https://dhial.org/diccionario/api.php?action=feedcontributions&user=172.16.56.179&feedformat=atomDicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina - Contribuciones del usuario [es]2024-03-29T12:15:47ZContribuciones del usuarioMediaWiki 1.33.1https://dhial.org/diccionario/index.php?title=ALMA_CRISTIANA_DE_AM%C3%89RICA&diff=5300ALMA CRISTIANA DE AMÉRICA2014-07-18T21:13:50Z<p>172.16.56.179: /* Los rostros del Creador */</p>
<hr />
<div>=Los rostros del Creador=<br />
<br />
Cuando el grito del gaviero, mezcla de esperanza y desesperación, anunció la tie¬rra deseada, el mundo se amplió en redondo y los ecos navegantes llegaron a oídos nuevos. No era América tierra vacía, ni tierra de nadie: era tierra habitada y pertenencia de quienes en ella moraban, nuestros antepasados, los aborígenes. <br />
<br />
El alma de América estaba, allí, en el estado elemental resplandeciente de un Tenochtitlán azteca de éxtasis, de un Tikal maya de maravilla, tanto como de un Machu Pichu y un Tahuantinsuyo incaico, y como el pequeño cercado donde el nú¬cleo miraba a las alturas y forjaba los sueños que explicaban la creación. Dios Padre estaba entonces en la tierra, en el agua, en la estrella y en el cóndor, en el sol y en la luna. Dios estaba en todas partes y era buscado dondequiera con nostalgia por el indígena. Los rostros del Creador se expandían y acrecentaban el asombro reverencial por afecto, que lo diferencia del pragmático griego con su altar premonitorio al Dios desconocido, lo hacía suponer al Creador en los seres distantes de su mismidad, como en Chichicastenango o en Sugamuxi.<br />
<br />
=Las Bulas de Cruzada=<br />
<br />
Es cierto que en las carabelas arribaron realidades que estremecen las páginas de la historia, como estremecieron entonces la parsimonia del nativo y le abrieron los portalones del deslumbramiento y de la muerte; pero también es cierto que tales realidades no eran del todo ajenas en las confrontaciones domésticas entre los pobladores de América. Más aún, las primeras alianzas que recogen las crónicas son las de la violencia agresiva para someter con ella la violencia defensiva, como consta en las «Cartas de Relación» de Hernán Cortés. <br />
<br />
Lo diferente absoluto que llega en las naves es la buena nueva, el Evangelio. Nadie tenía más derecho a hacerse a la mar océana que él, si se tiene en cuenta que las naos de Colón fueron posibles, como su viaje, por aquellos dineros de las Bulas de Cruzada en la diócesis de Badajoz, que por 1.140.000 maravedís fueron puestos e1 5 de mayo de 1492, por mandamiento de Fray Hernando de Talavera, Obispo de Ávila, en manos del escribano de ración de los Reyes Católicos, Luis de Santángel; y que saldaron el anticipo entregado a Don Cristóbal. Aquellas Bulas de Cruzada adquiridas por gentes del común a dos y a cuatro reales cada una, generaron los recursos de esta empresa que abriría la Iglesia al indígena y el indígena a la Iglesia. <br />
<br />
Son innumerables los sentimientos que evoca aquel acontecimiento, considerado el mayor de la historia de la humanidad por el escritor peruano Mario Vargas Llosa. A fuerza de racionalidad se han presentado explicaciones; a fuerza de pasión se han levantado resentimientos: queda la sospecha de una ''media verdad'' tan comprometida que no despierta la metáfora serena de la certeza. <br />
<br />
=La primera dimensión=<br />
<br />
Hay una estratificación de la voz que campea dondequiera: se supone a las gentes humildes condenadas al mutismo, que en el código de la dominación significa acatamiento, impotencia o sumisión. Estos patrones prevalecieron en parte en la conquista de América: en las ''crónicas y relaciones de viaje'' son pocas las palabras que brotan de labios aborígenes, dejando que tales documentos sean monólogo de la hispanidad en una tierra no buscada pero encontrada, contrapuesta al sueño de Europa a través del destino del Gran Almirante Cristóbal Colón. <br />
<br />
Voz de los que no tienen voz, fueron entonces los misioneros. Una doble dimensión de la Palabra - «en el principio era el Verbo», dice San Juan - se estableció en esa dinámica de la re-creación de un mundo nuevo. <br />
<br />
La primera dimensión es aquella del catecismo de las «Cartillas Doctrineras»: Pedro de Gante, Juan de Tecto, Juan de Aora y Martín de Valencia son insignias de una multitud de buscadores del alma, para quienes como Dios está presente en todo lo creado, de consiguiente lo estaba en cada uno de los indígenas: los naturales que buscaban a Dios fuera de sí mismos, empiezan a encontrarlo dentro de sí, como ya lo hiciera Agustín de Hipona, más adentro de lo que cada quien supone.<br />
<br />
=Los Catecismos=<br />
<br />
Es en la ''doctrina'' en donde crece, lenta pero estable, la palabra del indio; en donde su simbología anterior se enriquece con el sentido de lo esencial, produciéndose no un abandono del ayer sino su recuperación en el presente interminable que llega hasta hoy en las manifestaciones de la religiosidad popular. Esto hará que en el paso de los años y con el advenimiento del mestizaje, sean pocos los expedientes del racionalismo religioso en América, sin que se mantenga la espiritualidad de la razón, en la fe forjada que requiere de Dios y lo busca en la experiencia cotidiana. <br />
<br />
La estructura de los «Catecismos» es la entrada a la expresión de aquel deslumbramiento. En ello habían trabajado los cristianos desde las épocas primitivas, siguiendo el esquema planteado por Pablo en la Epístola a los Hebreos y enriquecido luego por el símbolo de los apóstoles y la Didaché. Los ecos del «De Catechizandis Rudibus» de San Agustín y el «De Parvulis Trahendis ad Christum» de Gerson; y aun el texto que Fray Luis de Granada escribiera bajo el título de «Breve tratado en que se declara de la manera que se podrá proponer la doctrina de nuestra santa fe y religión a los nuevos fieles», muestran el despertar consciente de una palabra hasta entonces contenida. <br />
<br />
Fray Dionisio de Sanctis (1574) entrega la joya didáctica de la pregunta, la respuesta y la conclusión: <br />
«Pregunta: ¿qué sois ''hermano''?<br />
<br />
Respuesta: ¡soy ''hombre'' que nací de mis padres! <br />
<br />
Pregunta: ¿qué cosa es ''hombre''? <br />
<br />
Respuesta: una ''criatura'' que tiene cuerpo que ha de morir, y ''ánima'' que no ha de morir por ser criada a la ''imagen de Dios''.<br />
<br />
Conclusión: bien habéis dicho que para Dios fuísteis criado, y por eso ninguna cosa os da entero contenido ni os sujeta el deseo de veros con Él». <br />
<br />
=El alma adulta=<br />
<br />
Catecismo y alfabetización eran inseparables hacia el objetivo del despertar del habla y la lectura del Evangelio. Y se alcanzó el objetivo. Comenzó así un proceso de participación que llega hasta nuestros días, y que se expresa en la voz surgida desde dentro para reclamar lo que corresponde a la dignidad del ser humano y los derechos a que haya de aspirar. <br />
<br />
Las voces de hoy son eco temporalizado del ayer en que nació una ''palabra'' que aleja de sí las sombras del silencio. En el pobre del presente se reconoce al indígena de ayer, necesitado de su dignidad sin precio, y que reclama el cierre de una brecha económica situada en la razón del ser y del existir. <br />
<br />
El alfabeto y el catecismo hacen aparecer el alma adulta de América, esa que reconoce, en el Paraguay, Roque González de Santacruz en el Cacique Arapizandu, quien a nombre de los guaraníes pide sacerdotes que ''le lleguen al alma''; o aquel otro que, Paraná arriba -aún sin ingresar a la doctrina-, defiende el símbolo de la cruz, brújula de una nueva dimensión de su destino. Es la misma «alma» que reconoce y alienta María Ignacia de Azlor y Echeverz -hija y nieta de conquistadores- cuando establece en América la primera escuela formal para mujeres, sin distinción de edad y de raza porque son todas ellas iguales ante Dios y han de serlo también ante los ojos de los hombres. <br />
<br />
=La segunda dimensión=<br />
<br />
Pero hemos dicho de una ''segunda dimensión'' de la palabra portada por la Iglesia en misión. Esa palabra se convierte en justicia. En ella está la primera protesta articulada que hace camino de regreso a España en 1511, con el énfasis de Montesinos; quien comentando el «Ego sum vox clamantis in deserto», se reconoce como «''voz de Cristo en el desierto desta Isla''». Y afirma, ante el escándalo de cristianos de apariencia, el «tened por cierto que, en el estado en que estáis, no os podéis más salvar que los moros o turcos que carecen y no quieren la fe de Jesucristo». <br />
Sin duda la dureza de corazón no es sólo de hoy: Las Casas afirma que nadie de entre los jefes rectificó, más aún protestaron no pocos fieles y exigieron otra predicación en la que Montesinos expresara arrepentimiento de su escueto denuncio y de su inquietante anuncio. Lo hizo, es cierto, pero para dejar de nuevo el mensaje de la justicia y la certeza de que el alma de América desde entonces estaría inclaudicable al servicio de la verdad. El escritor dominicano Don Pedro Henríquez Ureña marca en la fecha de estos dos discursos memorables, el inicio del humanismo americano. <br />
<br />
Las dos dimensiones del alma primigenia -alma de creación, alma de justicia-, habrían de convertirse en alma de libertad. Las Casas en su «Apologética historia de las Indias» lo presiente; Gaspar de Recarte lo reconoce; Fray Bernardino de Sahagún lo constata. El Santo Obispo Don Juan de Zumárraga convierte a los indígenas en sus doctos maestros de vida espiritual; y frente a los que afirmaban que los naturales hedían, afirma: «a mí me huelen a cielo, y me consuelan y dan salud, pues me ense¬ñan la aspereza de la vida y la penitencia que tengo que hacer si me he de salvar». <br />
<br />
=El retorno al futuro=<br />
<br />
«Al occidente van encaminadas las naves inventoras de naciones», decía en la Nueva Granada, en octavas reales, Don Juan de Castellanos. De ello han transcurrido 500 años. Bolívar, San Martín, O'Higgins, Morazán, José Martí, y muchos más hacedores de la historia nuestra, fueron herederos mestizos de esas dimensiones del alma americana, la bebieron allí donde lo habían hecho el indígena y el negro. Y aprendieron, como ellos, las tareas del entendimiento; dimensionaron la verdad de la memoria y dieron ímpetu a la voluntad que entregó la consolidación de las naciones presentidas por el cura y literato de la monástica Tunja en el virreinato colonial. <br />
<br />
Es esa alma la que hoy incita no a sentir tristeza del ayer, sino a la creadora nos¬talgia del porvenir; aquello que alguien ha intuido al decir que América está convocada a iniciar el retorno al futuro. Nuestra alma cristiana de hoy está sedienta de colocar en ese propósito toda la reserva de humanidad alentada por el pasado-presente de la primera evangelización. Y debe afirmarse en el presente-futuro de la segunda evangelización a la que convocó S.S. Juan Pablo II. <br />
<br />
En América sabemos que en el diseño de nuestro destino, lo que nos jugamos es el alma. La recuperación de principios orientadores es imperativo urgente, porque se ha venido adelgazando la fibra cristiana de nuestros mayores y es hora de fortalecer las fundaciones. La lucha de las ideologías desvió la esencialidad. Hubo migrantes de los principios cristianos, así como los hay en una forma sorda de capitalismo, que ha terminado por devorar los principios orientadores del alma y sus manifestaciones de creatividad, justicia y libertad. <br />
<br />
=Encuentro y descubrimiento=<br />
<br />
El hoy tiene semejanzas con el ayer que conmemoramos y frente al cual la acción de la Iglesia se hizo palabra; palabra que se hace carne, es decir testimonio y compromiso. El mundo de ayer estaba sediento de oro; y también insaciable de oro es el mundo de hoy. La concentración del poder identifica ambas épocas, pese a la distancia cronológica que las separa. Ayer un mundo nuevo surgió de la niebla; ahora el espacio sideral revela a diario sus secretos. Y hoy como ayer el hombre olvidó a quien es próximo, al hermano; y busca nuevos dioses en las lejanías de sí mismo. <br />
<br />
Pablo VI señalaba la urgencia de «devolver al hombre de hoy el gusto por lo espiritual». Igual mensaje resplandece en la Encíclica «Dorninum et vivificantem», en donde esa urgencia se hace consigna reclamada por Juan Pablo II y se reitera en «Centesimus Annus», cuando se proclama la necesidad de salvaguardar las condicio¬nes morales de una auténtica ecología humana, ya que «el hombre recibe de Dios su dignidad esencial y con ella la capacidad de trascender todo ordenamiento de la so¬ciedad hacia la verdad y el bien». <br />
<br />
Hace medio milenio tuvo lugar el descubrimiento: hoy es urgente descubrirnos a nosotros mismos. Se dice que lo que se cumplió entonces fue un encuentro: hoy lo imprescindible es encontrarnos a nosotros mismos. Y <br />
ese ''encuentro y descubrimiento'' sólo se producen en la interioridad del alma, que es donde habitan las convicciones. Ayer llegaron a América misioneros evangelizadores; hoy todos estamos convocados a evangelizar bajo el soplo del Espíritu, memoria que es fuente propicia de esa tarea, ya que es el Espíritu el que guía hacia la verdad. <br />
<br />
El alma de los pueblos de América sigue buscando su luz en la cruz primera proclamada en Santo Domingo. Es urgente que el alma de los seres que habitan los territorios nuestros sea su afirmación. Quienes vivimos estas transformaciones por la gracia de Dios, tenemos la pesadumbre de que el diseño de un nuevo orden mundial esté pletórico de formas, pero carezca del viento vivificador que hace que cada ser humano se identifique trascendentemente con los otros seres. <br />
<br />
=El diálogo creativo=<br />
<br />
Era el año de 1523 cuando, en Sevilla, se hizo a la mar Peter Van Der Moere, quien luego se establecería en Texcoco, junto a los indígenas, y se transformaría en Fray Pedro de Gante: aquel que, lleno de paz, reclamó con energía por el sacrificio de Cuauhtemoc, y es símbolo hoy de justicia clamante; el que adivinó que era necesario disipar en el indígena el miedo y la servilidad para que accediera a la alegría y la creación; el que descubrió el depósito de inteligencia que la fe podía dimensionar en los naturales para dar sustento a la libertad; el que comprendió que la fe que porta la evangelización, es generadora de la verdadera paz; y que, como hermano lego, sólo con la dignidad de su convicción de ser hijo de Dios, entendió que son el compromiso propio y el ejemplo los que convocan a una nueva cultura y a una nueva civilización; el que valoró el trabajo como expresión de la dignidad del ser humano y dio curso a los talleres de capacitación para los oficios, enseñando que el bienestar requiere esfuerzos propios; quien de cada invento del ingenio humano que signa el progreso, hizo ocasión de eternidad con aquel vademécum inolvidable al que dio por título «cartilla para enseñar a leer, nuevamente enmendada y quitadas las abreviaturas que antes tenía»; y, sobre todo, el forjador de ese puente que hizo encontrar a Dios con el indígena, luego con el mestizo y después con el negro, para darle esencia enriquecida y nueva al alma de América.<br />
<br />
La fe de aquella alma cristiana ha de vincularse a la segunda evangelización en esa verdad que enseña que el camino único y verdadero es la dignidad del ser humano. El nuevo presente, como el de hace medio milenio, es un desafío, es decir un interrogante que pone a prueba nuestra fe, de la que sólo podemos responder nosotros mismos en el diálogo creativo con las realidades que aspiramos a forjar.<br />
<br />
<br />
'''BELISARIO BETANCUR'''</div>172.16.56.179https://dhial.org/diccionario/index.php?title=ALMA_CRISTIANA_DE_AM%C3%89RICA&diff=5299ALMA CRISTIANA DE AMÉRICA2014-07-18T21:13:38Z<p>172.16.56.179: </p>
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<div>=Los rostros del Creador=<br />
<br />
Cuando el grito del gaviero, mezcla de esperanza y desesperación, anunció la tie¬rra deseada, el mundo se amplió en redondo y los ecos navegantes llegaron a oídos nuevos. No era América tierra vacía, ni tierra de nadie: era tierra habitada y pertenencia de quienes en ella moraban, nuestros antepasados, los aborígenes. <br />
<br />
El alma de América estaba, allí, en el estado elemental resplandeciente de un Tenochtitlán azteca de éxtasis, de un Tikal maya de maravilla, tanto como de un Machu Pichu y un Tahuantinsuyo incaico, y como el pequeño cercado donde el nú¬cleo miraba a las alturas y forjaba los sueños que explicaban la creación. Dios Padre estaba entonces en la tierra, en el agua, en la estrella y en el cóndor, en el sol y en la luna. Dios estaba en todas partes y era buscado dondequiera con nostalgia por el in¬dígena. Los rostros del Creador se expandían y acrecentaban el asombro reverencial por afecto, que lo diferencia del pragmático griego con su altar premonitorio al Dios desconocido, lo hacía suponer al Creador en los seres distantes de su mismidad, co¬mo en Chichicastenango o en Sugamuxi. <br />
<br />
=Las Bulas de Cruzada=<br />
<br />
Es cierto que en las carabelas arribaron realidades que estremecen las páginas de la historia, como estremecieron entonces la parsimonia del nativo y le abrieron los portalones del deslumbramiento y de la muerte; pero también es cierto que tales realidades no eran del todo ajenas en las confrontaciones domésticas entre los pobladores de América. Más aún, las primeras alianzas que recogen las crónicas son las de la violencia agresiva para someter con ella la violencia defensiva, como consta en las «Cartas de Relación» de Hernán Cortés. <br />
<br />
Lo diferente absoluto que llega en las naves es la buena nueva, el Evangelio. Nadie tenía más derecho a hacerse a la mar océana que él, si se tiene en cuenta que las naos de Colón fueron posibles, como su viaje, por aquellos dineros de las Bulas de Cruzada en la diócesis de Badajoz, que por 1.140.000 maravedís fueron puestos e1 5 de mayo de 1492, por mandamiento de Fray Hernando de Talavera, Obispo de Ávila, en manos del escribano de ración de los Reyes Católicos, Luis de Santángel; y que saldaron el anticipo entregado a Don Cristóbal. Aquellas Bulas de Cruzada adquiridas por gentes del común a dos y a cuatro reales cada una, generaron los recursos de esta empresa que abriría la Iglesia al indígena y el indígena a la Iglesia. <br />
<br />
Son innumerables los sentimientos que evoca aquel acontecimiento, considerado el mayor de la historia de la humanidad por el escritor peruano Mario Vargas Llosa. A fuerza de racionalidad se han presentado explicaciones; a fuerza de pasión se han levantado resentimientos: queda la sospecha de una ''media verdad'' tan comprometida que no despierta la metáfora serena de la certeza. <br />
<br />
=La primera dimensión=<br />
<br />
Hay una estratificación de la voz que campea dondequiera: se supone a las gentes humildes condenadas al mutismo, que en el código de la dominación significa acatamiento, impotencia o sumisión. Estos patrones prevalecieron en parte en la conquista de América: en las ''crónicas y relaciones de viaje'' son pocas las palabras que brotan de labios aborígenes, dejando que tales documentos sean monólogo de la hispanidad en una tierra no buscada pero encontrada, contrapuesta al sueño de Europa a través del destino del Gran Almirante Cristóbal Colón. <br />
<br />
Voz de los que no tienen voz, fueron entonces los misioneros. Una doble dimensión de la Palabra - «en el principio era el Verbo», dice San Juan - se estableció en esa dinámica de la re-creación de un mundo nuevo. <br />
<br />
La primera dimensión es aquella del catecismo de las «Cartillas Doctrineras»: Pedro de Gante, Juan de Tecto, Juan de Aora y Martín de Valencia son insignias de una multitud de buscadores del alma, para quienes como Dios está presente en todo lo creado, de consiguiente lo estaba en cada uno de los indígenas: los naturales que buscaban a Dios fuera de sí mismos, empiezan a encontrarlo dentro de sí, como ya lo hiciera Agustín de Hipona, más adentro de lo que cada quien supone.<br />
<br />
=Los Catecismos=<br />
<br />
Es en la ''doctrina'' en donde crece, lenta pero estable, la palabra del indio; en donde su simbología anterior se enriquece con el sentido de lo esencial, produciéndose no un abandono del ayer sino su recuperación en el presente interminable que llega hasta hoy en las manifestaciones de la religiosidad popular. Esto hará que en el paso de los años y con el advenimiento del mestizaje, sean pocos los expedientes del racionalismo religioso en América, sin que se mantenga la espiritualidad de la razón, en la fe forjada que requiere de Dios y lo busca en la experiencia cotidiana. <br />
<br />
La estructura de los «Catecismos» es la entrada a la expresión de aquel deslumbramiento. En ello habían trabajado los cristianos desde las épocas primitivas, siguiendo el esquema planteado por Pablo en la Epístola a los Hebreos y enriquecido luego por el símbolo de los apóstoles y la Didaché. Los ecos del «De Catechizandis Rudibus» de San Agustín y el «De Parvulis Trahendis ad Christum» de Gerson; y aun el texto que Fray Luis de Granada escribiera bajo el título de «Breve tratado en que se declara de la manera que se podrá proponer la doctrina de nuestra santa fe y religión a los nuevos fieles», muestran el despertar consciente de una palabra hasta entonces contenida. <br />
<br />
Fray Dionisio de Sanctis (1574) entrega la joya didáctica de la pregunta, la respuesta y la conclusión: <br />
«Pregunta: ¿qué sois ''hermano''?<br />
<br />
Respuesta: ¡soy ''hombre'' que nací de mis padres! <br />
<br />
Pregunta: ¿qué cosa es ''hombre''? <br />
<br />
Respuesta: una ''criatura'' que tiene cuerpo que ha de morir, y ''ánima'' que no ha de morir por ser criada a la ''imagen de Dios''.<br />
<br />
Conclusión: bien habéis dicho que para Dios fuísteis criado, y por eso ninguna cosa os da entero contenido ni os sujeta el deseo de veros con Él». <br />
<br />
=El alma adulta=<br />
<br />
Catecismo y alfabetización eran inseparables hacia el objetivo del despertar del habla y la lectura del Evangelio. Y se alcanzó el objetivo. Comenzó así un proceso de participación que llega hasta nuestros días, y que se expresa en la voz surgida desde dentro para reclamar lo que corresponde a la dignidad del ser humano y los derechos a que haya de aspirar. <br />
<br />
Las voces de hoy son eco temporalizado del ayer en que nació una ''palabra'' que aleja de sí las sombras del silencio. En el pobre del presente se reconoce al indígena de ayer, necesitado de su dignidad sin precio, y que reclama el cierre de una brecha económica situada en la razón del ser y del existir. <br />
<br />
El alfabeto y el catecismo hacen aparecer el alma adulta de América, esa que reconoce, en el Paraguay, Roque González de Santacruz en el Cacique Arapizandu, quien a nombre de los guaraníes pide sacerdotes que ''le lleguen al alma''; o aquel otro que, Paraná arriba -aún sin ingresar a la doctrina-, defiende el símbolo de la cruz, brújula de una nueva dimensión de su destino. Es la misma «alma» que reconoce y alienta María Ignacia de Azlor y Echeverz -hija y nieta de conquistadores- cuando establece en América la primera escuela formal para mujeres, sin distinción de edad y de raza porque son todas ellas iguales ante Dios y han de serlo también ante los ojos de los hombres. <br />
<br />
=La segunda dimensión=<br />
<br />
Pero hemos dicho de una ''segunda dimensión'' de la palabra portada por la Iglesia en misión. Esa palabra se convierte en justicia. En ella está la primera protesta articulada que hace camino de regreso a España en 1511, con el énfasis de Montesinos; quien comentando el «Ego sum vox clamantis in deserto», se reconoce como «''voz de Cristo en el desierto desta Isla''». Y afirma, ante el escándalo de cristianos de apariencia, el «tened por cierto que, en el estado en que estáis, no os podéis más salvar que los moros o turcos que carecen y no quieren la fe de Jesucristo». <br />
Sin duda la dureza de corazón no es sólo de hoy: Las Casas afirma que nadie de entre los jefes rectificó, más aún protestaron no pocos fieles y exigieron otra predicación en la que Montesinos expresara arrepentimiento de su escueto denuncio y de su inquietante anuncio. Lo hizo, es cierto, pero para dejar de nuevo el mensaje de la justicia y la certeza de que el alma de América desde entonces estaría inclaudicable al servicio de la verdad. El escritor dominicano Don Pedro Henríquez Ureña marca en la fecha de estos dos discursos memorables, el inicio del humanismo americano. <br />
<br />
Las dos dimensiones del alma primigenia -alma de creación, alma de justicia-, habrían de convertirse en alma de libertad. Las Casas en su «Apologética historia de las Indias» lo presiente; Gaspar de Recarte lo reconoce; Fray Bernardino de Sahagún lo constata. El Santo Obispo Don Juan de Zumárraga convierte a los indígenas en sus doctos maestros de vida espiritual; y frente a los que afirmaban que los naturales hedían, afirma: «a mí me huelen a cielo, y me consuelan y dan salud, pues me ense¬ñan la aspereza de la vida y la penitencia que tengo que hacer si me he de salvar». <br />
<br />
=El retorno al futuro=<br />
<br />
«Al occidente van encaminadas las naves inventoras de naciones», decía en la Nueva Granada, en octavas reales, Don Juan de Castellanos. De ello han transcurrido 500 años. Bolívar, San Martín, O'Higgins, Morazán, José Martí, y muchos más hacedores de la historia nuestra, fueron herederos mestizos de esas dimensiones del alma americana, la bebieron allí donde lo habían hecho el indígena y el negro. Y aprendieron, como ellos, las tareas del entendimiento; dimensionaron la verdad de la memoria y dieron ímpetu a la voluntad que entregó la consolidación de las naciones presentidas por el cura y literato de la monástica Tunja en el virreinato colonial. <br />
<br />
Es esa alma la que hoy incita no a sentir tristeza del ayer, sino a la creadora nos¬talgia del porvenir; aquello que alguien ha intuido al decir que América está convocada a iniciar el retorno al futuro. Nuestra alma cristiana de hoy está sedienta de colocar en ese propósito toda la reserva de humanidad alentada por el pasado-presente de la primera evangelización. Y debe afirmarse en el presente-futuro de la segunda evangelización a la que convocó S.S. Juan Pablo II. <br />
<br />
En América sabemos que en el diseño de nuestro destino, lo que nos jugamos es el alma. La recuperación de principios orientadores es imperativo urgente, porque se ha venido adelgazando la fibra cristiana de nuestros mayores y es hora de fortalecer las fundaciones. La lucha de las ideologías desvió la esencialidad. Hubo migrantes de los principios cristianos, así como los hay en una forma sorda de capitalismo, que ha terminado por devorar los principios orientadores del alma y sus manifestaciones de creatividad, justicia y libertad. <br />
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=Encuentro y descubrimiento=<br />
<br />
El hoy tiene semejanzas con el ayer que conmemoramos y frente al cual la acción de la Iglesia se hizo palabra; palabra que se hace carne, es decir testimonio y compromiso. El mundo de ayer estaba sediento de oro; y también insaciable de oro es el mundo de hoy. La concentración del poder identifica ambas épocas, pese a la distancia cronológica que las separa. Ayer un mundo nuevo surgió de la niebla; ahora el espacio sideral revela a diario sus secretos. Y hoy como ayer el hombre olvidó a quien es próximo, al hermano; y busca nuevos dioses en las lejanías de sí mismo. <br />
<br />
Pablo VI señalaba la urgencia de «devolver al hombre de hoy el gusto por lo espiritual». Igual mensaje resplandece en la Encíclica «Dorninum et vivificantem», en donde esa urgencia se hace consigna reclamada por Juan Pablo II y se reitera en «Centesimus Annus», cuando se proclama la necesidad de salvaguardar las condicio¬nes morales de una auténtica ecología humana, ya que «el hombre recibe de Dios su dignidad esencial y con ella la capacidad de trascender todo ordenamiento de la so¬ciedad hacia la verdad y el bien». <br />
<br />
Hace medio milenio tuvo lugar el descubrimiento: hoy es urgente descubrirnos a nosotros mismos. Se dice que lo que se cumplió entonces fue un encuentro: hoy lo imprescindible es encontrarnos a nosotros mismos. Y <br />
ese ''encuentro y descubrimiento'' sólo se producen en la interioridad del alma, que es donde habitan las convicciones. Ayer llegaron a América misioneros evangelizadores; hoy todos estamos convocados a evangelizar bajo el soplo del Espíritu, memoria que es fuente propicia de esa tarea, ya que es el Espíritu el que guía hacia la verdad. <br />
<br />
El alma de los pueblos de América sigue buscando su luz en la cruz primera proclamada en Santo Domingo. Es urgente que el alma de los seres que habitan los territorios nuestros sea su afirmación. Quienes vivimos estas transformaciones por la gracia de Dios, tenemos la pesadumbre de que el diseño de un nuevo orden mundial esté pletórico de formas, pero carezca del viento vivificador que hace que cada ser humano se identifique trascendentemente con los otros seres. <br />
<br />
=El diálogo creativo=<br />
<br />
Era el año de 1523 cuando, en Sevilla, se hizo a la mar Peter Van Der Moere, quien luego se establecería en Texcoco, junto a los indígenas, y se transformaría en Fray Pedro de Gante: aquel que, lleno de paz, reclamó con energía por el sacrificio de Cuauhtemoc, y es símbolo hoy de justicia clamante; el que adivinó que era necesario disipar en el indígena el miedo y la servilidad para que accediera a la alegría y la creación; el que descubrió el depósito de inteligencia que la fe podía dimensionar en los naturales para dar sustento a la libertad; el que comprendió que la fe que porta la evangelización, es generadora de la verdadera paz; y que, como hermano lego, sólo con la dignidad de su convicción de ser hijo de Dios, entendió que son el compromiso propio y el ejemplo los que convocan a una nueva cultura y a una nueva civilización; el que valoró el trabajo como expresión de la dignidad del ser humano y dio curso a los talleres de capacitación para los oficios, enseñando que el bienestar requiere esfuerzos propios; quien de cada invento del ingenio humano que signa el progreso, hizo ocasión de eternidad con aquel vademécum inolvidable al que dio por título «cartilla para enseñar a leer, nuevamente enmendada y quitadas las abreviaturas que antes tenía»; y, sobre todo, el forjador de ese puente que hizo encontrar a Dios con el indígena, luego con el mestizo y después con el negro, para darle esencia enriquecida y nueva al alma de América.<br />
<br />
La fe de aquella alma cristiana ha de vincularse a la segunda evangelización en esa verdad que enseña que el camino único y verdadero es la dignidad del ser humano. El nuevo presente, como el de hace medio milenio, es un desafío, es decir un interrogante que pone a prueba nuestra fe, de la que sólo podemos responder nosotros mismos en el diálogo creativo con las realidades que aspiramos a forjar.<br />
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'''BELISARIO BETANCUR'''</div>172.16.56.179https://dhial.org/diccionario/index.php?title=ALMA_CRISTIANA_DE_AM%C3%89RICA&diff=5298ALMA CRISTIANA DE AMÉRICA2014-07-18T21:05:06Z<p>172.16.56.179: Página creada con 'Los rostros del Creador Cuando el grito del gaviero, mezcla de esperanza y desesperación, anunció la tie¬rra deseada, el mundo se amplió en redondo y los ecos navegantes ll…'</p>
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<div>Los rostros del Creador <br />
Cuando el grito del gaviero, mezcla de esperanza y desesperación, anunció la tie¬rra deseada, el mundo se amplió en redondo y los ecos navegantes llegaron a oídos nuevos. No era América tierra vacía, ni tierra de nadie: era tierra habitada y perte¬nencia de quienes en ella moraban, nuestros antepasados, los aborígenes. <br />
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El alma de América estaba, allí, en el estado elemental resplandeciente de un Tenochtitlán azteca de éxtasis, de un Tikal maya de maravilla, tanto como de un Machu Pichu y un Tahuantinsuyo incaico, y como el pequeño cercado donde el nú¬cleo miraba a las alturas y forjaba los sueños que explicaban la creación. Dios Padre estaba entonces en la tierra, en el agua, en la estrella y en el cóndor, en el sol y en la luna. Dios estaba en todas partes y era buscado dondequiera con nostalgia por el in¬dígena. Los rostros del Creador se expandían y acrecentaban el asombro reverencial por afecto, que lo diferencia del pragmático griego con su altar premonitorio al Dios desconocido, lo hacía suponer al Creador en los seres distantes de su mismidad, co¬mo en Chichicastenango o en Sugamuxi. <br />
<br />
Las Bulas de Cruzada<br />
Es cierto que en las carabelas arribaron realidades que estremecen las páginas de la historia, como estremecieron entonces la parsimonia del nativo y le abrieron los portalones del deslumbramiento y de la muerte; pero también es cierto que tales rea¬lidades no eran del todo ajenas en las confrontaciones domésticas entre los poblado¬res de América. Más aún, las primeras alianzas que recogen las crónicas son las de la violencia agresiva para someter con ella la violencia defensiva, como consta en las «Cartas de Relación» de Hernán Cortés. <br />
<br />
Lo diferente absoluto que llega en las naves es la buena nueva, el Evangelio. Na¬die tenía más derecho a hacerse a la mar océana que él, si se tiene en cuenta que las naos de Colón fueron posibles, como su viaje, por aquellos dineros de las Bulas de Cruzada en la diócesis de Badajoz, que por 1.140.000 maravedís fueron puestos e1 5 de mayo de 1492, por mandamiento de Fray Hernando de Talavera, Obispo de Ávila, en manos del escribano de ración de los Reyes Católicos, Luis de Santángel; y que saldaron el anticipo entregado a Don Cristóbal. Aquellas Bulas de Cruzada ad¬quiridas por gentes del común a dos y a cuatro reales cada una, generaron los recur¬sos de esta empresa que abriría la Iglesia al indígena y el indígena a la Iglesia. <br />
<br />
Son innumerables los sentimientos que evoca aquel acontecimiento, considerado el mayor de la historia de la humanidad por el escritor peruano Mario Vargas Llosa. A fuerza de racionalidad se han presentado explicaciones; a fuerza de pasión se han levantado resentimientos: queda la sospecha de una media verdad tan comprometida que no despierta la metáfora serena de la certeza. <br />
<br />
La primera dimensión <br />
Hay una estratificación de la voz que campea dondequiera: se supone a las gen¬tes humildes condenadas al mutismo, que en el código de la dominación significa acatamiento, impotencia o sumisión. Estos patrones prevalecieron en parte en la con¬quista de América: en las crónicas y relaciones de viaje son pocas las palabras que bro¬tan de labios aborígenes, dejando que tales documentos sean monólogo de la hispani¬dad en una tierra no buscada pero encontrada, contrapuesta al sueño de Europa a través del destino del Gran Almirante Cristóbal Colón. <br />
<br />
Voz de los que no tienen voz, fueron entonces los misioneros. Una doble dimen¬sión de la Palabra - «en el principio era el Verbo», dice San Juan - se estableció en esa dinámica de la re-creación de un mundo nuevo. <br />
<br />
La primera dimensión es aquella del catecismo de las «Cartillas Doctrineras»: Pe¬dro de Gante, Juan de Tecto, Juan de Aora y Martín de Valencia son insignias de una multitud de buscadores del alma, para quienes como Dios está presente en todo lo creado, de consiguiente lo estaba en cada uno de los indígenas: los naturales que buscaban a Dios fuera de sí mismos, empiezan a encontrarlo dentro de sí, como ya lo hiciera Agustín de Hipona, más adentro de lo que cada quien supone.<br />
<br />
Los Catecismos <br />
Es en la doctrina en donde crece, lenta pero estable, la palabra del indio; en donde su simbología anterior se enriquece con el sentido de lo esencial, produciéndose no un abandono del ayer sino su recuperación en el presente interminable que llega has¬ta hoy en las manifestaciones de la religiosidad popular. Esto hará que en el paso de los años y con el advenimiento del mestizaje, sean pocos los expedientes del raciona¬lismo religioso en América, sin que se mantenga la espiritualidad de la razón, en la fe forjada que requiere de Dios y lo busca en la experiencia cotidiana. <br />
<br />
La estructura de los «Catecismos» es la entrada a la expresión de aquel deslum¬bramiento. En ello habían trabajado los cristianos desde las épocas primitivas, si¬guiendo el esquema planteado por Pablo en la Epístola a los Hebreos y enriquecido luego por el símbolo de los apóstoles y la Didaché. Los ecos del «De Catechizandis Rudibus» de San Agustín y el «De Parvulis Trahendis ad Christum» de Gerson; y aun el texto que Fray Luis de Granada escribiera bajo el título de «Breve tratado en que se declara de la manera que se podrá proponer la doctrina de nuestra santa fe y religión a los nuevos fieles», muestran el despertar consciente de una palabra hasta entonces contenida. <br />
<br />
Fray Dionisio de Sanctis (1574) entrega la joya didáctica de la pregunta, la respuesta y la conclusión: <br />
«Pregunta: ¿qué sois hermano? <br />
Respuesta: ¡soy hombre que nací de mis padres! <br />
Pregunta: ¿qué cosa es hombre? <br />
Respuesta: una criatura que tiene cuerpo que ha de morir, y ánima que no ha de morir por ser criada a la imagen de Dios. <br />
Conclusión: bien habéis dicho que para Dios fuísteis criado, y por eso ningu¬na cosa os da entero contenido ni os sujeta el deseo de veros con Él». <br />
<br />
El alma adulta <br />
Catecismo y alfabetización eran inseparables hacia el objetivo del despertar del habla y la lectura del Evangelio. Y se alcanzó el objetivo. Comenzó así un proceso de participación que llega hasta nuestros días, y que se expresa en la voz surgida desde den¬tro para reclamar lo que corresponde a la dignidad del ser humano y los derechos a que haya de aspirar. <br />
<br />
Las voces de hoy son eco temporalizado del ayer en que nació una palabra que aleja de sí las sombras del silencio. En el pobre del presente se reconoce al indígena de ayer, necesitado de su dignidad sin precio, y que reclama el cierre de una brecha económica situada en la razón del ser y del existir. <br />
<br />
El alfabeto y el catecismo hacen aparecer el alma adulta de América, esa que re¬conoce, en el Paraguay, Roque González de Santacruz en el Cacique Arapizandu, quien a nombre de los guaraníes pide sacerdotes que le lleguen al alma; o aquel otro que, Paraná arriba -aún sin ingresar a la doctrina-, defiende el símbolo de la cruz, brújula de una nueva dimensión de su destino. Es la misma «alma» que reconoce y alienta María Ignacia de Azlor y Echeverz -hija y nieta de conquistadores- cuando establece en América la primera escuela formal para mujeres, sin distinción de edad y de raza porque son todas ellas iguales ante Dios y han de serlo también ante los ojos de los hombres. <br />
<br />
La segunda dimensión <br />
Pero hemos dicho de una segunda dimensión de la palabra portada por la Iglesia en misión. Esa palabra se convierte en justicia. En ella está la primera protesta articu¬lada que hace camino de regreso a España en 1511, con el énfasis de Montesinos; quien comentando el «Ego sum vox clamantis in deserto», se reconoce como «voz de Cristo en el desierto desta Isla». Y afirma, ante el escándalo de cristianos de apariencia, el «tened por cierto que, en el estado en que estáis, no os podéis más salvar que los moros o turcos que carecen y no quieren la fe de Jesucristo». <br />
Sin duda la dureza de corazón no es sólo de hoy: Las Casas afirma que nadie de entre los jefes rectificó, más aún protestaron no pocos fieles y exigieron otra predica¬ción en la que Montesinos expresara arrepentimiento de su escueto denuncio y de su inquietante anuncio. Lo hizo, es cierto, pero para dejar de nuevo el mensaje de la jus¬ticia y la certeza de que el alma de América desde entonces estaría inclaudicable al servicio de la verdad. El escritor dominicano Don Pedro Henríquez Ureña marca en la fecha de estos dos discursos memorables, el inicio del humanismo americano. <br />
<br />
Las dos dimensiones del alma primigenia -alma de creación, alma de justicia-, habrían de convertirse en alma de libertad. Las Casas en su «Apologética historia de las Indias» lo presiente; Gaspar de Recarte lo reconoce; Fray Bernardino de Sahagún lo constata. El Santo Obispo Don Juan de Zumárraga convierte a los indígenas en sus doctos maestros de vida espiritual; y frente a los que afirmaban que los naturales hedían, afirma: «a mí me huelen a cielo, y me consuelan y dan salud, pues me ense¬ñan la aspereza de la vida y la penitencia que tengo que hacer si me he de salvar». <br />
<br />
El retorno al futuro<br />
«Al occidente van encaminadas las naves inventoras de naciones», decía en la Nueva Granada, en octavas reales, Don Juan de Castellanos. De ello han transcurri¬do 500 años. Bolívar, San Martín, O'Higgins, Morazán, José Martí, y muchos más hacedores de la historia nuestra, fueron herederos mestizos de esas dimensiones del alma americana, la bebieron allí donde lo habían hecho el indí¬gena y el negro. Y aprendieron, como ellos, las tareas del entendimiento; dimensio¬naron la verdad de la memoria y dieron ímpetu a la voluntad que entregó la consoli¬dación de las naciones presentidas por el cura y literato de la monástica Tunja en el virreinato colonial. <br />
<br />
Es esa alma la que hoy incita no a sentir tristeza del ayer, sino a la creadora nos¬talgia del porvenir; aquello que alguien ha intuido al decir que América está convoca¬da a iniciar el retorno al futuro. Nuestra alma cristiana de hoy está sedienta de colo¬car en ese propósito toda la reserva de humanidad alentada por el pasado-presente de la primera evangelización. Y debe afirmarse en el presente-futuro de la segunda evangelización a la que convocó S.S. Juan Pablo II. <br />
<br />
En América sabemos que en el diseño de nuestro destino, lo que nos jugamos es el alma. La recuperación de principios orientadores es imperativo urgente, porque se ha venido adelgazando la fibra cristiana de nuestros mayores y es hora de fortalecer las fundaciones. La lucha de las ideologías desvió la esencialidad. Hubo migrantes de los principios cristianos, así como los hay en una forma sorda de capitalismo, que ha terminado por devorar los principios orientadores del alma y sus manifestaciones de creatividad, justicia y libertad. <br />
<br />
Encuentro y descubrimiento <br />
El hoy tiene semejanzas con el ayer que conmemoramos y frente al cual la acción de la Iglesia se hizo palabra; palabra que se hace carne, es decir testimonio y compro¬miso. El mundo de ayer estaba sediento de oro; y también insaciable de oro es el mundo de hoy. La concentración del poder identifica ambas épocas, pese a la distan¬cia cronológica que las separa. Ayer un mundo nuevo surgió de la niebla; ahora el es¬pacio sideral revela a diario sus secretos. Y hoy como ayer el hombre olvidó a quien es próximo, al hermano; y busca nuevos dioses en las lejanías de sí mismo. <br />
<br />
Pablo VI señalaba la urgencia de «devolver al hombre de hoy el gusto por lo es¬piritual». Igual mensaje resplandece en la Encíclica «Dorninum et vivificantem», en donde esa urgencia se hace consigna reclamada por Juan Pablo II y se reitera en «Centesimus Annus», cuando se proclama la necesidad de salvaguardar las condicio¬nes morales de una auténtica ecología humana, ya que «el hombre recibe de Dios su dignidad esencial y con ella la capacidad de trascender todo ordenamiento de la so¬ciedad hacia la verdad y el bien». <br />
<br />
Hace medio milenio tuvo lugar el descubrimiento: hoy es urgente descubrirnos a nosotros mismos. Se dice que lo que se cumplió entonces fue un encuentro: hoy lo imprescindible es encontrarnos a nosotros mismos. Y <br />
ese encuentro y descubrimiento sólo se producen en la interioridad del alma, que es donde habitan las convicciones. Ayer llegaron a América misioneros evangeli¬zadores; hoy todos estamos convocados a evangelizar bajo el soplo del Espíritu, me¬moria que es fuente propicia de esa tarea, ya que es el Espíritu el que guía hacia la verdad. <br />
<br />
El alma de los pueblos de América sigue buscando su luz en la cruz primera proclamada en Santo Domingo. Es urgente que el alma de los seres que habitan los territorios nuestros sea su afirmación. Quienes vivimos estas transformaciones por la gracia de Dios, tenemos la pesadumbre de que el diseño de un nuevo orden mundial esté pletórico de formas, pero carezca del viento vivificador que hace que cada ser humano se identifique trascendentemente con los otros seres. <br />
<br />
El diálogo creativo <br />
Era el año de 1523 cuando, en Sevilla, se hizo a la mar Peter Van Der Moere, quien luego se establecería en Texcoco, junto a los indígenas, y se transformaría en Fray Pedro de Gante: aquel que, lleno de paz, reclamó con energía por el sacrificio de Cuauhtemoc, y es símbolo hoy de justicia clamante; el que adivinó que era necesario disipar en el indígena el miedo y la servilidad para que accediera a la alegría y la creación; el que descubrió el depósito de inteligencia que la fe podía dimensionar en los naturales para dar sustento a la libertad; el que comprendió que la fe que porta la evangelización, es generadora de la verdadera paz; y que, como hermano lego, sólo con la dignidad de su convicción de ser hijo de Dios, entendió que son el compromi¬so propio y el ejemplo los que convocan a una nueva cultura y a una nueva civiliza¬ción; el que valoró el trabajo como expresión de la dignidad del ser humano y dio curso a los talleres de capacitación para los oficios, enseñando que el bienestar re¬quiere esfuerzos propios; quien de cada invento del ingenio humano que signa el progreso, hizo ocasión de eternidad con aquel vademécum inolvidable al que dio por título «cartilla para enseñar a leer, nuevamente enmendada y quitadas las abreviatu¬ras que antes tenía»; y, sobre todo, el forjador de ese puente que hizo encontrar a Dios con el indígena, luego con el mestizo y después con el negro, para darle esencia enriquecida y nueva al alma de América. <br />
La fe de aquella alma cristiana ha de vincularse a la segunda evangelización en esa verdad que enseña que el camino único y verdadero es la dignidad del ser humano. El nuevo presente, como el de hace medio milenio, es un desafío, es decir un in¬terrogante que pone a prueba nuestra fe, de la que sólo podemos responder nosotros mismos en el diálogo creativo con las realidades que aspiramos a forjar.<br />
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BELISARIO BETANCUR</div>172.16.56.179https://dhial.org/diccionario/index.php?title=AM%C3%89RICA;_nacimiento_y_personalidad&diff=5297AMÉRICA; nacimiento y personalidad2014-07-18T21:04:00Z<p>172.16.56.179: </p>
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<div>=Aciertos y equívocos de Colón=<br />
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«La misteriosa presencia de Dios en la Historia, que es la Providencia» (''Centesimus Annus'', 59) --según la expresión insuperable de Juan Pablo II-llevó a Cristóbal Colón en su memorable viaje de 1492, desde Puerto de Palos hasta una isla del Caribe, donde llegó el 12 de octubre de aquel año. Sin entrar a juzgar lo que pudiera ser imperfecto en su conducta, era un cristiano rancio y un creyente. Y como eran cristianos también quienes lo acompañaban, oyeron Misa, confesaron y comulgaron en la preparación para acometer su gran aventura. <br />
<br />
Colón quiso ir a la India y murió con la idea de haber llegado al Asia, atravesando el Océano Atlántico por la vía de Occidente. Se equivocó: no importa. Por otra parte, se insiste en que otros europeos antes que él habían estado en nuestro continente: tampoco importa. Por lo demás, numerosos habitantes de origen no europeo vivían en diversas porciones del territorio americano cuando llegaron los nuevos exploradores. Ello no tiene importancia para calificar su hazaña. Lo que verdaderamente importa es que ese primer viaje de Colón y sus compañeros (que habría quedado en el misterio si no hubieran logrado regresar) es, sin disputa, el hecho más importante y de mayores consecuencias ocurrido en el Universo en el segundo milenio de la Cristiandad.<br />
<br />
