GUADALUPE; Relaciones de Felipe II con la ermita

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
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De los posibles contactos o referencias que Felipe II tuviera en torno a la virgen del Tepeyac, se conocen algunos datos muy interesantes. Por la buena fama que tenía y debido probablemente a las recomendaciones del marqués de Mondéjar, Luis Hurtado de Mendoza, virrey de Granada, Felipe II eligió como Arzobispo de México a Fray Alonso de Montúfar, granadino.

El nuevo arzobispo de México, el primero en ejercer tales funciones, y que en aquel tiempo incluía como diócesis sufragáneas regiones que ahora son Centroamérica, al tratar de poner las cosas en su lugar tuvo sus roces y pleitos con el Virrey, con las órdenes religiosas y con el mismo cabildo catedralicio.[1]

Según se desprende de los documentos, es probable que en la sede vacante, alrededor de seis años, el Cabildo de la Catedral haya jugado un papel importante en la administración económica de la diócesis, incluyendo el uso de las limosnas. Era evidente la cantidad notable de limosnas que recibía la ermita de Guadalupe y ahora el arzobispo se las había adjudicado.

Este es un punto que precisa aclarar pues algunos afirman que fue Zumárraga quien sustrajo a los franciscanos la gestión de algunas iglesias de la zona que incluía la ermita de Guadalupe. Otros afirman haber sido Montúfar, pero según las reclamaciones del cabildo, antes que Montúfar parece que los miembros del cabildo gestionaban el usufructo de las limosnas. Los miembros del Cabildo querían en adelante tener parte en la administración de la ermita de Guadalupe, como lo hacían con otras ermitas y capillas.[2]

En 1556 el superior de los franciscanos, Francisco de Bustamante, que tenía fama de buen predicador, se alzó en un sermón contra la devoción de la Virgen de Guadalupe y contra el arzobispo que promovía la devoción a la virgen de Guadalupe, causando gran escándalo. Para actuar jurídicamente en contra de Bustamente Montúfar inició toda una información, que si de hecho se envió a la Corte de Felipe II o al Consejo de Indias, no se llegó a concluir. Por defunción del interesado, se leerá sobre el cartapacio.

Pero si se sigue con detalle la trayectoria que siguió Bustamante después de este acontecimiento, no quedó sin consecuencias. Pues al parecer no terminó su mandato de Provincial, fue trasladado a Cuernavaca y aunque posteriormente fue reelegido como superior en 1560, poco después viajó a España con los Provinciales de los dominicos y de los agustinos, Fray Pedro de la Peña y Fray Agustín de la Coruña respectivamente. Estos últimos fueron nombrados obispos y Bustamante no. Bustamante murió en España en 1561.[3]

La ermita de Guadalupe caía en la zona que dominaban los franciscanos. Existe la posibilidad de que ya el mismo Zumárraga haya sustraído el cuidado de la ermita a los franciscanos. En todo caso, con la actuación de Montúfar nos encontramos ya con la gestión por parte del clero diocesano. Parece ser que los franciscanos se oponían a este culto no tanto por controlar el beneficio de las limosnas, sino por considerar la devoción como peligrosa debido al poco discernimiento y sincretismo religioso de los indios.

Observa acertadamente F. Chauvet “el señor Arzobispo Montúfar es llamado, en los documentos del tiempo, «fundador» de la ermita de Nuestra Señora de Guadalupe, expresión elíptica que, en lenguaje eclesiástico, quiere decir: fundador del beneficio establecido en la ermita de Guadalupe. No se llamó así al señor Zumárraga, porque él no estableció ningún beneficio eclesiástico en la susodicha capilla, sino sencillamente la dejó encomendada a los franciscanos de Santiago Tlatelolco, quienes por su peculiar voto de pobreza, interpretado estrictamente en aquellos tiempos, eran incapaces de cualquier "beneficio", curado y pagado, como ya dijimos".[4]

Montúfar se encontró en dificultades con algunos miembros del cabildo y otras personalidades. Sea por las pretensiones que alegaban sobre su supuesta autoridad o por el tenor de su vida, Montúfar encarceló a alguno de ellos, incoando incluso proceso judicial. Justo dos días antes que los miembros del cabildo enviaran sus acusaciones, Montúfar había escrito una carta (12 de Febrero de 1561) quejándose de la situación que había encontrado: “…cuando yo vine había siete años que esta iglesia estaba sin prelado, hallé tan revuelto y perdido el cabildo que dentro se apuñeaban y andaban armados y aún dos o tres veces fueron a vuestra real Audiencia que viniere un Oidor a presidir a su cabildo como de hecho vinieron con temor no se matasen unos a otros ... ".[5]

Algunos miembros del cabildo pasaron al ataque y enviaron unas cartas presentando toda una serie de acusaciones en contra de Montúfar, pintándolo como totalmente dominado por la avaricia y por la soberbia. Hay algunas que se refieren a la Ermita de Guadalupe.

