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1519-1521 Conquista del Imperio azteca y exploración del Pacífico
En febrero de 1519 Hernán Cortés emprende la conquista de México y el 13 de agosto de 1521 toma la ciudad capital del Imperio azteca, Tenochtitlán, y somete al Imperio Azteca. Posteriormente Cortés dirigió personalmente una expedición por el litoral pacífico en el que descubrió y exploró el golfo y península de California, cuyo mar lleva hoy día su nombre: «mar de Cortés». En 1527 Cortés organiza un viaje desde México a Filipinas poniendo la expedición bajo la dirección de Álvaro de Saavedra, navegante español. Saavedra zarpó desde las costas mexicanas del Pacífico en 1527 y en un largo viaje alcanzó en 1528 las Molucas, Nueva Guinea y las Carolinas. En 1529 tocó las islas hoy llamadas Marshall. Sorprendido quizás por una tormenta murió durante su viaje de regreso a México en 1529.
De las tres naves que salieron solo una llegó a la meta; pero ésta no pudo regresar por no encontrar las corrientes de vientos favorables. Expansión desde Panamá a Centroamérica, Perú y la Amazonia: 1519-1541
En 1519 el español Juan de Espinosa sale de Panamá y explora Centroamérica. Posteriormente salen otras expediciones, pero esta Región no va a ser expresamente colonizada hasta 1562. En Panamá se reciben noticias de un gran imperio hacia el Sur al que se proponen llegar (en realidad eran varios reinos e imperios, entre ellos el más enorme y de capital importancia histórica por su espléndida cultura y poderío, el del Gran Incario. Desde 1522 a 1527 salen diversas expediciones hacia el Sur dirigidas por Diego de Almagro y Francisco Pizarro llegando en una de ellas a Túmbez y Puerto de Santa, donde Pizarro encuentra una civilización avanzada. Allí confirma noticias del gran Imperio Inca del Perú. Vuelve a Panamá a conseguir permiso y refuerzos para ir a conquistarlo. En Panamá le niegan apoyo y tiene que regresar a España a conseguir permiso junto con las capitulaciones correspondientes. Era el año 1529. En el 1530 vuelve a Panamá, en 1531 emprende la expedición hacia el Perú y en diciembre de 1532, ya en uno de sus centros, Cajamarca, tras una cruenta batalla captura al Inca Atahualpa, en ese entonces en guerra fratricida con su medio-hermano el Inca Huáscar, heredero legítimo del Imperio. Aún como prisionero de Pizarro, Atahualpa puede ordenar el asesinato de Huascar. Es la oportunidad de Pizarro de apoderarse del tesoro del Inca derrotado, que le ofrece a cambio de su libertad, pero Pizarro lo somete a un muy discutido juicio en el que es condenado a muerte. Tras la derrota de Atahualpa, Pizarro prosigue su camino de conquista hasta la capital del Imperio, Cuzco, tomándola tras una serie de batallas y pactos, consumando así la conquista del Perú. En 1541 Francisco de Orellana, descubre el Amazonas atravesando América de costa a costa por la parte más ancha: del Pacifico al Atlántico. Había navegado durante siete meses, salvando mil peligros y recorriendo 1880 leguas, es decir 10.475 km. Su expedición con un pequeño grupo de españoles realiza una de las aventuras humanas más apasionantes de la historia de los descubrimientos y exploraciones.
Orellana había participado en la conquista del Imperio Inca, habiendo sido luego nombrado gobernador en diversas poblaciones. Fundó la ciudad ecuatoriana de Guayaquil y luego marchó con Gonzalo Pizarro a la exploración de la región de la Amazonia, descubriendo el rio Amazonas, que al principio fue llamado Rio de Orellana, siendo el primero que lo navegó hasta su desembocadura. Orellana participó en la conquista del Perú con Francisco Pizarro durante su expedición de 1541 al este de Quito en 1541 en busca de El Dorado. La expedición superó los Andes descubriendo sus inacabables laderas que llegaban hasta las inmensas selvas del Río del Amazonas.