En esos mil años no hubo otro acontecimiento cuyas repercusiones hayan sido mayores en profundidad y en extensión, no sólo para quienes estamos radicados en el Hemisferio occidental, sino para quienes moran en otros meridianos y en otras latitudes. Como dice el Senador italiano Paolo Emilio Taviani, el más acucioso de los historiadores modernos sobre la vida y sobre los viajes de Colón: «Las consecuencias del gran descubrimiento se difundieron, se multiplicaron con el correr de los años y de los siglos. Todavía hoy están vivos, y provocan nuevas consecuencias. De esta manera, el genio de Colón llegó a ser y sigue siendo, el símbolo del recodo que cambió el curso de la historia».<ref>Taviani, Paolo Emilio. ''Los Viajes de Colón'', edición castellana, I, 262.</ref><br />
<br />
Se equivocó el Almirante genovés sobre el destino final de su viaje, pero no sobre el propósito fundamental del mismo: demostrar que la tierra era tal que podía recorrerse íntegramente, ponerse proa al Oeste para llegar a los países de Oriente. Por él, la humanidad tuvo prueba fehaciente de la unidad y continuidad del Universo.<br />
<br />
=Espíritu de conquista, de aventura y de codicia=<br />
<br />
Llevó a España prueba documental de lo que había encontrado. Naturaleza viva y muerta y seres racionales lo acompañaron, para que nadie pudiera creer que estaba fabulando. Su éxito encendió en muchos el espíritu aventurero y el irrenunciable deseo de conocer que ya dominaban en su época. El escenario de los caballeros andan¬tes, que un siglo después sepultaría Miguel de Cervantes con su inmortal relato de la vida del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, se trasladó al mundo nuevo a través de múltiples expediciones que, asumiendo a plenitud el riesgo en frágiles em¬barcaciones, navegaban hacia lo todavía desconocido y echaban raíces profundas en el fértil continente americano. <br />
<br />
Admitamos que no sólo los motivara la atracción caballeresca de la empresa. <br />
También hizo acto de nefanda presencia la codicia dentro de la cada vez más cauda¬losa migración. Ni pretendemos afirmar que solamente la fe religiosa y el espíritu mi¬sionero impulsaron el flujo interminable de hombres y mujeres que salían de sus pro¬pios ambientes a aposentarse en un mundo distante: la ambición de fama y poder, la fiebre del oro y de los metales preciosos, el afán del enriquecimiento rápido empuja¬ron muchas voluntades. <br />
<br />
Y si es inimaginable el desprendimiento abnegado de infini¬dad de religiosos y religiosas, que lo dejaban todo por servir a Dios y extender su fe en cumplimiento del mandato evangélico, hubo también prototipos de crueldad; se cometieron crímenes repugnantes, se incurrió en ensañamientos innecesarios y cho¬cantes traiciones, que son la sombra de una luz que sigue iluminando la historia y se¬ñalando rumbos que aspiran a seguir la estrella de Belén en búsqueda incesante de la paz para los hombres de buena voluntad. <br />
<br />
Porque después del encuentro de las nuevas comarcas vino también - y era im¬posible que no viniera- el hecho fatal de la conquista. Y «los conquistadores, como dice el escritor venezolano Rufino Blanco Fombona, vistos con ojos ecuánimes no re¬sultan ni el bandolero de Heine ni menos el hermano de San Francisco. Tampoco re¬presentan al héroe paradigmático, cuyos pasos y ejemplos deban seguir los soldados de una gran potencia industrial y democrática en el siglo XX. -¿Qué son, pues? ¬En ellos vemos resplandecer virtudes del país y de la época a que pertenecen. Tam¬bién advertimos en ellos defectos nacionales contemporáneos, agravados tal vez por el teatro bárbaro y distante en que actúan y por la casi completa irresponsabilidad con que manifiestan y defienden su personalidad».<ref>Blanco Fombona Rufino. ''El Conquistador Español del SigloXVI'', Madrid 1922, pp. 9-10).</ref><br />
<br />
Esto que afirma de los españoles un historiador del siglo XX puede decirse, y en algunos aspectos hasta magnificarse, de los conquis¬tadores de otras nacionalidades: de los portugueses, a pesar de las diferencias que pueden observarse; de los anglosajones, que fueron más pragmáticos, pero que qui¬zás por ello mismo fueron también más recios e implacables frente a los naturales se¬ñores de los territorios que iban ocupando. <br />
<br />
=Espíritu de Justicia=<br />
<br />
Pero al mismo tiempo que con fuertes acentos de barbarie se desarrollaba la conquista, frente a ella surgía de la pluma bendita del maestro salmantino Francisco de Vitoria, la defensa del derecho natural y el origen de la disciplina del Derecho Internacional; pues sostuvo en sus ''Relecciones de Indias'', en los mismos días en que apenas llegaban las primeras noticias de los descubrimientos y de la conquista, y en los propios escenarios donde brillaba el emperador Carlos V, en cuyos dominios no se ponía el sol, el derecho natural e inviolable de los indígenas sobre los territorios que ocupaban. <br />
<br />
Todo puede decirse acerca del acontecimiento histórico del Descubrimiento, pero lo afirmativo de su esencia gira en torno a la pre-sencia de Cristo, al mensaje de Cristo, a los reclamos de la moral cristiana, siempre presentes frente a las trasgresiones, a los abusos cometidos y a los excesos de poder, impuestos en numerosas ocasiones hasta por portadores oficiales de la fe cristiana. La Iglesia no tiene ningún interés en ocultar esos errores: está interesada, más bien, en denunciarlos para repararlos. <br />
<br />
Dentro de los designios inescrutables de la Providencia estuvieron las circunstancias en las cuales se desarrollaron los viajes de Colón. No llegó él a las regiones en las cuales se habían desarrollado civilizaciones avanzadas en el Continente Americano, llenas de esplendor aunque también forjadas mediante procesos de conquista no exentos de las mismas y aún peores injusticias y abusos de las de quienes llegaban de Europa. Sus naves fondearon en parajes donde la feracidad de la tierra, la suavidad del clima y la arrobadora belleza del paisaje no habían producido florecientes cultu¬ras, o si acaso las hubo, habían desaparecido ante el empuje de pueblos invasores. Apenas en su cuarto y último viaje tuvo la sorpresa de encontrar a unos mercaderes que mostraban un nivel más alto de existencia. Pero no estaba en su destino penetrar para inquirir qué había sido de la civilización Maya a que pertenecían, ni qué otras sociedades avanzadas podía haber en la extensión de nuestro continente.<br />
<br />
=Descubrimiento y Encuentro=<br />
<br />
El encuentro de los dos mundos, según la expresión que se empleó más en la ocasión del Quinto Centenario, tuvo características que lo diferencian de lo que comúnmente se entiende por encuentro. El «acto de coincidir en un punto dos o más cosas, por lo común chocando una contra otra», o «el acto de encontrarse dos o más personas», según el Diccionario, tuvo un sentido unidireccional. Los indígenas, unos en estado primitivo y otros viviendo en condiciones muy adelantadas, no se motivaron ni entonces ni después para desplazarse hacia los lugares de origen de los recién llegados, mientras de los países de donde éstos provenían continuaban llegando en las siguientes décadas verdaderas oleadas humanas. Todas las sangres de todas las naciones fueron a unirse en el más fabuloso crisol del ser humano. <br />
<br />
Dice la física que en los vasos comunicantes el más lleno por presión pasa a ocupar el menos lleno, en busca de nivelación. Los venidos de Europa eran portadores de variadas culturas, superpuestas en proceso de siglos. No eran españoles solamente, ni siquiera solamente europeos los que venían a América. A través de ellos se trasmitía la cultura del Egipto milenario, la severidad del hebraísmo austero, la pujanza del islamismo avasallante, la fascinación del Oriente misterioso impregnado de Buda y de Confucio. Pero todo traía un signo definitorio, incomparable: el que le imprimía al mundo nuevo que nacía la idealidad cristiana. Los hechos de conquista, por lo demás, no fueron sustancialmente diferentes de los que habían ocurrido en el resto del mundo, cuando unos grupos fueron sojuzgando a otros grupos humanos para terminar fundiéndose con ellos y adoptar su cultura; ni de los que habían formado los propios imperios existentes en México o Perú, porque en ninguna parte los hombres ha¬bían logrado eliminar la guerra, ni soñaban con una paz definitiva, ésa que se nos acerca y se nos aleja, y a veces nos parece un espejismo en el mismo inicio del siglo XXI.<br />
<br />
=Una nueva cultura=<br />
<br />
Los conquistadores, evidentemente, trataron de trasladar su propia civilización a las tierras para ellos desconocidas a las que les abrió camino el viaje de Cristóbal Co¬lón. No hay por qué sorprenderse de que a las ciudades que fundaban les dieran nombres europeos que sobrevivieron con frecuencia unidos a los nombres autócto¬nos. Bautizaban ciudades, es cierto, con los nombres de Santiago, de Santa Fe o de Nueva Cádiz, o Nueva Barcelona, o La Asunción; también lo hicieron los anglosajo¬nes en el Norte con Nueva Amsterdam o Nueva York, y los misioneros californianos con San Francisco, San Diego o Los Ángeles, iluminadas por el celo de unos cuantos Junípero Serra; pero la pervivencia de la toponimia original demostrará que no se trasladó el Viejo Mundo al otro lado del Atlántico, sino que ha nacido de verdad un Mundo Nuevo, en el cual por vez primera se reúnen, se mezclan, los ingredientes ét¬nicos y sobre todo culturales de los otros tres grandes continentes. Se formó lo que un gran latinoamericano, el mexicano Vasconcelos, llamó «raza cósmica». Se crearon escuelas, colegios y universidades; y es timbre de orgullo para los misioneros y para los monarcas de ultramar que lo ordenaron, el que se preservaran los idiomas nati¬vos, se dictara una noble legislación de Indias y se recogieran en anales las costum¬bres y tradiciones que conservaban quienes habitaban en América antes de la llegada de los europeos. <br />
<br />
=¿Cuándo nació América?=<br />
<br />
Pero, en medio de tantos hechos, muchos de ellos contradictorios y confusos, ocurridos en estos cinco siglos, surge la pregunta de cuándo nació América. No es fácil precisarlo. Todavía, en medio de lo mucho que se estudia para indagar nuestros orígenes y buscar explicación satisfactoria a nuestro acontecer, la duda surge. No basta el dato de que a los quince años del primer viaje y a los cinco del último viaje de Colón, en 1507, un cosmógrafo alemán divulgara en reconocimiento al florentino América Vespuccio, quien por lo demás, tenía méritos propios, el nombre de tierra de América o América para designar al Nuevo Mundo.<ref>Cf. Levillier, Roberto. ''América Vespuccio, El Nuevo Mundo. Editorial Nasa'', Buenos Aires</ref>Nada pudieron los esfuerzos colombinos de gente como Fray Bartolomé de Las Casas, para la reparación de lo que se considera una injusticia al genovés. Simón Bolívar hubo de darle como compensación el nombre de Colombia a la creación más grande de su genio. <br />
<br />
Se empezó a hablar, pues, en los albores del siglo XVI, de América como equivalente al Nuevo Mundo. Pero solamente era una denominación geográfica. Pero América, como unidad, tampoco existía para el momento del encuentro en 1492. No había siquiera, en los pueblos visitados durante los cuatro viajes de Colón ni en los encontrados en los inmediatos por los sucesivos viajeros, relación con los grandes imperios de los aztecas o los incas, ni conocimiento exacto de lo que muchos años atrás debió de haber ocurrido con la civilización Maya. Fue treinta años después del pri¬mer viaje de Colón cuando Cortés ocupó a México, en una hazaña saturada de audacia y penetrada de crueldad. Cuarenta trascurrieron para que otro extremeño, Francisco Pizarro, cumpliera una hazaña equivalente en el Perú. Si fue en el Norte, la ocupación se iba realizando por etapas, sin que exista constancia de que los espacios conquistados formaran parte de una unidad política y social. América, el Nuevo Mundo, era visto como una gran demarcación continental, pero en nuestras propias gentes no había conciencia de que formaran una comunidad. <br />
<br />
Un proceso de consolidación se fue cumpliendo en los siglos XVI, XVII y XVIII y vino a aflorar definitivamente en los preludios de la Independencia. Cuando va a finalizar el Ochocientos se independizan y confederan las colonias anglosajonas y adoptan el nombre de Estados Unidos de América. Su mayor poder, su mayor presencia e influencia en los acontecimientos mundiales han hecho que para los no americanos y hasta para los americanos del Centro y del Sur del Continente, el vocablo «americano» a secas se use para denominar a los anglo-norteamericanos. Cuando despunta el siglo XIX, las antiguas colonias españolas se sienten movidas a luchar también por su propia independencia política y una corriente de unidad las acerca, por encima de las demarcaciones que determinarán la formación de un número elevado de Estados. El precursor Francisco de Miranda fue un visionario de la unidad de América, considerando como talla América española. El sabio venezolano Andrés Bello, siguiendo su ejemplo, durante largos y penosos años de permanencia en Londres, editó en colaboración con otros ilustres hispanoamericanos la ''Biblioteca Americana y el Repertorio Americano'', revistas dedicadas a robustecer la conciencia de los hispanoamericanos sobre su propia realidad y sus propios problemas, y publicó la primera poesía dedicada expresamente a fomentar la literatura propia del «mundo de Colón», por lo que fue llamado por Henríquez Ureña y por otros, «libertador artístico» del Continente. Bolívar, en la cumbre de su gloria, convoca el Congreso An¬fictiónico de Panamá en 1824, inspirado en el deseo que había expresado al Libertador O'Higgins, de Chile, de hacer de nuestros pueblos «una nación de repúblicas». <br />
<br />
Mientras tanto, las antiguas colonias portuguesas conservaron, a través de una estrategia inteligente desplegada por la Casa de Braganza, su organización política unitaria, pero cuando se constituyeron en República la denominaron «Estados Unidos del Brasil», nombre que mantuvieron por unas cuantas décadas, sin que en él se hiciera expresa mención del gentilicio americano. <br />
<br />
Con el tiempo se ha ido generalizando el calificativo latinoamericano para comprender a toda el área de países de América distintos de los de lengua inglesa y holandesa. Y la unidad se ha ido expresando más y más en medio de la diversidad. No se habla ya tanto de América, sino de “las Américas”: el cognomento «panamericano» se sustituyó acertadamente por el de «interamericano». <br />
<br />
Pero viene de nuevo la ocasión de señalar cómo los símbolos cristianos son de manera implícita una identificación cabal del Nuevo Mundo. Especialmente, se prestan maravillosamente para expresar lo que los latinoamericanos perseguimos en nuestra integración, a saber, la «nación de repúblicas» de que habló el Libertador Simón Bolívar, o sea, como antes dije, la unidad en la diversidad. Ningún símbolo puede para ese objetivo ser más bello que la Madre de Dios.<br />
<br />
=María y la Patria Grande=<br />
<br />
Cada uno de nuestros países venera a la Virgen María, pero cada uno lo hace bajo una advocación especial. Nuestra Señora de Guadalupe es patrona de toda la América Latina y providencialmente se manifestó a un indiecito humilde, que paternal bondad ha elevado recientemente a los altares; pero Guadalupe es, especialmente, una vivencia íntima en el corazón del pueblo mexicano. Los nombres de tantas maravillosas patronas de nuestras colectividades nacionales, como la de Coromoto en Vene¬zuela, la de Chiquinquirá en Colombia, la de Aparecida en Brasil, la de Copacabana en Bolivia, la de Luján en la Argentina, y paro de contar porque la lista es interminable, expresan una conmovedora devoción, y a la vez una afirmación de propia identidad dentro de la unidad. Visitando sus santuarios con emotiva veneración, no puede uno menos que admirar esa milagrosa presencia de Dios en la Historia de que habló Juan Pablo II. Porque ha encomendado a su Madre Santísima renovar la fe y la espe-ranza de los pueblos que gimen en medio de la pobreza y de la confusión. Es antídoto contra desesperanza. <br />
<br />
No es privilegio solamente de Lourdes y de Fátima, y de tan¬tos otros lugares donde se ha aparecido la celestial Señora para encender el espíritu creyente, donde los altos valores del espíritu prevalecen por encima de las tribulaciones. Juan Pablo II, fervoroso mariano, no tuvo mejor aliada para la evangeliza¬ción de nuestra América que la Virgen María, que le salvó la vida y que ha salvado al mundo en forma que no puede considerarse sino milagrosa. <br />
Todos los compatriotas latinoamericanos saben que la Madre de Dios es una sola. Que bajo diferentes formas es la misma. Pero en sus diversas advocaciones, en la historia que a veces embellecida por la leyenda rodea a cada una de ellas, se manifiesta a cada pueblo con una personalidad diferente. Asimismo, los países latinoamerica¬nos sabemos que somos uno; que tenemos un común origen, una manera de ser común y nos compromete un mismo destino, pero cada uno de nuestros pueblos mantiene con firmeza su propia identidad dentro de la unidad. <br />
<br />
Los españoles dieron a las naciones mestizas que engendraron en América mu¬chos dones: los mayores, sin duda, la religión y el idioma. El idioma, preservado amorosamente por la genial visión de Andrés Bello, vínculo unificador. La religión, concebida y practicada dentro de un amplio ecumenismo, como lo ha definido el Concilio Vaticano II, nos lleva necesariamente a pensar en objetivos superiores a los egoísmos individuales y nacionales: nos obliga a buscar la paz, a esforzarnos en la solidaridad. <br />
<br />
Tres lenguas se reparten casi totalmente el mundo americano. El español y el portugués son idiomas afines, entre los cuales el entendimiento y la comprensión son fáciles. El inglés, hablado como lengua materna por los grandes países del Norte y por las pequeñas comunidades del Caribe, tiende a ser cada día la segunda lengua más usada por todos los grupos humanos. <br />
<br />
Todo ello nos lleva a afirmarnos cada vez más en la idea de que lo ocurrido hace quinientos años fue la apertura de una gran avenida para el futuro de la humanidad. Fue un acto de fe; y como lo dijera Miguel de Unamuno «creer es crear».<ref>Citado por Rosemblat Ángel, ''Estudios sobre el Español de América'', III, 122</ref>El proceso de estos quinientos años no ha sido, para los países americanos, nada fácil. Pero en los peores momentos los ha salvado la fe. Hemos reparado con nuestros sufri¬mientos colectivos los pecados cometidos por los conquistadores y por sus herederos en la extorsión y en la crueldad. Pero hay que ver cómo la muchedumbre de esos pueblos, los más abandonados y oprimidos, acuden en silencio, muchas veces andan¬do en suelo áspero sobre sus rodillas, a los santuarios donde se conserva un docu¬mento inconfundible de su religiosidad. <br />
<br />
Cuando Colón llegó a Guanahaní, esa isla hoy casi olvidada a la que denominó San Salvador, lo primero que hizo fue besar la tierra como un acto de reconocimiento a Dios. Cuando el Papa Wojtyla besaba la tierra al llegar a cada uno de nuestros paí¬ses, estaba pronunciando, en gesto mudo, la más hermosa de las oraciones. Al fin y al cabo, la tierra es madre porque el género humano está hecho del barro al que el Creador dispuso insuflarle un alma inmortal. Y al besar a esa madre sufriente, el corazón se eleva a lo infinito, dando gracias al Padre Universal por habernos concedi-do, con la vida, el privilegio de amarlo. No importa que en la conmemoración de este medio milenio se hayan querido desempolvar viejas controversias y echar sobre quie¬nes llevaron a América el mensaje evangélico, la imputación de errores y de crímenes que no negamos y de los cuales la propia Iglesia ha pedido reparación y penitencia. Como dijo el poeta español, «crímenes son del tiempo y no de España». Lo mismo podrían decir el anglosajón y el portugués. Pero a pesar de todos los pesares, el sol que brilló en una playa del Caribe el 12 de octubre de 1492 sigue alumbrando para los que creen en la justicia y la reclaman. Los humildes de América, como los pastores de Belén, soportan sus carencias y dolores por la esperanza irrenunciable de una vida humana mejor.<br />
<br />
<br />
'''RAFAEL CALDERA RODRÍGUEZ'''</div>172.16.56.179https://dhial.org/diccionario/index.php?title=AM%C3%89RICA;_nacimiento_y_personalidad&diff=5296AMÉRICA; nacimiento y personalidad2014-07-18T21:01:47Z<p>172.16.56.179: /* ¿Cuándo nació América? */</p>
<hr />
<div>=Aciertos y equívocos de Colón=<br />
<br />
«La misteriosa presencia de Dios en la Historia, que es la Providencia» (''Centesimus Annus'', 59) --según la expresión insuperable de Juan Pablo II-llevó a Cristóbal Colón en su memorable viaje de 1492, desde Puerto de Palos hasta una isla del Caribe, donde llegó el 12 de octubre de aquel año. Sin entrar a juzgar lo que pudiera ser imperfecto en su conducta, era un cristiano rancio y un creyente. Y como eran cristianos también quienes lo acompañaban, oyeron Misa, confesaron y comulgaron en la preparación para acometer su gran aventura. <br />
<br />
Colón quiso ir a la India y murió con la idea de haber llegado al Asia, atravesando el Océano Atlántico por la vía de Occidente. Se equivocó: no importa. Por otra parte, se insiste en que otros europeos antes que él habían estado en nuestro continente: tampoco importa. Por lo demás, numerosos habitantes de origen no europeo vivían en diversas porciones del territorio americano cuando llegaron los nuevos exploradores. Ello no tiene importancia para calificar su hazaña. Lo que verdaderamente importa es que ese primer viaje de Colón y sus compañeros (que habría quedado en el misterio si no hubieran logrado regresar) es, sin disputa, el hecho más importante y de mayores consecuencias ocurrido en el Universo en el segundo milenio de la Cristiandad.<br />
<br />
En esos mil años no hubo otro acontecimiento cuyas repercusiones hayan sido mayores en profundidad y en extensión, no sólo para quienes estamos radicados en el Hemisferio occidental, sino para quienes moran en otros meridianos y en otras latitudes. Como dice el Senador italiano Paolo Emilio Taviani, el más acucioso de los historiadores modernos sobre la vida y sobre los viajes de Colón: «Las consecuencias del gran descubrimiento se difundieron, se multiplicaron con el correr de los años y de los siglos. Todavía hoy están vivos, y provocan nuevas consecuencias. De esta manera, el genio de Colón llegó a ser y sigue siendo, el símbolo del recodo que cambió el curso de la historia».<ref></ref><br />
<br />
Se equivocó el Almirante genovés sobre el destino final de su viaje, pero no sobre el propósito fundamental del mismo: demostrar que la tierra era tal que podía recorrerse íntegramente, ponerse proa al Oeste para llegar a los países de Oriente. Por él, la humanidad tuvo prueba fehaciente de la unidad y continuidad del Universo.<br />
<br />
=Espíritu de conquista, de aventura y de codicia=<br />
<br />
Llevó a España prueba documental de lo que había encontrado. Naturaleza viva y muerta y seres racionales lo acompañaron, para que nadie pudiera creer que estaba fabulando. Su éxito encendió en muchos el espíritu aventurero y el irrenunciable deseo de conocer que ya dominaban en su época. El escenario de los caballeros andan¬tes, que un siglo después sepultaría Miguel de Cervantes con su inmortal relato de la vida del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, se trasladó al mundo nuevo a través de múltiples expediciones que, asumiendo a plenitud el riesgo en frágiles em¬barcaciones, navegaban hacia lo todavía desconocido y echaban raíces profundas en el fértil continente americano. <br />
<br />
Admitamos que no sólo los motivara la atracción caballeresca de la empresa. <br />
También hizo acto de nefanda presencia la codicia dentro de la cada vez más cauda¬losa migración. Ni pretendemos afirmar que solamente la fe religiosa y el espíritu mi¬sionero impulsaron el flujo interminable de hombres y mujeres que salían de sus pro¬pios ambientes a aposentarse en un mundo distante: la ambición de fama y poder, la fiebre del oro y de los metales preciosos, el afán del enriquecimiento rápido empuja¬ron muchas voluntades. <br />
<br />
Y si es inimaginable el desprendimiento abnegado de infini¬dad de religiosos y religiosas, que lo dejaban todo por servir a Dios y extender su fe en cumplimiento del mandato evangélico, hubo también prototipos de crueldad; se cometieron crímenes repugnantes, se incurrió en ensañamientos innecesarios y cho¬cantes traiciones, que son la sombra de una luz que sigue iluminando la historia y se¬ñalando rumbos que aspiran a seguir la estrella de Belén en búsqueda incesante de la paz para los hombres de buena voluntad. <br />
<br />
Porque después del encuentro de las nuevas comarcas vino también - y era im¬posible que no viniera- el hecho fatal de la conquista. Y «los conquistadores, como dice el escritor venezolano Rufino Blanco Fombona, vistos con ojos ecuánimes no re¬sultan ni el bandolero de Heine ni menos el hermano de San Francisco. Tampoco re¬presentan al héroe paradigmático, cuyos pasos y ejemplos deban seguir los soldados de una gran potencia industrial y democrática en el siglo XX. -¿Qué son, pues? ¬En ellos vemos resplandecer virtudes del país y de la época a que pertenecen. Tam¬bién advertimos en ellos defectos nacionales contemporáneos, agravados tal vez por el teatro bárbaro y distante en que actúan y por la casi completa irresponsabilidad con que manifiestan y defienden su personalidad».<ref></ref><br />
<br />
Esto que afirma de los españoles un historiador del siglo XX puede decirse, y en algunos aspectos hasta magnificarse, de los conquis¬tadores de otras nacionalidades: de los portugueses, a pesar de las diferencias que pueden observarse; de los anglosajones, que fueron más pragmáticos, pero que qui¬zás por ello mismo fueron también más recios e implacables frente a los naturales se¬ñores de los territorios que iban ocupando. <br />
<br />
=Espíritu de Justicia=<br />
<br />
Pero al mismo tiempo que con fuertes acentos de barbarie se desarrollaba la conquista, frente a ella surgía de la pluma bendita del maestro salmantino Francisco de Vitoria, la defensa del derecho natural y el origen de la disciplina del Derecho Internacional; pues sostuvo en sus ''Relecciones de Indias'', en los mismos días en que apenas llegaban las primeras noticias de los descubrimientos y de la conquista, y en los propios escenarios donde brillaba el emperador Carlos V, en cuyos dominios no se ponía el sol, el derecho natural e inviolable de los indígenas sobre los territorios que ocupaban. <br />
<br />
Todo puede decirse acerca del acontecimiento histórico del Descubrimiento, pero lo afirmativo de su esencia gira en torno a la pre-sencia de Cristo, al mensaje de Cristo, a los reclamos de la moral cristiana, siempre presentes frente a las trasgresiones, a los abusos cometidos y a los excesos de poder, impuestos en numerosas ocasiones hasta por portadores oficiales de la fe cristiana. La Iglesia no tiene ningún interés en ocultar esos errores: está interesada, más bien, en denunciarlos para repararlos. <br />
<br />
Dentro de los designios inescrutables de la Providencia estuvieron las circunstancias en las cuales se desarrollaron los viajes de Colón. No llegó él a las regiones en las cuales se habían desarrollado civilizaciones avanzadas en el Continente Americano, llenas de esplendor aunque también forjadas mediante procesos de conquista no exentos de las mismas y aún peores injusticias y abusos de las de quienes llegaban de Europa. Sus naves fondearon en parajes donde la feracidad de la tierra, la suavidad del clima y la arrobadora belleza del paisaje no habían producido florecientes cultu¬ras, o si acaso las hubo, habían desaparecido ante el empuje de pueblos invasores. Apenas en su cuarto y último viaje tuvo la sorpresa de encontrar a unos mercaderes que mostraban un nivel más alto de existencia. Pero no estaba en su destino penetrar para inquirir qué había sido de la civilización Maya a que pertenecían, ni qué otras sociedades avanzadas podía haber en la extensión de nuestro continente.<br />
<br />
=Descubrimiento y Encuentro=<br />
<br />
El encuentro de los dos mundos, según la expresión que se empleó más en la ocasión del Quinto Centenario, tuvo características que lo diferencian de lo que comúnmente se entiende por encuentro. El «acto de coincidir en un punto dos o más cosas, por lo común chocando una contra otra», o «el acto de encontrarse dos o más personas», según el Diccionario, tuvo un sentido unidireccional. Los indígenas, unos en estado primitivo y otros viviendo en condiciones muy adelantadas, no se motivaron ni entonces ni después para desplazarse hacia los lugares de origen de los recién llegados, mientras de los países de donde éstos provenían continuaban llegando en las siguientes décadas verdaderas oleadas humanas. Todas las sangres de todas las naciones fueron a unirse en el más fabuloso crisol del ser humano. <br />
<br />
Dice la física que en los vasos comunicantes el más lleno por presión pasa a ocupar el menos lleno, en busca de nivelación. Los venidos de Europa eran portadores de variadas culturas, superpuestas en proceso de siglos. No eran españoles solamente, ni siquiera solamente europeos los que venían a América. A través de ellos se trasmitía la cultura del Egipto milenario, la severidad del hebraísmo austero, la pujanza del islamismo avasallante, la fascinación del Oriente misterioso impregnado de Buda y de Confucio. Pero todo traía un signo definitorio, incomparable: el que le imprimía al mundo nuevo que nacía la idealidad cristiana. Los hechos de conquista, por lo demás, no fueron sustancialmente diferentes de los que habían ocurrido en el resto del mundo, cuando unos grupos fueron sojuzgando a otros grupos humanos para terminar fundiéndose con ellos y adoptar su cultura; ni de los que habían formado los propios imperios existentes en México o Perú, porque en ninguna parte los hombres ha¬bían logrado eliminar la guerra, ni soñaban con una paz definitiva, ésa que se nos acerca y se nos aleja, y a veces nos parece un espejismo en el mismo inicio del siglo XXI.<br />
<br />
=Una nueva cultura=<br />
<br />
Los conquistadores, evidentemente, trataron de trasladar su propia civilización a las tierras para ellos desconocidas a las que les abrió camino el viaje de Cristóbal Co¬lón. No hay por qué sorprenderse de que a las ciudades que fundaban les dieran nombres europeos que sobrevivieron con frecuencia unidos a los nombres autócto¬nos. Bautizaban ciudades, es cierto, con los nombres de Santiago, de Santa Fe o de Nueva Cádiz, o Nueva Barcelona, o La Asunción; también lo hicieron los anglosajo¬nes en el Norte con Nueva Amsterdam o Nueva York, y los misioneros californianos con San Francisco, San Diego o Los Ángeles, iluminadas por el celo de unos cuantos Junípero Serra; pero la pervivencia de la toponimia original demostrará que no se trasladó el Viejo Mundo al otro lado del Atlántico, sino que ha nacido de verdad un Mundo Nuevo, en el cual por vez primera se reúnen, se mezclan, los ingredientes ét¬nicos y sobre todo culturales de los otros tres grandes continentes. Se formó lo que un gran latinoamericano, el mexicano Vasconcelos, llamó «raza cósmica». Se crearon escuelas, colegios y universidades; y es timbre de orgullo para los misioneros y para los monarcas de ultramar que lo ordenaron, el que se preservaran los idiomas nati¬vos, se dictara una noble legislación de Indias y se recogieran en anales las costum¬bres y tradiciones que conservaban quienes habitaban en América antes de la llegada de los europeos. <br />
<br />
=¿Cuándo nació América?=<br />
<br />
Pero, en medio de tantos hechos, muchos de ellos contradictorios y confusos, ocurridos en estos cinco siglos, surge la pregunta de cuándo nació América. No es fácil precisarlo. Todavía, en medio de lo mucho que se estudia para indagar nuestros orígenes y buscar explicación satisfactoria a nuestro acontecer, la duda surge. No basta el dato de que a los quince años del primer viaje y a los cinco del último viaje de Colón, en 1507, un cosmógrafo alemán divulgara en reconocimiento al florentino América Vespuccio, quien por lo demás, tenía méritos propios, el nombre de tierra de América o América para designar al Nuevo Mundo.<ref></ref>Nada pudieron los esfuerzos colombinos de gente como Fray Bartolomé de Las Casas, para la reparación de lo que se considera una injusticia al genovés. Simón Bolívar hubo de darle como compensación el nombre de Colombia a la creación más grande de su genio. <br />
<br />
Se empezó a hablar, pues, en los albores del siglo XVI, de América como equivalente al Nuevo Mundo. Pero solamente era una denominación geográfica. Pero América, como unidad, tampoco existía para el momento del encuentro en 1492. No había siquiera, en los pueblos visitados durante los cuatro viajes de Colón ni en los encontrados en los inmediatos por los sucesivos viajeros, relación con los grandes imperios de los aztecas o los incas, ni conocimiento exacto de lo que muchos años atrás debió de haber ocurrido con la civilización Maya. Fue treinta años después del pri¬mer viaje de Colón cuando Cortés ocupó a México, en una hazaña saturada de audacia y penetrada de crueldad. Cuarenta trascurrieron para que otro extremeño, Francisco Pizarro, cumpliera una hazaña equivalente en el Perú. Si fue en el Norte, la ocupación se iba realizando por etapas, sin que exista constancia de que los espacios conquistados formaran parte de una unidad política y social. América, el Nuevo Mundo, era visto como una gran demarcación continental, pero en nuestras propias gentes no había conciencia de que formaran una comunidad. <br />
<br />
Un proceso de consolidación se fue cumpliendo en los siglos XVI, XVII y XVIII y vino a aflorar definitivamente en los preludios de la Independencia. Cuando va a finalizar el Ochocientos se independizan y confederan las colonias anglosajonas y adoptan el nombre de Estados Unidos de América. Su mayor poder, su mayor presencia e influencia en los acontecimientos mundiales han hecho que para los no americanos y hasta para los americanos del Centro y del Sur del Continente, el vocablo «americano» a secas se use para denominar a los anglo-norteamericanos. Cuando despunta el siglo XIX, las antiguas colonias españolas se sienten movidas a luchar también por su propia independencia política y una corriente de unidad las acerca, por encima de las demarcaciones que determinarán la formación de un número elevado de Estados. El precursor Francisco de Miranda fue un visionario de la unidad de América, considerando como talla América española. El sabio venezolano Andrés Bello, siguiendo su ejemplo, durante largos y penosos años de permanencia en Londres, editó en colaboración con otros ilustres hispanoamericanos la ''Biblioteca Americana y el Repertorio Americano'', revistas dedicadas a robustecer la conciencia de los hispanoamericanos sobre su propia realidad y sus propios problemas, y publicó la primera poesía dedicada expresamente a fomentar la literatura propia del «mundo de Colón», por lo que fue llamado por Henríquez Ureña y por otros, «libertador artístico» del Continente. Bolívar, en la cumbre de su gloria, convoca el Congreso An¬fictiónico de Panamá en 1824, inspirado en el deseo que había expresado al Libertador O'Higgins, de Chile, de hacer de nuestros pueblos «una nación de repúblicas». <br />
<br />
Mientras tanto, las antiguas colonias portuguesas conservaron, a través de una estrategia inteligente desplegada por la Casa de Braganza, su organización política unitaria, pero cuando se constituyeron en República la denominaron «Estados Unidos del Brasil», nombre que mantuvieron por unas cuantas décadas, sin que en él se hiciera expresa mención del gentilicio americano. <br />
<br />
Con el tiempo se ha ido generalizando el calificativo latinoamericano para comprender a toda el área de países de América distintos de los de lengua inglesa y holandesa. Y la unidad se ha ido expresando más y más en medio de la diversidad. No se habla ya tanto de América, sino de “las Américas”: el cognomento «panamericano» se sustituyó acertadamente por el de «interamericano». <br />
<br />
Pero viene de nuevo la ocasión de señalar cómo los símbolos cristianos son de manera implícita una identificación cabal del Nuevo Mundo. Especialmente, se prestan maravillosamente para expresar lo que los latinoamericanos perseguimos en nuestra integración, a saber, la «nación de repúblicas» de que habló el Libertador Simón Bolívar, o sea, como antes dije, la unidad en la diversidad. Ningún símbolo puede para ese objetivo ser más bello que la Madre de Dios.<br />
<br />
=María y la Patria Grande=<br />
<br />
Cada uno de nuestros países venera a la Virgen María, pero cada uno lo hace bajo una advocación especial. Nuestra Señora de Guadalupe es patrona de toda la América Latina y providencialmente se manifestó a un indiecito humilde, que paternal bondad ha elevado recientemente a los altares; pero Guadalupe es, especialmente, una vivencia íntima en el corazón del pueblo mexicano. Los nombres de tantas maravillosas patronas de nuestras colectividades nacionales, como la de Coromoto en Vene¬zuela, la de Chiquinquirá en Colombia, la de Aparecida en Brasil, la de Copacabana en Bolivia, la de Luján en la Argentina, y paro de contar porque la lista es interminable, expresan una conmovedora devoción, y a la vez una afirmación de propia identidad dentro de la unidad. Visitando sus santuarios con emotiva veneración, no puede uno menos que admirar esa milagrosa presencia de Dios en la Historia de que habló Juan Pablo II. Porque ha encomendado a su Madre Santísima renovar la fe y la espe-ranza de los pueblos que gimen en medio de la pobreza y de la confusión. Es antídoto contra desesperanza. <br />
<br />
No es privilegio solamente de Lourdes y de Fátima, y de tan¬tos otros lugares donde se ha aparecido la celestial Señora para encender el espíritu creyente, donde los altos valores del espíritu prevalecen por encima de las tribulaciones. Juan Pablo II, fervoroso mariano, no tuvo mejor aliada para la evangeliza¬ción de nuestra América que la Virgen María, que le salvó la vida y que ha salvado al mundo en forma que no puede considerarse sino milagrosa. <br />
Todos los compatriotas latinoamericanos saben que la Madre de Dios es una sola. Que bajo diferentes formas es la misma. Pero en sus diversas advocaciones, en la historia que a veces embellecida por la leyenda rodea a cada una de ellas, se manifiesta a cada pueblo con una personalidad diferente. Asimismo, los países latinoamerica¬nos sabemos que somos uno; que tenemos un común origen, una manera de ser común y nos compromete un mismo destino, pero cada uno de nuestros pueblos mantiene con firmeza su propia identidad dentro de la unidad. <br />
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Los españoles dieron a las naciones mestizas que engendraron en América mu¬chos dones: los mayores, sin duda, la religión y el idioma. El idioma, preservado amorosamente por la genial visión de Andrés Bello, vínculo unificador. La religión, concebida y practicada dentro de un amplio ecumenismo, como lo ha definido el Concilio Vaticano II, nos lleva necesariamente a pensar en objetivos superiores a los egoísmos individuales y nacionales: nos obliga a buscar la paz, a esforzarnos en la solidaridad. <br />
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Tres lenguas se reparten casi totalmente el mundo americano. El español y el portugués son idiomas afines, entre los cuales el entendimiento y la comprensión son fáciles. El inglés, hablado como lengua materna por los grandes países del Norte y por las pequeñas comunidades del Caribe, tiende a ser cada día la segunda lengua más usada por todos los grupos humanos. <br />
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Todo ello nos lleva a afirmarnos cada vez más en la idea de que lo ocurrido hace quinientos años fue la apertura de una gran avenida para el futuro de la humanidad. Fue un acto de fe; y como lo dijera Miguel de Unamuno «creer es crear».<ref></ref>El proceso de estos quinientos años no ha sido, para los países americanos, nada fácil. Pero en los peores momentos los ha salvado la fe. Hemos reparado con nuestros sufri¬mientos colectivos los pecados cometidos por los conquistadores y por sus herederos en la extorsión y en la crueldad. Pero hay que ver cómo la muchedumbre de esos pueblos, los más abandonados y oprimidos, acuden en silencio, muchas veces andan¬do en suelo áspero sobre sus rodillas, a los santuarios donde se conserva un docu¬mento inconfundible de su religiosidad. <br />
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Cuando Colón llegó a Guanahaní, esa isla hoy casi olvidada a la que denominó San Salvador, lo primero que hizo fue besar la tierra como un acto de reconocimiento a Dios. Cuando el Papa Wojtyla besaba la tierra al llegar a cada uno de nuestros paí¬ses, estaba pronunciando, en gesto mudo, la más hermosa de las oraciones. Al fin y al cabo, la tierra es madre porque el género humano está hecho del barro al que el Creador dispuso insuflarle un alma inmortal. Y al besar a esa madre sufriente, el corazón se eleva a lo infinito, dando gracias al Padre Universal por habernos concedi-do, con la vida, el privilegio de amarlo. No importa que en la conmemoración de este medio milenio se hayan querido desempolvar viejas controversias y echar sobre quie¬nes llevaron a América el mensaje evangélico, la imputación de errores y de crímenes que no negamos y de los cuales la propia Iglesia ha pedido reparación y penitencia. Como dijo el poeta español, «crímenes son del tiempo y no de España». Lo mismo podrían decir el anglosajón y el portugués. Pero a pesar de todos los pesares, el sol que brilló en una playa del Caribe el 12 de octubre de 1492 sigue alumbrando para los que creen en la justicia y la reclaman. Los humildes de América, como los pastores de Belén, soportan sus carencias y dolores por la esperanza irrenunciable de una vida humana mejor.</div>172.16.56.179https://dhial.org/diccionario/index.php?title=AM%C3%89RICA;_nacimiento_y_personalidad&diff=5295AMÉRICA; nacimiento y personalidad2014-07-18T21:01:23Z<p>172.16.56.179: /* ¿Cuándo nació América? */</p>
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<div>=Aciertos y equívocos de Colón=<br />
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«La misteriosa presencia de Dios en la Historia, que es la Providencia» (''Centesimus Annus'', 59) --según la expresión insuperable de Juan Pablo II-llevó a Cristóbal Colón en su memorable viaje de 1492, desde Puerto de Palos hasta una isla del Caribe, donde llegó el 12 de octubre de aquel año. Sin entrar a juzgar lo que pudiera ser imperfecto en su conducta, era un cristiano rancio y un creyente. Y como eran cristianos también quienes lo acompañaban, oyeron Misa, confesaron y comulgaron en la preparación para acometer su gran aventura. <br />
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Colón quiso ir a la India y murió con la idea de haber llegado al Asia, atravesando el Océano Atlántico por la vía de Occidente. Se equivocó: no importa. Por otra parte, se insiste en que otros europeos antes que él habían estado en nuestro continente: tampoco importa. Por lo demás, numerosos habitantes de origen no europeo vivían en diversas porciones del territorio americano cuando llegaron los nuevos exploradores. Ello no tiene importancia para calificar su hazaña. Lo que verdaderamente importa es que ese primer viaje de Colón y sus compañeros (que habría quedado en el misterio si no hubieran logrado regresar) es, sin disputa, el hecho más importante y de mayores consecuencias ocurrido en el Universo en el segundo milenio de la Cristiandad.<br />
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En esos mil años no hubo otro acontecimiento cuyas repercusiones hayan sido mayores en profundidad y en extensión, no sólo para quienes estamos radicados en el Hemisferio occidental, sino para quienes moran en otros meridianos y en otras latitudes. Como dice el Senador italiano Paolo Emilio Taviani, el más acucioso de los historiadores modernos sobre la vida y sobre los viajes de Colón: «Las consecuencias del gran descubrimiento se difundieron, se multiplicaron con el correr de los años y de los siglos. Todavía hoy están vivos, y provocan nuevas consecuencias. De esta manera, el genio de Colón llegó a ser y sigue siendo, el símbolo del recodo que cambió el curso de la historia».<ref></ref><br />
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Se equivocó el Almirante genovés sobre el destino final de su viaje, pero no sobre el propósito fundamental del mismo: demostrar que la tierra era tal que podía recorrerse íntegramente, ponerse proa al Oeste para llegar a los países de Oriente. Por él, la humanidad tuvo prueba fehaciente de la unidad y continuidad del Universo.<br />
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=Espíritu de conquista, de aventura y de codicia=<br />
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Llevó a España prueba documental de lo que había encontrado. Naturaleza viva y muerta y seres racionales lo acompañaron, para que nadie pudiera creer que estaba fabulando. Su éxito encendió en muchos el espíritu aventurero y el irrenunciable deseo de conocer que ya dominaban en su época. El escenario de los caballeros andan¬tes, que un siglo después sepultaría Miguel de Cervantes con su inmortal relato de la vida del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, se trasladó al mundo nuevo a través de múltiples expediciones que, asumiendo a plenitud el riesgo en frágiles em¬barcaciones, navegaban hacia lo todavía desconocido y echaban raíces profundas en el fértil continente americano. <br />
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Admitamos que no sólo los motivara la atracción caballeresca de la empresa. <br />
También hizo acto de nefanda presencia la codicia dentro de la cada vez más cauda¬losa migración. Ni pretendemos afirmar que solamente la fe religiosa y el espíritu mi¬sionero impulsaron el flujo interminable de hombres y mujeres que salían de sus pro¬pios ambientes a aposentarse en un mundo distante: la ambición de fama y poder, la fiebre del oro y de los metales preciosos, el afán del enriquecimiento rápido empuja¬ron muchas voluntades. <br />
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Y si es inimaginable el desprendimiento abnegado de infini¬dad de religiosos y religiosas, que lo dejaban todo por servir a Dios y extender su fe en cumplimiento del mandato evangélico, hubo también prototipos de crueldad; se cometieron crímenes repugnantes, se incurrió en ensañamientos innecesarios y cho¬cantes traiciones, que son la sombra de una luz que sigue iluminando la historia y se¬ñalando rumbos que aspiran a seguir la estrella de Belén en búsqueda incesante de la paz para los hombres de buena voluntad. <br />
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Porque después del encuentro de las nuevas comarcas vino también - y era im¬posible que no viniera- el hecho fatal de la conquista. Y «los conquistadores, como dice el escritor venezolano Rufino Blanco Fombona, vistos con ojos ecuánimes no re¬sultan ni el bandolero de Heine ni menos el hermano de San Francisco. Tampoco re¬presentan al héroe paradigmático, cuyos pasos y ejemplos deban seguir los soldados de una gran potencia industrial y democrática en el siglo XX. -¿Qué son, pues? ¬En ellos vemos resplandecer virtudes del país y de la época a que pertenecen. Tam¬bién advertimos en ellos defectos nacionales contemporáneos, agravados tal vez por el teatro bárbaro y distante en que actúan y por la casi completa irresponsabilidad con que manifiestan y defienden su personalidad».<ref></ref><br />
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Esto que afirma de los españoles un historiador del siglo XX puede decirse, y en algunos aspectos hasta magnificarse, de los conquis¬tadores de otras nacionalidades: de los portugueses, a pesar de las diferencias que pueden observarse; de los anglosajones, que fueron más pragmáticos, pero que qui¬zás por ello mismo fueron también más recios e implacables frente a los naturales se¬ñores de los territorios que iban ocupando. <br />
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=Espíritu de Justicia=<br />
