CASA DE CONTRATACIÓN DE SEVILLA

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
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Antecedentes

La expectación que causó en la sociedad española la noticia del Descubrimiento de América hizo que muchos quisieran participar en el segundo viaje. En lugar de solo «tres carabelas», la nueva expedición estuvo compuesta por 17 naves llevando a unos 1500 hombres. La organización de esta nueva expedición fue encomendada al arcediano de la Catedral de Sevilla, Juan Rodríguez de Fonseca, quien ante el alud de aventureros que quería participar en ella, empezó a palpar la necesidad de establecer algún mecanismo administrativo que controlara las relaciones que habrían de realizarse con «Las Indias».

La expedición del segundo viaje partió del puerto de Cádiz el 24 de septiembre de 1493. Colón regresaría a España tres años después, en junio de 1496, y en el informe que rindió a los Reyes Isabel y Fernando quedaron de manifiesto los grandes problemas que empezaban a surgir en relación a la Indias: abusos y esclavitud para con los naturales, rivalidades y hostilidad entre los mismos españoles, etc. Sobre todo, y lo que a la Reina Isabel le era lo más importante, el casi abandono de la evangelización del Nuevo Mundo; misión que el Papa le había encargado a los monarcas católicos en las bulas alejandrinas.

Si bien Cristóbal Colón demostró ser un gran geógrafo, navegante y explorador, los resultados de su segundo viaje manifestaban que como administrador y gobernante dejaba mucho que desear, lo cual fue hecho notar a los Reyes católicos por Rodríguez de Fonseca. Entre éste último y Colón surgió un distanciamiento que pronto se convirtió en abierto enfrentamiento el cual retrasó hasta el 4 de mayo de 1498 la salida del tercer viaje.

Mientras tanto en las Indias, en «La Española», se había producido una rebelión del Alcalde Mayor Francisco Roldán contra el Gobernador Diego Colón que estaba gobernando de modo arbitrario y contraviniendo las Instrucciones que los reyes habían dado al Almirante. Tanto Francisco Roldán como Diego Colón habían sido designados por el Almirante en su carácter de Virrey. Uno de los participantes en la rebelión fue Fray Bernardo Boyl, quien había llegado en el segundo viaje para encabezar la misión evangelizadora, la cual estaba siendo obstaculizada por el gobernador Diego Colón. Al llegar Cristóbal Colón apoyó a su hermano Diego, y el Padre Boyl, sumamente contrariado partió de regreso a España, donde dio noticia del desorden a los Monarcas.

Como resultado de las noticias dadas por el misionero, Isabel la Católica envió a las Indias a Francisco de Bobadilla, quien llegó a Santo Domingo el 23 de agosto de 1500 y apresó a los hermanos Colón, enviándolos de regreso a España. Una vez en la Metrópoli y oído los monarcas su versión, Cristóbal Colón fue liberado y restituido en sus derechos de Almirante, pero no en los de su cargo de Virrey, del cual fue despojado. En su lugar y con el título de «Gobernador de las Indias» fue enviado Nicolás de Ovando y Cáceres. Colón se dedicó a preparar su cuarto viaje.

Creación de la Casa de Contratación

Tal y como lo había intuido Juan Rodríguez de Fonseca, el incremento de la inmigración hacia las «Indias Occidentales» hizo cada vez más necesaria la existencia de un organismo que controlara no solo las flotas que partían, sino también las que regresaban, así como de los productos que traían las naves; igualmente de la clasificación y ordenamiento de la información de los nuevos descubrimientos, del avance de la evangelización. En palabras de la Reina Isabel, la nueva institución sería la responsable “de la contratación e negociación de las Indias y Canarias, e de las otras nuestras islas que se han descubierto e descubrieren.”

Dada su experiencia y capacidad organizativa, los Reyes encargaron a Rodríguez de Fonseca la organización de ese Organismo, y finalmente, mediante una Cédula Real fechada el 3 de enero de 1503, fue creada la «Casa de Contratación», que por tener su sede en la ciudad de Sevilla fue llamada «Casa de Contratación de Sevilla».

