NIZA, Fray Marcos de

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
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Prólogo.[1]

Aunque son pocos los datos que se tienen sobre la biografía familiar de Fray Marcos de Niza, distintas fuentes concuerdan en que nació en la ciudad de Niza, en el noreste de Francia, hacia el año 1495, lo cual confirma el nombre que tomó a partir de su profesión religiosa en la Orden Franciscana: Marcos «De Niza». En razón del voto de pobreza, en esa época los frailes acostumbraban despojarse hasta de sus apellidos familiares, los que eran sustituidos por el lugar donde nacieron; tal es el caso de Toribio «de Benavente», Juan «de Zumárraga», etc.

Después de estar por breve tiempo en la Nueva España, viajó a Panamá donde conoció a Francisco Pizarro quien preparaba su expedición al Perú, incorporándose a la misma. Así, Fray Marcos llegó a las tierras andinas en 1531; su estadía en tierras sudamericanas es el objeto de este artículo profusamente documentado, cuya autoría es del Arzobispo Emérito de Ayacucho Federico Richter Prada, O.F.M. En Perú Fray Marcos conoció al capitán español Pedro de Alvarado, quien había sido uno de los principales protagonistas de la expedición de Hernán Cortés que conquistó México en 1521.

Enemistado con Pizarro, Fray Marcos dejó el Perú y acompañó a Pedro de Alvarado y a su mujer Luisa Xicoténcatl, en su viaje a Guatemala pues el capitán había sido nombrado gobernador de ese lugar. El fraile franciscano prosiguió su viaje hasta la ciudad de México a donde llegó hacia finales de 1535.

Por esos días empezó a difundirse la leyenda de la existencia de unas fabulosas ciudades situadas al norte de Nueva España, llamadas las «Siete ciudades de Cibola y Quivira». El virrey Antonio de Mendoza ordenó al capitán Francisco Vázquez de Coronado preparara una expedición para explorar esos territorios. El 26 de febrero de 1540 partió la expedición compuesta por 340 españoles y cientos de indios aliados. A Vázquez de Coronado lo acompañaba Fray Marcos de Niza.

La expedición exploró los actuales territorios de Nuevo Méjico, Kansas, el norte de Texas; descubrió el Cañón del Colorado, pero en lugar de encontrar las míticas «siete ciudades», solo encontraron chozas de paja y una gran hostilidad de los indígenas que habitaban esos lugares. En 1542 la expedición, con menos de la mitad de los hombres que la integraron inicialmente, regresó a México. El desprestigio que la frustrada expedición tuvo cayó con especial fuerza sobre Fray Marcos, a quien muchos achacaban haber sido el autor del engaño sobre las míticas ciudades. Fray Marcos de Niza falleció en la ciudad de México el 25 de marzo de 1558.


Los franciscanos en la Evangelización de América

“El año 1500 marca el inicio oficial de la misión franciscana en América Latina, con la llegada de los frailes a la Española (hoy República Dominicana-Haití). La construcción de esta misión ocurrió en un tiempo récord. En el año de 1524 llegarán los primeros doce franciscanos a Nueva España, y fundarán una floreciente misión en el valle del antiguo Tenochtitlán, capital del Imperio Azteca. De esta misión saldrán franciscanos para él norte, yendo hasta California y, siempre más, para el sur, hasta alcanzar la Tierra del Fuego. Se puede decir que la cristianización de gran parte de América Central y América del Sur es debida al trabajo de los hermanos menores. Sin la historia de los franciscanos no se puede escribir la historia de América Latina”[2]. Pasemos ahora a informar sobre el primer franciscano que llegó al Perú, el Padre Marcos de Niza.