"Demás de esto está infamado acerca de toda esta república que tiene usurpados mucha cantidad de pesos de oro de una ermita que está junto a esta ciudad, de la advocación de nuestra señora de Guadalupe a donde concurren muchas limosnas por la grande devoción que tienen con ella y hacen muchas y cualificadas limosnas de doscientos y trescientos marcos de plata y todo está en su poder y no hay quien le ose hablar ni decirle que dé cuenta de ello".[6]

"También se ayuda para el beneficio desta mina de mucha cantidad de dinero de Nuestra Señora, y es el caso que media legua desta ciudad está una ermita que se dice de Nuestra Señora de Guadalupe en la cual por ser muy devota se hacen muchas limosnas que tiene juntos más de diez mil pesos y hay fama que todos los tiene el prelado y gasta en lo que quiere tomándolos de poder del mayordomo que él pone de su mano, sin que haya quien le pida cuenta dellos y lo que es peor es que por mano del mayordomo se granjean y tratan llevando a vender vino y aceite a las minas y no vemos que de la ganancia su principal a cosa alguna a la ermita, ni se ha hecho en ella gastos que llegasen a un peso; suplicamos a vuestra alteza sea servido mandar que este Cabildo, juntamente con el prelado, ponga mayordomo y tome cuenta de sus dineros como se hace de los bienes desta Santa Iglesia mayor y de otras iglesias y hospitales o de otra manera como más vuestra alteza fuere servido, de suerte que se consuma este dinero y lo pierda la ermita de Nuestra Señora cuyo es.[7]

De las acusaciones se desprende que ya había habido dos mayordomos - el tesorero Rafael de Cervantes y el canónigo Pedro de Nava- pero habían renunciado debido a la "intromisión" del arzobispo,[8]y en el momento presidía la ermita Antonio Freire, quien será el declarante en la «Descripción de la diócesis de México» y quien, en su testamento, dejará una buena suma de pesos para la ermita de Guadalupe.

"También se aprovecha para beneficio desta mina de otra suerte no digna cierto de prelado, que suele dar a algunos mineros ricos azogue, a unos un quintal, a otros dos rogándoles que beneficien todo el metal que pudieren de sus minas y le acudiesen con la plata que sacaren so color de que era limosna para la ermita de Nuestra Señora de Guadalupe y para hacer la custodia del sacramento, y que todo ello que serán más de dos mil pesos, no ha habido la custodia ni la ermita un real, antes desto y de todo lo demás se ha aprovechado: suplicamos otra vez a vuestra alteza por servicio de Nuestra Señora provea como se le tome cuenta y no se pierda esto que es de la Iglesia".[9]

Atendiendo a estas solicitaciones el Rey Felipe II, en agosto de 1561, ordena que se haga una investigación. Han de hacerla, de modo secreto, el Virrey y el Oidor más antiguo de la Audiencia de México. La parte primera de la cédula de Felipe II es prácticamente una repetición de los principales puntos de acusa en contra del Arzobispo.[10]

Antes de emitir un juicio y dar disposiciones el Rey quiere obtener una información segura: "... porque quiero saber la verdad dello vos mando que con todo secreto y recatamiento ayais información y sepáis cómo y de qué manera lo suso dicho ha pasado e pasa tomando para ello pocos testigos y éstos que sean los más dinos de fee que ser pueda y que más verosimilmente sepan la verdad y con menos escándalo y la dicha información avida y la verdad sabida, cerrada y sellada en manera que haga fe la enbiad ante nos al nuestro Consejo de las Yndias para que en él vista se provea lo que convenga y sea justicia" (Madrid, 26 de Agosto de 1561).

Quizás don Luis de Velasco no sabía quiénes habían enviado las acusaciones Y quejas, pero entre los testigos escogidos figuran algunos de los acusadores. Obviamente confirman manifiestamente las dichas acusaciones. Podemos encontrar muchas referencias en torno a las limosnas de la ermita de Guadalupe y a los métodos para conseguir fondos, sin que se hiciera prácticamente nada en la mejora de la ermita.

En lo que se había hecho hasta el momento de recoger los testimonios, no se habían gastado ni cien pesos, cuando, según uno de los testigos, las limosnas del año 1561 llegaban a los 3.000 pesos y de los años anteriores se tenía la suma de 10.000 pesos. Como término de comparación se puede confrontar con la suma que ganaba anualmente el mayordomo de la ermita: 150 pesos.[11]

Conviene recordar que Sultepec se encontraba en lo que vino a llamarse la Provincia de la Plata. Zumárraga había visitado y dedicado la primera parroquia del Real de Sultepec, bajo la advocación de San Juan Bautista, y debido a la buena acogida que le dieron los naturales les obsequió su mitra y su báculo.[12] Hernán Cortés se había dado prisa para comprar alguna de las minas,[13]y por las acusaciones, podemos colegir que Montúfar debió adquirir alguna de las minas por medio de sus parientes y estuvo en tratos con los mineros.

Precisamente por estos años se llegó a descubrir un nuevo tratamiento para explotar la plata a base del azogue (mercurio). El azogue se traía de España, principalmente de las minas de Almaden, y su distribución en la Nueva España estaba relativamente controlada por las autoridades. Desde su posición de Arzobispo Montufar pudo aprovecharse y conseguir algunas cantidades de azogue para utilizarlo en las minas. Pedía a los mineros una compensación que se dedicaría en servicio de la ermita de Guadalupe.

