Diferencia entre revisiones de «FILOSOFÍA Náhuatl»

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
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En 1956  el investigador mexicano Miguel León Portilla de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), publicó un libro que lleva el título y subtítulo siguiente: La Filosofía Náhuatl. Estudiada en sus fuentes<ref>La  primera edición, con prólogo de Ángel María Garibay, fue publicada en 1956 </ref>;el cual ha tenido varias reediciones.La segunda edición en 1959, tercera en 1966, cuarta en 1974, quinta en 1979, sexta en 1983, séptima en 1993, octava en 1997, novena en 2001, décima en 2005., no sólo en español sino en otros idiomas. Tal obra presenta al público lo que fue el pensamiento náhuatl antes de la llegada de los españoles. Lo que llamó la atención del susodicho libro fue el empleo del término ''filosofía'' para calificar a un pensamiento tenido esencialmente por mítico religioso, dando lugar a la polémica de si el pensamiento náhuatl fue o no fue una filosofía, lo cual supone, a su vez, la polémica sobre qué se entiende por filosofía.
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En 1956  el investigador mexicano Miguel León Portilla de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), publicó un libro que lleva el título y subtítulo siguiente: La Filosofía Náhuatl. Estudiada en sus fuentes<ref>La  primera edición, con prólogo de Ángel María Garibay, fue publicada en 1956 </ref> el cual ha tenido varias reediciones.La segunda edición en 1959, tercera en 1966, cuarta en 1974, quinta en 1979, sexta en 1983, séptima en 1993, octava en 1997, novena en 2001, décima en 2005., no sólo en español sino en otros idiomas. Tal obra presenta al público lo que fue el pensamiento náhuatl antes de la llegada de los españoles. Lo que llamó la atención del susodicho libro fue el empleo del término ''filosofía'' para calificar a un pensamiento tenido esencialmente por mítico religioso, dando lugar a la polémica de si el pensamiento náhuatl fue o no fue una filosofía, lo cual supone, a su vez, la polémica sobre qué se entiende por filosofía.
  
  

Revisión del 16:54 13 may 2014

En 1956 el investigador mexicano Miguel León Portilla de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), publicó un libro que lleva el título y subtítulo siguiente: La Filosofía Náhuatl. Estudiada en sus fuentes[1] el cual ha tenido varias reediciones.La segunda edición en 1959, tercera en 1966, cuarta en 1974, quinta en 1979, sexta en 1983, séptima en 1993, octava en 1997, novena en 2001, décima en 2005., no sólo en español sino en otros idiomas. Tal obra presenta al público lo que fue el pensamiento náhuatl antes de la llegada de los españoles. Lo que llamó la atención del susodicho libro fue el empleo del término filosofía para calificar a un pensamiento tenido esencialmente por mítico religioso, dando lugar a la polémica de si el pensamiento náhuatl fue o no fue una filosofía, lo cual supone, a su vez, la polémica sobre qué se entiende por filosofía.


La sola enunciación del concepto filosofía náhuatl implica la problemática de compaginar dos mundos culturales muy disímbolos. Por una parte, el mundo occidental que asume, desde los griegos, la realización de la filosofía como un saber específico, y por la otra, el mundo polifacético de la cultura náhuatl. En efecto, por filosofía se entiende una disciplina de estudio racional que busca los fundamentos últimos de la realidad; en cambio, el término náhuatl remite a una realidad etnolingüística propia de algunas comunidades de la región mesoamericana que tuvieron su máxima manifestación entre los siglos XV y XVI, y que, desde luego, entró en contacto con los españoles. Sin embargo, Miguel León Portilla, en el libro antes mencionado, señala que aquella realidad etnolingüística desarrolló una forma de pensamiento antes de su contacto con los españoles, de tal modo, que dicho pensamiento se configuró mediante una serie de ideas relativas a lo divino, al hombre y al universo que bien podrían denominarse una forma filosófica de entender la realidad.


La polémica acerca de si el pensamiento náhuatl es o no es una filosofía, implica considerar diversos elementos, y así, no parece muy viable argumentar que el pensamiento náhuatl es una filosofía porque en él se encuentran ideas relacionadas con lo divino, lo humano y el universo, como sucede en cualquier pensamiento filosófico de occidente, porque en tal caso, el término filosofía se estaría entendiendo como sinónimo de cosmovisión. En efecto, lo divino, lo humano y el universo, son tres elementos nocionales con los cuáles se articula una visión global, ya sea de una persona o la de un pueblo, que da pie a una cosmovisión, pero he aquí que sale a colación una precisión de tipo lógico a considerar: toda filosofía es una cosmovisión, pero no toda cosmovisión es una filosofía.