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Pero al mismo tiempo que con fuertes acentos de barbarie se desarrollaba la conquista, frente a ella surgía de la pluma bendita del maestro salmantino Francisco de Vitoria, la defensa del derecho natural y el origen de la disciplina del Derecho Internacional; pues sostuvo en sus ''Relecciones de Indias'', en los mismos días en que apenas llegaban las primeras noticias de los descubrimientos y de la conquista, y en los propios escenarios donde brillaba el emperador Carlos V, en cuyos dominios no se ponía el sol, el derecho natural e inviolable de los indígenas sobre los territorios que ocupaban. <br />
<br />
Todo puede decirse acerca del acontecimiento histórico del Descubrimiento, pero lo afirmativo de su esencia gira en torno a la pre-sencia de Cristo, al mensaje de Cristo, a los reclamos de la moral cristiana, siempre presentes frente a las trasgresiones, a los abusos cometidos y a los excesos de poder, impuestos en numerosas ocasiones hasta por portadores oficiales de la fe cristiana. La Iglesia no tiene ningún interés en ocultar esos errores: está interesada, más bien, en denunciarlos para repararlos. <br />
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Dentro de los designios inescrutables de la Providencia estuvieron las circunstancias en las cuales se desarrollaron los viajes de Colón. No llegó él a las regiones en las cuales se habían desarrollado civilizaciones avanzadas en el Continente Americano, llenas de esplendor aunque también forjadas mediante procesos de conquista no exentos de las mismas y aún peores injusticias y abusos de las de quienes llegaban de Europa. Sus naves fondearon en parajes donde la feracidad de la tierra, la suavidad del clima y la arrobadora belleza del paisaje no habían producido florecientes cultu¬ras, o si acaso las hubo, habían desaparecido ante el empuje de pueblos invasores. Apenas en su cuarto y último viaje tuvo la sorpresa de encontrar a unos mercaderes que mostraban un nivel más alto de existencia. Pero no estaba en su destino penetrar para inquirir qué había sido de la civilización Maya a que pertenecían, ni qué otras sociedades avanzadas podía haber en la extensión de nuestro continente.<br />
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=Descubrimiento y Encuentro=<br />
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El encuentro de los dos mundos, según la expresión que se empleó más en la ocasión del Quinto Centenario, tuvo características que lo diferencian de lo que comúnmente se entiende por encuentro. El «acto de coincidir en un punto dos o más cosas, por lo común chocando una contra otra», o «el acto de encontrarse dos o más personas», según el Diccionario, tuvo un sentido unidireccional. Los indígenas, unos en estado primitivo y otros viviendo en condiciones muy adelantadas, no se motivaron ni entonces ni después para desplazarse hacia los lugares de origen de los recién llegados, mientras de los países de donde éstos provenían continuaban llegando en las siguientes décadas verdaderas oleadas humanas. Todas las sangres de todas las naciones fueron a unirse en el más fabuloso crisol del ser humano. <br />
<br />
Dice la física que en los vasos comunicantes el más lleno por presión pasa a ocupar el menos lleno, en busca de nivelación. Los venidos de Europa eran portadores de variadas culturas, superpuestas en proceso de siglos. No eran españoles solamente, ni siquiera solamente europeos los que venían a América. A través de ellos se trasmitía la cultura del Egipto milenario, la severidad del hebraísmo austero, la pujanza del islamismo avasallante, la fascinación del Oriente misterioso impregnado de Buda y de Confucio. Pero todo traía un signo definitorio, incomparable: el que le imprimía al mundo nuevo que nacía la idealidad cristiana. Los hechos de conquista, por lo demás, no fueron sustancialmente diferentes de los que habían ocurrido en el resto del mundo, cuando unos grupos fueron sojuzgando a otros grupos humanos para terminar fundiéndose con ellos y adoptar su cultura; ni de los que habían formado los propios imperios existentes en México o Perú, porque en ninguna parte los hombres ha¬bían logrado eliminar la guerra, ni soñaban con una paz definitiva, ésa que se nos acerca y se nos aleja, y a veces nos parece un espejismo en el mismo inicio del siglo XXI.<br />
<br />
=Una nueva cultura=<br />
<br />
Los conquistadores, evidentemente, trataron de trasladar su propia civilización a las tierras para ellos desconocidas a las que les abrió camino el viaje de Cristóbal Co¬lón. No hay por qué sorprenderse de que a las ciudades que fundaban les dieran nombres europeos que sobrevivieron con frecuencia unidos a los nombres autócto¬nos. Bautizaban ciudades, es cierto, con los nombres de Santiago, de Santa Fe o de Nueva Cádiz, o Nueva Barcelona, o La Asunción; también lo hicieron los anglosajo¬nes en el Norte con Nueva Amsterdam o Nueva York, y los misioneros californianos con San Francisco, San Diego o Los Ángeles, iluminadas por el celo de unos cuantos Junípero Serra; pero la pervivencia de la toponimia original demostrará que no se trasladó el Viejo Mundo al otro lado del Atlántico, sino que ha nacido de verdad un Mundo Nuevo, en el cual por vez primera se reúnen, se mezclan, los ingredientes ét¬nicos y sobre todo culturales de los otros tres grandes continentes. Se formó lo que un gran latinoamericano, el mexicano Vasconcelos, llamó «raza cósmica». Se crearon escuelas, colegios y universidades; y es timbre de orgullo para los misioneros y para los monarcas de ultramar que lo ordenaron, el que se preservaran los idiomas nati¬vos, se dictara una noble legislación de Indias y se recogieran en anales las costum¬bres y tradiciones que conservaban quienes habitaban en América antes de la llegada de los europeos. <br />
<br />
=¿Cuándo nació América?=<br />
<br />
Pero, en medio de tantos hechos, muchos de ellos contradictorios y confusos, ocurridos en estos cinco siglos, surge la pregunta de cuándo nació América. No es fácil precisarlo. Todavía, en medio de lo mucho que se estudia para indagar nuestros orígenes y buscar explicación satisfactoria a nuestro acontecer, la duda surge. No basta el dato de que a los quince años del primer viaje y a los cinco del último viaje de Colón, en 1507, un cosmógrafo alemán divulgara en reconocimiento al florentino América Vespuccio, quien por lo demás, tenía méritos propios, el nombre de tierra de América o América para designar al Nuevo Mundo.<ref></ref>Nada pudieron los esfuerzos colombinos de gente como Fray Bartolomé de Las Casas, para la reparación de lo que se considera una injusticia al genovés. Simón Bolívar hubo de darle como compensación el nombre de Colombia a la creación más grande de su genio. <br />
<br />
Se empezó a hablar, pues, en los albores del siglo XVI, de América como equivalente al Nuevo Mundo. Pero solamente era una denominación geográfica. Pero América, como unidad, tampoco existía para el momento del encuentro en 1492. No había siquiera, en los pueblos visitados durante los cuatro viajes de Colón ni en los en¬contrados en los inmediatos por los sucesivos viajeros, relación con los grandes imperios de los aztecas o los incas, ni conocimiento exacto de lo que muchos años atrás debió de haber ocurrido con la civilización Maya. Fue treinta años después del pri¬mer viaje de Colón cuando Cortés ocupó a México, en una hazaña saturada de audacia y penetrada de crueldad. Cuarenta trascurrieron para que otro extremeño, Francisco Pizarro, cumpliera una hazaña equivalente en el Perú. Si fue en el Norte, la ocupación se iba realizando por etapas, sin que exista constancia de que los espacios conquistados formaran parte de una unidad política y social. América, el Nuevo Mundo, era visto como una gran demarcación continental, pero en nuestras propias gentes no había conciencia de que formaran una comunidad. <br />
<br />
Un proceso de consolidación se fue cumpliendo en los siglos XVI, XVII y XVIII y vino a aflorar definitivamente en los preludios de la Independencia. Cuando va a finalizar el Ochocientos se independizan y confederan las colonias anglosajonas y adoptan el nombre de Estados Unidos de América. Su mayor poder, su mayor presencia e influencia en los acontecimientos mundiales han hecho que para los no americanos y hasta para los americanos del Centro y del Sur del Continente, el vocablo «americano» a secas se use para denominar a los anglo-norteamericanos. Cuando despunta el siglo XIX, las antiguas colonias españolas se sienten movidas a luchar también por su propia independencia política y una corriente de unidad las acerca, por encima de las demarcaciones que determinarán la formación de un número elevado de Estados. El precursor Francisco de Miranda fue un visionario de la unidad de América, considerando como talla América española. El sabio venezolano Andrés Bello, siguiendo su ejemplo, durante largos y penosos años de permanencia en Londres, editó en colaboración con otros ilustres hispanoamericanos la ''Biblioteca Americana y el Repertorio Americano'', revistas dedicadas a robustecer la conciencia de los hispanoamericanos sobre su propia realidad y sus propios problemas, y publicó la primera poesía dedicada expresamente a fomentar la literatura propia del «mundo de Colón», por lo que fue llamado por Henríquez Ureña y por otros, «libertador artístico» del Continente. Bolívar, en la cumbre de su gloria, convoca el Congreso An¬fictiónico de Panamá en 1824, inspirado en el deseo que había expresado al Libertador O'Higgins, de Chile, de hacer de nuestros pueblos «una nación de repúblicas». <br />
<br />
Mientras tanto, las antiguas colonias portuguesas conservaron, a través de una estrategia inteligente desplegada por la Casa de Braganza, su organización política unitaria, pero cuando se constituyeron en República la denominaron «Estados Unidos del Brasil», nombre que mantuvieron por unas cuantas décadas, sin que en él se hiciera expresa mención del gentilicio americano. <br />
<br />
Con el tiempo se ha ido generalizando el calificativo latinoamericano para comprender a toda el área de países de América distintos de los de lengua inglesa y holandesa. Y la unidad se ha ido expresando más y más en medio de la diversidad. No se habla ya tanto de América, sino de “las Américas”: el cognomento «panamericano» se sustituyó acertadamente por el de «interamericano». <br />
<br />
Pero viene de nuevo la ocasión de señalar cómo los símbolos cristianos son de manera implícita una identificación cabal del Nuevo Mundo. Especialmente, se prestan maravillosamente para expresar lo que los latinoamericanos perseguimos en nuestra integración, a saber, la «nación de repúblicas» de que habló el Libertador Simón Bolívar, o sea, como antes dije, la unidad en la diversidad. Ningún símbolo puede para ese objetivo ser más bello que la Madre de Dios.<br />
<br />
=María y la Patria Grande=<br />
<br />
Cada uno de nuestros países venera a la Virgen María, pero cada uno lo hace bajo una advocación especial. Nuestra Señora de Guadalupe es patrona de toda la América Latina y providencialmente se manifestó a un indiecito humilde, que paternal bondad ha elevado recientemente a los altares; pero Guadalupe es, especialmente, una vivencia íntima en el corazón del pueblo mexicano. Los nombres de tantas maravillosas patronas de nuestras colectividades nacionales, como la de Coromoto en Vene¬zuela, la de Chiquinquirá en Colombia, la de Aparecida en Brasil, la de Copacabana en Bolivia, la de Luján en la Argentina, y paro de contar porque la lista es interminable, expresan una conmovedora devoción, y a la vez una afirmación de propia identidad dentro de la unidad. Visitando sus santuarios con emotiva veneración, no puede uno menos que admirar esa milagrosa presencia de Dios en la Historia de que habló Juan Pablo II. Porque ha encomendado a su Madre Santísima renovar la fe y la espe-ranza de los pueblos que gimen en medio de la pobreza y de la confusión. Es antídoto contra desesperanza. <br />
<br />
No es privilegio solamente de Lourdes y de Fátima, y de tan¬tos otros lugares donde se ha aparecido la celestial Señora para encender el espíritu creyente, donde los altos valores del espíritu prevalecen por encima de las tribulaciones. Juan Pablo II, fervoroso mariano, no tuvo mejor aliada para la evangeliza¬ción de nuestra América que la Virgen María, que le salvó la vida y que ha salvado al mundo en forma que no puede considerarse sino milagrosa. <br />
Todos los compatriotas latinoamericanos saben que la Madre de Dios es una sola. Que bajo diferentes formas es la misma. Pero en sus diversas advocaciones, en la historia que a veces embellecida por la leyenda rodea a cada una de ellas, se manifiesta a cada pueblo con una personalidad diferente. Asimismo, los países latinoamerica¬nos sabemos que somos uno; que tenemos un común origen, una manera de ser común y nos compromete un mismo destino, pero cada uno de nuestros pueblos mantiene con firmeza su propia identidad dentro de la unidad. <br />
<br />
Los españoles dieron a las naciones mestizas que engendraron en América mu¬chos dones: los mayores, sin duda, la religión y el idioma. El idioma, preservado amorosamente por la genial visión de Andrés Bello, vínculo unificador. La religión, concebida y practicada dentro de un amplio ecumenismo, como lo ha definido el Concilio Vaticano II, nos lleva necesariamente a pensar en objetivos superiores a los egoísmos individuales y nacionales: nos obliga a buscar la paz, a esforzarnos en la solidaridad. <br />
<br />
Tres lenguas se reparten casi totalmente el mundo americano. El español y el portugués son idiomas afines, entre los cuales el entendimiento y la comprensión son fáciles. El inglés, hablado como lengua materna por los grandes países del Norte y por las pequeñas comunidades del Caribe, tiende a ser cada día la segunda lengua más usada por todos los grupos humanos. <br />
<br />
Todo ello nos lleva a afirmarnos cada vez más en la idea de que lo ocurrido hace quinientos años fue la apertura de una gran avenida para el futuro de la humanidad. Fue un acto de fe; y como lo dijera Miguel de Unamuno «creer es crear».<ref></ref>El proceso de estos quinientos años no ha sido, para los países americanos, nada fácil. Pero en los peores momentos los ha salvado la fe. Hemos reparado con nuestros sufri¬mientos colectivos los pecados cometidos por los conquistadores y por sus herederos en la extorsión y en la crueldad. Pero hay que ver cómo la muchedumbre de esos pueblos, los más abandonados y oprimidos, acuden en silencio, muchas veces andan¬do en suelo áspero sobre sus rodillas, a los santuarios donde se conserva un docu¬mento inconfundible de su religiosidad. <br />
<br />
Cuando Colón llegó a Guanahaní, esa isla hoy casi olvidada a la que denominó San Salvador, lo primero que hizo fue besar la tierra como un acto de reconocimiento a Dios. Cuando el Papa Wojtyla besaba la tierra al llegar a cada uno de nuestros paí¬ses, estaba pronunciando, en gesto mudo, la más hermosa de las oraciones. Al fin y al cabo, la tierra es madre porque el género humano está hecho del barro al que el Creador dispuso insuflarle un alma inmortal. Y al besar a esa madre sufriente, el corazón se eleva a lo infinito, dando gracias al Padre Universal por habernos concedi-do, con la vida, el privilegio de amarlo. No importa que en la conmemoración de este medio milenio se hayan querido desempolvar viejas controversias y echar sobre quie¬nes llevaron a América el mensaje evangélico, la imputación de errores y de crímenes que no negamos y de los cuales la propia Iglesia ha pedido reparación y penitencia. Como dijo el poeta español, «crímenes son del tiempo y no de España». Lo mismo podrían decir el anglosajón y el portugués. Pero a pesar de todos los pesares, el sol que brilló en una playa del Caribe el 12 de octubre de 1492 sigue alumbrando para los que creen en la justicia y la reclaman. Los humildes de América, como los pastores de Belén, soportan sus carencias y dolores por la esperanza irrenunciable de una vida humana mejor.</div>172.16.56.179https://dhial.org/diccionario/index.php?title=AM%C3%89RICA;_nacimiento_y_personalidad&diff=5294AMÉRICA; nacimiento y personalidad2014-07-18T21:00:09Z<p>172.16.56.179: /* Descubrimiento y Encuentro */</p>
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<div>=Aciertos y equívocos de Colón=<br />
<br />
«La misteriosa presencia de Dios en la Historia, que es la Providencia» (''Centesimus Annus'', 59) --según la expresión insuperable de Juan Pablo II-llevó a Cristóbal Colón en su memorable viaje de 1492, desde Puerto de Palos hasta una isla del Caribe, donde llegó el 12 de octubre de aquel año. Sin entrar a juzgar lo que pudiera ser imperfecto en su conducta, era un cristiano rancio y un creyente. Y como eran cristianos también quienes lo acompañaban, oyeron Misa, confesaron y comulgaron en la preparación para acometer su gran aventura. <br />
<br />
Colón quiso ir a la India y murió con la idea de haber llegado al Asia, atravesando el Océano Atlántico por la vía de Occidente. Se equivocó: no importa. Por otra parte, se insiste en que otros europeos antes que él habían estado en nuestro continente: tampoco importa. Por lo demás, numerosos habitantes de origen no europeo vivían en diversas porciones del territorio americano cuando llegaron los nuevos exploradores. Ello no tiene importancia para calificar su hazaña. Lo que verdaderamente importa es que ese primer viaje de Colón y sus compañeros (que habría quedado en el misterio si no hubieran logrado regresar) es, sin disputa, el hecho más importante y de mayores consecuencias ocurrido en el Universo en el segundo milenio de la Cristiandad.<br />
<br />
En esos mil años no hubo otro acontecimiento cuyas repercusiones hayan sido mayores en profundidad y en extensión, no sólo para quienes estamos radicados en el Hemisferio occidental, sino para quienes moran en otros meridianos y en otras latitudes. Como dice el Senador italiano Paolo Emilio Taviani, el más acucioso de los historiadores modernos sobre la vida y sobre los viajes de Colón: «Las consecuencias del gran descubrimiento se difundieron, se multiplicaron con el correr de los años y de los siglos. Todavía hoy están vivos, y provocan nuevas consecuencias. De esta manera, el genio de Colón llegó a ser y sigue siendo, el símbolo del recodo que cambió el curso de la historia».<ref></ref><br />
<br />
Se equivocó el Almirante genovés sobre el destino final de su viaje, pero no sobre el propósito fundamental del mismo: demostrar que la tierra era tal que podía recorrerse íntegramente, ponerse proa al Oeste para llegar a los países de Oriente. Por él, la humanidad tuvo prueba fehaciente de la unidad y continuidad del Universo.<br />
<br />
=Espíritu de conquista, de aventura y de codicia=<br />
<br />
Llevó a España prueba documental de lo que había encontrado. Naturaleza viva y muerta y seres racionales lo acompañaron, para que nadie pudiera creer que estaba fabulando. Su éxito encendió en muchos el espíritu aventurero y el irrenunciable deseo de conocer que ya dominaban en su época. El escenario de los caballeros andan¬tes, que un siglo después sepultaría Miguel de Cervantes con su inmortal relato de la vida del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, se trasladó al mundo nuevo a través de múltiples expediciones que, asumiendo a plenitud el riesgo en frágiles em¬barcaciones, navegaban hacia lo todavía desconocido y echaban raíces profundas en el fértil continente americano. <br />
<br />
Admitamos que no sólo los motivara la atracción caballeresca de la empresa. <br />
También hizo acto de nefanda presencia la codicia dentro de la cada vez más cauda¬losa migración. Ni pretendemos afirmar que solamente la fe religiosa y el espíritu mi¬sionero impulsaron el flujo interminable de hombres y mujeres que salían de sus pro¬pios ambientes a aposentarse en un mundo distante: la ambición de fama y poder, la fiebre del oro y de los metales preciosos, el afán del enriquecimiento rápido empuja¬ron muchas voluntades. <br />
<br />
Y si es inimaginable el desprendimiento abnegado de infini¬dad de religiosos y religiosas, que lo dejaban todo por servir a Dios y extender su fe en cumplimiento del mandato evangélico, hubo también prototipos de crueldad; se cometieron crímenes repugnantes, se incurrió en ensañamientos innecesarios y cho¬cantes traiciones, que son la sombra de una luz que sigue iluminando la historia y se¬ñalando rumbos que aspiran a seguir la estrella de Belén en búsqueda incesante de la paz para los hombres de buena voluntad. <br />
<br />
Porque después del encuentro de las nuevas comarcas vino también - y era im¬posible que no viniera- el hecho fatal de la conquista. Y «los conquistadores, como dice el escritor venezolano Rufino Blanco Fombona, vistos con ojos ecuánimes no re¬sultan ni el bandolero de Heine ni menos el hermano de San Francisco. Tampoco re¬presentan al héroe paradigmático, cuyos pasos y ejemplos deban seguir los soldados de una gran potencia industrial y democrática en el siglo XX. -¿Qué son, pues? ¬En ellos vemos resplandecer virtudes del país y de la época a que pertenecen. Tam¬bién advertimos en ellos defectos nacionales contemporáneos, agravados tal vez por el teatro bárbaro y distante en que actúan y por la casi completa irresponsabilidad con que manifiestan y defienden su personalidad».<ref></ref><br />
<br />
Esto que afirma de los españoles un historiador del siglo XX puede decirse, y en algunos aspectos hasta magnificarse, de los conquis¬tadores de otras nacionalidades: de los portugueses, a pesar de las diferencias que pueden observarse; de los anglosajones, que fueron más pragmáticos, pero que qui¬zás por ello mismo fueron también más recios e implacables frente a los naturales se¬ñores de los territorios que iban ocupando. <br />
<br />
=Espíritu de Justicia=<br />
<br />
Pero al mismo tiempo que con fuertes acentos de barbarie se desarrollaba la conquista, frente a ella surgía de la pluma bendita del maestro salmantino Francisco de Vitoria, la defensa del derecho natural y el origen de la disciplina del Derecho Internacional; pues sostuvo en sus ''Relecciones de Indias'', en los mismos días en que apenas llegaban las primeras noticias de los descubrimientos y de la conquista, y en los propios escenarios donde brillaba el emperador Carlos V, en cuyos dominios no se ponía el sol, el derecho natural e inviolable de los indígenas sobre los territorios que ocupaban. <br />
<br />
Todo puede decirse acerca del acontecimiento histórico del Descubrimiento, pero lo afirmativo de su esencia gira en torno a la pre-sencia de Cristo, al mensaje de Cristo, a los reclamos de la moral cristiana, siempre presentes frente a las trasgresiones, a los abusos cometidos y a los excesos de poder, impuestos en numerosas ocasiones hasta por portadores oficiales de la fe cristiana. La Iglesia no tiene ningún interés en ocultar esos errores: está interesada, más bien, en denunciarlos para repararlos. <br />
<br />
Dentro de los designios inescrutables de la Providencia estuvieron las circunstancias en las cuales se desarrollaron los viajes de Colón. No llegó él a las regiones en las cuales se habían desarrollado civilizaciones avanzadas en el Continente Americano, llenas de esplendor aunque también forjadas mediante procesos de conquista no exentos de las mismas y aún peores injusticias y abusos de las de quienes llegaban de Europa. Sus naves fondearon en parajes donde la feracidad de la tierra, la suavidad del clima y la arrobadora belleza del paisaje no habían producido florecientes cultu¬ras, o si acaso las hubo, habían desaparecido ante el empuje de pueblos invasores. Apenas en su cuarto y último viaje tuvo la sorpresa de encontrar a unos mercaderes que mostraban un nivel más alto de existencia. Pero no estaba en su destino penetrar para inquirir qué había sido de la civilización Maya a que pertenecían, ni qué otras sociedades avanzadas podía haber en la extensión de nuestro continente.<br />
<br />
=Descubrimiento y Encuentro=<br />
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El encuentro de los dos mundos, según la expresión que se empleó más en la ocasión del Quinto Centenario, tuvo características que lo diferencian de lo que comúnmente se entiende por encuentro. El «acto de coincidir en un punto dos o más cosas, por lo común chocando una contra otra», o «el acto de encontrarse dos o más personas», según el Diccionario, tuvo un sentido unidireccional. Los indígenas, unos en estado primitivo y otros viviendo en condiciones muy adelantadas, no se motivaron ni entonces ni después para desplazarse hacia los lugares de origen de los recién llegados, mientras de los países de donde éstos provenían continuaban llegando en las siguientes décadas verdaderas oleadas humanas. Todas las sangres de todas las naciones fueron a unirse en el más fabuloso crisol del ser humano. <br />
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Dice la física que en los vasos comunicantes el más lleno por presión pasa a ocupar el menos lleno, en busca de nivelación. Los venidos de Europa eran portadores de variadas culturas, superpuestas en proceso de siglos. No eran españoles solamente, ni siquiera solamente europeos los que venían a América. A través de ellos se trasmitía la cultura del Egipto milenario, la severidad del hebraísmo austero, la pujanza del islamismo avasallante, la fascinación del Oriente misterioso impregnado de Buda y de Confucio. Pero todo traía un signo definitorio, incomparable: el que le imprimía al mundo nuevo que nacía la idealidad cristiana. Los hechos de conquista, por lo demás, no fueron sustancialmente diferentes de los que habían ocurrido en el resto del mundo, cuando unos grupos fueron sojuzgando a otros grupos humanos para terminar fundiéndose con ellos y adoptar su cultura; ni de los que habían formado los propios imperios existentes en México o Perú, porque en ninguna parte los hombres ha¬bían logrado eliminar la guerra, ni soñaban con una paz definitiva, ésa que se nos acerca y se nos aleja, y a veces nos parece un espejismo en el mismo inicio del siglo XXI.<br />
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=Una nueva cultura=<br />
<br />
Los conquistadores, evidentemente, trataron de trasladar su propia civilización a las tierras para ellos desconocidas a las que les abrió camino el viaje de Cristóbal Co¬lón. No hay por qué sorprenderse de que a las ciudades que fundaban les dieran nombres europeos que sobrevivieron con frecuencia unidos a los nombres autócto¬nos. Bautizaban ciudades, es cierto, con los nombres de Santiago, de Santa Fe o de Nueva Cádiz, o Nueva Barcelona, o La Asunción; también lo hicieron los anglosajo¬nes en el Norte con Nueva Amsterdam o Nueva York, y los misioneros californianos con San Francisco, San Diego o Los Ángeles, iluminadas por el celo de unos cuantos Junípero Serra; pero la pervivencia de la toponimia original demostrará que no se trasladó el Viejo Mundo al otro lado del Atlántico, sino que ha nacido de verdad un Mundo Nuevo, en el cual por vez primera se reúnen, se mezclan, los ingredientes ét¬nicos y sobre todo culturales de los otros tres grandes continentes. Se formó lo que un gran latinoamericano, el mexicano Vasconcelos, llamó «raza cósmica». Se crearon escuelas, colegios y universidades; y es timbre de orgullo para los misioneros y para los monarcas de ultramar que lo ordenaron, el que se preservaran los idiomas nati¬vos, se dictara una noble legislación de Indias y se recogieran en anales las costum¬bres y tradiciones que conservaban quienes habitaban en América antes de la llegada de los europeos. <br />
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=¿Cuándo nació América?=<br />
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Pero, en medio de tantos hechos, muchos de ellos contradictorios y confusos, ocurridos en estos cinco siglos, surge la pregunta de cuándo nació América. No es fácil precisarlo. Todavía, en medio de lo mucho que se estudia para indagar nuestros orígenes y buscar explicación satisfactoria a nuestro acontecer, la duda surge. No basta el dato de que a los quince años del primer viaje y a los cinco del último viaje de Colón, en 1507, un cosmógrafo alemán divulgara en reconocimiento al florentino América Vespuccio, quien por lo demás, tenía méritos propios, el nombre de tierra de América o América para designar al Nuevo Mundo.<ref></ref>Nada pudieron los es¬fuerzos colombinos de gente como Fray Bartolomé de Las Casas, para la reparación de lo que se considera una injusticia al genovés. Simón Bolívar hubo de darle como compensación el nombre de Colombia a la creación más grande de su genio. <br />
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Se empezó a hablar, pues, en los albores del siglo XVI, de América como equiva¬lente al Nuevo Mundo. Pero solamente era una denominación geográfica. Pero América, como unidad, tampoco existía para el momento del encuentro en 1492. No ha¬bía siquiera, en los pueblos visitados durante los cuatro viajes de Colón ni en los en¬contrados en los inmediatos por los sucesivos viajeros, relación con los grandes impe¬rios de los aztecas o los incas, ni conocimiento exacto de lo que muchos años atrás debió de haber ocurrido con la civilización Maya. Fue treinta años después del pri¬mer viaje de Colón cuando Cortés ocupó a México, en una hazaña saturada de auda¬cia y penetrada de crueldad. Cuarenta trascurrieron para que otro extremeño, Francisco Pizarro, cumpliera una hazaña equivalente en el Perú. Si fue en el Norte, la ocupación se iba realizando por etapas, sin que exista constancia de que los espacios conquistados formaran parte de una unidad política y social. América, el Nuevo Mundo, era visto como una gran demarcación continental, pero en nuestras propias gentes no había conciencia de que formaran una comunidad. <br />
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Un proceso de consolidación se fue cumpliendo en los siglos XVI, XVII y XVIII y vino a aflorar definitivamente en los preludios de la Independencia. Cuando va a fi¬nalizar el Ochocientos se independizan y confederan las colonias anglosajonas y adoptan el nombre de Estados Unidos de América. Su mayor poder, su mayor pre¬sencia e influencia en los acontecimientos mundiales han hecho que para los no ame¬ricanos y hasta para los americanos del Centro y del Sur del Continente, el vocablo «americano» a secas se use para denominar a los anglo-norteamericanos. Cuando despunta el siglo XIX, las antiguas colonias españolas se sienten movidas a luchar también por su propia independencia política y una corriente de unidad las acerca, por encima de las demarcaciones que determinarán la formación de un número ele¬vado de Estados. El precursor Francisco de Miranda fue un visionario de la unidad de América, considerando como talla América española. El sabio venezolano Andrés Bello, siguiendo su ejemplo, durante largos y penosos años de permanencia en Lon¬dres, editó en colaboración con otros ilustres hispanoamericanos la ''Biblioteca Americana y el Repertorio Americano'', revistas dedicadas a robustecer la conciencia de los hispanoamericanos sobre su propia realidad y sus propios problemas, y publicó la primera poesía dedicada expresamente a fomentar la literatura propia del «mundo de Colón», por lo que fue llamado por Henríquez Ureña y por otros, «libertador ar¬tístico» del Continente. Bolívar, en la cumbre de su gloria, convoca el Congreso An¬fictiónico de Panamá en 1824, inspirado en el deseo que había expresado al Liberta¬dor O'Higgins, de Chile, de hacer de nuestros pueblos «una nación de repúblicas». <br />
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Mientras tanto, las antiguas colonias portuguesas conservaron, a través de una es¬trategia inteligente desplegada por la Casa de Braganza, su organización política unitaria, pero cuando se constituyeron en República la denominaron «Estados Unidos del Brasil», nombre que mantuvieron por unas cuantas décadas, sin que en él se hi¬ciera expresa mención del gentilicio americano. <br />
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Con el tiempo se ha ido generalizando el calificativo latinoamericano para com¬prender a toda el área de países de América distintos de los de lengua inglesa y ho¬landesa. Y la unidad se ha ido expresando más y más en medio de la diversidad. No se habla ya tanto de América, sino de “las Américas”: el cognomento «panamericano» se sustituyó acertadamente por el de «interamericano». <br />
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Pero viene de nuevo la ocasión de señalar cómo los símbolos cristianos son de manera implícita una identificación cabal del Nuevo Mundo. Especialmente, se prestan maravillosamente para expresar lo que los latinoamericanos perseguimos en nuestra integración, a saber, la «nación de repúblicas» de que habló el Libertador Simón Bolívar, o sea, como antes dije, la unidad en la diversidad. Ningún símbolo puede para ese objetivo ser más bello que la Madre de Dios.<br />
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=María y la Patria Grande=<br />
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Cada uno de nuestros países venera a la Virgen María, pero cada uno lo hace bajo una advocación especial. Nuestra Señora de Guadalupe es patrona de toda la América Latina y providencialmente se manifestó a un indiecito humilde, que paternal bondad ha elevado recientemente a los altares; pero Guadalupe es, especialmente, una vivencia íntima en el corazón del pueblo mexicano. Los nombres de tantas maravillosas patronas de nuestras colectividades nacionales, como la de Coromoto en Vene¬zuela, la de Chiquinquirá en Colombia, la de Aparecida en Brasil, la de Copacabana en Bolivia, la de Luján en la Argentina, y paro de contar porque la lista es interminable, expresan una conmovedora devoción, y a la vez una afirmación de propia identidad dentro de la unidad. Visitando sus santuarios con emotiva veneración, no puede uno menos que admirar esa milagrosa presencia de Dios en la Historia de que habló Juan Pablo II. Porque ha encomendado a su Madre Santísima renovar la fe y la espe-ranza de los pueblos que gimen en medio de la pobreza y de la confusión. Es antídoto contra desesperanza. <br />
<br />
No es privilegio solamente de Lourdes y de Fátima, y de tan¬tos otros lugares donde se ha aparecido la celestial Señora para encender el espíritu creyente, donde los altos valores del espíritu prevalecen por encima de las tribulaciones. Juan Pablo II, fervoroso mariano, no tuvo mejor aliada para la evangeliza¬ción de nuestra América que la Virgen María, que le salvó la vida y que ha salvado al mundo en forma que no puede considerarse sino milagrosa. <br />
Todos los compatriotas latinoamericanos saben que la Madre de Dios es una sola. Que bajo diferentes formas es la misma. Pero en sus diversas advocaciones, en la historia que a veces embellecida por la leyenda rodea a cada una de ellas, se manifiesta a cada pueblo con una personalidad diferente. Asimismo, los países latinoamerica¬nos sabemos que somos uno; que tenemos un común origen, una manera de ser común y nos compromete un mismo destino, pero cada uno de nuestros pueblos mantiene con firmeza su propia identidad dentro de la unidad. <br />
<br />
Los españoles dieron a las naciones mestizas que engendraron en América mu¬chos dones: los mayores, sin duda, la religión y el idioma. El idioma, preservado amorosamente por la genial visión de Andrés Bello, vínculo unificador. La religión, concebida y practicada dentro de un amplio ecumenismo, como lo ha definido el Concilio Vaticano II, nos lleva necesariamente a pensar en objetivos superiores a los egoísmos individuales y nacionales: nos obliga a buscar la paz, a esforzarnos en la solidaridad. <br />
<br />
Tres lenguas se reparten casi totalmente el mundo americano. El español y el portugués son idiomas afines, entre los cuales el entendimiento y la comprensión son fáciles. El inglés, hablado como lengua materna por los grandes países del Norte y por las pequeñas comunidades del Caribe, tiende a ser cada día la segunda lengua más usada por todos los grupos humanos. <br />
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Todo ello nos lleva a afirmarnos cada vez más en la idea de que lo ocurrido hace quinientos años fue la apertura de una gran avenida para el futuro de la humanidad. Fue un acto de fe; y como lo dijera Miguel de Unamuno «creer es crear».<ref></ref>El proceso de estos quinientos años no ha sido, para los países americanos, nada fácil. Pero en los peores momentos los ha salvado la fe. Hemos reparado con nuestros sufri¬mientos colectivos los pecados cometidos por los conquistadores y por sus herederos en la extorsión y en la crueldad. Pero hay que ver cómo la muchedumbre de esos pueblos, los más abandonados y oprimidos, acuden en silencio, muchas veces andan¬do en suelo áspero sobre sus rodillas, a los santuarios donde se conserva un docu¬mento inconfundible de su religiosidad. <br />
<br />
Cuando Colón llegó a Guanahaní, esa isla hoy casi olvidada a la que denominó San Salvador, lo primero que hizo fue besar la tierra como un acto de reconocimiento a Dios. Cuando el Papa Wojtyla besaba la tierra al llegar a cada uno de nuestros paí¬ses, estaba pronunciando, en gesto mudo, la más hermosa de las oraciones. Al fin y al cabo, la tierra es madre porque el género humano está hecho del barro al que el Creador dispuso insuflarle un alma inmortal. Y al besar a esa madre sufriente, el corazón se eleva a lo infinito, dando gracias al Padre Universal por habernos concedi-do, con la vida, el privilegio de amarlo. No importa que en la conmemoración de este medio milenio se hayan querido desempolvar viejas controversias y echar sobre quie¬nes llevaron a América el mensaje evangélico, la imputación de errores y de crímenes que no negamos y de los cuales la propia Iglesia ha pedido reparación y penitencia. Como dijo el poeta español, «crímenes son del tiempo y no de España». Lo mismo podrían decir el anglosajón y el portugués. Pero a pesar de todos los pesares, el sol que brilló en una playa del Caribe el 12 de octubre de 1492 sigue alumbrando para los que creen en la justicia y la reclaman. Los humildes de América, como los pastores de Belén, soportan sus carencias y dolores por la esperanza irrenunciable de una vida humana mejor.</div>172.16.56.179https://dhial.org/diccionario/index.php?title=AM%C3%89RICA;_nacimiento_y_personalidad&diff=5293AMÉRICA; nacimiento y personalidad2014-07-18T20:59:08Z<p>172.16.56.179: /* Aciertos y equívocos de Colón */</p>
<hr />
<div>=Aciertos y equívocos de Colón=<br />
<br />
«La misteriosa presencia de Dios en la Historia, que es la Providencia» (''Centesimus Annus'', 59) --según la expresión insuperable de Juan Pablo II-llevó a Cristóbal Colón en su memorable viaje de 1492, desde Puerto de Palos hasta una isla del Caribe, donde llegó el 12 de octubre de aquel año. Sin entrar a juzgar lo que pudiera ser imperfecto en su conducta, era un cristiano rancio y un creyente. Y como eran cristianos también quienes lo acompañaban, oyeron Misa, confesaron y comulgaron en la preparación para acometer su gran aventura. <br />
<br />
Colón quiso ir a la India y murió con la idea de haber llegado al Asia, atravesando el Océano Atlántico por la vía de Occidente. Se equivocó: no importa. Por otra parte, se insiste en que otros europeos antes que él habían estado en nuestro continente: tampoco importa. Por lo demás, numerosos habitantes de origen no europeo vivían en diversas porciones del territorio americano cuando llegaron los nuevos exploradores. Ello no tiene importancia para calificar su hazaña. Lo que verdaderamente importa es que ese primer viaje de Colón y sus compañeros (que habría quedado en el misterio si no hubieran logrado regresar) es, sin disputa, el hecho más importante y de mayores consecuencias ocurrido en el Universo en el segundo milenio de la Cristiandad.<br />
<br />
En esos mil años no hubo otro acontecimiento cuyas repercusiones hayan sido mayores en profundidad y en extensión, no sólo para quienes estamos radicados en el Hemisferio occidental, sino para quienes moran en otros meridianos y en otras latitudes. Como dice el Senador italiano Paolo Emilio Taviani, el más acucioso de los historiadores modernos sobre la vida y sobre los viajes de Colón: «Las consecuencias del gran descubrimiento se difundieron, se multiplicaron con el correr de los años y de los siglos. Todavía hoy están vivos, y provocan nuevas consecuencias. De esta manera, el genio de Colón llegó a ser y sigue siendo, el símbolo del recodo que cambió el curso de la historia».<ref></ref><br />
<br />
Se equivocó el Almirante genovés sobre el destino final de su viaje, pero no sobre el propósito fundamental del mismo: demostrar que la tierra era tal que podía recorrerse íntegramente, ponerse proa al Oeste para llegar a los países de Oriente. Por él, la humanidad tuvo prueba fehaciente de la unidad y continuidad del Universo.<br />
<br />
=Espíritu de conquista, de aventura y de codicia=<br />
<br />
Llevó a España prueba documental de lo que había encontrado. Naturaleza viva y muerta y seres racionales lo acompañaron, para que nadie pudiera creer que estaba fabulando. Su éxito encendió en muchos el espíritu aventurero y el irrenunciable deseo de conocer que ya dominaban en su época. El escenario de los caballeros andan¬tes, que un siglo después sepultaría Miguel de Cervantes con su inmortal relato de la vida del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, se trasladó al mundo nuevo a través de múltiples expediciones que, asumiendo a plenitud el riesgo en frágiles em¬barcaciones, navegaban hacia lo todavía desconocido y echaban raíces profundas en el fértil continente americano. <br />
<br />
Admitamos que no sólo los motivara la atracción caballeresca de la empresa. <br />
También hizo acto de nefanda presencia la codicia dentro de la cada vez más cauda¬losa migración. Ni pretendemos afirmar que solamente la fe religiosa y el espíritu mi¬sionero impulsaron el flujo interminable de hombres y mujeres que salían de sus pro¬pios ambientes a aposentarse en un mundo distante: la ambición de fama y poder, la fiebre del oro y de los metales preciosos, el afán del enriquecimiento rápido empuja¬ron muchas voluntades. <br />
<br />
Y si es inimaginable el desprendimiento abnegado de infini¬dad de religiosos y religiosas, que lo dejaban todo por servir a Dios y extender su fe en cumplimiento del mandato evangélico, hubo también prototipos de crueldad; se cometieron crímenes repugnantes, se incurrió en ensañamientos innecesarios y cho¬cantes traiciones, que son la sombra de una luz que sigue iluminando la historia y se¬ñalando rumbos que aspiran a seguir la estrella de Belén en búsqueda incesante de la paz para los hombres de buena voluntad. <br />
<br />
Porque después del encuentro de las nuevas comarcas vino también - y era im¬posible que no viniera- el hecho fatal de la conquista. Y «los conquistadores, como dice el escritor venezolano Rufino Blanco Fombona, vistos con ojos ecuánimes no re¬sultan ni el bandolero de Heine ni menos el hermano de San Francisco. Tampoco re¬presentan al héroe paradigmático, cuyos pasos y ejemplos deban seguir los soldados de una gran potencia industrial y democrática en el siglo XX. -¿Qué son, pues? ¬En ellos vemos resplandecer virtudes del país y de la época a que pertenecen. Tam¬bién advertimos en ellos defectos nacionales contemporáneos, agravados tal vez por el teatro bárbaro y distante en que actúan y por la casi completa irresponsabilidad con que manifiestan y defienden su personalidad».<ref></ref><br />
<br />
Esto que afirma de los españoles un historiador del siglo XX puede decirse, y en algunos aspectos hasta magnificarse, de los conquis¬tadores de otras nacionalidades: de los portugueses, a pesar de las diferencias que pueden observarse; de los anglosajones, que fueron más pragmáticos, pero que qui¬zás por ello mismo fueron también más recios e implacables frente a los naturales se¬ñores de los territorios que iban ocupando. <br />
<br />
=Espíritu de Justicia=<br />
<br />
Pero al mismo tiempo que con fuertes acentos de barbarie se desarrollaba la conquista, frente a ella surgía de la pluma bendita del maestro salmantino Francisco de Vitoria, la defensa del derecho natural y el origen de la disciplina del Derecho Internacional; pues sostuvo en sus ''Relecciones de Indias'', en los mismos días en que apenas llegaban las primeras noticias de los descubrimientos y de la conquista, y en los propios escenarios donde brillaba el emperador Carlos V, en cuyos dominios no se ponía el sol, el derecho natural e inviolable de los indígenas sobre los territorios que ocupaban. <br />
<br />
Todo puede decirse acerca del acontecimiento histórico del Descubrimiento, pero lo afirmativo de su esencia gira en torno a la pre-sencia de Cristo, al mensaje de Cristo, a los reclamos de la moral cristiana, siempre presentes frente a las trasgresiones, a los abusos cometidos y a los excesos de poder, impuestos en numerosas ocasiones hasta por portadores oficiales de la fe cristiana. La Iglesia no tiene ningún interés en ocultar esos errores: está interesada, más bien, en denunciarlos para repararlos. <br />
<br />
Dentro de los designios inescrutables de la Providencia estuvieron las circunstancias en las cuales se desarrollaron los viajes de Colón. No llegó él a las regiones en las cuales se habían desarrollado civilizaciones avanzadas en el Continente Americano, llenas de esplendor aunque también forjadas mediante procesos de conquista no exentos de las mismas y aún peores injusticias y abusos de las de quienes llegaban de Europa. Sus naves fondearon en parajes donde la feracidad de la tierra, la suavidad del clima y la arrobadora belleza del paisaje no habían producido florecientes cultu¬ras, o si acaso las hubo, habían desaparecido ante el empuje de pueblos invasores. Apenas en su cuarto y último viaje tuvo la sorpresa de encontrar a unos mercaderes que mostraban un nivel más alto de existencia. Pero no estaba en su destino penetrar para inquirir qué había sido de la civilización Maya a que pertenecían, ni qué otras sociedades avanzadas podía haber en la extensión de nuestro continente.<br />
<br />
=Descubrimiento y Encuentro=<br />
<br />
El encuentro de los dos mundos, según la expresión que se empleó más en la ocasión del Quinto Centenario, tuvo características que lo diferencian de lo que comúnmente se entiende por encuentro. El «acto de coincidir en un punto dos o más cosas, por lo común chocando una contra otra», o «el acto de encontrarse dos o más personas», según el Diccionario, tuvo un sentido unidireccional. Los indígenas, unos en estado primitivo y otros viviendo en condiciones muy adelantadas, no se mo¬tivaron ni entonces ni después para desplazarse hacia los lugares de origen de los recién llegados, mientras de los países de donde éstos provenían continuaban llegando en las siguientes décadas verdaderas oleadas humanas. Todas las sangres de todas las naciones fueron a unirse en el más fabuloso crisol del ser humano. <br />
<br />
Dice la física que en los vasos comunicantes el más lleno por presión pasa a ocu¬par el menos lleno, en busca de nivelación. Los venidos de Europa eran portadores de variadas culturas, superpuestas en proceso de siglos. No eran españoles solamen¬te, ni siquiera solamente europeos los que venían a América. A través de ellos se tras¬mitía la cultura del Egipto milenario, la severidad del hebraísmo austero, la pujanza del islamismo avasallante, la fascinación del Oriente misterioso impregnado de Buda y de Confucio. Pero todo traía un signo definitorio, incomparable: el que le imprimía al mundo nuevo que nacía la idealidad cristiana. Los hechos de conquista, por lo de¬más, no fueron sustancialmente diferentes de los que habían ocurrido en el resto del mundo, cuando unos grupos fueron sojuzgando a otros grupos humanos para terminar fundiéndose con ellos y adoptar su cultura; ni de los que habían formado los pro¬pios imperios existentes en México o Perú, porque en ninguna parte los hombres ha¬bían logrado eliminar la guerra, ni soñaban con una paz definitiva, ésa que se nos acerca y se nos aleja, y a veces nos parece un espejismo en el mismo inicio del siglo XXI. <br />
<br />
=Una nueva cultura=<br />
<br />