Fray Marcos de Niza

Corría el año de 1531 cuando este benemérito religioso pasó al Perú, acompañando a Pizarro en sus viajes de conquista de estas tierras peruanas. Había nacido en el Ducado de Saboya, allá por el año de 1490. Lo encontramos después en Cajamarca, cuando Pizarro hiciera prisionero al Inca Atahualpa y durante su ejecución, el día 3 de Mayo de 1533. Antes había estado ya en México, en el convento de Xochimilco, dedicado a misioneros que venían de España, para la evangelización de la Nueva España y de otras regiones.

Surgió una diferencia entre Pizarro y el Padre Niza a raíz del género de muerte que se le iba a dar al Inca Atahualpa, hecho prisionero de los españoles. Niza defendió la dignidad del inca como persona humana e hijo de Dios. Pizarro, enojado con Niza por esta reacción, lo despachó de Cajamarca.[3]

El Analista franciscano Wading, en sus «Memorias» de 1532, pone por aquel entonces como presentes ya en el Perú a los seis religiosos Fray Juan de Monzón, Mateo de Xumillas, Francisco de los Ángeles, Francisco de la Cruz, Francisco de Santa Ana y Pedro Portugués, por supuesto que en primera fila coloca al Padre Marcos de Niza. He aquí el texto latino: “Ex franciscanos primos invenio huius Regionis (peruanae) operarios Marcum a Niza, Ioannem a Monzono, Matheum de Xumilla, Franciscum de Angelis, Franciscum a Cruce, Franciscum a Sancta Anna, Petrum Lusitanum...”.[4]

Sabemos ciertamente que de los nombrados trabajaron de inmediato en el Perú, después del suplicio del Inca Atahualpa, el Venerable Hermano Mateo de Xumilla, (Jumilla, España, nacido en el siglo XVI - Chachapoyas, 1578) hermano profeso franciscano y misionero español, habiéndose «quedado» en Cajamarca para evangelizar a los naturales, ampliando su territorio misional hacia Chapoyas.

De la misma manera, parece que al año siguiente estuvieron en el Perú los dos sacerdotes Francisco de La Cruz y Francisco de Santa Ana, ambos cofundadores del Convento de San Francisco de Jesús de Lima. Lo oscuro del caso es preguntarse: ¿dónde estuvieron que no figuran con Niza, durante los sucesos de Cajamarca? Fray Pedro Portugués, el «Lusitano», figura en la comitiva de Pizarro, cuando éste desde Cajamarca avanzó hacia el Cusco, la capital del Imperio; tan cierto que, Portugués, en nombre de su Orden, recibe un solar en dicha ciudad para fundar convento.

La obra escrita del Padre Niza, llamada «Relación y Cartas Informativas de lo obrado en las Provincias del Perú y de Quito», lamentablemente desapareció hasta nuestros días. Esta información nos hubiera aclarado muchos puntos demasiado interesantes de los primeros momentos de la evangelización en el Perú, salpicados sí de sucesos políticos de la conquista, sirviendo de testigo de excepción en los avatares de esta campaña militar en suelos peruanos.[5]

Cuando Pedro de Alvarado salió del Perú en 1534, el Padre Niza viajó con él a Guatemala y México, llegando a este último país en el año de 1540, donde salió elegido como Provincial de la Provincia Franciscana del Santo Evangelio. Falleció el 25 de Marzo de 1548, como lo dejó consignado el Martirologio Franciscano.

El historiador español Borges Morán, dijo lo siguiente relacionado con el Padre Niza: “Los franciscanos, en una primera fase, estuvieron volcados estrictamente en su misión evangélica y misional, en la que la geografía se daba por añadidura. Una segunda fase, mucho más tardía por lo general, presenta objetivos eminentemente geográficos y descubridores por encima del puramente misional, que no quedaba relegado al olvido. El vieje de Fray Marcos de Niza, será la clásica expedición ratificadora de la validez de la generalización, realizada durante el primer lapso tuvo más de las características del segundo por lo que debe quedar justamente incluido en nuestro quehacer”.[6]