Llegando al rio navegable, la expedición se paró y Gonzalo Pizarro ordenó que una expedición al mando de Francisco de Orellana continuase los descubrimientos bajando rio abajo en busca también de alimentos. Tras esperar inútilmente su regreso, pudo saber por un expedicionario huido que Orellana había decidido construir balsas y poder continuar su expedición siguiendo el curso del rio desconocido, hasta el mar que distaba miles de kilómetros.
Así en diciembre de 1541, mientras Gonzalo Pizarro guiaba su expedición en una terrible marcha de regreso hacia Quito, Orellana proseguía con sus hombres siguiendo el curso del Rio Coca, con las balsas que había construido hasta llegar a la confluencia con el Rio Aguarico. Así entró en el Rio Napo y luego en el enorme Rio, que los nativos llamaban Marañón. Formaba parte de la expedición el misionero religioso Gaspar de Carvajal quien escribió una relación del viaje titulada: «Relación del nuevo descubrimiento del famoso Rio Grande que descubrió por muy gran ventura el Capitán Francisco de Orellana».
Se trataba de uno de los viajes de exploración más fascinantes de la historia. La expedición española de Orellana navegando todo el recorrido del Amazonas llegaba a su estuario en agosto de 1542. Los sobrevivientes costearon toda la América del Sur hacia el Norte a través del Atlántico hasta la isla de Cubagua en Venezuela. Fue Orellana quien dio el nombre de «Río Amazonas» al mayor de los ríos del mundo conocidos hasta entonces, debido a que durante la navegación habían sido atacados por un grupo de mujeres indígenas combatientes, como las «Amazonas» de la mitología griega.
La expedición no encontró la mítica ciudad del Dorado, pero Orellana contribuyó a dar a conocer una de las regiones más desconocidas del mundo. Tras su regreso a España, logró el apoyo de Carlos I-V para organizar una nueva expedición de cuatro naves con la idea de fundar una ciudad en la desembocadura del gran río y el rey-emperador le concedió el título de Gobernador de la Amazonia, que fue llamada Nueva Andalucía.
Zarparon en 1545, pero sin el éxito esperado perdiendo tres de las naves antes de llegar al estuario del gran río, pereciendo muchos tripulantes debido a las incontables enfermedades, penalidades y ataques de los aborígenes. El mismo Orellana moría de malaria cerebral, y los sobrevivientes lograron llegar a la isla Margarita en Venezuela.
En el 1535 fray Tomás de Berlanga, dominico, Obispo de Panamá, descubre las islas Galápagos, frente al Ecuador. Su historia tiene mucho de épico como la de buena parte de los frailes, en su mayoría españoles, misioneros evangelizadores del Nuevo Mundo. Tanto fray Tomás como otros, entre los que se encontraba fray Bartolomé de las Casas, además de cumplir su misión principal de evangelización, se declararon defensores de la justicia y de los derechos humanos del mundo indígena.
En 1513, además de la Casa de Santo Domingo, tuvieron otra, levantada por Fray Tomás con otros seis dominicos, en Santiago de los Caballeros, donde los comerciantes esclavistas tenían su centro de poder. En el año 1528 Fray Tomás regresa a España, junto con otro fraile de su Orden, para hablar directamente con el rey-emperador y explicarle lo que estaba sucediendo en las tierras del Nuevo Mundo, dejando los hechos por escrito con los nombres y apellidos de los colonos que infligían los abusos contra los nativos. En 1530 Fray Tomás se convierte en el primer prior provincial; era la misma fecha cuando se funda la primera provincia dominica del Nuevo Mundo, la de Santa Cruz. Dos años más tarde fue nombrado obispo de Castilla del Oro, con sede en Panamá, cargo que juró en 1534. Ya antes de su nombramiento había sido enviado a México como Viceprovincial de su Orden. Para el año 1533 era nombrado consejero de la Corona española y en 1535, y como legado regio, viajaba hasta Lima para mediar sobre las disputas que sostenían Diego de Almagro y Francisco Pizarro sobre los límites de sus respectivas gobernaciones.
El 23 de febrero de 1535, se embarcó en un viaje hacia el sur de Perú. Pero en el octavo día de navegación una corriente les alejó del continente y la nave derivó sin control a alta mar y los vientos la llevaron hasta un archipiélago que el Fray Tomás bautizó como «Islas Galápagos», por la cantidad de grandes quelonios que habitaban dichas islas. Era el 14 de marzo de 1535.