Los conquistadores, evidentemente, trataron de trasladar su propia civilización a las tierras para ellos desconocidas a las que les abrió camino el viaje de Cristóbal Co¬lón. No hay por qué sorprenderse de que a las ciudades que fundaban les dieran nombres europeos que sobrevivieron con frecuencia unidos a los nombres autócto¬nos. Bautizaban ciudades, es cierto, con los nombres de Santiago, de Santa Fe o de Nueva Cádiz, o Nueva Barcelona, o La Asunción; también lo hicieron los anglosajo¬nes en el Norte con Nueva Amsterdam o Nueva York, y los misioneros californianos con San Francisco, San Diego o Los Ángeles, iluminadas por el celo de unos cuantos Junípero Serra; pero la pervivencia de la toponimia original demostrará que no se trasladó el Viejo Mundo al otro lado del Atlántico, sino que ha nacido de verdad un Mundo Nuevo, en el cual por vez primera se reúnen, se mezclan, los ingredientes ét¬nicos y sobre todo culturales de los otros tres grandes continentes. Se formó lo que un gran latinoamericano, el mexicano Vasconcelos, llamó «raza cósmica». Se crearon escuelas, colegios y universidades; y es timbre de orgullo para los misioneros y para los monarcas de ultramar que lo ordenaron, el que se preservaran los idiomas nati¬vos, se dictara una noble legislación de Indias y se recogieran en anales las costum¬bres y tradiciones que conservaban quienes habitaban en América antes de la llegada de los europeos. <br />
<br />
=¿Cuándo nació América?=<br />
<br />
Pero, en medio de tantos hechos, muchos de ellos contradictorios y confusos, ocurridos en estos cinco siglos, surge la pregunta de cuándo nació América. No es fácil precisarlo. Todavía, en medio de lo mucho que se estudia para indagar nuestros orígenes y buscar explicación satisfactoria a nuestro acontecer, la duda surge. No basta el dato de que a los quince años del primer viaje y a los cinco del último viaje de Colón, en 1507, un cosmógrafo alemán divulgara en reconocimiento al florentino América Vespuccio, quien por lo demás, tenía méritos propios, el nombre de tierra de América o América para designar al Nuevo Mundo.<ref></ref>Nada pudieron los es¬fuerzos colombinos de gente como Fray Bartolomé de Las Casas, para la reparación de lo que se considera una injusticia al genovés. Simón Bolívar hubo de darle como compensación el nombre de Colombia a la creación más grande de su genio. <br />
<br />
Se empezó a hablar, pues, en los albores del siglo XVI, de América como equiva¬lente al Nuevo Mundo. Pero solamente era una denominación geográfica. Pero América, como unidad, tampoco existía para el momento del encuentro en 1492. No ha¬bía siquiera, en los pueblos visitados durante los cuatro viajes de Colón ni en los en¬contrados en los inmediatos por los sucesivos viajeros, relación con los grandes impe¬rios de los aztecas o los incas, ni conocimiento exacto de lo que muchos años atrás debió de haber ocurrido con la civilización Maya. Fue treinta años después del pri¬mer viaje de Colón cuando Cortés ocupó a México, en una hazaña saturada de auda¬cia y penetrada de crueldad. Cuarenta trascurrieron para que otro extremeño, Francisco Pizarro, cumpliera una hazaña equivalente en el Perú. Si fue en el Norte, la ocupación se iba realizando por etapas, sin que exista constancia de que los espacios conquistados formaran parte de una unidad política y social. América, el Nuevo Mundo, era visto como una gran demarcación continental, pero en nuestras propias gentes no había conciencia de que formaran una comunidad. <br />
<br />
Un proceso de consolidación se fue cumpliendo en los siglos XVI, XVII y XVIII y vino a aflorar definitivamente en los preludios de la Independencia. Cuando va a fi¬nalizar el Ochocientos se independizan y confederan las colonias anglosajonas y adoptan el nombre de Estados Unidos de América. Su mayor poder, su mayor pre¬sencia e influencia en los acontecimientos mundiales han hecho que para los no ame¬ricanos y hasta para los americanos del Centro y del Sur del Continente, el vocablo «americano» a secas se use para denominar a los anglo-norteamericanos. Cuando despunta el siglo XIX, las antiguas colonias españolas se sienten movidas a luchar también por su propia independencia política y una corriente de unidad las acerca, por encima de las demarcaciones que determinarán la formación de un número ele¬vado de Estados. El precursor Francisco de Miranda fue un visionario de la unidad de América, considerando como talla América española. El sabio venezolano Andrés Bello, siguiendo su ejemplo, durante largos y penosos años de permanencia en Lon¬dres, editó en colaboración con otros ilustres hispanoamericanos la ''Biblioteca Americana y el Repertorio Americano'', revistas dedicadas a robustecer la conciencia de los hispanoamericanos sobre su propia realidad y sus propios problemas, y publicó la primera poesía dedicada expresamente a fomentar la literatura propia del «mundo de Colón», por lo que fue llamado por Henríquez Ureña y por otros, «libertador ar¬tístico» del Continente. Bolívar, en la cumbre de su gloria, convoca el Congreso An¬fictiónico de Panamá en 1824, inspirado en el deseo que había expresado al Liberta¬dor O'Higgins, de Chile, de hacer de nuestros pueblos «una nación de repúblicas». <br />
<br />
Mientras tanto, las antiguas colonias portuguesas conservaron, a través de una es¬trategia inteligente desplegada por la Casa de Braganza, su organización política unitaria, pero cuando se constituyeron en República la denominaron «Estados Unidos del Brasil», nombre que mantuvieron por unas cuantas décadas, sin que en él se hi¬ciera expresa mención del gentilicio americano. <br />
<br />
Con el tiempo se ha ido generalizando el calificativo latinoamericano para com¬prender a toda el área de países de América distintos de los de lengua inglesa y ho¬landesa. Y la unidad se ha ido expresando más y más en medio de la diversidad. No se habla ya tanto de América, sino de “las Américas”: el cognomento «panamericano» se sustituyó acertadamente por el de «interamericano». <br />
<br />
Pero viene de nuevo la ocasión de señalar cómo los símbolos cristianos son de manera implícita una identificación cabal del Nuevo Mundo. Especialmente, se prestan maravillosamente para expresar lo que los latinoamericanos perseguimos en nuestra integración, a saber, la «nación de repúblicas» de que habló el Libertador Simón Bolívar, o sea, como antes dije, la unidad en la diversidad. Ningún símbolo puede para ese objetivo ser más bello que la Madre de Dios.<br />
<br />
=María y la Patria Grande=<br />
<br />
Cada uno de nuestros países venera a la Virgen María, pero cada uno lo hace bajo una advocación especial. Nuestra Señora de Guadalupe es patrona de toda la América Latina y providencialmente se manifestó a un indiecito humilde, que paternal bondad ha elevado recientemente a los altares; pero Guadalupe es, especialmente, una vivencia íntima en el corazón del pueblo mexicano. Los nombres de tantas maravillosas patronas de nuestras colectividades nacionales, como la de Coromoto en Vene¬zuela, la de Chiquinquirá en Colombia, la de Aparecida en Brasil, la de Copacabana en Bolivia, la de Luján en la Argentina, y paro de contar porque la lista es interminable, expresan una conmovedora devoción, y a la vez una afirmación de propia identidad dentro de la unidad. Visitando sus santuarios con emotiva veneración, no puede uno menos que admirar esa milagrosa presencia de Dios en la Historia de que habló Juan Pablo II. Porque ha encomendado a su Madre Santísima renovar la fe y la espe-ranza de los pueblos que gimen en medio de la pobreza y de la confusión. Es antídoto contra desesperanza. <br />
<br />
No es privilegio solamente de Lourdes y de Fátima, y de tan¬tos otros lugares donde se ha aparecido la celestial Señora para encender el espíritu creyente, donde los altos valores del espíritu prevalecen por encima de las tribulaciones. Juan Pablo II, fervoroso mariano, no tuvo mejor aliada para la evangeliza¬ción de nuestra América que la Virgen María, que le salvó la vida y que ha salvado al mundo en forma que no puede considerarse sino milagrosa. <br />
Todos los compatriotas latinoamericanos saben que la Madre de Dios es una sola. Que bajo diferentes formas es la misma. Pero en sus diversas advocaciones, en la historia que a veces embellecida por la leyenda rodea a cada una de ellas, se manifiesta a cada pueblo con una personalidad diferente. Asimismo, los países latinoamerica¬nos sabemos que somos uno; que tenemos un común origen, una manera de ser común y nos compromete un mismo destino, pero cada uno de nuestros pueblos mantiene con firmeza su propia identidad dentro de la unidad. <br />
<br />
Los españoles dieron a las naciones mestizas que engendraron en América mu¬chos dones: los mayores, sin duda, la religión y el idioma. El idioma, preservado amorosamente por la genial visión de Andrés Bello, vínculo unificador. La religión, concebida y practicada dentro de un amplio ecumenismo, como lo ha definido el Concilio Vaticano II, nos lleva necesariamente a pensar en objetivos superiores a los egoísmos individuales y nacionales: nos obliga a buscar la paz, a esforzarnos en la solidaridad. <br />
<br />
Tres lenguas se reparten casi totalmente el mundo americano. El español y el portugués son idiomas afines, entre los cuales el entendimiento y la comprensión son fáciles. El inglés, hablado como lengua materna por los grandes países del Norte y por las pequeñas comunidades del Caribe, tiende a ser cada día la segunda lengua más usada por todos los grupos humanos. <br />
<br />
Todo ello nos lleva a afirmarnos cada vez más en la idea de que lo ocurrido hace quinientos años fue la apertura de una gran avenida para el futuro de la humanidad. Fue un acto de fe; y como lo dijera Miguel de Unamuno «creer es crear».<ref></ref>El proceso de estos quinientos años no ha sido, para los países americanos, nada fácil. Pero en los peores momentos los ha salvado la fe. Hemos reparado con nuestros sufri¬mientos colectivos los pecados cometidos por los conquistadores y por sus herederos en la extorsión y en la crueldad. Pero hay que ver cómo la muchedumbre de esos pueblos, los más abandonados y oprimidos, acuden en silencio, muchas veces andan¬do en suelo áspero sobre sus rodillas, a los santuarios donde se conserva un docu¬mento inconfundible de su religiosidad. <br />
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Cuando Colón llegó a Guanahaní, esa isla hoy casi olvidada a la que denominó San Salvador, lo primero que hizo fue besar la tierra como un acto de reconocimiento a Dios. Cuando el Papa Wojtyla besaba la tierra al llegar a cada uno de nuestros paí¬ses, estaba pronunciando, en gesto mudo, la más hermosa de las oraciones. Al fin y al cabo, la tierra es madre porque el género humano está hecho del barro al que el Creador dispuso insuflarle un alma inmortal. Y al besar a esa madre sufriente, el corazón se eleva a lo infinito, dando gracias al Padre Universal por habernos concedi-do, con la vida, el privilegio de amarlo. No importa que en la conmemoración de este medio milenio se hayan querido desempolvar viejas controversias y echar sobre quie¬nes llevaron a América el mensaje evangélico, la imputación de errores y de crímenes que no negamos y de los cuales la propia Iglesia ha pedido reparación y penitencia. Como dijo el poeta español, «crímenes son del tiempo y no de España». Lo mismo podrían decir el anglosajón y el portugués. Pero a pesar de todos los pesares, el sol que brilló en una playa del Caribe el 12 de octubre de 1492 sigue alumbrando para los que creen en la justicia y la reclaman. Los humildes de América, como los pastores de Belén, soportan sus carencias y dolores por la esperanza irrenunciable de una vida humana mejor.</div>172.16.56.179https://dhial.org/diccionario/index.php?title=AM%C3%89RICA;_nacimiento_y_personalidad&diff=5292AMÉRICA; nacimiento y personalidad2014-07-18T20:51:16Z<p>172.16.56.179: Página creada con '=Aciertos y equívocos de Colón= «La misteriosa presencia de Dios en la Historia, que es la Providencia» (''Centesimus Annus'', 59) --según la expresión insuperable de Jua…'</p>
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<div>=Aciertos y equívocos de Colón=<br />
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«La misteriosa presencia de Dios en la Historia, que es la Providencia» (''Centesimus Annus'', 59) --según la expresión insuperable de Juan Pablo II-llevó a Cristó¬bal Colón en su memorable viaje de 1492, desde Puerto de Palos hasta una isla del Caribe, donde llegó el 12 de octubre de aquel año. Sin entrar a juzgar lo que pudiera ser imperfecto en su conducta, era un cristiano rancio y un creyente. Y como eran cristianos también quienes lo acompañaban, oyeron Misa, confesaron y comulgaron en la preparación para acometer su gran aventura. <br />
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Colón quiso ir a la India y murió con la idea de haber llegado al Asia, atravesando el Océano Atlántico por la vía de Occidente. Se equivocó: no importa. Por otra parte, se insiste en que otros europeos antes que él habían estado en nuestro conti¬nente: tampoco importa. Por lo demás, numerosos habitantes de origen no europeo vivían en diversas porciones del territorio americano cuando llegaron los nuevos exploradores. Ello no tiene importancia para calificar su hazaña. Lo que verdaderamente importa es que ese primer viaje de Colón y sus compañeros (que habría que¬dado en el misterio si no hubieran logrado regresar) es, sin disputa, el hecho más im¬portante y de mayores consecuencias ocurrido en el Universo en el segundo milenio de la Cristiandad.<br />
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En esos mil años no hubo otro acontecimiento cuyas repercusiones hayan sido mayores en profundidad y en extensión, no sólo para quienes estamos radicados en el Hemisferio occidental, sino para quienes moran en otros meridianos y en otras latitudes. Como dice el Senador italiano Paolo Emilio Taviani, el más acucioso de los historiadores modernos sobre la vida y sobre los viajes de Colón: «Las consecuencias del gran descubrimiento se difundieron, se multiplica¬ron con el correr de los años y de los siglos. Todavía hoy están vivos, y provocan nue¬vas consecuencias. De esta manera, el genio de Colón llegó a ser y sigue siendo, el símbolo del recodo que cambió el curso de la historia».<ref></ref><br />
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Se equivocó el Almirante genovés sobre el destino final de su viaje, pero no sobre el propósito fundamental del mismo: demostrar que la tierra era tal que podía reco¬rrerse íntegramente, ponerse proa al Oeste para llegar a los países de Oriente. Por él, la humanidad tuvo prueba fehaciente de la unidad y continuidad del Universo.<br />
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=Espíritu de conquista, de aventura y de codicia=<br />
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Llevó a España prueba documental de lo que había encontrado. Naturaleza viva y muerta y seres racionales lo acompañaron, para que nadie pudiera creer que estaba fabulando. Su éxito encendió en muchos el espíritu aventurero y el irrenunciable deseo de conocer que ya dominaban en su época. El escenario de los caballeros andan¬tes, que un siglo después sepultaría Miguel de Cervantes con su inmortal relato de la vida del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, se trasladó al mundo nuevo a través de múltiples expediciones que, asumiendo a plenitud el riesgo en frágiles em¬barcaciones, navegaban hacia lo todavía desconocido y echaban raíces profundas en el fértil continente americano. <br />
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Admitamos que no sólo los motivara la atracción caballeresca de la empresa. <br />
También hizo acto de nefanda presencia la codicia dentro de la cada vez más cauda¬losa migración. Ni pretendemos afirmar que solamente la fe religiosa y el espíritu mi¬sionero impulsaron el flujo interminable de hombres y mujeres que salían de sus pro¬pios ambientes a aposentarse en un mundo distante: la ambición de fama y poder, la fiebre del oro y de los metales preciosos, el afán del enriquecimiento rápido empuja¬ron muchas voluntades. <br />
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Y si es inimaginable el desprendimiento abnegado de infini¬dad de religiosos y religiosas, que lo dejaban todo por servir a Dios y extender su fe en cumplimiento del mandato evangélico, hubo también prototipos de crueldad; se cometieron crímenes repugnantes, se incurrió en ensañamientos innecesarios y cho¬cantes traiciones, que son la sombra de una luz que sigue iluminando la historia y se¬ñalando rumbos que aspiran a seguir la estrella de Belén en búsqueda incesante de la paz para los hombres de buena voluntad. <br />
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Porque después del encuentro de las nuevas comarcas vino también - y era im¬posible que no viniera- el hecho fatal de la conquista. Y «los conquistadores, como dice el escritor venezolano Rufino Blanco Fombona, vistos con ojos ecuánimes no re¬sultan ni el bandolero de Heine ni menos el hermano de San Francisco. Tampoco re¬presentan al héroe paradigmático, cuyos pasos y ejemplos deban seguir los soldados de una gran potencia industrial y democrática en el siglo XX. -¿Qué son, pues? ¬En ellos vemos resplandecer virtudes del país y de la época a que pertenecen. Tam¬bién advertimos en ellos defectos nacionales contemporáneos, agravados tal vez por el teatro bárbaro y distante en que actúan y por la casi completa irresponsabilidad con que manifiestan y defienden su personalidad».<ref></ref><br />
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Esto que afirma de los españoles un historiador del siglo XX puede decirse, y en algunos aspectos hasta magnificarse, de los conquis¬tadores de otras nacionalidades: de los portugueses, a pesar de las diferencias que pueden observarse; de los anglosajones, que fueron más pragmáticos, pero que qui¬zás por ello mismo fueron también más recios e implacables frente a los naturales se¬ñores de los territorios que iban ocupando. <br />
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=Espíritu de Justicia=<br />
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Pero al mismo tiempo que con fuertes acentos de barbarie se desarrollaba la conquista, frente a ella surgía de la pluma bendita del maestro salmantino Francisco de Vitoria, la defensa del derecho natural y el origen de la disciplina del Derecho Internacional; pues sostuvo en sus ''Relecciones de Indias'', en los mismos días en que apenas llegaban las primeras noticias de los descubrimientos y de la conquista, y en los propios escenarios donde brillaba el emperador Carlos V, en cuyos dominios no se ponía el sol, el derecho natural e inviolable de los indígenas sobre los territorios que ocupaban. <br />
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Todo puede decirse acerca del acontecimiento histórico del Descubrimiento, pero lo afirmativo de su esencia gira en torno a la pre-sencia de Cristo, al mensaje de Cristo, a los reclamos de la moral cristiana, siempre presentes frente a las trasgresiones, a los abusos cometidos y a los excesos de poder, impuestos en numerosas ocasiones hasta por portadores oficiales de la fe cristiana. La Iglesia no tiene ningún interés en ocultar esos errores: está interesada, más bien, en denunciarlos para repararlos. <br />
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Dentro de los designios inescrutables de la Providencia estuvieron las circunstancias en las cuales se desarrollaron los viajes de Colón. No llegó él a las regiones en las cuales se habían desarrollado civilizaciones avanzadas en el Continente Americano, llenas de esplendor aunque también forjadas mediante procesos de conquista no exentos de las mismas y aún peores injusticias y abusos de las de quienes llegaban de Europa. Sus naves fondearon en parajes donde la feracidad de la tierra, la suavidad del clima y la arrobadora belleza del paisaje no habían producido florecientes cultu¬ras, o si acaso las hubo, habían desaparecido ante el empuje de pueblos invasores. Apenas en su cuarto y último viaje tuvo la sorpresa de encontrar a unos mercaderes que mostraban un nivel más alto de existencia. Pero no estaba en su destino penetrar para inquirir qué había sido de la civilización Maya a que pertenecían, ni qué otras sociedades avanzadas podía haber en la extensión de nuestro continente.<br />
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=Descubrimiento y Encuentro=<br />
<br />
El encuentro de los dos mundos, según la expresión que se empleó más en la ocasión del Quinto Centenario, tuvo características que lo diferencian de lo que comúnmente se entiende por encuentro. El «acto de coincidir en un punto dos o más cosas, por lo común chocando una contra otra», o «el acto de encontrarse dos o más personas», según el Diccionario, tuvo un sentido unidireccional. Los indígenas, unos en estado primitivo y otros viviendo en condiciones muy adelantadas, no se mo¬tivaron ni entonces ni después para desplazarse hacia los lugares de origen de los recién llegados, mientras de los países de donde éstos provenían continuaban llegando en las siguientes décadas verdaderas oleadas humanas. Todas las sangres de todas las naciones fueron a unirse en el más fabuloso crisol del ser humano. <br />
<br />
Dice la física que en los vasos comunicantes el más lleno por presión pasa a ocu¬par el menos lleno, en busca de nivelación. Los venidos de Europa eran portadores de variadas culturas, superpuestas en proceso de siglos. No eran españoles solamen¬te, ni siquiera solamente europeos los que venían a América. A través de ellos se tras¬mitía la cultura del Egipto milenario, la severidad del hebraísmo austero, la pujanza del islamismo avasallante, la fascinación del Oriente misterioso impregnado de Buda y de Confucio. Pero todo traía un signo definitorio, incomparable: el que le imprimía al mundo nuevo que nacía la idealidad cristiana. Los hechos de conquista, por lo de¬más, no fueron sustancialmente diferentes de los que habían ocurrido en el resto del mundo, cuando unos grupos fueron sojuzgando a otros grupos humanos para terminar fundiéndose con ellos y adoptar su cultura; ni de los que habían formado los pro¬pios imperios existentes en México o Perú, porque en ninguna parte los hombres ha¬bían logrado eliminar la guerra, ni soñaban con una paz definitiva, ésa que se nos acerca y se nos aleja, y a veces nos parece un espejismo en el mismo inicio del siglo XXI. <br />
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=Una nueva cultura=<br />
<br />
Los conquistadores, evidentemente, trataron de trasladar su propia civilización a las tierras para ellos desconocidas a las que les abrió camino el viaje de Cristóbal Co¬lón. No hay por qué sorprenderse de que a las ciudades que fundaban les dieran nombres europeos que sobrevivieron con frecuencia unidos a los nombres autócto¬nos. Bautizaban ciudades, es cierto, con los nombres de Santiago, de Santa Fe o de Nueva Cádiz, o Nueva Barcelona, o La Asunción; también lo hicieron los anglosajo¬nes en el Norte con Nueva Amsterdam o Nueva York, y los misioneros californianos con San Francisco, San Diego o Los Ángeles, iluminadas por el celo de unos cuantos Junípero Serra; pero la pervivencia de la toponimia original demostrará que no se trasladó el Viejo Mundo al otro lado del Atlántico, sino que ha nacido de verdad un Mundo Nuevo, en el cual por vez primera se reúnen, se mezclan, los ingredientes ét¬nicos y sobre todo culturales de los otros tres grandes continentes. Se formó lo que un gran latinoamericano, el mexicano Vasconcelos, llamó «raza cósmica». Se crearon escuelas, colegios y universidades; y es timbre de orgullo para los misioneros y para los monarcas de ultramar que lo ordenaron, el que se preservaran los idiomas nati¬vos, se dictara una noble legislación de Indias y se recogieran en anales las costum¬bres y tradiciones que conservaban quienes habitaban en América antes de la llegada de los europeos. <br />
<br />
=¿Cuándo nació América?=<br />
<br />
Pero, en medio de tantos hechos, muchos de ellos contradictorios y confusos, ocurridos en estos cinco siglos, surge la pregunta de cuándo nació América. No es fácil precisarlo. Todavía, en medio de lo mucho que se estudia para indagar nuestros orígenes y buscar explicación satisfactoria a nuestro acontecer, la duda surge. No basta el dato de que a los quince años del primer viaje y a los cinco del último viaje de Colón, en 1507, un cosmógrafo alemán divulgara en reconocimiento al florentino América Vespuccio, quien por lo demás, tenía méritos propios, el nombre de tierra de América o América para designar al Nuevo Mundo.<ref></ref>Nada pudieron los es¬fuerzos colombinos de gente como Fray Bartolomé de Las Casas, para la reparación de lo que se considera una injusticia al genovés. Simón Bolívar hubo de darle como compensación el nombre de Colombia a la creación más grande de su genio. <br />
<br />
Se empezó a hablar, pues, en los albores del siglo XVI, de América como equiva¬lente al Nuevo Mundo. Pero solamente era una denominación geográfica. Pero América, como unidad, tampoco existía para el momento del encuentro en 1492. No ha¬bía siquiera, en los pueblos visitados durante los cuatro viajes de Colón ni en los en¬contrados en los inmediatos por los sucesivos viajeros, relación con los grandes impe¬rios de los aztecas o los incas, ni conocimiento exacto de lo que muchos años atrás debió de haber ocurrido con la civilización Maya. Fue treinta años después del pri¬mer viaje de Colón cuando Cortés ocupó a México, en una hazaña saturada de auda¬cia y penetrada de crueldad. Cuarenta trascurrieron para que otro extremeño, Francisco Pizarro, cumpliera una hazaña equivalente en el Perú. Si fue en el Norte, la ocupación se iba realizando por etapas, sin que exista constancia de que los espacios conquistados formaran parte de una unidad política y social. América, el Nuevo Mundo, era visto como una gran demarcación continental, pero en nuestras propias gentes no había conciencia de que formaran una comunidad. <br />
<br />
Un proceso de consolidación se fue cumpliendo en los siglos XVI, XVII y XVIII y vino a aflorar definitivamente en los preludios de la Independencia. Cuando va a fi¬nalizar el Ochocientos se independizan y confederan las colonias anglosajonas y adoptan el nombre de Estados Unidos de América. Su mayor poder, su mayor pre¬sencia e influencia en los acontecimientos mundiales han hecho que para los no ame¬ricanos y hasta para los americanos del Centro y del Sur del Continente, el vocablo «americano» a secas se use para denominar a los anglo-norteamericanos. Cuando despunta el siglo XIX, las antiguas colonias españolas se sienten movidas a luchar también por su propia independencia política y una corriente de unidad las acerca, por encima de las demarcaciones que determinarán la formación de un número ele¬vado de Estados. El precursor Francisco de Miranda fue un visionario de la unidad de América, considerando como talla América española. El sabio venezolano Andrés Bello, siguiendo su ejemplo, durante largos y penosos años de permanencia en Lon¬dres, editó en colaboración con otros ilustres hispanoamericanos la ''Biblioteca Americana y el Repertorio Americano'', revistas dedicadas a robustecer la conciencia de los hispanoamericanos sobre su propia realidad y sus propios problemas, y publicó la primera poesía dedicada expresamente a fomentar la literatura propia del «mundo de Colón», por lo que fue llamado por Henríquez Ureña y por otros, «libertador ar¬tístico» del Continente. Bolívar, en la cumbre de su gloria, convoca el Congreso An¬fictiónico de Panamá en 1824, inspirado en el deseo que había expresado al Liberta¬dor O'Higgins, de Chile, de hacer de nuestros pueblos «una nación de repúblicas». <br />
<br />
Mientras tanto, las antiguas colonias portuguesas conservaron, a través de una es¬trategia inteligente desplegada por la Casa de Braganza, su organización política unitaria, pero cuando se constituyeron en República la denominaron «Estados Unidos del Brasil», nombre que mantuvieron por unas cuantas décadas, sin que en él se hi¬ciera expresa mención del gentilicio americano. <br />
<br />
Con el tiempo se ha ido generalizando el calificativo latinoamericano para com¬prender a toda el área de países de América distintos de los de lengua inglesa y ho¬landesa. Y la unidad se ha ido expresando más y más en medio de la diversidad. No se habla ya tanto de América, sino de “las Américas”: el cognomento «panamericano» se sustituyó acertadamente por el de «interamericano». <br />
<br />
Pero viene de nuevo la ocasión de señalar cómo los símbolos cristianos son de manera implícita una identificación cabal del Nuevo Mundo. Especialmente, se prestan maravillosamente para expresar lo que los latinoamericanos perseguimos en nuestra integración, a saber, la «nación de repúblicas» de que habló el Libertador Simón Bolívar, o sea, como antes dije, la unidad en la diversidad. Ningún símbolo puede para ese objetivo ser más bello que la Madre de Dios.<br />
<br />
=María y la Patria Grande=<br />
<br />
Cada uno de nuestros países venera a la Virgen María, pero cada uno lo hace bajo una advocación especial. Nuestra Señora de Guadalupe es patrona de toda la América Latina y providencialmente se manifestó a un indiecito humilde, que paternal bondad ha elevado recientemente a los altares; pero Guadalupe es, especialmente, una vivencia íntima en el corazón del pueblo mexicano. Los nombres de tantas maravillosas patronas de nuestras colectividades nacionales, como la de Coromoto en Vene¬zuela, la de Chiquinquirá en Colombia, la de Aparecida en Brasil, la de Copacabana en Bolivia, la de Luján en la Argentina, y paro de contar porque la lista es interminable, expresan una conmovedora devoción, y a la vez una afirmación de propia identidad dentro de la unidad. Visitando sus santuarios con emotiva veneración, no puede uno menos que admirar esa milagrosa presencia de Dios en la Historia de que habló Juan Pablo II. Porque ha encomendado a su Madre Santísima renovar la fe y la espe-ranza de los pueblos que gimen en medio de la pobreza y de la confusión. Es antídoto contra desesperanza. <br />
<br />
No es privilegio solamente de Lourdes y de Fátima, y de tan¬tos otros lugares donde se ha aparecido la celestial Señora para encender el espíritu creyente, donde los altos valores del espíritu prevalecen por encima de las tribulaciones. Juan Pablo II, fervoroso mariano, no tuvo mejor aliada para la evangeliza¬ción de nuestra América que la Virgen María, que le salvó la vida y que ha salvado al mundo en forma que no puede considerarse sino milagrosa. <br />
Todos los compatriotas latinoamericanos saben que la Madre de Dios es una sola. Que bajo diferentes formas es la misma. Pero en sus diversas advocaciones, en la historia que a veces embellecida por la leyenda rodea a cada una de ellas, se manifiesta a cada pueblo con una personalidad diferente. Asimismo, los países latinoamerica¬nos sabemos que somos uno; que tenemos un común origen, una manera de ser común y nos compromete un mismo destino, pero cada uno de nuestros pueblos mantiene con firmeza su propia identidad dentro de la unidad. <br />
<br />
Los españoles dieron a las naciones mestizas que engendraron en América mu¬chos dones: los mayores, sin duda, la religión y el idioma. El idioma, preservado amorosamente por la genial visión de Andrés Bello, vínculo unificador. La religión, concebida y practicada dentro de un amplio ecumenismo, como lo ha definido el Concilio Vaticano II, nos lleva necesariamente a pensar en objetivos superiores a los egoísmos individuales y nacionales: nos obliga a buscar la paz, a esforzarnos en la solidaridad. <br />
<br />
Tres lenguas se reparten casi totalmente el mundo americano. El español y el portugués son idiomas afines, entre los cuales el entendimiento y la comprensión son fáciles. El inglés, hablado como lengua materna por los grandes países del Norte y por las pequeñas comunidades del Caribe, tiende a ser cada día la segunda lengua más usada por todos los grupos humanos. <br />
<br />
Todo ello nos lleva a afirmarnos cada vez más en la idea de que lo ocurrido hace quinientos años fue la apertura de una gran avenida para el futuro de la humanidad. Fue un acto de fe; y como lo dijera Miguel de Unamuno «creer es crear».<ref></ref>El proceso de estos quinientos años no ha sido, para los países americanos, nada fácil. Pero en los peores momentos los ha salvado la fe. Hemos reparado con nuestros sufri¬mientos colectivos los pecados cometidos por los conquistadores y por sus herederos en la extorsión y en la crueldad. Pero hay que ver cómo la muchedumbre de esos pueblos, los más abandonados y oprimidos, acuden en silencio, muchas veces andan¬do en suelo áspero sobre sus rodillas, a los santuarios donde se conserva un docu¬mento inconfundible de su religiosidad. <br />
<br />
Cuando Colón llegó a Guanahaní, esa isla hoy casi olvidada a la que denominó San Salvador, lo primero que hizo fue besar la tierra como un acto de reconocimiento a Dios. Cuando el Papa Wojtyla besaba la tierra al llegar a cada uno de nuestros paí¬ses, estaba pronunciando, en gesto mudo, la más hermosa de las oraciones. Al fin y al cabo, la tierra es madre porque el género humano está hecho del barro al que el Creador dispuso insuflarle un alma inmortal. Y al besar a esa madre sufriente, el corazón se eleva a lo infinito, dando gracias al Padre Universal por habernos concedi-do, con la vida, el privilegio de amarlo. No importa que en la conmemoración de este medio milenio se hayan querido desempolvar viejas controversias y echar sobre quie¬nes llevaron a América el mensaje evangélico, la imputación de errores y de crímenes que no negamos y de los cuales la propia Iglesia ha pedido reparación y penitencia. Como dijo el poeta español, «crímenes son del tiempo y no de España». Lo mismo podrían decir el anglosajón y el portugués. Pero a pesar de todos los pesares, el sol que brilló en una playa del Caribe el 12 de octubre de 1492 sigue alumbrando para los que creen en la justicia y la reclaman. Los humildes de América, como los pastores de Belén, soportan sus carencias y dolores por la esperanza irrenunciable de una vida humana mejor.</div>172.16.56.179https://dhial.org/diccionario/index.php?title=Glosario&diff=5291Glosario2014-07-18T01:51:08Z<p>172.16.56.179: /* A */</p>
<hr />
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<br />
__NOTOC__<br />
{{Índice}}<br />
<br />
=== A ===<br />
<br />
'''[[ABAD Y QUEIPO, Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[ACADEMIA DE SAN CARLOS]]'''<br />
<br />
'''[[ACADEMIA NACIONAL DE MEDICINA DE MEXICO]]'''<br />
<br />
'''[[ACAMAPICHTLI]]'''<br />
<br />
'''[[ACOLMAN; Convento de San Agustín]]'''<br />
<br />
'''[[ACOSTA Zurita Darío]]'''<br />
<br />
'''[[ACTOPAN]]'''<br />
<br />
'''[[ACUÑA Y MANRIQUE, Juan]]'''<br />
<br />
'''[[ADAME Rosales, San Román]]'''<br />
<br />
'''[[ADORATRICES PERPETUAS; de Santa María de Guadalupe]]'''<br />
<br />
'''[[ÁGREDA María de Jesús]]'''<br />
<br />
'''[[AGUASCALIENTES]]'''<br />
<br />
'''[[AGUIAR Y SEIJAS, Francisco de]]'''<br />
<br />
'''[[AGUILAR ALEMÁN, San Rodrigo]]'''<br />
<br />
'''[[AGUIRRE Moctezuma, Rafael ]]'''<br />
<br />
'''[[AGUSTINOS]]'''<br />
<br />
'''[[ALAMÁN Y ESCALADA, Lucas]]'''<br />
<br />
'''[[ALARCÓN Y SÁNCHEZ DE LA BARQUERA, Próspero María]]'''<br />
<br />
'''[[ÁLBUM DE LA CORONACIÓN de la Santísima Virgen de Guadalupe]]'''<br />
<br />
'''[[ALCALDE Y BARRIGA, Antonio]]'''<br />
<br />
'''[[ALDAY Y ASPEE, De Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[ALEGRE, Francisco Javier]]'''<br />
<br />
'''[[ALFARO, Luis Felipe Neri de]]'''<br />
<br />
'''[[ALMA CRISTIANA DE AMÉRICA]]'''<br />
<br />
'''[[ALTAMIRANO, Basilio Ignacio Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[ALVA IXTLILXÓCHITL, Fernando de]]'''<br />
<br />
'''[[ALVARADO, Pedro de]]'''<br />
<br />
'''[[ALVARADO, Tezozómoc Fernando]]'''<br />
<br />
'''[[ÁLVAREZ HERRERA, Bernardino]]'''<br />
<br />
'''[[ÁLVAREZ MENDOZA, San Julio]]'''<br />
<br />
'''[[AMÉRICA; nacimiento y personalidad]]'''<br />
<br />
'''[[AMÉRICA LATINA: El Término]]'''<br />
<br />
'''[[ANÁHUAC]]'''<br />
<br />
'''[[ANALES ANTIGUOS de México y sus contornos]]'''<br />
<br />
'''[[ÁNGEL; a los pies de la Guadalupana]]'''<br />
<br />
'''[[ANTUÑANO, Esteban de]]'''<br />
<br />
'''[[APARICIO, Sebastián de]]'''<br />
<br />
'''[[ARABESCO; estilo artístico]]'''<br />
<br />
'''[[ARANEDA BRAVO, Fidel]]'''<br />
<br />
'''[[ARCHIVO HISTÓRICO DEL ARZOBISPADO DE MÉXICO]]'''<br />
<br />
'''[[ARCHIVOS Y BIBLIOTECAS ECLESIASTICAS EN CHILE]]'''<br />
<br />
'''[[ÁRCIGA Y RUIZ DE CHÁVEZ, José Ignacio]]'''<br />
<br />
'''[[ARENAS Pedro De]]'''<br />
<br />
'''[[ARRANGOIZ Y BERZÁBAL, Francisco de Paula]]'''<br />
<br />
'''[[ARTE PLUMARIO]]'''<br />
<br />
'''[[ARTE SACRO EN AMÉRICA Y CHILE]]'''<br />
<br />
'''[[ARTE Y PENSAMIENTO EN IBEROAMÉRICA]]'''<br />
<br />
'''[[ARTESANÍAS MEXICANAS, en la liturgia]]'''<br />
<br />
'''[[ARTIGAS, José Gervasio]]'''<br />
<br />
'''[[ASOCIACIÓN URUGUAYA DE EDUCACIÓN CATÓLICA]]'''<br />
<br />
'''[[ÁVILA CAMACHO, Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[AYORA, Fray Juan de]]'''<br />
<br />
'''[[AZNAR Barbachano, Tomás]]'''<br />
<br />
'''[[AZTECAS]]'''<br />
<br />
=== B ===<br />
<br />
'''[[BANEGAS GALVÁN, Francisco]]'''<br />
<br />
'''[[BARROCO INDIANO]]'''<br />
<br />
'''[[BARTOLACHE y Díaz Posada, José Ignacio]]'''<br />
<br />
'''[[BASALENQUE, Fray Diego de]]'''<br />
<br />
'''[[BASASIO Arnaldo fray ]]'''<br />
<br />
'''[[BASÍLICA DE GUADALUPE]]'''<br />
<br />
'''[[BATIS SÁINZ, San Luis]]'''<br />
<br />
'''[[BECERRA TANCO, Luís]]'''<br />
<br />
'''[[BELAUNZARÁN Y UREÑA, José María de Jesús]]'''<br />
<br />
'''[[BENAVENTE (MOTOLINIA), Fray Toribio de]]'''<br />
<br />
'''[[BENZONI, Girolamo]]'''<br />
<br />
'''[[BETANZOS, Fray Domingo de]]'''<br />
<br />
'''[[BETLEMITAS; orden religiosa]]'''<br />
<br />
'''[[BIENVENIDA, Fray Lorenzo de.]]'''<br />
<br />
'''[[BITTI, Bernardo]]'''<br />
<br />
'''[[BORDONE Benedetto]]'''<br />
<br />
'''[[BOTERO Giovanni]]'''<br />
<br />
'''[[BOTURINI BENADUCCI, Lorenzo]]'''<br />
<br />
'''[[BRAVO Ugarte, José S.J.]]'''<br />
<br />
'''[[BUCARELI Y URSÚA, Antonio María de]]'''<br />
<br />
'''[[BULA]]'''<br />
<br />
'''[[BULAS ALEJANDRINAS]]'''<br />
<br />
'''[[BURRUS, Ernest Joseph]]'''<br />
<br />
'''[[BUSTAMANTE, fray Francisco de]]'''<br />
<br />
=== C ===<br />
<br />
'''[[CABILDO ECLESIÁSTICO DE MÉXICO; sus actas capitulares]]'''<br />
<br />
'''[[CABRERA, Miguel]]'''<br />
<br />
'''[[CACES DE BROWN, Isabel]]'''<br />
<br />
'''[[CALDERÓN DE LA BARCA, Erskine Frances, Marquesa de]]'''<br />
<br />
'''[[CALENDARIO AZTECA]]'''<br />
<br />
'''[[CALENDARIOS INDÍGENAS MEXICAS]]'''<br />
<br />
'''[[CALIFORNIA; Misiones]]'''<br />
<br />
'''[[CALLES, Plutarco Elías]]'''<br />
<br />
'''[[CALMECAC]]'''<br />
<br />
'''[[CALOCA CORTÉS, San Agustín]]'''<br />
<br />
'''[[CALPAN, Convento de]]'''<br />
<br />
'''[[CAMPECHE. Capital del Estado mexicano del mismo nombre]]''' <br />
<br />
'''[[CAÑAS COVARRUBIAS, José Domingo]]'''<br />
<br />
'''[[CAÑAS Y CALVO, Blas]]'''<br />
<br />
'''[[CARRASCO y Saavedra, Bernardo]]'''<br />
<br />
'''[[CASAL, Julio J.]]'''<br />
<br />
'''[[CASAL Muñoz, Marynés]]'''<br />
<br />
'''[[CASANOVA CASANOVA, Mariano]]'''<br />
<br />
'''[[CASTELLANOS Y CASTELLANOS, Leonardo]]'''<br />
<br />
'''[[CATALÁ Y GUASCH, FRAY MAGÍN]]'''<br />
<br />
'''[[CATECISMOS en México]]'''<br />
<br />
'''[[CATEDRAL DE MÉXICO]]'''<br />
<br />
'''[[CATOLICISMO y cultura en el nuevo mundo]]'''<br />
<br />
'''[[CATOLICISMO LIBERAL en Chile]]''' <br />
<br />
'''[[CERVANTES de Salazar Francisco]]'''<br />
<br />
'''[[CHALMA; Santuario del Señor de]]'''<br />
<br />
'''[[CHAVEZ Jerónimo de]]'''<br />
<br />
'''[[CHIAPA DE CORZO]]'''<br />
<br />
'''[[CHICHIMECA]]'''<br />
<br />
'''[[CHILE; Diócesis creadas en el siglo XX]]'''<br />
<br />
'''[[CHILE; Financiamiento de la iglesia]]'''<br />
<br />
'''[[CHILE; Órdenes y Congregaciones Religiosas]]'''<br />
<br />
'''[[CHILE; Recepción de las encíclicas sociales]]'''<br />
<br />
'''[[CHILE: SÍNODOS DIOCESANOS Y CONCILIOS PROVINCIALES]]'''<br />
<br />
'''[[CHOLULA]]'''<br />
<br />
'''[[CHOLULA. Arte Virreinal]]'''<br />
<br />
'''[[CIHUACÓATL; Deidad femenina de la mitología azteca]]'''<br />
<br />
'''[[CISNEROS, Diego]]'''<br />
<br />
'''[[CIUDAD RODRIGO, Fray Antonio de.]]'''<br />
<br />
'''[[CLAVIJERO, Francisco Javier]]'''<br />
<br />
'''[[CÓDICE FLORENTINO]]'''<br />
<br />
'''[[CÓDICE OSUNA]]'''<br />
<br />
'''[[CÓDICES precolombinos]]'''<br />
<br />
'''[[CÓDICE VATICANO B]]'''<br />
<br />
'''[[COFRADÍAS EN CHILE]]'''<br />
<br />
'''[[COLEGIOS APOSTÓLICOS de Propaganda Fide]]'''<br />
<br />
'''[[COLEGIO VIZCAÍNAS]]'''<br />
<br />
'''[[COLÓN, Cristóbal]]'''<br />
<br />
'''[[COMPLEJO Tupí-Guaraní]]'''<br />
<br />
'''[[CONCEPCIÓN, DIÓCESIS DE]]'''<br />
<br />
'''[[CONCHA, Andrés de]]'''<br />
<br />
'''[[CONCILIO PLENARIO LATINOAMERICANO DE 1899]]'''<br />
<br />
'''[[CONCILIOS Y SINODOS LATINOAMERICANOS.]]'''<br />
<br />
'''[[CONQUISTA DE MÉXICO ]]'''<br />
<br />
'''[[CORREA MAGALLANES, San Mateo]]'''<br />
<br />
'''[[CORTÉS, Hernán]]'''<br />
<br />
'''[[CORUÑA AGUSTÍN]]'''<br />
<br />
'''[[COSÍO VILLEGAS, Daniel]]'''<br />
<br />
'''[[CRISTIADA ]]'''<br />
<br />
'''[[CRUZ ALVARADO, San Atilano]]'''<br />
<br />
'''[[CUAUHTÉMOC]]'''<br />
<br />
'''[[CUAUTITLÁN; Convento franciscano y Juan Diego Cuahutlatoatzin]]'''<br />
<br />
'''[[CUEVAS, Mariano]]'''<br />
<br />
=== D ===<br />
<br />
'''[[D'ANANIA, GIOVANNI LORENZO]]'''<br />
<br />
'''[[DE BRY, Theodor]]'''<br />
<br />
'''[[DEFENSA DEL INDÍGENA]]'''<br />
<br />
'''[[DESCUBRIMIENTO DEL NUEVO MUNDO: Mentalidades culturales en el Mundo Europeo en la vigilia de 1492]]'''<br />
<br />
'''[[DEZA, Diego de]]'''<br />
<br />
'''[[DÍAZ DEL CASTILLO, Bernal]]'''<br />
<br />
'''[[DOCUMENTOS DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL DE CHILE]]'''<br />
<br />
'''[[DOMINICOS en la Nueva España]]'''<br />
<br />
'''[[DONOSO VIVANCO, Justo Pastor]]'''<br />
<br />
'''[[DU ROUSIER, Ana]]'''<br />
<br />
=== E ===<br />
<br />
'''[[EDUCACIÓN EN AMÉRICA LATINA]]'''<br />
<br />
'''[[EGUIARA Y EGUREN, Juan José de]]'''<br />
<br />
'''[[ELÍZAGA PRADO, José Mariano]]'''<br />
<br />
'''[[ERMITA DEL TEPEYAC]]'''<br />
<br />
'''[[ERRÁZURIZ VALDIVIESO, Crescente]]'''<br />
<br />
'''[[ESCALANTE y Escalante, Alonso M]]'''<br />
<br />
'''[[ESCUDERO ESCUDERO, Alfonso María]]'''<br />
<br />
'''[[ESPAÑA; la sociedad española en la época de los descubrimientos]]'''<br />
<br />
'''[[ESQUEDA RAMÍREZ, San Pedro]]'''<br />
<br />
'''[[EVANGELIZACIÓN; su impacto en un nuevo mundo]]'''<br />
<br />
'''[[EVANGELIZACIÓN DE AMÉRICA LATINA; los primeros evangelizadores y sus métodos]]'''<br />
<br />
'''[[EYZAGUIRRE PORTALES, José Ignacio Víctor]]'''<br />
<br />
=== F ===<br />
<br />
<br />
'''[[FERNÁNDEZ CONCHA, Domingo]]'''<br />
<br />
'''[[FERNÁNDEZ CONCHA, Josefa]]'''<br />
<br />
'''[[FERNÁNDEZ CONCHA, Rosa]]'''<br />
<br />
'''[[FERNÁNDEZ DE URIBE y Casarejos José]]'''<br />
<br />
'''[[FERRI Alfonso]]'''<br />
<br />
'''[[FILOSOFÍA Náhuatl]]'''<br />
<br />
'''[[FLOR Y CANTO DEL NACIMIENTO DEL NUEVO MÉXICO]]'''<br />
<br />
'''[[FLORES, Ana]]'''<br />
<br />
'''[[FLORES GARCÍA, San Margarito]]'''<br />
<br />
'''[[FLORES y Troncoso, Francisco de Asís]]'''<br />
<br />
'''[[FLORES VARELA, San José Isabel]]'''<br />
<br />
'''[[FRACASTORO, Girolamo]]'''<br />
<br />
'''[[FRANCISCANOS en el Nuevo Mundo]]'''<br />
<br />
'''[[FUEROS]]'''<br />
<br />
=== G ===<br />
<br />
'''[[GACETA OFICIAL del Arzobispado de México 1897-2011]]'''<br />
<br />
'''[[GALVÁN BERMÚDEZ, San David]]'''<br />
<br />
'''[[GANTE, Pedro de]]'''<br />
<br />
'''[[GARCÉS, FRAY JULIÁN]]''' <br />
<br />
'''[[GARCÍA ACOSTA, Andrés]]'''<br />
<br />
'''[[GARCÍA DE LA HUERTA, Tadea]]'''<br />
<br />
'''[[GARCÍA ICAZBALCETA Joaquín]]'''<br />
<br />
'''[[GARIBAY y Kintana, Ángel María]]'''<br />
<br />
'''[[GERSON, Juan]]'''<br />
<br />
'''[[GILLOW Y ZAVALZA, Eulogio Gregorio]]'''<br />
<br />
'''[[GIUSTINIANI Agustín]]'''<br />
<br />
'''[[GLAREANUS, Henricus]]'''<br />
<br />
'''[[GÓMEZ DE PORTUGAL Y SOLÍS, Juan Cayetano]]'''<br />
<br />
'''[[GÓMEZ Loza, Miguel]]'''<br />
<br />
'''[[GONZAGA Francesco]]'''<br />
<br />
'''[[GONZÁLEZ, Juan]]'''<br />
<br />
'''[[GONZÁLEZ DE MARMOLEJO, Rodrigo]]'''<br />
<br />
'''[[GONZÁLEZ FLORES, Anacleto]]'''<br />
<br />
'''[[GONZÁLEZ OBREGÓN, Luis]]'''<br />
<br />
'''[[GONZÁLEZ VALENCIA, José María]]'''<br />
<br />
'''[[GREMIO]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Acontecimiento Guadalupano]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Antiaparicionismo]]''' <br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Antigüedad del culto]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Añadidos y retoques a la imagen]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Aprobación implícita]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Atentado contra la Imagen]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Bibliografía general]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Descubrimientos arqueológicos en Estados Unidos]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; El Acontecimiento Guadalupano e Inculturación]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; el problema de los "silencios"]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; El Santuario, su Culto y la Plaza Mariana]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE;en la independencia de México]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Fuentes españolas]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Fuentes indígenas]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; fuentes mestizas o indo-hispanas]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Informaciones jurídicas de 1666]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Informe sobre aspectos de conservación y restauración de la imagen original]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; La hipótesis de imágenes en sus ojos]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; La Virgen María y Juan Diego.]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Misterio de los ojos en la pintura]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Raíz del mundo católico iberoamericano]]'''<br />
<br />
'''[[GUERRERO, Gonzalo]]'''<br />
<br />
'''[[GUZMÁN LECAROZ, Joseph Francisco Xavier Miguel ]]'''<br />
<br />
'''[[GUANAJUATO; Arte Virreinal]]'''<br />
<br />
'''[[GUIZAR Y VALENCIA, San Rafael]]'''<br />
<br />
=== H ===<br />
<br />
'''[[HABSBURGO, Maximiliano de]]'''<br />
<br />
'''[[HIDALGO Y COSTILLA GALLAGA, Miguel]]'''<br />
<br />
'''[[HIJAR Y MENDOZA, Martín Alonso ]]'''<br />
<br />
'''[[HOSPITAL DEL AMOR DE DIOS]]'''<br />
<br />
'''[[HOSPITALES Y HOSPICIOS DE LA NUEVA ESPAÑA]]'''<br />
<br />
'''[[HUEI TLAMAHUIZOLTICA]]'''<br />
<br />
'''[[HUEJOTZINGO]]'''<br />
<br />
'''[[HUERTA GUTIÉRREZ, Ezequiel y Salvador]]'''<br />
<br />
'''[[HUITZILOPOCHTLI]]'''<br />
<br />
'''[[HUTTEN, Ulrich Von]]'''<br />
<br />
=== I ===<br />
'''[[IBARRA Y GONZÁLEZ, José Ramón]]''' <br />
<br />
'''[[IGLESIA ANTIGUA de los indios en el Tepeyac.]]'''<br />
<br />
'''[[IGLESIA Y LIBERARISMO EN LATINOAMERICA]]'''<br />
<br />
'''[[INDEPENDENCIAS HISPANOAMERICANAS. EL CASO DE MÉXICO.]]'''<br />
<br />
'''[[INDIOS pueblo]]'''<br />
<br />
'''[[ITURBIDE, Agustín de]]'''<br />
<br />
'''[[ITZCÓATL]]'''<br />
<br />
=== J ===<br />
<br />
'''[[JESUITAS (Compañia de Jesús)]]'''<br />
<br />
'''[[JUAN DIEGO CUAUHTLATOATZIN]]'''<br />
<br />
'''[[JUAN DIEGO CUAUHTLATOATZIN; Descendientes]]'''<br />
<br />
'''[[JUAN DIEGO CUAUHTLATOATZIN; procesos de beatificación y de canonización]]'''<br />
<br />
'''[[JUÁREZ GARCÍA, Benito]]'''<br />
<br />
=== K ===<br />
<br />
'''[[KINO, Eusebio Francisco]]'''<br />
<br />
'''[[KUBLER, George Alexander ]]'''<br />
<br />
=== L ===<br />
<br />
'''[[LABASTIDA Y DÁVALOS, Pelagio Antonio]]'''<br />
<br />
'''[[LA CRUZ, SOR JUANA INÉS DE]]'''<br />
<br />
'''[[LACUNZA Y DÍAZ, Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[LAICISMO en chile]]'''<br />
<br />
'''[[LAMAS, José Benito]]'''<br />
<br />
'''[[LARRAÍN ERRÁZURIZ, Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[LARROBLA, Juan Francisco]]'''<br />
<br />
'''[[LAS CASAS, Fray Bartolomé de]]'''<br />
<br />
'''[[LAS CASAS, Fray Bartolomé de; ¿anti-negro?]]'''<br />
<br />
'''[[LEDESMA, Bartolomé de]]'''<br />
<br />
'''[[LEÓN CALDERÓN, Nicolás]]'''<br />
<br />
'''[[LEVINUS APOLLONIUS]]'''<br />
<br />
'''[[LIBERALES Y CONSERVADORES; su posición frente a la Iglesia en México]]'''<br />
<br />
'''[[LICEO de Estudios Universitarios (LEU)]]'''<br />
<br />
'''[[LIZÁRRAGA, DE Reginaldo]]'''<br />
<br />
'''[[LÓPEZ DE GÓMARA, Francisco]]'''<br />
<br />
'''[[LÓPEZ DE HERRERA, Fray Alonso ]]'''<br />
<br />
'''[[LÓPEZ DE SANTA ANNA, Antonio]]'''<br />
<br />
'''[[LÓPEZ, Gregorio]]'''<br />
<br />