Así pues, aunque se pudiese hablar de una cosmovisión náhuatl relativa a lo divino, hombre y universo, que fue propia de los grupos etnolingüísticos a los que antropólogos socioculturales han denominado como náhuatl y que tuvo su esplendor en la región central de lo que actualmente es la República Mexicana durante los siglos XV y XVI antes del contacto con el mundo hispánico, esto no es suficiente como para hablar de una filosofía náhuatl, sino a lo mucho de una cosmovisión náhuatl que sería de tipo religioso.


Por otra parte, si el hacer filosofía implica necesariamente tener conciencia de llevar a cabo una actividad intelectual que marca diferencias con relación al pensamiento religioso, entonces resulta muy problemático calificar de filosofía al pensamiento náhuatl, porque éste aunque efectivamente se fue configurando con base a ideas relativas a lo divino, al hombre y al universo, dichas ideas son deudoras de un pensamiento en donde no hay conciencia de tomar una distancia o diferencia respecto al plano religioso; es decir, tales ideas no se configuran en un tipo de pensamiento que, al marcar diferencia con el pensamiento religioso, pudiera haberse constituido en la existencia de una filosofía que marcara distinción entre pensamiento náhuatl religioso y pensamiento náhuatl filosófico hacia dentro de las mismas comunidades etnolingüísticas de los siglos XV y XVI antes de la venida de los españoles; como sí sucedió de manera efectiva en la Grecia antigua, en donde, por una parte, se tuvieron a poetas griegos como a Homero y a Hesíodo[2], quienes representaron al pensamiento griego de tipo religioso poético, y por la otra, a filósofos como Sócrates, Platón y Aristóteles[3].


Asimismo, no deja de ser muy significativo que la filosofía se distingue y se ha distinguido por un conocimiento que los griegos denominaron epísteme, entendiendo por éste, un conocimiento riguroso, un conocimiento que investiga los fundamentos de las cosas, un conocimiento que busca la razón de ser de las cosas, un conocimiento que demuestra por medio de la lógica sus conclusiones; en donde tal conocimiento, a modo de epísteme, marca una distinción real frente a lo narrativo de tipo mítico religioso. Así pues, resulta muy problemático calificar al pensamiento náhuatl de filosófico porque dicho pensamiento se articula por medio de narraciones míticas de tipo religioso y no por un pensamiento que marque diferencia respecto a lo religioso que pudiera llamarse filosofía.


De lo que el hombre del mundo náhuatl sí tuvo conciencia es de estar llevando a cabo una forma de entender la realidad denominada como in xóchitl in cuicatl, conjunto de palabras que puede traducirse al castellano como la flor y el canto, el cual asumió un modo de expresión poético. In xóchitl in cuicatl fue considerado por el hombre náhuatl el modo más adecuado para acercarse al conocimiento de la verdad, no sólo de las cosas terrenales sino también de las cosas del mundo celeste divino. En este sentido, tal vez sea el tlatoani (rey o señor) de Texcoco, Nezahualcóyolt (1402-1472) el personaje más representativo de la flor y el canto, específicamente cuando en sus poesías hace alusión al Ipalnemohuani (Dador de la vida) como aquél quien es Inventor de sí mismo e inventor de todas las cosas (Moyocoyani), lo cual lo acerca bastante a un monoteísmo.


Igualmente, en la flor y canto de Nezahualcóyotl se aprecia cuestionamientos relativos al sentido de las existencia, a la fugacidad de las cosas y la perspectiva del carácter efímero de la vida humana, cuestionando a la misma existencia humana con relación a un más allá después de la muerte. De acuerdo a los estudios realizados por los eruditos del pensamiento náhuatl, no sólo Nezahualcóyotl, sino otros forjadores de la flor y el canto habrían llevado a cabo poesías en cuyo contenido se puede apreciar cuestionamientos de tipo filosófico. Nuevamente es Miguel León Portilla quien en su obra intitulada: “Quince poetas del mundo náhuatl[4], pone de manifiesto una diversidad de poemas que apuntarían a un posible pensamiento filosófico. De hecho en la Grecia antigua, cuna del pensamiento filosófico, existen personajes considerados filósofos, como Jenófanes[5], quien habría propuesto ya un monoteísmo en contra del politeísmo de Homero e Hesíodo, y junto a Jenófanes, Parménides[6], el primero en la historia del pensamiento filosófico en establecer la relación entre el ente y ser al enfatizar que el ente es y el no ente no es, con lo cual Parménides pasó a la historia de la filosofía griega como el fundador de una rama nuclear de la filosofía conocida como ontología o metafísica. Ambos, Jenófanes y Parménides, usaron de una expresión poética para esbozar sus planteamientos filosóficos.


Con relación a lo planteado en el párrafo anterior, nuevamente la precisión lógica ilumina el asunto entre filosofía y poesía. Es verdad que algunas filosofías se han expresado de modo poético, como en el caso de Jenófanes y de Parménides, empero, no toda expresión poética necesariamente tiene un contenido filosófico, porque la filosofía es un tipo de conocimiento que aspira a una sabiduría que plantea ciertos problemas que exigen una respuesta cuya característica es buscar la razón de ser de las cosas, sus fundamentos, sus causas y sus principios primeros, así como el sentido último de las cosas; pues la dinámica filosófica conlleva el saber plantear los problemas, buscar soluciones a tales problemas y demostrar racionalmente que dichas soluciones resuelven los problemas planteados, si no totalmente, al menos, con un mínimo de suficiencia que dé lugar a mejores soluciones.