Las acusaciones de los miembros del Cabildo son muy claras a este respecto. Como se puede constatar en la peticiones que el Cabildo de la ciudad de México hacia al arzobispo se le pedía que insistiera para que el alemán, maese Lorenzo, que había conocido en Sevilla Bartolomé Medina, pudiera venir a México y acelerar así la producción de la plata.

Por un documento del Archivo de la Basílica de Guadalupe consta que el arzobispo compró unas propiedades que estaban a cargo del secretario de Zumárraga, Martín de Aranguren, para la casa de nuestra señora de Guadalupe. Utilizó para hacer este pago parte del dinero obtenido del beneficio del azogue concedido a los mineros:

"... por razón e compra de ellos me dio e pagó el Muy Ilustre y Reverendísimo Señor Don Fray Alonso de Montúfar Arzobispo de México, del Consejo de S.M., que está presente, como patrón y fundador que es de la dicha casa mil pesos del dicho oro común, que procedieron de las ganancias que su Señoría Reverendísima, para hacer bien a la dicha casa, quiso beneficiar en cierto azogue que con los dineros de la dicha se compró y lo dio a ciertos mineros para que lo beneficiasen en sus minas, y lo que en él se interesase fuese para la obra y servicio de la dicha casa, e ansi parece que, sacado el principal de lo que costó el dicho azogue, que se volvió a entregar a los Mayordomos de la dicha casa, se ganaron en ellos los dichos mil pesos, los cuales su Señoría me entregó en plata y reales que los montaron e valieron, de los cuales me doy por contento, y pagado y entregado ... "

Aunque no se hayan encontrado más documentos, puede ser probable que también utilizó del dinero obtenido de esta forma para conseguir los otros enseres para la ermita. No he podido encontrar más documentos en torno a este tema. Con todo cabe notar que en la fachada de la parroquia de Sultepec se encuentran los escudos episcopales de Zumárraga y, según algunos, el de Montúfar. Debe ser señal del aprecio o reconocimiento que los habitantes guardaban en torno a estos dos personajes.

En lo que he podido consultar, sólo tres estudiosos han utilizado esta documentación. Francisco Miranda, del Colegio de Michoacán, hizo alusión y presentó un resumen de esta documentación, indicando claramente su localización en el Archivo General de Indias. Hace una breve introducción a la problemática. De momento no le interesaba estudiarla a fondo, sino constatar y poner al alcance de los estudiosos las múltiples referencias que en esta documentación se encuentran en torno a la ermita de Guadalupe.[14]

Ethelia Ruiz Medrano ha publicado un estudio: "Los negocios de un Arzobispo: el caso de fray Alonso de Montúfar". El lema que sigue a continuación del título nos hace prever su interpretación de los hechos, pues lo toma de una de las acusaciones: "... en toda su vida vio hombre de ningún estado y condición aunque fuese mercader, que mostrase tanta codicia como el dicho arzobispo... ".

Ethelia Ruiz Medrano no compara los juicios negativos de estos testigos con otros juicios emitidos por personajes que salieron en defensa del Arzobispo ni la propia autodefensa del Arzobispo. ¿Los acepta como si fueran oro colado? Reconoce que "la información ordenada por la Corona no tuvo, hasta donde sabemos, respuesta alguna. El Arzobispo continuó con su proyecto anti reformista, aunque no sabemos si con sus negocios. Lo que es interesante destacar es la forma en que este arzobispo se vinculó a los intereses económicos locales: al igual que cualquier vecino, e incluso que muchos funcionarios, Montúfar comerció, invirtió y se benefició en Nueva España...". Sus últimas consideraciones van en torno a esta línea de talante económico de muchos españoles que permitió el afianzamiento del dominio colonial.[15]

Magnus Lundberg, en su libro, Unification and Conflict, es el estudioso que más se ha fijado en la diversas fuentes en torno a la vida de Alonso de Montufar.[16]Conoce y se detiene a analizar estos dos hechos: el sermón de Bustamante y la cuestión económica en torno a la Ermita de Guadalupe. Creo que desde ahora en adelante los interesados en la biografía de Montúfar estudiarán con mayor atención y cuidado todos estos datos. Lundberg adopta la posición que considera a Montúfar el fundador de la Ermita y el propagador de la devoción a la virgen de Guadalupe, devoción inventada por el mismo Montúfar.

Dado que lo que ahora interesa es presentar estos datos de la devoción guadalupana en relación con la persona de Felipe II, no me voy a detener en tratar de discutir detalladamente los argumentos de la posición de Lundberg.[17]Si el objetivo principal era acusar a Montúfar de avaricia y soberbia, no se ve por qué no hayan utilizado como elemento capital que Montúfar había levantado toda esa tramoya de una ermita y de una imagen con el nombre de Guadalupe, distinta de la de Extremadura, nada más para sacar dinero.

Desde otro punto de vista si tal era el objetivo de Montúfar, no se ve por qué razón su inversión haya sido tan pequeña y por qué sería el fundador de la ermita.[18]Todos ellos, como miembros del Cabildo, estarían al tanto de la polvareda levantada por el sermón de Bustamante. Y la partida, muy reciente todavía, de éste con los otros dos provinciales de las órdenes, estaba muy relacionada con los pleitos de poder y jurisdicción entre los religiosos y los obispos.

