CAÑAS Y CALVO, Blas
(Santiago, 1827; Santiago, 1886) Presbítero, Fundador.
Nació el 3 de febrero de 1827, hijo de José Antonio Cañas Vicuña y Mercedes Calvo Cuadra. Estudió en el Seminario Conciliar de Santiago. Desde niño se distinguió por su sensibilidad espiritual, madurez moral, exigente consigo mismo y con los demás, respetuoso y comprensivo ante las debilidades ajenas. Contó con la simpatía y afecto de superiores y subordinados. Su corta edad retrasó la ordenación sacerdotal que esperaba con ansias. Con dispensa eclesiástica, recibió el presbiterado el 22 de septiembre de 1849. Dos días después, celebró su Primera Misa en la Basílica de la Merced. Conservó los ornamentos, el cáliz y la patena de ese día para usarlos sólo en su aniversario.
Actividades sacerdotales primeros años: Misiones y Ejercicios Espirituales, capellanías, confesiones, prédicas. Ejerció cargos eclesiásticos, y participó en la vida intelectual de la Iglesia. Simultáneamente, atendió sectores de gran pobreza. Descubrió la angustia de los padres moribundos que encargaban a su protección sus pequeñas hijas. Docente en la Facultad de Teología de la Universidad de Chile, fue elegido miembro de la Facultad. El 3 de noviembre de 1859 leyó su discurso de incorporación: “Enseñanza del pueblo por el solo y seguro medio de la fundación en Chile de la orden religiosa conocida con el título de Hermanos de las Escuelas Cristianas”. Su acción sacerdotal se orientó en esa dirección.
Casa de María
El 18 de julio de 1856, Don Blas Cañas preparaba un sermón sobre San Vicente de Paul. Golpearon a su puerta: una madre con cinco hijos pequeños, angustiada, pedía apoyo ante un grave riesgo moral. El señor Cañas le prestó ayuda. Volvio a su escritorio conmovido. Fue el comienzo de la Casa de María. El 15 de agosto de 1856, el Arzobispo Valdivieso autorizó la fundación.
Un grupo de señoras, en la iglesia de la Veracruz, se comprometió a visitar y ayudar a niñas en riesgo moral. La acción fue apoyada por misas, oraciones, prédicas y la devoción a San Vicente de Paul. Se arrendó una casa en el sector de San Miguel. Posteriormente, el pintor italiano Alejandro Cicarelli, radicado en Chile, y su esposa Rosa Vilches, donaron la casa-quinta donde vivían para que la Casa de María construyera su propia residencia en el mismo terreno. Éste deslindaba con las actuales calles Carmen y Curicó. La imagen de la Virgen con el Niño en sus brazos presidía la obra con esta inscripción: “15 de agosto de 1856. Año de Gracia y Misericordia infinita”. La Casa fue inaugurada el 1º de enero de 1859, con gran solemnidad.
La educación de las niñas fue esencialmente práctica: orden, limpieza y ejercicio de oficios domésticos se apreciaban en todas partes. La instrucción incluía religión, lectura, escritura, contabilidad y todos los ramos de industria que pudieran asegurar una subsistencia honrada y digna. La música y el canto lograron alto nivel. El amor y respeto a Dios, la vida de oración y piedad animaban las actividades.
La obra crecía. Don Blas Cañas pensó en una Congregación religiosa que la asumiera. Esperó largos años, viajó a Roma. Se entrevistó con Don Bosco. La Congregación femenina se concretó. El Arzobispado de Santiago (1866), luego el Papa Pío IX (1870), aprobaron las Constituciones de la nueva fundación. En ella destacó María Luisa Olavarrieta, Directora, Profesora e Inspectora de la Casa.
