DE ALLOZA, JUAN

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
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(Lima, 1597 – Lima, 1666) Religioso, Místico

FAMILIA Y VOCACIÓN

Hijo legítimo de don Miguel de Alloza Olivan, caballero infanzón, natural de Zaragoza España, y doña Leonor Menacho, de ilustre familia limeña a la que pertenecía el célebre teólogo jesuita Juan Pérez de Menacho.[1]


Fue Juan de Alloza el menor de ocho hermanos[2]. El 15 de abril de 1618, cuando contaba 20 años de edad, entró en la Compañía de Jesús de la mano del padre provincial Diego Álvarez de Paz (1562-1620),[3]ingresando en el noviciado de San Antonio Abad. El 20 de abril de 1620, cumplidos los dos años de noviciado, Alloza hizo sus primeros votos religiosos. Desde un primer momento destacó como experto teólogo y místico, participando en numerosos actos literarios en los colegios de San Martín y San Pablo (1626).[4]

Entre 1627 y 1629 hizo su tercera probación en el noviciado de San Antonio Abad. En 1629, el obispo de Trujillo, el doctor Carlos Marcelo Corne, le ordenó sacerdote por hallarse vacante la sede de Lima. Poco después volvió a Lima, donde continuó el año de su tercera probación en el noviciado.[5]Sin embargo, los superiores decidieron enviarlo a las misiones de Huancavelica (1630-33), Huánuco (1633-35) e Ica (1636), volviendo nuevamente al noviciado.

Trabajó por un tiempo en el colegio de Huamanga para aprovecharse del clima benigno de la región. La salud de Alloza fue siempre precaria, lo que determinó, según su primer hagiógrafo, Jacinto de León Garavito S.J., su tendencia a la contemplación y la mística. Fue alrededor de estas fechas que preparó las bases de algunos trabajos, entre los cuales destaca su libro «Flores Summarum». A principios de 1630 estuvo a punto de morir de una grave enfermedad. Recibió los santos sacramentos, pero afortunadamente salvó la vida. Por ello a finales de 1630 los superiores decidieron enviarlo a Huamanga, lo que no le impidió seguir escribiendo y trabajando en sus proyectos editoriales sobre mística y espiritualidad.

UN DOCUMENTO INÉDITO

Existe un importante documento inédito suyo que aquí presentamos. Se trata de una carta ológrafa del padre Alloza existente en los papeles contenidos en el Archivo Rubén Vargas Ugarte (Universidad Antonio Ruiz de Montoya), en Lima, que corresponde a la de un místico jesuita profeso de cuatro votos que, hacia los cuarenta años, se mostraba preocupado por el destino de su obra presente y futura.

En 1637, siguiendo los consejos de los padres superiores, escribió una carta al General Muzio Vitelleschi S.J. (1615- 1645) mediante la cual pretendía conseguir su licencia y autorización para publicar las obras en las que estaba trabajando. Nos referimos, en primer lugar, a la «Corona Real de María», una obra escrita en elegante estilo, lamentablemente perdida, en la que Alloza trataba de mover a los fieles a la devoción de la Virgen María.

COLECCIÓN RUBÉN VARGAS UGARTE (UNIVERSIDAD RUIZ DE MONTOYA), VOL. 20, ORDENES RELIGIOSAS. DOCUMENTO 21. CARTA DEL PADRE JUAN DE ALLOZA AL GENERAL MUZIO VITELLESCHI. 4 DE MAYO DE 1637. SIGNATURA ANTIGUA PE/ESARM/CVU/ VOL.20/21/FOL. 40R-41V [TEXTO] “Muy Reverendo Padre Pax Christi [Borroso] no excusarme de escrivir a Vuestra Paternidad la primera ley de agradecimiento, cuanto el beneficio es mayor y menos merecido del que [borroso]. Hice la profesión de cuatro votos que Vuestra Paternidad me envía, el día de San Cosme y San Damián el año pasado de 636 y fue de Javier Santo pasarme por ser el de la Compañía y por haberme por patronos estos gloriosos santos, para que este patrocinio pueda yo cumplir la nueva obligación del nuevo estado, teniendo por especiales abogados los que lo son de toda la Compañía. El agradecimiento en mí a tan grande beneficio será la perpetua memoria en mis sacrificios, y pobres oraciones en pedir a Nuestro Señor, aumente la vida y la salud de Vuestra Paternidad para tanto bien y consuelo de todos sus hijos. La cosa que me mueve a escribir esta es pedirle una licencia así para puesto el caso rogare Vuestra Paternidad que será mayor gloria y servicio de Nuestro Señor. Mi ocupación más ordinaria después que me ordené de sacerdote ha sido confesar y predicar a indios, y españoles, que el más ordinario empleo de nuestro instituto. Entre estas ocupaciones sin menoscabo de ellas, antes sirviéndome para mejor hacerlas, he trabajado un libro de la devoción de la Virgen, y de su santísima vida, describiendo por todos los misterios de ella desde su purísima concepción hasta su asunción gloriosa.

