Diferencia entre revisiones de «DE LEÓN, Antonio»

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
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A este punto no podemos desestimar la significativa participación del hermano Gonzalo de la Madre de Dios, un ermitaño de origen portugués quien, previendo el peligro que corría la capital istmeña, había recomendado insistentemente el traslado de la misma sin obtener algún resultado. Lastimosamente los eventos habían dado la razón al ermitaño Gonzalo, y a las autoridades no quedó alternativa más que escuchar los consejos que éste daba, estableciéndose así el lugar llamado Ancón como asiento para la nueva ciudad de Panamá.
 
A este punto no podemos desestimar la significativa participación del hermano Gonzalo de la Madre de Dios, un ermitaño de origen portugués quien, previendo el peligro que corría la capital istmeña, había recomendado insistentemente el traslado de la misma sin obtener algún resultado. Lastimosamente los eventos habían dado la razón al ermitaño Gonzalo, y a las autoridades no quedó alternativa más que escuchar los consejos que éste daba, estableciéndose así el lugar llamado Ancón como asiento para la nueva ciudad de Panamá.
  
El traslado de la ciudad lo inició Antonio Fernández de Córdoba y Mendoza, que por real cédula del 31 de octubre de 1671, había sido nombrado gobernador y capitán general de la provincia de Tierra Firme, para que llevara a cabo dicho traslado.
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El traslado de la ciudad lo inició Antonio Fernández de [[CÓRDOBA_DE_LA_NUEVA_ANDALUCÍA | Córdoba]] y Mendoza, que por real cédula del 31 de octubre de 1671, había sido nombrado gobernador y capitán general de la provincia de Tierra Firme, para que llevara a cabo dicho traslado.
  
 
Fernández de Córdoba y Mendoza hizo que el lugar fuese ocupado por la artillería y la infantería, mientras se esperaba la llegada de la real cédula que autorizara el traslado. Una vez que hubo llegado la real cédula, se encargó a los ingenieros Juan de Betín y Bernardo de Zeballos para que hicieran los planos de la nueva ciudad. Así, el 21 de enero de 1673 tenía lugar la fundación de Panamá La Nueva, en la que el Obispo De León bendecía el centro de la plaza mayor y marcaba con cruces el lugar en que se habría debido construir la Catedral.
 
Fernández de Córdoba y Mendoza hizo que el lugar fuese ocupado por la artillería y la infantería, mientras se esperaba la llegada de la real cédula que autorizara el traslado. Una vez que hubo llegado la real cédula, se encargó a los ingenieros Juan de Betín y Bernardo de Zeballos para que hicieran los planos de la nueva ciudad. Así, el 21 de enero de 1673 tenía lugar la fundación de Panamá La Nueva, en la que el Obispo De León bendecía el centro de la plaza mayor y marcaba con cruces el lugar en que se habría debido construir la Catedral.
  
La muerte prematura de Antonio Fernández de Córdoba en abril de 1673, y el retraso que a raíz de ello se dio en los trabajos, trajo como consecuencia que a partir del 26 de enero de 1674 se diera la presidencia de la Audiencia, de modo provisional, al obispo De León, el cual tuvo que continuar la empresa de construcción de la nueva ciudad y el traslado de la población iniciada por el gobernador fallecido hacía ya casi un año. Según la descripción que hizo Antonio de León en la carta que escribe el 24 de abril de 1674, las principales obras se habían concluido con bastante rapidez. De hecho el prelado había celebrado ya la dedicación de la Catedral; las monjas de la Concepción que habían huido a Lima ante el peligro de la piratería y que habían vuelto con el  hermano Gonzalo en marzo de 1672, se habían logrado instalar en el nuevo convento; la construcción del Hospital de San Juan de Dios avanzaba y los conventos masculinos evolucionaban igualmente con rapidez, ya que los dominicos habían logrado construir una ermita y los franciscanos, agustinos y jesuitas estaban construyendo sus respectivas iglesias.
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La muerte prematura de Antonio Fernández de Córdoba en abril de 1673, y el retraso que a raíz de ello se dio en los trabajos, trajo como consecuencia que a partir del 26 de enero de 1674 se diera la presidencia de la Audiencia, de modo provisional, al obispo De León, el cual tuvo que continuar la empresa de construcción de la nueva ciudad y el traslado de la población iniciada por el gobernador fallecido hacía ya casi un año. Según la descripción que hizo [[DE_LEÓN,_Antonio | Antonio de León]] en la carta que escribe el 24 de abril de 1674, las principales obras se habían concluido con bastante rapidez. De hecho el prelado había celebrado ya la dedicación de la Catedral; las monjas de la Concepción que habían huido a Lima ante el peligro de la piratería y que habían vuelto con el  hermano Gonzalo en marzo de 1672, se habían logrado instalar en el nuevo convento; la construcción del Hospital de San Juan de Dios avanzaba y los conventos masculinos evolucionaban igualmente con rapidez, ya que los dominicos habían logrado construir una ermita y los franciscanos, [[AGUSTINOS | agustinos]] y [[EVANGELIZACIÓN_DE_AMÉRICA;_contribución_de_los_jesuitas | jesuitas]] estaban construyendo sus respectivas iglesias.
  
