INCARIO. Las mujeres nobles en la época precolombina

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
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Introducción.

Trataremos mostrar a grandes rasgos el papel o la función que desempeñó la mujer noble, bajo el dominio del Tahuantinsuyu. Para esto nos centraremos básicamente en la «Coya», esposa del Inca; y las «Acllas» o escogidas.[1]

De lo referente a la Coya o esposa del Inca y su relevancia en el origen de esta dinastía, veremos a cada una de las «coyas» que Guamán Poma de Ayala describe. Posteriormente hablaremos del papel que tuvieron las Acllas en esta sociedad y los mecanismos para su elección. Y por último haremos mención a lo que fue el «Acllahuasi» o «casa de las escogidas».

Nuestra intención no es plantear una nueva teoría o buscar un nuevo papel a ésta mujer, sino es mostrar, simplemente, como se desempeñó en este estado donde todo el poder estaba

en manos del hombre. Nuestra tesis será, entonces, mostrar como la mujer cumplía un papel fundamental dentro del desarrollo del imperio, que era su fuerza de trabajo, sobre todo en el área textil.

La metodología que se empleó para la realización de este trabajo, principalmente, fue la de análisis y confrontación de los textos, los cuales en su mayoría nos informaban lo mismo, sin mayores contradicciones.

«La Coya, hija del Sol»

(Coya: mujer y hermana del Inca, hija del sol (inti) y la luna (quilla). La Coya estaba destinada a ser la primera esposa del Inca; esto sucedía porque seguían la tradición de su origen divino dada por el mito de Manco Copac y Mama Huaco, en el cual se denotaba su origen solar, y por ende debían conservar esta pureza de sangre, “quel que hobiese de ser rey, tomase á su hermana, hija legítima de su padre y madre, por muger, para que la sucesión del reino fuese por esta vía confirmada en la casa real”.

La Coya era denominada reina porque, al igual que el Inca, descendían del sol, “era ley entre los Incas que el señor que entre todos quedaba por emperador, tomase á su hermana por muger, la cual tenia por nombre Coya, ques nombre de reina”. Debemos aclara que este término de «Reina» fue dado por los cronistas españoles, ya que estos escribieron desde su visión occidental, comparándolo su organización con parámetros netamente occidentales. Los Incas no usaron este término para referirse a la coya.

En el caso que el Inca no tuviese una hermana debía recurrir a la panaca principal y tomar la mujer que fuese más prestigiosa dentro de esta, esto se rescata en el escrito del cronista Cieza de León “Y si acaso el que había de ser tenido por señor no tenía hermana carnal, era permitido que casase con la señora mas ilustre que hobiese, para que fuese entre todas sus mugeres tenida por la más principal”.[2]

Lo que sí se podría sostener como hipótesis para explicar esta práctica radicalmente asentada en aquella cultura, es que la finalidad de este matrimonio entre hermanos era la conservación de la pureza de sangre, y por ende el de su poderío. Otra cosa que queremos agregar respecto a este tema es que el concepto de «hermana carnal» no tiene que ser entendido como lo utilizamos hoy en día, sino más bien debe ser entendido como alguien de la familia o «panaca» real, una pariente cercana. Podemos entonces concluir que sin la Coya la dinastía Inca se hubiese degenerado a los ojos de los gobernados, y con esto quizá el estado hubiese caído, ya que se hubiese perdido el supuesto sustento divino, al mezclarse el Inca con otra mujer.

A continuación, podemos observar, en detalle, cuál era el atuendo diario que usaba la Coya, según la reconstrucción de L.A Pardo.

1. Prendedor (tupayauri). – 2) Cubre-cabeza (sukkupa o ñañaca). – 3) Mantilla (lliclla). – 4) Alfiler (tupu). – 5) Franja (tocapo). – 6) Flores (ttica). – 7) Bolsa (chchuspa). – 8) Túnica (acsu). – 9) Sandalia (usuta).