Del título se coligiera con facilidad la materia intitulada la Corona Real de María compuesta de doce estrellas en las cuales se les significan doce motivos que nos deben mover a su cordial devoción con la historia de su santa vida [borroso] fundada en doce principales misterios, será un tomo como uno de los del padre Alonso Rodríguez poco más o menos. Verdad es que fue este trabajo más para un devoto entretenimiento, y para emplear bien algunos ratos por sobrar de otros ministerios, que la ociosidad suele perder [borroso]; que pide y desea que tuviese de él a la dicha obra mía a las [borroso] habiendo doce padres de estos y graves de este colegio de Lima, visto por su devoción esta obra me han hecho constancia que la imprima, hablando al Padre provincial para que me lo mande, y juzgando que será de provecho y de gloria de Nuestro Señor, porque aunque de la materia hay escrito mucho con todo eso mismo me han avisado de nuevo y de esa manera despierta de nuevo el apetito y siendo el de la devoción de la Santísima Virgen tan dulce y provechoso no puede haber su Majestad de que [borroso] De nuestro padre San Ignacio que aunque los libros que se han escrito de su vida han sido tantos y tan varios con todo eso se ha impreso otro nuevo en España, que ha sido muy bien recibido, y no ha perdido nada por haber salido antes otros nuevos de la misma [folio 72] materia con cuanta más razón se puede esperar esto de la vida de la santísima Virgen de la cual la atenta meditación y el diligente [....] nuevos misterios, y documentos, nuevas razones, y ponderaciones [borroso]. Lo que puedo prometer [borroso] estas mis obras [borroso] la diligencia, y cuidado, en notas, y buscar [borroso] y cuidado que de la materia han escrito los santos, junto con personas de verbos sentencias, y consideraciones, que con no pequeño estudio he procurado entresacar de sus obras acerca de los misterios de la vida de la Virgen. Lo que toca al acierto con que se han tocado estas cosas se reserva a la sentencia de los que las vieren.

Fue [borroso] esta obra que como he dicho a Vuestra Paternidad hice solo para mi devoción, tengo otra entre manos que me ha encargado su Reverencia el padre provincial, y aunque me procuré lo excusar de ella, me ha instado muchas diversas veces, trabajo en ella hasta darle el último complemento, porque de [borroso] acabados en ella veintidós cuadernos [borroso], fáltame lo restante hasta ciento, que es parte de la gracia de nuestra señora, estará acabado para cuando tenga de ser puesta el título de la obra, se coligiera la materia. El título es El Perfecto Congregante de la virgen, sacerdote y seglar. Debajo de cuyo título se trata de la fundación de las Congregaciones de la Compañía y en especial de las del reino del Perú sean grandes utilidades excelencias y por medios en que se acrecentaran en otras muchas cosas convenientes de esta materia y a la devoción de la santa virgen, obra que juzgan sea de provecho por ser materia nueva y que de propósito no se ha tratado hasta ahora. Y por ser de uno de los más gloriosos misterios de la Compañía, y en que más copioso fruto se coge, como son Congregaciones de la Virgen, y en lengua española será lo primero que haya salido de esta materia, si como espero en el favor de la Virgen, y en la virtud de la santa obediencia, llega a tener su debido cumplimiento.

Tratando yo con el padre provincial acerca de la impresión de estas obras, y exponiéndole las dificultades que se me ofrecían, con [borroso] en dos de Vuestra Paternidad, y esperar su bendición, beneplácito y licencia, informándose primero del modo que se puede tener para imprimirlas. Las dificultades para sacar a la luz lo que los hijos de Vuestra Paternidad trabajan en esta provincia son grandes, para que la plata para el gasto ha de pasar dos graves peligros de perderse y grande costa para llevarse, el revisado de la obra que cuesta no poco dinero para sacarse en limpio, lleva la misma fortuna, y aunque llegue con bien después de todos estos infortunios, no sabemos que acogida hallan en los ingenios de Andalucía, que aunque [borroso] no sé por desgracia tienen por ellos las otras que han ido de esta provincia, por lo cual se faltaban se temo que no bien [borroso] más obras más ventura; y enviarlas es tanto gasto, y peligro [borroso], habiendo experimentado en las ajenas estos inconvenientes, parece demasiada confianza, o poca prudencia, o la una y la otra junta.

