ÁLBUM DE LA CORONACIÓN de la Santísima Virgen de Guadalupe

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
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Editado por El Tiempo en (1895 y 1896) recoge datos interesantes sobre la historia del Tepeyac y las solemnidades de la coronación. Describe las sucesivas ermitas y templos que tuvo Guadalupe: "Los historiadores guadalupanos primitivos aseguran que el Ilmo. Señor Zumárraga, con todo empeño y diligencia, erigió una ermita en el sitio en que la vez última se le apareció la Santísima Virgen á Juan Diego. El lugar de esta ermita era, según la tradición, el que hoy ocupa la sacristía de la iglesia vieja de los indios. Estaba colocada de Oriente á Poniente mirando su puerta principal hacia este último rumbo, y muy pegado al cerro su costado Norte". Los testigos de las informaciones de 1666 dicen que esa ermita "era de adobe sin género de cal y canto, y que tendría un estadio de alto"; todos convienen en que "era muy chica y angosta". A tan humilde morada fue conducida la Santísima Virgen "en una solemne procesión, con asistencia de los oficiales y regidores, siendo muy regular la autorizase la Real Audiencia, con su presidente, que gobernaba entonces la Nueva España, el Ilmo. Señor Sebastián Ramírez de Fuenleal, obispo de la Isla de Santo Domingo, como ministros tan católicos; cerrando la procesión el Ilmo. Prelado, con los religiosos franciscanos, que, verdaderos atlantes de un cielo, portaban en sus hombros la imagen prodigiosa de la Guadalupana María, a quién como á su Norte seguían innumerable concurso de toda clase de personas. Los indios cubrieron todo el espacio que hay de una legua, de vistosa enramada y el suelo de flores, solemnizando la función con danzas e instrumentos de viento, en que les habían adiestrado los españoles". En una de las danzas simularon un combate, y al ejecutar las evoluciones, se disparó accidentalmente una saeta que, pasando el cuello de un indio, lo dejó sin vida. Colocado el cadáver frente á la Santísima Virgen sacándole la saeta, resucitó al punto y no le quedó ni señal de la herida. "Llegados que fueron a la ermita que se labró no muy distante de la fuente ó poza, que en la historia de la aparición se cita, después de las ceremonias santas de la bendición, se cantó misa de pontifical”. Todos estos acontecimientos los conmemora un gran cuadro pintado en el siglo XVII, por autor anónimo y que se conserva todavía en el museo de la basílica.



Bibliografía

ENCICLOPEDIA GUADALUPANA

p. 23-24