Código de Derecho Canónico de 1917 que en el canon 2,3-334 dice lo siguiente: canon 2: «Ni personal ni valiéndose de otros, bajo ningún título, pueden inmiscuirse en el gobierno de la diócesis mientras no tomen posesión canónica de la misma; pero si antes de su designación para el obispado habían sido nombrados vicarios capitulares, provisores y económicos, pueden continuar en la posesión y ejercicio de tales oficios, aún después de su nombramiento para Obispo. Canon 3: Los obispos residenciales toman posesión canónica de la diócesis en el mismo instante en que presentes en ella, personalmente o por procurador, muestren las letras apostólicas del Cabildo de la Iglesia catedral, en presencia del secretario del Cabildo o del canciller de la curia que levante acta de ello.» (Codex Iuris Canonici, PII X PONTIFICIS MAXIMI iussu digestus, BENEDEDICTICI PAPAE XV autoritate promulgatus, (1917) 2, 3- 334. En la renovación de 1983 hecha por IOANNIS PAULI PP. II autoritate promulgatus, se encuentra en el canon 1,3-382, la misma disposición. Pero para corroborar la legislación de la época leímos Julio II, Const. Romani Pontificis, 28 cul. 1505 en PIETRO G. (ed.), C.I.C fontes, vol. I, 94-97 y comprobamos que sustancialmente eran las mismas normas canónicas y no hubo ningún cambio por lo menos antes de 1514.
  34. Cfr. Cfr. S., SANTA TERESA DE, 281
  35. Cfr. R., VARGAS, 89
  36. «El Patronato sobre una iglesia o sobre un beneficio eclesiástico es el conjunto de derechos y obligaciones que una persona física o jurídica posee sobre esa iglesia o beneficio, normalmente a causa de ser su fundadora o de mantenerla […] El Patronato Real era el conjunto de patronatos de la Corona, y en particular el poder de presentar a los obispos y a muchos otros eclesiásticos […] El Patronato Real era un instrumento político de primer orden que permitía obtener del clero lealtad política, cooperación económica y sumisión a las directrices reformadoras de la corona […].» (T., FERNÁNDEZ, « Patronato Real» en Diccionario Enciclopédico de la Historia de la Iglesia, II, 1101-1105). «A Partir del siglo XV, Las coronas españolas y portuguesas asumieron ante el papado la obligación de extender la fe cristiana en sus posesiones de Ultramar a través de la erección de obispados, la construcción de las iglesias, así como de la formación y el sostén material de los misioneros […].» (J., MEIER, «Patronato Real de las Misiones», en Diccionario Enciclopédico de la Historia de la Iglesia, II, 1105-1107).
  37. Cfr. S., SANTA TERESA DE, 285
  38. Cfr. M., MENA, 53
  39. Cfr. 285. Su referencia es DE LAS CASAS, B., y su obra Historia de las Indias, lib. 3, cap. LXI.
  40. Según M., MENA, la «modorra» era una enfermedad febril, de origen desconocido, que provocaba el letargo y luego la muerte, azotaba como una epidemia a los recién llegados con sus organismos debilitados tras una travesía de más de un mes, periodo durante el cual no habían probado ningún alimento fresco. Junto a esto, según la autora citada, se añadía los rigores del clima tropical y hábitat pantanoso y mal sano del Darién. (Cfr. 55). Según Severino de Santa Teresa, lo del clima inhóspito y mal sano, del Darién, era una exageración. Cfr. SANTA TERESA, S. DE, 289, quien cita a HERRERA, que en su obra Décadas I, lib. 10, cap. XIV, aduce que la mortandad comenzó a causa de las enfermedades producidas por el inhóspito clima Darienita. Con otro argumento extraído de los Archivos de Indias, 2-5-1/6, Severino de Santa teresa justificó la crítica que hizo a Herrera aduciendo que no se tuvo noticia de alguna muerte, a causa del clima, durante los 4 años del gobierno de Balboa. La información respondía a una carta de Pedrarias al Rey en 25 de noviembre de 1515, donde afirmaba que la gente de la armada no supo aprovechar los medios naturales que proporcionaba aquellas tierras en pastos, aguas y riberas que hacían los terrenos fructíferos.