'''[[LOS ANDES, Santa Teresa de Jesús De]]'''<br />
<br />
'''[[LUMNIUS IOANNES Fredericus]]'''<br />
<br />
=== M ===<br />
<br />
'''[[MAGALLANES JARA, San Cristóbal]]'''<br />
<br />
'''[[MAGAÑA SERVÍN, Luis ]]'''<br />
<br />
'''[[MALDONADO MELÉNDEZ, San Pedro]]'''<br />
<br />
'''[[MALINCHE; Tenépatl (Doña Marina)]]'''<br />
<br />
'''[[MANRÍQUEZ Y ZÁRATE, José de Jesús]]'''<br />
<br />
'''[[MARGIL DE JESÚS, Fray Antonio]]'''<br />
<br />
'''[[MARTÍN Juana]]'''<br />
<br />
'''[[MÁRTIR DE ANGLERÍA, Pedro]]'''<br />
<br />
'''[[MÁRTIRES DE SAHUAYO]]'''<br />
<br />
'''[[MÁRTIRES DE SAN JOAQUÍN]]'''<br />
<br />
'''[[MÁRTIRES MEXICANOS EN JAPÓN (1597, 1627 Y 1632)]]'''<br />
<br />
'''[[MARTIRIO Cristiano]]'''<br />
<br />
'''[[MARTIROLOGIO MEXICANO ( 1914- 1940)]]'''<br />
<br />
'''[[MATRIMONIO EN CHILE]]'''<br />
<br />
'''[[MEDELLÍN, Diego De]]'''<br />
<br />
'''[[MEDINA, PEDRO DE]]'''<br />
<br />
'''[[MEERMAN Arnould OFM]]''' <br />
<br />
'''[[MÉNDEZ MONTOYA, San Jesús]]'''<br />
<br />
'''[[MENDIETA, Fray Gerónimo de]]'''<br />
<br />
'''[[MENDOZA Y PACHECO, Antonio de]]'''<br />
<br />
'''[[MERCATOR, Gerard]]'''<br />
<br />
'''[[MÉXICO; Constitución de 1917; artículos antirreligiosos.]]'''<br />
<br />
'''[[MÉXICO; Educación desde la Revolución de 1910]]'''<br />
<br />
'''[[MÉXICO. Evangelización]]'''<br />
<br />
'''[[MÉXICO. Planes Políticos en los siglos XIX y XX]]'''<br />
<br />
'''[[MÉXICO. Partido Católico Nacional.]]'''<br />
<br />
'''[[MÉXICO. Reforma, Guerra y Leyes de]]'''<br />
<br />
'''[[MÉXICO; Universidades y Colegios Mayores]]'''<br />
<br />
'''[[MINA, Francisco Javier]]'''<br />
<br />
'''[[MISIONES jesuíticas en Paraguay y Río de la Plata s. XVII y XVIII]]'''<br />
<br />
'''[[MOCTEZUMA XOCOYOTZIN]]'''<br />
<br />
'''[[MODUS VIVENDI en México (1929-1992)]]'''<br />
<br />
'''[[MOLINA, Juan Ignacio]]'''<br />
<br />
'''[[MONARDES, Nicolás]]'''<br />
<br />
'''[[MONCAYO GARCÍA, José Pablo]]'''<br />
<br />
'''[[MONJAS, MUJERES y Conventos en el Nuevo Mundo]]'''<br />
<br />
'''[[MONUMENTA CARTOGRÁFICA VATICANA]]'''<br />
<br />
'''[[MORA Y DE LA MORA, San Miguel de la]]'''<br />
<br />
'''[[MORELIA (Arte Virreinal)]]'''<br />
<br />
'''[[MORELOS Y PAVÓN, José María]]'''<br />
<br />
'''[[MORISCOS]]'''<br />
<br />
'''[[MORIN, Bernarda]]'''<br />
<br />
'''[[MOSQUERA Y ARBOLEDA, Manuel José]]'''<br />
<br />
'''[[MOYA DE CONTRERAS PEDRO]]'''<br />
<br />
'''[[MOYA Y VALENZUELA]]'''<br />
<br />
'''[[MOZÁRABE]]'''<br />
<br />
'''[[MUDÉJARES]]'''<br />
<br />
'''[[MUJER en Uruguay]]'''<br />
<br />
'''[[MUNGUÍA Y NÚÑEZ, Clemente de Jesús]]'''<br />
<br />
'''[[MUÑOZ CAMARGO, Diego]]'''<br />
<br />
'''[[MUÑOZ, Juan Bautista]]'''<br />
<br />
'''[[MÜNSTER, Sebastian]]'''<br />
<br />
'''[[MÚSICA en Chile]]'''<br />
<br />
'''[[MÚSICA PREHISPÁNICA]]'''<br />
<br />
=== N ===<br />
<br />
'''[[NAVARRETE GUERRERO, Julia]]'''<br />
<br />
'''[[NERVO, Amado]]'''<br />
<br />
'''[[NEZAHUALCÓYOTL]]'''<br />
<br />
'''[[NIÑOS MÁRTIRES DE TLAXCALA]]'''<br />
<br />
'''[[NOCHE TRISTE]]'''<br />
<br />
'''[[NUEVA ESPAÑA; Virreinato de la]]'''<br />
<br />
'''[[NÚÑEZ DE HARO Y PERALTA, Alonso]]'''<br />
<br />
=== O ===<br />
<br />
<br />
'''[[OCOTLÁN; Nuestra señora de]]'''<br />
<br />
'''[[O´GORMAN, Edmundo]]'''<br />
<br />
'''[[OLMOS, Fray Andrés de]]'''<br />
<br />
'''[[ÓRGANOS DE LA CATEDRAL DE MÉXICO]]'''<br />
<br />
'''[[ORONA MADRIGAL, San Justino]]'''<br />
<br />
'''[[OROZCO Y JIMÉNEZ, FRANCISCO]]'''<br />
<br />
'''[[OVALLE, Alonso De]]'''<br />
<br />
=== P ===<br />
<br />
'''[[PALAFOX Y MENDOZA, Juan de]]'''<br />
<br />
'''[[PALOMAR Y VIZCARRA, Miguel]]''' <br />
<br />
'''[[PANÉ,Ramón]]'''<br />
<br />
'''[[PÁTZCUARO; Arte Virreinal]]'''<br />
<br />
'''[[PAYNO, Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[PEÑAFIEL Barranco, Antonio]]'''<br />
<br />
'''[[PEREGRINACIONES AL TEPEYAC]]'''<br />
<br />
'''[[PEREYRA, Gómez Carlos ]]'''<br />
<br />
'''[[PERSECUCIÓN Y MARTIRIO EN TABASCO]]'''<br />
<br />
'''[[PERSECUCIONES Y MARTIRIOS EN EL SIGLO XX]]'''<br />
<br />
'''[[POLÍTICA y RELIGIÓN en los proyectos insurgentes y realistas de la independencia de Nueva España]]'''<br />
<br />
'''[[POMAR, Juan Bautista]]'''<br />
<br />
'''[[PORFIRISMO]]'''<br />
<br />
'''[[POSSEVINO Antonio, SJ]]'''<br />
<br />
'''[[PRO, Miguel Agustín]]'''<br />
<br />
'''[[PUEBLA DE LOS ÁNGELES; Arte Virreinal]]'''<br />
<br />
'''[[PUEBLA DE LOS ÁNGELES; Ciudad ]]'''<br />
<br />
'''[[PUEBLA; Tercera Conferencia del CELAM (1979)]]'''<br />
<br />
=== Q ===<br />
<br />
'''[[QUERÉTARO, Arte Virreinal]]'''<br />
<br />
'''[[QUETZALCÓATL]]'''<br />
<br />
'''[[QUINTO SOL (La cosmogonía azteca)]]'''<br />
<br />
'''[[QUIROGA, Vasco de]]'''<br />
<br />
=== R ===<br />
<br />
'''[[RAMIREZ Álvarez José Fernando]]'''<br />
<br />
'''[[RAMÍREZ, FRAY JUAN]]'''<br />
<br />
'''[[RAMOS ARIZPE, José Miguel]]'''<br />
<br />
'''[[RAMUSIO, Giambattista]]'''<br />
<br />
'''[[RAUW, Johann]]'''<br />
<br />
'''[[REYES OCHOA, Alfonso]]'''<br />
<br />
'''[[REYES SALAZAR, San Sabás]]'''<br />
<br />
'''[[REGULES, Dardo]]'''<br />
<br />
'''[[REPISO MARTÍNEZ DE ORBE, Antonio ]]'''<br />
<br />
'''[[REVUELTAS Sánchez Silvestre]]'''<br />
<br />
'''[[RIVA PALACIO Guerrero Vicente]]'''<br />
<br />
'''[[ROBLES HURTADO, San José María]]'''<br />
<br />
'''[[ROMERO, Luis Francisco ]]'''<br />
<br />
'''[[ROMERO DE TERREROS, Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[ROMO GONZÁLEZ, Santo Toribio]]'''<br />
<br />
'''[[ROSAS, Juventino]]'''<br />
<br />
'''[[ROSS EDWARDS, Juana]]'''<br />
<br />
'''[[RUIZ DE ALARCÓN Y MENDOZA, Juan]]'''<br />
<br />
'''[[RULFO Juan ]]'''<br />
<br />
'''[[RUSCELLI GIROLAMO]]'''<br />
<br />
=== S ===<br />
<br />
'''[[SAHAGÚN, Bernardino de Fray]]'''<br />
<br />
'''[[SALAS, Antonia]]'''<br />
<br />
'''[[SÁNCHEZ DE TAGLE, Varela Francisco Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[SÁNCHEZ DELGADILLO, San Jenaro]]'''<br />
<br />
'''[[SANCHEZ DEL RÍO, José]]'''<br />
<br />
'''[[SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS]]'''<br />
<br />
'''[[SAN JUAN DE ULÚA. Castillo-Fortaleza]]'''<br />
<br />
'''[[SAN LUIS POTOSÍ; Arte Virreinal]]'''<br />
<br />
'''[[SAN MIGUEL DE ALLENDE; Arte Virreinal]]'''<br />
<br />
'''[[SANTUARIO NACIONAL DE LA GRUTA DE LOURDES]]'''<br />
<br />
'''[[SANTUARIO NACIONAL DE LA VIRGEN DEL VERDÚN]]'''<br />
<br />
'''[[SANTUARIO POPULAR DE SAN CONO]]'''<br />
<br />
'''[[SERMONES GUADALUPANOS en la formación de la identidad mexicana]]'''<br />
<br />
'''[[SERRA, Fray Junípero]]''' <br />
<br />
'''[[SIERRA MÉNDEZ, Justo ]]'''<br />
<br />
'''[[SIGÜENZA Y GÓNGORA, Carlos]]'''<br />
<br />
'''[[SILVANO Bernardo]]'''<br />
<br />
'''[[SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA ECLESIÁSTICA]]'''<br />
<br />
'''[[SOTO, Domingo de]]'''<br />
<br />
'''[[SOTO, Fray Francisco de]]''' <br />
<br />
'''[[SPAGNOLI Battista]]'''<br />
<br />
'''[[SUÁREZ, Sor Úrsula ]]'''<br />
<br />
=== T ===<br />
<br />
'''[[TAPIA, Andrés de]]'''<br />
<br />
'''[[TELPOCHCALLI]]'''<br />
<br />
'''[[TENOCHTITLAN; Capital del pueblo Azteca]]'''<br />
<br />
'''[[TEOTIHUACÁN]]'''<br />
<br />
'''[[TEPEACA]]'''<br />
<br />
'''[[TEPEYAC]]'''<br />
<br />
'''[[TERESA DE MIER Y NORIEGA, Servando]]'''<br />
<br />
'''[[TEXAS]]'''<br />
<br />
'''[[TEXCOCO]]'''<br />
<br />
'''[[TEZCATLIPOCA; Deidad azteca]]'''<br />
<br />
'''[[TILMA GUADALUPANA]]'''<br />
<br />
'''[[TLAXCALTECAS]]'''<br />
<br />
'''[[TOLTECAS]]'''<br />
<br />
'''[[TONÁNTZIN (Cihuacóatl o Centeótl) ]]'''<br />
<br />
'''[[TORQUEMADA, FRAY JUAN DE]]'''<br />
<br />
'''[[TOTONACAS]]'''<br />
<br />
'''[[TOUSSAINT Y RITTER, Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[TRATADO DE ALCAZOVAS-TOLEDO ]]'''<br />
<br />
'''[[TULPETLAC]]'''<br />
<br />
=== U ===<br />
<br />
'''[[UBIARCO Robles, San Tranquilino]]'''<br />
<br />
'''[[ULTRAMONTANISMO EN CHILE]]'''<br />
<br />
'''[[UNIVERSIDAD DE MÉXICO REAL Y PONTIFICIA]]'''<br />
<br />
'''[[UPPSALA; Mapa de]]'''<br />
<br />
'''[[URIBE VELASCO, San David]]'''<br />
<br />
'''[[URUGUAY; Los “curas constituyentes”]]'''<br />
<br />
'''[[URUGUAY; Música folklórica]]'''<br />
<br />
'''[[URUGUAY; Música sacra]]'''<br />
<br />
'''[[URUGUAY; Piedad popular]]'''<br />
<br />
'''[[URUGUAY; Oratorios rurales]]'''<br />
<br />
'''[[URUGUAY; Primeras corrientes evangelizadoras]]'''<br />
<br />
'''[[URUGUAY; Protestantismo]]'''<br />
<br />
'''[[URUGUAY; Rebeliones indígenas]]'''<br />
<br />
'''[[URUGUAY; Santoral]]'''<br />
<br />
=== V ===<br />
<br />
'''[[VAÏSSE, Emilio (Omer Emeth)]]'''<br />
<br />
'''[[VALADÉS, Fray Diego de]]'''<br />
<br />
'''[[VALDÉS OSSA, Elisa ]]'''<br />
<br />
'''[[VALDIVIESO, Rafael Valentín]]'''<br />
<br />
'''[[VALENCIA, Fray Martín de]]''' <br />
<br />
'''[[VALERIANO, Antonio]]'''<br />
<br />
'''[[VALVERDE Téllez Emeterio]]'''<br />
<br />
'''[[VARELA Félix; Vida y Obra]]'''<br />
<br />
'''[[VARELA Félix; Proceso de beatificación; Parte 1]]'''<br />
<br />
'''[[VARELA Félix; Proceso de beatificación; Parte 2]]'''<br />
<br />
'''[[VARGAS GONZÁLEZ, Jorge y Ramón]]'''<br />
<br />
'''[[VASCONCELOS CALDERÓN, José]]'''<br />
<br />
'''[[VELASCO Y RUIZ DE ALARCÓN, Luis de]]'''<br />
<br />
'''[[VELAZQUEZ RODRÍGUEZ, Primo Feliciano]]'''<br />
<br />
'''[[VERACRUZ, Fray Alonso de la]]'''<br />
<br />
'''[[VIAJES DE JUAN PABLO II A MÉXICO]]''' <br />
<br />
'''[[VICUÑA LARRAÍN, Manuel ]]'''<br />
<br />
'''[[VILASECA AGUILERA, José María]]'''<br />
<br />
'''[[VILLAGRÁ Gaspar de]]'''<br />
<br />
'''[[VILLALPANDO, Cristóbal de]]'''<br />
<br />
'''[[VILLANUEVA, Tomás de, O.S.A]]'''<br />
<br />
'''[[VILLARROEL, Gaspar de]]'''<br />
<br />
'''[[VIRUELA]]'''<br />
<br />
'''[[VIVES SOLAR, Fernando ]]'''<br />
<br />
=== W ===<br />
<br />
=== X ===<br />
<br />
'''[[XOCHIMILCO]]'''<br />
<br />
=== Y ===<br />
<br />
'''[[YERMO Y PARRES, SAN JOSÉ MARÍA DE]]'''<br />
<br />
'''[[YUCATÁN EN EL TIEMPO. Enciclopedia Alfabética]]'''<br />
<br />
=== Z ===<br />
<br />
'''[[ZAPATA SALAZAR, Emiliano]]'''<br />
<br />
'''[[ZARCO, Francisco.]]'''<br />
<br />
'''[[ZAVALA SÁENZ, Lorenzo de]]'''<br />
<br />
'''[[ZORITA Alonso de]]'''<br />
<br />
'''[[ZORRILLA DE SAN MARTÍN, Juan]]'''<br />
<br />
'''[[ZUMÁRRAGA, Fray Juan de]]'''</div>172.16.56.179https://dhial.org/diccionario/index.php?title=Glosario&diff=5290Glosario2014-07-18T01:50:41Z<p>172.16.56.179: /* A */</p>
<hr />
<div>El objetivo de este glosario es facilitar el acceso a una definición de los principales términos que utilizamos en Wikipedia y en otros proyectos de la Fundación Wikimedia. Si no encuentras algún término de uso específico en Wikipedia o sus proyectos, bien puedes incluirlo en la lista para que alguien lo describa o preguntarlo en la página de discusión.<br />
<br />
__NOTOC__<br />
{{Índice}}<br />
<br />
=== A ===<br />
<br />
'''[[ABAD Y QUEIPO, Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[ACADEMIA DE SAN CARLOS]]'''<br />
<br />
'''[[ACADEMIA NACIONAL DE MEDICINA DE MEXICO]]'''<br />
<br />
'''[[ACAMAPICHTLI]]'''<br />
<br />
'''[[ACOLMAN; Convento de San Agustín]]'''<br />
<br />
'''[[ACOSTA Zurita Darío]]'''<br />
<br />
'''[[ACTOPAN]]'''<br />
<br />
'''[[ACUÑA Y MANRIQUE, Juan]]'''<br />
<br />
'''[[ADAME Rosales, San Román]]'''<br />
<br />
'''[[ADORATRICES PERPETUAS; de Santa María de Guadalupe]]'''<br />
<br />
'''[[ÁGREDA María de Jesús]]'''<br />
<br />
'''[[AGUASCALIENTES]]'''<br />
<br />
'''[[AGUIAR Y SEIJAS, Francisco de]]'''<br />
<br />
'''[[AGUILAR ALEMÁN, San Rodrigo]]'''<br />
<br />
'''[[AGUIRRE Moctezuma, Rafael ]]'''<br />
<br />
'''[[AGUSTINOS]]'''<br />
<br />
'''[[ALAMÁN Y ESCALADA, Lucas]]'''<br />
<br />
'''[[ALARCÓN Y SÁNCHEZ DE LA BARQUERA, Próspero María]]'''<br />
<br />
'''[[ÁLBUM DE LA CORONACIÓN de la Santísima Virgen de Guadalupe]]'''<br />
<br />
'''[[ALCALDE Y BARRIGA, Antonio]]'''<br />
<br />
'''[[ALDAY Y ASPEE, De Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[ALEGRE, Francisco Javier]]'''<br />
<br />
'''[[ALFARO, Luis Felipe Neri de]]'''<br />
<br />
'''[[ALTAMIRANO, Basilio Ignacio Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[ALVA IXTLILXÓCHITL, Fernando de]]'''<br />
<br />
'''[[ALVARADO, Pedro de]]'''<br />
<br />
'''[[ALVARADO, Tezozómoc Fernando]]'''<br />
<br />
'''[[ÁLVAREZ HERRERA, Bernardino]]'''<br />
<br />
'''[[ÁLVAREZ MENDOZA, San Julio]]'''<br />
<br />
'''[[AMÉRICA; nacimiento y personalidad]]'''<br />
<br />
'''[[AMÉRICA LATINA: El Término]]'''<br />
<br />
'''[[ANÁHUAC]]'''<br />
<br />
'''[[ANALES ANTIGUOS de México y sus contornos]]'''<br />
<br />
'''[[ÁNGEL; a los pies de la Guadalupana]]'''<br />
<br />
'''[[ANTUÑANO, Esteban de]]'''<br />
<br />
'''[[APARICIO, Sebastián de]]'''<br />
<br />
'''[[ARABESCO; estilo artístico]]'''<br />
<br />
'''[[ARANEDA BRAVO, Fidel]]'''<br />
<br />
'''[[ARCHIVO HISTÓRICO DEL ARZOBISPADO DE MÉXICO]]'''<br />
<br />
'''[[ARCHIVOS Y BIBLIOTECAS ECLESIASTICAS EN CHILE]]'''<br />
<br />
'''[[ÁRCIGA Y RUIZ DE CHÁVEZ, José Ignacio]]'''<br />
<br />
'''[[ARENAS Pedro De]]'''<br />
<br />
'''[[ARRANGOIZ Y BERZÁBAL, Francisco de Paula]]'''<br />
<br />
'''[[ARTE PLUMARIO]]'''<br />
<br />
'''[[ARTE SACRO EN AMÉRICA Y CHILE]]'''<br />
<br />
'''[[ARTE Y PENSAMIENTO EN IBEROAMÉRICA]]'''<br />
<br />
'''[[ARTESANÍAS MEXICANAS, en la liturgia]]'''<br />
<br />
'''[[ARTIGAS, José Gervasio]]'''<br />
<br />
'''[[ASOCIACIÓN URUGUAYA DE EDUCACIÓN CATÓLICA]]'''<br />
<br />
'''[[ÁVILA CAMACHO, Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[AYORA, Fray Juan de]]'''<br />
<br />
'''[[AZNAR Barbachano, Tomás]]'''<br />
<br />
'''[[AZTECAS]]'''<br />
<br />
=== B ===<br />
<br />
'''[[BANEGAS GALVÁN, Francisco]]'''<br />
<br />
'''[[BARROCO INDIANO]]'''<br />
<br />
'''[[BARTOLACHE y Díaz Posada, José Ignacio]]'''<br />
<br />
'''[[BASALENQUE, Fray Diego de]]'''<br />
<br />
'''[[BASASIO Arnaldo fray ]]'''<br />
<br />
'''[[BASÍLICA DE GUADALUPE]]'''<br />
<br />
'''[[BATIS SÁINZ, San Luis]]'''<br />
<br />
'''[[BECERRA TANCO, Luís]]'''<br />
<br />
'''[[BELAUNZARÁN Y UREÑA, José María de Jesús]]'''<br />
<br />
'''[[BENAVENTE (MOTOLINIA), Fray Toribio de]]'''<br />
<br />
'''[[BENZONI, Girolamo]]'''<br />
<br />
'''[[BETANZOS, Fray Domingo de]]'''<br />
<br />
'''[[BETLEMITAS; orden religiosa]]'''<br />
<br />
'''[[BIENVENIDA, Fray Lorenzo de.]]'''<br />
<br />
'''[[BITTI, Bernardo]]'''<br />
<br />
'''[[BORDONE Benedetto]]'''<br />
<br />
'''[[BOTERO Giovanni]]'''<br />
<br />
'''[[BOTURINI BENADUCCI, Lorenzo]]'''<br />
<br />
'''[[BRAVO Ugarte, José S.J.]]'''<br />
<br />
'''[[BUCARELI Y URSÚA, Antonio María de]]'''<br />
<br />
'''[[BULA]]'''<br />
<br />
'''[[BULAS ALEJANDRINAS]]'''<br />
<br />
'''[[BURRUS, Ernest Joseph]]'''<br />
<br />
'''[[BUSTAMANTE, fray Francisco de]]'''<br />
<br />
=== C ===<br />
<br />
'''[[CABILDO ECLESIÁSTICO DE MÉXICO; sus actas capitulares]]'''<br />
<br />
'''[[CABRERA, Miguel]]'''<br />
<br />
'''[[CACES DE BROWN, Isabel]]'''<br />
<br />
'''[[CALDERÓN DE LA BARCA, Erskine Frances, Marquesa de]]'''<br />
<br />
'''[[CALENDARIO AZTECA]]'''<br />
<br />
'''[[CALENDARIOS INDÍGENAS MEXICAS]]'''<br />
<br />
'''[[CALIFORNIA; Misiones]]'''<br />
<br />
'''[[CALLES, Plutarco Elías]]'''<br />
<br />
'''[[CALMECAC]]'''<br />
<br />
'''[[CALOCA CORTÉS, San Agustín]]'''<br />
<br />
'''[[CALPAN, Convento de]]'''<br />
<br />
'''[[CAMPECHE. Capital del Estado mexicano del mismo nombre]]''' <br />
<br />
'''[[CAÑAS COVARRUBIAS, José Domingo]]'''<br />
<br />
'''[[CAÑAS Y CALVO, Blas]]'''<br />
<br />
'''[[CARRASCO y Saavedra, Bernardo]]'''<br />
<br />
'''[[CASAL, Julio J.]]'''<br />
<br />
'''[[CASAL Muñoz, Marynés]]'''<br />
<br />
'''[[CASANOVA CASANOVA, Mariano]]'''<br />
<br />
'''[[CASTELLANOS Y CASTELLANOS, Leonardo]]'''<br />
<br />
'''[[CATALÁ Y GUASCH, FRAY MAGÍN]]'''<br />
<br />
'''[[CATECISMOS en México]]'''<br />
<br />
'''[[CATEDRAL DE MÉXICO]]'''<br />
<br />
'''[[CATOLICISMO y cultura en el nuevo mundo]]'''<br />
<br />
'''[[CATOLICISMO LIBERAL en Chile]]''' <br />
<br />
'''[[CERVANTES de Salazar Francisco]]'''<br />
<br />
'''[[CHALMA; Santuario del Señor de]]'''<br />
<br />
'''[[CHAVEZ Jerónimo de]]'''<br />
<br />
'''[[CHIAPA DE CORZO]]'''<br />
<br />
'''[[CHICHIMECA]]'''<br />
<br />
'''[[CHILE; Diócesis creadas en el siglo XX]]'''<br />
<br />
'''[[CHILE; Financiamiento de la iglesia]]'''<br />
<br />
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=== W ===<br />
<br />
=== X ===<br />
<br />
'''[[XOCHIMILCO]]'''<br />
<br />
=== Y ===<br />
<br />
'''[[YERMO Y PARRES, SAN JOSÉ MARÍA DE]]'''<br />
<br />
'''[[YUCATÁN EN EL TIEMPO. Enciclopedia Alfabética]]'''<br />
<br />
=== Z ===<br />
<br />
'''[[ZAPATA SALAZAR, Emiliano]]'''<br />
<br />
'''[[ZARCO, Francisco.]]'''<br />
<br />
'''[[ZAVALA SÁENZ, Lorenzo de]]'''<br />
<br />
'''[[ZORITA Alonso de]]'''<br />
<br />
'''[[ZORRILLA DE SAN MARTÍN, Juan]]'''<br />
<br />
'''[[ZUMÁRRAGA, Fray Juan de]]'''</div>172.16.56.179https://dhial.org/diccionario/index.php?title=Glosario&diff=5289Glosario2014-07-18T01:50:17Z<p>172.16.56.179: /* A */</p>
<hr />
<div>El objetivo de este glosario es facilitar el acceso a una definición de los principales términos que utilizamos en Wikipedia y en otros proyectos de la Fundación Wikimedia. Si no encuentras algún término de uso específico en Wikipedia o sus proyectos, bien puedes incluirlo en la lista para que alguien lo describa o preguntarlo en la página de discusión.<br />
<br />
__NOTOC__<br />
{{Índice}}<br />
<br />
=== A ===<br />
<br />
'''[[ABAD Y QUEIPO, Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[ACADEMIA DE SAN CARLOS]]'''<br />
<br />
'''[[ACADEMIA NACIONAL DE MEDICINA DE MEXICO]]'''<br />
<br />
'''[[ACAMAPICHTLI]]'''<br />
<br />
'''[[ACOLMAN; Convento de San Agustín]]'''<br />
<br />
'''[[ACOSTA Zurita Darío]]'''<br />
<br />
'''[[ACTOPAN]]'''<br />
<br />
'''[[ACUÑA Y MANRIQUE, Juan]]'''<br />
<br />
'''[[ADAME Rosales, San Román]]'''<br />
<br />
'''[[ADORATRICES PERPETUAS; de Santa María de Guadalupe]]'''<br />
<br />
'''[[ÁGREDA María de Jesús]]'''<br />
<br />
'''[[AGUASCALIENTES]]'''<br />
<br />
'''[[AGUIAR Y SEIJAS, Francisco de]]'''<br />
<br />
'''[[AGUILAR ALEMÁN, San Rodrigo]]'''<br />
<br />
'''[[AGUIRRE Moctezuma, Rafael ]]'''<br />
<br />
'''[[AGUSTINOS]]'''<br />
<br />
'''[[ALAMÁN Y ESCALADA, Lucas]]'''<br />
<br />
'''[[ALARCÓN Y SÁNCHEZ DE LA BARQUERA, Próspero María]]'''<br />
<br />
'''[[ÁLBUM DE LA CORONACIÓN de la Santísima Virgen de Guadalupe]]'''<br />
<br />
'''[[ALCALDE Y BARRIGA, Antonio]]'''<br />
<br />
'''[[ALDAY Y ASPEE, De Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[ALEGRE, Francisco Javier]]'''<br />
<br />
'''[[ALFARO, Luis Felipe Neri de]]'''<br />
<br />
'''[[ALTAMIRANO, Basilio Ignacio Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[ALVA IXTLILXÓCHITL, Fernando de]]'''<br />
<br />
'''[[ALVARADO, Pedro de]]'''<br />
<br />
'''[[ALVARADO, Tezozómoc Fernando]]'''<br />
<br />
'''[[ÁLVAREZ HERRERA, Bernardino]]'''<br />
<br />
'''[[ÁLVAREZ MENDOZA, San Julio]]'''<br />
<br />
'''[[AMÉRICA; Nacimiento y personalidad]]'''<br />
<br />
'''[[AMÉRICA LATINA: El Término]]'''<br />
<br />
'''[[ANÁHUAC]]'''<br />
<br />
'''[[ANALES ANTIGUOS de México y sus contornos]]'''<br />
<br />
'''[[ÁNGEL; a los pies de la Guadalupana]]'''<br />
<br />
'''[[ANTUÑANO, Esteban de]]'''<br />
<br />
'''[[APARICIO, Sebastián de]]'''<br />
<br />
'''[[ARABESCO; estilo artístico]]'''<br />
<br />
'''[[ARANEDA BRAVO, Fidel]]'''<br />
<br />
'''[[ARCHIVO HISTÓRICO DEL ARZOBISPADO DE MÉXICO]]'''<br />
<br />
'''[[ARCHIVOS Y BIBLIOTECAS ECLESIASTICAS EN CHILE]]'''<br />
<br />
'''[[ÁRCIGA Y RUIZ DE CHÁVEZ, José Ignacio]]'''<br />
<br />
'''[[ARENAS Pedro De]]'''<br />
<br />
'''[[ARRANGOIZ Y BERZÁBAL, Francisco de Paula]]'''<br />
<br />
'''[[ARTE PLUMARIO]]'''<br />
<br />
'''[[ARTE SACRO EN AMÉRICA Y CHILE]]'''<br />
<br />
'''[[ARTE Y PENSAMIENTO EN IBEROAMÉRICA]]'''<br />
<br />
'''[[ARTESANÍAS MEXICANAS, en la liturgia]]'''<br />
<br />
'''[[ARTIGAS, José Gervasio]]'''<br />
<br />
'''[[ASOCIACIÓN URUGUAYA DE EDUCACIÓN CATÓLICA]]'''<br />
<br />
'''[[ÁVILA CAMACHO, Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[AYORA, Fray Juan de]]'''<br />
<br />
'''[[AZNAR Barbachano, Tomás]]'''<br />
<br />
'''[[AZTECAS]]'''<br />
<br />
=== B ===<br />
<br />
'''[[BANEGAS GALVÁN, Francisco]]'''<br />
<br />
'''[[BARROCO INDIANO]]'''<br />
<br />
'''[[BARTOLACHE y Díaz Posada, José Ignacio]]'''<br />
<br />
'''[[BASALENQUE, Fray Diego de]]'''<br />
<br />
'''[[BASASIO Arnaldo fray ]]'''<br />
<br />
'''[[BASÍLICA DE GUADALUPE]]'''<br />
<br />
'''[[BATIS SÁINZ, San Luis]]'''<br />
<br />
'''[[BECERRA TANCO, Luís]]'''<br />
<br />
'''[[BELAUNZARÁN Y UREÑA, José María de Jesús]]'''<br />
<br />
'''[[BENAVENTE (MOTOLINIA), Fray Toribio de]]'''<br />
<br />
'''[[BENZONI, Girolamo]]'''<br />
<br />
'''[[BETANZOS, Fray Domingo de]]'''<br />
<br />
'''[[BETLEMITAS; orden religiosa]]'''<br />
<br />
'''[[BIENVENIDA, Fray Lorenzo de.]]'''<br />
<br />
'''[[BITTI, Bernardo]]'''<br />
<br />
'''[[BORDONE Benedetto]]'''<br />
<br />
'''[[BOTERO Giovanni]]'''<br />
<br />
'''[[BOTURINI BENADUCCI, Lorenzo]]'''<br />
<br />
'''[[BRAVO Ugarte, José S.J.]]'''<br />
<br />
'''[[BUCARELI Y URSÚA, Antonio María de]]'''<br />
<br />
'''[[BULA]]'''<br />
<br />
'''[[BULAS ALEJANDRINAS]]'''<br />
<br />
'''[[BURRUS, Ernest Joseph]]'''<br />
<br />
'''[[BUSTAMANTE, fray Francisco de]]'''<br />
<br />
=== C ===<br />
<br />
'''[[CABILDO ECLESIÁSTICO DE MÉXICO; sus actas capitulares]]'''<br />
<br />
'''[[CABRERA, Miguel]]'''<br />
<br />
'''[[CACES DE BROWN, Isabel]]'''<br />
<br />
'''[[CALDERÓN DE LA BARCA, Erskine Frances, Marquesa de]]'''<br />
<br />
'''[[CALENDARIO AZTECA]]'''<br />
<br />
'''[[CALENDARIOS INDÍGENAS MEXICAS]]'''<br />
<br />
'''[[CALIFORNIA; Misiones]]'''<br />
<br />
'''[[CALLES, Plutarco Elías]]'''<br />
<br />
'''[[CALMECAC]]'''<br />
<br />
'''[[CALOCA CORTÉS, San Agustín]]'''<br />
<br />
'''[[CALPAN, Convento de]]'''<br />
<br />
'''[[CAMPECHE. Capital del Estado mexicano del mismo nombre]]''' <br />
<br />
'''[[CAÑAS COVARRUBIAS, José Domingo]]'''<br />
<br />
'''[[CAÑAS Y CALVO, Blas]]'''<br />
<br />
'''[[CARRASCO y Saavedra, Bernardo]]'''<br />
<br />
'''[[CASAL, Julio J.]]'''<br />
<br />
'''[[CASAL Muñoz, Marynés]]'''<br />
<br />
'''[[CASANOVA CASANOVA, Mariano]]'''<br />
<br />
'''[[CASTELLANOS Y CASTELLANOS, Leonardo]]'''<br />
<br />
'''[[CATALÁ Y GUASCH, FRAY MAGÍN]]'''<br />
<br />
'''[[CATECISMOS en México]]'''<br />
<br />
'''[[CATEDRAL DE MÉXICO]]'''<br />
<br />
'''[[CATOLICISMO y cultura en el nuevo mundo]]'''<br />
<br />
'''[[CATOLICISMO LIBERAL en Chile]]''' <br />
<br />
'''[[CERVANTES de Salazar Francisco]]'''<br />
<br />
'''[[CHALMA; Santuario del Señor de]]'''<br />
<br />
'''[[CHAVEZ Jerónimo de]]'''<br />
<br />
'''[[CHIAPA DE CORZO]]'''<br />
<br />
'''[[CHICHIMECA]]'''<br />
<br />
'''[[CHILE; Diócesis creadas en el siglo XX]]'''<br />
<br />
'''[[CHILE; Financiamiento de la iglesia]]'''<br />
<br />
'''[[CHILE; Órdenes y Congregaciones Religiosas]]'''<br />
<br />
'''[[CHILE; Recepción de las encíclicas sociales]]'''<br />
<br />
'''[[CHILE: SÍNODOS DIOCESANOS Y CONCILIOS PROVINCIALES]]'''<br />
<br />
'''[[CHOLULA]]'''<br />
<br />
'''[[CHOLULA. Arte Virreinal]]'''<br />
<br />
'''[[CIHUACÓATL; Deidad femenina de la mitología azteca]]'''<br />
<br />
'''[[CISNEROS, Diego]]'''<br />
<br />
'''[[CIUDAD RODRIGO, Fray Antonio de.]]'''<br />
<br />
'''[[CLAVIJERO, Francisco Javier]]'''<br />
<br />
'''[[CÓDICE FLORENTINO]]'''<br />
<br />
'''[[CÓDICE OSUNA]]'''<br />
<br />
'''[[CÓDICES precolombinos]]'''<br />
<br />
'''[[CÓDICE VATICANO B]]'''<br />
<br />
'''[[COFRADÍAS EN CHILE]]'''<br />
<br />
'''[[COLEGIOS APOSTÓLICOS de Propaganda Fide]]'''<br />
<br />
'''[[COLEGIO VIZCAÍNAS]]'''<br />
<br />
'''[[COLÓN, Cristóbal]]'''<br />
<br />
'''[[COMPLEJO Tupí-Guaraní]]'''<br />
<br />
'''[[CONCEPCIÓN, DIÓCESIS DE]]'''<br />
<br />
'''[[CONCHA, Andrés de]]'''<br />
<br />
'''[[CONCILIO PLENARIO LATINOAMERICANO DE 1899]]'''<br />
<br />
'''[[CONCILIOS Y SINODOS LATINOAMERICANOS.]]'''<br />
<br />
'''[[CONQUISTA DE MÉXICO ]]'''<br />
<br />
'''[[CORREA MAGALLANES, San Mateo]]'''<br />
<br />
'''[[CORTÉS, Hernán]]'''<br />
<br />
'''[[CORUÑA AGUSTÍN]]'''<br />
<br />
'''[[COSÍO VILLEGAS, Daniel]]'''<br />
<br />
'''[[CRISTIADA ]]'''<br />
<br />
'''[[CRUZ ALVARADO, San Atilano]]'''<br />
<br />
'''[[CUAUHTÉMOC]]'''<br />
<br />
'''[[CUAUTITLÁN; Convento franciscano y Juan Diego Cuahutlatoatzin]]'''<br />
<br />
'''[[CUEVAS, Mariano]]'''<br />
<br />
=== D ===<br />
<br />
'''[[D'ANANIA, GIOVANNI LORENZO]]'''<br />
<br />
'''[[DE BRY, Theodor]]'''<br />
<br />
'''[[DEFENSA DEL INDÍGENA]]'''<br />
<br />
'''[[DESCUBRIMIENTO DEL NUEVO MUNDO: Mentalidades culturales en el Mundo Europeo en la vigilia de 1492]]'''<br />
<br />
'''[[DEZA, Diego de]]'''<br />
<br />
'''[[DÍAZ DEL CASTILLO, Bernal]]'''<br />
<br />
'''[[DOCUMENTOS DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL DE CHILE]]'''<br />
<br />
'''[[DOMINICOS en la Nueva España]]'''<br />
<br />
'''[[DONOSO VIVANCO, Justo Pastor]]'''<br />
<br />
'''[[DU ROUSIER, Ana]]'''<br />
<br />
=== E ===<br />
<br />
'''[[EDUCACIÓN EN AMÉRICA LATINA]]'''<br />
<br />
'''[[EGUIARA Y EGUREN, Juan José de]]'''<br />
<br />
'''[[ELÍZAGA PRADO, José Mariano]]'''<br />
<br />
'''[[ERMITA DEL TEPEYAC]]'''<br />
<br />
'''[[ERRÁZURIZ VALDIVIESO, Crescente]]'''<br />
<br />
'''[[ESCALANTE y Escalante, Alonso M]]'''<br />
<br />
'''[[ESCUDERO ESCUDERO, Alfonso María]]'''<br />
<br />
'''[[ESPAÑA; la sociedad española en la época de los descubrimientos]]'''<br />
<br />
'''[[ESQUEDA RAMÍREZ, San Pedro]]'''<br />
<br />
'''[[EVANGELIZACIÓN; su impacto en un nuevo mundo]]'''<br />
<br />
'''[[EVANGELIZACIÓN DE AMÉRICA LATINA; los primeros evangelizadores y sus métodos]]'''<br />
<br />
'''[[EYZAGUIRRE PORTALES, José Ignacio Víctor]]'''<br />
<br />
=== F ===<br />
<br />
<br />
'''[[FERNÁNDEZ CONCHA, Domingo]]'''<br />
<br />
'''[[FERNÁNDEZ CONCHA, Josefa]]'''<br />
<br />
'''[[FERNÁNDEZ CONCHA, Rosa]]'''<br />
<br />
'''[[FERNÁNDEZ DE URIBE y Casarejos José]]'''<br />
<br />
'''[[FERRI Alfonso]]'''<br />
<br />
'''[[FILOSOFÍA Náhuatl]]'''<br />
<br />
'''[[FLOR Y CANTO DEL NACIMIENTO DEL NUEVO MÉXICO]]'''<br />
<br />
'''[[FLORES, Ana]]'''<br />
<br />
'''[[FLORES GARCÍA, San Margarito]]'''<br />
<br />
'''[[FLORES y Troncoso, Francisco de Asís]]'''<br />
<br />
'''[[FLORES VARELA, San José Isabel]]'''<br />
<br />
'''[[FRACASTORO, Girolamo]]'''<br />
<br />
'''[[FRANCISCANOS en el Nuevo Mundo]]'''<br />
<br />
'''[[FUEROS]]'''<br />
<br />
=== G ===<br />
<br />
'''[[GACETA OFICIAL del Arzobispado de México 1897-2011]]'''<br />
<br />
'''[[GALVÁN BERMÚDEZ, San David]]'''<br />
<br />
'''[[GANTE, Pedro de]]'''<br />
<br />
'''[[GARCÉS, FRAY JULIÁN]]''' <br />
<br />
'''[[GARCÍA ACOSTA, Andrés]]'''<br />
<br />
'''[[GARCÍA DE LA HUERTA, Tadea]]'''<br />
<br />
'''[[GARCÍA ICAZBALCETA Joaquín]]'''<br />
<br />
'''[[GARIBAY y Kintana, Ángel María]]'''<br />
<br />
'''[[GERSON, Juan]]'''<br />
<br />
'''[[GILLOW Y ZAVALZA, Eulogio Gregorio]]'''<br />
<br />
'''[[GIUSTINIANI Agustín]]'''<br />
<br />
'''[[GLAREANUS, Henricus]]'''<br />
<br />
'''[[GÓMEZ DE PORTUGAL Y SOLÍS, Juan Cayetano]]'''<br />
<br />
'''[[GÓMEZ Loza, Miguel]]'''<br />
<br />
'''[[GONZAGA Francesco]]'''<br />
<br />
'''[[GONZÁLEZ, Juan]]'''<br />
<br />
'''[[GONZÁLEZ DE MARMOLEJO, Rodrigo]]'''<br />
<br />
'''[[GONZÁLEZ FLORES, Anacleto]]'''<br />
<br />
'''[[GONZÁLEZ OBREGÓN, Luis]]'''<br />
<br />
'''[[GONZÁLEZ VALENCIA, José María]]'''<br />
<br />
'''[[GREMIO]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Acontecimiento Guadalupano]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Antiaparicionismo]]''' <br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Antigüedad del culto]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Añadidos y retoques a la imagen]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Aprobación implícita]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Atentado contra la Imagen]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Bibliografía general]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Descubrimientos arqueológicos en Estados Unidos]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; El Acontecimiento Guadalupano e Inculturación]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; el problema de los "silencios"]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; El Santuario, su Culto y la Plaza Mariana]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE;en la independencia de México]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Fuentes españolas]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Fuentes indígenas]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; fuentes mestizas o indo-hispanas]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Informaciones jurídicas de 1666]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Informe sobre aspectos de conservación y restauración de la imagen original]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; La hipótesis de imágenes en sus ojos]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; La Virgen María y Juan Diego.]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Misterio de los ojos en la pintura]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Raíz del mundo católico iberoamericano]]'''<br />
<br />
'''[[GUERRERO, Gonzalo]]'''<br />
<br />
'''[[GUZMÁN LECAROZ, Joseph Francisco Xavier Miguel ]]'''<br />
<br />
'''[[GUANAJUATO; Arte Virreinal]]'''<br />
<br />
'''[[GUIZAR Y VALENCIA, San Rafael]]'''<br />
<br />
=== H ===<br />
<br />
'''[[HABSBURGO, Maximiliano de]]'''<br />
<br />
'''[[HIDALGO Y COSTILLA GALLAGA, Miguel]]'''<br />
<br />
'''[[HIJAR Y MENDOZA, Martín Alonso ]]'''<br />
<br />
'''[[HOSPITAL DEL AMOR DE DIOS]]'''<br />
<br />
'''[[HOSPITALES Y HOSPICIOS DE LA NUEVA ESPAÑA]]'''<br />
<br />
'''[[HUEI TLAMAHUIZOLTICA]]'''<br />
<br />
'''[[HUEJOTZINGO]]'''<br />
<br />
'''[[HUERTA GUTIÉRREZ, Ezequiel y Salvador]]'''<br />
<br />
'''[[HUITZILOPOCHTLI]]'''<br />
<br />
'''[[HUTTEN, Ulrich Von]]'''<br />
<br />
=== I ===<br />
'''[[IBARRA Y GONZÁLEZ, José Ramón]]''' <br />
<br />
'''[[IGLESIA ANTIGUA de los indios en el Tepeyac.]]'''<br />
<br />
'''[[IGLESIA Y LIBERARISMO EN LATINOAMERICA]]'''<br />
<br />
'''[[INDEPENDENCIAS HISPANOAMERICANAS. EL CASO DE MÉXICO.]]'''<br />
<br />
'''[[INDIOS pueblo]]'''<br />
<br />
'''[[ITURBIDE, Agustín de]]'''<br />
<br />
'''[[ITZCÓATL]]'''<br />
<br />
=== J ===<br />
<br />
'''[[JESUITAS (Compañia de Jesús)]]'''<br />
<br />
'''[[JUAN DIEGO CUAUHTLATOATZIN]]'''<br />
<br />
'''[[JUAN DIEGO CUAUHTLATOATZIN; Descendientes]]'''<br />
<br />
'''[[JUAN DIEGO CUAUHTLATOATZIN; procesos de beatificación y de canonización]]'''<br />
<br />
'''[[JUÁREZ GARCÍA, Benito]]'''<br />
<br />
=== K ===<br />
<br />
'''[[KINO, Eusebio Francisco]]'''<br />
<br />
'''[[KUBLER, George Alexander ]]'''<br />
<br />
=== L ===<br />
<br />
'''[[LABASTIDA Y DÁVALOS, Pelagio Antonio]]'''<br />
<br />
'''[[LA CRUZ, SOR JUANA INÉS DE]]'''<br />
<br />
'''[[LACUNZA Y DÍAZ, Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[LAICISMO en chile]]'''<br />
<br />
'''[[LAMAS, José Benito]]'''<br />
<br />
'''[[LARRAÍN ERRÁZURIZ, Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[LARROBLA, Juan Francisco]]'''<br />
<br />
'''[[LAS CASAS, Fray Bartolomé de]]'''<br />
<br />
'''[[LAS CASAS, Fray Bartolomé de; ¿anti-negro?]]'''<br />
<br />
'''[[LEDESMA, Bartolomé de]]'''<br />
<br />
'''[[LEÓN CALDERÓN, Nicolás]]'''<br />
<br />
'''[[LEVINUS APOLLONIUS]]'''<br />
<br />
'''[[LIBERALES Y CONSERVADORES; su posición frente a la Iglesia en México]]'''<br />
<br />
'''[[LICEO de Estudios Universitarios (LEU)]]'''<br />
<br />
'''[[LIZÁRRAGA, DE Reginaldo]]'''<br />
<br />
'''[[LÓPEZ DE GÓMARA, Francisco]]'''<br />
<br />
'''[[LÓPEZ DE HERRERA, Fray Alonso ]]'''<br />
<br />
'''[[LÓPEZ DE SANTA ANNA, Antonio]]'''<br />
<br />
'''[[LÓPEZ, Gregorio]]'''<br />
<br />
'''[[LOS ANDES, Santa Teresa de Jesús De]]'''<br />
<br />
'''[[LUMNIUS IOANNES Fredericus]]'''<br />
<br />
=== M ===<br />
<br />
'''[[MAGALLANES JARA, San Cristóbal]]'''<br />
<br />
'''[[MAGAÑA SERVÍN, Luis ]]'''<br />
<br />
'''[[MALDONADO MELÉNDEZ, San Pedro]]'''<br />
<br />
'''[[MALINCHE; Tenépatl (Doña Marina)]]'''<br />
<br />
'''[[MANRÍQUEZ Y ZÁRATE, José de Jesús]]'''<br />
<br />
'''[[MARGIL DE JESÚS, Fray Antonio]]'''<br />
<br />
'''[[MARTÍN Juana]]'''<br />
<br />
'''[[MÁRTIR DE ANGLERÍA, Pedro]]'''<br />
<br />
'''[[MÁRTIRES DE SAHUAYO]]'''<br />
<br />
'''[[MÁRTIRES DE SAN JOAQUÍN]]'''<br />
<br />
'''[[MÁRTIRES MEXICANOS EN JAPÓN (1597, 1627 Y 1632)]]'''<br />
<br />
'''[[MARTIRIO Cristiano]]'''<br />
<br />
'''[[MARTIROLOGIO MEXICANO ( 1914- 1940)]]'''<br />
<br />
'''[[MATRIMONIO EN CHILE]]'''<br />
<br />
'''[[MEDELLÍN, Diego De]]'''<br />
<br />
'''[[MEDINA, PEDRO DE]]'''<br />
<br />
'''[[MEERMAN Arnould OFM]]''' <br />
<br />
'''[[MÉNDEZ MONTOYA, San Jesús]]'''<br />
<br />
'''[[MENDIETA, Fray Gerónimo de]]'''<br />
<br />
'''[[MENDOZA Y PACHECO, Antonio de]]'''<br />
<br />
'''[[MERCATOR, Gerard]]'''<br />
<br />
'''[[MÉXICO; Constitución de 1917; artículos antirreligiosos.]]'''<br />
<br />
'''[[MÉXICO; Educación desde la Revolución de 1910]]'''<br />
<br />
'''[[MÉXICO. Evangelización]]'''<br />
<br />
'''[[MÉXICO. Planes Políticos en los siglos XIX y XX]]'''<br />
<br />
'''[[MÉXICO. Partido Católico Nacional.]]'''<br />
<br />
'''[[MÉXICO. Reforma, Guerra y Leyes de]]'''<br />
<br />
'''[[MÉXICO; Universidades y Colegios Mayores]]'''<br />
<br />
'''[[MINA, Francisco Javier]]'''<br />
<br />
'''[[MISIONES jesuíticas en Paraguay y Río de la Plata s. XVII y XVIII]]'''<br />
<br />
'''[[MOCTEZUMA XOCOYOTZIN]]'''<br />
<br />
'''[[MODUS VIVENDI en México (1929-1992)]]'''<br />
<br />
'''[[MOLINA, Juan Ignacio]]'''<br />
<br />
'''[[MONARDES, Nicolás]]'''<br />
<br />
'''[[MONCAYO GARCÍA, José Pablo]]'''<br />
<br />
'''[[MONJAS, MUJERES y Conventos en el Nuevo Mundo]]'''<br />
<br />
'''[[MONUMENTA CARTOGRÁFICA VATICANA]]'''<br />
<br />
'''[[MORA Y DE LA MORA, San Miguel de la]]'''<br />
<br />
'''[[MORELIA (Arte Virreinal)]]'''<br />
<br />
'''[[MORELOS Y PAVÓN, José María]]'''<br />
<br />
'''[[MORISCOS]]'''<br />
<br />
'''[[MORIN, Bernarda]]'''<br />
<br />
'''[[MOSQUERA Y ARBOLEDA, Manuel José]]'''<br />
<br />
'''[[MOYA DE CONTRERAS PEDRO]]'''<br />
<br />
'''[[MOYA Y VALENZUELA]]'''<br />
<br />
'''[[MOZÁRABE]]'''<br />
<br />
'''[[MUDÉJARES]]'''<br />
<br />
'''[[MUJER en Uruguay]]'''<br />
<br />
'''[[MUNGUÍA Y NÚÑEZ, Clemente de Jesús]]'''<br />
<br />
'''[[MUÑOZ CAMARGO, Diego]]'''<br />
<br />
'''[[MUÑOZ, Juan Bautista]]'''<br />
<br />
'''[[MÜNSTER, Sebastian]]'''<br />
<br />
'''[[MÚSICA en Chile]]'''<br />
<br />
'''[[MÚSICA PREHISPÁNICA]]'''<br />
<br />
=== N ===<br />
<br />
'''[[NAVARRETE GUERRERO, Julia]]'''<br />
<br />
'''[[NERVO, Amado]]'''<br />
<br />
'''[[NEZAHUALCÓYOTL]]'''<br />
<br />
'''[[NIÑOS MÁRTIRES DE TLAXCALA]]'''<br />
<br />
'''[[NOCHE TRISTE]]'''<br />
<br />
'''[[NUEVA ESPAÑA; Virreinato de la]]'''<br />
<br />
'''[[NÚÑEZ DE HARO Y PERALTA, Alonso]]'''<br />
<br />
=== O ===<br />
<br />
<br />
'''[[OCOTLÁN; Nuestra señora de]]'''<br />
<br />
'''[[O´GORMAN, Edmundo]]'''<br />
<br />
'''[[OLMOS, Fray Andrés de]]'''<br />
<br />
'''[[ÓRGANOS DE LA CATEDRAL DE MÉXICO]]'''<br />
<br />
'''[[ORONA MADRIGAL, San Justino]]'''<br />
<br />
'''[[OROZCO Y JIMÉNEZ, FRANCISCO]]'''<br />
<br />
'''[[OVALLE, Alonso De]]'''<br />
<br />
=== P ===<br />
<br />
'''[[PALAFOX Y MENDOZA, Juan de]]'''<br />
<br />
'''[[PALOMAR Y VIZCARRA, Miguel]]''' <br />
<br />
'''[[PANÉ,Ramón]]'''<br />
<br />
'''[[PÁTZCUARO; Arte Virreinal]]'''<br />
<br />
'''[[PAYNO, Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[PEÑAFIEL Barranco, Antonio]]'''<br />
<br />
'''[[PEREGRINACIONES AL TEPEYAC]]'''<br />
<br />
'''[[PEREYRA, Gómez Carlos ]]'''<br />
<br />
'''[[PERSECUCIÓN Y MARTIRIO EN TABASCO]]'''<br />
<br />
'''[[PERSECUCIONES Y MARTIRIOS EN EL SIGLO XX]]'''<br />
<br />
'''[[POLÍTICA y RELIGIÓN en los proyectos insurgentes y realistas de la independencia de Nueva España]]'''<br />
<br />
'''[[POMAR, Juan Bautista]]'''<br />
<br />
'''[[PORFIRISMO]]'''<br />
<br />
'''[[POSSEVINO Antonio, SJ]]'''<br />
<br />
'''[[PRO, Miguel Agustín]]'''<br />
<br />
'''[[PUEBLA DE LOS ÁNGELES; Arte Virreinal]]'''<br />
<br />
'''[[PUEBLA DE LOS ÁNGELES; Ciudad ]]'''<br />
<br />
'''[[PUEBLA; Tercera Conferencia del CELAM (1979)]]'''<br />
<br />
=== Q ===<br />
<br />
'''[[QUERÉTARO, Arte Virreinal]]'''<br />
<br />
'''[[QUETZALCÓATL]]'''<br />
<br />
'''[[QUINTO SOL (La cosmogonía azteca)]]'''<br />
<br />
'''[[QUIROGA, Vasco de]]'''<br />
<br />
=== R ===<br />
<br />
'''[[RAMIREZ Álvarez José Fernando]]'''<br />
<br />
'''[[RAMÍREZ, FRAY JUAN]]'''<br />
<br />
'''[[RAMOS ARIZPE, José Miguel]]'''<br />
<br />
'''[[RAMUSIO, Giambattista]]'''<br />
<br />
'''[[RAUW, Johann]]'''<br />
<br />
'''[[REYES OCHOA, Alfonso]]'''<br />
<br />
'''[[REYES SALAZAR, San Sabás]]'''<br />
<br />
'''[[REGULES, Dardo]]'''<br />
<br />
'''[[REPISO MARTÍNEZ DE ORBE, Antonio ]]'''<br />
<br />
'''[[REVUELTAS Sánchez Silvestre]]'''<br />
<br />
'''[[RIVA PALACIO Guerrero Vicente]]'''<br />
<br />
'''[[ROBLES HURTADO, San José María]]'''<br />
<br />
'''[[ROMERO, Luis Francisco ]]'''<br />
<br />
'''[[ROMERO DE TERREROS, Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[ROMO GONZÁLEZ, Santo Toribio]]'''<br />
<br />
'''[[ROSAS, Juventino]]'''<br />
<br />
'''[[ROSS EDWARDS, Juana]]'''<br />
<br />
'''[[RUIZ DE ALARCÓN Y MENDOZA, Juan]]'''<br />
<br />
'''[[RULFO Juan ]]'''<br />
<br />
'''[[RUSCELLI GIROLAMO]]'''<br />
<br />
=== S ===<br />
<br />
'''[[SAHAGÚN, Bernardino de Fray]]'''<br />
<br />
'''[[SALAS, Antonia]]'''<br />
<br />
'''[[SÁNCHEZ DE TAGLE, Varela Francisco Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[SÁNCHEZ DELGADILLO, San Jenaro]]'''<br />
<br />
'''[[SANCHEZ DEL RÍO, José]]'''<br />
<br />
'''[[SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS]]'''<br />
<br />
'''[[SAN JUAN DE ULÚA. Castillo-Fortaleza]]'''<br />
<br />
'''[[SAN LUIS POTOSÍ; Arte Virreinal]]'''<br />
<br />
'''[[SAN MIGUEL DE ALLENDE; Arte Virreinal]]'''<br />
<br />
'''[[SANTUARIO NACIONAL DE LA GRUTA DE LOURDES]]'''<br />
<br />
'''[[SANTUARIO NACIONAL DE LA VIRGEN DEL VERDÚN]]'''<br />
<br />
'''[[SANTUARIO POPULAR DE SAN CONO]]'''<br />
<br />
'''[[SERMONES GUADALUPANOS en la formación de la identidad mexicana]]'''<br />
<br />
'''[[SERRA, Fray Junípero]]''' <br />
<br />
'''[[SIERRA MÉNDEZ, Justo ]]'''<br />
<br />
'''[[SIGÜENZA Y GÓNGORA, Carlos]]'''<br />
<br />
'''[[SILVANO Bernardo]]'''<br />
<br />
'''[[SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA ECLESIÁSTICA]]'''<br />
<br />
'''[[SOTO, Domingo de]]'''<br />
<br />
'''[[SOTO, Fray Francisco de]]''' <br />
<br />
'''[[SPAGNOLI Battista]]'''<br />
<br />
'''[[SUÁREZ, Sor Úrsula ]]'''<br />
<br />
=== T ===<br />
<br />
'''[[TAPIA, Andrés de]]'''<br />
<br />
'''[[TELPOCHCALLI]]'''<br />
<br />
'''[[TENOCHTITLAN; Capital del pueblo Azteca]]'''<br />
<br />
'''[[TEOTIHUACÁN]]'''<br />
<br />
'''[[TEPEACA]]'''<br />
<br />
'''[[TEPEYAC]]'''<br />
<br />
'''[[TERESA DE MIER Y NORIEGA, Servando]]'''<br />
<br />
'''[[TEXAS]]'''<br />
<br />
'''[[TEXCOCO]]'''<br />
<br />
'''[[TEZCATLIPOCA; Deidad azteca]]'''<br />
<br />
'''[[TILMA GUADALUPANA]]'''<br />
<br />
'''[[TLAXCALTECAS]]'''<br />
<br />
'''[[TOLTECAS]]'''<br />
<br />
'''[[TONÁNTZIN (Cihuacóatl o Centeótl) ]]'''<br />
<br />
'''[[TORQUEMADA, FRAY JUAN DE]]'''<br />
<br />
'''[[TOTONACAS]]'''<br />
<br />
'''[[TOUSSAINT Y RITTER, Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[TRATADO DE ALCAZOVAS-TOLEDO ]]'''<br />
<br />
'''[[TULPETLAC]]'''<br />
<br />
=== U ===<br />
<br />
'''[[UBIARCO Robles, San Tranquilino]]'''<br />
<br />
'''[[ULTRAMONTANISMO EN CHILE]]'''<br />
<br />
'''[[UNIVERSIDAD DE MÉXICO REAL Y PONTIFICIA]]'''<br />
<br />
'''[[UPPSALA; Mapa de]]'''<br />
<br />
'''[[URIBE VELASCO, San David]]'''<br />
<br />
'''[[URUGUAY; Los “curas constituyentes”]]'''<br />
<br />
'''[[URUGUAY; Música folklórica]]'''<br />
<br />
'''[[URUGUAY; Música sacra]]'''<br />
<br />
'''[[URUGUAY; Piedad popular]]'''<br />
<br />
'''[[URUGUAY; Oratorios rurales]]'''<br />
<br />
'''[[URUGUAY; Primeras corrientes evangelizadoras]]'''<br />
<br />
'''[[URUGUAY; Protestantismo]]'''<br />
<br />
'''[[URUGUAY; Rebeliones indígenas]]'''<br />
<br />
'''[[URUGUAY; Santoral]]'''<br />
<br />
=== V ===<br />
<br />
'''[[VAÏSSE, Emilio (Omer Emeth)]]'''<br />
<br />
'''[[VALADÉS, Fray Diego de]]'''<br />
<br />
'''[[VALDÉS OSSA, Elisa ]]'''<br />
<br />
'''[[VALDIVIESO, Rafael Valentín]]'''<br />
<br />
'''[[VALENCIA, Fray Martín de]]''' <br />
<br />
'''[[VALERIANO, Antonio]]'''<br />
<br />
'''[[VALVERDE Téllez Emeterio]]'''<br />
<br />
'''[[VARELA Félix; Vida y Obra]]'''<br />
<br />
'''[[VARELA Félix; Proceso de beatificación; Parte 1]]'''<br />
<br />
'''[[VARELA Félix; Proceso de beatificación; Parte 2]]'''<br />
<br />
'''[[VARGAS GONZÁLEZ, Jorge y Ramón]]'''<br />
<br />
'''[[VASCONCELOS CALDERÓN, José]]'''<br />
<br />
'''[[VELASCO Y RUIZ DE ALARCÓN, Luis de]]'''<br />
<br />
'''[[VELAZQUEZ RODRÍGUEZ, Primo Feliciano]]'''<br />
<br />
'''[[VERACRUZ, Fray Alonso de la]]'''<br />
<br />
'''[[VIAJES DE JUAN PABLO II A MÉXICO]]''' <br />
<br />
'''[[VICUÑA LARRAÍN, Manuel ]]'''<br />
<br />
'''[[VILASECA AGUILERA, José María]]'''<br />
<br />
'''[[VILLAGRÁ Gaspar de]]'''<br />
<br />
'''[[VILLALPANDO, Cristóbal de]]'''<br />
<br />
'''[[VILLANUEVA, Tomás de, O.S.A]]'''<br />
<br />
'''[[VILLARROEL, Gaspar de]]'''<br />
<br />
'''[[VIRUELA]]'''<br />
<br />
'''[[VIVES SOLAR, Fernando ]]'''<br />
<br />
=== W ===<br />
<br />
=== X ===<br />
<br />
'''[[XOCHIMILCO]]'''<br />
<br />
=== Y ===<br />
<br />
'''[[YERMO Y PARRES, SAN JOSÉ MARÍA DE]]'''<br />
<br />
'''[[YUCATÁN EN EL TIEMPO. Enciclopedia Alfabética]]'''<br />
<br />
=== Z ===<br />
<br />
'''[[ZAPATA SALAZAR, Emiliano]]'''<br />
<br />
'''[[ZARCO, Francisco.]]'''<br />
<br />
'''[[ZAVALA SÁENZ, Lorenzo de]]'''<br />
<br />
'''[[ZORITA Alonso de]]'''<br />
<br />
'''[[ZORRILLA DE SAN MARTÍN, Juan]]'''<br />
<br />
'''[[ZUMÁRRAGA, Fray Juan de]]'''</div>172.16.56.179https://dhial.org/diccionario/index.php?title=Glosario&diff=5288Glosario2014-07-18T01:49:33Z<p>172.16.56.179: /* A */</p>
<hr />
<div>El objetivo de este glosario es facilitar el acceso a una definición de los principales términos que utilizamos en Wikipedia y en otros proyectos de la Fundación Wikimedia. Si no encuentras algún término de uso específico en Wikipedia o sus proyectos, bien puedes incluirlo en la lista para que alguien lo describa o preguntarlo en la página de discusión.<br />
<br />
__NOTOC__<br />
{{Índice}}<br />
<br />
=== A ===<br />
<br />
'''[[ABAD Y QUEIPO, Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[ACADEMIA DE SAN CARLOS]]'''<br />
<br />
'''[[ACADEMIA NACIONAL DE MEDICINA DE MEXICO]]'''<br />
<br />
'''[[ACAMAPICHTLI]]'''<br />
<br />
'''[[ACOLMAN; Convento de San Agustín]]'''<br />
<br />
'''[[ACOSTA Zurita Darío]]'''<br />
<br />
'''[[ACTOPAN]]'''<br />
<br />
'''[[ACUÑA Y MANRIQUE, Juan]]'''<br />
<br />
'''[[ADAME Rosales, San Román]]'''<br />
<br />
'''[[ADORATRICES PERPETUAS; de Santa María de Guadalupe]]'''<br />
<br />
'''[[ÁGREDA María de Jesús]]'''<br />
<br />
'''[[AGUASCALIENTES]]'''<br />
<br />
'''[[AGUIAR Y SEIJAS, Francisco de]]'''<br />
<br />
'''[[AGUILAR ALEMÁN, San Rodrigo]]'''<br />
<br />
'''[[AGUIRRE Moctezuma, Rafael ]]'''<br />
<br />
'''[[AGUSTINOS]]'''<br />
<br />
'''[[ALAMÁN Y ESCALADA, Lucas]]'''<br />
<br />
'''[[ALARCÓN Y SÁNCHEZ DE LA BARQUERA, Próspero María]]'''<br />
<br />
'''[[ÁLBUM DE LA CORONACIÓN de la Santísima Virgen de Guadalupe]]'''<br />
<br />
'''[[ALCALDE Y BARRIGA, Antonio]]'''<br />
<br />
'''[[ALDAY Y ASPEE, De Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[ALEGRE, Francisco Javier]]'''<br />
<br />
'''[[ALFARO, Luis Felipe Neri de]]'''<br />
<br />
'''[[ALTAMIRANO, Basilio Ignacio Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[ALVA IXTLILXÓCHITL, Fernando de]]'''<br />
<br />
'''[[ALVARADO, Pedro de]]'''<br />
<br />
'''[[ALVARADO, Tezozómoc Fernando]]'''<br />
<br />
'''[[ÁLVAREZ HERRERA, Bernardino]]'''<br />
<br />
'''[[ÁLVAREZ MENDOZA, San Julio]]'''<br />
<br />
'''[[AMÉRICA; nacimiento y personalidad]]'''<br />
<br />
'''[[AMÉRICA LATINA: El Término]]'''<br />
<br />
'''[[ANÁHUAC]]'''<br />
<br />
'''[[ANALES ANTIGUOS de México y sus contornos]]'''<br />
<br />
'''[[ÁNGEL; a los pies de la Guadalupana]]'''<br />
<br />
'''[[ANTUÑANO, Esteban de]]'''<br />
<br />
'''[[APARICIO, Sebastián de]]'''<br />
<br />
'''[[ARABESCO; estilo artístico]]'''<br />
<br />
'''[[ARANEDA BRAVO, Fidel]]'''<br />
<br />
'''[[ARCHIVO HISTÓRICO DEL ARZOBISPADO DE MÉXICO]]'''<br />
<br />
'''[[ARCHIVOS Y BIBLIOTECAS ECLESIASTICAS EN CHILE]]'''<br />
<br />
'''[[ÁRCIGA Y RUIZ DE CHÁVEZ, José Ignacio]]'''<br />
<br />
'''[[ARENAS Pedro De]]'''<br />
<br />
'''[[ARRANGOIZ Y BERZÁBAL, Francisco de Paula]]'''<br />
<br />
'''[[ARTE PLUMARIO]]'''<br />
<br />
'''[[ARTE SACRO EN AMÉRICA Y CHILE]]'''<br />
<br />
'''[[ARTE Y PENSAMIENTO EN IBEROAMÉRICA]]'''<br />
<br />
'''[[ARTESANÍAS MEXICANAS, en la liturgia]]'''<br />
<br />
'''[[ARTIGAS, José Gervasio]]'''<br />
<br />
'''[[ASOCIACIÓN URUGUAYA DE EDUCACIÓN CATÓLICA]]'''<br />
<br />
'''[[ÁVILA CAMACHO, Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[AYORA, Fray Juan de]]'''<br />
<br />
'''[[AZNAR Barbachano, Tomás]]'''<br />
<br />
'''[[AZTECAS]]'''<br />
<br />
=== B ===<br />
<br />
'''[[BANEGAS GALVÁN, Francisco]]'''<br />
<br />
'''[[BARROCO INDIANO]]'''<br />
<br />
'''[[BARTOLACHE y Díaz Posada, José Ignacio]]'''<br />
<br />
'''[[BASALENQUE, Fray Diego de]]'''<br />
<br />
'''[[BASASIO Arnaldo fray ]]'''<br />
<br />
'''[[BASÍLICA DE GUADALUPE]]'''<br />
<br />
'''[[BATIS SÁINZ, San Luis]]'''<br />
<br />
'''[[BECERRA TANCO, Luís]]'''<br />
<br />
'''[[BELAUNZARÁN Y UREÑA, José María de Jesús]]'''<br />
<br />
'''[[BENAVENTE (MOTOLINIA), Fray Toribio de]]'''<br />
<br />
'''[[BENZONI, Girolamo]]'''<br />
<br />
'''[[BETANZOS, Fray Domingo de]]'''<br />
<br />
'''[[BETLEMITAS; orden religiosa]]'''<br />
<br />
'''[[BIENVENIDA, Fray Lorenzo de.]]'''<br />
<br />
'''[[BITTI, Bernardo]]'''<br />
<br />
'''[[BORDONE Benedetto]]'''<br />
<br />
'''[[BOTERO Giovanni]]'''<br />
<br />
'''[[BOTURINI BENADUCCI, Lorenzo]]'''<br />
<br />
'''[[BRAVO Ugarte, José S.J.]]'''<br />
<br />
'''[[BUCARELI Y URSÚA, Antonio María de]]'''<br />
<br />
'''[[BULA]]'''<br />
<br />
'''[[BULAS ALEJANDRINAS]]'''<br />
<br />
'''[[BURRUS, Ernest Joseph]]'''<br />
<br />
'''[[BUSTAMANTE, fray Francisco de]]'''<br />
<br />
=== C ===<br />
<br />
'''[[CABILDO ECLESIÁSTICO DE MÉXICO; sus actas capitulares]]'''<br />
<br />
'''[[CABRERA, Miguel]]'''<br />
<br />
'''[[CACES DE BROWN, Isabel]]'''<br />
<br />
'''[[CALDERÓN DE LA BARCA, Erskine Frances, Marquesa de]]'''<br />
<br />
'''[[CALENDARIO AZTECA]]'''<br />
<br />
'''[[CALENDARIOS INDÍGENAS MEXICAS]]'''<br />
<br />
'''[[CALIFORNIA; Misiones]]'''<br />
<br />
'''[[CALLES, Plutarco Elías]]'''<br />
<br />
'''[[CALMECAC]]'''<br />
<br />
'''[[CALOCA CORTÉS, San Agustín]]'''<br />
<br />
'''[[CALPAN, Convento de]]'''<br />
<br />
'''[[CAMPECHE. Capital del Estado mexicano del mismo nombre]]''' <br />
<br />
'''[[CAÑAS COVARRUBIAS, José Domingo]]'''<br />
<br />
'''[[CAÑAS Y CALVO, Blas]]'''<br />
<br />
'''[[CARRASCO y Saavedra, Bernardo]]'''<br />
<br />
'''[[CASAL, Julio J.]]'''<br />
<br />
'''[[CASAL Muñoz, Marynés]]'''<br />
<br />
'''[[CASANOVA CASANOVA, Mariano]]'''<br />
<br />
'''[[CASTELLANOS Y CASTELLANOS, Leonardo]]'''<br />
<br />
'''[[CATALÁ Y GUASCH, FRAY MAGÍN]]'''<br />
<br />
'''[[CATECISMOS en México]]'''<br />
<br />
'''[[CATEDRAL DE MÉXICO]]'''<br />
<br />
'''[[CATOLICISMO y cultura en el nuevo mundo]]'''<br />
<br />
'''[[CATOLICISMO LIBERAL en Chile]]''' <br />
<br />
'''[[CERVANTES de Salazar Francisco]]'''<br />
<br />
'''[[CHALMA; Santuario del Señor de]]'''<br />
<br />
'''[[CHAVEZ Jerónimo de]]'''<br />
<br />
'''[[CHIAPA DE CORZO]]'''<br />
<br />
'''[[CHICHIMECA]]'''<br />
<br />
'''[[CHILE; Diócesis creadas en el siglo XX]]'''<br />
<br />
'''[[CHILE; Financiamiento de la iglesia]]'''<br />
<br />
'''[[CHILE; Órdenes y Congregaciones Religiosas]]'''<br />
<br />
'''[[CHILE; Recepción de las encíclicas sociales]]'''<br />
<br />
