Diferencia entre revisiones de «ACOSTA ZURITA, Darío»

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
Ir a la navegaciónIr a la búsqueda
m (Protegió «ACOSTA ZURITA, Darío»: Página muy visitada ([edit=sysop] (indefinido) [move=sysop] (indefinido)) [en cascada])
Línea 5: Línea 5:
  
 
Debido a la persecución religiosa desatada por el gobierno de Plutarco Elías Calles, el seminario fue clausurado, pero entonces San Rafael trasladó a los seminaristas y sus profesores a la ciudad de México, donde de manera clandestina, el seminario siguió funcionando. En esas difíciles condiciones Darío Acosta siguió destacando por su aprovechamiento, pero sobre todo por su conducta. Así se lo dice en una carta el Rector del Seminario, Dr. Emilio Abascal y Salmerón<ref>Posteriormente Obispo Auxiliar de Puebla, y después Arzobispo de Jalapa</ref>: “''Usted fue uno de los seminaristas que me merecieron más aprecio y con quienes estoy más obligado''.”  
 
Debido a la persecución religiosa desatada por el gobierno de Plutarco Elías Calles, el seminario fue clausurado, pero entonces San Rafael trasladó a los seminaristas y sus profesores a la ciudad de México, donde de manera clandestina, el seminario siguió funcionando. En esas difíciles condiciones Darío Acosta siguió destacando por su aprovechamiento, pero sobre todo por su conducta. Así se lo dice en una carta el Rector del Seminario, Dr. Emilio Abascal y Salmerón<ref>Posteriormente Obispo Auxiliar de Puebla, y después Arzobispo de Jalapa</ref>: “''Usted fue uno de los seminaristas que me merecieron más aprecio y con quienes estoy más obligado''.”  
 +
 
Los “arreglos” de 1929 (si “arreglos pueden llamarse”) terminaron con la Cristiada, pero no con la persecución; sin embargo la relativa calma que se generó permitió que Darío concluyera sus estudios, y el 25 de abril de 1931 fue ordenado sacerdote en Jalapa, de manos de San Rafael Guízar y Valencia. De inmediato Monseñor Guízar lo nombró vicario cooperador del Canónigo Justino de la Mora, párroco de la Asunción en la ciudad y puerto de Veracruz, la cual en ese tiempo era jurisdicción de la diócesis de Jalapa.
 
Los “arreglos” de 1929 (si “arreglos pueden llamarse”) terminaron con la Cristiada, pero no con la persecución; sin embargo la relativa calma que se generó permitió que Darío concluyera sus estudios, y el 25 de abril de 1931 fue ordenado sacerdote en Jalapa, de manos de San Rafael Guízar y Valencia. De inmediato Monseñor Guízar lo nombró vicario cooperador del Canónigo Justino de la Mora, párroco de la Asunción en la ciudad y puerto de Veracruz, la cual en ese tiempo era jurisdicción de la diócesis de Jalapa.
  

Revisión del 15:50 20 may 2016

(Naolinco, 1908; Veracruz, 1931) Beato, Sacerdote, Mártir

Nació el 14 de diciembre de 1908 en la pequeña población de Naolinco, Estado de Veracruz. Pasó su niñez en una gran estrechez económica, pues los revolucionarios carrancistas robaron el negocio de su padre, quien quedó sin medios para sostener a su familia, falleciendo poco después. Su madre decidió entonces trasladarse junto con sus hijos a Jalapa, capital del Estado. En esa ciudad descubrió su vocación religiosa y quiso entrar al Seminario, pero el obispo de Jalapa, San Rafael Guízar y Valencia, inicialmente no lo aceptó porque Darío era el sostén de su familia. “Darío sintió una profunda tristeza al no poder entrar al seminario. Y aquí se demostró la fortaleza y el espíritu de fe cristiana de su madre. Aquella mujer fuerte fue ver al señor cura Miguel Mesa (…) El obispo lo aceptó finalmente como alumno externo [1].Pronto su excelente desempeño académico le hizo acreedor de una beca, lo que le permitió ya quedarse como alumno interno del Seminario.

