Diferencia entre revisiones de «GUADALAJARA; Arquidiócesis»

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
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En 1998, con motivo del 450 aniversario de la fundación de la arquidiócesis de Guadalajara, el Papa Juan Pablo II dirigía estas palabras: “es grato recordar las abundantes y fecundas bendiciones que la providencia ha querido derramar a través de tantas generaciones sobre esa porción de la familia cristiana”.<ref>JUAN PABLO II, «Mensaje a la Arquidiócesis de Guadalajara en su aniversario 450» en Boletín Eclesiástico de la Arquidiócesis de Guadalajara (1998) 503</ref>
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En 1998, con motivo del 450 aniversario de la fundación de la arquidiócesis de Guadalajara, el Papa Juan Pablo II dirigía estas palabras: ''“es grato recordar las abundantes y fecundas bendiciones que la providencia ha querido derramar a través de tantas generaciones sobre esa porción de la familia cristiana”.''<ref>JUAN PABLO II, «Mensaje a la Arquidiócesis de Guadalajara en su aniversario 450» en Boletín Eclesiástico de la Arquidiócesis de Guadalajara (1998) 503</ref>
  
 
==Orígenes y Fundación==
 
==Orígenes y Fundación==
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La fundación de la diócesis de Guadalajara tuvo como antecedente el proceso evangelizador y colonizador de los españoles en las tierras de la Nueva España, dando como resultado el encuentro de dos culturas diversas,<ref>Cfr. A. GUTIÉRREZ , La Iglesia en Latinoamérica: entre la utopía y la realidad, Ad usum privatum auditorum [PUG], Roma 1996, 23-39</ref>que poco a poco fueron entremezclándose para dar lugar a lo que hoy somos.<ref>Cfr. A. GONZÁLEZ ESCOTO, Historia Breve de la Iglesia de Guadalajara, Guadalajara, México: Castro Impresores, 1998, 39-68</ref>
 
La fundación de la diócesis de Guadalajara tuvo como antecedente el proceso evangelizador y colonizador de los españoles en las tierras de la Nueva España, dando como resultado el encuentro de dos culturas diversas,<ref>Cfr. A. GUTIÉRREZ , La Iglesia en Latinoamérica: entre la utopía y la realidad, Ad usum privatum auditorum [PUG], Roma 1996, 23-39</ref>que poco a poco fueron entremezclándose para dar lugar a lo que hoy somos.<ref>Cfr. A. GONZÁLEZ ESCOTO, Historia Breve de la Iglesia de Guadalajara, Guadalajara, México: Castro Impresores, 1998, 39-68</ref>
  
La creación de una diócesis en el territorio llamado «Nueva Galicia», fue solicitada por los alcaldes y regidores de Guadalajara al Emperador Carlos V el 3 de enero de 1543; el entonces obispo de Michoacán hacía una petición semejante. El 6 de febrero reiteraron la petición los vecinos de Compostela y Purificación, según lo señala el cronista Tello, en la cual pedían a Carlos V “hacer memoria de señalar y nombrar prelados y pastor que curen las ánimas de los vecinos naturales de esta gobernación”.<ref>Citado por: J. R. BENÍTEZ, «Biografía del Arzobispado de Guadalajara de la Nueva Galicia», en Cuarto Centenario de la Fundación del Obispado de Guadalajara 1548-1948, Guadalajara, México 1948, 28</ref>
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La creación de una diócesis en el territorio llamado «Nueva Galicia», fue solicitada por los alcaldes y regidores de Guadalajara al Emperador Carlos V el 3 de enero de 1543; el entonces obispo de Michoacán hacía una petición semejante. El 6 de febrero reiteraron la petición los vecinos de Compostela y Purificación, según lo señala el cronista Tello, en la cual pedían a Carlos V ''“hacer memoria de señalar y nombrar prelados y pastor que curen las ánimas de los vecinos naturales de esta gobernación”.''<ref>Citado por: J. R. BENÍTEZ, «Biografía del Arzobispado de Guadalajara de la Nueva Galicia», en Cuarto Centenario de la Fundación del Obispado de Guadalajara 1548-1948, Guadalajara, México 1948, 28</ref>
  