Sucesión de Coyas durante el imperio Inca:

  • Mama Huaco: Cuenta Guaman Poma de Ayala que ella era una mujer muy hermosa, morena y que era una gran hechicera que hacía hablar a las piedras. “Desta señora comenzaron a salir rreys Yngas. Y dizen que ella no le fue conocida su padre ni de su hijo Mango Capac Ynga, cino que dixo que era hija del sol y de la luna y se casó con su hijo primero Mango Capac Ynga. Para se casar, dizen que pedió a su padre al sol dote y le dio dote y se casaron madre e hijo”. Murió a los doscientos años, según Poma de Ayala, bajo el reinado de su hijo Cinche RocaYnga.
  • Chimbo Urma: Esta coya también fue hermosa y morena como su madre, pero fue más delicada, apacible y dulce en su carácter y trato con su pueblo. Se casó con Cinche Roca Ynga; y murió a los ochenta años en el Cuzco. Guaman Poma nos dice que “ En su tiempo de su marido y de ella, nació Nuestro Señor Jesucristo y murió y rresucitó y subió a los

cielos”. • Mama Cora Ocllo: La vida de ella fue muy desgraciada y miserable, no fue muy agraciada como lo fue su abuela, y no se llevaba bien con los señores principales. “Como era tan triste de corasón y de condición, no quería tener donzellas ni quería arreglarse”. Murió a los ciento veinte años. • Chimbe Mama Yachi Urma: Guaman Poma la describe como fea y morena. “Tenía ojos blancos, pero del cuerpo fue muy damada y bizarra, muger onrrada, amiga de salir a la becita de otras señoras prencipales y conuersar con ellas y holgarse con múcicas y merendar”. Murió a la edad de cuarenta y cinco años, y su marido fue Mayta Capac Ynga. • Chimbo Mama Caua: Se casó con Capac Yupanque, era muy hermosa y humilde de corazón. “Después de auerse casdo le dio mal de corazón que cada día dizen que le dauan tres uese y gritaua y daua bozes y arremetía a la gente y mordía y se rrasgaua la cara y arancaua sus cauellos. Con esta enfermedad quedó muy fea y no podía gouernar la tierra”. Debido a esto su marido se casó con su hermana menor Cuci Chimbo Mama Micay.

• Cuci Chimbo Mama Micay: Fue muy hermosa y blanca de cuerpo. “alegre de cara y rregocijada y amiga de cantar y múcica y tocar tanbor, hazer fiestas y uanquetes y tener rramilletes en las manos, gran señora y gouernadora y hazia mercedes". Se casó con Ynga Roca y murió a la edad de ciento veinte años.

• Ypa Huaco Mama Machi: la describen como “fea, de narises larga y el rrostro largo y del talle flaca y seca, larga”. Fue amiga de los animales, especialmente aves cantoras, y gran limosnera con los pobres. Se casó con Yauar Uacac Ynga y murió a la edad de ochenta y cuatro años. • Mama Yunto Coyan: era humilde y triste de corazón. Era muy amiga de criar enanitas. “Y esta señora de pocas cosas lloraua, apretada de corasón y fue miserable. Y comía muchos manjares y más comía coca por uicio; dormiendo tenía en la boca. Fue amiga de rrequiesas de oro.” Se casó con Uira Cocha Ynga y murió a la edad de cincuenta y ocho años.

Mediante el estudio del reinado de estas ocho coyas, nos podemos dar cuenta que el imperio Inca fue de corta duración. Pero también podemos concluir que no se le daba mayor importancia a la descripción de las mujeres, ya que cronistas como Guaman Poma de Ayala sólo le dedican unos pocos párrafos, en donde lo que destaca es como eran físicamente, de quien eran esposas y sus pasatiempos.

En cuanto a la celebración de la Coya o reina, los Incas tenían una fiesta que se celebraba en el mes de septiembre y que se denominaba el «Colla Raymi», la cual se le atribuía a la divinidad de la Luna, y por ende se le asociaba a la Coya, ya que esta era su hija.

Ésta fiesta nos la describe y explica muy bien Guamán Poma en la siguiente cita: “Dízese este mes Coya Raymi por la gran fiesta de la luna. Es coya y señora del sol; que quiere dezir coya, rreyna, raymí, gran fiesta y pascua, porque de todas las planetas y estrellas del cielo es rreyna, coya, la luna y señora del sol. Y ací fue fiesta y pascua de la luna y se huelgan muy mucho en este mes, lo más las mugeres y las señoras coyas y capac uarmi (señora poderosa), ñusta (princesa), pallas (mujer noble, gallana), a aui (campesina) y los Capac omis (señoras aymaras), uayros (?) y otras prencipal mugeres deste rreyno. Y conbidan a los hombres”. En esta celebración se utilizaban antorchas, las cuales eran llevadas por los participantes en una procesión. «Acllas» o escogidas “Significaban para el Estado fuerza de trabajo para la fabricación de textiles, la preparación de bebidas para los ritos, y para el cumplir con la reciprocidad cuando se necesitaba de esposas para los señores con quien el soberano deseaba congraciarse”.