En las «Actas del I Congreso Internacional sobre los Franciscanos en el Nuevo Mundo», el conferencista dejó esta hermosa y laudatoria frase, en la que figura entre algunas celebridades, el nombre del V.P. Marcos de Niza. Dice: “No es este el momento de entrar a exponer la obra franciscana en América... pero sí es oportuno insistir en que desde el comienzo de la actividad descubridora, —incluso desde antes de iniciarse, no en balde nos hallamos en La Rábida quinientos años después que lo hiciera Colón— tuvieron estos frailes menores especial protagonismo. No sólo en su alta misión que les es propia, sino también en aspectos científicos, historiográficos, geográficos y antropológicos; los nombres de Gante, Valencia, Serra, Benavente, Olmos, Sahagún, Niza, Mendieta, Morfi, Sobreviela, entre una nutrida legión, en la que descuellan Francisco Solano y Luis de Bolaños, etc., que serían más que suficientes para inscribir con letras de oro su Orden en la obra americana”.[7]

Continuando con el hecho histórico de la presencia del Padre Niza en el Perú, nos referiremos en este espacio, a otras informaciones que nos darán más luces al respecto. Efectivamente, dicho religioso acompañó a Pizarro, creemos que desde Panamá donde se conocieron, al conquistador Pizarro, como así lo refiere nuestro Cronista: “Uno de esos franciscanos primeros fue el V.P. Fr. Marcos de Niza, Comisario de la Primera Expedición Franciscana del Perú. Él estuvo presente en Cajamarca, en compañía de Don Francisco Pizarro, en la prisión y muerte del Inca Atahualpa, ocurrido el 3 de Mayo de 1533”.[8]

Según el testimonio del Padre Juan de Torquemada, superior de la Provincia Franciscana del Santo Evangelio de México, señala como lugar de nacimiento del Padre Niza, la ciudad de Niza (hoy de Francia), en el Ducado de Saboya. Viajando para la Nueva España en 1531, “sabedor en Panamá de la conquista del Perú, cambió de ruta en su viaje, dirigiéndose al Perú, en el año de 1532”.[9]

El cronista agustino Antonio de la Calancha erróneamente fija la llegada del Padre Niza al Perú, en el año de 1542. Parece que esta información fue tomada de una de las Relaciones de Fray Bartolomé de Las Casas, Obispo de Chiapas, donde se afirma: “Yo Fray Marcos de Niza de la Orden de San Francisco, Comisario de los Frailes de la misma Orden de las Provincias del Perú; que fue uno de los primeros religiosos que con los primeros cristianos entraron en las dichas Provincias”; añadiendo después: “de haber sido testigo del oro y plata dado a los españoles por el Inca Atahualpa, con más la tierra de su poderío; sin embargo le quitaron la vida del Inca y otros Caciques”.

Recalca además de haber defendido a los indios y particularmente al Inca. Antes de que le dieran muerte “Clamó, dice, con la voz fuerte y potente como San Juan en el desierto, pero esto no fue suficiente para hacer desistir de su intento a los españoles”.[10]

Tanto lo que dijo el Padre Juan de Torquemada, superior provincial de los franciscanos en México, como lo dicho y expresado por el cronista agustino Calancha, a nuestro modo de ver, carecen de certeza. En lo que se refiere a Torquemada, como veremos más adelante, se ha comprobado que Niza estuvo primero en México, pasando en 1531 al Perú, vía Panamá. En lo que se refiere al aserto del Maestro Calancha, no es exacta la fecha, puesto que Niza, cosa probada, estuvo en el enjuiciamiento y muerte del Inca en Cajamarca el 3 de Mayo de 1533, nueve años antes de lo citado por el cronista agustino.[11]

Tenemos también un testimonio de Fray Francisco Gonzaga, General que fue de la Orden Franciscana y después Arzobispo de Mantua, testimonio que se encuentra en su obra histórica y que dice así: “Erat in illo quídam eximius zelus animarum salutis; erat religio, erat doctrina...”, dándonos a comprender las virtudes que adornaban al Padre Marcos de Niza.