Este descubrimiento y descripción de esas islas, fueron comunicados por Fray Tomas al emperador Carlos I-V de España desde la ciudad ecuatoriana de Portoviejo, que un año antes había sido fundada por Francisco Pacheco, por orden de Diego de Almagro. En 1537, Fray Tomás de Berlanga se retiró de la Diócesis, y regresó a España para fundar un convento dominico en su ciudad natal.
Expansión a «El Dorado»: 1523-1546
En su tercer viaje lo primero que descubre Cristóbal Colón fue la boca del Orinoco, en 1498, pero por su difícil geografía, su clima y la hostilidad de sus gentes no pudieron establecer asentamientos españoles. Los conventos que fundaron franciscanos y dominicos en 1516 fueron arrasados por los indios caribes.
En 1523 se funda Cumaná, que será con el tiempo una importante ciudad venezolana del oriente del país, capital del estado de Sucre, Venezuela; está ubicada en la entrada del golfo de Cariaco, junto a la desembocadura del río Manzanares en la Región Nororiental del país. Desde el 3 de julio de 1591 recibe expresamente título de ciudad, con privilegio de escudo de armas. En 1525 se funda Sta. Marta por Rodrigo de Bastidas. En 1527 se funda Santa Ana de Coro (Venezuela). En 1533 Pedro Heredia funda Cartagena de Indias. En 1535-1538 el alemán Jorge de Espira (Georg Von Hohermuth) recibe en sus largas e interesantes expediciones noticias de los Chibchas o Muiscas, e intenta conquistarlos pero no puede cruzar los contrafuertes de la Cordillera, y tiene que regresar a Coro en el 1538 sin haber alcanzado el objetivo. La leyenda del Dorado contaba que entre los Chibchas había un rey, con tantas riquezas, que se daba el lujo de revestirse diariamente con polvo de oro. En 1536 Gonzalo Giménez de Quesada sale de Sta. Marta animado por dicha leyenda, llega al Dorado, o reino de los Chibchas, después de haber pasado durante dos años enormes dificultades de hambre, enfermedades y diezmada la expedición. Allí se apodera del señorío de Zipa, Tunja y funda Santa Fe de Bogotá en 1538. Poco después llega a Bogotá desde Venezuela Nicolás Federmann, y desde Perú Sebastián Benalcázar.
Benalcázar había comenzado sus hazañas americanas desde Panamá, donde había obtenido una encomienda en 1522. Desde allí penetró en la actual Nicaragua con Francisco Hernández de Córdoba (homónimo del descubridor de Yucatán) en 1524 durante su conquista, llegando a ser el primer regidor de la recién fundada ciudad de León. De aquí había pasado a Honduras dividida en varios bandos de conquistadores. Regresaría a León en 1527 para unirse luego a la expedición de Francisco Pizarro en la conquista de Perú en 1532.
Enseguida, en 1534, mientras regía el puesto de San Miguel bajo Pizarro, emprendió por su cuenta la aventura de la conquista de la ciudad inca de Quito en Ecuador; aquí vence al Inca Rumiñahui. Tras la destrucción de la ciudad por los partidarios del Inca, funda junto con Diego de Almagro y Baltasar Maldonado la nueva Quito con el nombre de San Francisco de Quito (Francisco era el nombre de Pizarro). A lo largo de sus campañas, incluso con ínfimos recursos, logra notables sucesos, pero con harta frecuencia demostrándose implacable en sus violentos modos de proceder, como el mismo Herrera, Cronista oficial de la Corona, lo subraya, aterrorizando así a las poblaciones nativas.
Desde aquellas tierras ecuatorianas se mueve hacia la actual Colombia en 1535 en busca del soñado imaginario «El Dorado». Penetra el Valle del Río Cauca, fundando las ciudades de Santiago de Cali en 1536, Pasto y Popayán en 1537. Cruza el Valle del Río Magdalena entrando en las altas mesetas de la actual Colombia central, en las que llegaba también otro de los conquistadores, Gonzalo Jiménez de Quesada y el alemán Nikolaus Federmann, feudatario éste del emperador Carlos V del que debía favores notables de los tiempos de su elección imperial.