El proceso de atender esta petición llega hasta 1546, cuando Carlos V, en virtud del Patronato Regio, solicita la erección de la misma al Papa Paulo III, quien el 13 de julio de 1548 mediante la Bulla «Super speculam militantis Ecclesiæ», concede la fundación: “por el tenor de las presentes Letras, por la autoridad apostólica favorecemos con el título de ciudad al pueblo de Compostela en la misma provincia en la cual moran algunos fieles y con la autoridad y el tenor de predichos lo erigimos e instituimos en ciudad que se llamará Compostelana, a favor de un obispo que se llamará Compostelano, que presida la misma Iglesia y en ella y en la ciudad predicha y en la diócesis que deberá asignarse a la misma Iglesia predique la palabra de Dios y convierta a sus habitantes.”<ref>«Bula de Erección del Obispado de Guadalajara», Archivo Secreto del Vaticano. Reg. Lat. 1650 fol. 285, en Cuarto Centenario…, 9-10</ref>
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El proceso de atender esta petición llega hasta 1546, cuando Carlos V, en virtud del Patronato Regio, solicita la erección de la misma al Papa Paulo III, quien el 13 de julio de 1548 mediante la Bulla «Super speculam militantis Ecclesiæ», concede la fundación: ''“por el tenor de las presentes Letras, por la autoridad apostólica favorecemos con el título de ciudad al pueblo de Compostela en la misma provincia en la cual moran algunos fieles y con la autoridad y el tenor de predichos lo erigimos e instituimos en ciudad que se llamará Compostelana, a favor de un obispo que se llamará Compostelano, que presida la misma Iglesia y en ella y en la ciudad predicha y en la diócesis que deberá asignarse a la misma Iglesia predique la palabra de Dios y convierta a sus habitantes.”''<ref>«Bula de Erección del Obispado de Guadalajara», Archivo Secreto del Vaticano. Reg. Lat. 1650 fol. 285, en Cuarto Centenario…, 9-10</ref>
  
 
Como primer Obispo fue designado el canónigo Pedro Gómez de Maraver, Deán del cabildo catedralicio de Oaxaca, quien establece su sede en Guadalajara, pues tanto los habitantes españoles de la misma así como los indígenas del valle de Atemajac estaban de acuerdo. Gracias al Sr. Maraver se establecen las primeras estructuras diocesanas: el cabildo, la curia, la organización económica y parroquial. Muere el 28 de diciembre de 1551.<ref>Cfr. A. GONZÁLEZ ESCOTO., Historia Breve…, 69-76</ref>
 
Como primer Obispo fue designado el canónigo Pedro Gómez de Maraver, Deán del cabildo catedralicio de Oaxaca, quien establece su sede en Guadalajara, pues tanto los habitantes españoles de la misma así como los indígenas del valle de Atemajac estaban de acuerdo. Gracias al Sr. Maraver se establecen las primeras estructuras diocesanas: el cabildo, la curia, la organización económica y parroquial. Muere el 28 de diciembre de 1551.<ref>Cfr. A. GONZÁLEZ ESCOTO., Historia Breve…, 69-76</ref>
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La sede episcopal como tal oficialmente permanecerá en Compostela, hasta que en 1560 Felipe II por cedula Real dada el 10 de mayo en Toledo, dispuso que tanto la Real Audiencia como la sede Episcopal fueran trasladadas a Guadalajara.<ref>Cfr. «Cédula Real» en Cuarto Centenario…, 11</ref>El Papa Pío IX, a petición del Obispo Pedro Espinoza, por medio de la Bula «Romana Ecclesia» del 26 de enero de 1862 la elevó a Arquidiócesis, dándole como sufragáneas las Diócesis de Durango, Linares, Sonora, Zacatecas, y el Vicariato de California:
 
La sede episcopal como tal oficialmente permanecerá en Compostela, hasta que en 1560 Felipe II por cedula Real dada el 10 de mayo en Toledo, dispuso que tanto la Real Audiencia como la sede Episcopal fueran trasladadas a Guadalajara.<ref>Cfr. «Cédula Real» en Cuarto Centenario…, 11</ref>El Papa Pío IX, a petición del Obispo Pedro Espinoza, por medio de la Bula «Romana Ecclesia» del 26 de enero de 1862 la elevó a Arquidiócesis, dándole como sufragáneas las Diócesis de Durango, Linares, Sonora, Zacatecas, y el Vicariato de California:
  
“hemos puesto atento oído a las peticiones de nuestro Venerable Hermano Pedro Espinosa, Obispo de Guadalajara, en las que exponía hasta tal punto ha crecido el número de los fieles en su Diócesis de Guadalajara [...] Suprimimos y extinguimos la misma Iglesia de Guadalajara, y en ella el título, el nombre, la naturaleza y la esencia de Catedral, de modo que de hoy en adelante deje de ser Iglesia Episcopal...erigimos la misma Iglesia en Iglesia Arzobispal y Metropolitana de Guadalajara.”<ref>Cfr. «Bula de Elevación a Arzobispal de la sede Episcopal de Guadalajara», en Cuarto Centenario…, 15-18</ref>
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''“hemos puesto atento oído a las peticiones de nuestro Venerable Hermano Pedro Espinosa, Obispo de Guadalajara, en las que exponía hasta tal punto ha crecido el número de los fieles en su Diócesis de Guadalajara [...] Suprimimos y extinguimos la misma Iglesia de Guadalajara, y en ella el título, el nombre, la naturaleza y la esencia de Catedral, de modo que de hoy en adelante deje de ser Iglesia Episcopal...erigimos la misma Iglesia en Iglesia Arzobispal y Metropolitana de Guadalajara.”''<ref>Cfr. «Bula de Elevación a Arzobispal de la sede Episcopal de Guadalajara», en Cuarto Centenario…, 15-18</ref>
  
