LIZÁRRAGA, Reginaldo de

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
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(Medellín de Extremadura; 1535; Asunción, 1609) Fraile dominico y obispo


Baltasar de Ovando, natural de Medellín[1], viaja a América con sus padres hacía 1555, estableciéndose en Quito y recibiendo la primera tonsura clerical. En 1560 en Lima entra en el convento de Santo Domingo y el prior fr. Tomás de Argomedo le da el nombre de Reginaldo de Lizárraga.


Cumplido el noviciado, hace su profesión religiosa y al terminar los estudios es ordenado sacerdote. En la provincia dominicana del Perú el “Padre Lizárraga tuvo muchos cargos: fue Predicador general, Prior en varios conventos, Definidor y Vicario Provincial[2], además de ser maestro de los novicios y desempeñarse como cura de doctrina de indios en Jauja; “todos estos oficios los cumplió con esmero, con desempeño ejemplar y gran responsabilidad, dando muestras de tino y prudencia[3].


Su relación con Chile se desarrolla en tres etapas durante treinta años. En Lima, en 1581, el capítulo provincial nombra a Lizárraga vicario provincial de Chile y este ejerce su cargo en el convento de Santo Domingo en Santiago hasta 1586, años en los que “fueron erigidos en conventos las casas del sur: Concepción, Villarrica, Valdivia y Osorno[4]. A raíz de la creación de la provincia de San Lorenzo mártir de Chile (1584), Lizárraga es elegido primer prior provincial en 1587, cargo que ocupa en Santiago hasta 1592, presenciando a la muerte del obispo Diego de Medellín, “del cual se dice que era pariente[5]. Finalmente el Virrey D. García Marqués de Cañete, recomienda a Lizárraga al rey Felipe II y este lo presenta al Papa como obispo de La Imperial de Chile, dando después noticia al Deán y Cabildo en la Real Cédula del 7 de junio de 1597[6].


Clemente VIII lo elige obispo de La Imperial el 31 de agosto de 1598, como sucesor de don Agustín de Cisneros, fallecido en 1595 o 1596. Consagrado en Lima en 1599 por Toribio de Mogrovejo, allí permanece durante tres años, enviando a su diócesis su procurador, fr. Francisco de la Cámara, O.P. En Lima, su actuación como obispo deja a los historiadores la impresión de un excesivo regalismo. Al llegar el 12 de diciembre de 1602 a Concepción, situada en la inmediatez del océano, Lizárraga encuentra una situación desoladora: a causa de la rebelión araucana iniciada en diciembre de 1598, las ciudades españolas fundadas en el territorio de la diócesis han desaparecido, incluida La Imperial, y solamente quedan al norte del río Bío-Bío Concepción y Chillan, y en la isla grande de Chiloé, la ciudad de Castro.


Lizárraga se preocupa de reorganizar la diócesis: el 7 de febrero de 1603 establece que la iglesia parroquial de San Pedro sea la catedral de la diócesis, trasformando de hecho a la ciudad de Concepción en la sede definitiva del obispado; nombra a los sacerdotes García de Alvarado y García de Torres Vivero canónigos de la catedral, para que allí atiendan a su servicio; frente a la falta de curas doctrineros atiende personalmente a las necesidades espirituales y pastorales. También los desastres naturales, como terremotos y tsunamis, obstaculizan la ya difícil labor pastoral. En 1604 “sucedió a las cinco de la tarde otra inundación de la mar, con tanta vehemencia y bramidos, que anegó la mayor parte del pueblo”;[7]el mismo convento franciscano, que hospeda a Lizárraga, tan pobre que ni siquiera tiene la casa obispal, es inundado. En tales condiciones no asombra la reiterada petición de renuncia de Lizárraga que ya se aproxima a los setenta años.


El obligado traslado canónico de la sede episcopal, dispuesto por el primer obispo dominico en Chile, permite la continuación de la jerarquía en el sur del país, y por ello Lizárraga es el primer obispo llamado de Concepción. De él los gobernadores Alonso de Ribera y Alonso García Ramón, y el jesuita P. Esteban Páez elogian la pobreza, los ejemplos de virtud, la mucha edificación de letras, la ocupación pastoral en oír confesiones y alimentar espiritualmente a su feligresía[8]. Trasladado al obispado de Asunción de Paraguay, emprende su viaje a inicio de 1608, y muere en noviembre de 1609 en Asunción.


OBRAS.

Descripción del Perú, Tucumán, Río de la Plata y Chile, M. SERRANO Y SANZ, Manuel, Madrid 1909 (publicado también como Descripción y población de las Indias); Los cinco libros del Pentateuco; Lugares de uno y otro Testamento que parecen encontrados; Lugares comunes de la Sagrada Escritura; Sermones de tiempo y Santos; Comento de los emblemas de Alciato; un opúsculo sobre la vida del primer arzobispo de Lima D. Fr. Gerónimo de Loayza (Mendiburu, 27-28).



Notas

  1. Descripción, L. I, C. XLII
  2. Mendiburu, 27
  3. Rehbein, 376
  4. Ramírez, Los primeros, 179
  5. Ramírez, El primer, 10
  6. Colección, Maulén, II, 275-276
  7. Descripción, L. II, C. LXXVI
  8. Rehbein, 388

BIBLIOGRAFÍA

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EGAÑA DE A, Historia de la Iglesia en América española. Desde el Descubrimiento hasta comienzos del siglo XIX. Hemisferio Sur, Madrid 1966

ERRÁZURIZ, C. Los orígenes de la Iglesia Chilena (1540-1603), Santiago 1873; Don Fray diego de Medellín, en GONZÁLEZ DÁVILA G. Teatro eclesiástico de la primitiva Iglesia de las Indias Occidentales, vidas de sus Arzobispos y Obispos, y cosas memorables de sus sedes, en lo que pertenece al Reino del Perú, II, (1649-1655), Universidad de León 2001

GAMS, P. Series Episcoporum Ecclesiae Catholicae, Ratisbonae 1873. Hierarchia Catholica medii et recentioris aevi, IV, Monasterii 1935

SÁNCHEZ M. (Dir.) Historia de la Iglesia en Chile I Santiago 2009 La Provincia Eclesiástica Chilena, erección de sus obispados y división en parroquias, Friburgo (Alemania) 1895

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VARGAS, R. Concilios limenses (1551-1772), III, Lima 1954


MARIO L. GRIGNANI