Durante el obispado de Antonio de León tendrá sus inicios en Panamá la espiritualidad de San Felipe Neri bajo la dirección de don Agustín Peralta, sacerdote oriundo de La Villa de Los Santos, que durante su estadía en Lima había ingresado en la congregación del Oratorio. El reverendo Peralta, además de haber sido nombrado capellán del convento de La Concepción, fundó en Panamá la Escuela de Cristo que habría comportado muchos frutos y la agregación de varios sacerdotes que durante el episcopado de Fernández de Piedrahita habrían dado inicio al Oratorio en Panamá.
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Durante el obispado de [[DE_LEÓN,_Antonio | Antonio de León]] tendrá sus inicios en Panamá la espiritualidad de San Felipe Neri bajo la dirección de don Agustín Peralta, sacerdote oriundo de La Villa de Los Santos, que durante su estadía en Lima había ingresado en la congregación del Oratorio. El reverendo Peralta, además de haber sido nombrado capellán del convento de La Concepción, fundó en Panamá la Escuela de Cristo que habría comportado muchos frutos y la agregación de varios sacerdotes que durante el episcopado de Fernández de [[FERNÁNDEZ_DE_PIEDRAHITA,_Lucas | Piedrahita]] habrían dado inicio al Oratorio en Panamá.
  
Además de haber contribuido en modo determinante al surgir de Panamá La Nueva, el obispo De León se interesó por la fundación de nuevas poblaciones que pudiesen congregar a la gran cantidad de personas que vivían dispersas por los campos, y cuyo abandono había logrado constatar durante la visita pastoral que realizó en 1674. Igualmente intentó mejorar la situación precaria en que continuaba sumergido el Darién, pues, aunque los dominicos dirigían cuatro doctrinas, la mayor parte de los adultos que eran bautizados regresaban al medio del que venían, sin haber sido instruidos lo suficientemente para dar un seguimiento consciente a la fe cristiana en que se habían incorporado.
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Además de haber contribuido en modo determinante al surgir de Panamá La Nueva, el obispo De León se interesó por la fundación de nuevas poblaciones que pudiesen congregar a la gran cantidad de personas que vivían dispersas por los campos, y cuyo abandono había logrado constatar durante la visita pastoral que realizó en 1674. Igualmente intentó mejorar la situación precaria en que continuaba sumergido el [[PANAMÁ;_Vicariato_de_Darién | Darién]], pues, aunque los dominicos dirigían cuatro doctrinas, la mayor parte de los adultos que eran bautizados regresaban al medio del que venían, sin haber sido instruidos lo suficientemente para dar un seguimiento consciente a la fe cristiana en que se habían incorporado.
  
 
Otra iniciativa de interés de parte del obispo De León fue la construcción en un arrabal de una iglesia dedicada a Santa Ana, ya existente en Panamá La Vieja, con el fin de atender a las personas que vivían en esta zona situada afuera de las murallas de la nueva ciudad. Muy probablemente se trataba de pobladores negros, ya que, a raíz de la construcción en 1674 del recinto amurallado y de los baluartes, dirigida por Alonso Mercado de Villacorta, se había creado una división social que había ubicado por afuera de las murallas a los negros que se dedicaban principalmente a las actividades relativas al tránsito por el istmo. En 1680 este arrabal, que tenía como protectora a Santa Ana, llegaba a contar con trescientas casas que a finales de siglo se convirtieron en unas dos mil, muy por encima del número contenido al interno de las murallas.
 