 
==Territorio Diocesano==
 
==Territorio Diocesano==
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==El Arzobispo J. de Jesús Ortiz.<ref>Cfr. «La Diócesis y los Obispos», en F. Martínez Reding, ed., Crónica de la Iglesia de Guadalajara, Guadalajara, México 1998, 94-101</ref>==
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==''El Arzobispo J. de Jesús Ortiz''.<ref>Cfr. «La Diócesis y los Obispos», en F. Martínez Reding, ed., Crónica de la Iglesia de Guadalajara, Guadalajara, México 1998, 94-101</ref>==
  
 
A él le tocó vivir los últimos años de la paz porfiriana y el inicio de la Revolución Mexicana. Era originario de Pátzcuaro, Michoacán, y fue el primer obispo de la diócesis de Chihuahua (1891). En 1901 el papa San Pío X lo trasladó a la Arquidiócesis de Guadalajara, de la cual tomó posesión en enero de 1903. Ya como Arzobispo desempeñó una importante labor a favor de la educación católica, además de ser un gran promotor de las causas sociales.
 
A él le tocó vivir los últimos años de la paz porfiriana y el inicio de la Revolución Mexicana. Era originario de Pátzcuaro, Michoacán, y fue el primer obispo de la diócesis de Chihuahua (1891). En 1901 el papa San Pío X lo trasladó a la Arquidiócesis de Guadalajara, de la cual tomó posesión en enero de 1903. Ya como Arzobispo desempeñó una importante labor a favor de la educación católica, además de ser un gran promotor de las causas sociales.
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El 20 de octubre el Delegado Apostólico en México, nombró al Arzobispo de Michoacán, Leopoldo Ruiz y Flores, como Administrador Apostólico de la sede vacante.
 
El 20 de octubre el Delegado Apostólico en México, nombró al Arzobispo de Michoacán, Leopoldo Ruiz y Flores, como Administrador Apostólico de la sede vacante.
  
==El Arzobispo Francisco Orozco y Jiménez==
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==''El Arzobispo Francisco Orozco y Jiménez''==
  
 
El Señor Orozco y Jiménez nació en Zamora, Michoacán, el 19 de noviembre de 1864. A la edad de 12 años fue enviado a Roma para realizar sus estudios eclesiásticos, ingresando al Pontificio Colegio Pío Latinoamericano. Fue ordenado sacerdote en Roma el 17 de noviembre de 1887.  
 
El Señor Orozco y Jiménez nació en Zamora, Michoacán, el 19 de noviembre de 1864. A la edad de 12 años fue enviado a Roma para realizar sus estudios eclesiásticos, ingresando al Pontificio Colegio Pío Latinoamericano. Fue ordenado sacerdote en Roma el 17 de noviembre de 1887.  
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Debido a la persecución religiosa desatada por la facción carrancista de la Revolución, tuvo que salir del país como todos los demás obispos; pero en 1916 regresó de incógnito a su arquidiócesis.  
 
Debido a la persecución religiosa desatada por la facción carrancista de la Revolución, tuvo que salir del país como todos los demás obispos; pero en 1916 regresó de incógnito a su arquidiócesis.  
  
“Después de haber sufrido el ostracismo de dos años, a que la violencia de la Revolución condenó a los prelados mejicanos, movido por el cumplimiento de mis deberes y llegada la época en que se suponía cierto orden y garantías individuales, me decidí, aun a pesar de los peligros consiguientes, a penetrar en la República y encaminarme a mi Diócesis. Llegué a Totatiche, […] el día 20 de noviembre de 1916, y en seguida comencé la Visita Pastoral a ese lugar y sus anexos […] duró desde la fecha indicada hasta el 28 de febrero del año siguiente, en que debí ocultarme durante tres meses y medio.”<ref>F. OROZCO Y JIMÉNEZ, « Acerquémonos a Dios»…, 5-6</ref>
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“''Después de haber sufrido el ostracismo de dos años, a que la violencia de la Revolución condenó a los prelados mejicanos, movido por el cumplimiento de mis deberes y llegada la época en que se suponía cierto orden y garantías individuales, me decidí, aun a pesar de los peligros consiguientes, a penetrar en la República y encaminarme a mi Diócesis. Llegué a Totatiche, […] el día 20 de noviembre de 1916, y en seguida comencé la Visita Pastoral a ese lugar y sus anexos […] duró desde la fecha indicada hasta el 28 de febrero del año siguiente, en que debí ocultarme durante tres meses y medio.”''<ref>F. OROZCO Y JIMÉNEZ, « Acerquémonos a Dios»…, 5-6</ref>
  
 
El Estado de Jalisco fue uno de los principales escenarios de la Cristiada (1926-1929), resultado de la persecución religiosa desatada por el presidente Plutarco Elías Calles. Durante ese tiempo Mons. Orozco y Jiménez no quiso abandonar a sus feligreses  y permaneció oculto en las sierras y barrancas de su arquidiócesis.  
 