Cervantes de Salazar en sus diálogos nos habla ya del "templo" del Tepeyac.[19]Tenía su manuscrito terminado en 1554 y logró añadirle algunas líneas para exaltar la llegada y presencia de Montúfar a México. Él fue quien lo declaró uno de los primeros bachilleres de la nueva Universidad de México. Hasta el presente nadie ha localizado otra advocación y construcción religiosa en el área del Tepeyac fuera de la Virgen de Guadalupe.[20]

Ya el Mapa de Upsala, terminado entre 1556 y 1560, coloca claramente unas construcciones al pie del cerro del Tepeyac. No es fácil distinguir si alguno de los edificios está coronado por una cruz. La cumbre del cerro muestra dos protuberancias, sin poderse determinar de qué se trata. La virgen no pidió que se construyera la ermita en la cumbre del monte, sino al pie del monte, en la parte llana.[21]

Podemos resumir los hechos de la siguiente manera: a su llegada Montúfar trata de poner orden en los asuntos del arzobispado. Somete a juicio y encarcela a algunos miembros del cabildo. Alguno de ellos ya había tenido anteriormente serias disensiones con Zumárraga. Los miembros del cabildo mandan una carta con acusaciones contra el arzobispo. No reciben respuesta inmediata y vuelven a enviar otra misiva, reiterando las acusaciones. Llega la respuesta del Rey que solicita una investigación secreta y minuciosa antes de emitir juicio alguno. Se hace la investigación y se envía a España.

Montúfar y más personajes se enteran del contenido de estas acusaciones. Corre la voz de que el arcediano posiblemente será nombrado arzobispo y que Montúfar está desacreditado ante el Rey. En realidad en la Nueva España reina un conflicto de intereses y de poder. El Virrey se encuentra obstaculizado por las decisiones de la Audiencia,[22]favorece a los religiosos defendiendo y manteniendo sus privilegios y por lo mismo se encuentra de frente a los Obispos.

Pasada la alegría por la llegada del nuevo arzobispo, poco a poco, se da una creciente incompatibilidad entre el Virrey y el Arzobispo. En definitiva nos encontramos con la Audiencia y los Obispos por una parte, y el Virrey y los Provinciales de la órdenes por otra. En este pleito los miembros del cabildo cuentan con el apoyo del Virrey. Sin saberlo o a sabiendas, el virrey elige algunos testigos que son enemigos declarados del arzobispo.

Montúfar demuestra estar completamente enterado de las acusaciones, de la investigación enviada por el virrey a la Corte y de los testigos que había escogido el virrey: "...pues teniéndome esta voluntad y viniendo cometida a el la información contra mí y deseándome echar de la tierra como él lo ha dicho que lo ha escrito a vuestra majestad, que me hiciese muchas mercedes en otra parte, no podía ser la información tal pasando por sus manos, que vuestra majestad pudiese ser informado de la verdad que con tanto celo la quiso saber y así se ve en lo que él hizo, pues anduvo a buscar testigos presos y castigados y quejosos de mi provisor, y lo peor que es que los mismos que escribieron la carta a vuestra majestad me dicen que dijeron en la información sus dichos: quien tales testigos buscaba y admitía bien muestra la buena o mala voluntad ... obispos había a la sazón que pudiera tomar por testigos, oidores, religiosos, priores y provinciales y caballeros, de todos ni uno de calidad tomó sino los que tengo dicho especialmente los capitulares que no tienen vergüenza de publicar que juraron contra su prelado ... no es pequeño trabajo el mío saber y ver que vuestro visorrey y el dicho deán y maesescuela andan desvelándose contra mí para ver qué me podrán calumniar; qué podrán estos juzgar de mi vida ni escribir a vuestra majestad si no aun lo bueno que en mí vieren decir que lo hago en virtud de Belcebú.”[23]

"... me dieron aviso quel deán, arcediano y maestrescuela desta santa Iglesia andaban formando ciertos capítulos contra mí para enviallos a su majestad y como por otras tengo escrito lo hacen por los haber reprendido y castigado, por sus vicios, deshonesta y escandalosa vida y esto es claro y consta por razón de que por ir fundados en malicia no han querido dar aviso dellos al licenciado Valderrama vuestro visitador porque si se le dieran él hiciera información, cerca de los dichos capítulos y hecha había de constar ser falsedad y mentira todo lo que en ellos a vuestra majestad escriben como ha parecido en ver que han callado y no han osado hablar en lo tocante a otra relación que a vuestra majestad los días pasados hicieron bien contraria a la verdad, y porque a tan falsas intenciones no se les dé crédito alguno a vuestra majestad suplico que todo lo que contra mí dijeren se cometa al licenciado Valderrama vuestro visitador ...[24]

La situación se complicó con la llegada del visitador Jerónimo de Valderrama, en julio de 1563. Algunos miembros del cabildo, acusadores, no quisieron sincerarse con el visitador. Valderrama se puso de parte de los obispos y de parte del marqués del Valle, Martín Cortés, nombrándole «alguacil mayor» de la ciudad de México durante el período de su visita. Destituyó a los oidores, Luis de Villanueva Zapata y Vasco de Puga, y pidió la destitución del Virrey.