'''[[CHILE: SÍNODOS DIOCESANOS Y CONCILIOS PROVINCIALES]]'''<br />
<br />
'''[[CHOLULA]]'''<br />
<br />
'''[[CHOLULA. Arte Virreinal]]'''<br />
<br />
'''[[CIHUACÓATL; Deidad femenina de la mitología azteca]]'''<br />
<br />
'''[[CISNEROS, Diego]]'''<br />
<br />
'''[[CIUDAD RODRIGO, Fray Antonio de.]]'''<br />
<br />
'''[[CLAVIJERO, Francisco Javier]]'''<br />
<br />
'''[[CÓDICE FLORENTINO]]'''<br />
<br />
'''[[CÓDICE OSUNA]]'''<br />
<br />
'''[[CÓDICES precolombinos]]'''<br />
<br />
'''[[CÓDICE VATICANO B]]'''<br />
<br />
'''[[COFRADÍAS EN CHILE]]'''<br />
<br />
'''[[COLEGIOS APOSTÓLICOS de Propaganda Fide]]'''<br />
<br />
'''[[COLEGIO VIZCAÍNAS]]'''<br />
<br />
'''[[COLÓN, Cristóbal]]'''<br />
<br />
'''[[COMPLEJO Tupí-Guaraní]]'''<br />
<br />
'''[[CONCEPCIÓN, DIÓCESIS DE]]'''<br />
<br />
'''[[CONCHA, Andrés de]]'''<br />
<br />
'''[[CONCILIO PLENARIO LATINOAMERICANO DE 1899]]'''<br />
<br />
'''[[CONCILIOS Y SINODOS LATINOAMERICANOS.]]'''<br />
<br />
'''[[CONQUISTA DE MÉXICO ]]'''<br />
<br />
'''[[CORREA MAGALLANES, San Mateo]]'''<br />
<br />
'''[[CORTÉS, Hernán]]'''<br />
<br />
'''[[CORUÑA AGUSTÍN]]'''<br />
<br />
'''[[COSÍO VILLEGAS, Daniel]]'''<br />
<br />
'''[[CRISTIADA ]]'''<br />
<br />
'''[[CRUZ ALVARADO, San Atilano]]'''<br />
<br />
'''[[CUAUHTÉMOC]]'''<br />
<br />
'''[[CUAUTITLÁN; Convento franciscano y Juan Diego Cuahutlatoatzin]]'''<br />
<br />
'''[[CUEVAS, Mariano]]'''<br />
<br />
=== D ===<br />
<br />
'''[[D'ANANIA, GIOVANNI LORENZO]]'''<br />
<br />
'''[[DE BRY, Theodor]]'''<br />
<br />
'''[[DEFENSA DEL INDÍGENA]]'''<br />
<br />
'''[[DESCUBRIMIENTO DEL NUEVO MUNDO: Mentalidades culturales en el Mundo Europeo en la vigilia de 1492]]'''<br />
<br />
'''[[DEZA, Diego de]]'''<br />
<br />
'''[[DÍAZ DEL CASTILLO, Bernal]]'''<br />
<br />
'''[[DOCUMENTOS DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL DE CHILE]]'''<br />
<br />
'''[[DOMINICOS en la Nueva España]]'''<br />
<br />
'''[[DONOSO VIVANCO, Justo Pastor]]'''<br />
<br />
'''[[DU ROUSIER, Ana]]'''<br />
<br />
=== E ===<br />
<br />
'''[[EDUCACIÓN EN AMÉRICA LATINA]]'''<br />
<br />
'''[[EGUIARA Y EGUREN, Juan José de]]'''<br />
<br />
'''[[ELÍZAGA PRADO, José Mariano]]'''<br />
<br />
'''[[ERMITA DEL TEPEYAC]]'''<br />
<br />
'''[[ERRÁZURIZ VALDIVIESO, Crescente]]'''<br />
<br />
'''[[ESCALANTE y Escalante, Alonso M]]'''<br />
<br />
'''[[ESCUDERO ESCUDERO, Alfonso María]]'''<br />
<br />
'''[[ESPAÑA; la sociedad española en la época de los descubrimientos]]'''<br />
<br />
'''[[ESQUEDA RAMÍREZ, San Pedro]]'''<br />
<br />
'''[[EVANGELIZACIÓN; su impacto en un nuevo mundo]]'''<br />
<br />
'''[[EVANGELIZACIÓN DE AMÉRICA LATINA; los primeros evangelizadores y sus métodos]]'''<br />
<br />
'''[[EYZAGUIRRE PORTALES, José Ignacio Víctor]]'''<br />
<br />
=== F ===<br />
<br />
<br />
'''[[FERNÁNDEZ CONCHA, Domingo]]'''<br />
<br />
'''[[FERNÁNDEZ CONCHA, Josefa]]'''<br />
<br />
'''[[FERNÁNDEZ CONCHA, Rosa]]'''<br />
<br />
'''[[FERNÁNDEZ DE URIBE y Casarejos José]]'''<br />
<br />
'''[[FERRI Alfonso]]'''<br />
<br />
'''[[FILOSOFÍA Náhuatl]]'''<br />
<br />
'''[[FLOR Y CANTO DEL NACIMIENTO DEL NUEVO MÉXICO]]'''<br />
<br />
'''[[FLORES, Ana]]'''<br />
<br />
'''[[FLORES GARCÍA, San Margarito]]'''<br />
<br />
'''[[FLORES y Troncoso, Francisco de Asís]]'''<br />
<br />
'''[[FLORES VARELA, San José Isabel]]'''<br />
<br />
'''[[FRACASTORO, Girolamo]]'''<br />
<br />
'''[[FRANCISCANOS en el Nuevo Mundo]]'''<br />
<br />
'''[[FUEROS]]'''<br />
<br />
=== G ===<br />
<br />
'''[[GACETA OFICIAL del Arzobispado de México 1897-2011]]'''<br />
<br />
'''[[GALVÁN BERMÚDEZ, San David]]'''<br />
<br />
'''[[GANTE, Pedro de]]'''<br />
<br />
'''[[GARCÉS, FRAY JULIÁN]]''' <br />
<br />
'''[[GARCÍA ACOSTA, Andrés]]'''<br />
<br />
'''[[GARCÍA DE LA HUERTA, Tadea]]'''<br />
<br />
'''[[GARCÍA ICAZBALCETA Joaquín]]'''<br />
<br />
'''[[GARIBAY y Kintana, Ángel María]]'''<br />
<br />
'''[[GERSON, Juan]]'''<br />
<br />
'''[[GILLOW Y ZAVALZA, Eulogio Gregorio]]'''<br />
<br />
'''[[GIUSTINIANI Agustín]]'''<br />
<br />
'''[[GLAREANUS, Henricus]]'''<br />
<br />
'''[[GÓMEZ DE PORTUGAL Y SOLÍS, Juan Cayetano]]'''<br />
<br />
'''[[GÓMEZ Loza, Miguel]]'''<br />
<br />
'''[[GONZAGA Francesco]]'''<br />
<br />
'''[[GONZÁLEZ, Juan]]'''<br />
<br />
'''[[GONZÁLEZ DE MARMOLEJO, Rodrigo]]'''<br />
<br />
'''[[GONZÁLEZ FLORES, Anacleto]]'''<br />
<br />
'''[[GONZÁLEZ OBREGÓN, Luis]]'''<br />
<br />
'''[[GONZÁLEZ VALENCIA, José María]]'''<br />
<br />
'''[[GREMIO]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Acontecimiento Guadalupano]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Antiaparicionismo]]''' <br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Antigüedad del culto]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Añadidos y retoques a la imagen]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Aprobación implícita]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Atentado contra la Imagen]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Bibliografía general]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Descubrimientos arqueológicos en Estados Unidos]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; El Acontecimiento Guadalupano e Inculturación]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; el problema de los "silencios"]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; El Santuario, su Culto y la Plaza Mariana]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE;en la independencia de México]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Fuentes españolas]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Fuentes indígenas]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; fuentes mestizas o indo-hispanas]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Informaciones jurídicas de 1666]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Informe sobre aspectos de conservación y restauración de la imagen original]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; La hipótesis de imágenes en sus ojos]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; La Virgen María y Juan Diego.]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Misterio de los ojos en la pintura]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Raíz del mundo católico iberoamericano]]'''<br />
<br />
'''[[GUERRERO, Gonzalo]]'''<br />
<br />
'''[[GUZMÁN LECAROZ, Joseph Francisco Xavier Miguel ]]'''<br />
<br />
'''[[GUANAJUATO; Arte Virreinal]]'''<br />
<br />
'''[[GUIZAR Y VALENCIA, San Rafael]]'''<br />
<br />
=== H ===<br />
<br />
'''[[HABSBURGO, Maximiliano de]]'''<br />
<br />
'''[[HIDALGO Y COSTILLA GALLAGA, Miguel]]'''<br />
<br />
'''[[HIJAR Y MENDOZA, Martín Alonso ]]'''<br />
<br />
'''[[HOSPITAL DEL AMOR DE DIOS]]'''<br />
<br />
'''[[HOSPITALES Y HOSPICIOS DE LA NUEVA ESPAÑA]]'''<br />
<br />
'''[[HUEI TLAMAHUIZOLTICA]]'''<br />
<br />
'''[[HUEJOTZINGO]]'''<br />
<br />
'''[[HUERTA GUTIÉRREZ, Ezequiel y Salvador]]'''<br />
<br />
'''[[HUITZILOPOCHTLI]]'''<br />
<br />
'''[[HUTTEN, Ulrich Von]]'''<br />
<br />
=== I ===<br />
'''[[IBARRA Y GONZÁLEZ, José Ramón]]''' <br />
<br />
'''[[IGLESIA ANTIGUA de los indios en el Tepeyac.]]'''<br />
<br />
'''[[IGLESIA Y LIBERARISMO EN LATINOAMERICA]]'''<br />
<br />
'''[[INDEPENDENCIAS HISPANOAMERICANAS. EL CASO DE MÉXICO.]]'''<br />
<br />
'''[[INDIOS pueblo]]'''<br />
<br />
'''[[ITURBIDE, Agustín de]]'''<br />
<br />
'''[[ITZCÓATL]]'''<br />
<br />
=== J ===<br />
<br />
'''[[JESUITAS (Compañia de Jesús)]]'''<br />
<br />
'''[[JUAN DIEGO CUAUHTLATOATZIN]]'''<br />
<br />
'''[[JUAN DIEGO CUAUHTLATOATZIN; Descendientes]]'''<br />
<br />
'''[[JUAN DIEGO CUAUHTLATOATZIN; procesos de beatificación y de canonización]]'''<br />
<br />
'''[[JUÁREZ GARCÍA, Benito]]'''<br />
<br />
=== K ===<br />
<br />
'''[[KINO, Eusebio Francisco]]'''<br />
<br />
'''[[KUBLER, George Alexander ]]'''<br />
<br />
=== L ===<br />
<br />
'''[[LABASTIDA Y DÁVALOS, Pelagio Antonio]]'''<br />
<br />
'''[[LA CRUZ, SOR JUANA INÉS DE]]'''<br />
<br />
'''[[LACUNZA Y DÍAZ, Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[LAICISMO en chile]]'''<br />
<br />
'''[[LAMAS, José Benito]]'''<br />
<br />
'''[[LARRAÍN ERRÁZURIZ, Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[LARROBLA, Juan Francisco]]'''<br />
<br />
'''[[LAS CASAS, Fray Bartolomé de]]'''<br />
<br />
'''[[LAS CASAS, Fray Bartolomé de; ¿anti-negro?]]'''<br />
<br />
'''[[LEDESMA, Bartolomé de]]'''<br />
<br />
'''[[LEÓN CALDERÓN, Nicolás]]'''<br />
<br />
'''[[LEVINUS APOLLONIUS]]'''<br />
<br />
'''[[LIBERALES Y CONSERVADORES; su posición frente a la Iglesia en México]]'''<br />
<br />
'''[[LICEO de Estudios Universitarios (LEU)]]'''<br />
<br />
'''[[LIZÁRRAGA, DE Reginaldo]]'''<br />
<br />
'''[[LÓPEZ DE GÓMARA, Francisco]]'''<br />
<br />
'''[[LÓPEZ DE HERRERA, Fray Alonso ]]'''<br />
<br />
'''[[LÓPEZ DE SANTA ANNA, Antonio]]'''<br />
<br />
'''[[LÓPEZ, Gregorio]]'''<br />
<br />
'''[[LOS ANDES, Santa Teresa de Jesús De]]'''<br />
<br />
'''[[LUMNIUS IOANNES Fredericus]]'''<br />
<br />
=== M ===<br />
<br />
'''[[MAGALLANES JARA, San Cristóbal]]'''<br />
<br />
'''[[MAGAÑA SERVÍN, Luis ]]'''<br />
<br />
'''[[MALDONADO MELÉNDEZ, San Pedro]]'''<br />
<br />
'''[[MALINCHE; Tenépatl (Doña Marina)]]'''<br />
<br />
'''[[MANRÍQUEZ Y ZÁRATE, José de Jesús]]'''<br />
<br />
'''[[MARGIL DE JESÚS, Fray Antonio]]'''<br />
<br />
'''[[MARTÍN Juana]]'''<br />
<br />
'''[[MÁRTIR DE ANGLERÍA, Pedro]]'''<br />
<br />
'''[[MÁRTIRES DE SAHUAYO]]'''<br />
<br />
'''[[MÁRTIRES DE SAN JOAQUÍN]]'''<br />
<br />
'''[[MÁRTIRES MEXICANOS EN JAPÓN (1597, 1627 Y 1632)]]'''<br />
<br />
'''[[MARTIRIO Cristiano]]'''<br />
<br />
'''[[MARTIROLOGIO MEXICANO ( 1914- 1940)]]'''<br />
<br />
'''[[MATRIMONIO EN CHILE]]'''<br />
<br />
'''[[MEDELLÍN, Diego De]]'''<br />
<br />
'''[[MEDINA, PEDRO DE]]'''<br />
<br />
'''[[MEERMAN Arnould OFM]]''' <br />
<br />
'''[[MÉNDEZ MONTOYA, San Jesús]]'''<br />
<br />
'''[[MENDIETA, Fray Gerónimo de]]'''<br />
<br />
'''[[MENDOZA Y PACHECO, Antonio de]]'''<br />
<br />
'''[[MERCATOR, Gerard]]'''<br />
<br />
'''[[MÉXICO; Constitución de 1917; artículos antirreligiosos.]]'''<br />
<br />
'''[[MÉXICO; Educación desde la Revolución de 1910]]'''<br />
<br />
'''[[MÉXICO. Evangelización]]'''<br />
<br />
'''[[MÉXICO. Planes Políticos en los siglos XIX y XX]]'''<br />
<br />
'''[[MÉXICO. Partido Católico Nacional.]]'''<br />
<br />
'''[[MÉXICO. Reforma, Guerra y Leyes de]]'''<br />
<br />
'''[[MÉXICO; Universidades y Colegios Mayores]]'''<br />
<br />
'''[[MINA, Francisco Javier]]'''<br />
<br />
'''[[MISIONES jesuíticas en Paraguay y Río de la Plata s. XVII y XVIII]]'''<br />
<br />
'''[[MOCTEZUMA XOCOYOTZIN]]'''<br />
<br />
'''[[MODUS VIVENDI en México (1929-1992)]]'''<br />
<br />
'''[[MOLINA, Juan Ignacio]]'''<br />
<br />
'''[[MONARDES, Nicolás]]'''<br />
<br />
'''[[MONCAYO GARCÍA, José Pablo]]'''<br />
<br />
'''[[MONJAS, MUJERES y Conventos en el Nuevo Mundo]]'''<br />
<br />
'''[[MONUMENTA CARTOGRÁFICA VATICANA]]'''<br />
<br />
'''[[MORA Y DE LA MORA, San Miguel de la]]'''<br />
<br />
'''[[MORELIA (Arte Virreinal)]]'''<br />
<br />
'''[[MORELOS Y PAVÓN, José María]]'''<br />
<br />
'''[[MORISCOS]]'''<br />
<br />
'''[[MORIN, Bernarda]]'''<br />
<br />
'''[[MOSQUERA Y ARBOLEDA, Manuel José]]'''<br />
<br />
'''[[MOYA DE CONTRERAS PEDRO]]'''<br />
<br />
'''[[MOYA Y VALENZUELA]]'''<br />
<br />
'''[[MOZÁRABE]]'''<br />
<br />
'''[[MUDÉJARES]]'''<br />
<br />
'''[[MUJER en Uruguay]]'''<br />
<br />
'''[[MUNGUÍA Y NÚÑEZ, Clemente de Jesús]]'''<br />
<br />
'''[[MUÑOZ CAMARGO, Diego]]'''<br />
<br />
'''[[MUÑOZ, Juan Bautista]]'''<br />
<br />
'''[[MÜNSTER, Sebastian]]'''<br />
<br />
'''[[MÚSICA en Chile]]'''<br />
<br />
'''[[MÚSICA PREHISPÁNICA]]'''<br />
<br />
=== N ===<br />
<br />
'''[[NAVARRETE GUERRERO, Julia]]'''<br />
<br />
'''[[NERVO, Amado]]'''<br />
<br />
'''[[NEZAHUALCÓYOTL]]'''<br />
<br />
'''[[NIÑOS MÁRTIRES DE TLAXCALA]]'''<br />
<br />
'''[[NOCHE TRISTE]]'''<br />
<br />
'''[[NUEVA ESPAÑA; Virreinato de la]]'''<br />
<br />
'''[[NÚÑEZ DE HARO Y PERALTA, Alonso]]'''<br />
<br />
=== O ===<br />
<br />
<br />
'''[[OCOTLÁN; Nuestra señora de]]'''<br />
<br />
'''[[O´GORMAN, Edmundo]]'''<br />
<br />
'''[[OLMOS, Fray Andrés de]]'''<br />
<br />
'''[[ÓRGANOS DE LA CATEDRAL DE MÉXICO]]'''<br />
<br />
'''[[ORONA MADRIGAL, San Justino]]'''<br />
<br />
'''[[OROZCO Y JIMÉNEZ, FRANCISCO]]'''<br />
<br />
'''[[OVALLE, Alonso De]]'''<br />
<br />
=== P ===<br />
<br />
'''[[PALAFOX Y MENDOZA, Juan de]]'''<br />
<br />
'''[[PALOMAR Y VIZCARRA, Miguel]]''' <br />
<br />
'''[[PANÉ,Ramón]]'''<br />
<br />
'''[[PÁTZCUARO; Arte Virreinal]]'''<br />
<br />
'''[[PAYNO, Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[PEÑAFIEL Barranco, Antonio]]'''<br />
<br />
'''[[PEREGRINACIONES AL TEPEYAC]]'''<br />
<br />
'''[[PEREYRA, Gómez Carlos ]]'''<br />
<br />
'''[[PERSECUCIÓN Y MARTIRIO EN TABASCO]]'''<br />
<br />
'''[[PERSECUCIONES Y MARTIRIOS EN EL SIGLO XX]]'''<br />
<br />
'''[[POLÍTICA y RELIGIÓN en los proyectos insurgentes y realistas de la independencia de Nueva España]]'''<br />
<br />
'''[[POMAR, Juan Bautista]]'''<br />
<br />
'''[[PORFIRISMO]]'''<br />
<br />
'''[[POSSEVINO Antonio, SJ]]'''<br />
<br />
'''[[PRO, Miguel Agustín]]'''<br />
<br />
'''[[PUEBLA DE LOS ÁNGELES; Arte Virreinal]]'''<br />
<br />
'''[[PUEBLA DE LOS ÁNGELES; Ciudad ]]'''<br />
<br />
'''[[PUEBLA; Tercera Conferencia del CELAM (1979)]]'''<br />
<br />
=== Q ===<br />
<br />
'''[[QUERÉTARO, Arte Virreinal]]'''<br />
<br />
'''[[QUETZALCÓATL]]'''<br />
<br />
'''[[QUINTO SOL (La cosmogonía azteca)]]'''<br />
<br />
'''[[QUIROGA, Vasco de]]'''<br />
<br />
=== R ===<br />
<br />
'''[[RAMIREZ Álvarez José Fernando]]'''<br />
<br />
'''[[RAMÍREZ, FRAY JUAN]]'''<br />
<br />
'''[[RAMOS ARIZPE, José Miguel]]'''<br />
<br />
'''[[RAMUSIO, Giambattista]]'''<br />
<br />
'''[[RAUW, Johann]]'''<br />
<br />
'''[[REYES OCHOA, Alfonso]]'''<br />
<br />
'''[[REYES SALAZAR, San Sabás]]'''<br />
<br />
'''[[REGULES, Dardo]]'''<br />
<br />
'''[[REPISO MARTÍNEZ DE ORBE, Antonio ]]'''<br />
<br />
'''[[REVUELTAS Sánchez Silvestre]]'''<br />
<br />
'''[[RIVA PALACIO Guerrero Vicente]]'''<br />
<br />
'''[[ROBLES HURTADO, San José María]]'''<br />
<br />
'''[[ROMERO, Luis Francisco ]]'''<br />
<br />
'''[[ROMERO DE TERREROS, Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[ROMO GONZÁLEZ, Santo Toribio]]'''<br />
<br />
'''[[ROSAS, Juventino]]'''<br />
<br />
'''[[ROSS EDWARDS, Juana]]'''<br />
<br />
'''[[RUIZ DE ALARCÓN Y MENDOZA, Juan]]'''<br />
<br />
'''[[RULFO Juan ]]'''<br />
<br />
'''[[RUSCELLI GIROLAMO]]'''<br />
<br />
=== S ===<br />
<br />
'''[[SAHAGÚN, Bernardino de Fray]]'''<br />
<br />
'''[[SALAS, Antonia]]'''<br />
<br />
'''[[SÁNCHEZ DE TAGLE, Varela Francisco Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[SÁNCHEZ DELGADILLO, San Jenaro]]'''<br />
<br />
'''[[SANCHEZ DEL RÍO, José]]'''<br />
<br />
'''[[SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS]]'''<br />
<br />
'''[[SAN JUAN DE ULÚA. Castillo-Fortaleza]]'''<br />
<br />
'''[[SAN LUIS POTOSÍ; Arte Virreinal]]'''<br />
<br />
'''[[SAN MIGUEL DE ALLENDE; Arte Virreinal]]'''<br />
<br />
'''[[SANTUARIO NACIONAL DE LA GRUTA DE LOURDES]]'''<br />
<br />
'''[[SANTUARIO NACIONAL DE LA VIRGEN DEL VERDÚN]]'''<br />
<br />
'''[[SANTUARIO POPULAR DE SAN CONO]]'''<br />
<br />
'''[[SERMONES GUADALUPANOS en la formación de la identidad mexicana]]'''<br />
<br />
'''[[SERRA, Fray Junípero]]''' <br />
<br />
'''[[SIERRA MÉNDEZ, Justo ]]'''<br />
<br />
'''[[SIGÜENZA Y GÓNGORA, Carlos]]'''<br />
<br />
'''[[SILVANO Bernardo]]'''<br />
<br />
'''[[SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA ECLESIÁSTICA]]'''<br />
<br />
'''[[SOTO, Domingo de]]'''<br />
<br />
'''[[SOTO, Fray Francisco de]]''' <br />
<br />
'''[[SPAGNOLI Battista]]'''<br />
<br />
'''[[SUÁREZ, Sor Úrsula ]]'''<br />
<br />
=== T ===<br />
<br />
'''[[TAPIA, Andrés de]]'''<br />
<br />
'''[[TELPOCHCALLI]]'''<br />
<br />
'''[[TENOCHTITLAN; Capital del pueblo Azteca]]'''<br />
<br />
'''[[TEOTIHUACÁN]]'''<br />
<br />
'''[[TEPEACA]]'''<br />
<br />
'''[[TEPEYAC]]'''<br />
<br />
'''[[TERESA DE MIER Y NORIEGA, Servando]]'''<br />
<br />
'''[[TEXAS]]'''<br />
<br />
'''[[TEXCOCO]]'''<br />
<br />
'''[[TEZCATLIPOCA; Deidad azteca]]'''<br />
<br />
'''[[TILMA GUADALUPANA]]'''<br />
<br />
'''[[TLAXCALTECAS]]'''<br />
<br />
'''[[TOLTECAS]]'''<br />
<br />
'''[[TONÁNTZIN (Cihuacóatl o Centeótl) ]]'''<br />
<br />
'''[[TORQUEMADA, FRAY JUAN DE]]'''<br />
<br />
'''[[TOTONACAS]]'''<br />
<br />
'''[[TOUSSAINT Y RITTER, Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[TRATADO DE ALCAZOVAS-TOLEDO ]]'''<br />
<br />
'''[[TULPETLAC]]'''<br />
<br />
=== U ===<br />
<br />
'''[[UBIARCO Robles, San Tranquilino]]'''<br />
<br />
'''[[ULTRAMONTANISMO EN CHILE]]'''<br />
<br />
'''[[UNIVERSIDAD DE MÉXICO REAL Y PONTIFICIA]]'''<br />
<br />
'''[[UPPSALA; Mapa de]]'''<br />
<br />
'''[[URIBE VELASCO, San David]]'''<br />
<br />
'''[[URUGUAY; Los “curas constituyentes”]]'''<br />
<br />
'''[[URUGUAY; Música folklórica]]'''<br />
<br />
'''[[URUGUAY; Música sacra]]'''<br />
<br />
'''[[URUGUAY; Piedad popular]]'''<br />
<br />
'''[[URUGUAY; Oratorios rurales]]'''<br />
<br />
'''[[URUGUAY; Primeras corrientes evangelizadoras]]'''<br />
<br />
'''[[URUGUAY; Protestantismo]]'''<br />
<br />
'''[[URUGUAY; Rebeliones indígenas]]'''<br />
<br />
'''[[URUGUAY; Santoral]]'''<br />
<br />
=== V ===<br />
<br />
'''[[VAÏSSE, Emilio (Omer Emeth)]]'''<br />
<br />
'''[[VALADÉS, Fray Diego de]]'''<br />
<br />
'''[[VALDÉS OSSA, Elisa ]]'''<br />
<br />
'''[[VALDIVIESO, Rafael Valentín]]'''<br />
<br />
'''[[VALENCIA, Fray Martín de]]''' <br />
<br />
'''[[VALERIANO, Antonio]]'''<br />
<br />
'''[[VALVERDE Téllez Emeterio]]'''<br />
<br />
'''[[VARELA Félix; Vida y Obra]]'''<br />
<br />
'''[[VARELA Félix; Proceso de beatificación; Parte 1]]'''<br />
<br />
'''[[VARELA Félix; Proceso de beatificación; Parte 2]]'''<br />
<br />
'''[[VARGAS GONZÁLEZ, Jorge y Ramón]]'''<br />
<br />
'''[[VASCONCELOS CALDERÓN, José]]'''<br />
<br />
'''[[VELASCO Y RUIZ DE ALARCÓN, Luis de]]'''<br />
<br />
'''[[VELAZQUEZ RODRÍGUEZ, Primo Feliciano]]'''<br />
<br />
'''[[VERACRUZ, Fray Alonso de la]]'''<br />
<br />
'''[[VIAJES DE JUAN PABLO II A MÉXICO]]''' <br />
<br />
'''[[VICUÑA LARRAÍN, Manuel ]]'''<br />
<br />
'''[[VILASECA AGUILERA, José María]]'''<br />
<br />
'''[[VILLAGRÁ Gaspar de]]'''<br />
<br />
'''[[VILLALPANDO, Cristóbal de]]'''<br />
<br />
'''[[VILLANUEVA, Tomás de, O.S.A]]'''<br />
<br />
'''[[VILLARROEL, Gaspar de]]'''<br />
<br />
'''[[VIRUELA]]'''<br />
<br />
'''[[VIVES SOLAR, Fernando ]]'''<br />
<br />
=== W ===<br />
<br />
=== X ===<br />
<br />
'''[[XOCHIMILCO]]'''<br />
<br />
=== Y ===<br />
<br />
'''[[YERMO Y PARRES, SAN JOSÉ MARÍA DE]]'''<br />
<br />
'''[[YUCATÁN EN EL TIEMPO. Enciclopedia Alfabética]]'''<br />
<br />
=== Z ===<br />
<br />
'''[[ZAPATA SALAZAR, Emiliano]]'''<br />
<br />
'''[[ZARCO, Francisco.]]'''<br />
<br />
'''[[ZAVALA SÁENZ, Lorenzo de]]'''<br />
<br />
'''[[ZORITA Alonso de]]'''<br />
<br />
'''[[ZORRILLA DE SAN MARTÍN, Juan]]'''<br />
<br />
'''[[ZUMÁRRAGA, Fray Juan de]]'''</div>172.16.56.179https://dhial.org/diccionario/index.php?title=N%C3%9A%C3%91EZ_DE_HARO_Y_PERALTA,_Alonso&diff=5284NÚÑEZ DE HARO Y PERALTA, Alonso2014-07-09T01:40:49Z<p>172.16.56.179: /* Notas */</p>
<hr />
<div>'''NÚÑEZ DE HARO Y PERALTA, Alonso(Villagarcía del Llano, 1729 – México, 1800) Arzobispo y virrey.''' <br />
<br />
Nació en Villagarcía del Llano, España el 13 de octubre de 1729, probablemente el 31 de octubre, aunque algunos fechan su nacimiento el 1° de noviembre; provenía de dos familias nobles: la Peralta de Alarcón, oriunda de Cuenca, y la Núñez de Chinchilla, oriunda de Albacete.<br />
<br />
Estudió en las universidades de Toledo y Bolonia. Fue rector, catedrático de escritura y doctor teólogo del colegio mayor de San Clemente y de la Universidad de Ávila. Hablaba varios idiomas: hebreo, griego, caldeo, latín, francés e italiano. “''Era hombre de clarísimo entendimiento, de elevada inteligencia''”<ref>Serrano del Tornel, p. 313.</ref>que pronto fue recomendado por S.S. Benedicto IV al arzobispo de Toledo donde fue canónigo; Fernando VI lo nombró su bibliotecario mayor y más tarde lo hizo canónigo de la catedral de Segovia. Fue también visitador general y administrador de la casa de huérfanos de Carlos III en esa misma ciudad.<br />
<br />
En 1771 fue nombrado arzobispo de México y el 12 de septiembre de 1772 tuvo lugar su consagración episcopal. Se hizo cargo de los hospitales de San Andrés y de San Juan de Dios y los mejoró; fundó el seminario de Tepozotlán, la Casa de Huérfanos y las Capuchinas de Guadalupe. Impulsó la terminación de la capilla del Pocito en la Villa de Guadalupe y las obras en la Catedral Metropolitana.<br />
<br />
Después de la muerte del cuadragésimo noveno virrey Bernardo de Gálvez, se le nombró virrey interino mediante la cédula real del 25 de febrero de 1787; tomó posesión el 8 de mayo de ese mismo año, cargo en el que duró unos cuantos meses, hasta el 16 de agosto cuando fue sustituido por Manuel Antonio Flores. Durante su administración fue encargado de llevar a cabo el proyecto del Jardín Botánico, propuesto por el Dr. Martín Sesé; reorganizó el Juzgado general de indios para llevar a término rápidamente las causas de los naturales y consolidó el establecimiento de las intendencias.<br />
<br />
Asimismo, el “''arzobispo-virrey fundó algunos hospitales y fue por extremo caritativo''”<ref>Serrano del Tornel, p. 314.</ref>en efecto, la el ejercicio de la caridad fue una de sus prioridades, la cual promovía también entre sus fieles, como quedó asentado en sus Sermones: “''Este (Dios) nos dice: «Dad á proporción de lo que os ha sido dado» Da secundum datum. Esto es, proporcionad vuestras limosnas con vuestras riquezas (…) Dad pues la limosna mientras que podéis aprovecharos de ella y os es más meritoria, esto es, durante la vida…Decidme, amados hijos míos, ¿os persuadís á que en la hora terrible sea la limosna de tanto consuelo para el moribundo como la que dio durante su vida?''”.<ref>Rivera, p. 307.</ref>Le caracterizaba manejarse siempre con rectitud y fue condecorado con la gran cruz de Carlos III.<br />
<br />
Dejó escritos varios sermones que fueron impresos en Madrid por la Viuda de Ibarra en 1806: “''(…) en casi todos estos Sermones se ve un estilo claro, correcto, gravemente elegante i patético, a semejanza de los mismos clásicos. Como el Sr. Núñez de Haro había adquirido su formación literaria en Bolonia i había visitado a Roma, en una i otra ciudad había visto i aprendido la buena oratoria sagrada y la había traído a España i a México''”.<ref>Rivera, p. 298.</ref><br />
<br />
Después de entregar el gobierno de la Nueva España regresó de lleno a sus funciones episcopales, continuando con su apoyo a instituciones de instrucción y caridad hasta su muerte, acontecida el 26 de mayo de 1800, a los 70 años de edad.<br />
<br />
=Obras=<br />
<br />
* ''Sermones escogidos, Pláticas espirituales y Pastorales.''<br />
<br />
=Notas= <br />
<br />
<references/><br />
<br />
=Bibliografía=<br />
<br />
*“Núñez de Haro y Peralta, Alonso” en ''Enciclopedia de México''. Tomo X, p. 5886.<br />
*Rivera, Agustín. ''Principios críticos sobre el Virreinato de la Nueva España i sobre la Revolución e Independencia''. Tomo II. Tipografía de Vicente Veloz, San Juan de los Lagos, 1887.<br />
*Serrano del Tornel, Emilia Baronesa de Wilson. ''México y sus gobernantes de 1519 a 1910''. Editora Nacional, México, 1958.<br />
<br />
<br />
'''SIGRID MARÍA LOUVIER NAVA'''</div>172.16.56.179https://dhial.org/diccionario/index.php?title=N%C3%9A%C3%91EZ_DE_HARO_Y_PERALTA,_Alonso&diff=5283NÚÑEZ DE HARO Y PERALTA, Alonso2014-07-09T01:39:50Z<p>172.16.56.179: </p>
<hr />
<div>'''NÚÑEZ DE HARO Y PERALTA, Alonso(Villagarcía del Llano, 1729 – México, 1800) Arzobispo y virrey.''' <br />
<br />
Nació en Villagarcía del Llano, España el 13 de octubre de 1729, probablemente el 31 de octubre, aunque algunos fechan su nacimiento el 1° de noviembre; provenía de dos familias nobles: la Peralta de Alarcón, oriunda de Cuenca, y la Núñez de Chinchilla, oriunda de Albacete.<br />
<br />
Estudió en las universidades de Toledo y Bolonia. Fue rector, catedrático de escritura y doctor teólogo del colegio mayor de San Clemente y de la Universidad de Ávila. Hablaba varios idiomas: hebreo, griego, caldeo, latín, francés e italiano. “''Era hombre de clarísimo entendimiento, de elevada inteligencia''”<ref>Serrano del Tornel, p. 313.</ref>que pronto fue recomendado por S.S. Benedicto IV al arzobispo de Toledo donde fue canónigo; Fernando VI lo nombró su bibliotecario mayor y más tarde lo hizo canónigo de la catedral de Segovia. Fue también visitador general y administrador de la casa de huérfanos de Carlos III en esa misma ciudad.<br />
<br />
En 1771 fue nombrado arzobispo de México y el 12 de septiembre de 1772 tuvo lugar su consagración episcopal. Se hizo cargo de los hospitales de San Andrés y de San Juan de Dios y los mejoró; fundó el seminario de Tepozotlán, la Casa de Huérfanos y las Capuchinas de Guadalupe. Impulsó la terminación de la capilla del Pocito en la Villa de Guadalupe y las obras en la Catedral Metropolitana.<br />
<br />
Después de la muerte del cuadragésimo noveno virrey Bernardo de Gálvez, se le nombró virrey interino mediante la cédula real del 25 de febrero de 1787; tomó posesión el 8 de mayo de ese mismo año, cargo en el que duró unos cuantos meses, hasta el 16 de agosto cuando fue sustituido por Manuel Antonio Flores. Durante su administración fue encargado de llevar a cabo el proyecto del Jardín Botánico, propuesto por el Dr. Martín Sesé; reorganizó el Juzgado general de indios para llevar a término rápidamente las causas de los naturales y consolidó el establecimiento de las intendencias.<br />
<br />
Asimismo, el “''arzobispo-virrey fundó algunos hospitales y fue por extremo caritativo''”<ref>Serrano del Tornel, p. 314.</ref>en efecto, la el ejercicio de la caridad fue una de sus prioridades, la cual promovía también entre sus fieles, como quedó asentado en sus Sermones: “''Este (Dios) nos dice: «Dad á proporción de lo que os ha sido dado» Da secundum datum. Esto es, proporcionad vuestras limosnas con vuestras riquezas (…) Dad pues la limosna mientras que podéis aprovecharos de ella y os es más meritoria, esto es, durante la vida…Decidme, amados hijos míos, ¿os persuadís á que en la hora terrible sea la limosna de tanto consuelo para el moribundo como la que dio durante su vida?''”.<ref>Rivera, p. 307.</ref>Le caracterizaba manejarse siempre con rectitud y fue condecorado con la gran cruz de Carlos III.<br />
<br />
Dejó escritos varios sermones que fueron impresos en Madrid por la Viuda de Ibarra en 1806: “''(…) en casi todos estos Sermones se ve un estilo claro, correcto, gravemente elegante i patético, a semejanza de los mismos clásicos. Como el Sr. Núñez de Haro había adquirido su formación literaria en Bolonia i había visitado a Roma, en una i otra ciudad había visto i aprendido la buena oratoria sagrada y la había traído a España i a México''”.<ref>Rivera, p. 298.</ref><br />
<br />
Después de entregar el gobierno de la Nueva España regresó de lleno a sus funciones episcopales, continuando con su apoyo a instituciones de instrucción y caridad hasta su muerte, acontecida el 26 de mayo de 1800, a los 70 años de edad.<br />
<br />
=Obras=<br />
<br />
* ''Sermones escogidos, Pláticas espirituales y Pastorales.''<br />
<br />
=Notas= <br />
<br />
</references><br />
<br />
BIBLIOGRAFÍA<br />
<br />
“Núñez de Haro y Peralta, Alonso” en Enciclopedia de México. Tomo X, p. 5886.<br />
Rivera, Agustín. Principios críticos sobre el Virreinato de la Nueva España i sobre la Revolución e Independencia. Tomo II. Tipografía de Vicente Veloz, San Juan de los Lagos, 1887.<br />
Serrano del Tornel, Emilia Baronesa de Wilson. México y sus gobernantes de 1519 a 1910. Editora Nacional, México, 1958.<br />
<br />
SIGRID MARÍA LOUVIER NAVA</div>172.16.56.179https://dhial.org/diccionario/index.php?title=N%C3%9A%C3%91EZ_DE_HARO_Y_PERALTA,_Alonso&diff=5282NÚÑEZ DE HARO Y PERALTA, Alonso2014-07-09T01:38:50Z<p>172.16.56.179: </p>
<hr />
<div>'''NÚÑEZ DE HARO Y PERALTA, Alonso(Villagarcía del Llano, 1729 – México, 1800) Arzobispo y virrey.''' <br />
<br />
Nació en Villagarcía del Llano, España el 13 de octubre de 1729, probablemente el 31 de octubre, aunque algunos fechan su nacimiento el 1° de noviembre; provenía de dos familias nobles: la Peralta de Alarcón, oriunda de Cuenca, y la Núñez de Chinchilla, oriunda de Albacete.<br />
<br />
Estudió en las universidades de Toledo y Bolonia. Fue rector, catedrático de escritura y doctor teólogo del colegio mayor de San Clemente y de la Universidad de Ávila. Hablaba varios idiomas: hebreo, griego, caldeo, latín, francés e italiano. “''Era hombre de clarísimo entendimiento, de elevada inteligencia''”<ref></ref>que pronto fue recomendado por S.S. Benedicto IV al arzobispo de Toledo donde fue canónigo; Fernando VI lo nombró su bibliotecario mayor y más tarde lo hizo canónigo de la catedral de Segovia. Fue también visitador general y administrador de la casa de huérfanos de Carlos III en esa misma ciudad.<br />
<br />
En 1771 fue nombrado arzobispo de México y el 12 de septiembre de 1772 tuvo lugar su consagración episcopal. Se hizo cargo de los hospitales de San Andrés y de San Juan de Dios y los mejoró; fundó el seminario de Tepozotlán, la Casa de Huérfanos y las Capuchinas de Guadalupe. Impulsó la terminación de la capilla del Pocito en la Villa de Guadalupe y las obras en la Catedral Metropolitana.<br />
<br />
Después de la muerte del cuadragésimo noveno virrey Bernardo de Gálvez, se le nombró virrey interino mediante la cédula real del 25 de febrero de 1787; tomó posesión el 8 de mayo de ese mismo año, cargo en el que duró unos cuantos meses, hasta el 16 de agosto cuando fue sustituido por Manuel Antonio Flores. Durante su administración fue encargado de llevar a cabo el proyecto del Jardín Botánico, propuesto por el Dr. Martín Sesé; reorganizó el Juzgado general de indios para llevar a término rápidamente las causas de los naturales y consolidó el establecimiento de las intendencias.<br />
<br />
Asimismo, el “''arzobispo-virrey fundó algunos hospitales y fue por extremo caritativo''”<ref></ref>en efecto, la el ejercicio de la caridad fue una de sus prioridades, la cual promovía también entre sus fieles, como quedó asentado en sus Sermones: “''Este (Dios) nos dice: «Dad á proporción de lo que os ha sido dado» Da secundum datum. Esto es, proporcionad vuestras limosnas con vuestras riquezas (…) Dad pues la limosna mientras que podéis aprovecharos de ella y os es más meritoria, esto es, durante la vida…Decidme, amados hijos míos, ¿os persuadís á que en la hora terrible sea la limosna de tanto consuelo para el moribundo como la que dio durante su vida?''”.<ref></ref>Le caracterizaba manejarse siempre con rectitud y fue condecorado con la gran cruz de Carlos III.<br />
<br />
Dejó escritos varios sermones que fueron impresos en Madrid por la Viuda de Ibarra en 1806: “''(…) en casi todos estos Sermones se ve un estilo claro, correcto, gravemente elegante i patético, a semejanza de los mismos clásicos. Como el Sr. Núñez de Haro había adquirido su formación literaria en Bolonia i había visitado a Roma, en una i otra ciudad había visto i aprendido la buena oratoria sagrada y la había traído a España i a México''”.<ref></ref><br />
<br />
Después de entregar el gobierno de la Nueva España regresó de lleno a sus funciones episcopales, continuando con su apoyo a instituciones de instrucción y caridad hasta su muerte, acontecida el 26 de mayo de 1800, a los 70 años de edad.<br />
<br />
=Obras=<br />
<br />
* ''Sermones escogidos, Pláticas espirituales y Pastorales.''<br />
<br />
=Notas= <br />
<br />
<br />
BIBLIOGRAFÍA<br />
<br />
“Núñez de Haro y Peralta, Alonso” en Enciclopedia de México. Tomo X, p. 5886.<br />
Rivera, Agustín. Principios críticos sobre el Virreinato de la Nueva España i sobre la Revolución e Independencia. Tomo II. Tipografía de Vicente Veloz, San Juan de los Lagos, 1887.<br />
Serrano del Tornel, Emilia Baronesa de Wilson. México y sus gobernantes de 1519 a 1910. Editora Nacional, México, 1958.<br />
<br />
SIGRID MARÍA LOUVIER NAVA</div>172.16.56.179https://dhial.org/diccionario/index.php?title=N%C3%9A%C3%91EZ_DE_HARO_Y_PERALTA,_Alonso&diff=5281NÚÑEZ DE HARO Y PERALTA, Alonso2014-07-09T01:34:43Z<p>172.16.56.179: Página creada con 'NÚÑEZ DE HARO Y PERALTA, ALONSO (Villagarcía del Llano, 1729 – México, 1800) Arzobispo y virrey. Nació en Villagarcía del Llano, España el 13 de octubre de 1729, proba…'</p>
<hr />
<div>NÚÑEZ DE HARO Y PERALTA, ALONSO (Villagarcía del Llano, 1729 – México, 1800) Arzobispo y virrey. <br />
Nació en Villagarcía del Llano, España el 13 de octubre de 1729, probablemente el 31 de octubre, aunque algunos fechan su nacimiento el 1° de noviembre; provenía de dos familias nobles: la Peralta de Alarcón, oriunda de Cuenca, y la Núñez de Chinchilla, oriunda de Albacete. <br />
Estudió en las universidades de Toledo y Bolonia. Fue rector, catedrático de escritura y doctor teólogo del colegio mayor de San Clemente y de la Universidad de Ávila. Hablaba varios idiomas: hebreo, griego, caldeo, latín, francés e italiano. “Era hombre de clarísimo entendimiento, de elevada inteligencia” que pronto fue recomendado por S.S. Benedicto IV al arzobispo de Toledo donde fue canónigo; Fernando VI lo nombró su bibliotecario mayor y más tarde lo hizo canónigo de la catedral de Segovia. Fue también visitador general y administrador de la casa de huérfanos de Carlos III en esa misma ciudad.<br />
En 1771 fue nombrado arzobispo de México y el 12 de septiembre de 1772 tuvo lugar su consagración episcopal. Se hizo cargo de los hospitales de San Andrés y de San Juan de Dios y los mejoró; fundó el seminario de Tepozotlán, la Casa de Huérfanos y las Capuchinas de Guadalupe. Impulsó la terminación de la capilla del Pocito en la Villa de Guadalupe y las obras en la Catedral Metropolitana.<br />
Después de la muerte del cuadragésimo noveno virrey Bernardo de Gálvez, se le nombró virrey interino mediante la cédula real del 25 de febrero de 1787; tomó posesión el 8 de mayo de ese mismo año, cargo en el que duró unos cuantos meses, hasta el 16 de agosto cuando fue sustituido por Manuel Antonio Flores. Durante su administración fue encargado de llevar a cabo el proyecto del Jardín Botánico, propuesto por el Dr. Martín Sesé; reorganizó el Juzgado general de indios para llevar a término rápidamente las causas de los naturales y consolidó el establecimiento de las intendencias. <br />
Asimismo, el “arzobispo-virrey fundó algunos hospitales y fue por extremo caritativo” ; en efecto, la el ejercicio de la caridad fue una de sus prioridades, la cual promovía también entre sus fieles, como quedó asentado en sus Sermones: “Este (Dios) nos dice: «Dad á proporción de lo que os ha sido dado» Da secundum datum. Esto es, proporcionad vuestras limosnas con vuestras riquezas (…) Dad pues la limosna mientras que podéis aprovecharos de ella y os es más meritoria, esto es, durante la vida…Decidme, amados hijos míos, ¿os persuadís á que en la hora terrible sea la limosna de tanto consuelo para el moribundo como la que dio durante su vida?”. Le caracterizaba manejarse siempre con rectitud y fue condecorado con la gran cruz de Carlos III. <br />
Dejó escritos varios sermones que fueron impresos en Madrid por la Viuda de Ibarra en 1806: “(…) en casi todos estos Sermones se ve un estilo claro, correcto, gravemente elegante i patético, a semejanza de los mismos clásicos. Como el Sr. Núñez de Haro había adquirido su formación literaria en Bolonia i había visitado a Roma, en una i otra ciudad había visto i aprendido la buena oratoria sagrada y la había traído a España i a México”. <br />
Después de entregar el gobierno de la Nueva España regresó de lleno a sus funciones episcopales, continuando con su apoyo a instituciones de instrucción y caridad hasta su muerte, acontecida el 26 de mayo de 1800, a los 70 años de edad.<br />
Obra(s): Sermones escogidos, Pláticas espirituales y Pastorales.<br />
NOTAS <br />
<br />
<br />
BIBLIOGRAFÍA<br />
<br />
“Núñez de Haro y Peralta, Alonso” en Enciclopedia de México. Tomo X, p. 5886.<br />
Rivera, Agustín. Principios críticos sobre el Virreinato de la Nueva España i sobre la Revolución e Independencia. Tomo II. Tipografía de Vicente Veloz, San Juan de los Lagos, 1887.<br />
Serrano del Tornel, Emilia Baronesa de Wilson. México y sus gobernantes de 1519 a 1910. Editora Nacional, México, 1958.<br />
<br />
SIGRID MARÍA LOUVIER NAVA</div>172.16.56.179https://dhial.org/diccionario/index.php?title=Glosario&diff=5280Glosario2014-07-09T01:34:19Z<p>172.16.56.179: /* N */</p>
<hr />
<div>El objetivo de este glosario es facilitar el acceso a una definición de los principales términos que utilizamos en Wikipedia y en otros proyectos de la Fundación Wikimedia. Si no encuentras algún término de uso específico en Wikipedia o sus proyectos, bien puedes incluirlo en la lista para que alguien lo describa o preguntarlo en la página de discusión.<br />
<br />
__NOTOC__<br />
{{Índice}}<br />
<br />
=== A ===<br />
<br />
'''[[ABAD Y QUEIPO, Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[ACADEMIA DE SAN CARLOS]]'''<br />
<br />
'''[[ACADEMIA NACIONAL DE MEDICINA DE MEXICO]]'''<br />
<br />
'''[[ACAMAPICHTLI]]'''<br />
<br />
'''[[ACOLMAN; Convento de San Agustín]]'''<br />
<br />
'''[[ACOSTA Zurita Darío]]'''<br />
<br />
'''[[ACTOPAN]]'''<br />
<br />
'''[[ACUÑA Y MANRIQUE, Juan]]'''<br />
<br />
'''[[ADAME Rosales, San Román]]'''<br />
<br />
'''[[ADORATRICES PERPETUAS; de Santa María de Guadalupe]]'''<br />
<br />
'''[[ÁGREDA María de Jesús]]'''<br />
<br />
'''[[AGUASCALIENTES]]'''<br />
<br />
'''[[AGUIAR Y SEIJAS, Francisco de]]'''<br />
<br />
'''[[AGUILAR ALEMÁN, San Rodrigo]]'''<br />
<br />
'''[[AGUIRRE Moctezuma, Rafael ]]'''<br />
<br />
'''[[AGUSTINOS]]'''<br />
<br />
'''[[ALAMÁN Y ESCALADA, Lucas]]'''<br />
<br />
'''[[ALARCÓN Y SÁNCHEZ DE LA BARQUERA, Próspero María]]'''<br />
<br />
'''[[ÁLBUM DE LA CORONACIÓN de la Santísima Virgen de Guadalupe]]'''<br />
<br />
'''[[ALCALDE Y BARRIGA, Antonio]]'''<br />
<br />
'''[[ALDAY Y ASPEE, De Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[ALEGRE, Francisco Javier]]'''<br />
<br />
'''[[ALFARO, Luis Felipe Neri de]]'''<br />
<br />
'''[[ALTAMIRANO, Basilio Ignacio Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[ALVA IXTLILXÓCHITL, Fernando de]]'''<br />
<br />
'''[[ALVARADO, Pedro de]]'''<br />
<br />
'''[[ALVARADO, Tezozómoc Fernando]]'''<br />
<br />
'''[[ÁLVAREZ HERRERA, Bernardino]]'''<br />
<br />
'''[[ÁLVAREZ MENDOZA, San Julio]]'''<br />
<br />
'''[[AMÉRICA LATINA: El Término]]'''<br />
<br />
'''[[ANÁHUAC]]'''<br />
<br />
'''[[ANALES ANTIGUOS de México y sus contornos]]'''<br />
<br />
'''[[ÁNGEL; a los pies de la Guadalupana]]'''<br />
<br />
'''[[ANTUÑANO, Esteban de]]'''<br />
<br />
'''[[APARICIO, Sebastián de]]'''<br />
<br />
'''[[ARABESCO; estilo artístico]]'''<br />
<br />
'''[[ARANEDA BRAVO, Fidel]]'''<br />
<br />
'''[[ARCHIVO HISTÓRICO DEL ARZOBISPADO DE MÉXICO]]'''<br />
<br />
'''[[ARCHIVOS Y BIBLIOTECAS ECLESIASTICAS EN CHILE]]'''<br />
<br />
'''[[ÁRCIGA Y RUIZ DE CHÁVEZ, José Ignacio]]'''<br />
<br />
'''[[ARENAS Pedro De]]'''<br />
<br />
'''[[ARRANGOIZ Y BERZÁBAL, Francisco de Paula]]'''<br />
<br />
'''[[ARTE PLUMARIO]]'''<br />
<br />
'''[[ARTE SACRO EN AMÉRICA Y CHILE]]'''<br />
<br />
'''[[ARTE Y PENSAMIENTO EN IBEROAMÉRICA]]'''<br />
<br />
'''[[ARTESANÍAS MEXICANAS, en la liturgia]]'''<br />
<br />
'''[[ARTIGAS, José Gervasio]]'''<br />
<br />
'''[[ASOCIACIÓN URUGUAYA DE EDUCACIÓN CATÓLICA]]'''<br />
<br />
'''[[ÁVILA CAMACHO, Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[AYORA, Fray Juan de]]'''<br />
<br />
'''[[AZNAR Barbachano, Tomás]]'''<br />
<br />
'''[[AZTECAS]]'''<br />
<br />
=== B ===<br />
<br />
'''[[BANEGAS GALVÁN, Francisco]]'''<br />
<br />
'''[[BARROCO INDIANO]]'''<br />
<br />
'''[[BARTOLACHE y Díaz Posada, José Ignacio]]'''<br />
<br />
'''[[BASALENQUE, Fray Diego de]]'''<br />
<br />
'''[[BASASIO Arnaldo fray ]]'''<br />
<br />
'''[[BASÍLICA DE GUADALUPE]]'''<br />
<br />
'''[[BATIS SÁINZ, San Luis]]'''<br />
<br />
'''[[BECERRA TANCO, Luís]]'''<br />
<br />
'''[[BELAUNZARÁN Y UREÑA, José María de Jesús]]'''<br />
<br />
'''[[BENAVENTE (MOTOLINIA), Fray Toribio de]]'''<br />
<br />
'''[[BENZONI, Girolamo]]'''<br />
<br />
'''[[BETANZOS, Fray Domingo de]]'''<br />
<br />
'''[[BETLEMITAS; orden religiosa]]'''<br />
<br />
'''[[BIENVENIDA, Fray Lorenzo de.]]'''<br />
<br />
'''[[BITTI, Bernardo]]'''<br />
<br />
'''[[BORDONE Benedetto]]'''<br />
<br />
'''[[BOTERO Giovanni]]'''<br />
<br />
'''[[BOTURINI BENADUCCI, Lorenzo]]'''<br />
<br />
'''[[BRAVO Ugarte, José S.J.]]'''<br />
<br />
'''[[BUCARELI Y URSÚA, Antonio María de]]'''<br />
<br />
'''[[BULA]]'''<br />
<br />
'''[[BULAS ALEJANDRINAS]]'''<br />
<br />
'''[[BURRUS, Ernest Joseph]]'''<br />
<br />
'''[[BUSTAMANTE, fray Francisco de]]'''<br />
<br />
=== C ===<br />
<br />
'''[[CABILDO ECLESIÁSTICO DE MÉXICO; sus actas capitulares]]'''<br />
<br />
'''[[CABRERA, Miguel]]'''<br />
<br />
'''[[CACES DE BROWN, Isabel]]'''<br />
<br />
'''[[CALDERÓN DE LA BARCA, Erskine Frances, Marquesa de]]'''<br />
<br />
'''[[CALENDARIO AZTECA]]'''<br />
<br />
'''[[CALENDARIOS INDÍGENAS MEXICAS]]'''<br />
<br />
'''[[CALIFORNIA; Misiones]]'''<br />
<br />
'''[[CALLES, Plutarco Elías]]'''<br />
<br />
'''[[CALMECAC]]'''<br />
<br />
'''[[CALOCA CORTÉS, San Agustín]]'''<br />
<br />
'''[[CALPAN, Convento de]]'''<br />
<br />
'''[[CAMPECHE. Capital del Estado mexicano del mismo nombre]]''' <br />
<br />
'''[[CAÑAS COVARRUBIAS, José Domingo]]'''<br />
<br />
'''[[CAÑAS Y CALVO, Blas]]'''<br />
<br />
'''[[CARRASCO y Saavedra, Bernardo]]'''<br />
<br />
'''[[CASAL, Julio J.]]'''<br />
<br />
'''[[CASAL Muñoz, Marynés]]'''<br />
<br />
'''[[CASANOVA CASANOVA, Mariano]]'''<br />
<br />
'''[[CASTELLANOS Y CASTELLANOS, Leonardo]]'''<br />
<br />
'''[[CATALÁ Y GUASCH, FRAY MAGÍN]]'''<br />
<br />
'''[[CATECISMOS en México]]'''<br />
<br />
'''[[CATEDRAL DE MÉXICO]]'''<br />
<br />
'''[[CATOLICISMO y cultura en el nuevo mundo]]'''<br />
<br />
'''[[CATOLICISMO LIBERAL en Chile]]''' <br />
<br />
'''[[CERVANTES de Salazar Francisco]]'''<br />
<br />
'''[[CHALMA; Santuario del Señor de]]'''<br />
<br />
'''[[CHAVEZ Jerónimo de]]'''<br />
<br />
'''[[CHIAPA DE CORZO]]'''<br />
<br />
'''[[CHICHIMECA]]'''<br />
<br />
'''[[CHILE; Diócesis creadas en el siglo XX]]'''<br />
<br />
'''[[CHILE; Financiamiento de la iglesia]]'''<br />
<br />
'''[[CHILE; Órdenes y Congregaciones Religiosas]]'''<br />
<br />
'''[[CHILE; Recepción de las encíclicas sociales]]'''<br />
<br />
'''[[CHILE: SÍNODOS DIOCESANOS Y CONCILIOS PROVINCIALES]]'''<br />
<br />
'''[[CHOLULA]]'''<br />
<br />
'''[[CHOLULA. Arte Virreinal]]'''<br />
<br />
'''[[CIHUACÓATL; Deidad femenina de la mitología azteca]]'''<br />
<br />
'''[[CISNEROS, Diego]]'''<br />
<br />
'''[[CIUDAD RODRIGO, Fray Antonio de.]]'''<br />
<br />
'''[[CLAVIJERO, Francisco Javier]]'''<br />
<br />
'''[[CÓDICE FLORENTINO]]'''<br />
<br />
'''[[CÓDICE OSUNA]]'''<br />
<br />
'''[[CÓDICES precolombinos]]'''<br />
<br />
'''[[CÓDICE VATICANO B]]'''<br />
<br />
'''[[COFRADÍAS EN CHILE]]'''<br />
<br />
'''[[COLEGIOS APOSTÓLICOS de Propaganda Fide]]'''<br />
<br />
'''[[COLEGIO VIZCAÍNAS]]'''<br />
<br />
'''[[COLÓN, Cristóbal]]'''<br />
<br />
'''[[COMPLEJO Tupí-Guaraní]]'''<br />
<br />
'''[[CONCEPCIÓN, DIÓCESIS DE]]'''<br />
<br />
'''[[CONCHA, Andrés de]]'''<br />
<br />
'''[[CONCILIO PLENARIO LATINOAMERICANO DE 1899]]'''<br />
<br />
'''[[CONCILIOS Y SINODOS LATINOAMERICANOS.]]'''<br />
<br />
'''[[CONQUISTA DE MÉXICO ]]'''<br />
<br />
'''[[CORREA MAGALLANES, San Mateo]]'''<br />
<br />
'''[[CORTÉS, Hernán]]'''<br />
<br />
'''[[CORUÑA AGUSTÍN]]'''<br />
<br />
'''[[COSÍO VILLEGAS, Daniel]]'''<br />
<br />
'''[[CRISTIADA ]]'''<br />
<br />
'''[[CRUZ ALVARADO, San Atilano]]'''<br />
<br />
'''[[CUAUHTÉMOC]]'''<br />
<br />
'''[[CUAUTITLÁN; Convento franciscano y Juan Diego Cuahutlatoatzin]]'''<br />
<br />
'''[[CUEVAS, Mariano]]'''<br />
<br />
=== D ===<br />
<br />
'''[[D'ANANIA, GIOVANNI LORENZO]]'''<br />
<br />
'''[[DE BRY, Theodor]]'''<br />
<br />
'''[[DEFENSA DEL INDÍGENA]]'''<br />
<br />
'''[[DESCUBRIMIENTO DEL NUEVO MUNDO: Mentalidades culturales en el Mundo Europeo en la vigilia de 1492]]'''<br />
<br />
'''[[DEZA, Diego de]]'''<br />
<br />
'''[[DÍAZ DEL CASTILLO, Bernal]]'''<br />
<br />
'''[[DOCUMENTOS DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL DE CHILE]]'''<br />
<br />
'''[[DOMINICOS en la Nueva España]]'''<br />
<br />
'''[[DONOSO VIVANCO, Justo Pastor]]'''<br />
<br />
'''[[DU ROUSIER, Ana]]'''<br />
<br />
=== E ===<br />
<br />
'''[[EDUCACIÓN EN AMÉRICA LATINA]]'''<br />
<br />
'''[[EGUIARA Y EGUREN, Juan José de]]'''<br />
<br />
'''[[ELÍZAGA PRADO, José Mariano]]'''<br />
<br />
'''[[ERMITA DEL TEPEYAC]]'''<br />
<br />
'''[[ERRÁZURIZ VALDIVIESO, Crescente]]'''<br />
<br />
'''[[ESCALANTE y Escalante, Alonso M]]'''<br />
<br />
'''[[ESCUDERO ESCUDERO, Alfonso María]]'''<br />
<br />
'''[[ESPAÑA; la sociedad española en la época de los descubrimientos]]'''<br />
<br />
'''[[ESQUEDA RAMÍREZ, San Pedro]]'''<br />
<br />
'''[[EVANGELIZACIÓN; su impacto en un nuevo mundo]]'''<br />
<br />
'''[[EVANGELIZACIÓN DE AMÉRICA LATINA; los primeros evangelizadores y sus métodos]]'''<br />
<br />
'''[[EYZAGUIRRE PORTALES, José Ignacio Víctor]]'''<br />
<br />
=== F ===<br />
<br />
<br />
'''[[FERNÁNDEZ CONCHA, Domingo]]'''<br />
<br />
'''[[FERNÁNDEZ CONCHA, Josefa]]'''<br />
<br />
'''[[FERNÁNDEZ CONCHA, Rosa]]'''<br />
<br />
'''[[FERNÁNDEZ DE URIBE y Casarejos José]]'''<br />
<br />
'''[[FERRI Alfonso]]'''<br />
<br />
'''[[FILOSOFÍA Náhuatl]]'''<br />
<br />
'''[[FLOR Y CANTO DEL NACIMIENTO DEL NUEVO MÉXICO]]'''<br />
<br />
'''[[FLORES, Ana]]'''<br />
<br />
'''[[FLORES GARCÍA, San Margarito]]'''<br />
<br />
'''[[FLORES y Troncoso, Francisco de Asís]]'''<br />
<br />
'''[[FLORES VARELA, San José Isabel]]'''<br />
<br />
'''[[FRACASTORO, Girolamo]]'''<br />
<br />
'''[[FRANCISCANOS en el Nuevo Mundo]]'''<br />
<br />
'''[[FUEROS]]'''<br />
<br />
=== G ===<br />
<br />
'''[[GACETA OFICIAL del Arzobispado de México 1897-2011]]'''<br />
<br />
'''[[GALVÁN BERMÚDEZ, San David]]'''<br />
<br />
'''[[GANTE, Pedro de]]'''<br />
<br />
'''[[GARCÉS, FRAY JULIÁN]]''' <br />
<br />
'''[[GARCÍA ACOSTA, Andrés]]'''<br />
<br />
'''[[GARCÍA DE LA HUERTA, Tadea]]'''<br />
<br />
'''[[GARCÍA ICAZBALCETA Joaquín]]'''<br />
<br />
'''[[GARIBAY y Kintana, Ángel María]]'''<br />
<br />
'''[[GERSON, Juan]]'''<br />
<br />
'''[[GILLOW Y ZAVALZA, Eulogio Gregorio]]'''<br />
<br />
'''[[GIUSTINIANI Agustín]]'''<br />
<br />
'''[[GLAREANUS, Henricus]]'''<br />
<br />
'''[[GÓMEZ DE PORTUGAL Y SOLÍS, Juan Cayetano]]'''<br />
<br />
'''[[GÓMEZ Loza, Miguel]]'''<br />
<br />
'''[[GONZAGA Francesco]]'''<br />
<br />
'''[[GONZÁLEZ, Juan]]'''<br />
<br />
'''[[GONZÁLEZ DE MARMOLEJO, Rodrigo]]'''<br />
<br />
'''[[GONZÁLEZ FLORES, Anacleto]]'''<br />
<br />
'''[[GONZÁLEZ OBREGÓN, Luis]]'''<br />
<br />
'''[[GONZÁLEZ VALENCIA, José María]]'''<br />
<br />
'''[[GREMIO]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Acontecimiento Guadalupano]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Antiaparicionismo]]''' <br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Antigüedad del culto]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Añadidos y retoques a la imagen]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Aprobación implícita]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Atentado contra la Imagen]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Bibliografía general]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Descubrimientos arqueológicos en Estados Unidos]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; El Acontecimiento Guadalupano e Inculturación]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; el problema de los "silencios"]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; El Santuario, su Culto y la Plaza Mariana]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE;en la independencia de México]]'''<br />
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'''[[GUADALUPE; Fuentes españolas]]'''<br />
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'''[[GUADALUPE; Fuentes indígenas]]'''<br />