El Estado de Jalisco fue uno de los principales escenarios de la Cristiada (1926-1929), resultado de la persecución religiosa desatada por el presidente Plutarco Elías Calles. Durante ese tiempo Mons. Orozco y Jiménez no quiso abandonar a sus feligreses  y permaneció oculto en las sierras y barrancas de su arquidiócesis.  
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Con motivo de la reanudación del culto público en el país según el «Modus Vivendi» acordado el día 29 de junio de 1929, el arzobispo Orozco se entrevistó con el Presidente Portes Gil, recibiendo del Ejecutivo Nacional una actitud fría, y la indicación de que saliera nuevamente del País.
 
Con motivo de la reanudación del culto público en el país según el «Modus Vivendi» acordado el día 29 de junio de 1929, el arzobispo Orozco se entrevistó con el Presidente Portes Gil, recibiendo del Ejecutivo Nacional una actitud fría, y la indicación de que saliera nuevamente del País.
  
“tuve yo la palabra durante una hora, y haciendo ver que si hasta la fecha, había habido divergencias de criterio sobre la manera de obrar en las relaciones con las autoridades civiles, de ahí en adelante, dadas las nuevas normas de la Santa Sede, que yo, al igual que los demás Prelados acataba con todo respeto […] Fui oído con excesiva serenidad o más bien con frialdad de parte del Presidente, y como conclusión de todo lo que dije, lo único que el expresó fue, que estando convenido (en los «arreglos») que saldría del País, debería abandonar la República, el día que yo quisiera; pero que no fuera a ocultarme.”<ref>F. OROZCO Y JIMÉNEZ, Memorandum, Chicago: Casa Editorial Católica de la Contreras Printig Company, 1929, 8.  Mons. Orozco publicó bajo el título Memorandum, una nueva relación autobiográfica suscrita en octubre de 1929, ésta es muy sintética y además está precedida de un breve estudio sobre la cuestión religiosa en México a partir de la Independencia. Fue impreso en Chicago, Illinois. (Cfr. J. I. DÁVILA GARIBI, Labor Científica y Literaria..., 34)</ref>
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''“tuve yo la palabra durante una hora, y haciendo ver que si hasta la fecha, había habido divergencias de criterio sobre la manera de obrar en las relaciones con las autoridades civiles, de ahí en adelante, dadas las nuevas normas de la Santa Sede, que yo, al igual que los demás Prelados acataba con todo respeto […] Fui oído con excesiva serenidad o más bien con frialdad de parte del Presidente, y como conclusión de todo lo que dije, lo único que el expresó fue, que estando convenido (en los «arreglos») que saldría del País, debería abandonar la República, el día que yo quisiera; pero que no fuera a ocultarme.”''<ref>F. OROZCO Y JIMÉNEZ, Memorandum, Chicago: Casa Editorial Católica de la Contreras Printig Company, 1929, 8.  Mons. Orozco publicó bajo el título Memorandum, una nueva relación autobiográfica suscrita en octubre de 1929, ésta es muy sintética y además está precedida de un breve estudio sobre la cuestión religiosa en México a partir de la Independencia. Fue impreso en Chicago, Illinois. (Cfr. J. I. DÁVILA GARIBI, Labor Científica y Literaria..., 34)</ref>
  
 
Regresó a su Diócesis hasta el mes de agosto de 1934, de manera inadvertida. Ya en ella comenzó una vida de cierta tranquilidad, pero conservando la prudencia para sus funciones episcopales, pues se corría el rumor de que nuevamente querían aprehenderlo y más aún asesinarlo. Por lo cual el Exmo. Señor Garibi Rivera envió una carta abierta al Presidente de la República para que el Arzobispo gozara de las garantías a las cuales tenía derecho todo ciudadano. El Presidente respondió de manera satisfactoria en una carta fechada el 12 de noviembre de 1935; poco tiempo después una enfermedad lo conducirá hasta la muerte.<ref>Cfr. B. RUELAS, «El Arzobispo Mártir», en J. Ruiz Medrano, ed., Homenaje a la memoria...,135-136</ref>
 
Regresó a su Diócesis hasta el mes de agosto de 1934, de manera inadvertida. Ya en ella comenzó una vida de cierta tranquilidad, pero conservando la prudencia para sus funciones episcopales, pues se corría el rumor de que nuevamente querían aprehenderlo y más aún asesinarlo. Por lo cual el Exmo. Señor Garibi Rivera envió una carta abierta al Presidente de la República para que el Arzobispo gozara de las garantías a las cuales tenía derecho todo ciudadano. El Presidente respondió de manera satisfactoria en una carta fechada el 12 de noviembre de 1935; poco tiempo después una enfermedad lo conducirá hasta la muerte.<ref>Cfr. B. RUELAS, «El Arzobispo Mártir», en J. Ruiz Medrano, ed., Homenaje a la memoria...,135-136</ref>
  
Como señala uno de sus biógrafos y testigo de los acontecimientos, “Sólo ante la muerte se le administró justicia, no total, puesto que al recibir las garantías consignadas, las autoridades inferiores no quisieron registrarlo para que oficiara públicamente en su Arquidiócesis, aunque a decir verdad, se guardó disimulo en su favor”.<ref>B. RUELAS, El Arzobispo Mártir,137</ref>
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Como señala uno de sus biógrafos y testigo de los acontecimientos, ''“Sólo ante la muerte se le administró justicia, no total, puesto que al recibir las garantías consignadas, las autoridades inferiores no quisieron registrarlo para que oficiara públicamente en su Arquidiócesis, aunque a decir verdad, se guardó disimulo en su favor”.''<ref>B. RUELAS, El Arzobispo Mártir,137</ref>
  