Alonso de Zorita, otro miembro de gobierno, presentó su renuncia durante la investigación de la Visita y se embarcó para España. El visitador pedía que no coincidieran en una misma persona el cargo de Virrey y de presidente de la Audiencia. Dio pábulo para que se formara un fuerte grupo de oposición con Martín Cortés. Proponía un nuevo tipo de gobierno, Martín Cortés sería gobernador y el, Valderrama, ocuparía un lugar destacado en el gobierno.

A la muerte del Virrey Luis de Velasco (1564), ya que dos Oidores estaban depuestos, dieron lugar de precedencia, como se hacía con el virrey, a Valderrama. Después de su partida para España (primeros meses del 66) surgió la conjuración de Martín Cortés, en la que Luis de Velasco, hijo, será uno de los principales informantes o acusadores. Como Alonso Chico de Molina era acusado de haber tomado parte activa en esta conjuración, la Audiencia pidió al arzobispo que abriera un proceso contra él.

Como el fundamento principal de la acusación era una declaración de Alonso de Ávila, que ya había sido ajusticiado, y el deán hizo apelación por no estar satisfecho con el juicio de Montúfar, se remitió el proceso a España para que allá fuera juzgado. Se le desterró perpetuamente de las Indias. Todavía desde Cuba envió cartas injuriando a Montúfar. En España tuvo que sufrir un proceso y fue torturado.

Muy probablemente, a razón de su participación en la conjuración, las acusaciones de las que había sido objeto Montúfar perdieron su peso, sin excluir las cartas de autodefensa y que otras personas habían enviado a España en defensa del Arzobispo:[25]"Por quanto entre otros de quienes esta cibdad ha entendido que se han hecho contra ellos informaciones secretas ha sido uno don Frey alonso de Montufar arzobispo della y siendo como es el dicho arzobispo muy buen prelado de buena vida ciencia y conciencia y tal qual convino para la provision de su cargo y a esta ciudad es dado ynformar a su rrey y señor de los que bien usan del que tienen mayormente quando de contrario que se entiende que los procuran desacreditar que los dichos procuradores en nnombre de mexico abonen la persona del dicho arzobispo y supliquen no se de credito alguno contra el sin ver sus descargos pues su hedad y bondad no merece que sea desacreditado syn cabsa bastante. Y por que el dicho arzobispo queriendo hazer su oficio contra algunos de sus prevendados le resisten de suerte que no puede hazer lo que conviene que se suplique se le envie facultad bastante contra sus clerigos desta iglesia y diócesis sin enbargo de las exenciones que tienen los del dicho su cabildo y se de favor al dicho arzobispo. "

El caso es que el rey no procedió contra Montúfar, e incluso le pidió una serie de informaciones reservadas para el Presidente del Consejo de Indias, Ovando, y el informe sobre el estado de la diócesis. En una de las cláusulas de su testamento Montúfar disponía: "Si algunos bienes nuestros sobraren de cualquier género e calidad que sean por la presente lo damos en limosna e lo donamos en esta manera la cuarta parte dello a la hermita de Nuestra Señora de Guadalupe extramuros desta ciudad de México y la otra cuarta parte a la dicha nuestra santa Iglesia Catedral".[26]

Pocos han observado que en realidad existen dos informes sobre la diócesis de México: uno es la conocida y citada Descripción, donde se encuentra la relación de Antonio Freire sobre la ermita de Guadalupe, y otro informe firmado por Bartolomé Ledesma, con un orden distinto y que, me parece, no se refiere a la ermita. Sin presentar algún documento fehaciente algún comentarista indica que fue en torno a estas circunstancias, año 1570-71, cuando Montúfar envió una imagen de la Virgen de Guadalupe a Felipe II.

A la muerte de Montúfar y después de su nombramiento como arzobispo, Moya Contreras se va a encontrar con una situación semejante a la de su predecesor: "Por la larga enfermedad de mi antecesor ha quedado el cabildo de esta Santa Iglesia tan enseñoreado en las cosas que será necesario tornarlas a su debido lugar o por mejor decir formarlo de nuevo y soy tan enemigo de hacerla con desabrimiento ni rigor ni traer diferencias con los capitulares que me ha parecido suplicar a Vuestra Señoría Ilustrísima sea servido de mandarlo por sus cédulas o instrucciones pues yo no pretendo sino lo que es derecho.”[27]

Ya en el año 1572, al solicitar el nombramiento del nuevo arzobispo, algunos canónigos y racioneros de México nos presentan un juicio más positivo sobre los dos primeros arzobispos, Zumárraga y Montúfar: “…se suplica a su majestad sea servido dar a esta Iglesia esposo que no sea fraile, por las razones que allí se expresan, Y a esto, aunque en todo lo demás estamos muy conformes, contradijimos los prebendados que en esta iremos nombrados, acordamos escribir a vuestra majestad suplicándole sea muy servido tener ante los ojos de su anima la necesidad que esta Iglesia tiene de ser proveída de tales prelados como hasta aquí ha tenido que sean de mucha prudencia y de muy conocidas virtudes y santidad de vida para que con su ejemplo nos enseñen el camino del cielo, y que sean letrados teólogos o canonistas, aunque el canonista sería más importante por haber como hay en esta ciudad y arzobispado muchos teólogos y predicadores... ".[28]

Es decir que la imagen de Montúfar no es como la pintan algunos de sus detractores. Esta carta la firma el canónigo Juan de Oliva que había firmado en alguna de las acusaciones del cabildo contra el arzobispo. Creo que la preocupación de Felipe II en torno a la ermita de Guadalupe nos permite conocer una serie de datos muy interesantes para apreciar en toda su amplitud y complejidad la historia del hecho guadalupano y las condiciones en que se encontraba la situación religiosa del Arzobispado de México en tiempos de Fray Alonso de Montúfar y de la celebración de Primer Concilio Provincial Mexicano.