Patrocinio de San José
La Casa de María estaba consolidada. El Arzobispo creyó conveniente liberar parcialmente a Don Blas Cañas de esa responsabilidad. El señor Cañas comprendió y aceptó con dolor. En su nuevo domicilio germinó otra antigua idea: la atención a los niños: “No menos de 200 niños huérfanos he encontrado en Santiago y a quienes no he podido prestar socoro alguno.”[1]
Con apoyo de jóvenes ilustrados y entusiastas, limosnas y dinero a interés, compró una casa en calle Santa Rosa. El 15 de agosto de 1872 se instalaron allí los primeros 30 niños. Nacía El Patrocinio de San José. La alimentación diaria era incierta y una angustia para el señor Cañas. Sumido en la oración, nunca dejó de alimentar a sus niños.
La instrucción primaria comprendía Catecismo, Fundamentos de la Fe, Gramática, Geografía, Historia, Aritmética, Partida Doble e Idiomas, música, instrumental y vocal para quienes reunieran las condiciones. La enseñanza técnica ofrecía alternativas: carpintería, zapatería, sastrería, encuadernación de libros, reparación de pianos, relojería. Todos los talleres estaban debidamente equipados. En 1887 el número de niños subía de 400. Alumnos antiguos se habían incorporado al campo laboral.
A fines de 1885, D. Blas Cañas tenía 59 años y hacía treinta que vivía consagrado a sus obras sociales. Una situación política le creó un violento conflicto de conciencia. En plenas luchas teológicas, el Presidente de la República le pedía postular al Obispado de Concepción. Sacerdotes y laicos católicos lo instaban a aceptar en beneficio de la Iglesia. No resistió la tensión externa e interna. En pocos meses, su salud se había quebrantado gravemente. Los médicos, desconcertados, lo atendieron día y noche.
Los niños del “Patrocinio” lo acompañaban como únicos enfermeros aceptados por él. Horas antes de morir lo asistía Manuel Antonio Cañas, pariente y médico. Don Blas tomó su mano y habló con voz tranquila y entera: “que Dios te haga un buen católico, que seas feliz en tu profesión”[2].Murió el 23 marzo de 1886. Sus restos se embalsamaron; su corazón, colocado en una redoma de cristal se venera hoy en la antigua Casa de María. Hubo oficios fúnebres en ambas Casas, con gran concurrencia y devoción. Sepultado en la Casa de María, en bóveda provisoria, fue trasladado el 13 de marzo de 1887, a un lugar definitivo, cerca del presbiterio, donde descansan hasta hoy.
Sus obras continúan. El Instituto Comercial Blas Cañas, para la enseñanza técnica femenina, funciona en la antigua Casa de María, a cargo de las Hijas de Nuestra Señora de la Misericordia, de origen italiano, con la cual se fusionó la Congregación inicial. El Patrocinio de San José incorporó también la enseñanza secundaria, bajo la conducción de los Padres Salesianos, en calle Bellavista.
Don Blas Cañas ha sido llamado el Don Bosco chileno. Para sus contemporáneos fue el San Vicente de Paul de Chile, inspirador de su obra y con quien él mismo se identificara en vida. Recientemente, un sacerdote español, pasionista, el Padre Rafaél Sánchez Álvarez, conoció la figura de Don Blas Cañas y visitó su tumba; lo comparó con San Alberto Hurtado. Su figura sigue vigente.
Bibliografía
Fernández Freites, Carlos, Pbro: Don Blas Cañas. El Vicente de Paul Chileno. Santiago. Chile. 1936 Figueroa, Virgilio: Diccionario Histórico, Biográfico y Bibliográfico de Chile, 1800-1928. 5 Vol. Santiago. 1928. Vol. II. Prieto del Río, Luis Francisco: Diccionario Biográfico del Clero Secular de Chile, 1535-1918. 1 Vol. Santiago, 1922 Román, Manuel Antonio, Pbro.: Vida del Señor Presbítero Don Blas Cañas. Fundador de la Casa de María y del Patrocinio de San José. Santiago 1887.
MARÍA ANGÉLICA MUÑOZ