Las Acllas se recluían entre los 8 a 12 años de edad, desde todo el Tahuantinsuyu, eran elegidas por su belleza y aptitudes; servían como objetos de obsequios (concubinas o esposas) para curacas o nobles guerreros de acuerdo con el concepto andino de reciprocidad, el cual servía para que el Inca estableciera lazos de parentesco y comercio con los señores sometidos. Sólo un grupo pequeño de éste grupo era destinado al culto del Sol, permaneciendo vírgenes. La mayoría de estas eran hijas de curacas provincianos y cusqueños.

Las elegidas para el culto del sol eran llamadas «mamaconas» “y su misión era la de instruir a las «novicias», administrar el Acllahuasi y servir de sacerdotisas en el culto. Como hacían voto de eterna castidad fueron llamadas por los españoles «vírgenes del sol», término que se hizo extensivo, equivocadamente, a todas las acllas”.

Al dejar el Ayllu de donde procedían, las Acllas adquieren un status más elevado que el común de la gente, debido a que pasaban a servir directamente al Inca, y por ende, al Sol. La mayor parte de las Acllas atendían al Inca y le servían de concubinas en sus viajes. María Rostworowski [notable antropóloga-historiadora del Incario] señala que las acllas se dividen en cinco categorías, según sus orígenes y funciones que cumplían en el Tahuantinsuyu: • Yurac Aclla: Eran siempre de sangre Inca, consideradas las esposas del sol, sólo estas eran vírgenes y debían permanecer siempre en el Acllahuasi, consagradas al culto. • Huayrur Aclla: Eran las más hermosas y de aquí salen las esposas secundarias o concubinas del Inca. • Paco Aclla: Esposas destinadas a los curacas y nobles guerreros a quienes el Inca quería agradar mediante el proceso de reciprocidad. • Yana Aclla: No destacan ni por rango ni belleza, cumplen la función de servidoras de las demás. • Taqui Aclla: Eran elegidas por sus actitudes cantoras y debían alegrar las fiestas “le cantaban al Ynga y a la señora coya y a los señores capac apocona y a sus mujeres y para fiestas y pascuas, casamientos y bautismos.” El vestuario que utilizaban las Acllas era como el común de los habitantes. “Cuando llegaban a la pubertad su cabello era rapado, pero luego, llegado el tiempo de distribuirlas, lo dejaban largo, usando winchas en la cabeza. La túnica era larga y sin mangas, hecha con una pieza de tela rectangular; el lado de la tela que quedaba abierto se pasaba sobre un hombro, donde se sujetaba con un kipki o prendedor. Esta túnica, abierta en un costado como los actuales tipoy del Chaco, se sujetaba cerrado con fajas, chumbis, largas y anchas. Encima ponían una lliklla o capa corta femenina, que sujetaban con dos tupus o alfileres grandes con cabeza plana y redonda, hechos de bronce u oro”.

En cuanto al castigo por cometer adulterio con una mamacona o aclla, podemos decir que era duramente sancionado, ella podía ser “enterrada viva o colgada de los pies hasta que muriese, dentro del mismo akllawasi, y lo mismo su cómplice. Muchas veces ambos cómplices eran colgados públicamente uno junto al otro. Otras veces eran colgadas por los cabellos hasta que muriesen; esto solía hacerse en las horas (araway) de piedra hechas sobre peñas. Se consideraba razón suficiente para esta condena el que un hombre hablase con ellas o les enviase mensajes para seducirlas. A veces se incluían en este castigo también a los porteros y guardianes por su negligencia”

«Acllahuasi o Casa de las escogidas»: Este tiene un rol educador para las Acllas, pero “no necesariamente deben ser consideradas con propiedad como «escuelas»; lo fueron sin duda, para jóvenes Acllas escogidas, pero sólo en el sentido que ellas debían producir también telas finas y chicha".