Otra iniciativa de interés de parte del obispo De León fue la construcción en un arrabal de una iglesia dedicada a Santa Ana, ya existente en Panamá La Vieja, con el fin de atender a las personas que vivían en esta zona situada afuera de las murallas de la nueva ciudad. Muy probablemente se trataba de pobladores negros, ya que, a raíz de la construcción en 1674 del recinto amurallado y de los baluartes, dirigida por Alonso Mercado de Villacorta, se había creado una división social que había ubicado por afuera de las murallas a los negros que se dedicaban principalmente a las actividades relativas al tránsito por el istmo. En 1680 este arrabal, que tenía como protectora a Santa Ana, llegaba a contar con trescientas casas que a finales de siglo se convirtieron en unas dos mil, muy por encima del número contenido al interno de las murallas.
  
El Obispo De León será destinado para la diócesis de Trujillo el 19 de octubre de 1676, pero permanecerá en la sede istmeña hasta el año siguiente cuando se embarcará hacia el Perú. De esta manera, el obispado de Antonio de León, a pesar de haber sido corto, fue uno de los más intensos e importantes del siglo XVII. Podríamos decir que con el traslado de la ciudad, o mejor dicho, con el nacimiento de Panamá La Nueva, inicia una nueva etapa para la iglesia panameña.
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El Obispo De León será destinado para la diócesis de Trujillo el 19 de octubre de 1676, pero permanecerá en la sede istmeña hasta el año siguiente cuando se embarcará hacia el Perú. De esta manera, el obispado de [[DE_LEÓN,_Antonio | Antonio de León]], a pesar de haber sido corto, fue uno de los más intensos e importantes del siglo XVII. Podríamos decir que con el traslado de la ciudad, o mejor dicho, con el nacimiento de Panamá La Nueva, inicia una nueva etapa para la iglesia panameña.
  
 
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'''HÉCTOR QUIRÓS'''
 
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[[PANAMÁ;_Vicariato_de_Darién|PANAMÁ; Vicariato de Darién]]
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Revisión actual del 05:51 16 nov 2018

(Madrid, ¿?; Madrid, 1708), obispo

Fue obispo de Panamá de 1673 a 1677. Trasladó la ciudad de Panamá al sitio del Ancón después del saqueo e incendio de Panamá “la Vieja” . Sentó las bases para el desarrollo de la nueva ciudad de Panamá. Se interesó en la fundación de nuevas poblaciones.

Nació en Madrid y estudió en Alcalá de Henares en donde se doctoró para ejercer su ministerio sacerdotal, primero en Villar de Olmos y luego en Tordelaguna. Para la diócesis de Panamá fue recomendado ante Felipe IV por el arzobispo de Toledo, Baltasar Moscoso y Sandoval. De esta manera Clemente X en el consistorio del 21 de marzo de 1672 lo nombra para que ocupe la sede episcopal panameña y un año más tarde, el 3 de mayo de 1673, será consagrado en Cartagena de Indias por el obispo Antonio Sanz Lozano; desde Cartagena se embarcará hacia Portobelo, para luego dirigirse a través del istmo hacia la ciudad de Panamá.

Su episcopado en Panamá durará tres años, y durante los mismos deberá realizar una labor bastante ardua en vista del traslado que estaba viviendo la ciudad a causa de la devastación que la misma había sufrido por el ataque de la piratería inglesa, comandada por Morgan en 1671.

A este punto no podemos desestimar la significativa participación del hermano Gonzalo de la Madre de Dios, un ermitaño de origen portugués quien, previendo el peligro que corría la capital istmeña, había recomendado insistentemente el traslado de la misma sin obtener algún resultado. Lastimosamente los eventos habían dado la razón al ermitaño Gonzalo, y a las autoridades no quedó alternativa más que escuchar los consejos que éste daba, estableciéndose así el lugar llamado Ancón como asiento para la nueva ciudad de Panamá.

El traslado de la ciudad lo inició Antonio Fernández de Córdoba y Mendoza, que por real cédula del 31 de octubre de 1671, había sido nombrado gobernador y capitán general de la provincia de Tierra Firme, para que llevara a cabo dicho traslado.

Fernández de Córdoba y Mendoza hizo que el lugar fuese ocupado por la artillería y la infantería, mientras se esperaba la llegada de la real cédula que autorizara el traslado. Una vez que hubo llegado la real cédula, se encargó a los ingenieros Juan de Betín y Bernardo de Zeballos para que hicieran los planos de la nueva ciudad. Así, el 21 de enero de 1673 tenía lugar la fundación de Panamá La Nueva, en la que el Obispo De León bendecía el centro de la plaza mayor y marcaba con cruces el lugar en que se habría debido construir la Catedral.