El P. Juan de Velasco en su obra «Historia de Quito», nos dice también algo sobre Niza: “Fray Marcos de Niza de la Orden de San Francisco, el cual se hizo famoso como historiador de los usos y costumbres del Perú”.[12]El Padre Marcelino Civezza, historiador de la Orden Franciscana en su obra «Historia de las misiones franciscanas», dice: “Un franciscano estuvo presente en los acontecimientos, un franciscano insigne, un misionero de primer orden, un escritor que, si la mala suerte no hubiera hecho que sus escritos se perdiesen ocuparía, sin duda, el primer puesto entre los historiadores de América. Este fue Fray Marcos de Niza, primer misionero que entró en el Perú”.[13]

Citamos nuevamente al historiador jesuita quiteño Juan de Velasco, en noticias referentes al Padre Niza. Son sus «Cartas Informativas de lo Obrado en las Provincias del Perú», en las que refiere Fray Marcos los hechos sucedidos en Cajamarca en torno a la prisión y muerte de Atahualpa. Dice por ejemplo: “Quispi era concubina de Huaína Capac, madre de Atahualpa, hermana del General Chalcuchima y del Cacique de Quito Caluchima, bautizado por el P. Marcos”.

Otro hecho: “que al visitar al Inca que se encontraba en los baños termales, Don Hernando de Soto, al hacer pruebas con su caballo, tanto se le acercó al Inca que, la espuma del bruto le salpicó la cara”... (o.c.). Después de haber permanecido algún tiempo en el Perú y a raíz de las desavenencias surgidas con el conquistador Pizarro, a causa del género del suplicio que se le diera al Inca Atahualpa, suplicio al que se opusiera Fray Marcos, se volvió a México posiblemente en 1534. En 1540 lo encontramos como Provincial de la Provincia del Santo Evangelio (México).

Entre nosotros fue muy conocido el Padre Fidel Chauvet O.F.M., quien dejó escrita esta frase en su obra «Biblioteca de los Anales de la Provincia del Santo Evangelio de México», con referencia al Padre Niza: “Fray Juan de Zumárraga, su viejo amigo y de corazón caritativo nos dice que Fray Marcos de Niza, a causa de sus viajes y expediciones apostólicas por el Nuevo Mundo, había quedado medio o completamente tullido. El buen viejo, vivía retirado en el Convento de Xochimilco, aquejado de graves dolencias, necesitado de un poco de vino que le diese algo de calor y energía, recurrió al Obispo Zumárraga en demanda de este favor, que los frailes del Convento no acostumbraban el vino, antes ordinariamente lo tenían prohibido, Zumárraga contestó: «a esto digo, Padre mío, siervo de Dios, que los meses y años que yo viviere, mientras dure enfermedad y necesidad, cada mes una arroba de vino se os dará, y desde ahora la envío»”[14].

Falleció el Padre Niza el 25 de Marzo de 1542 (¿) en la ciudad de México. Se presume que fuera enterrado en el Convento de Xochimilco, donde pasó sus últimos años. Estando alguna vez yo buscando la placa que marcaba el lugar donde reposaban sus restos, fui a dar al templo de San Fernando, otrora Colegio de Misioneros, sin saber que fuera enterrado en el de Xochimilco, donde pensamos que estén hasta hoy los restos de este venerable varón.

El historiador Mariano Cuevas afirma que “Fray Marcos de Niza se hallaba en León de Nicaragua de paso para el Perú, y al lado del célebre dominico Fray Bartolomé de las Casas. Pasaron al efecto, a tierras peruanas pero no se entendieron con Pizarro”.[15]Esta afirmación no tiene certificado histórico, pues, el Padre Las Casas nunca pasó al Perú, y su actividad la ejerció en la Nueva España y Centro América.