Debido a la persecución religiosa desatada por el gobierno de Plutarco Elías Calles, el seminario fue clausurado, pero entonces San Rafael trasladó a los seminaristas y sus profesores a la ciudad de México, donde de manera clandestina, el seminario siguió funcionando. En esas difíciles condiciones Darío Acosta siguió destacando por su aprovechamiento, pero sobre todo por su conducta. Así se lo dice en una carta el Rector del Seminario, Dr. Emilio Abascal y Salmerón[2]: “Usted fue uno de los seminaristas que me merecieron más aprecio y con quienes estoy más obligado.”

Los “arreglos” de 1929 (si “arreglos pueden llamarse”) terminaron con la Cristiada, pero no con la persecución; sin embargo la relativa calma que se generó permitió que Darío concluyera sus estudios, y el 25 de abril de 1931 fue ordenado sacerdote en Jalapa, de manos de San Rafael Guízar y Valencia. De inmediato Monseñor Guízar lo nombró vicario cooperador del Canónigo Justino de la Mora, párroco de la Asunción en la ciudad y puerto de Veracruz, la cual en ese tiempo era jurisdicción de la diócesis de Jalapa.

También en esos días acababa de ser designado gobernador del Estado de Veracruz, uno de los políticos jacobinos más radicales: Adalberto Tejeda[3], quien nunca estuvo de acuerdo en mitigar la persecución contra la Iglesia católica. Uno de los primeros decretos de Tejeda fue para limitar en el Estado de Veracruz el número de sacerdotes. “En el mes de junio de 1931, 3l gobernador de Veracruz, Adalberto Tejeda, hizo aprobar el «decreto 197» o Ley Tejada, que ordenaba la drástica reducción de los sacerdotes en todo el estado. La ley entraría en vigor de manera inflexible el 25 de julio de ese año.”[4]

Dicho decreto autorizaba únicamente un sacerdote por cada cien mil habitantes, y como Veracruz tenía entonces un millón trescientos mil habitantes, ese decreto significaba que en todo el extenso territorio veracruzano podían ejercer su ministerio sólo trece sacerdotes. La policía recibió órdenes de golpear a los sacerdotes no autorizados, e impedir por la fuerza el ministerio de ellos. Un sacerdote, José de Jesús Cano, murió a consecuencia de una de esas golpizas. Tal era la situación en la cual el recién ordenado sacerdote Darío Acosta daría inicio a su ministerio sacerdotal.

En la tarde del 25 de junio de 1931, en el templo parroquial (hoy Catedral de Veracruz), Darío Acosta y los también vicarios Rafael Rosas y Alberto Landa acompañados de quince jóvenes catequistas se encontraban enseñando el Catecismo a cientos de niños que abarrotaban el Templo. El Padre Landa narra que a las seis de la tarde “entraron por la puerta oriental como cuatro o cinco hombres vestidos con gabardinas militares y se fueron hasta el comulgatorio; se pararon y empezaron a disparar; a Rosas no le pegaron, se protegió con el púlpito, se agachó y se cubrió. Recibió el roce de una bala en la pierna.”[5]A pocos pasos de la sacristía, el Padre Darío Acosta fue acribillado por la espalda.

Años después, un ex agente de la Policía Secreta de nombre Ángel Ojeda Luna declararía: “A los pocos días del asesinato llegaron procedentes de Jalapa, unas pistolas marca Star nuevas, como regalo de parte del gobernador Coronel Alberto Tejeda, premiando a los que realizaron el crimen.”[6]

Darío Acosta Zurita, asesinado por odio a la fe cuando contaba con 23 años de edad y a sólo dos meses de haber recibido la ordenación sacerdotal, fue beatificado el 20 de noviembre de 2005 en Guadalajara.

NOTAS:

  1. González Fernández, p.1607
  2. Posteriormente Obispo Auxiliar de Puebla, y después Arzobispo de Jalapa
  3. Tejeda había sido Secretario de Gobernación del gobierno de Calles. Personalmente expulsó del país a los obispos mexicanos
  4. González Fernández, p.1605
  5. Langlois, pp. 36-37
  6. Langlois, pp. 40

BIBLIOGRAFÍA

González Fernández Fidel. Sangre y corazón de un pueblo. Tomo II, Arzobispado de Guadalajara, 2008

Langlois Yvon. Darío, joven mártir veracruzano. Montreal, 1999