ADVOCACIONES MARIANAS EN URUGUAY

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
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La primera advocación mariana que se hizo presente en el Río de la Plata fue la de Nuestra Señora de la Candelaria. Juan Díaz de Solís, descubridor del río Santa María, llamado Río de la Plata a partir de 1530, llegó el 2 de febrero de 1516 a la actual bahía de Maldonado, a la que llamó con la fiesta del día. Nuestra Señora de la Candelaria sigue siendo la Patrona de Maldonado y Punta del Este, y la parroquia más antigua lleva su nombre. Sin embargo, esta advocación de María no echó raíces en la región.

Pasaron más de dos siglos antes de que se fundara la primera ciudad española en tierra oriental. En efecto, entre 1724 y 1730 fue fundada la ciudad de San Felipe y Santiago de Montevideo sobre la bahía de este nombre. En este austero puerto y fortaleza, poblado por comerciantes y por soldados, las advocaciones marianas más tradicionales fueron Nuestra Señora de la Concepción, titular de la Iglesia Matriz, Nuestra Señora del Carmen, y Nuestra Señora del Rosario.

La devoción por la Virgen del Carmen o del Monte Carmelo, advocación que data del siglo XIII, arraigó fuertemente en la península ibérica, como protectora de los pescadores y como Patrona de la Marina española. Era natural que su culto se desarrollara en América, especialmente en los puertos como Montevideo. En el interior del país, en el actual departamento de Colonia, a partir del traslado del poblado de Las Víboras que databa de mediados del siglo XVIII, fue fundada la Villa del Carmelo por José Artigas en 1816.

Si bien no existe un documento que explique su nombre, todo hace pensar que la devoción a la Virgen del Carmen motivó esta denominación, que aún se mantiene. Más tarde, parroquias fundadas en Montevideo, durante las primeras décadas de vida independiente, fueron consagradas a Nuestra Señora del Carmen: la parroquia del Cordón erigida en 1835 y la de la Aguada de 1866. También hay parroquias consagradas a la Virgen del Carmen en las diócesis de Canelones, Florida, Melo, Minas, Salto y Tacuarembó.

También data del siglo XIII la devoción a Nuestra Señora del Rosario, vinculada a Santo Domingo de Guzmán y a la Orden Dominicana. En Montevideo no hubo convento de frailes dominicos, pero tuvo fuerte arraigo en la ciudad la muy tradicional devoción del rezo del Santo Rosario. Por otra parte, consta la presencia en la ciudad colonial de terciarias dominicas. En efecto, en 1794, se fundó en Montevideo la primera escuela de niñas, siendo las primeras maestras las hermanas profesas de la tercera orden de Santo Domingo, Bartolina de San Luis y María Francisca del Corazón de Jesús.

La advocación de la Purísima Concepción tenía larga tradición en los reinos ibéricos y desde el siglo XIV se detectan referencias a cofradías consagradas a la «Pura y Limpia Concepción de María», dedicadas a obras de caridad y de servicio social. La difusión de esta devoción en toda América se asocia a la acción misionera de la Orden Franciscana, cuya presencia fue significativa en Montevideo desde 1726. A la Purísima Concepción fueron dedicadas la catedral de Montevideo y, en tiempos republicanos, antiguas parroquias, como la de los padres Betharramitas, estrechamente vinculada a la historia de la colectividad vasco-francesa (1858), la del Paso Molino (1872) y la del Paso de las Duranas (1919).

También llevan su nombre dos colegios tradicionales fundados en el siglo XIX: el colegio instalado en 1867 por los padres Vascos o Betharramitas, en el Centro de Montevideo, y el colegio creado en 1885, por las Hermanas de la Caridad Cristiana Hijas de la Bienaventurada Virgen María de la Inmaculada Concepción, también llamadas Alemanas, en el barrio de La Aguada. Se han dedicado a la Inmaculada Concepción parroquias de las diócesis de Canelones, Florida, Maldonado, Salto, San José, Tacuarembó y la propia Catedral de Minas.

En Uruguay, las imágenes más tradicionales de la Santísima Virgen María, asociadas con los orígenes de la nación y de la república independiente, corresponden a la imagen de la Inmaculada Concepción. Es el caso de la muy antigua imagen de Nuestra Señora de la Fundación, y de la imagen de origen jesuítico misionero de Nuestra Señora de los Treinta y Tres. María representada en su Inmaculada Concepción es la imagen que se repite, una y otra vez, como patrona de las naciones iberoamericanas: la Virgen de Guadalupe en México, la de Luján en Argentina, Nuestra Señora de Aparecida en Brasil.

La Virgen de los Treinta y Tres, es la Santa Patrona del Uruguay. El Papa Juan Pablo II visitó su santuario en 1988, en ocasión de su Visita pastoral al Uruguay. El segundo domingo de noviembre de cada año se realiza la peregrinación nacional hacia el Santuario Nacional de Florida, con la presencia de todos los obispos uruguayos y del nuncio de Su Santidad. También la Virgen del Verdún, la más venerada por el pueblo uruguayo desde 1901, es una imagen de la Inmaculada Concepción.

Desde el último cuarto del siglo XIX, el proceso inmigratorio y la llegada de congregaciones religiosas, de diverso origen, promovieron la devoción a nuevas advocaciones de la Virgen María. En 1878 llegó a Uruguay, con las Hijas de María Auxiliadora, la advocación de María que da nombre a la congregación. Si bien la madre María Dominga Mazzarello había manifestado, desde fines de 1876, su voluntad de participar en la obra misionera iniciada, en 1875 por los padres Salesianos en el Río de la Plata, recién en noviembre de 1878 se concretó la primera expedición misionera de las Hermanas con destino a Uruguay.