En 1534 salió el Padre Niza del Perú, rumbo a Guatemala y México, con deseos siempre de volver a la tierra de los Incas. En 1536, lo tenemos viajando con la expedición de Don Pedro de Alvarado hacia Nueva España, donde llegó en 1540. Antes, al pasar por Quito, Niza tuvo actitudes muy prudentes para componer algunas serias diferencias surgidas entre Alvarado y Diego de Almagro, evitándose una guerra civil entre los dos bandos.

En las negociaciones efectuadas entre ambos jefes, Niza sirvió de Capellán a Alvarado y una vez como agente (sic). Aquí, conviene copiar unas frases de Niza, de una carta firmada por él y dirigida al Mariscal Almagro el Viejo. Dice así: “En XXIX de agosto de UDXXXIIII (1534) años el padre fray Marcos comisario de la custodia del Nombre de Jhesús dio poder por virtud de lo que tiene al señor mariscal (Almagro el Viejo) para que pueda tomar posesión del monasterio e poner persona que edifique la casa e rresyda en el monasterio en su lugar son testigos Mateo de Lezcano e Alonso de Hemandes de la Vieja e para que pueda gozar de todos los privilegios como padre espiritual de toda la dicha custodia. Ita est Frayre Marcos de Niza, Comissario” (Poder escrito en Santiago de Quito). Es una fotostática, en negativa. Se ve la firma del Padre Niza.[16]

Raúl Porras Barrenechea, historiador peruano, tiene una opinión negativa del Padre Niza, cuando afirma: “Fray Marcos de Niza, que estuvo en el Perú en la región de Quito únicamente algunos meses del año 1534”[17]. Pocos años después Barrenechea fue aún más categórico en su opinión de que Niza no pudo posiblemente haber venido al Perú en 1531 ó 1532. Niza, según Barrenechea, no había estado presente en Cajamarca, no conoció a Pizarro, no había pasado más allá de Quito y había presenciado sólo las crueldades de Alvarado.[18]

A pesar del calor de las negaciones de Barrenechea, dice el Padre Antonino Tibesar O.F.M., debería notarse que Niza juró que conocía a Pizarro. ¿Cómo hubiera conocido el fraile al conquistador si en su segundo viaje al Perú en 1534 hubiera quedado en las cercanías de Quito como dice Barrenechea, puesto que es cierto que Pizarro no visitó Quito ese año? La única conclusión posible es que Niza, nunca referido por Barrenechea, en “Información hecha en Sgto. de Guatemala sobre el concierto celebrado entre el Adelantado Dn. Pedro de Alvarado y el Mariscal Don Diego de Almagro, para el descubrimiento y conquista de tierras. Santiago de Guatemala, 28 de septiembre de 1536.[19]

En los «Anuales Minorum», tomo XVI, p. 358, tomo XVIII p. 182, se comenta que el Padre Niza fue el Primer Comisario General en el Perú. Sin embargo, el último Martirologio de la Orden (1938), documentado ampliamente, no hace mención de ello; en cambio, advierte que el primer Comisario General según «Anuales Minorum», fue el Padre Francisco de Vitoria y no el Padre Niza. Me parece que se han suscitado olvidos al respecto.

Es cierto que mucho antes el Padre Niza fue Comisario sobre los frailes de la Orden en las Provincias del Perú, como consta en las Relaciones del mismo Padre Marcos; pero no consta que tuviese Patente y atribuciones de Comisario General. Podemos decir que el Padre Niza fue «el Primer Comisario Evangélico de los Franciscanos en el Perú», conciliando así las opiniones de los historiadores que negaban esta atribución al Padre Niza.