El nombramiento del primer director del nuevo organismo recayó obviamente en Juan Rodríguez de Fonseca. “La Casa de Contratación de Sevilla fundada en 1503 fue el primer órgano creado en la Metrópoli para el Nuevo Mundo. Sus funciones abarcaron todo el comercio, la exploración geográfica, los pleitos mercantiles, la jurisdicción criminal sobre los navíos en viaje, y el embarque de los «pasajeros para las indias».” En efecto, la «Casa de Contratación» antecedió 21 años al «Consejo de Indias», pero cuando el «Consejo» empezó a funcionar, la «Casa» pasó a depender de él.

Autoridad y atribuciones de la «Casa de Contratación»

La «Casa de Contratación» tenía la atribución de autorizar quienes podrían embarcar a Las Indias, vigilando que fueran “personas religiosas y caballeros e hidalgos, hombres de honra y tales cuales convenía para poblar tierras nuevas, y las cultivaran santa y rectamente en lo espiritual y temporal.” Este control de la emigración fue la que impidió que los navíos españoles participaran en la trata de esclavos negros, dejando ese infame comercio a otras potencias europeas.

También tenía la atribución de autorizar mercancías, herramientas, libros, menajes, plantas, ganado, y cualquier producto que eran embarcados para Las Indias. Así fueron enviados, primero a las islas del Caribe y luego al resto del Continente, productos y animales que la naturaleza no había puesto en él: trigo, cebada, arroz, café, vides, naranjas, caña de azúcar, bananas, higos, olivos, y también lirios y rosas. También cabras, ovejas, ganado vacuno, caballos y burros.

Pronto la mayor actividad de la «Casa de Contratación» estuvo en lo que «regresaba» de «Las Indias», que en lo que partía hacia ellas. Ciertamente eran algunas personas las que volvía de América, pero no tantas como las que partieron, pues por lo general misioneros y soldados convertidos en colonos se arraigaron en el Nuevo Mundo y nunca regresaron. Fueron más bien los «productos» obtenidos en América los que concentraron la actividad de la Casa.

Los productos americanos que fueron llevados a Europa -enriqueciendo sobre todo su flora - fueron: el maíz, el cacao, el tabaco, el tomate, la vainilla, la piña, maderas preciosas y la quina. De especial importancia fue la patata, que en mucho alivió las hambrunas que en Europa se presentaban de cuando en cuando. Pero lo que constituía el grueso de los cargamentos del Nuevo Mundo a España no eran los provenientes de la agricultura o la industria, sino de la minería.

Las riquezas que España obtuvo de América –y que alcanzaron a llegar sin ser robadas en el trayecto por los piratas ingleses, franceses u holandeses- fueron el oro y la plata. “Basta acercarse a los registros del comercio de Indias para advertir que la balanza comercial del Nuevo Mundo fue siempre desfavorable si de sus exportaciones se suprimen los metales. Con sólo los productos naturales y los de actividades industriales, que debieron comenzar desde la nada (…) su desenvolvimiento económico y cultural habría sido más lento.”

Derivado de todo ello, la «Casa de Contratación» tenía también la responsabilidad de cobrar el impuesto que correspondía a la Corona, y que nunca fue arbitrario o desmedido, pues estaba determinado por lo que se denominaba «el quinto real»; es decir, el 20% de los productos que llegaban a los puertos españoles.

El nombre «América» ¿surgido en la Casa de Contratación o en el mapa de Walldseemüller?

Otra actividad que desarrollaba la «Casa de Contratación» fue la elaboración de mapas y cartografías sobre el Nuevo Mundo. A fin de ir ampliando el conocimiento de las nuevas tierras, en los primeros años posteriores al Descubrimiento, todos los capitanes de navíos tenían la obligación de dibujar mapas sobre la geografía de los puntos que tocaran en cada viaje: bahías, islas, penínsulas, etc.

