Diferencia entre revisiones de «IMAGINERÍA RELIGIOSA EN URUGUAY»

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
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==BIBLIOGRAFÍA==
 
==BIBLIOGRAFÍA==
  
ARGUL, José Pedro, Proceso de las Artes Plásticas del Uruguay. Desde la época indígena al momento contemporáneo, Montevideo, 1975; Catálogo. Exposición de Arte Religioso y Litúrgico. III Congreso Eucarístico Nacional, Montevideo, 1938; Catálogo. La Virgen en las Artes, Montevideo, 1954  
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ARGUL, José Pedro, ''Proceso de las Artes Plásticas del Uruguay. Desde la época indígena al momento contemporáneo,'' Montevideo, 1975; ''Catálogo. Exposición de Arte Religioso y Litúrgico''. III Congreso Eucarístico Nacional, Montevideo, 1938; Catálogo. ''La Virgen en las Artes'', Montevideo, 1954  
  
CUADRA, Ramón, Imaginería Religiosa. El Arte como reflejo de la Historia, Montevideo, 2006.
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CUADRA, Ramón, ''Imaginería Religiosa. El Arte como reflejo de la Historia'', Montevideo, 2006.
  
  
  
 
'''RAMÓN CUADRA CANTERA'''
 
'''RAMÓN CUADRA CANTERA'''

Revisión del 18:08 6 abr 2015

La imaginería religiosa no tuvo un florecimiento destacado en Uruguay. Los ejemplos importantes con los que se cuenta tienen dos vertientes: una procedente de las Misiones Jesuíticas, la otra de origen europeo.

Las imágenes procedentes de las Misiones, destinadas fundamentalmente a los templos pero también al ámbito doméstico, se distinguen de las europeas por la impronta americanista que reflejan sus rasgos y el exagerado acento dramático en su representación. Llegaron al actual Uruguay con los indígenas, que las trasportaron al dejar los pueblos misioneros; como botín de guerra, con los militares que participaron en la Guerra guaranítica (1752-1756) o en la Guerra de la Triple Alianza (1864-1870); o, desde fines del siglo XIX, como piezas de colección.

Las obras europeas se deben a los inmigrantes que poblaron esta tierra y a los lazos que los ligaron al Viejo Mundo. La mayoría de las imágenes de nuestros templos son de origen europeo. Cabe destacar por su hermosura y su tallado la de «Nuestra Señora de la Fundación», ubicada en la Iglesia Matriz Catedral de Montevideo. Bajo esta advocación se la conoce a partir de 1954, por haber acompañado la fundación de Montevideo en el proceso de 1724-1730. Fue la primera imagen de veneración pública, conocida entonces como «La Pura y Limpia Concepción».

Si bien Europa proporcionó la mayoría de las imágenes, no se encuentran “imágenes de culto” de la calidad de un Juan de Juni o de un Pedro de Mena o de un Martínez Montañés. Sin embargo, a la Escuela de Martínez Montañés se atribuyen algunas imágenes que se destacan por su factura, como el «Santo Cristo» de la Matriz, que se levantaba en el altar del Calvario en la colonial Montevideo, o la Inmaculada del antiguo convento franciscano de San Bernardino. Ambas son talladas en madera y policromadas.

Las imágenes que proceden de la época colonial son, en su mayoría, “imágenes de vestir”. Tienen la cabeza y las manos talladas en madera y luego estucadas, el resto del cuerpo es un soporte de hierro o madera que se disimula con la ropa que las cubre. Pasado el tiempo estas imágenes de vestir fueron sustituidas por otras de manufactura seriada, realizadas en yeso y procedentes de fábricas europeas que se especializaban tanto en imágenes para los templos, como en “imágenes de hogar” o de “culto hogareño”, o de “culto privado” como se las llamaba, logrando que se popularizaran y llegaran a todas las familias cristianas. La producción de las mismas las hizo accesibles a los devotos. Aunque no todas son de buena calidad, vinieron a llenar una importante aspiración de una manifestación a la que antes sólo accedían las familias económicamente pudientes, y que se hizo popular en el siglo XIX.

Finalizando el siglo XIX y ya entrado el siglo XX, existieron en Uruguay tres lugares destacados en la realización de imágenes: la antigua Escuela Nacional de Artes y Oficios; los Talleres de Don Bosco (Padres Salesianos), con el escultor español Pablo Serrano a la cabeza; y el Taller del escultor Benjamín Deminco Mosca. Más tarde, llegando hasta nuestros días, aparecerá el Taller de Bonacchi.

Nombres importantes de la escultura uruguaya, desde las primeras décadas del siglo XX, como Juan Manuel Ferrari, José Belloni, José Luis Zorrilla de San Martín, Edmundo Prati, Antonio Pena y Severino Pose, contribuyeron con su obra a embellecer los templos, ya no con imágenes seriadas ni estereotipadas sino con verdaderas obras de arte. Es preciso destacar que si bien estos maestros no se ceñían, algunas veces, a las estrictas normas iconográficas, su transgresión respondía a una concepción estética, lo que significó un elevado acierto plástico.

En la actualidad se han comenzado a rescatar y restaurar las “antiguas imágenes” que llenaban los templos y que, en una época, se sacaron del culto público. Esto se suma el encargo de imágenes a algunos artistas contemporáneos.

BIBLIOGRAFÍA

ARGUL, José Pedro, Proceso de las Artes Plásticas del Uruguay. Desde la época indígena al momento contemporáneo, Montevideo, 1975; Catálogo. Exposición de Arte Religioso y Litúrgico. III Congreso Eucarístico Nacional, Montevideo, 1938; Catálogo. La Virgen en las Artes, Montevideo, 1954

CUADRA, Ramón, Imaginería Religiosa. El Arte como reflejo de la Historia, Montevideo, 2006.


RAMÓN CUADRA CANTERA