El tiempo relativamente corto que estuvo Niza en el Perú, trabajó con celo apostólico en la catequesis de los nativos. Para 1540, ya lo encontramos en México, habiendo sido elegido al poco tiempo Superior Provincial de los franciscanos, como queda ya dicho. Tuvo algunas dificultades en México con Hernán Cortez y otros caballeros españoles de aquel país. La crítica no se ha pronunciado aun definitivamente sobre el tema de las divergencias en cuestión, habiendo el Padre Niza «conquistado» impugnadores al respecto, como advierte el Padre Atanasio López,[20]cuando la expedición que presidió el Gobernador de la Nueva Galicia Francisco Vásquez de Coronado.

No se puede negar hoy que el Padre Niza estuvo primero en México, antes de venir al Perú, conforme lo advierte nuestro analista Wading: “Appulitque ad Hispaniolae insulam... Ex Mexicana porro missione ad Peruvianam mandatus est, ubi cum adhuc reversus et ad suos consodales Mexicanos”.Para aquellos que dudan de esta aseveración infundada históricamente, podemos anotar una conclusión, afirmando que: “el P. Marcos de Niza llegó primero a las playas mexicanas; después pasó a la isla de Sto. Domingo, partiendo de ésta al Perú”.[21]

NOTAS

  1. Elaborado por el DHIAL
  2. Comisión Estudios de Misionzentralc der FransiManer, Marzo 1991.
  3. DE CÓRDOVA Y SAUNAS, P. DIEGO, Crónica de la Provincia de los Doce Apóstoles del Perú, Lima, 1651.
  4. WADING, O.F.M., Memorias, 1632.
  5. RODRÍGUEZ TENA, FR. FERNANDO, Nuevo Mundo Seráficos (inédito). Historia de las Tres Órdenes del S. Padre San Francisco en la América. Sus hechos y progresos en ella.
  6. El envío de misioneros a América durante la época colonial. Salamanca, 1977.
  7. BOJICKS MORAN, Actas del I Congreso Internacional sobre los Franciscanos en el Nuevo Mundo, Salamanca, 1977.
  8. CÓRDOVA Y SALINAS, FR. DISCO, Crónica de la Religiosísima Provincias de los Doce Apóstoles de Lima, Lima, 1651.
  9. ROBERTO LKVILUEK, Organización de la Iglesia, 1919.
  10. Ibidem.
  11. Afínales Minorum, Tomo XVI, p. 444.
  12. DE VELASCO, P. JOAN S.J., Historia Moderna del Reino de Quito y Crónica de la Provincia de la Compañía de Jesús del mismo Reino, Quito, 1844.
  13. DE CIVEZZA, P. MARCELINO O.F.M., Historia de las misiones franciscanas.
  14. DE JESÚS CHAUVET, P. FIDEL O.F.M., Biblioteca de los Anales de la Provincia del Santo Evangelio de México, México, Vol. III, p. 255.
  15. Historia de la Nación Mexicana, México, 1940, 194. Además, Nota N° 34 del artículo del P. ANTONINO TIBESAR O.F.M., de La llegada de los Franciscanos al Perú, Cap. I, 1991. Edición Ceta.
  16. Este documento se lo debo al P. Antonino Tibesar O.F.M., de la Academia Franciscana de Historia de Washington de los Estados Unidos.
  17. Las Relaciones Primitivas de la Conquista del Perú, París, 1937.
  18. Boletín de la Comisión Nacional Peruana de Cooperación Intelectual, I, (Lima 1941, 15- 42).
  19. Archivo General de Indias, Patronato, 2-2-1, ramo 66. Cita comentada por el P. Antonino Tibesar O.F.M. Véase Nota N° 42, o.c.
  20. P. ANASTASIO LÓPEZ O.F.M., Archivo Ibero Americano, tomo XXVI, p. 211.
  21. “Reseña de la Provincia de los Doce Apóstoles”, Julio-Noviembre de 1918; y Revista Franciscana del Perú, Lima, Setiembre de 1917. Imp. La Providencia.

FEDERICO RICHTER PRADA, O.F.M.

©Revista Peruana de Historia Eclesiástica, 2 (1992) 53-89