Murió en su Diócesis el 18 de febrero de 1936, habiendo recibido previamente la visita de la imagen de Nuestra Sra. de Zapopan y el viático.<ref>Cfr. B. RUELAS, «El Arzobispo Mártir»,137</ref>“Su muerte fue motivo general de gran duelo, y se vio el grande número de sacerdotes de toda la Diócesis que corrió a presenciar esa manifestación de amor de los hijos a tan cariñoso padre”.<ref>J. GARIBI RIVERA, «Mons. Orozco y el Clero», en J. Ruiz Medrano, ed., Homenaje a la memoria...,150</ref>
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Murió en su Diócesis el 18 de febrero de 1936, habiendo recibido previamente la visita de la imagen de Nuestra Sra. de Zapopan y el viático.<ref>Cfr. B. RUELAS, «El Arzobispo Mártir»,137</ref>''“Su muerte fue motivo general de gran duelo, y se vio el grande número de sacerdotes de toda la Diócesis que corrió a presenciar esa manifestación de amor de los hijos a tan cariñoso padre”.''<ref>J. GARIBI RIVERA, «Mons. Orozco y el Clero», en J. Ruiz Medrano, ed., Homenaje a la memoria...,150</ref>
  
 
==NOTAS==
 
==NOTAS==

Revisión del 21:51 8 ene 2018

En 1998, con motivo del 450 aniversario de la fundación de la arquidiócesis de Guadalajara, el Papa Juan Pablo II dirigía estas palabras: “es grato recordar las abundantes y fecundas bendiciones que la providencia ha querido derramar a través de tantas generaciones sobre esa porción de la familia cristiana”.[1]

Orígenes y Fundación

La fundación de la diócesis de Guadalajara tuvo como antecedente el proceso evangelizador y colonizador de los españoles en las tierras de la Nueva España, dando como resultado el encuentro de dos culturas diversas,[2]que poco a poco fueron entremezclándose para dar lugar a lo que hoy somos.[3]

La creación de una diócesis en el territorio llamado «Nueva Galicia», fue solicitada por los alcaldes y regidores de Guadalajara al Emperador Carlos V el 3 de enero de 1543; el entonces obispo de Michoacán hacía una petición semejante. El 6 de febrero reiteraron la petición los vecinos de Compostela y Purificación, según lo señala el cronista Tello, en la cual pedían a Carlos V “hacer memoria de señalar y nombrar prelados y pastor que curen las ánimas de los vecinos naturales de esta gobernación”.[4]

El proceso de atender esta petición llega hasta 1546, cuando Carlos V, en virtud del Patronato Regio, solicita la erección de la misma al Papa Paulo III, quien el 13 de julio de 1548 mediante la Bulla «Super speculam militantis Ecclesiæ», concede la fundación: “por el tenor de las presentes Letras, por la autoridad apostólica favorecemos con el título de ciudad al pueblo de Compostela en la misma provincia en la cual moran algunos fieles y con la autoridad y el tenor de predichos lo erigimos e instituimos en ciudad que se llamará Compostelana, a favor de un obispo que se llamará Compostelano, que presida la misma Iglesia y en ella y en la ciudad predicha y en la diócesis que deberá asignarse a la misma Iglesia predique la palabra de Dios y convierta a sus habitantes.”[5]

Como primer Obispo fue designado el canónigo Pedro Gómez de Maraver, Deán del cabildo catedralicio de Oaxaca, quien establece su sede en Guadalajara, pues tanto los habitantes españoles de la misma así como los indígenas del valle de Atemajac estaban de acuerdo. Gracias al Sr. Maraver se establecen las primeras estructuras diocesanas: el cabildo, la curia, la organización económica y parroquial. Muere el 28 de diciembre de 1551.[6]

La sede episcopal como tal oficialmente permanecerá en Compostela, hasta que en 1560 Felipe II por cedula Real dada el 10 de mayo en Toledo, dispuso que tanto la Real Audiencia como la sede Episcopal fueran trasladadas a Guadalajara.[7]El Papa Pío IX, a petición del Obispo Pedro Espinoza, por medio de la Bula «Romana Ecclesia» del 26 de enero de 1862 la elevó a Arquidiócesis, dándole como sufragáneas las Diócesis de Durango, Linares, Sonora, Zacatecas, y el Vicariato de California:

“hemos puesto atento oído a las peticiones de nuestro Venerable Hermano Pedro Espinosa, Obispo de Guadalajara, en las que exponía hasta tal punto ha crecido el número de los fieles en su Diócesis de Guadalajara [...] Suprimimos y extinguimos la misma Iglesia de Guadalajara, y en ella el título, el nombre, la naturaleza y la esencia de Catedral, de modo que de hoy en adelante deje de ser Iglesia Episcopal...erigimos la misma Iglesia en Iglesia Arzobispal y Metropolitana de Guadalajara.”[8]