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'''[[GUADALUPE; fuentes mestizas o indo-hispanas]]'''<br />
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'''[[GUADALUPE; Informaciones jurídicas de 1666]]'''<br />
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'''[[GUADALUPE; Informe sobre aspectos de conservación y restauración de la imagen original]]'''<br />
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'''[[GUADALUPE; La hipótesis de imágenes en sus ojos]]'''<br />
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'''[[GUADALUPE; La Virgen María y Juan Diego.]]'''<br />
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'''[[GUADALUPE; Misterio de los ojos en la pintura]]'''<br />
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'''[[GUADALUPE; Raíz del mundo católico iberoamericano]]'''<br />
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'''[[GUERRERO, Gonzalo]]'''<br />
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'''[[GUZMÁN LECAROZ, Joseph Francisco Xavier Miguel ]]'''<br />
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'''[[GUANAJUATO; Arte Virreinal]]'''<br />
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'''[[GUIZAR Y VALENCIA, San Rafael]]'''<br />
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=== H ===<br />
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'''[[HABSBURGO, Maximiliano de]]'''<br />
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'''[[HIDALGO Y COSTILLA GALLAGA, Miguel]]'''<br />
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'''[[HIJAR Y MENDOZA, Martín Alonso ]]'''<br />
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'''[[HOSPITAL DEL AMOR DE DIOS]]'''<br />
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'''[[HOSPITALES Y HOSPICIOS DE LA NUEVA ESPAÑA]]'''<br />
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'''[[HUEI TLAMAHUIZOLTICA]]'''<br />
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'''[[HUEJOTZINGO]]'''<br />
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'''[[HUERTA GUTIÉRREZ, Ezequiel y Salvador]]'''<br />
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'''[[HUITZILOPOCHTLI]]'''<br />
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'''[[HUTTEN, Ulrich Von]]'''<br />
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=== I ===<br />
'''[[IBARRA Y GONZÁLEZ, José Ramón]]''' <br />
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'''[[IGLESIA ANTIGUA de los indios en el Tepeyac.]]'''<br />
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'''[[IGLESIA Y LIBERARISMO EN LATINOAMERICA]]'''<br />
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'''[[INDEPENDENCIAS HISPANOAMERICANAS. EL CASO DE MÉXICO.]]'''<br />
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'''[[INDIOS pueblo]]'''<br />
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'''[[ITURBIDE, Agustín de]]'''<br />
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'''[[ITZCÓATL]]'''<br />
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=== J ===<br />
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'''[[JESUITAS (Compañia de Jesús)]]'''<br />
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'''[[JUAN DIEGO CUAUHTLATOATZIN]]'''<br />
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'''[[JUAN DIEGO CUAUHTLATOATZIN; Descendientes]]'''<br />
<br />
'''[[JUAN DIEGO CUAUHTLATOATZIN; procesos de beatificación y de canonización]]'''<br />
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'''[[JUÁREZ GARCÍA, Benito]]'''<br />
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=== K ===<br />
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'''[[KINO, Eusebio Francisco]]'''<br />
<br />
'''[[KUBLER, George Alexander ]]'''<br />
<br />
=== L ===<br />
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'''[[LABASTIDA Y DÁVALOS, Pelagio Antonio]]'''<br />
<br />
'''[[LA CRUZ, SOR JUANA INÉS DE]]'''<br />
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'''[[LACUNZA Y DÍAZ, Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[LAICISMO en chile]]'''<br />
<br />
'''[[LAMAS, José Benito]]'''<br />
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'''[[LARRAÍN ERRÁZURIZ, Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[LARROBLA, Juan Francisco]]'''<br />
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'''[[LAS CASAS, Fray Bartolomé de]]'''<br />
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'''[[LAS CASAS, Fray Bartolomé de; ¿anti-negro?]]'''<br />
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'''[[LEDESMA, Bartolomé de]]'''<br />
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'''[[LEÓN CALDERÓN, Nicolás]]'''<br />
<br />
'''[[LEVINUS APOLLONIUS]]'''<br />
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'''[[LIBERALES Y CONSERVADORES; su posición frente a la Iglesia en México]]'''<br />
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'''[[LICEO de Estudios Universitarios (LEU)]]'''<br />
<br />
'''[[LIZÁRRAGA, DE Reginaldo]]'''<br />
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'''[[LÓPEZ DE GÓMARA, Francisco]]'''<br />
<br />
'''[[LÓPEZ DE HERRERA, Fray Alonso ]]'''<br />
<br />
'''[[LÓPEZ DE SANTA ANNA, Antonio]]'''<br />
<br />
'''[[LÓPEZ, Gregorio]]'''<br />
<br />
'''[[LOS ANDES, Santa Teresa de Jesús De]]'''<br />
<br />
'''[[LUMNIUS IOANNES Fredericus]]'''<br />
<br />
=== M ===<br />
<br />
'''[[MAGALLANES JARA, San Cristóbal]]'''<br />
<br />
'''[[MAGAÑA SERVÍN, Luis ]]'''<br />
<br />
'''[[MALDONADO MELÉNDEZ, San Pedro]]'''<br />
<br />
'''[[MALINCHE; Tenépatl (Doña Marina)]]'''<br />
<br />
'''[[MANRÍQUEZ Y ZÁRATE, José de Jesús]]'''<br />
<br />
'''[[MARGIL DE JESÚS, Fray Antonio]]'''<br />
<br />
'''[[MARTÍN Juana]]'''<br />
<br />
'''[[MÁRTIR DE ANGLERÍA, Pedro]]'''<br />
<br />
'''[[MÁRTIRES DE SAHUAYO]]'''<br />
<br />
'''[[MÁRTIRES DE SAN JOAQUÍN]]'''<br />
<br />
'''[[MÁRTIRES MEXICANOS EN JAPÓN (1597, 1627 Y 1632)]]'''<br />
<br />
'''[[MARTIRIO Cristiano]]'''<br />
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'''[[MARTIROLOGIO MEXICANO ( 1914- 1940)]]'''<br />
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'''[[MATRIMONIO EN CHILE]]'''<br />
<br />
'''[[MEDELLÍN, Diego De]]'''<br />
<br />
'''[[MEDINA, PEDRO DE]]'''<br />
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'''[[MEERMAN Arnould OFM]]''' <br />
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'''[[MÉNDEZ MONTOYA, San Jesús]]'''<br />
<br />
'''[[MENDIETA, Fray Gerónimo de]]'''<br />
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'''[[MENDOZA Y PACHECO, Antonio de]]'''<br />
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'''[[MERCATOR, Gerard]]'''<br />
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'''[[MÉXICO; Constitución de 1917; artículos antirreligiosos.]]'''<br />
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'''[[MÉXICO; Educación desde la Revolución de 1910]]'''<br />
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'''[[MÉXICO. Evangelización]]'''<br />
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'''[[MÉXICO. Planes Políticos en los siglos XIX y XX]]'''<br />
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'''[[MÉXICO. Partido Católico Nacional.]]'''<br />
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'''[[MÉXICO. Reforma, Guerra y Leyes de]]'''<br />
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'''[[MÉXICO; Universidades y Colegios Mayores]]'''<br />
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'''[[MINA, Francisco Javier]]'''<br />
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'''[[MISIONES jesuíticas en Paraguay y Río de la Plata s. XVII y XVIII]]'''<br />
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'''[[MOCTEZUMA XOCOYOTZIN]]'''<br />
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'''[[MODUS VIVENDI en México (1929-1992)]]'''<br />
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'''[[MOLINA, Juan Ignacio]]'''<br />
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'''[[MONARDES, Nicolás]]'''<br />
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'''[[MONCAYO GARCÍA, José Pablo]]'''<br />
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'''[[MONJAS, MUJERES y Conventos en el Nuevo Mundo]]'''<br />
<br />
'''[[MONUMENTA CARTOGRÁFICA VATICANA]]'''<br />
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'''[[MORA Y DE LA MORA, San Miguel de la]]'''<br />
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<br />
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<br />
'''[[MOYA Y VALENZUELA]]'''<br />
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<br />
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<br />
'''[[MUJER en Uruguay]]'''<br />
<br />
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<br />
'''[[MUÑOZ CAMARGO, Diego]]'''<br />
<br />
'''[[MUÑOZ, Juan Bautista]]'''<br />
<br />
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<br />
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=== N ===<br />
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'''[[NERVO, Amado]]'''<br />
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'''[[NÚÑEZ DE HARO Y PERALTA, Alonso]]'''<br />
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=== O ===<br />
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<br />
'''[[O´GORMAN, Edmundo]]'''<br />
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=== P ===<br />
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<br />
'''[[PALOMAR Y VIZCARRA, Miguel]]''' <br />
<br />
'''[[PANÉ,Ramón]]'''<br />
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<br />
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<br />
'''[[PEÑAFIEL Barranco, Antonio]]'''<br />
<br />
'''[[PEREGRINACIONES AL TEPEYAC]]'''<br />
<br />
'''[[PEREYRA, Gómez Carlos ]]'''<br />
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'''[[PERSECUCIÓN Y MARTIRIO EN TABASCO]]'''<br />
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'''[[PERSECUCIONES Y MARTIRIOS EN EL SIGLO XX]]'''<br />
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'''[[POLÍTICA y RELIGIÓN en los proyectos insurgentes y realistas de la independencia de Nueva España]]'''<br />
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'''[[POMAR, Juan Bautista]]'''<br />
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'''[[PORFIRISMO]]'''<br />
<br />
'''[[POSSEVINO Antonio, SJ]]'''<br />
<br />
'''[[PRO, Miguel Agustín]]'''<br />
<br />
'''[[PUEBLA DE LOS ÁNGELES; Arte Virreinal]]'''<br />
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'''[[PUEBLA DE LOS ÁNGELES; Ciudad ]]'''<br />
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'''[[PUEBLA; Tercera Conferencia del CELAM (1979)]]'''<br />
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=== Q ===<br />
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'''[[QUERÉTARO, Arte Virreinal]]'''<br />
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'''[[QUETZALCÓATL]]'''<br />
<br />
'''[[QUINTO SOL (La cosmogonía azteca)]]'''<br />
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=== R ===<br />
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'''[[RAMÍREZ, FRAY JUAN]]'''<br />
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=== S ===<br />
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<br />
'''[[SAN JUAN DE ULÚA. Castillo-Fortaleza]]'''<br />
<br />
'''[[SAN LUIS POTOSÍ; Arte Virreinal]]'''<br />
<br />
'''[[SAN MIGUEL DE ALLENDE; Arte Virreinal]]'''<br />
<br />
'''[[SANTUARIO NACIONAL DE LA GRUTA DE LOURDES]]'''<br />
<br />
'''[[SANTUARIO NACIONAL DE LA VIRGEN DEL VERDÚN]]'''<br />
<br />
'''[[SANTUARIO POPULAR DE SAN CONO]]'''<br />
<br />
'''[[SERMONES GUADALUPANOS en la formación de la identidad mexicana]]'''<br />
<br />
'''[[SERRA, Fray Junípero]]''' <br />
<br />
'''[[SIERRA MÉNDEZ, Justo ]]'''<br />
<br />
'''[[SIGÜENZA Y GÓNGORA, Carlos]]'''<br />
<br />
'''[[SILVANO Bernardo]]'''<br />
<br />
'''[[SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA ECLESIÁSTICA]]'''<br />
<br />
'''[[SOTO, Domingo de]]'''<br />
<br />
'''[[SOTO, Fray Francisco de]]''' <br />
<br />
'''[[SPAGNOLI Battista]]'''<br />
<br />
'''[[SUÁREZ, Sor Úrsula ]]'''<br />
<br />
=== T ===<br />
<br />
'''[[TAPIA, Andrés de]]'''<br />
<br />
'''[[TELPOCHCALLI]]'''<br />
<br />
'''[[TENOCHTITLAN; Capital del pueblo Azteca]]'''<br />
<br />
'''[[TEOTIHUACÁN]]'''<br />
<br />
'''[[TEPEACA]]'''<br />
<br />
'''[[TEPEYAC]]'''<br />
<br />
'''[[TERESA DE MIER Y NORIEGA, Servando]]'''<br />
<br />
'''[[TEXAS]]'''<br />
<br />
'''[[TEXCOCO]]'''<br />
<br />
'''[[TEZCATLIPOCA; Deidad azteca]]'''<br />
<br />
'''[[TILMA GUADALUPANA]]'''<br />
<br />
'''[[TLAXCALTECAS]]'''<br />
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'''[[TOLTECAS]]'''<br />
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'''[[TONÁNTZIN (Cihuacóatl o Centeótl) ]]'''<br />
<br />
'''[[TORQUEMADA, FRAY JUAN DE]]'''<br />
<br />
'''[[TOTONACAS]]'''<br />
<br />
'''[[TOUSSAINT Y RITTER, Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[TRATADO DE ALCAZOVAS-TOLEDO ]]'''<br />
<br />
'''[[TULPETLAC]]'''<br />
<br />
=== U ===<br />
<br />
'''[[UBIARCO Robles, San Tranquilino]]'''<br />
<br />
'''[[ULTRAMONTANISMO EN CHILE]]'''<br />
<br />
'''[[UNIVERSIDAD DE MÉXICO REAL Y PONTIFICIA]]'''<br />
<br />
'''[[UPPSALA; Mapa de]]'''<br />
<br />
'''[[URIBE VELASCO, San David]]'''<br />
<br />
'''[[URUGUAY; Los “curas constituyentes”]]'''<br />
<br />
'''[[URUGUAY; Música folklórica]]'''<br />
<br />
'''[[URUGUAY; Música sacra]]'''<br />
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<br />
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'''[[URUGUAY; Rebeliones indígenas]]'''<br />
<br />
'''[[URUGUAY; Santoral]]'''<br />
<br />
=== V ===<br />
<br />
'''[[VAÏSSE, Emilio (Omer Emeth)]]'''<br />
<br />
'''[[VALADÉS, Fray Diego de]]'''<br />
<br />
'''[[VALDÉS OSSA, Elisa ]]'''<br />
<br />
'''[[VALDIVIESO, Rafael Valentín]]'''<br />
<br />
'''[[VALENCIA, Fray Martín de]]''' <br />
<br />
'''[[VALERIANO, Antonio]]'''<br />
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'''[[VALVERDE Téllez Emeterio]]'''<br />
<br />
'''[[VARELA Félix; Vida y Obra]]'''<br />
<br />
'''[[VARELA Félix; Proceso de beatificación; Parte 1]]'''<br />
<br />
'''[[VARELA Félix; Proceso de beatificación; Parte 2]]'''<br />
<br />
'''[[VARGAS GONZÁLEZ, Jorge y Ramón]]'''<br />
<br />
'''[[VASCONCELOS CALDERÓN, José]]'''<br />
<br />
'''[[VELASCO Y RUIZ DE ALARCÓN, Luis de]]'''<br />
<br />
'''[[VELAZQUEZ RODRÍGUEZ, Primo Feliciano]]'''<br />
<br />
'''[[VERACRUZ, Fray Alonso de la]]'''<br />
<br />
'''[[VIAJES DE JUAN PABLO II A MÉXICO]]''' <br />
<br />
'''[[VICUÑA LARRAÍN, Manuel ]]'''<br />
<br />
'''[[VILASECA AGUILERA, José María]]'''<br />
<br />
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<br />
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'''[[VILLANUEVA, Tomás de, O.S.A]]'''<br />
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'''[[VILLARROEL, Gaspar de]]'''<br />
<br />
'''[[VIRUELA]]'''<br />
<br />
'''[[VIVES SOLAR, Fernando ]]'''<br />
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=== W ===<br />
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=== X ===<br />
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'''[[XOCHIMILCO]]'''<br />
<br />
=== Y ===<br />
<br />
'''[[YERMO Y PARRES, SAN JOSÉ MARÍA DE]]'''<br />
<br />
'''[[YUCATÁN EN EL TIEMPO. Enciclopedia Alfabética]]'''<br />
<br />
=== Z ===<br />
<br />
'''[[ZAPATA SALAZAR, Emiliano]]'''<br />
<br />
'''[[ZARCO, Francisco.]]'''<br />
<br />
'''[[ZAVALA SÁENZ, Lorenzo de]]'''<br />
<br />
'''[[ZORITA Alonso de]]'''<br />
<br />
'''[[ZORRILLA DE SAN MARTÍN, Juan]]'''<br />
<br />
'''[[ZUMÁRRAGA, Fray Juan de]]'''</div>172.16.56.179https://dhial.org/diccionario/index.php?title=BELAUNZAR%C3%81N_Y_URE%C3%91A,_Jos%C3%A9_Mar%C3%ADa_de_Jes%C3%BAs&diff=5217BELAUNZARÁN Y UREÑA, José María de Jesús2014-06-16T21:57:38Z<p>172.16.56.179: </p>
<hr />
<div>'''BELAUNZARÁN Y UREÑA, José María de Jesús (Ciudad de México, 1772; Ciudad de México, 1857) Obispo, Religioso.'''<br />
<br />
Nació en la ciudad de México el 31 de enero de 1772; fueron sus padres Juan Bautista Belaunzarán y María Dominga Ureña. Realizó sus estudios en el Colegio de San Nicolás en Valladolid (hoy Morelia). Recibió el hábito de los franciscanos descalzos en 1789, y el presbiterado en 1796. En septiembre de 1810, cuando dio inicio el movimiento de Independencia encabezado por el Cura Miguel Hidalgo, José María Belaunzarán era Ministro de Terceros en Guanajuato, ciudad que cayó en poder de los insurgentes el 28 de septiembre, asesinando cruelmente a todos los defensores de la Alhóndiga de Granaditas.<ref>Alamán p. 116</ref><br />
<br />
El 26 de noviembre los realistas retomaron Guanajuato y en venganza por la matanza realizada por los insurgentes en septiembre, el comandante realista Conde de la Cadena, Manuel Flon, dio la orden de degüello de todos los prisioneros insurgentes en su poder. Para interceder por ellos, Belaunzarán se entrevistó con el Conde y con el general Calleja, logrando convencerlos de retractarse de su cruel orden. Durante varios meses Belaunzarán quedó a cargo de la Parroquia de Guanajuato.<br />
<br />
Al consumar Agustín de Iturbide la Independencia de México en septiembre de 1821, la Junta Inter-diocesana declaró que “por la Independencia del Imperio cesó el uso del Patronato (…) que para que lo haya en el Supremo Gobierno del Imperio sin peligro de nulidad en los actos, es necesario esperar igual concesión de la misma Santa Sede”.<ref>Orozco Farías, documento 2, p.37</ref>Las presiones y amenazas del rey Fernando VII sobre la Santa Sede impidieron que Roma nombrara sustitutos a los obispos regalistas que regresaron a España al momento de la independencia, o bien a aquellos que fueron muriendo. El caso fue que “para el año de 1829 no había ni un solo obispo en la República mexicana”<ref>Ibídem, p.36</ref>. En febrero de 1831 S.S. Gregorio XVI decide desafiar a Fernando VII (que amenazaba separar de Roma a la Iglesia española) y nombra seis obispos para México; uno de ellos era José María Belaunzarán, sexto Obispo de Linares (Monterrey), quien fue consagrado el 17 de julio de ese mismo año. Fernando VII no cumplió su amenaza, aunque sí expulsó de Madrid al Nuncio. En 1833, mediante el intento de establecer un “neo-patronato unilateral”, Valentín Gómez Farías daba inicio a la persecución de la Iglesia en México.<br />
<br />
Las reformas que Gómez Farías pretendió realizar en la Iglesia mexicana encontraron la fuerte oposición de Monseñor Belaunzarán quien escribía el 8 de marzo de 1834 al Congreso su Estado: “''…Los magistrados civiles, que son los que presiden y gobiernan civilmente, en lo que es puramente temporal, las repúblicas y todos los reinos, reciben su autoridad de los pueblos, para regirlos y gobernarlos nada más que temporalmente; pero jamás se les concede por éstos autoridad alguna espiritual. Son muy distintas las dos potestades y jamás se han podido equivocar en sus funciones, sino después que la depravación Jansenística ha introducido estas intolerables competencias. La Iglesia no la fundaron los emperadores, ni los reyes, ni los gobernadores, ni los congresos; la fundó sólo el Hijo de Dios, y la trajo desde el cielo y del seno del Padre, de quien procede por generación eterna (…) Él sólo la adquirió, no con precios corruptibles de oro y plata, como dice San Pedro: la adquirió con su preciosísima Sangre, y la fundó sin haber tomado dictamen, ni parecer, ni consejo a los reyes de la tierra; y sin contar con ellos para nada, manda a sus Apóstoles autorizados ya por Él mismo..''”<ref>Ibídem, documento 5, p. 69</ref>La respuesta del gobierno fue decretar su inmediata expulsión del país, pero la proclamación del “Plan de Cuernavaca” contra Gómez Farías impidió que esa disposición se llevara a cabo.<br />
<br />
El general Antonio López de Santa Anna le otorgó la condecoración de la Orden de Guadalupe. Como Obispo consagró el templo de La Inmaculada Concepción para que fuera la Catedral de su diócesis. En 1839 pidió al papa Gregorio XVI le relevara como Obispo de Linares, lo cual le fue concedido. Ya como Obispo emérito cambió su residencia a la ciudad de México, donde falleció el 11 de septiembre de 1857.<br />
<br />
=Notas=<br />
<br />
<references/><br />
<br />
=Bibliografía=<br />
<br />
*Alamán Lucas. Historia de Méjico. Gobierno del estado de Guanajuato, 1989.<br />
*Diccionario Porrúa, Historia, Biografía y Geografía de México, II, México, 1971.<br />
*Orozco Farías Rogelio. Fuentes Históricas. México, 1821-1867. Progreso, México, 2 ed. 1965<br />
<br />
<br />
'''JUAN LOUVIER CALDERÓN'''</div>172.16.56.179https://dhial.org/diccionario/index.php?title=BELAUNZAR%C3%81N_Y_URE%C3%91A,_Jos%C3%A9_Mar%C3%ADa_de_Jes%C3%BAs&diff=5216BELAUNZARÁN Y UREÑA, José María de Jesús2014-06-16T21:53:30Z<p>172.16.56.179: Página creada con ''''BELAUNZARÁN Y UREÑA, José María de Jesús (Ciudad de México, 1772; Ciudad de México, 1857) Obispo, Religioso.''' Nació en la ciudad de México el 31 de enero de 1772;…'</p>
<hr />
<div>'''BELAUNZARÁN Y UREÑA, José María de Jesús (Ciudad de México, 1772; Ciudad de México, 1857) Obispo, Religioso.'''<br />
<br />
Nació en la ciudad de México el 31 de enero de 1772; fueron sus padres Juan Bautista Belaunzarán y María Dominga Ureña. Realizó sus estudios en el Colegio de San Nicolás en Valladolid (hoy Morelia). Recibió el hábito de los franciscanos descalzos en 1789, y el presbiterado en 1796. En septiembre de 1810, cuando dio inicio el movimiento de Independencia encabezado por el Cura Miguel Hidalgo, José María Belaunzarán era Ministro de Terceros en Guanajuato, ciudad que cayó en poder de los insurgentes el 28 de septiembre, asesinando cruelmente a todos los defensores de la Alhóndiga de Granaditas. <br />
<br />
El 26 de noviembre los realistas retomaron Guanajuato y en venganza por la matanza realizada por los insurgentes en septiembre, el comandante realista Conde de la Cadena, Manuel Flon, dio la orden de degüello de todos los prisioneros insurgentes en su poder. Para interceder por ellos, Belaunzarán se entrevistó con el Conde y con el general Calleja, logrando convencerlos de retractarse de su cruel orden. Durante varios meses Belaunzarán quedó a cargo de la Parroquia de Guanajuato.<br />
<br />
Al consumar Agustín de Iturbide la Independencia de México en septiembre de 1821, la Junta Inter-diocesana declaró que “por la Independencia del Imperio cesó el uso del Patronato (…) que para que lo haya en el Supremo Gobierno del Imperio sin peligro de nulidad en los actos, es necesario esperar igual concesión de la misma Santa Sede”. Las presiones y amenazas del rey Fernando VII sobre la Santa Sede impidieron que Roma nombrara sustitutos a los obispos regalistas que regresaron a España al momento de la independencia, o bien a aquellos que fueron muriendo. El caso fue que “para el año de 1829 no había ni un solo obispo en la República mexicana” . En febrero de 1831 S.S. Gregorio XVI decide desafiar a Fernando VII (que amenazaba separar de Roma a la Iglesia española) y nombra seis obispos para México; uno de ellos era José María Belaunzarán, sexto Obispo de Linares (Monterrey), quien fue consagrado el 17 de julio de ese mismo año. Fernando VII no cumplió su amenaza, aunque sí expulsó de Madrid al Nuncio. En 1833, mediante el intento de establecer un “neo-patronato unilateral”, Valentín Gómez Farías daba inicio a la persecución de la Iglesia en México.<br />
<br />
Las reformas que Gómez Farías pretendió realizar en la Iglesia mexicana encontraron la fuerte oposición de Monseñor Belaunzarán quien escribía el 8 de marzo de 1834 al Congreso su Estado: “…Los magistrados civiles, que son los que presiden y gobiernan civilmente, en lo que es puramente temporal, las repúblicas y todos los reinos, reciben su autoridad de los pueblos, para regirlos y gobernarlos nada más que temporalmente; pero jamás se les concede por éstos autoridad alguna espiritual. Son muy distintas las dos potestades y jamás se han podido equivocar en sus funciones, sino después que la depravación Jansenística ha introducido estas intolerables competencias. La Iglesia no la fundaron los emperadores, ni los reyes, ni los gobernadores, ni los congresos; la fundó sólo el Hijo de Dios, y la trajo desde el cielo y del seno del Padre, de quien procede por generación eterna (…) Él sólo la adquirió, no con precios corruptibles de oro y plata, como dice San Pedro: la adquirió con su preciosísima Sangre, y la fundó sin haber tomado dictamen, ni parecer, ni consejo a los reyes de la tierra; y sin contar con ellos para nada, manda a sus Apóstoles autorizados ya por Él mismo..” La respuesta del gobierno fue decretar su inmediata expulsión del país, pero la proclamación del “Plan de Cuernavaca” contra Gómez Farías impidió que esa disposición se llevara a cabo.<br />
<br />
El general Antonio López de Santa Anna le otorgó la condecoración de la Orden de Guadalupe. Como Obispo consagró el templo de La Inmaculada Concepción para que fuera la Catedral de su diócesis. En 1839 pidió al papa Gregorio XVI le relevara como Obispo de Linares, lo cual le fue concedido. Ya como Obispo emérito cambió su residencia a la ciudad de México, donde falleció el 11 de septiembre de 1857.</div>172.16.56.179https://dhial.org/diccionario/index.php?title=Glosario&diff=5215Glosario2014-06-16T21:52:59Z<p>172.16.56.179: /* B */</p>
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__NOTOC__<br />
{{Índice}}<br />
<br />
=== A ===<br />
<br />
'''[[ABAD Y QUEIPO, Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[ACADEMIA DE SAN CARLOS]]'''<br />
<br />
'''[[ACADEMIA NACIONAL DE MEDICINA DE MEXICO]]'''<br />
<br />
'''[[ACAMAPICHTLI]]'''<br />
<br />
'''[[ACOLMAN; Convento de San Agustín]]'''<br />
<br />
'''[[ACOSTA Zurita Darío]]'''<br />
<br />
'''[[ACTOPAN]]'''<br />
<br />
'''[[ACUÑA Y MANRIQUE, Juan]]'''<br />
<br />
'''[[ADAME Rosales, San Román]]'''<br />
<br />
'''[[ADORATRICES PERPETUAS; de Santa María de Guadalupe]]'''<br />
<br />
'''[[ÁGREDA María de Jesús]]'''<br />
<br />
'''[[AGUASCALIENTES]]'''<br />
<br />
'''[[AGUIAR Y SEIJAS, Francisco de]]'''<br />
<br />
'''[[AGUILAR ALEMÁN, San Rodrigo]]'''<br />
<br />
'''[[AGUIRRE Moctezuma, Rafael ]]'''<br />
<br />
'''[[AGUSTINOS]]'''<br />
<br />
'''[[ÁLBUM DE LA CORONACIÓN de la Santísima Virgen de Guadalupe]]'''<br />
<br />
'''[[ALAMÁN Y ESCALADA, Lucas]]'''<br />
<br />
'''[[ALARCÓN Y SÁNCHEZ DE LA BARQUERA, Próspero María]]'''<br />
<br />
'''[[ALCALDE Y BARRIGA, Antonio]]'''<br />
<br />
'''[[ALDAY Y ASPEE, De Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[ALEGRE, Francisco Javier]]'''<br />
<br />
'''[[ALFARO, Luis Felipe Neri de]]'''<br />
<br />
'''[[ALTAMIRANO, Basilio Ignacio Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[ALVA IXTLILXÓCHITL, Fernando de]]'''<br />
<br />
'''[[ALVARADO, Pedro de]]'''<br />
<br />
'''[[ALVARADO, Tezozómoc Fernando]]'''<br />
<br />
'''[[ÁLVAREZ HERRERA, Bernardino]]'''<br />
<br />
'''[[ÁLVAREZ MENDOZA, San Julio]]'''<br />
<br />
'''[[AMÉRICA LATINA: El Término]]'''<br />
<br />
'''[[ANÁHUAC]]'''<br />
<br />
'''[[ANALES ANTIGUOS de México y sus contornos]]'''<br />
<br />
'''[[ÁNGEL; a los pies de la Guadalupana]]'''<br />
<br />
'''[[ANTUÑANO, Esteban de]]'''<br />
<br />
'''[[APARICIO, Sebastián de]]'''<br />
<br />
'''[[ARABESCO; estilo artístico]]'''<br />
<br />
'''[[ARANEDA BRAVO, Fidel]]'''<br />
<br />
'''[[ÁRCIGA Y RUIZ DE CHÁVEZ, José Ignacio]]'''<br />
<br />
'''[[ARCHIVO HISTÓRICO DEL ARZOBISPADO DE MÉXICO]]'''<br />
<br />
'''[[ARCHIVOS Y BIBLIOTECAS ECLESIASTICAS EN CHILE]]'''<br />
<br />
'''[[ARENAS Pedro De]]'''<br />
<br />
'''[[ARRANGOIZ Y BERZÁBAL, Francisco de Paula]]'''<br />
<br />
'''[[ARTE PLUMARIO]]'''<br />
<br />
'''[[ARTE SACRO EN AMÉRICA Y CHILE]]'''<br />
<br />
'''[[ARTE Y PENSAMIENTO EN IBEROAMÉRICA]]'''<br />
<br />
'''[[ARTESANÍAS MEXICANAS, en la liturgia]]'''<br />
<br />
'''[[ARTIGAS, José Gervasio]]'''<br />
<br />
'''[[ASOCIACIÓN URUGUAYA DE EDUCACIÓN CATÓLICA]]'''<br />
<br />
'''[[ÁVILA CAMACHO, Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[AYORA, Fray Juan de]]'''<br />
<br />
'''[[AZNAR Barbachano, Tomás]]'''<br />
<br />
'''[[AZTECAS]]'''<br />
<br />
=== B ===<br />
<br />
'''[[BANEGAS GALVÁN, Francisco]]'''<br />
<br />
'''[[BARROCO INDIANO]]'''<br />
<br />
'''[[BARTOLACHE y Díaz Posada, José Ignacio]]'''<br />
<br />
'''[[BASALENQUE, Fray Diego de]]'''<br />
<br />
'''[[BASASIO Arnaldo fray ]]'''<br />
<br />
'''[[BASÍLICA DE GUADALUPE]]'''<br />
<br />
'''[[BATIS SÁINZ, San Luis]]'''<br />
<br />
'''[[BECERRA TANCO, Luís]]'''<br />
<br />
'''[[BELAUNZARÁN Y UREÑA, José María de Jesús]]'''<br />
<br />
'''[[BENAVENTE (MOTOLINIA), Fray Toribio de]]'''<br />
<br />
'''[[BENZONI, Girolamo]]'''<br />
<br />
'''[[BETANZOS, Fray Domingo de]]'''<br />
<br />
'''[[BETLEMITAS; orden religiosa]]'''<br />
<br />
'''[[BIENVENIDA, Fray Lorenzo de.]]'''<br />
<br />
'''[[BITTI, Bernardo]]'''<br />
<br />
'''[[BORDONE Benedetto]]'''<br />
<br />
'''[[BOTERO Giovanni]]'''<br />
<br />
'''[[BOTURINI BENADUCCI, Lorenzo]]'''<br />
<br />
'''[[BRAVO Ugarte, José S.J.]]'''<br />
<br />
'''[[BUCARELI Y URSÚA, Antonio María de]]'''<br />
<br />
'''[[BUSTAMANTE, fray Francisco de]]'''<br />
<br />
'''[[BULA]]'''<br />
<br />
'''[[BULAS ALEJANDRINAS]]'''<br />
<br />
'''[[BURRUS, Ernest Joseph]]'''<br />
<br />
=== C ===<br />
<br />
'''[[CABILDO ECLESIÁSTICO DE MÉXICO; sus actas capitulares]]'''<br />
<br />
'''[[CABRERA, Miguel]]'''<br />
<br />
'''[[CACES DE BROWN, Isabel]]'''<br />
<br />
'''[[CALDERÓN DE LA BARCA, Erskine Frances, Marquesa de]]'''<br />
<br />
'''[[CALENDARIO AZTECA]]'''<br />
<br />
'''[[CALENDARIOS INDÍGENAS MEXICAS]]'''<br />
<br />
'''[[CALIFORNIA; Misiones]]'''<br />
<br />
'''[[CALLES, Plutarco Elías]]'''<br />
<br />
'''[[CALMECAC]]'''<br />
<br />
'''[[CALOCA CORTÉS, San Agustín]]'''<br />
<br />
'''[[CALPAN, Convento de]]'''<br />
<br />
'''[[CAMPECHE. Capital del Estado mexicano del mismo nombre]]''' <br />
<br />
'''[[CAÑAS COVARRUBIAS, José Domingo]]'''<br />
<br />
'''[[CAÑAS Y CALVO, Blas]]'''<br />
<br />
'''[[CARRASCO y Saavedra, Bernardo]]'''<br />
<br />
'''[[CASAL, Julio J.]]'''<br />
<br />
'''[[CASAL Muñoz, Marynés]]'''<br />
<br />
'''[[CASANOVA CASANOVA, Mariano]]'''<br />
<br />
'''[[CASTELLANOS Y CASTELLANOS, Leonardo]]'''<br />
<br />
'''[[CATALÁ Y GUASCH, FRAY MAGÍN]]'''<br />
<br />
'''[[CATEDRAL DE MÉXICO]]'''<br />
<br />
'''[[CATECISMOS en México]]'''<br />
<br />
'''[[CATOLICISMO LIBERAL en Chile]]''' <br />
<br />
'''[[CATOLICISMO y cultura en el nuevo mundo]]'''<br />
<br />
'''[[CERVANTES de Salazar Francisco]]'''<br />
<br />
'''[[CHALMA; Santuario del Señor de]]'''<br />
<br />
'''[[CHAVEZ Jerónimo de]]'''<br />
<br />
'''[[CHIAPA DE CORZO]]'''<br />
<br />
'''[[CHICHIMECA]]'''<br />
<br />
'''[[CHILE; Diócesis creadas en el siglo XX]]'''<br />
<br />
'''[[CHILE; Financiamiento de la iglesia]]'''<br />
<br />
'''[[CHILE; Órdenes y Congregaciones Religiosas]]'''<br />
<br />
'''[[CHILE: SÍNODOS DIOCESANOS Y CONCILIOS PROVINCIALES]]'''<br />
<br />
'''[[CHILE; Recepción de las encíclicas sociales]]'''<br />
<br />
'''[[CHOLULA]]'''<br />
<br />
'''[[CHOLULA. Arte Virreinal]]'''<br />
<br />
'''[[CIHUACÓATL; Deidad femenina de la mitología azteca]]'''<br />
<br />
'''[[CIUDAD RODRIGO, Fray Antonio de.]]'''<br />
<br />
'''[[CISNEROS, Diego]]'''<br />
<br />
'''[[CLAVIJERO, Francisco Javier]]'''<br />
<br />
'''[[CÓDICE FLORENTINO]]'''<br />
<br />
'''[[CÓDICE OSUNA]]'''<br />
<br />
'''[[CÓDICES precolombinos]]'''<br />
<br />
'''[[CÓDICE VATICANO B]]'''<br />
<br />
'''[[COFRADÍAS EN CHILE]]'''<br />
<br />
'''[[COLEGIOS APOSTÓLICOS de Propaganda Fide]]'''<br />
<br />
'''[[COLEGIO VIZCAÍNAS]]'''<br />
<br />
'''[[COLÓN, Cristóbal]]'''<br />
<br />
'''[[COMPLEJO Tupí-Guaraní]]'''<br />
<br />
'''[[CONCHA, Andrés de]]'''<br />
<br />
'''[[CONCEPCIÓN, DIÓCESIS DE]]'''<br />
<br />
'''[[CONCILIO PLENARIO LATINOAMERICANO DE 1899]]'''<br />
<br />
'''[[CONCILIOS Y SINODOS LATINOAMERICANOS.]]'''<br />
<br />
'''[[CONQUISTA DE MÉXICO ]]'''<br />
<br />
'''[[CORREA MAGALLANES, San Mateo]]'''<br />
<br />
'''[[CORTÉS, Hernán]]'''<br />
<br />
'''[[CORUÑA AGUSTÍN]]'''<br />
<br />
'''[[COSÍO VILLEGAS, Daniel]]'''<br />
<br />
'''[[CRISTIADA ]]'''<br />
<br />
'''[[CRUZ ALVARADO, San Atilano]]'''<br />
<br />
'''[[CUAUHTÉMOC]]'''<br />
<br />
'''[[CUAUTITLÁN; Convento franciscano y Juan Diego Cuahutlatoatzin]]'''<br />
<br />
'''[[CUEVAS, Mariano]]'''<br />
<br />
=== D ===<br />
'''[[DE BRY, Theodor]]'''<br />
<br />
'''[[DEFENSA DEL INDÍGENA]]'''<br />
<br />
'''[[DESCUBRIMIENTO DEL NUEVO MUNDO: Mentalidades culturales en el Mundo Europeo en la vigilia de 1492]]'''<br />
<br />
'''[[DEZA, Diego de]]'''<br />
<br />
'''[[DÍAZ DEL CASTILLO, Bernal]]'''<br />
<br />
'''[[DOCUMENTOS DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL DE CHILE]]'''<br />
<br />
'''[[DOMINICOS en la Nueva España]]'''<br />
<br />
'''[[DONOSO VIVANCO, Justo Pastor]]'''<br />
<br />
'''[[DU ROUSIER, Ana]]'''<br />
<br />
'''[[D'ANANIA, GIOVANNI LORENZO]]'''<br />
<br />
=== E ===<br />
<br />
'''[[EDUCACIÓN EN AMÉRICA LATINA]]'''<br />
<br />
'''[[EGUIARA Y EGUREN, Juan José de]]'''<br />
<br />
'''[[ELÍZAGA PRADO, José Mariano]]'''<br />
<br />
'''[[ERMITA DEL TEPEYAC]]'''<br />
<br />
'''[[ERRÁZURIZ VALDIVIESO, Crescente]]'''<br />
<br />
'''[[ESCALANTE y Escalante, Alonso M]]'''<br />
<br />
'''[[ESCUDERO ESCUDERO, Alfonso María]]'''<br />
<br />
'''[[ESPAÑA; la sociedad española en la época de los descubrimientos]]'''<br />
<br />
'''[[ESQUEDA RAMÍREZ, San Pedro]]'''<br />
<br />
'''[[EVANGELIZACIÓN; su impacto en un nuevo mundo]]'''<br />
<br />
'''[[EVANGELIZACIÓN DE AMÉRICA LATINA; los primeros evangelizadores y sus métodos]]'''<br />
<br />
'''[[EYZAGUIRRE PORTALES, José Ignacio Víctor]]'''<br />
<br />
=== F ===<br />
<br />
<br />
'''[[FERNÁNDEZ CONCHA, Domingo]]'''<br />
<br />
'''[[FERNÁNDEZ CONCHA, Josefa]]'''<br />
<br />
'''[[FERNÁNDEZ CONCHA, Rosa]]'''<br />
<br />
'''[[FERNÁNDEZ DE URIBE y Casarejos José]]'''<br />
<br />
'''[[FERRI Alfonso]]'''<br />
<br />
'''[[FILOSOFÍA Náhuatl]]'''<br />
<br />
'''[[FLORES, Ana]]'''<br />
<br />
'''[[FLORES GARCÍA, San Margarito]]'''<br />
<br />
'''[[FLOR Y CANTO DEL NACIMIENTO DEL NUEVO MÉXICO]]'''<br />
<br />
'''[[FLORES y Troncoso, Francisco de Asís]]'''<br />
<br />
'''[[FLORES VARELA, San José Isabel]]'''<br />
<br />
'''[[FRACASTORO, Girolamo]]'''<br />
<br />
'''[[FRANCISCANOS en el Nuevo Mundo]]'''<br />
<br />
'''[[FUEROS]]'''<br />
<br />
=== G ===<br />
<br />
'''[[GALVÁN BERMÚDEZ, San David]]'''<br />
<br />
'''[[GACETA OFICIAL del Arzobispado de México 1897-2011]]'''<br />
<br />
'''[[GANTE, Pedro de]]'''<br />
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'''[[GARCÉS, FRAY JULIÁN]]''' <br />
<br />
'''[[GARCÍA ACOSTA, Andrés]]'''<br />
<br />
'''[[GARCÍA DE LA HUERTA, Tadea]]'''<br />
<br />
'''[[GARCÍA ICAZBALCETA Joaquín]]'''<br />
<br />
'''[[GARIBAY y Kintana, Ángel María]]'''<br />
<br />
'''[[GERSON, Juan]]'''<br />
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'''[[GILLOW Y ZAVALZA, Eulogio Gregorio]]'''<br />
<br />
'''[[GIUSTINIANI Agustín]]'''<br />
<br />
'''[[GLAREANUS, Henricus]]'''<br />
<br />
'''[[GÓMEZ DE PORTUGAL Y SOLÍS, Juan Cayetano]]'''<br />
<br />
'''[[GÓMEZ Loza, Miguel]]'''<br />
<br />
'''[[GONZAGA Francesco]]'''<br />
<br />
'''[[GONZÁLEZ, Juan]]'''<br />
<br />
'''[[GONZÁLEZ DE MARMOLEJO, Rodrigo]]'''<br />
<br />
'''[[GONZÁLEZ FLORES, Anacleto]]'''<br />
<br />
'''[[GONZÁLEZ OBREGÓN, Luis]]'''<br />
<br />
'''[[GONZÁLEZ VALENCIA, José María]]'''<br />
<br />
'''[[GREMIO]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Acontecimiento Guadalupano]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Antiaparicionismo]]''' <br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Antigüedad del culto]]'''<br />
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'''[[GUADALUPE; Añadidos y retoques a la imagen]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Aprobación implícita]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Atentado contra la Imagen]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Bibliografía general]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Descubrimientos arqueológicos en Estados Unidos]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; El Acontecimiento Guadalupano e Inculturación]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; el problema de los "silencios"]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; El Santuario, su Culto y la Plaza Mariana]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE;en la independencia de México]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Fuentes españolas]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Fuentes indígenas]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; fuentes mestizas o indo-hispanas]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Informaciones jurídicas de 1666]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Informe sobre aspectos de conservación y restauración de la imagen original]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; La hipótesis de imágenes en sus ojos]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; La Virgen María y Juan Diego.]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Misterio de los ojos en la pintura]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Raíz del mundo católico iberoamericano]]'''<br />
<br />
'''[[GUERRERO, Gonzalo]]'''<br />
<br />
'''[[GUZMÁN LECAROZ, Joseph Francisco Xavier Miguel ]]'''<br />
<br />
'''[[GUANAJUATO; Arte Virreinal]]'''<br />
<br />
'''[[GUIZAR Y VALENCIA, San Rafael]]'''<br />
<br />
=== H ===<br />
<br />
'''[[HABSBURGO, Maximiliano de]]'''<br />
<br />
'''[[HIDALGO Y COSTILLA GALLAGA, Miguel]]'''<br />
<br />
'''[[HIJAR Y MENDOZA, Martín Alonso ]]'''<br />
<br />
'''[[HOSPITAL DEL AMOR DE DIOS]]'''<br />
<br />
'''[[HOSPITALES Y HOSPICIOS DE LA NUEVA ESPAÑA]]'''<br />
<br />
'''[[HUEI TLAMAHUIZOLTICA]]'''<br />
<br />
'''[[HUEJOTZINGO]]'''<br />
<br />
'''[[HUERTA GUTIÉRREZ, Ezequiel y Salvador]]'''<br />
<br />
'''[[HUITZILOPOCHTLI]]'''<br />
<br />
'''[[HUTTEN, Ulrich Von]]'''<br />
<br />
=== I ===<br />
'''[[IBARRA Y GONZÁLEZ, José Ramón]]''' <br />
<br />
'''[[IGLESIA ANTIGUA de los indios en el Tepeyac.]]'''<br />
<br />
'''[[IGLESIA Y LIBERARISMO EN LATINOAMERICA]]'''<br />
<br />
'''[[INDEPENDENCIAS HISPANOAMERICANAS. EL CASO DE MÉXICO.]]'''<br />
<br />
'''[[INDIOS pueblo]]'''<br />
<br />
'''[[ITURBIDE, Agustín de]]'''<br />
<br />
'''[[ITZCÓATL]]'''<br />
<br />
=== J ===<br />
<br />
'''[[JESUITAS (Compañia de Jesús)]]'''<br />
<br />
'''[[JUAN DIEGO CUAUHTLATOATZIN]]'''<br />
<br />
'''[[JUAN DIEGO CUAUHTLATOATZIN; Descendientes]]'''<br />
<br />
'''[[JUAN DIEGO CUAUHTLATOATZIN; procesos de beatificación y de canonización]]'''<br />
<br />
'''[[JUÁREZ GARCÍA, Benito]]'''<br />
<br />
=== K ===<br />
<br />
'''[[KINO, Eusebio Francisco]]'''<br />
<br />
'''[[KUBLER, George Alexander ]]'''<br />
<br />
=== L ===<br />
<br />
'''[[LABASTIDA Y DÁVALOS, Pelagio Antonio]]'''<br />
<br />
'''[[LACUNZA Y DÍAZ, Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[LAICISMO en chile]]'''<br />
<br />
'''[[LA CRUZ, SOR JUANA INÉS DE]]'''<br />
<br />
'''[[LAMAS, José Benito]]'''<br />
<br />
'''[[LARRAÍN ERRÁZURIZ, Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[LARROBLA, Juan Francisco]]'''<br />
<br />
'''[[LAS CASAS, Fray Bartolomé de]]'''<br />
<br />
'''[[LAS CASAS, Fray Bartolomé de; ¿anti-negro?]]'''<br />
<br />
'''[[LEDESMA, Bartolomé de]]'''<br />
<br />
'''[[LEÓN CALDERÓN, Nicolás]]'''<br />
<br />
'''[[LEVINUS APOLLONIUS]]'''<br />
<br />
'''[[LIBERALES Y CONSERVADORES; su posición frente a la Iglesia en México]]'''<br />
<br />
'''[[LICEO de Estudios Universitarios (LEU)]]'''<br />
<br />
'''[[LIZÁRRAGA, DE Reginaldo]]'''<br />
<br />
'''[[LÓPEZ, Gregorio]]'''<br />
<br />
'''[[LÓPEZ DE GÓMARA, Francisco]]'''<br />
<br />
'''[[LÓPEZ DE HERRERA, Fray Alonso ]]'''<br />
<br />
'''[[LÓPEZ DE SANTA ANNA, Antonio]]'''<br />
<br />
'''[[LOS ANDES, Santa Teresa de Jesús De]]'''<br />
<br />
'''[[LUMNIUS IOANNES Fredericus]]'''<br />
<br />
=== M ===<br />
<br />
'''[[MAGALLANES JARA, San Cristóbal]]'''<br />
<br />
'''[[MAGAÑA SERVÍN, Luis ]]'''<br />
<br />
'''[[MALINCHE; Tenépatl (Doña Marina)]]'''<br />
<br />
'''[[MALDONADO MELÉNDEZ, San Pedro]]'''<br />
<br />
'''[[MANRÍQUEZ Y ZÁRATE, José de Jesús]]'''<br />
<br />
'''[[MARGIL DE JESÚS, Fray Antonio]]'''<br />
<br />
'''[[MARTÍN Juana]]'''<br />
<br />
'''[[MÁRTIR DE ANGLERÍA, Pedro]]'''<br />
<br />
'''[[MÁRTIRES DE SAHUAYO]]'''<br />
<br />
'''[[MÁRTIRES DE SAN JOAQUÍN]]'''<br />
<br />
'''[[MÁRTIRES MEXICANOS EN JAPÓN (1597, 1627 Y 1632)]]'''<br />
<br />
'''[[MARTIRIO Cristiano]]'''<br />
<br />
'''[[MARTIROLOGIO MEXICANO ( 1914- 1940)]]'''<br />
<br />
'''[[MATRIMONIO EN CHILE]]'''<br />
<br />
'''[[MEDELLÍN, Diego De]]'''<br />
<br />
'''[[MEDINA, PEDRO DE]]'''<br />
<br />
'''[[MEERMAN Arnould OFM]]''' <br />
<br />
'''[[MÉNDEZ MONTOYA, San Jesús]]'''<br />
<br />
'''[[MENDIETA, Fray Gerónimo de]]'''<br />
<br />
'''[[MENDOZA Y PACHECO, Antonio de]]'''<br />
<br />
'''[[MERCATOR, Gerard]]'''<br />
<br />
'''[[MÉXICO; Constitución de 1917; artículos antirreligiosos.]]'''<br />
<br />
'''[[MÉXICO; Educación desde la Revolución de 1910]]'''<br />
<br />
'''[[MÉXICO. Evangelización]]'''<br />
<br />
'''[[MÉXICO. Planes Políticos en los siglos XIX y XX]]'''<br />
<br />
'''[[MÉXICO. Partido Católico Nacional.]]'''<br />
<br />
'''[[MÉXICO. Reforma, Guerra y Leyes de]]'''<br />
<br />
'''[[MÉXICO; Universidades y Colegios Mayores]]'''<br />
<br />
'''[[MINA, Francisco Javier]]'''<br />
<br />
'''[[MISIONES jesuíticas en Paraguay y Río de la Plata s. XVII y XVIII]]'''<br />
<br />
'''[[MODUS VIVENDI en México (1929-1992)]]'''<br />
<br />
'''[[MOLINA, Juan Ignacio]]'''<br />
<br />
'''[[MONARDES, Nicolás]]'''<br />
<br />
'''[[MONCAYO GARCÍA, José Pablo]]'''<br />
<br />
'''[[MONJAS, MUJERES y Conventos en el Nuevo Mundo]]'''<br />
<br />
'''[[MONUMENTA CARTOGRÁFICA VATICANA]]'''<br />
<br />
'''[[MORA Y DE LA MORA, San Miguel de la]]'''<br />
<br />
'''[[MORISCOS]]'''<br />
<br />
'''[[MORELIA (Arte Virreinal)]]'''<br />
<br />
'''[[MORELOS Y PAVÓN, José María]]'''<br />
<br />
'''[[MORIN, Bernarda]]'''<br />
<br />
'''[[MOSQUERA Y ARBOLEDA, Manuel José]]'''<br />
<br />
'''[[MOYA DE CONTRERAS PEDRO]]'''<br />
<br />
'''[[MOYA Y VALENZUELA]]'''<br />
<br />
'''[[MOZÁRABE]]'''<br />
<br />
'''[[MUDÉJARES]]'''<br />
<br />
'''[[MUNGUÍA Y NÚÑEZ, Clemente de Jesús]]'''<br />
<br />
'''[[MUÑOZ CAMARGO, Diego]]'''<br />
<br />
'''[[MUÑOZ, Juan Bautista]]'''<br />
<br />
'''[[MUJER en Uruguay]]'''<br />
<br />
'''[[MÜNSTER, Sebastian]]'''<br />
<br />
'''[[MÚSICA en Chile]]'''<br />
<br />
'''[[MÚSICA PREHISPÁNICA]]'''<br />
<br />
=== N ===<br />
<br />
'''[[NAVARRETE GUERRERO, Julia]]'''<br />
<br />
'''[[NERVO, Amado]]'''<br />
<br />
'''[[NEZAHUALCÓYOTL]]'''<br />
<br />
'''[[NOCHE TRISTE]]'''<br />
<br />
'''[[NUEVA ESPAÑA; Virreinato de la]]'''<br />
<br />
'''[[NIÑOS MÁRTIRES DE TLAXCALA]]'''<br />
<br />
=== O ===<br />
<br />
<br />
'''[[OCOTLÁN; Nuestra señora de]]'''<br />
<br />
'''[[O´GORMAN, Edmundo]]'''<br />
<br />
'''[[OLMOS, Fray Andrés de]]'''<br />
<br />
'''[[ÓRGANOS DE LA CATEDRAL DE MÉXICO]]'''<br />
<br />
'''[[ORONA MADRIGAL, San Justino]]'''<br />
<br />
'''[[OROZCO Y JIMÉNEZ, FRANCISCO]]'''<br />
<br />
'''[[OVALLE, Alonso De]]'''<br />
<br />
=== P ===<br />
<br />
'''[[PALAFOX Y MENDOZA, Juan de]]'''<br />
<br />
'''[[PALOMAR Y VIZCARRA, Miguel]]''' <br />
<br />
'''[[PANÉ,Ramón]]'''<br />
<br />
'''[[PÁTZCUARO; Arte Virreinal]]'''<br />
<br />
'''[[PAYNO, Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[PEÑAFIEL Barranco, Antonio]]'''<br />
<br />
'''[[PERSECUCIÓN Y MARTIRIO EN TABASCO]]'''<br />
<br />
'''[[PEREGRINACIONES AL TEPEYAC]]'''<br />
<br />
'''[[PEREYRA, Gómez Carlos ]]'''<br />
<br />
'''[[PERSECUCIONES Y MARTIRIOS EN EL SIGLO XX]]'''<br />
<br />
'''[[POSSEVINO Antonio, SJ]]'''<br />
<br />
'''[[POLÍTICA y religión en los proyectos insurgentes y realistas de la independencia de Nueva España]]'''<br />
<br />
'''[[POMAR, Juan Bautista]]'''<br />
<br />
'''[[PORFIRISMO]]'''<br />
<br />
'''[[PRO, Miguel Agustín]]'''<br />
<br />
'''[[PUEBLA; Tercera Conferencia del CELAM (1979)]]'''<br />
<br />
'''[[PUEBLA DE LOS ÁNGELES; Arte Virreinal]]'''<br />
<br />
'''[[PUEBLA DE LOS ÁNGELES; Ciudad ]]'''<br />
<br />
=== Q ===<br />
<br />
'''[[QUERÉTARO, Arte Virreinal]]'''<br />
<br />
'''[[QUETZALCÓATL]]'''<br />
<br />
'''[[QUINTO SOL (La cosmogonía azteca)]]'''<br />
<br />
'''[[QUIROGA, Vasco de]]'''<br />
<br />
=== R ===<br />
<br />
'''[[RAMOS ARIZPE, José Miguel]]'''<br />
<br />
'''[[RAMIREZ Álvarez José Fernando]]'''<br />
<br />
'''[[RAMÍREZ, FRAY JUAN]]'''<br />
<br />
'''[[RAMUSIO, Giambattista]]'''<br />
<br />
'''[[RAUW, Johann]]'''<br />
<br />
'''[[REYES SALAZAR, San Sabás]]'''<br />
<br />
'''[[REYES OCHOA, Alfonso]]'''<br />
<br />
'''[[REGULES, Dardo]]'''<br />
<br />
'''[[REPISO MARTÍNEZ DE ORBE, Antonio ]]'''<br />
<br />
'''[[REVUELTAS Sánchez Silvestre]]'''<br />
<br />
'''[[RIVA PALACIO Guerrero Vicente]]'''<br />
<br />
'''[[ROBLES HURTADO, San José María]]'''<br />
<br />
'''[[ROMERO, Luis Francisco ]]'''<br />
<br />
'''[[ROMERO DE TERREROS, Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[ROMO GONZÁLEZ, Santo Toribio]]'''<br />
<br />
'''[[ROSAS, Juventino]]'''<br />
<br />
'''[[ROSS EDWARDS, Juana]]'''<br />
<br />
'''[[RUIZ DE ALARCÓN Y MENDOZA, Juan]]'''<br />
<br />
'''[[RULFO Juan ]]'''<br />
<br />
'''[[RUSCELLI GIROLAMO]]'''<br />
<br />
=== S ===<br />
<br />
'''[[SAHAGÚN, Bernardino de Fray]]'''<br />
<br />
'''[[SÁNCHEZ DE TAGLE, Varela Francisco Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[SÁNCHEZ DELGADILLO, San Jenaro]]'''<br />
<br />
'''[[SANCHEZ DEL RÍO, José]]'''<br />
<br />
'''[[SALAS, Antonia]]'''<br />
<br />
'''[[SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS]]'''<br />
<br />
'''[[SAN JUAN DE ULÚA. Castillo-Fortaleza]]'''<br />
<br />
'''[[SAN LUIS POTOSÍ; Arte Virreinal]]'''<br />
<br />
'''[[SAN MIGUEL DE ALLENDE; Arte Virreinal]]'''<br />
<br />
'''[[SANTUARIO NACIONAL DE LA GRUTA DE LOURDES]]'''<br />
<br />
'''[[SANTUARIO NACIONAL DE LA VIRGEN DEL VERDÚN]]'''<br />
<br />
'''[[SANTUARIO POPULAR DE SAN CONO]]'''<br />
<br />
'''[[SERMONES GUADALUPANOS en la formación de la identidad mexicana]]'''<br />
<br />
'''[[SERRA, Fray Junípero]]''' <br />
<br />
'''[[SIERRA MÉNDEZ, Justo ]]'''<br />
<br />
'''[[SIGÜENZA Y GÓNGORA, Carlos]]'''<br />
<br />
'''[[SILVANO Bernardo]]'''<br />
<br />
'''[[SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA ECLESIÁSTICA]]'''<br />
<br />
'''[[SOTO, Domingo de]]'''<br />
<br />
'''[[SOTO, Fray Francisco de]]''' <br />
<br />
'''[[SPAGNOLI Battista]]'''<br />
<br />
'''[[SUÁREZ, Sor Úrsula ]]'''<br />
<br />
=== T ===<br />
<br />
'''[[TAPIA, Andrés de]]'''<br />
<br />
'''[[TILMA GUADALUPANA]]'''<br />
<br />
'''[[TELPOCHCALLI]]'''<br />
<br />
'''[[TENOCHTITLAN; Capital del pueblo Azteca]]'''<br />
<br />
'''[[TEOTIHUACÁN]]'''<br />
<br />
'''[[TEPEYAC]]'''<br />
<br />
'''[[TEPEACA]]'''<br />
<br />
'''[[TERESA DE MIER Y NORIEGA, Servando]]'''<br />
<br />
'''[[TEXAS]]'''<br />
<br />
'''[[TEXCOCO]]'''<br />
<br />
'''[[TEZCATLIPOCA; Deidad azteca]]'''<br />
<br />
'''[[TLAXCALTECAS]]'''<br />
<br />
'''[[TOLTECAS]]'''<br />
<br />
'''[[TONÁNTZIN (Cihuacóatl o Centeótl) ]]'''<br />
<br />
'''[[TORQUEMADA, FRAY JUAN DE]]'''<br />
<br />
'''[[TOTONACAS]]'''<br />
<br />
'''[[TOUSSAINT Y RITTER, Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[TRATADO DE ALCAZOVAS-TOLEDO ]]'''<br />
<br />
'''[[TULPETLAC]]'''<br />
<br />
=== U ===<br />
<br />
'''[[UBIARCO Robles, San Tranquilino]]'''<br />
<br />
'''[[ULTRAMONTANISMO EN CHILE]]'''<br />
<br />
'''[[UNIVERSIDAD DE MÉXICO REAL Y PONTIFICIA]]'''<br />
<br />
'''[[UPPSALA; Mapa de]]'''<br />
<br />
'''[[URIBE VELASCO, San David]]'''<br />
<br />
'''[[URUGUAY; Los “curas constituyentes”]]'''<br />
<br />
'''[[URUGUAY; Música folklórica]]'''<br />
<br />
'''[[URUGUAY; Música sacra]]'''<br />
<br />
'''[[URUGUAY; Piedad popular]]'''<br />
<br />
'''[[URUGUAY; Oratorios rurales]]'''<br />
<br />
'''[[URUGUAY; Primeras corrientes evangelizadoras]]'''<br />
<br />
'''[[URUGUAY; Protestantismo]]'''<br />
<br />
'''[[URUGUAY; Rebeliones indígenas]]'''<br />
<br />
'''[[URUGUAY; Santoral]]'''<br />
<br />
=== V ===<br />