Notas

  1. Comienza teniendo problemas con el deán Juan Negrete, que ya había tenido sus dificultades con Zumárraga: ENE 422, VII, pp. 308-309: Carta de Montúfar del 15 de diciembre de 1554.
  2. Queda claro que los miembros del cabildo eran los encargados de la administración del Hospital del Amor de Dios, y por lo mimso también se encontraban en dificultades con Montúfar: ENE 909, XIV, 18-26, sin fecha, carta del deán y del cabildo.
  3. GONZÁLEZ FERNÁNDEZ F. El encuentro de la Virgen de Guadalupe y Juan Diego, México 1999, pp. 263-265
  4. CHAUVET E, Historia del culto guadalupano, en, Álbum conmemorativo del 450 aniversario de las apariciones de Nuestra Señora de Guadalupe, México 1981, p. 26.
  5. 12 de Febrero 1561: ENE, doc. 496, XI, p. 108. El 12 de Septiembre de 1555 afirmaba Montúfar: "... yo hallé esta Iglesia con la larga sede vacante tan perdida y tan puesta en pasiones y bandos que iban los clérigos algunos días con sus cotas y mallas y días fue necesario venir oidores al Cabildo de la Iglesia llamados por los mismos capitulares porque no se matasen e las monjas fueron impuestas que quitasen la obediencia a la sede vacante como lo hicieron: los capitulares a brazo partido apuñeándose en cabildo, los vicios en la republica públicos sin castigo, todo como ganado sin pastor ... " ENE 432, VIII, p. 3 Más adelante se referiría al mismo hecho "... el deán también ha estado preso demás del proceso que a VM. envié con acuerdo de los oidores y del fiscal de esta vuestra real audiencia y de dos letrados en el cual proceso van firmadas muchas proposiciones de siete u ocho teólogos por heréticas y luteranas y son pocos los que lo defienden después que este proceso envié ... " El mismo Montúfar admite, por otra parte, que los teólogos no están de acuerdo sobre la gravedad de todas las proposiciones y afirmaciones del interesado. ENE 529, IX, p. 229: Carta al rey, del arzobispo de México, defendiéndose de la información, y cartas que escriben contra él, México, 31 de mayo de 1563.
  6. ENE 809, XIV, p. 21
  7. ENE 498, IX, p. 109 ss., México, 14 de febrero de 1561
  8. RUÍZ MEDRANO E. Loc. Cit., p. 80
  9. ENE 498, IX, pag, 109ss. México, 14 de febrero de 1561. La limitación de esta voz no nos lo permite, pero sería interesante seguir también las conexiones con las minas de Temascaltepec y Sultepec, relacionadas con personajes importantes de los primeros años de la Nueva España. Entre otros Cortés, Zumárraga, Montúfar y el mismo Juan Cromberger, patrón y socio de Juan Pablos, primer impresor de México. Para otras acusaciones contra Montúfar ver: Carta al rey, del deán, arcediano y maestrescuela de México sobre las quejas que tenían del Arzobispo.- México 1 de marzo de 1565: el deán de México, el doctor "Curbero" (sic), arcediano de México, el doctor Muñón, maestrescuela de México. ENE 562, X, 73-77.
  10. “…Y que tanbién se ayuda para el beneficio de las dichas minas de mucha cantidad de dineros de una hermita que está media legua de esa ciudad que se llama Nuestra Señora de Guadalupe en la qual por ser muy devota se hazen muchas limosnas e que tiene juntos más de diez mil pesos y que es público que los tiene el dicho arzobispo y los gasta en lo que quiere tomándolos de poder del mayordomo que él pone de su mano sin que aya quien le pida quenta dellos y que por mano del dicho mayordomo se granjean y tratan llevando a vender vino e azeite a las minas y que la ganancia ni principal no se acude con cosa alguna a la hermita ni se a fecho en ella edificio que cueste cien pesos y que ansí mismo se favoresce para las dichas minas de mucha cantidad de dineros que cobra del mayordomo de esa yglesia cathedral haziendo adelantar sus pagos en detrimento de la hazienda de la fábrica y de los capitulares a los quales por la dicha causa se les paga, lo que an de aver, mal y tarde e que también se aprovecha para el beneficio de las dichas minas de mucha cantidad de dinero que suben de 10,000 pesos los quales ha sacado de esa yglesia catedral y del cabildo della y de todas las otras yglesias de esa Nueva España so color de que tiene un solicitador en esta corte sobre el negocio de los diezmos al qual dizque embia solamente quatrocientos ducados cada año y saca para el dicho efecto más de dos mil pesos sin otras derramas particulares que ha echado por toda la tierra a otros clérigos mercenarios y que por otras vías no lícitas se procura aprovechar para el beneficio de las minas y es que suele dar a algunos mineros azogue a unos un quintal y a otros dos, rogándoles que beneficien todo el metal que pudieren de sus minas e le acudan con la plata que sacan so color que es limosna para la dicha hermita de Nuestra Señora de Guadalupe ya para hazer la custodia del Sacramento y que de todo ello, que serán más de dos mil pesos no a avido la custodia ni la hermita un real, antes de todo ello se a aprovechado el dicho arzobispo y que demás de todo esto son muy excesivos las penas pecuniarias que ha echado por livianas cosas ansi a los clérigos como a los seglares que castiga e que nunca aplica nada para la obra de esa iglesia sino para su cámara ... " Madrid, 26 de Agosto de 1561. Inicio de la cédula de Felipe II. Ver nota 14.