A su regreso cada capitán debía entregar sus «mapas de marear», que al ser cada vez más abundantes obligó a las autoridades de la Casa a crear una «Sección de Cartografía». Al frente de esa sección estaba un «piloto mayor», siendo el primero en ocupar ese cargo el cartógrafo de Colón Juan de la Cosa, quien había participado en el viaje del Descubrimiento y también en el segundo viaje.

En 1508 fue nombrado piloto mayor de la Casa de Contratación el experto cartógrafo florentino Américo Vespucio. Encontró en la «Sección de Cartografía» un enorme trabajo acumulado pues el incremento de navíos en viaje a «Las Indias» y la obligación de los capitanes de entregar los mapas de las tierras visitadas había generado una gran cantidad de ellos en espera no solo de su clasificación, sino también de su corrección pues varios correspondían a las mismas costas, y de ellos unos estaban más detallados que otros.

Además de ser un experto cartógrafo y buen dibujante, Américo Vespucio era un agudo observador y de la información de varios mapas elaboraba uno nuevo más completo que se convertía en «la mapa de marear» oficial que era reproducida y entregada a los capitanes y pilotos para una navegación más confiable. Esas nuevas «mapas de marear» iban firmadas por Américo, por lo que entre los marineros se empezó a llamar a las tierras señaladas «la América».

Américo Vespucio había escrito algunos relatos sobre sus viajes a Sudamérica, primero con los portugueses y luego con los españoles, y tuvo alguna correspondencia con el canónigo alemán Martín Waldseemüller, residente en Saint-Dié-des-Vosges. El canónigo publicó en 1507 un tratado de geografía titulado «Cosmographiae Introductio», en la que en base a la correspondencia de Vespucio dibuja un mapa en el que llama al nuevo Continente «América», pues Waldseemüller dedujo erróneamente que el descubridor del Nuevo Mundo era Américo Vespucio.

La «Cosmographiae Introductio» tuvo repercusión en algunos ambientes intelectuales de Francia; mientras que las mapas de la Casa de Contratación popularizaron el nombre de América en ambientes sociales más amplios, tanto en España como en América. Pero en ningún caso Américo Vespucio buscó darle su nombre al Nuevo Mundo.

La Casa de Contratación bajo el Consejo de Indias

Como señalamos anteriormente, la Casa de Contratación pasó a depender directamente del Consejo Real de Indias en cuanto este fue el órgano supremo de la Corona española para el gobierno de los «Reinos» de Indias, a partir de su creación en 1524. El Consejo que tenía la autoridad y jurisdicción para legislar, juzgar y administrar; y fue también quien en la práctica vio por el cumplimiento de las obligaciones y ejerció los derechos del Patronato Real en Hispanoamérica.

Pero en cuanto la condición de «Consejo» le hizo ser siempre un organismo de pocos miembros, fue la «Casa de Contratación» la que siguió encargada de realizar las tareas cotidianas y llevar a la práctica las indicaciones del Consejo. Para cumplir sus funciones la Casa de Contratación debía estar ubicada en la costa, y como Sevilla es un puerto fluvial, la sedimentación del río Guadalquivir hizo imposible su navegación y la Casa fue trasladada en 1717 al puerto de Cádiz.

La expansión del mercantilismo ilustrado llevó a la liberación del comercio, y la Casa de Contratación disminuyó notablemente en su actividad e importancia; finalmente en 1790 el rey Carlos IV la suprimió definitivamente. En 1785 Carlos III ordenó la creación del «Archivo General de Indias», y los archivos de la Casa de Contratación fueron trasladados al nuevo archivo, conformando la mayor parte de los más de 80 millones de páginas de documentos originales sobre tres siglos de historia de Hispanoamérica que se guardan en unos ocho kilómetros lineales de estanterías.


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