La muerte prematura de Antonio Fernández de Córdoba en abril de 1673, y el retraso que a raíz de ello se dio en los trabajos, trajo como consecuencia que a partir del 26 de enero de 1674 se diera la presidencia de la Audiencia, de modo provisional, al obispo De León, el cual tuvo que continuar la empresa de construcción de la nueva ciudad y el traslado de la población iniciada por el gobernador fallecido hacía ya casi un año. Según la descripción que hizo Antonio de León en la carta que escribe el 24 de abril de 1674, las principales obras se habían concluido con bastante rapidez. De hecho el prelado había celebrado ya la dedicación de la Catedral; las monjas de la Concepción que habían huido a Lima ante el peligro de la piratería y que habían vuelto con el hermano Gonzalo en marzo de 1672, se habían logrado instalar en el nuevo convento; la construcción del Hospital de San Juan de Dios avanzaba y los conventos masculinos evolucionaban igualmente con rapidez, ya que los dominicos habían logrado construir una ermita y los franciscanos, agustinos y jesuitas estaban construyendo sus respectivas iglesias.

Durante el obispado de Antonio de León tendrá sus inicios en Panamá la espiritualidad de San Felipe Neri bajo la dirección de don Agustín Peralta, sacerdote oriundo de La Villa de Los Santos, que durante su estadía en Lima había ingresado en la congregación del Oratorio. El reverendo Peralta, además de haber sido nombrado capellán del convento de La Concepción, fundó en Panamá la Escuela de Cristo que habría comportado muchos frutos y la agregación de varios sacerdotes que durante el episcopado de Fernández de Piedrahita habrían dado inicio al Oratorio en Panamá.

Además de haber contribuido en modo determinante al surgir de Panamá La Nueva, el obispo De León se interesó por la fundación de nuevas poblaciones que pudiesen congregar a la gran cantidad de personas que vivían dispersas por los campos, y cuyo abandono había logrado constatar durante la visita pastoral que realizó en 1674. Igualmente intentó mejorar la situación precaria en que continuaba sumergido el Darién, pues, aunque los dominicos dirigían cuatro doctrinas, la mayor parte de los adultos que eran bautizados regresaban al medio del que venían, sin haber sido instruidos lo suficientemente para dar un seguimiento consciente a la fe cristiana en que se habían incorporado.

Otra iniciativa de interés de parte del obispo De León fue la construcción en un arrabal de una iglesia dedicada a Santa Ana, ya existente en Panamá La Vieja, con el fin de atender a las personas que vivían en esta zona situada afuera de las murallas de la nueva ciudad. Muy probablemente se trataba de pobladores negros, ya que, a raíz de la construcción en 1674 del recinto amurallado y de los baluartes, dirigida por Alonso Mercado de Villacorta, se había creado una división social que había ubicado por afuera de las murallas a los negros que se dedicaban principalmente a las actividades relativas al tránsito por el istmo. En 1680 este arrabal, que tenía como protectora a Santa Ana, llegaba a contar con trescientas casas que a finales de siglo se convirtieron en unas dos mil, muy por encima del número contenido al interno de las murallas.

El Obispo De León será destinado para la diócesis de Trujillo el 19 de octubre de 1676, pero permanecerá en la sede istmeña hasta el año siguiente cuando se embarcará hacia el Perú. De esta manera, el obispado de Antonio de León, a pesar de haber sido corto, fue uno de los más intensos e importantes del siglo XVII. Podríamos decir que con el traslado de la ciudad, o mejor dicho, con el nacimiento de Panamá La Nueva, inicia una nueva etapa para la iglesia panameña.

Bibliografía

  • DE EGAÑA Antonio, Historia de la Iglesia en la América Española,B. A. C., Madrid 1966
  • SUSTO, Juan Antonio, “El precursor de la fundación de la nueva ciudad de Panamá fue un portugués”, en Revista Lotería, Impresora Panamá, Panamá 1965
  • VARGAS UGARTE Rubén, Historia de la Iglesia en el Perú III; Lima 1953; Historia General de España y América, Tomo IX-2 “América en el siglo XVII”, Ed. Rialp, S.A., Madrid


HÉCTOR QUIRÓS