  11. Es muy interesante notar que poco después, el mismo Felipe II solicitó otra información en torno a la ermita de san Antón. Los datos del caso son muy semejantes al de la ermita del Tepeyac: "... y habiéndome informado de todo, demás de la noticia que yo tengo, es una ermita antigua que solía ser de indios que cae en el destricto de la parroquia que se ha de hacer en San Pablo de esta ciudad donde acuden a oír misa los indios de aquel barrio que son muchos, y los españoles que por allí están poblados han tenido y tienen muy particular devoción en esta ciudad con aquella ermita por la que en toda España comúnmente se tiene al santo, y así entienden que Nuestro Señor Dios les hace merced por su intercesión en las enfermedades de fuego porque dicen que sanan los que allí se van a encomendar y a tener novenas, y así dan muchas limosnas con las cuales y con la solicitud del dicho Diego de Muñón está comenzada en el mismo lugar una iglesia mediana que con la merced y limosna que vuestra majestad fuese servido de hacerle se acabaría fácilmente con brevedad y el fruto que se seguiría es el que tengo dicho de la devoción del pueblo y el acudir allí a misa donde habiendo capellán que fuese lengua y bastante ayudaría a los curas de aquella parroquia: podría vuestra majestad siendo servido mandarle señalar renta de las penas de la cámara o en quitas y vacaciones de donde se hace limosna a muchas personas, sin ningún perjuicio de vuestra Real Hacienda en la cantidad referida en vuestra real cédula, hasta que se acabase el edificio y después moderallo de suerte que un capellán se pueda allí sustentar porque no tiene renta ni otra cosa de donde sustentarse y esto me parece y tengo por cosa conveniente por lo dicho". ENE 644, Vol XI, pp. 89-90, carta del Arzobispo del 20 de abril de 1570.
  12. Se exhibían cada 24 de Junio, día de la fiesta de San Juan Bautista, hasta que desaparecieron en 1908. Hace poco aparecieron en venta en unas páginas de Internet.
  13. GERHARD P., A guide to the historical geography of New Spain, Oklahoma 1993, p. 269 ss. MARTÍNEZ X., El descubrimiento de las minas, S. XVI, en MENTZ B. (van), Sultepec en el Siglo XIX, México 1989, pp. 17-30. ZAVALA S., Los esclavos indios en la Nueva España, México 1981, "Documentos notariales de noviembre del año 1536 nos muestran a Hernán Cortés adquiriendo de Melchor Vázquez, por 12 000 pesos de oro fino de minas, de ley perfecta, la cuarta parte de una mina de plata que dicen la rica del albarrada de Sultepec, con 20 esclavos indios, hombres y mujeres, con sus bateas y herramientas; ... por 10 000 mil pesos de oro fino de minas, de ley perfeccta, adquiere de Francisco de Hoyos la cuarta parte de la mina rica del albarrada de Sultepec con 50 piezas de esclavos indios con sus herramientas y bateas y con otras ciertas partes de minas; firma una carta de compañía con Juan Alonso de Sosa, tesorero de su Majestad en Nueva España, por dos años, poniendo dicho tesorero la mitad de todas las minas que tenía en Sultepec y 100 esclavos indios y 6 negros, y el marqués la otra mitad de dichas minas y 40 esclavos... " p. 54-SS. 93. (Sería interesante constatar si la Rica Mina de la Albarrada de Sultepec es idéntica a la que en Temascaltepec lleva el mismo nombre). Conviene notar que también algunos indios eran propietarios y explotadores de alguna de las minas, tanto que algunos españoles querían apoderarse de ellas: GERHARD P., México en 1548-1553, Documento 1372.
  14. MIRANDA E, Fray Alonso de Montúfar y el culto guadalupano, en Tercer Encuentro Nacional Guadalupano, México 1978, pp. 68-80. Incluye la cédula de Felipe II que recoge al inicio todas las acusaciones llegadas a la Corona en contra de Montúfar.
  15. RUIZ MEDRANO E., "Los negocios de un Arzobispo: el caso de fray Alonso de Montúfar", en Estudios de Historia Novohispana 12 (1992) pp. 63-83.
  16. LUNDBERG M., Unification and Conftict. The Church Politics of Alonso de Montúfar O.P., Archbishop of México, 1554 -1572, Lund 2002. Ver también: RUIZ GUTIÉRREZ A., Fray Alonso de Montúfar: Laja y la formación de la Iglesia indiana, Granada 2007: Recoge datos interesantes para la biografía de Montúfar.
  17. Parece ser que Fidel González no utiliza esta documentación solicitada por Felipe II.
  18. Habría que analizar y combinar el sentido de la expresión española "fundar" la ermita, utilizado por Antonio Freire, y el utilizado por el Arzobispo de México, Lorenzana, "perfecit sacellum... ".