Territorio Diocesano

A partir de su fundación, el territorio Diocesano fue limitado solamente al suroeste por la diócesis de Michoacán, cosa que provocará conflictos de límites territoriales entre el primer Obispo Maraver y el Obispo de Michoacán Don Vasco de Quiroga, según lo atestiguan las relaciones del prelado Maraver a la Corona española.[9]Con el paso de los años y de acuerdo con las necesidades pastorales del occidente del país, se fueron desmembrando otras diócesis: Durango (1620); Linares (1777); Sonora (1779); San Luis Potosí (1854); Zacatecas (1862); Tamaulipas (1870);[10]Colima (1881); Sinaloa (1883); Chihuahua, Saltillo y Tepic (1891); Aguascalientes (1899). Con lo anterior podemos darnos una idea de la gran extensión que tenía en sus inicios.

Para el período 1911 este era el panorama eclesiástico de la región que en un momento dado aglutinaba todas estas poblaciones,[11]pero solamente pertenecían al territorio eclesiástico de Guadalajara: Zacatecas, Aguascalientes, Nayarit y Colima, que toma la región de Autlán.

A finales del siglo XIX la diócesis contaba con 85 parroquias, 39 vicarías y 47 capellanías, mismas que se encontraban organizadas en 21 distritos, al frente de los cuales estaba un vicario foráneo. En la ciudad había seis parroquias: El Sagrario, El Dulce nombre de Jesús, San José de Analco, San Juan de Dios, El Santuario de Guadalupe y Mexicaltzingo; además de otras 35 iglesias.[12]

El Episcopado

En las turbulentas décadas de los inicios del siglo XX, fueron dos los arzobispos que ejercieron su ministerio en la Arquidiócesis: Jesús Ortiz (1902-1912) y Francisco Orozco y Jiménez (1913-1936).


El Arzobispo J. de Jesús Ortiz.[13]

A él le tocó vivir los últimos años de la paz porfiriana y el inicio de la Revolución Mexicana. Era originario de Pátzcuaro, Michoacán, y fue el primer obispo de la diócesis de Chihuahua (1891). En 1901 el papa San Pío X lo trasladó a la Arquidiócesis de Guadalajara, de la cual tomó posesión en enero de 1903. Ya como Arzobispo desempeñó una importante labor a favor de la educación católica, además de ser un gran promotor de las causas sociales.

A favor de la educación promovió las escuelas parroquiales, los colegios particulares, el Liceo y la escuela Normal; gracias a él se establecieron en la Arquidiócesis colegios de los Hermanos Maristas, de la Compañía de Jesús y de los Salesianos, mismos que realizaron una importante labor en la formación cristiana de numerosos jóvenes y niños.

En materia Social fundó en 1902 la «Asociación Guadalupana de Artesanos y Obreros Católicos de Guadalajara»; en 1906 se realizó en la ciudad tapatía el tercer Congreso Católico Nacional, mismo que promovió el establecimiento en las parroquias de las sociedades de obreros católicos,y señaló la obligación de los patrones a atender las necesidades de los trabajadores.

En los inicios de la Revolución, y con motivo de los comicios estatales, envió una circular (5 de junio de 1911) al clero, prohibiéndoles participar activamente en los partidos políticos, documento que será recordado por el Vicario Capitular, Antonio Gordillo, en septiembre de 1912, cuando estuvo al frente de la Arquidiócesis, a causa de la defunción del Sr. Ortiz el 19 de junio del mismo.

El 20 de octubre el Delegado Apostólico en México, nombró al Arzobispo de Michoacán, Leopoldo Ruiz y Flores, como Administrador Apostólico de la sede vacante.

El Arzobispo Francisco Orozco y Jiménez

El Señor Orozco y Jiménez nació en Zamora, Michoacán, el 19 de noviembre de 1864. A la edad de 12 años fue enviado a Roma para realizar sus estudios eclesiásticos, ingresando al Pontificio Colegio Pío Latinoamericano. Fue ordenado sacerdote en Roma el 17 de noviembre de 1887.

Cuando regresó a México continuó sus estudios obteniendo el título de Doctor en Teología en la Pontificia Universidad de México. Inició su ministerio sacerdotal en Zamora, pero a solicitud del Arzobispo de México, regresó a la ciudad de México para colaborar como catedrático del Seminario y como Rector del Colegio de San Joaquín.

León XIII lo nombró Obispo de Chiapas el 10 de mayo de 1902, ministerio que desempeñó hasta que San Pío X, el 2 de diciembre de 1912, lo preconizó como Arzobispo de Guadalajara, de la cual tomaría posesión el 9 de febrero del año siguiente.[14]Su labor episcopal fue notable, pues se preocupó por elevar el nivel de ilustración y formación del Clero tapatío.