Los españoles compararon estos Acllahuasi con conventos cristianos, pero realmente sus funciones eran muy distintas; en este lugar era entonces donde aprendían el arte textil, las artes culinarias, cortesanas y la religión, oficios, considerados básicos de toda mujer. A cada templo del Sol, le correspondía un Acllahuasi, la, mantención de estos recintos, adornados con hermosas fuentes y jardines; eran costeados por el Inca, delegaba esta tarea a cargo de un gobernador, un mayordomo y un despensero.

En resumen, el Acllahuasi cumplió tres funciones fundamentales dentro del imperio Inca: El primero es servir de obrajes dedicados a la producción textil del Estado. Como segundo punto en el Acllahuasi se preparaban las bebidas indispensables, destinadas para la celebración de los ritos y la reciprocidad de cada área del mundo andino. Y por último su función más importante servir de depósitos de mujeres para otorgarlas como regalo cuando la reciprocidad así lo exigiese.

Cabe destacar que el Acllahuasi es comúnmente comparado con lo que fue un harén árabe, lo cual es un error muy grande debido a que esto nunca fue así. En primer lugar, éstos dos se diferencian porque el Acllahuasi es un lugar religioso y sagrado; en cambio el harén es un recinto que alberga a las concubinas del sultán. En segundo lugar, el Acllahuasi es un edificio o templo situado fuera del palacio del Inca, y el harén se sitúa en el centro del palacio del sultán. Esto nos lleva a otra gran diferencia la cual es que el Inca no podía entrar a dicho recinto, solo la coya podía entrar, ya que era un lugar de culto en el que habitaban sólo mujeres; en cambio al harén, el sultán podía ingresar cuando al él le apeteciera.

Conclusión.

Podemos concluir que, de no haber sido por la costumbre de que el Inca se casase con su hermana carnal, toda la base del mito de su descendencia divina del sol se hubiese destruido. Por lo tanto la Coya cumple un papel de gran importancia para mantener dicho mito.

También hemos podido observar que el formar parte del Acllahuasi, ayudaba a estas mujeres a adquirir un mayor prestigio social frente a las respectivas comunidades, pero también las revestía de mayores deberes y reglas frente a su conducta moral.

Y por último debemos decir que las Acllas jugaron un papel fundamental para la realización del concepto de reciprocidad existente a lo largo de todo el imperio Inca, ya que ayudaron al Inca a congraciarse con los curacas y señores vecinos del Tahuantinsuyu.

En cuanto al Acllahuasi podemos decir que este fue la base para el funcionamiento del textil, porque era aquí en donde las Acllas se educaban y aprendían a hilar y tejer, y por ende a confeccionar los vestidos de la población en general; pero principalmente confeccionaban los del Inca.

Bibliografía Cieza de León, Pedro de: "Del señorío de los Incas", Ed. Argentinas "solas", 1943, Buenos Aires, pp. 72 y 73. Poma de Ayala, Guamán: "Nueva corónica y buen gobierno", Ed. Siglo 21, 2° edición, México, 1988, V.1. Ellefsen, Bernardo, "Matrimonio y sexo en el Incario", Ed. Los Amigos del Libro, la Paz, 1989. Kauffmann Doig, Federico: "Manual de Arqueología peruana", Ed. Peisa, 7° edición, Mayo 1980, Lima, Perú. Rostworowski, María: "Historia del Tahuantinsuyu", Ed. I.E.P, 3° edición, Noviembre 1988, Perú.

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MARCELA BUSTAMANTE SAAVEDRA

  1. En las citas de los textos españoles antiguos se respeta la morfología de los mismos.
  2. Surge una pregunta lógica: si se puede pensar o ver este tipo de sistema como un incesto, ya que lo estaríamos juzgando con una visión ajena a dicha mentalidad cultural, pero este mismo axioma se podría aplicar a todos los sistemas en los que objetivamente se realizaban prácticas de carácter cultural, social, político y religioso contrarias a la ley natural, y que son inaceptables desde este punto de vista en todas sus dimensiones, como los sacrificios humanos, y otras muchas prácticas totalmente opuestas a la ley natural y a consideraciones a partir de un principio de realismo, racionalidad y «moralidad natural». [Nota de la Redacción del DHIAL].