Claro está que tal conocimiento filosófico puede o no puede, tener una expresión poética. Así pues, si la flor y el canto (in xóchitl in cuicatl) del mundo náhuatl pudiera considerarse filosofía, lo será no por ser solamente flor y canto, o sea poesía, sino porque en su contenido existen planteamientos que pudieran considerarse de tipo filosófico. Lo anterior implica todo un análisis de la poesía náhuatl para ubicar en ella una posible dinámica filosófica, a como sucede en los fragmentos poéticos de Jenófanes o el poema de tipo ontológico (tratado del ente) de Parménides.


En caso de que hubiese elementos a considerar de tipo filosófico en la flor y el canto (in xóchitl in cuicatl) es importante no exagerar su importancia filosófica con relación a todo el pensamiento náhuatl, pues tal pensamiento náhuatl se articula como una cosmovisión mítico religiosa, la cual incluye una serie de mitos narrativos de tipo teogónico y cosmogónico, como es el caso, por ejemplo, de la leyenda de los cinco soles y la fundación del Quinto Sol (era cósmica en la cual vive el hombre náhuatl) en Teotihuacán; dichas narraciones míticas no son filosofía, aunque indudablemente forman parte del pensamiento náhuatl. Luego, en caso de que se demostrara que en la poesía náhuatl, conocida por el mismo hombre náhuatl como la flor y canto, hubiese elementos filosóficos, esto no autoriza en sentido alguno a considerar a todo el pensamiento náhuatl como una filosofía tal cual, porque tal pensamiento no es sólo flor y canto, sino también un conjunto de narraciones míticas.


Dejando de lado la polémica de si “per se”, como lo sostiene Miguel León Portilla, existe una filosofía náhuatl entendiéndola como un forma de pensamiento que los diversos grupos etnolingüísticos que habitaron la región central de lo que actualmente es la República mexicana alrededor de los siglos XV y XVI hubiesen desarrollado antes del contacto con los españoles. Cabría preguntarse si tal vez no existiera una filosofía náhuatl “per accidens”, es decir, el calificativo de accidental se estaría entendiendo como una mirada filosófica de raíz griega, que juzgara a un pensamiento esencialmente mítico religioso, con la finalidad de desarrollar aquellos elementos que, al ser repensados filosóficamente, pudieran presentarse como filosofía náhuatl.


Por utilizar una imagen comparativa para entender lo de una posible filosofía náhuatl “per accidens”. Es conocido que la lengua náhuatl tiene una expersión oral y tuvo en los pueblos indígenas prehispánicos una expresión escrita que indudablemente no era de modo fonético, sino que se llevaba a cabo por medio de glifos, ideogramas, pictogramas, ligaduras y personajes; empero la gran labor de los misioneros católicos en el siglo XVI implicó una inculturación del Evangelio por medio del idioma propio de los indígenas que llevó a aquellos misioneros a elaborar, a nivel de expresión escrita, un náhuatl mestizo en donde tal lengua asume caracteres alfabéticos castellanos. Con base a esta analogía, se podría entender por filosofía náhuatl una forma de pensamiento en donde el elemento filosófico europeo de raíz griega, de acuerdo a sus propios principios, examina y/o juzga a algunos elementos presentes dentro del pensamiento náhuatl, para posteriormente desarrollarlos con un rigor filosófico. Así pues, el elemento filosófico de una filosofía náhuatl “per accidens” estaría dado no por el pensamiento náhuatl, sino por la intervención del elemento filosófico de cuño griego que, desde fuera del mundo náhuatl, replanteara de modo filosófico aquellos elementos con los cuáles se articula el pensamiento mítico religioso náhuatl junto con la flor y el canto.


Citas

  1. La primera edición, con prólogo de Ángel María Garibay, fue publicada en 1956
  2. Ambos vivieron hacia la segunda mitad del siglo VIII a.C., o la primera mitad del siglo VII a.C.
  3. Filósofos del siglo IV a.C. Sócrates fue maestro de Platón, quien a su vez lo fue de Aristóteles
  4. Editorial Diana, México, 1994, 339 páginas
  5. Murió hacia el año 466 a.C., se le considera como el fundador del monismo y de la escuela eleática.
  6. Filósofo presocrático; nació entre los años 530 y el 515 a.C.


Bibliografía

  • León Portilla Miguel, La Filosofía Náhuatl. Estudiada en sus fuentes. UNAM, 8 edición, México 1997
  • León Portilla Miguel, Quince poetas del mundo náhuatl. Diana, México, 1994,


Carlos Ramos Rosete