Luego de ser recibidos en audiencia por el papa Pio IX, ocho misioneros salesianos y seis Hijas de María Auxiliadora partieron de Génova, rumbo al Río de la Plata. Las misioneras salesianas viajaron con dos imágenes de María Auxiliadora cargadas de historia: la primera había sido regalada por Don Bosco a Don Pestarino, párroco de Mornese, y provenía de la capilla del colegio del pueblo; la segunda, la había tomado Don Cagliero de la sacristía de Valdocco, y es la que aún hoy preside la capilla de las Hijas de María Auxiliadora en su casa madre de Montevideo, en Villa Colón.

La familia salesiana promovió la devoción a María Auxiliadora, que se difundió primero entre los inmigrantes italianos y luego en toda la sociedad católica uruguaya. En 1888 fue inaugurado el Santuario dedicado a María Auxiliadora en Villa Colón, y en 1919 fue consagrada a esta advocación de María una parroquia encomendada a los padres Salesianos en el barrio del Cordón. Diversas parroquias de las diócesis de Florida, Maldonado, Melo, Salto y Tacuarembó han sido dedicadas a María Auxiliadora.

En la década de 1880 se inició en Montevideo la devoción a Nuestra Señora de Lourdes, fruto de las apariciones de María, en la imagen de la Inmaculada Concepción, en Lourdes en 1858. En efecto, en 1885, la primera iglesia consagrada a Nuestra Señora de Lourdes en toda América Latina fue construida en Montevideo por el Ing. Ignacio Pedralbez, formado en París e inspirado en el neoclasicismo francés. La construcción del templo fue financiada por la familia Jackson, por deseo de doña Clara Errazquin de Jackson, para que desde esta iglesia, cercana al puerto, se atendiera espiritualmente a los inmigrantes ingleses, alemanes e italianos.

En junio de 1886, dos padres Palotinos llegaron a Montevideo y tomaron posesión del templo, que la congregación mantiene aún hoy a su cargo. La devoción a Nuestra Señora de Lourdes se desarrolló y adquirió proyección en el pueblo cristiano con la construcción de la Gruta y luego del santuario de la Gruta de Lourdes en la década de 1940. Precisamente en noviembre de 1940 llegaron a Uruguay los primeros Sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús o padres Dehonianos, para encargarse de una nueva parroquia ubicada en la periferia de Montevideo. Los padres Pedro Bartels y Antonio Klomp dieron un impulso decisivo, con su testimonio de oración y de piedad mariana, a la difusión de esta advocación de Nuestra Señora.

En 1947 fue inaugurada solemnemente la nueva Gruta, siendo declarada Santuario Nacional por los obispos uruguayos, en 1958. El 11 de cada mes llegan a la Gruta muy numerosos peregrinos, que se vuelven millares el 11 de febrero, día de la fiesta de la Virgen de Lourdes. Otras parroquias en la arquidiócesis de Montevideo y en las diócesis de San José y Tacuarembó están dedicadas a Nuestra Señora de Lourdes.

La tradicional devoción a Nuestra Señora del Rosario recibió un especial impulso, hacia mediados del siglo XX, con la erección de la parroquia consagrada a Nuestra Señora del Rosario de Pompeya, en 1939, en el muy popular barrio de Piedras Blancas. En mayo de 1938 había llegado a Montevideo el sacerdote italiano Jacinto Tuccillo, nacido en Nápoles en 1914, muy devoto de la Virgen de Pompeya, a cuya intercesión adjudicaba su propia vida, habiendo sido desahuciado por los médicos siendo niño.

La advocación de Nuestra Señora del Rosario de Pompeya se había originado en Nápoles, en la década de 1870, a partir de la devoción de Bartolo Longo y de la restauración de la imagen en la que figura la Virgen del Rosario, acompañada por Santo Domingo de Guzmán y por Santa Catalina de Siena. El P. Tuccillo desplegó una fecunda labor de evangelización y de promoción social en barrios muy carenciados de la capital, y difundió ampliamente su profunda devoción por Nuestra Señora de Pompeya. En Uruguay diversas parroquias de las diócesis de Maldonado, Salto y San José están dedicadas a Nuestra Señora del Rosario. En Montevideo, Minas y San José se han consagrado parroquias a Nuestra Señora del Rosario de Pompeya.

Otras advocaciones marianas han dejado su huella o se desarrollan actualmente en ciertas zonas del país o en algunos barrios de la capital. En el norte del país, en la diócesis de Tacuarembó, que incluye a los departamentos de Tacuarembó y Rivera, ha adquirido especial desarrollo la devoción a la Virgen de Itatí, de origen misionero y Patrona de las provincias argentinas de Corrientes y Misiones. La Pura y Limpia Concepción de Nuestra Señora de Itatí - palabra guaraní que significa “punta de piedra”- es una imagen de María que data del siglo XVI y que se vincula a la acción misionera de los padres Franciscanos en la región. La devoción a la Virgen de Itatí llegó a tierra oriental con las migraciones de guaraníes misionados que tuvieron lugar en tres oleadas, entre 1750 y 1828.

Sin embargo, recién en 1998, la llegada de Hijos de la Pequeña Obra de la Divina Providencia, obra de Don Orione, a Tacuarembó permitió tomar conciencia de esta muy antigua tradición de los pobladores de nuestra campaña. En 1937, el mismo San Luis Orione había viajado al pueblo de Itatí y desde entonces la congregación custodia el Santuario. Con asombro y alegría, los hijos de Don Orione recuperaron esta devoción mariana del Norte del país. La Fiesta Gaucha de la Virgen de Itatí se celebra en Villa Ansina, en el departamento de Tacuarembó, el segundo fin de semana de diciembre.

BIBLIOGRAFÍA

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SUSANA MONREAL