Los recién llegados conquistadores disputan sobre los pretendidos derechos de conquista de cada uno ante el rey-emperador Carlos I-V. Este concede a Belalcázar la gobernación de Popayán y el ambicionado título de «Adelantado» en mayo de 1540. Pero las peleas entre ellos no cesaron; en estos momentos entre Belalcázar y Pascual de Andagoya (1495-1548), siendo éste vencido. Entra de aquí con fuerza en el litigio entre las familias de los conquistadores del Imperio Incaico Pizarro y Almagro.
En 1546 ordena en este contexto la ejecución de Jorge Robledo en una lucha plagada de venganzas. Por ello se le incoará un proceso «in absentia”» en 1550, en el que será declarado culpable y condenado a muerte por el asesinato o ejecución de Robledo, y otros delitos cometidos en el transcurso de aquellas ambiciosas guerras entre los mismos conquistadores. Morirá así, víctima de su insaciable ambición en 1551, en Cartagena de Indias, cuando intentaba viajar a España para apelar contra aquella sentencia.
En resumen, y siguiendo el hilo de esta historia de luchas por el poder, la leyenda del soñado «El Dorado» empujaba sus pasos. De todos modos, con esta conquista, habían caído en poder de los españoles los tres grandes imperios indígenas: Aztecas o mexicas en México, Incas en Perú y Muiscas en Colombia. También los territorios de los Mayas, que con su gran cultura ya habían prácticamente decaído o medio desaparecido como imperio o realidad política al menos desde el siglo X, y habían sobrevivido grupos medio-tribales.
En 1546 Venezuela o Provincia del Coro pasa a la Corona española ya que había estado hasta entonces en manos de los alemanes por concesión del rey-emperador Carlos I-V a Welser, como recompensa económica por su apoyo en la pugna diplomática y financiera en la campaña para lograr el nombramiento como emperador del Sacro Romano Imperio Germánico.
Expansión por el Río de la Plata: 1526-1546
En 1526 Sebastián Caboto, al frente de una expedición que penetra en el Rio del Plata, e impulsados por una idea mitológica de encontrar un imaginado «Imperio del Rey Blanco», la «Sierra de la Plata» o la «Tierra de los Césares», emprenden una basta campaña que les lleva a fundar progresivamente ciudades y centros de capital importancia para el futuro, como las ciudades de Buenos Aires (1526) y de Asunción (1536).
Llegan al Perú atravesando cordilleras donde se encuentran con los otros exploradores españoles que ya habían conquistado el Imperio de los Incas o «el Imperio del Rey Blanco». Era el año 1546. Se distinguen en esta empresa, además de Caboto, Pedro de Mendoza, Juan de Ayolas, y Domingo Martínez de Irala.
Expansión hacia Chile: 1535-1543
En 1535-36 Diego Almagro exploró las tierras de Chile, como también en los mismos años Ruy Diaz. En 1540 Pedro Valdivia sale de Cuzco hacia Chile y funda Santiago en el 1541 y desde allí se expande el dominio español en aquellas regiones meridionales del oeste meridional americano. A la muerte de Valdivia (1543) prácticamente estaban afincados los españoles en Chile, aunque tuvieron que pelear con los araucanos constantemente hasta el tiempo de la independencia.
De hecho la region llamada «Araucanía» es hoy una de las regiones administrativas de la República de Chile, que comprende dos provincias: Malleco en el norte y Cautín en el sur, con la capital en la ciudad más numerosa, Temuco, y con otras como Angol y Villarrica, resistieron con fuerza a todo dominio exterior y no fueron fáciles en la historia de la colonización pre-independiente de Chile ni seguidamente tras la independencia.
La República de Chile no logró integrar estas regiones de la Araucanía hasta las décadas de 1880, cuando logró ocupar estas tierras y acabar con la resistencia de los pueblos aborígenes Mapuches a través de acciones de carácter sea militar como civil. Fue sólo a partir de entonces que estas regiones comenzaron a recibir inmigrantes chilenos de otras regiones y europeos.