Envió bastantes seminaristas a estudiar a Roma y pronto el Seminario de Guadalajara contaba con un buen número de laureados en las distintas disciplinas eclesiásticas. Aun cuando la situación religiosa en Jalisco no favorecía el ejercicio de su ministerio, ordenó sacerdotes y confirió ordenes en las barrancas, pueblos o ranchos del Estado, en los cuales se ocultaba, así lo señala él mismo en su «Memorandum».[15]

Debido a la persecución religiosa desatada por la facción carrancista de la Revolución, tuvo que salir del país como todos los demás obispos; pero en 1916 regresó de incógnito a su arquidiócesis.

Después de haber sufrido el ostracismo de dos años, a que la violencia de la Revolución condenó a los prelados mejicanos, movido por el cumplimiento de mis deberes y llegada la época en que se suponía cierto orden y garantías individuales, me decidí, aun a pesar de los peligros consiguientes, a penetrar en la República y encaminarme a mi Diócesis. Llegué a Totatiche, […] el día 20 de noviembre de 1916, y en seguida comencé la Visita Pastoral a ese lugar y sus anexos […] duró desde la fecha indicada hasta el 28 de febrero del año siguiente, en que debí ocultarme durante tres meses y medio.”[16]

El Estado de Jalisco fue uno de los principales escenarios de la Cristiada (1926-1929), resultado de la persecución religiosa desatada por el presidente Plutarco Elías Calles. Durante ese tiempo Mons. Orozco y Jiménez no quiso abandonar a sus feligreses y permaneció oculto en las sierras y barrancas de su arquidiócesis.

Con motivo de la reanudación del culto público en el país según el «Modus Vivendi» acordado el día 29 de junio de 1929, el arzobispo Orozco se entrevistó con el Presidente Portes Gil, recibiendo del Ejecutivo Nacional una actitud fría, y la indicación de que saliera nuevamente del País.

“tuve yo la palabra durante una hora, y haciendo ver que si hasta la fecha, había habido divergencias de criterio sobre la manera de obrar en las relaciones con las autoridades civiles, de ahí en adelante, dadas las nuevas normas de la Santa Sede, que yo, al igual que los demás Prelados acataba con todo respeto […] Fui oído con excesiva serenidad o más bien con frialdad de parte del Presidente, y como conclusión de todo lo que dije, lo único que el expresó fue, que estando convenido (en los «arreglos») que saldría del País, debería abandonar la República, el día que yo quisiera; pero que no fuera a ocultarme.”[17]

Regresó a su Diócesis hasta el mes de agosto de 1934, de manera inadvertida. Ya en ella comenzó una vida de cierta tranquilidad, pero conservando la prudencia para sus funciones episcopales, pues se corría el rumor de que nuevamente querían aprehenderlo y más aún asesinarlo. Por lo cual el Exmo. Señor Garibi Rivera envió una carta abierta al Presidente de la República para que el Arzobispo gozara de las garantías a las cuales tenía derecho todo ciudadano. El Presidente respondió de manera satisfactoria en una carta fechada el 12 de noviembre de 1935; poco tiempo después una enfermedad lo conducirá hasta la muerte.[18]

Como señala uno de sus biógrafos y testigo de los acontecimientos, “Sólo ante la muerte se le administró justicia, no total, puesto que al recibir las garantías consignadas, las autoridades inferiores no quisieron registrarlo para que oficiara públicamente en su Arquidiócesis, aunque a decir verdad, se guardó disimulo en su favor”.[19]

Murió en su Diócesis el 18 de febrero de 1936, habiendo recibido previamente la visita de la imagen de Nuestra Sra. de Zapopan y el viático.[20]“Su muerte fue motivo general de gran duelo, y se vio el grande número de sacerdotes de toda la Diócesis que corrió a presenciar esa manifestación de amor de los hijos a tan cariñoso padre”.[21]