  41. Cfr. 286. La afirmación de Andagoya la tomó de JOSÉ T. MEDINA, Relación de los sucesos de Pedrarias Dávila, vol. 2, 191-192. El aporte de Rodrigo del Colmenares lo tomó del memorial en Archivos de India, Patronato, leg. 6. El de Gonzalo Fernández de Oviedo, de su obra Historia General y Natural de las indias, lib. 29, cap. IX.
  42. B., DÍAZ, Historia verdadera de la conquista de La Nueva España, 66
  43. S., SANTA TERESA DE, 288
  44. Cfr. P., TIMEO, Panamá: La Iglesia Diocesana y la Evangelización en Historia de la Iglesia en Hispanoamérica y Filipinas , 262
  45. Cfr. R., VARGAS, 88. Su fuente fue J., MEDINA, El descubrimiento del Océano Pacífico, II, 208.
  46. Cfr. R., VARGAS, 88
  47. Cfr. R. UGARTE, 90.
  48. Posiblemente en el conflicto influyeron los siguientes elementos: En cuanto a las personalidades de Balboa y Pedrarias, uno era un aventurero (Balboa), el otro era símbolo del orden (Pedrarias). Otro factor podía ser la edad. Según los cálculos hechos por los historiadores que siguen la descripción que hizo Bartolomé de las Casas de Balboa el cual, conoció en La Española, y decía que al embarcarse para el Darién tenía «hasta treinta y cinco o poco más años». Llegaron a la conclusión que para 1514 podría tener aproximadamente 40 años, en tanto que Pedrarias le doblaba la edad, cosa que le impedía moverse con libertad por las enfermedades y su condición de vejez. Decían algunos: «Nunca ha estado bueno después que vino». Por otro lado uno venía del ambiente de corte, el otro había adquirido una mentalidad diferente a la castellana por el tiempo que llevaba en las Indias. Ambos se acusaron de avaricia. Dijo Balboa de Pedrarias: «Es un hombre en quien reina toda la envidia del mundo y la codicia» y su vez Pedrarias decía de Balboa: «muy demasiado codicioso; y de tener grande envidia y de cualquier bien que otro haya». Sin embargo, esa diversidad de temperamento podía haberse complementado muy bien en cuanto que uno era aventurero, ideal para descubrir; el otro era ordenado, ideal para gobernar. (Cfr. R., GARCÍA, Historia general de España y América, VII, 264). En cuanto a la información, para calcular la edad aproximada de Fray Bartolomé de las Casas, la extrajo de J., MEDINA, El descubrimiento del Océano Pacífico, I, 36.
  49. El «Requerimiento» era un documento, primero que todo, elaborado por un célebre jurista de la época, Juan López de Palacios Rubio. Recogía, el pensamiento de juristas y teólogos de la España del siglo XVI en cuanto al tema de la licitud o no de la guerra a los pueblos «infieles» «La guerra justa». Hasta el momento, y con la donación papal, los españoles se habían planteado el uso de la violencia justificada por la propagación de la fe cristiana entre los indios. Los mismos monarcas (la reina Isabel), se cuestionaron los excesos cometidos por los primeros conquistadores y no querían repetirlos (el rey Fernando, la reina Doña Juana, su hija). Por eso se elaboró éste documento donde se les «requería» a los indígenas, antes de la guerra, que aceptaran por decisión propia, la soberanía de un rey poderoso, la donación de sus tierras por el Papa y la religión católica. (Cfr. M., MENA, 34.)
  50. B.,DÍAZ, 66
  51. Cfr. R., VARGAS, 87
  52. Cfr. R., VARGAS, 87
  53. Cfr. R., VARGAS, 87. Su fuente original sería G. F., DE OVIEDO, Historia General y Natural de las Indias, lib. XXIX, cap. VIII.
  54. Cfr. R.,VARGAS, 89
  55. Cfr. L., MEZZADRI, Storia Della Chiesa tra Medioevo ed Epoca Moderna II: Rinovamento, separazioni, missioni. Il Concilio di Trento(1492-1563), 294
  56. Cfr. R., UGARTE, p. 92
  57. Cfr. C., MESA, Santa María la Antigua del Darién, Primera Diócesis de Tierra Firme, 40.
  58. Cfr. C., MESA, 94
  59. Cfr. C., MESA , 94. Su fuente principal fue el Archivo de Indias, Patronato, 1-1-1. nº 15.
  60. Cfr. C., MESA, 263.

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DONACIANO ALARCÓN VALDÉS