El medio que pareció al padre Provincial propusiese a Vuestra Paternidad con que se evitarían todos estos inconvenientes, es que Vuestra Paternidad hallara en esta provincia hombres tan doctos, insignes y de tanta experiencia y prudencia de quienes se pueda fiar, y fíe, Vuestra Paternidad, como los que habían experimentado cosas mayores, que Vuestra Paternidad señale los provisores do esta provincia, o lo señale a su Reverencia el Padre Provincial para que los nombre; y envíe su licencia para que apartadas las obras por los provisores señalados se puedan [folio 73] imprimir acá en este reino, o en España, o donde hubiese más comodidad de suerte que si se hubieren de enviar a España vayan ya con la licencia de Vuestra Paternidad a cosa hecha y [borroso] sin que sean menester nuevas aprobaciones y ya que van con gasto y peligro vayan con certidumbre de casi llegar, volverán impresas, y logrado el trabajo ejemplar tiene Vuestra Paternidad para entender e me dar estar licencia en las obras del padre Joan Sebastián, y padre Álvarez de Paz, que se imprimirán de esta suerte con la licencia de nuestros padres de santa memoria que mandó las revisen tres o cuatro padres graves de esta provincia, y que con su aprobación se imprimiesen, sin que se volvieran a [borroso] en ninguna otra parte, como de facto van poniéndose para tanta gloria de Dios, y provecho de las almas, y [borroso] por la misericordia de Nuestro Señor hay en esta provincia personas tan prudentes, venerables, y celosas de la dicha nuestra de la Compañía, no parece que pueda haber inconveniente.

Por ser estos mis trabajos hechos en honra, prudencia e [borroso] a quien con [borroso] título está obligada la Compañía por haber hecho con ello siempre [borroso] de verdadera madre, y muy en particular con Vuestra Paternidad como con cabeza de ella, tengo grande confianza de alcanzar esta licencia, para que con la bendición de Vuestra Paternidad se impriman aprobando los de esta Provincia. Pero si propuestas estas razones no hubiere razón mi petición, [borroso] ser ya la voluntad de Nuestro Señor, pues lo es del que está en su lugar, entendiendo que el fruto de estos trabajos, si alguno se aprueba, quiere Nuestro Señor sea sólo mi propio aprovechamiento y devoción que ha sido el fin principal de ellos, y es el que pretende la bien ordenada caridad. En los santos sacrificios, y oraciones de Vuestra Paternidad, mucho me encomiendo, cuya vida y salud aumente Nuestro Señor para honor de la Compañía como todos sus hijos deseamos. De este Colegio de San Pablo de Lima, 4 de mayo de 1637. Joan de Alloza [folio 74]”


OBRAS

Posiblemente su pequeño trabajo «Corona Real de María», cuya redacción le ocupó un año y que acabó alrededor de 1637, junto con algunos otros, constituyeron las bases de otro proyecto de mayor calado, el «Cielo Estrellado de María», un tratado místico cuya impresión tardó casi cuarenta años en salir a la luz, pese a que el padre Julián de Pedraza S.J, había autorizado la impresión del original el 26 de febrero de 1652, en Lima, según consta en los registros del Colegio Imperial de la Villa y Corte del 28 de junio de 1654 . Fue en 1691 en la imprenta de los hermanos Macé, en Valencia, coincidiendo con los primeros interrogatorios del proceso ordinario informativo para la beatificación del padre Alloza en Lima.