  19. " ... quórum albicantia sunt illa quae Mexicum prospectant templa".
  20. Pocos han mencionado las decisiones del Cabildo secular para repartir algunos terrenos cerca de la zona del Tepeyac: Actas del cabildo de México 16 noviembre de 1563: Repartición de solares: "Este día se hizo merced a gonzalo garcia vecino desta ciudad de un pedazo de solar ques en esta ciudad en la calzada que va de santa anna a la iglesia de nuestra señora de Guadalupe en que puede haber un tercio de solar que linda con casas de yndios por una parte y de otra con solar dado a francisco galban tonelero la qual merced se le hizo por que Gaspar juarez alcalde ordinario y don pedro Lorenzo de castilla regidor justicia diputados dixeron haberlo visto y estar syn perjuycio la qual merced se le hizo sin perjuycio de tercero e de las calles como está mandado" [...] Este día se hizo merced a francisco del rrio sedero de un solar ques delante de la iglesia de santa ana como vamos hacia a nuestra Señora de Guadalupe a la mano derecha que linda con casas de yndios... "[...]Este día de pedimento de andres moreno vecino desta ciudad le hizieron merced de un solar que puede ser poco mas de medio solar questa delante de la iglesia de santa ana como vamos adelante hazia nuestra señora de Guadalupe a un lado de un hermita que dizen de santa lucia junto a una acequia de agua la cual merced se le hizo por que Gonzalo de las casas alcalde ordinario y diego arias de sotelo regidor dixeron haberlo visto y estar syn perjuicio y se le hizo la merced sin perjuicio de tercero y como esta mandado". Actas cabildo 19 noviembre de 1563 [...]Este día se hizo merced a mateo de paredes vecino desta ciudad de un pedazo de solar en que puede haber medio solar poco mas o menos ques como vamos desta ciudad adelante de la iglesia de Santana hacia a la de nuestra señora de Guadalupe delante de una acequia de agua ques adelante de la hermita de santa lucia que linda con la calzada que va a guadalupe e adelante casas de yndios ...” Actas 19 de noviembre de 1563.[ ...] Este dia se hizo merced a robles vecino desta ciudad de un solar ques adelante de santa anna como vamos a la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe delante de una puente a la mano yzquierda linde de unas lagunillas de agua la qual merced se le hizo porque... " Actas 3 de diciembre de 1563: Bejarano L, Actas del Cabildo de la Ciudad de México, México 1889. […] Este día se hizo merced a hernan ponce de un solar en la calzada que va a Guadalupe fuera de las casas a la mano derecha linde del primer mojón de los exidos que lo vio el señor alcalde Gonzalo de zalazar y merida diputados.” Actas, 18 de agosto de 1564 […] “Este día se hizo merced a Antonio conde vecino desta ciudad de un solar que en esta ciudad en la calzada que va de santa ana a la iglesia de Guadalupe como van pasada la puente a la mano yzquierda junto a unas casas de indios con que sea syn perjuicio de tercero atento que lo vio los señores don garcia de albornos regidor y con las condiciones questa mandado” 1 de diciembre de 1564. Bejarano I. Actas del Cabildo de la Ciudad de México, México 1889
  21. Algunos comentaristas notan el contraste con las costumbres aztecas de edificar sus edificios de culto en las partes altas, y como solamente los sacerdotes participaban en los sacrificios en la parte alta de las pirámides.
  22. AGI MEXICO 280, NO.71: Carta de los religiosos de san Fco., 20 de Octubre de 1552. Habla de las disensiones que hay entre españoles e indios, y sobre todo entre la audiencia y el virrey. El gobernador de la audiencia, por apelación, deshace lo que el Virrey manda. La autoridad de éste se ve disminuida ante los indios “…al presente hay gran confusión en esta tierra así entre los indios y españoles, como entre el visorey y la audiencia. Porque el como gobernador quiere proveer lo que le parece que más conviene a la utilidad y buen gobierno de la tierra y la audiencia por vía de apelación deshace lo que el visorrey manda proveer. De donde se sigue que los negocios no tienen buena expedición y los que tocan a los indios se hace de ellos pleito ordinario y como no se saben defender redunda en su daño. Lo otro que la persona del visorrey que representa la vuestra pierde gran parte de la autoridad…
  23. 31 de Mayo de 1563, ENE 529, IX, p. 226 ss.
  24. Carta de Montufar sobre Tomás Chavez y sobre los falsos testimonios que el dean arcediano y maestrescuelas envían en contra del arzobispo, 8 marzo de 1564. ENE 547, X, 41.
  25. OPINION DEL CABILDO DE LA CIUDAD SOBRE EL ARZOBISPO: lunes 24 de mayo de 1563.
  26. AGI, PATRONATO 171, N.1, R. 21
  27. También Moya Contreras se queja de las dificultades con el cabildo. Sept. 1574
  28. ENE 662, Carta al rey de algunos canónigos y racioneros de México pidiendo prelado para aquella Iglesia. México 4 de mayo de 1572.


CRISTÓFORO GUTIERREZ VEGA