NOTAS

  1. JUAN PABLO II, «Mensaje a la Arquidiócesis de Guadalajara en su aniversario 450» en Boletín Eclesiástico de la Arquidiócesis de Guadalajara (1998) 503
  2. Cfr. A. GUTIÉRREZ , La Iglesia en Latinoamérica: entre la utopía y la realidad, Ad usum privatum auditorum [PUG], Roma 1996, 23-39
  3. Cfr. A. GONZÁLEZ ESCOTO, Historia Breve de la Iglesia de Guadalajara, Guadalajara, México: Castro Impresores, 1998, 39-68
  4. Citado por: J. R. BENÍTEZ, «Biografía del Arzobispado de Guadalajara de la Nueva Galicia», en Cuarto Centenario de la Fundación del Obispado de Guadalajara 1548-1948, Guadalajara, México 1948, 28
  5. «Bula de Erección del Obispado de Guadalajara», Archivo Secreto del Vaticano. Reg. Lat. 1650 fol. 285, en Cuarto Centenario…, 9-10
  6. Cfr. A. GONZÁLEZ ESCOTO., Historia Breve…, 69-76
  7. Cfr. «Cédula Real» en Cuarto Centenario…, 11
  8. Cfr. «Bula de Elevación a Arzobispal de la sede Episcopal de Guadalajara», en Cuarto Centenario…, 15-18
  9. Cfr. «Relación del Sr. Maraver al Rey de España en 1550», en A. GONZÁLEZ ESCOTO, Historia Breve…, 285-295
  10. El 13 de agosto de 1861 se había erigido como Vicariato Apostólico.
  11. Es interesante observar el elenco de las Iglesias construidas en lo que fuera el territorio Diocesano, que aparecen en la obra publicada con motivo del Cuarto Centenario del Obispado de Guadalajara, pues aparecen las advocaciones a quienes fue dedicada así como los lugares a las cuales pertenecen (Cfr. Cuarto Centenario…, 111-176)
  12. Cfr. A. GONZÁLEZ ESCOTO, Historia Breve…, 207; además Cfr. Art. «Arquidiócesis de Guadalajara. Parroquias, según el orden de su erección, su ubicación y su titular», en Enciclopedia Temática de Jalisco, IV, 32
  13. Cfr. «La Diócesis y los Obispos», en F. Martínez Reding, ed., Crónica de la Iglesia de Guadalajara, Guadalajara, México 1998, 94-101
  14. Cfr. J. I. DÁVILA GARIBI, «Síntesis Biográfica», en J. Ruiz Medrano, ed., Homenaje a la memoria...,17
  15. F. OROZCO Y JIMÉNEZ, «Acerquémonos a Dios» Memorandum del Arzobispo de Guadalajara [del 26 de septiembre de 1917], s.l., 1918, 70. Según testimonio de un reconocido historiador Jalisciense, como lo es J. Ignacio Dávila Garibi, este Memorandum, se publicó bajo ese nombre, por ser una memoria documentada de la actuación de Mons., desde el 20 de noviembre de 1916 hasta el 26 de septiembre de 1917, fecha en que fue firmado, en una parroquia de la Arquidiócesis cuyo nombre no se expresó. A fines de 1917 se hizo una segunda edición y a principios de 1918 una tercera, ambas poco se diferencian de la primera en cuanto a la forma. En marzo de 1918 se publicó otro Memorandum de Mons Orozco que vino a ser complementario del primero. Su título «Defensa de los Sacerdotes procesados» Segunda Parte- «Acerquémonos a Dios». Mas tarde reunió y publicó el Prelado en un solo libro los dos Memorandum a los cuales se ha hecho referencia y a ellos agregó varios documentos referentes a su actuación en Chiapas. En la portada de este libro se lee «Acerquémonos a Dios» Memorandum del Arzobispo de Guadalajara. Cuarta Edición, consta de dos partes y tres apéndices, no tiene pie de Imprenta. ( Cfr. J. I. DÁVILA GARIBI, Labor Científica y Literaria del Exmo. y Rvmo. Sr. Dr. y Mtro. Don Francisco Orozco y Jiménez. Intento bio-bibliográfico, Guadalajara, México: Tip. Jaime, 1937, 33-34) Esta cuarta edición es la que hemos tenido oportunidad de consultar y a la cual hacemos referencia.
  16. F. OROZCO Y JIMÉNEZ, « Acerquémonos a Dios»…, 5-6
  17. F. OROZCO Y JIMÉNEZ, Memorandum, Chicago: Casa Editorial Católica de la Contreras Printig Company, 1929, 8. Mons. Orozco publicó bajo el título Memorandum, una nueva relación autobiográfica suscrita en octubre de 1929, ésta es muy sintética y además está precedida de un breve estudio sobre la cuestión religiosa en México a partir de la Independencia. Fue impreso en Chicago, Illinois. (Cfr. J. I. DÁVILA GARIBI, Labor Científica y Literaria..., 34)
  18. Cfr. B. RUELAS, «El Arzobispo Mártir», en J. Ruiz Medrano, ed., Homenaje a la memoria...,135-136
  19. B. RUELAS, El Arzobispo Mártir,137
  20. Cfr. B. RUELAS, «El Arzobispo Mártir»,137
  21. J. GARIBI RIVERA, «Mons. Orozco y el Clero», en J. Ruiz Medrano, ed., Homenaje a la memoria...,150

BIBLIOGRAFÍA

GUTIÉRREZ A. La Iglesia en Latinoamérica: entre la utopía y la realidad, Ad usum privatum auditorum [PUG], Roma 1996

GONZÁLEZ ESCOTO A. Historia Breve de la Iglesia de Guadalajara, Guadalajara, México: Castro Impresores, 1998

BENÍTEZ J. R., «Biografía del Arzobispado de Guadalajara de la Nueva Galicia», en Cuarto Centenario de la Fundación del Obispado de Guadalajara 1548-1948, Guadalajara, México 1948

Enciclopedia Temática de Jalisco, IV

MARTÍNEZ REDING F., «La Diócesis y los Obispos», en ed., Crónica de la Iglesia de Guadalajara, Guadalajara, México 1998

DÁVILA GARIBI, J. I. Labor Científica y Literaria del Exmo. y Rvmo. Sr. Dr. y Mtro. Don Francisco Orozco y Jiménez. Intento bio-bibliográfico, Guadalajara, México: Tip. Jaime, 1937

DANIEL ÁGUILA