Otro de los trabajos que Alloza estaba a punto de concluir en 1637 era el «Perfecto Congregante de María, Sacerdote y Secular», cuya redacción se inició en Lima y que probablemente acabó de escribir en la villa y colegio de Huamanga (1630-35), adonde fue enviado como obrero de españoles. La primera congregación de estudiantes con la advocación de la Concepción Purísima de María se fundó en 1583 en el Colegio Máximo de San Pablo. Como señala Jacinto Barrasa S.J., sus clientes fueron principalmente gramáticos mayores en edad, y también filósofos, añadiéndose después algunos teólogos, y canonistas, componiendo “un ramillete de todas las ciencias para coronar la fuente cristalina de María en su concepción inmaculada”. En 1585 quedó establecida la congregación con la prerrogativa y excelencia de ser la primera por su antigüedad de todas las congregaciones de este colegio. En la «Autobiografía o Memorial» que escribió por orden de sus superiores, el padre Alloza S.J., comenta que el «Perfecto Congregante» estaba dividido en dos tomos. Como él mismo señala en su carta al General Vitelleschi, este texto serviría tanto para los directores de estas congregaciones de la Virgen como para los mismos congregantes. Esta obra tuvo una escasa difusión entre los fieles y circuló entre sus cofrades y otros miembros de las órdenes y del clero secular principalmente como una guía espiritual. En las vidas que escribieron sobre el padre Juan de Alloza, los hagiógrafos jesuitas Fermín de Irisarri (1715) . S.J., y Joseph Cassani (1736), SJ , incluyeron un breve epílogo acerca del contenido de dicha obra y que se publicó en 2006 por el Autor de este artículo. El Padre Alloza fue un místico jesuita de gran prestigio que difundió su espiritualidad entre los novicios del Colegio de San Antonio Abad. Pero lamentablemente, la mística y los místicos peruanos —Diego Álvarez de Paz, Diego de Torres Rubio, Diego Martínez, Juan de Alloza, etc.— no han recibido la atención que merecen. Por esta razón, la literatura mística del podre Alloza todavía espera a ser estudiada por los especialistas del Perú virreinal.



NOTAS

ALEXANDRE COELLO DE LA ROSA © Revista Peruana de Historia Eclesiástica, 11 (2008) 202-213


NOTAS

  1. Fue prima hermana del limeño Juan Pérez de Menacho (1565-1626), SJ, prestigioso teólogo de la Universidad de San Marcos y de todo el Perú. Su influencia fue decisiva en la formación de cuantos posaron por la Universidad de San Marcos de Lima. En 1601, durante el virreinato de Luís de Velasco, Marqués de Salinas (1596-1604), Menacho fue lector de la cátedra de Prima en la Universidad de San Marcos sucediendo a su maestro, el padre Esteban de Ávila, y de nuevo, entre 1620-1624. Fue también profesor en el Colegio Máximo de San Pablo y en el Cuzco (Fermín de Irisarri, SJ, Vida admirable y heroicas virtudes del seraphin en el amor divino, devotísimo hijo, y Capellán amante de María Santísima, el V.P. Juan de Alloza, de la Compañía de Jesús, natural de Lima...: sacada del informe jurídico, que hizo el Ordinario de la Metropolitana de Lima, y por el texto, o memorial que dejó escrito de su mano el Venerable Padre... Madrid: Diego Martínez Abad, 1715, pp. 39-40). En sus Comentarios Teológicos recomendaba el éxtasis místico como único medio para conseguir la unión con Dios (Felipe Barreda Laos, Vida intelectual del Virreinato del Perú, Lima: Universidad Mayor de San Marcos, [1937] 1964, pp. 108-114).
  2. Fermín de Irisarri, SJ, 1715, p. 3.
  3. A pesar de las dudas que existían en la Compañía sobre el recogimiento y la búsqueda contemplativa de la verdad divina, el General Claudio Aquaviva autorizó al Provincial Diego Álvarez de Paz enseñar sus ideas en el Perú (Eduardo López Azpitarte, SJ, La oración contemplativa. Evolución y sentido en Álvarez de Paz, SJ, Granada: Facultad de Teología de Granada, 1966; René Millar Corvaco, Misticismo e inquisición en el Virreinato peruano. Los procesos a los alumbrados en Santiago de Chile, 1710-1736. Santiago de Chile : Editorial Universidad Católica de Chile, 1999, pp. 117-118). En Lima entró en contacto con otros místicos contemplativos, como el padre extremeño Diego Martínez, SJ (Alonso de Andrade, SJ, Varones ilustres en santidad, letras y celo de las almas de la Compañía de Jesús, Madrid: Joseph Fernández de Buendía, Tomo VI, 1667, pp. 160-161).
  4. F. de Irisarri, SJ, 1716, p. 63.
  5. F. do Irisarri, SJ, 1715, p. 79.