<br />
'''[[VALADÉS, Fray Diego de]]'''<br />
<br />
'''[[VALDÉS OSSA, Elisa ]]'''<br />
<br />
'''[[VALDIVIESO, Rafael Valentín]]'''<br />
<br />
'''[[VALENCIA, Fray Martín de]]''' <br />
<br />
'''[[VALERIANO, Antonio]]'''<br />
<br />
'''[[VALVERDE Téllez Emeterio]]'''<br />
<br />
'''[[VAÏSSE, Emilio (Omer Emeth)]]'''<br />
<br />
'''[[VARELA Félix; Vida y Obra]]'''<br />
<br />
'''[[VARELA Félix; Proceso de beatificación; Parte 1]]'''<br />
<br />
'''[[VARELA Félix; Proceso de beatificación; Parte 2]]'''<br />
<br />
'''[[VARGAS GONZÁLEZ, Jorge y Ramón]]'''<br />
<br />
'''[[VASCONCELOS CALDERÓN, José]]'''<br />
<br />
'''[[VELASCO Y RUIZ DE ALARCÓN, Luis de]]'''<br />
<br />
'''[[VELAZQUEZ RODRÍGUEZ, Primo Feliciano]]'''<br />
<br />
'''[[VERACRUZ, Fray Alonso de la]]'''<br />
<br />
'''[[VIAJES DE JUAN PABLO II A MÉXICO]]''' <br />
<br />
'''[[VICUÑA LARRAÍN, Manuel ]]'''<br />
<br />
'''[[VILASECA AGUILERA, José María]]'''<br />
<br />
'''[[VILLAGRÁ Gaspar de]]'''<br />
<br />
'''[[VILLALPANDO, Cristóbal de]]'''<br />
<br />
'''[[VILLANUEVA, Tomás de, O.S.A]]'''<br />
<br />
'''[[VILLARROEL, Gaspar de]]'''<br />
<br />
'''[[VIRUELA]]'''<br />
<br />
'''[[VIVES SOLAR, Fernando ]]'''<br />
<br />
=== W ===<br />
<br />
=== X ===<br />
<br />
'''[[XOCHIMILCO]]'''<br />
<br />
=== Y ===<br />
<br />
'''[[YERMO Y PARRES, SAN JOSÉ MARÍA DE]]'''<br />
<br />
'''[[YUCATÁN EN EL TIEMPO. Enciclopedia Alfabética]]'''<br />
<br />
=== Z ===<br />
<br />
'''[[ZAPATA SALAZAR, Emiliano]]'''<br />
<br />
'''[[ZARCO, Francisco.]]'''<br />
<br />
'''[[ZAVALA SÁENZ, Lorenzo de]]'''<br />
<br />
'''[[ZORITA Alonso de]]'''<br />
<br />
'''[[ZORRILLA DE SAN MARTÍN, Juan]]'''</div>172.16.56.179https://dhial.org/diccionario/index.php?title=IBARRA_Y_GONZ%C3%81LEZ,_Jos%C3%A9_Ram%C3%B3n&diff=5214IBARRA Y GONZÁLEZ, José Ramón2014-06-16T21:43:30Z<p>172.16.56.179: </p>
<hr />
<div>'''IBARRA Y GONZÁLEZ, José Ramón (Guerrero, 1853 – Puebla, 1917) Arzobispo.'''<br />
<br />
José Ramón Ibarra y González nació en Olinalá, Guerrero, el 22 de octubre de 1853. Sus padres fueron Miguel Ibarra y María del Refugio González, quienes poseían una finca azucarera llamada ''San José Buena Vista''. José Ramón fue el único hijo del matrimonio Ibarra González; sin embargo, tenía varias hermanas fruto del primer matrimonio de su padre.<br />
<br />
Los esposos Ibarra emigraron a Izúcar de Matamoros donde el pequeño Ramón realizó sus primeros estudios; más tarde se mudaron a la ciudad de Puebla para que continuara con su educación en el Colegio Franco Mexicano. A la muerte de don Miguel Ibarra, la familia trasladó su residencia a la población de Acatlán, cuyo párroco enseñó latín al joven Ramón. <br />
<br />
En 1868, Ramón y su madre se mudaron definitivamente a la ciudad de Puebla. Al poco tiempo el joven Ibarra ingresó al Seminario Conciliar Palafoxiano; en este lugar sería alumno, profesor y superior. Estudió Filosofía, Teología Dogmática, Sagrada Escritura, Historia Eclesiástica, Derecho e incluso se sujetó a examen de toda la Teología con la finalidad de adelantar un año; al mismo tiempo, estudiaba Ciencias Físicas en el Colegio del Estado.<br />
<br />
Ante los excelentes resultados obtenidos por el seminarista, Monseñor Carlos Colina y Rubio propuso enviarlo a Roma para perfeccionar sus estudios; sin embargo, la enfermedad de su madre le impidió viajar en ese momento. No fue sino hasta después de la muerte de ella, acaecida el 3 de abril de 1877, cuando pudo embarcarse en Veracruz rumbo a Europa. Ingresó al Colegio Pío Latinoamericano el 20 de junio de ese mismo año, donde “''su trayectoria en los estudios fue tan brillante como en Puebla, y más aún si cabe''”<ref>Márquez, p. 13.</ref>.<br />
<br />
En 1878 presentó el examen de Teología en la Universidad Gregoriana para obtener el grado de Licenciado en esa disciplina; recibió el grado de Doctor en 1879 y posteriormente, en 1881 el doctorado en Derecho Canónigo y Civil Romano; un año después logró también el grado de doctor en Filosofía. Algunos maestros suyos de la Universidad Gregoriana decían: “''No sabemos qué admirar más, si su talento y ciencia, o su sencillez y modestia''”<ref>Márquez, 1973, p. 14.</ref>. Fue condecorado por S.S. León XIII con una medalla por sus brillantes resultados académicos.<br />
<br />
En 1878 se le confirieron la tonsura clerical, las cuatro órdenes menores y el subdiaconado; en 1879 el diaconado, y finalmente recibió la ordenación sacerdotal el 21 de febrero de 1880 en la Basílica de San Juan de Letrán.<br />
<br />
Regresó a Puebla en 1882 para cumplir con su ministerio sacerdotal en diversas iglesias como la de San Pedro y el Templo del Espíritu Santo (mejor conocido como La Compañía). Al poco tiempo fue designado como profesor del Seminario, función que desempeñó sin descuidar a los fieles que acudían a él. En 1885 fue nombrado por Monseñor Mora y Daza como canónigo de la Catedral Angelopolitana y un año después fue comisionado también por Mons. Mora y Daza para fundar la academia Teojurista para lo cual adquirió junto con el canónigo José de Córdova el edificio del ex convento de Betlemitas anexo al templo de Belén. Asimismo fue designado presidente de la comisión organizadora de la primera peregrinación diocesana a la Basílica de Guadalupe que se llevó a cabo el 11 de febrero de 1887 y que actualmente se sigue realizando. A él se le debe también la fundación del Colegio Teresiano de Puebla (hoy Colegio América), pues gestionó la llegada a esta ciudad de las Religiosas Teresianas como respuesta a una de sus constantes preocupaciones: la educación cristiana de la niñez y de la juventud.<br />
<br />
A la muerte de Monseñor Mora y Daza, el joven canónigo de 34 años fue elegido Vicario Capitular en sede vacante por el cabildo angelopolitano, y gobernó la diócesis de diciembre de 1887 a septiembre de 1888. Más tarde, una vez entregado el gobierno de la diócesis a Monseñor Francisco Melitón Vargas, renunció a todos sus cargos y emprendió un viaje a Europa con la finalidad de ingresar a la Compañía de Jesús. Sin embargo, sus planes tuvieron un giro: mientras se encontraba en España haciendo los Ejercicios Espirituales para comenzar el noviciado, recibió un telegrama de S.S. León XII donde le informaba que lo había preconizado obispo de la diócesis de Chilapa. Tenía entonces 36 años de edad.<br />
<br />
Recibió en Roma la consagración episcopal de manos del Cardenal Parocchi el 5 de enero de 1890, en la capilla del nuevo Colegio Pio Latinoamericano, y tomó posesión de su diócesis mediante apoderado el 8 de mayo; más tarde, el 18 de julio, fue recibido con júbilo en la ciudad de Chilapa. “''En aquella época la Diócesis de Chilapa era extremadamente difícil: problemas internos; extensión del territorio que abarcaba todo el Estado de Guerrero; falta absoluta de comunicaciones, pues no había ni un metro de vía férrea ni de carreteras; ásperas montañas, profundos barrancos, clima cálido y hasta insalubre en grandes extensiones; enormes necesidades de las poblaciones, escasez de Clero, falta de recursos humanos, sociales y económicos…''”<ref>Márquez, 1973, p. 21.</ref>. <br />
<br />
Sin embargo, la actividad del nuevo obispo fue constante: reorganizó el Seminario Diocesano; procuró el mejoramiento espiritual, cultural y social del clero; celebró tres Sínodos Diocesanos; fundó el movimiento del “Apostolado de la Cruz” junto con la Sierva de Dios Concepción Cabrera de Armida, tanto en la sede episcopal como en todas las parroquias. También fundó el Colegio del Sagrado Corazón de Jesús, algunas escuelas gratuitas para niños de escasos recursos, una academia nocturna para adultos y una escuela de artes y oficios, además de la congregación de Misioneros Guadalupanos con la finalidad de evangelizar a las comunidades indígenas e inició las obras de la Catedral de Chilapa. Asimismo, se ocupó de iniciar los trabajos de la Catedral, así como de empedrar las calles de Chilapa, abrir otras nuevas y colocar los primeros metros de vías férreas en el Estado.<br />
<br />
Durante más de una década se mantuvo al frente de la diócesis de Chilapa hasta que fue nombrado obispo de Puebla por S.S. León XIII el 19 de abril de 1902. Después de haber trabajado tanto por aquella primera diócesis, así se despidió de sus fieles: “''Desde que por voluntad del Señor fuimos ungidos en la ciudad Eterna por vuestro Pastor, os consagramos todo nuestro cariño; y a pesar de las penalidades propias de esta Diócesis, hemos vivido once años a vuestro lado muy contentos y muy felices, soportando las inclemencias del tiempo, la aspereza de los caminos y la pobreza, pues todo esto nos ha parecido poco, por la grandeza del amor que os profesamos. Así es que al saber que por disposición superior tenemos que dejaros, nuestro corazón se ha sumergido en la más profunda amargura''”<ref>Décima carta pastoral de Mons. Ibarra al clero y fieles de la diócesis de Chilapa, en Márquez, 1966, p. 140.</ref>.<br />
<br />
Tomó posesión de su nueva diócesis el 6 de julio de 1902. Como obispo de Puebla llevó a cabo numerosas obras de carácter espiritual, educativo y material. Fundó el Hospital del Sagrado Corazón de Jesús para enfermos carentes de recursos económicos. Igualmente promovió las Conferencias de San Vicente de Paúl, los Círculos Católicos de Obreros, la Liga Católica, la Sociedad Católica y otras instituciones del apostolado seglar que tanto auge tuvieron en el México de aquellos primeros años del siglo XX. En 1909 llevó a Puebla a las Religiosas de la Cruz del Sagrado Corazón para que se dedicaran a la Adoración perpetua del Santísimo Sacramento, especialmente en favor de los sacerdotes.<br />
<br />
El 12 de agosto de 1903 el Obispado de Puebla de los Ángeles fue elevado a la categoría de Arquidiócesis por S.S. Pío X (aunque la erección se efectuó el 8 de febrero del siguiente año) y Monseñor Ibarra fue nombrado primer Metropolitano de la nueva Sede Arzobispal. En 1904 Monseñor Ibarra obtuvo para la Catedral Angelopolitana, la dignidad de Basílica Menor.<br />
<br />
El incansable celo de Monseñor Ibarra por elevar el nivel cultural de su arquidiócesis le llevó a crear, además del Colegio Clerical, la Universidad Católica Angelopolitana a partir del otorgamiento –por parte de S.S. Pío X- del título de ‘Universidad’ al Seminario de Puebla. Dicha Universidad ofreció las facultades de Teología, Filosofía, Derecho Canónico, Derecho Civil, Medicina, Bellas Artes e Ingeniería, desde 1907 hasta el inicio de la Revolución de 1914. Los objetivos que perseguía Mons. Ibarra con la elevación del Seminario a rango de Universidad eran varios, como escribía al Papa: “''procurar con todo empeño el esplendor del Seminario y (…) apartar a la incauta juventud de las erróneas e impías doctrinas que en los colegios laicos muchas veces se les enseñan''”<ref>Márquez, 1971, p. 431.</ref>igualmente, “''para que en la futura Universidad se formen Médicos, Arquitectos y Abogados, verdaderamente católicos''”<ref>Márquez, 1971, p. 433.</ref>que, a semejanza de otros egresados, “''numerosos Abogados católicos que, recibidos entre los principales del Gobierno, han custodiado la causa católica''”<ref>Márquez, 1971, p. 431.</ref>.<br />
<br />
Al igual que hizo durante su época de sacerdote en Puebla, gestionó el arribo de los Hermanos de las Escuelas Cristianas para que fundaran el Colegio de San Pedro y San Pablo como Escuela Preparatoria Católica, quienes además abrieron y dirigieron los Colegios de San Juan Bautista de Lasalle (o La Concordia), de San Ignacio y de Acatzingo. Igualmente prestó su apoyo al antiguo Colegio del Sagrado Corazón de Jesús (hoy Instituto Oriente), al Colegio Pío de Artes y Oficios, las Escuelas Pías del Portalillo y los Colegios Salesianos. Asimismo brindó constantemente su protección e impulsó las escuelas de niñas y señoritas.<br />
<br />
A raíz de la persecución desatada por la revolución carrancista y con la finalidad de atender su salud, en 1914 se tuvo que refugiar en la ciudad de México, donde pasó los años que le restaban de vida, sufriendo tanto por su enfermedad como por la persecución que sufría la Iglesia; no obstante, padeció estos sufrimientos sin quejarse y ofreciéndolos por la paz de la Iglesia y de México. Recibió los últimos sacramentos de manos de Mons. Emeterio Valverde Téllez, Obispo de León. Monseñor Ramón Ibarra y González falleció el 30 de enero de 1917.<br />
<br />
Sus restos fueron inhumados en el Panteón del Tepeyac, donde permanecieron hasta 1931 cuando fueron trasladados a la Catedral de Puebla. En un primer momento se depositaron en la cripta que se encuentra bajo el Altar Mayor, pero en 1964 fueron colocados en la capilla de Nuestra Señora de Guadalupe, en la misma Catedral, donde actualmente se encuentran. En 1990, S.S. Juan Pablo II lo declaró venerable<ref>Arquidiócesis de Puebla</ref>.<br />
<br />
=Notas=<br />
<br />
<references/><br />
<br />
=Bibliografía=<br />
<br />
*Márquez, Octaviano. ''Monseñor Ramón Ibarra y González''. Tomo II. JUS, México, 1973.<br />
*Márquez, Octaviano (ed.). O''bras pastorales de Monseñor Ibarra''. Tomo I. JUS, México, 1966.<br />
*Márquez, Octaviano (ed.). ''Obras pastorales de Monseñor Ibarra''. Tomo II. JUS, México, 1971.<br />
*Valverde Téllez, Emeterio. ''Bio-bibliografía eclesiástica Mexicana (1821-1943)''. JUS, México, 1949.<br />
*“Excmo. Sr. Don Ramón Ibarra y González (1904-1917)” en página web de la Arquidiócesis de Puebla. Consultado el 05/06/2014, disponible en: http://arquidiocesisdepuebla.mx/index.php/arquidiocesis/obispos-y-arzobispos/arzobispos/9-excmo-sr-don-ramon-ibarra-y-gonzalez-1904-1917<br />
<br />
'''SIGRID MARÍA LOUVIER NAVA<br />
'''</div>172.16.56.179https://dhial.org/diccionario/index.php?title=IBARRA_Y_GONZ%C3%81LEZ,_Jos%C3%A9_Ram%C3%B3n&diff=5213IBARRA Y GONZÁLEZ, José Ramón2014-06-16T21:29:19Z<p>172.16.56.179: </p>
<hr />
<div>'''IBARRA Y GONZÁLEZ, José Ramón (Guerrero, 1853 – Puebla, 1917) Arzobispo.'''<br />
<br />
José Ramón Ibarra y González nació en Olinalá, Guerrero, el 22 de octubre de 1853. Sus padres fueron Miguel Ibarra y María del Refugio González, quienes poseían una finca azucarera llamada ''San José Buena Vista''. José Ramón fue el único hijo del matrimonio Ibarra González; sin embargo, tenía varias hermanas fruto del primer matrimonio de su padre.<br />
<br />
Los esposos Ibarra emigraron a Izúcar de Matamoros donde el pequeño Ramón realizó sus primeros estudios; más tarde se mudaron a la ciudad de Puebla para que continuara con su educación en el Colegio Franco Mexicano. A la muerte de don Miguel Ibarra, la familia trasladó su residencia a la población de Acatlán, cuyo párroco enseñó latín al joven Ramón. <br />
<br />
En 1868, Ramón y su madre se mudaron definitivamente a la ciudad de Puebla. Al poco tiempo el joven Ibarra ingresó al Seminario Conciliar Palafoxiano; en este lugar sería alumno, profesor y superior. Estudió Filosofía, Teología Dogmática, Sagrada Escritura, Historia Eclesiástica, Derecho e incluso se sujetó a examen de toda la Teología con la finalidad de adelantar un año; al mismo tiempo, estudiaba Ciencias Físicas en el Colegio del Estado.<br />
<br />
Ante los excelentes resultados obtenidos por el seminarista, Monseñor Carlos Colina y Rubio propuso enviarlo a Roma para perfeccionar sus estudios; sin embargo, la enfermedad de su madre le impidió viajar en ese momento. No fue sino hasta después de la muerte de ella, acaecida el 3 de abril de 1877, cuando pudo embarcarse en Veracruz rumbo a Europa. Ingresó al Colegio Pío Latinoamericano el 20 de junio de ese mismo año, donde “''su trayectoria en los estudios fue tan brillante como en Puebla, y más aún si cabe''”<ref></ref>.<br />
<br />
En 1878 presentó el examen de Teología en la Universidad Gregoriana para obtener el grado de Licenciado en esa disciplina; recibió el grado de Doctor en 1879 y posteriormente, en 1881 el doctorado en Derecho Canónigo y Civil Romano; un año después logró también el grado de doctor en Filosofía. Algunos maestros suyos de la Universidad Gregoriana decían: “''No sabemos qué admirar más, si su talento y ciencia, o su sencillez y modestia''”<ref></ref>. Fue condecorado por S.S. León XIII con una medalla por sus brillantes resultados académicos.<br />
<br />
En 1878 se le confirieron la tonsura clerical, las cuatro órdenes menores y el subdiaconado; en 1879 el diaconado, y finalmente recibió la ordenación sacerdotal el 21 de febrero de 1880 en la Basílica de San Juan de Letrán.<br />
<br />
Regresó a Puebla en 1882 para cumplir con su ministerio sacerdotal en diversas iglesias como la de San Pedro y el Templo del Espíritu Santo (mejor conocido como La Compañía). Al poco tiempo fue designado como profesor del Seminario, función que desempeñó sin descuidar a los fieles que acudían a él. En 1885 fue nombrado por Monseñor Mora y Daza como canónigo de la Catedral Angelopolitana y un año después fue comisionado también por Mons. Mora y Daza para fundar la academia Teojurista para lo cual adquirió junto con el canónigo José de Córdova el edificio del ex convento de Betlemitas anexo al templo de Belén. Asimismo fue designado presidente de la comisión organizadora de la primera peregrinación diocesana a la Basílica de Guadalupe que se llevó a cabo el 11 de febrero de 1887 y que actualmente se sigue realizando. A él se le debe también la fundación del Colegio Teresiano de Puebla (hoy Colegio América), pues gestionó la llegada a esta ciudad de las Religiosas Teresianas como respuesta a una de sus constantes preocupaciones: la educación cristiana de la niñez y de la juventud.<br />
<br />
A la muerte de Monseñor Mora y Daza, el joven canónigo de 34 años fue elegido Vicario Capitular en sede vacante por el cabildo angelopolitano, y gobernó la diócesis de diciembre de 1887 a septiembre de 1888. Más tarde, una vez entregado el gobierno de la diócesis a Monseñor Francisco Melitón Vargas, renunció a todos sus cargos y emprendió un viaje a Europa con la finalidad de ingresar a la Compañía de Jesús. Sin embargo, sus planes tuvieron un giro: mientras se encontraba en España haciendo los Ejercicios Espirituales para comenzar el noviciado, recibió un telegrama de S.S. León XII donde le informaba que lo había preconizado obispo de la diócesis de Chilapa. Tenía entonces 36 años de edad.<br />
<br />
Recibió en Roma la consagración episcopal de manos del Cardenal Parocchi el 5 de enero de 1890, en la capilla del nuevo Colegio Pio Latinoamericano, y tomó posesión de su diócesis mediante apoderado el 8 de mayo; más tarde, el 18 de julio, fue recibido con júbilo en la ciudad de Chilapa. “''En aquella época la Diócesis de Chilapa era extremadamente difícil: problemas internos; extensión del territorio que abarcaba todo el Estado de Guerrero; falta absoluta de comunicaciones, pues no había ni un metro de vía férrea ni de carreteras; ásperas montañas, profundos barrancos, clima cálido y hasta insalubre en grandes extensiones; enormes necesidades de las poblaciones, escasez de Clero, falta de recursos humanos, sociales y económicos…''”<ref></ref>. <br />
<br />
Sin embargo, la actividad del nuevo obispo fue constante: reorganizó el Seminario Diocesano; procuró el mejoramiento espiritual, cultural y social del clero; celebró tres Sínodos Diocesanos; fundó el movimiento del “Apostolado de la Cruz” junto con la Sierva de Dios Concepción Cabrera de Armida, tanto en la sede episcopal como en todas las parroquias. También fundó el Colegio del Sagrado Corazón de Jesús, algunas escuelas gratuitas para niños de escasos recursos, una academia nocturna para adultos y una escuela de artes y oficios, además de la congregación de Misioneros Guadalupanos con la finalidad de evangelizar a las comunidades indígenas e inició las obras de la Catedral de Chilapa. Asimismo, se ocupó de iniciar los trabajos de la Catedral, así como de empedrar las calles de Chilapa, abrir otras nuevas y colocar los primeros metros de vías férreas en el Estado.<br />
<br />
Durante más de una década se mantuvo al frente de la diócesis de Chilapa hasta que fue nombrado obispo de Puebla por S.S. León XIII el 19 de abril de 1902. Después de haber trabajado tanto por aquella primera diócesis, así se despidió de sus fieles: “''Desde que por voluntad del Señor fuimos ungidos en la ciudad Eterna por vuestro Pastor, os consagramos todo nuestro cariño; y a pesar de las penalidades propias de esta Diócesis, hemos vivido once años a vuestro lado muy contentos y muy felices, soportando las inclemencias del tiempo, la aspereza de los caminos y la pobreza, pues todo esto nos ha parecido poco, por la grandeza del amor que os profesamos. Así es que al saber que por disposición superior tenemos que dejaros, nuestro corazón se ha sumergido en la más profunda amargura''”<ref></ref>.<br />
<br />
Tomó posesión de su nueva diócesis el 6 de julio de 1902. Como obispo de Puebla llevó a cabo numerosas obras de carácter espiritual, educativo y material. Fundó el Hospital del Sagrado Corazón de Jesús para enfermos carentes de recursos económicos. Igualmente promovió las Conferencias de San Vicente de Paúl, los Círculos Católicos de Obreros, la Liga Católica, la Sociedad Católica y otras instituciones del apostolado seglar que tanto auge tuvieron en el México de aquellos primeros años del siglo XX. En 1909 llevó a Puebla a las Religiosas de la Cruz del Sagrado Corazón para que se dedicaran a la Adoración perpetua del Santísimo Sacramento, especialmente en favor de los sacerdotes.<br />
<br />
El 12 de agosto de 1903 el Obispado de Puebla de los Ángeles fue elevado a la categoría de Arquidiócesis por S.S. Pío X (aunque la erección se efectuó el 8 de febrero del siguiente año) y Monseñor Ibarra fue nombrado primer Metropolitano de la nueva Sede Arzobispal. En 1904 Monseñor Ibarra obtuvo para la Catedral Angelopolitana, la dignidad de Basílica Menor.<br />
<br />
El incansable celo de Monseñor Ibarra por elevar el nivel cultural de su arquidiócesis le llevó a crear, además del Colegio Clerical, la Universidad Católica Angelopolitana a partir del otorgamiento –por parte de S.S. Pío X- del título de ‘Universidad’ al Seminario de Puebla. Dicha Universidad ofreció las facultades de Teología, Filosofía, Derecho Canónico, Derecho Civil, Medicina, Bellas Artes e Ingeniería, desde 1907 hasta el inicio de la Revolución de 1914. Los objetivos que perseguía Mons. Ibarra con la elevación del Seminario a rango de Universidad eran varios, como escribía al Papa: “''procurar con todo empeño el esplendor del Seminario y (…) apartar a la incauta juventud de las erróneas e impías doctrinas que en los colegios laicos muchas veces se les enseñan''”<ref></ref>igualmente, “''para que en la futura Universidad se formen Médicos, Arquitectos y Abogados, verdaderamente católicos''”<ref></ref>que, a semejanza de otros egresados, “''numerosos Abogados católicos que, recibidos entre los principales del Gobierno, han custodiado la causa católica''”<ref></ref>.<br />
<br />
Al igual que hizo durante su época de sacerdote en Puebla, gestionó el arribo de los Hermanos de las Escuelas Cristianas para que fundaran el Colegio de San Pedro y San Pablo como Escuela Preparatoria Católica, quienes además abrieron y dirigieron los Colegios de San Juan Bautista de Lasalle (o La Concordia), de San Ignacio y de Acatzingo. Igualmente prestó su apoyo al antiguo Colegio del Sagrado Corazón de Jesús (hoy Instituto Oriente), al Colegio Pío de Artes y Oficios, las Escuelas Pías del Portalillo y los Colegios Salesianos. Asimismo brindó constantemente su protección e impulsó las escuelas de niñas y señoritas.<br />
<br />
A raíz de la persecución desatada por la revolución carrancista y con la finalidad de atender su salud, en 1914 se tuvo que refugiar en la ciudad de México, donde pasó los años que le restaban de vida, sufriendo tanto por su enfermedad como por la persecución que sufría la Iglesia; no obstante, padeció estos sufrimientos sin quejarse y ofreciéndolos por la paz de la Iglesia y de México. Recibió los últimos sacramentos de manos de Mons. Emeterio Valverde Téllez, Obispo de León. Monseñor Ramón Ibarra y González falleció el 30 de enero de 1917.<br />
<br />
Sus restos fueron inhumados en el Panteón del Tepeyac, donde permanecieron hasta 1931 cuando fueron trasladados a la Catedral de Puebla. En un primer momento se depositaron en la cripta que se encuentra bajo el Altar Mayor, pero en 1964 fueron colocados en la capilla de Nuestra Señora de Guadalupe, en la misma Catedral, donde actualmente se encuentran. En 1990, S.S. Juan Pablo II lo declaró venerable<ref></ref>.</div>172.16.56.179https://dhial.org/diccionario/index.php?title=IBARRA_Y_GONZ%C3%81LEZ,_Jos%C3%A9_Ram%C3%B3n&diff=5212IBARRA Y GONZÁLEZ, José Ramón2014-06-16T21:23:58Z<p>172.16.56.179: Página creada con '(Guerrero, 1853 – Puebla, 1917) Arzobispo José Ramón Ibarra y González nació en Olinalá, Guerrero, el 22 de octubre de 1853. Sus padres fueron Miguel Ibarra y María del …'</p>
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<div>(Guerrero, 1853 – Puebla, 1917) Arzobispo<br />
José Ramón Ibarra y González nació en Olinalá, Guerrero, el 22 de octubre de 1853. Sus padres fueron Miguel Ibarra y María del Refugio González, quienes poseían una finca azucarera llamada San José Buena Vista. José Ramón fue el único hijo del matrimonio Ibarra González; sin embargo, tenía varias hermanas fruto del primer matrimonio de su padre. <br />
Los esposos Ibarra emigraron a Izúcar de Matamoros donde el pequeño Ramón realizó sus primeros estudios; más tarde se mudaron a la ciudad de Puebla para que continuara con su educación en el Colegio Franco Mexicano. A la muerte de don Miguel Ibarra, la familia trasladó su residencia a la población de Acatlán, cuyo párroco enseñó latín al joven Ramón. <br />
En 1868, Ramón y su madre se mudaron definitivamente a la ciudad de Puebla. Al poco tiempo el joven Ibarra ingresó al Seminario Conciliar Palafoxiano; en este lugar sería alumno, profesor y superior. Estudió Filosofía, Teología Dogmática, Sagrada Escritura, Historia Eclesiástica, Derecho e incluso se sujetó a examen de toda la Teología con la finalidad de adelantar un año; al mismo tiempo, estudiaba Ciencias Físicas en el Colegio del Estado. <br />
Ante los excelentes resultados obtenidos por el seminarista, Monseñor Carlos Colina y Rubio propuso enviarlo a Roma para perfeccionar sus estudios; sin embargo, la enfermedad de su madre le impidió viajar en ese momento. No fue sino hasta después de la muerte de ella, acaecida el 3 de abril de 1877, cuando pudo embarcarse en Veracruz rumbo a Europa. Ingresó al Colegio Pío Latinoamericano el 20 de junio de ese mismo año, donde “su trayectoria en los estudios fue tan brillante como en Puebla, y más aún si cabe” . <br />
En 1878 presentó el examen de Teología en la Universidad Gregoriana para obtener el grado de Licenciado en esa disciplina; recibió el grado de Doctor en 1879 y posteriormente, en 1881 el doctorado en Derecho Canónigo y Civil Romano; un año después logró también el grado de doctor en Filosofía. Algunos maestros suyos de la Universidad Gregoriana decían: “No sabemos qué admirar más, si su talento y ciencia, o su sencillez y modestia” . Fue condecorado por S.S. León XIII con una medalla por sus brillantes resultados académicos. <br />
En 1878 se le confirieron la tonsura clerical, las cuatro órdenes menores y el subdiaconado; en 1879 el diaconado, y finalmente recibió la ordenación sacerdotal el 21 de febrero de 1880 en la Basílica de San Juan de Letrán.<br />
Regresó a Puebla en 1882 para cumplir con su ministerio sacerdotal en diversas iglesias como la de San Pedro y el Templo del Espíritu Santo (mejor conocido como La Compañía). Al poco tiempo fue designado como profesor del Seminario, función que desempeñó sin descuidar a los fieles que acudían a él. En 1885 fue nombrado por Monseñor Mora y Daza como canónigo de la Catedral Angelopolitana y un año después fue comisionado también por Mons. Mora y Daza para fundar la academia Teojurista para lo cual adquirió junto con el canónigo José de Córdova el edificio del ex convento de Betlemitas anexo al templo de Belén. Asimismo fue designado presidente de la comisión organizadora de la primera peregrinación diocesana a la Basílica de Guadalupe que se llevó a cabo el 11 de febrero de 1887 y que actualmente se sigue realizando. A él se le debe también la fundación del Colegio Teresiano de Puebla (hoy Colegio América), pues gestionó la llegada a esta ciudad de las Religiosas Teresianas como respuesta a una de sus constantes preocupaciones: la educación cristiana de la niñez y de la juventud.<br />
A la muerte de Monseñor Mora y Daza, el joven canónigo de 34 años fue elegido Vicario Capitular en sede vacante por el cabildo angelopolitano, y gobernó la diócesis de diciembre de 1887 a septiembre de 1888. Más tarde, una vez entregado el gobierno de la diócesis a Monseñor Francisco Melitón Vargas, renunció a todos sus cargos y emprendió un viaje a Europa con la finalidad de ingresar a la Compañía de Jesús. Sin embargo, sus planes tuvieron un giro: mientras se encontraba en España haciendo los Ejercicios Espirituales para comenzar el noviciado, recibió un telegrama de S.S. León XII donde le informaba que lo había preconizado obispo de la diócesis de Chilapa. Tenía entonces 36 años de edad.<br />
Recibió en Roma la consagración episcopal de manos del Cardenal Parocchi el 5 de enero de 1890, en la capilla del nuevo Colegio Pio Latinoamericano, y tomó posesión de su diócesis mediante apoderado el 8 de mayo; más tarde, el 18 de julio, fue recibido con júbilo en la ciudad de Chilapa. “En aquella época la Diócesis de Chilapa era extremadamente difícil: problemas internos; extensión del territorio que abarcaba todo el Estado de Guerrero; falta absoluta de comunicaciones, pues no había ni un metro de vía férrea ni de carreteras; ásperas montañas, profundos barrancos, clima cálido y hasta insalubre en grandes extensiones; enormes necesidades de las poblaciones, escasez de Clero, falta de recursos humanos, sociales y económicos…” . <br />
Sin embargo, la actividad del nuevo obispo fue constante: reorganizó el Seminario Diocesano; procuró el mejoramiento espiritual, cultural y social del clero; celebró tres Sínodos Diocesanos; fundó el movimiento del “Apostolado de la Cruz” junto con la Sierva de Dios Concepción Cabrera de Armida, tanto en la sede episcopal como en todas las parroquias. También fundó el Colegio del Sagrado Corazón de Jesús, algunas escuelas gratuitas para niños de escasos recursos, una academia nocturna para adultos y una escuela de artes y oficios, además de la congregación de Misioneros Guadalupanos con la finalidad de evangelizar a las comunidades indígenas e inició las obras de la Catedral de Chilapa. Asimismo, se ocupó de iniciar los trabajos de la Catedral, así como de empedrar las calles de Chilapa, abrir otras nuevas y colocar los primeros metros de vías férreas en el Estado.<br />
Durante más de una década se mantuvo al frente de la diócesis de Chilapa hasta que fue nombrado obispo de Puebla por S.S. León XIII el 19 de abril de 1902. Después de haber trabajado tanto por aquella primera diócesis, así se despidió de sus fieles: “Desde que por voluntad del Señor fuimos ungidos en la ciudad Eterna por vuestro Pastor, os consagramos todo nuestro cariño; y a pesar de las penalidades propias de esta Diócesis, hemos vivido once años a vuestro lado muy contentos y muy felices, soportando las inclemencias del tiempo, la aspereza de los caminos y la pobreza, pues todo esto nos ha parecido poco, por la grandeza del amor que os profesamos. Así es que al saber que por disposición superior tenemos que dejaros, nuestro corazón se ha sumergido en la más profunda amargura” .<br />
Tomó posesión de su nueva diócesis el 6 de julio de 1902. Como obispo de Puebla llevó a cabo numerosas obras de carácter espiritual, educativo y material. Fundó el Hospital del Sagrado Corazón de Jesús para enfermos carentes de recursos económicos. Igualmente promovió las Conferencias de San Vicente de Paúl, los Círculos Católicos de Obreros, la Liga Católica, la Sociedad Católica y otras instituciones del apostolado seglar que tanto auge tuvieron en el México de aquellos primeros años del siglo XX. En 1909 llevó a Puebla a las Religiosas de la Cruz del Sagrado Corazón para que se dedicaran a la Adoración perpetua del Santísimo Sacramento, especialmente en favor de los sacerdotes.<br />
El 12 de agosto de 1903 el Obispado de Puebla de los Ángeles fue elevado a la categoría de Arquidiócesis por S.S. Pío X (aunque la erección se efectuó el 8 de febrero del siguiente año) y Monseñor Ibarra fue nombrado primer Metropolitano de la nueva Sede Arzobispal. En 1904 Monseñor Ibarra obtuvo para la Catedral Angelopolitana, la dignidad de Basílica Menor. <br />
El incansable celo de Monseñor Ibarra por elevar el nivel cultural de su arquidiócesis le llevó a crear, además del Colegio Clerical, la Universidad Católica Angelopolitana a partir del otorgamiento –por parte de S.S. Pío X- del título de ‘Universidad’ al Seminario de Puebla. Dicha Universidad ofreció las facultades de Teología, Filosofía, Derecho Canónico, Derecho Civil, Medicina, Bellas Artes e Ingeniería, desde 1907 hasta el inicio de la Revolución de 1914. Los objetivos que perseguía Mons. Ibarra con la elevación del Seminario a rango de Universidad eran varios, como escribía al Papa: “procurar con todo empeño el esplendor del Seminario y (…) apartar a la incauta juventud de las erróneas e impías doctrinas que en los colegios laicos muchas veces se les enseñan” ; igualmente, “para que en la futura Universidad se formen Médicos, Arquitectos y Abogados, verdaderamente católicos” que, a semejanza de otros egresados, “numerosos Abogados católicos que, recibidos entre los principales del Gobierno, han custodiado la causa católica” .<br />
Al igual que hizo durante su época de sacerdote en Puebla, gestionó el arribo de los Hermanos de las Escuelas Cristianas para que fundaran el Colegio de San Pedro y San Pablo como Escuela Preparatoria Católica, quienes además abrieron y dirigieron los Colegios de San Juan Bautista de Lasalle (o La Concordia), de San Ignacio y de Acatzingo. Igualmente prestó su apoyo al antiguo Colegio del Sagrado Corazón de Jesús (hoy Instituto Oriente), al Colegio Pío de Artes y Oficios, las Escuelas Pías del Portalillo y los Colegios Salesianos. Asimismo brindó constantemente su protección e impulsó las escuelas de niñas y señoritas.<br />
A raíz de la persecución desatada por la revolución carrancista y con la finalidad de atender su salud, en 1914 se tuvo que refugiar en la ciudad de México, donde pasó los años que le restaban de vida, sufriendo tanto por su enfermedad como por la persecución que sufría la Iglesia; no obstante, padeció estos sufrimientos sin quejarse y ofreciéndolos por la paz de la Iglesia y de México. Recibió los últimos sacramentos de manos de Mons. Emeterio Valverde Téllez, Obispo de León. Monseñor Ramón Ibarra y González falleció el 30 de enero de 1917. <br />
Sus restos fueron inhumados en el Panteón del Tepeyac, donde permanecieron hasta 1931 cuando fueron trasladados a la Catedral de Puebla. En un primer momento se depositaron en la cripta que se encuentra bajo el Altar Mayor, pero en 1964 fueron colocados en la capilla de Nuestra Señora de Guadalupe, en la misma Catedral, donde actualmente se encuentran. En 1990, S.S. Juan Pablo II lo declaró venerable .</div>172.16.56.179https://dhial.org/diccionario/index.php?title=Glosario&diff=5211Glosario2014-06-16T19:08:23Z<p>172.16.56.179: /* I */</p>
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<div>El objetivo de este glosario es facilitar el acceso a una definición de los principales términos que utilizamos en Wikipedia y en otros proyectos de la Fundación Wikimedia. Si no encuentras algún término de uso específico en Wikipedia o sus proyectos, bien puedes incluirlo en la lista para que alguien lo describa o preguntarlo en la página de discusión.<br />
<br />
__NOTOC__<br />
{{Índice}}<br />
<br />
=== A ===<br />
<br />
'''[[ABAD Y QUEIPO, Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[ACADEMIA DE SAN CARLOS]]'''<br />
<br />
'''[[ACADEMIA NACIONAL DE MEDICINA DE MEXICO]]'''<br />
<br />
'''[[ACAMAPICHTLI]]'''<br />
<br />
'''[[ACOLMAN; Convento de San Agustín]]'''<br />
<br />
'''[[ACOSTA Zurita Darío]]'''<br />
<br />
'''[[ACTOPAN]]'''<br />
<br />
'''[[ACUÑA Y MANRIQUE, Juan]]'''<br />
<br />
'''[[ADAME Rosales, San Román]]'''<br />
<br />
'''[[ADORATRICES PERPETUAS; de Santa María de Guadalupe]]'''<br />
<br />
'''[[ÁGREDA María de Jesús]]'''<br />
<br />
'''[[AGUASCALIENTES]]'''<br />
<br />
'''[[AGUIAR Y SEIJAS, Francisco de]]'''<br />
<br />
'''[[AGUILAR ALEMÁN, San Rodrigo]]'''<br />
<br />
'''[[AGUIRRE Moctezuma, Rafael ]]'''<br />
<br />
'''[[AGUSTINOS]]'''<br />
<br />
'''[[ÁLBUM DE LA CORONACIÓN de la Santísima Virgen de Guadalupe]]'''<br />
<br />
'''[[ALAMÁN Y ESCALADA, Lucas]]'''<br />
<br />
'''[[ALARCÓN Y SÁNCHEZ DE LA BARQUERA, Próspero María]]'''<br />
<br />
'''[[ALCALDE Y BARRIGA, Antonio]]'''<br />
<br />
'''[[ALDAY Y ASPEE, De Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[ALEGRE, Francisco Javier]]'''<br />
<br />
'''[[ALFARO, Luis Felipe Neri de]]'''<br />
<br />
'''[[ALTAMIRANO, Basilio Ignacio Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[ALVA IXTLILXÓCHITL, Fernando de]]'''<br />
<br />
'''[[ALVARADO, Pedro de]]'''<br />
<br />
'''[[ALVARADO, Tezozómoc Fernando]]'''<br />
<br />
'''[[ÁLVAREZ HERRERA, Bernardino]]'''<br />
<br />
'''[[ÁLVAREZ MENDOZA, San Julio]]'''<br />
<br />
'''[[AMÉRICA LATINA: El Término]]'''<br />
<br />
'''[[ANÁHUAC]]'''<br />
<br />
'''[[ANALES ANTIGUOS de México y sus contornos]]'''<br />
<br />
'''[[ÁNGEL; a los pies de la Guadalupana]]'''<br />
<br />
'''[[ANTUÑANO, Esteban de]]'''<br />
<br />
'''[[APARICIO, Sebastián de]]'''<br />
<br />
'''[[ARABESCO; estilo artístico]]'''<br />
<br />
'''[[ARANEDA BRAVO, Fidel]]'''<br />
<br />
'''[[ÁRCIGA Y RUIZ DE CHÁVEZ, José Ignacio]]'''<br />
<br />
'''[[ARCHIVO HISTÓRICO DEL ARZOBISPADO DE MÉXICO]]'''<br />
<br />
'''[[ARCHIVOS Y BIBLIOTECAS ECLESIASTICAS EN CHILE]]'''<br />
<br />
'''[[ARENAS Pedro De]]'''<br />
<br />
'''[[ARRANGOIZ Y BERZÁBAL, Francisco de Paula]]'''<br />
<br />
'''[[ARTE PLUMARIO]]'''<br />
<br />
'''[[ARTE SACRO EN AMÉRICA Y CHILE]]'''<br />
<br />
'''[[ARTE Y PENSAMIENTO EN IBEROAMÉRICA]]'''<br />
<br />
'''[[ARTESANÍAS MEXICANAS, en la liturgia]]'''<br />
<br />
'''[[ARTIGAS, José Gervasio]]'''<br />
<br />
'''[[ASOCIACIÓN URUGUAYA DE EDUCACIÓN CATÓLICA]]'''<br />
<br />
'''[[ÁVILA CAMACHO, Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[AYORA, Fray Juan de]]'''<br />
<br />
'''[[AZNAR Barbachano, Tomás]]'''<br />
<br />
'''[[AZTECAS]]'''<br />
<br />
=== B ===<br />
<br />
'''[[BANEGAS GALVÁN, Francisco]]'''<br />
<br />
'''[[BARROCO INDIANO]]'''<br />
<br />
'''[[BARTOLACHE y Díaz Posada, José Ignacio]]'''<br />
<br />
'''[[BASALENQUE, Fray Diego de]]'''<br />
<br />
'''[[BASASIO Arnaldo fray ]]'''<br />
<br />
'''[[BASÍLICA DE GUADALUPE]]'''<br />
<br />
'''[[BATIS SÁINZ, San Luis]]'''<br />
<br />
'''[[BECERRA TANCO, Luís]]'''<br />
<br />
'''[[BENAVENTE (MOTOLINIA), Fray Toribio de]]'''<br />
<br />
'''[[BENZONI, Girolamo]]'''<br />
<br />
'''[[BETANZOS, Fray Domingo de]]'''<br />
<br />
'''[[BETLEMITAS; orden religiosa]]'''<br />
<br />
'''[[BIENVENIDA, Fray Lorenzo de.]]'''<br />
<br />
'''[[BITTI, Bernardo]]'''<br />
<br />
'''[[BORDONE Benedetto]]'''<br />
<br />
'''[[BOTERO Giovanni]]'''<br />
<br />
'''[[BOTURINI BENADUCCI, Lorenzo]]'''<br />
<br />
'''[[BRAVO Ugarte, José S.J.]]'''<br />
<br />
'''[[BUCARELI Y URSÚA, Antonio María de]]'''<br />
<br />
'''[[BUSTAMANTE, fray Francisco de]]'''<br />
<br />
'''[[BULA]]'''<br />
<br />
'''[[BULAS ALEJANDRINAS]]'''<br />
<br />
'''[[BURRUS, Ernest Joseph]]'''<br />
<br />
=== C ===<br />
<br />
'''[[CABILDO ECLESIÁSTICO DE MÉXICO; sus actas capitulares]]'''<br />
<br />
'''[[CABRERA, Miguel]]'''<br />
<br />
'''[[CACES DE BROWN, Isabel]]'''<br />
<br />
'''[[CALDERÓN DE LA BARCA, Erskine Frances, Marquesa de]]'''<br />
<br />
'''[[CALENDARIO AZTECA]]'''<br />
<br />
'''[[CALENDARIOS INDÍGENAS MEXICAS]]'''<br />
<br />
'''[[CALIFORNIA; Misiones]]'''<br />
<br />
'''[[CALLES, Plutarco Elías]]'''<br />
<br />
'''[[CALMECAC]]'''<br />
<br />
'''[[CALOCA CORTÉS, San Agustín]]'''<br />
<br />
'''[[CALPAN, Convento de]]'''<br />
<br />
'''[[CAMPECHE. Capital del Estado mexicano del mismo nombre]]''' <br />
<br />
'''[[CAÑAS COVARRUBIAS, José Domingo]]'''<br />
<br />
'''[[CAÑAS Y CALVO, Blas]]'''<br />
<br />
'''[[CARRASCO y Saavedra, Bernardo]]'''<br />
<br />
'''[[CASAL, Julio J.]]'''<br />
<br />
'''[[CASAL Muñoz, Marynés]]'''<br />
<br />
'''[[CASANOVA CASANOVA, Mariano]]'''<br />
<br />
'''[[CASTELLANOS Y CASTELLANOS, Leonardo]]'''<br />
<br />
'''[[CATALÁ Y GUASCH, FRAY MAGÍN]]'''<br />
<br />
'''[[CATEDRAL DE MÉXICO]]'''<br />
<br />
'''[[CATECISMOS en México]]'''<br />
<br />
'''[[CATOLICISMO LIBERAL en Chile]]''' <br />
<br />
'''[[CATOLICISMO y cultura en el nuevo mundo]]'''<br />
<br />
'''[[CERVANTES de Salazar Francisco]]'''<br />
<br />
'''[[CHALMA; Santuario del Señor de]]'''<br />
<br />
'''[[CHAVEZ Jerónimo de]]'''<br />
<br />
'''[[CHIAPA DE CORZO]]'''<br />
<br />
'''[[CHICHIMECA]]'''<br />
<br />
'''[[CHILE; Diócesis creadas en el siglo XX]]'''<br />
<br />
'''[[CHILE; Financiamiento de la iglesia]]'''<br />
<br />
'''[[CHILE; Órdenes y Congregaciones Religiosas]]'''<br />
<br />
'''[[CHILE: SÍNODOS DIOCESANOS Y CONCILIOS PROVINCIALES]]'''<br />
<br />
'''[[CHILE; Recepción de las encíclicas sociales]]'''<br />
<br />
'''[[CHOLULA]]'''<br />
<br />
'''[[CHOLULA. Arte Virreinal]]'''<br />
<br />
'''[[CIHUACÓATL; Deidad femenina de la mitología azteca]]'''<br />
<br />
'''[[CIUDAD RODRIGO, Fray Antonio de.]]'''<br />
<br />
'''[[CISNEROS, Diego]]'''<br />
<br />
'''[[CLAVIJERO, Francisco Javier]]'''<br />
<br />
'''[[CÓDICE FLORENTINO]]'''<br />
<br />
'''[[CÓDICE OSUNA]]'''<br />
<br />
'''[[CÓDICES precolombinos]]'''<br />
<br />
'''[[CÓDICE VATICANO B]]'''<br />
<br />
'''[[COFRADÍAS EN CHILE]]'''<br />
<br />
'''[[COLEGIOS APOSTÓLICOS de Propaganda Fide]]'''<br />
<br />
'''[[COLEGIO VIZCAÍNAS]]'''<br />
<br />
'''[[COLÓN, Cristóbal]]'''<br />
<br />
'''[[COMPLEJO Tupí-Guaraní]]'''<br />
<br />
'''[[CONCHA, Andrés de]]'''<br />
<br />
'''[[CONCEPCIÓN, DIÓCESIS DE]]'''<br />
<br />
'''[[CONCILIO PLENARIO LATINOAMERICANO DE 1899]]'''<br />
<br />
'''[[CONCILIOS Y SINODOS LATINOAMERICANOS.]]'''<br />
<br />
'''[[CONQUISTA DE MÉXICO ]]'''<br />
<br />
'''[[CORREA MAGALLANES, San Mateo]]'''<br />
<br />
'''[[CORTÉS, Hernán]]'''<br />
<br />
'''[[CORUÑA AGUSTÍN]]'''<br />
<br />
'''[[COSÍO VILLEGAS, Daniel]]'''<br />
<br />
'''[[CRISTIADA ]]'''<br />
<br />
'''[[CRUZ ALVARADO, San Atilano]]'''<br />
<br />
'''[[CUAUHTÉMOC]]'''<br />
<br />
'''[[CUAUTITLÁN; Convento franciscano y Juan Diego Cuahutlatoatzin]]'''<br />
<br />
'''[[CUEVAS, Mariano]]'''<br />
<br />
=== D ===<br />
'''[[DE BRY, Theodor]]'''<br />
<br />
'''[[DEFENSA DEL INDÍGENA]]'''<br />
<br />
'''[[DESCUBRIMIENTO DEL NUEVO MUNDO: Mentalidades culturales en el Mundo Europeo en la vigilia de 1492]]'''<br />
<br />
'''[[DEZA, Diego de]]'''<br />
<br />
'''[[DÍAZ DEL CASTILLO, Bernal]]'''<br />
<br />
'''[[DOCUMENTOS DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL DE CHILE]]'''<br />
<br />
'''[[DOMINICOS en la Nueva España]]'''<br />
<br />
'''[[DONOSO VIVANCO, Justo Pastor]]'''<br />
<br />
'''[[DU ROUSIER, Ana]]'''<br />
<br />
'''[[D'ANANIA, GIOVANNI LORENZO]]'''<br />
<br />
=== E ===<br />
<br />
'''[[EDUCACIÓN EN AMÉRICA LATINA]]'''<br />
<br />
'''[[EGUIARA Y EGUREN, Juan José de]]'''<br />
<br />
'''[[ELÍZAGA PRADO, José Mariano]]'''<br />
<br />
'''[[ERMITA DEL TEPEYAC]]'''<br />
<br />
'''[[ERRÁZURIZ VALDIVIESO, Crescente]]'''<br />
<br />
'''[[ESCALANTE y Escalante, Alonso M]]'''<br />
<br />
'''[[ESCUDERO ESCUDERO, Alfonso María]]'''<br />
<br />
'''[[ESPAÑA; la sociedad española en la época de los descubrimientos]]'''<br />
<br />
'''[[ESQUEDA RAMÍREZ, San Pedro]]'''<br />
<br />
'''[[EVANGELIZACIÓN; su impacto en un nuevo mundo]]'''<br />
<br />
'''[[EVANGELIZACIÓN DE AMÉRICA LATINA; los primeros evangelizadores y sus métodos]]'''<br />
<br />
'''[[EYZAGUIRRE PORTALES, José Ignacio Víctor]]'''<br />
<br />
=== F ===<br />
<br />
<br />
'''[[FERNÁNDEZ CONCHA, Domingo]]'''<br />
<br />
'''[[FERNÁNDEZ CONCHA, Josefa]]'''<br />
<br />
'''[[FERNÁNDEZ CONCHA, Rosa]]'''<br />
<br />
'''[[FERNÁNDEZ DE URIBE y Casarejos José]]'''<br />
<br />
'''[[FERRI Alfonso]]'''<br />
<br />
'''[[FILOSOFÍA Náhuatl]]'''<br />
<br />
'''[[FLORES, Ana]]'''<br />
<br />
'''[[FLORES GARCÍA, San Margarito]]'''<br />
<br />
'''[[FLOR Y CANTO DEL NACIMIENTO DEL NUEVO MÉXICO]]'''<br />
<br />
'''[[FLORES y Troncoso, Francisco de Asís]]'''<br />
<br />
'''[[FLORES VARELA, San José Isabel]]'''<br />
<br />
'''[[FRACASTORO, Girolamo]]'''<br />
<br />
'''[[FRANCISCANOS en el Nuevo Mundo]]'''<br />
<br />
'''[[FUEROS]]'''<br />
<br />
=== G ===<br />
<br />
'''[[GALVÁN BERMÚDEZ, San David]]'''<br />
<br />
'''[[GACETA OFICIAL del Arzobispado de México 1897-2011]]'''<br />
<br />
'''[[GANTE, Pedro de]]'''<br />
<br />
'''[[GARCÉS, FRAY JULIÁN]]''' <br />
<br />
'''[[GARCÍA ACOSTA, Andrés]]'''<br />
<br />
'''[[GARCÍA DE LA HUERTA, Tadea]]'''<br />
<br />
'''[[GARCÍA ICAZBALCETA Joaquín]]'''<br />
<br />
'''[[GARIBAY y Kintana, Ángel María]]'''<br />
<br />
'''[[GERSON, Juan]]'''<br />
<br />
'''[[GILLOW Y ZAVALZA, Eulogio Gregorio]]'''<br />
<br />
'''[[GIUSTINIANI Agustín]]'''<br />
<br />
'''[[GLAREANUS, Henricus]]'''<br />
<br />
'''[[GÓMEZ DE PORTUGAL Y SOLÍS, Juan Cayetano]]'''<br />
<br />
'''[[GÓMEZ Loza, Miguel]]'''<br />
<br />
'''[[GONZAGA Francesco]]'''<br />
<br />
'''[[GONZÁLEZ, Juan]]'''<br />
<br />
'''[[GONZÁLEZ DE MARMOLEJO, Rodrigo]]'''<br />
<br />
'''[[GONZÁLEZ FLORES, Anacleto]]'''<br />
<br />
'''[[GONZÁLEZ OBREGÓN, Luis]]'''<br />
<br />
'''[[GONZÁLEZ VALENCIA, José María]]'''<br />
<br />
'''[[GREMIO]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Acontecimiento Guadalupano]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Antiaparicionismo]]''' <br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Antigüedad del culto]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Añadidos y retoques a la imagen]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Aprobación implícita]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Atentado contra la Imagen]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Bibliografía general]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Descubrimientos arqueológicos en Estados Unidos]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; El Acontecimiento Guadalupano e Inculturación]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; el problema de los "silencios"]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; El Santuario, su Culto y la Plaza Mariana]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE;en la independencia de México]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Fuentes españolas]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Fuentes indígenas]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; fuentes mestizas o indo-hispanas]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Informaciones jurídicas de 1666]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Informe sobre aspectos de conservación y restauración de la imagen original]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; La hipótesis de imágenes en sus ojos]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; La Virgen María y Juan Diego.]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Misterio de los ojos en la pintura]]'''<br />
<br />
'''[[GUADALUPE; Raíz del mundo católico iberoamericano]]'''<br />
<br />
'''[[GUERRERO, Gonzalo]]'''<br />
<br />
'''[[GUZMÁN LECAROZ, Joseph Francisco Xavier Miguel ]]'''<br />
<br />
'''[[GUANAJUATO; Arte Virreinal]]'''<br />
<br />
'''[[GUIZAR Y VALENCIA, San Rafael]]'''<br />
<br />
=== H ===<br />
<br />
'''[[HABSBURGO, Maximiliano de]]'''<br />
<br />
'''[[HIDALGO Y COSTILLA GALLAGA, Miguel]]'''<br />
<br />
'''[[HIJAR Y MENDOZA, Martín Alonso ]]'''<br />
<br />
'''[[HOSPITAL DEL AMOR DE DIOS]]'''<br />
<br />
'''[[HOSPITALES Y HOSPICIOS DE LA NUEVA ESPAÑA]]'''<br />
<br />
'''[[HUEI TLAMAHUIZOLTICA]]'''<br />
<br />
'''[[HUEJOTZINGO]]'''<br />
<br />
'''[[HUERTA GUTIÉRREZ, Ezequiel y Salvador]]'''<br />
<br />
'''[[HUITZILOPOCHTLI]]'''<br />
<br />
'''[[HUTTEN, Ulrich Von]]'''<br />
<br />
=== I ===<br />
'''[[IBARRA Y GONZÁLEZ, José Ramón]]''' <br />
<br />
'''[[IGLESIA ANTIGUA de los indios en el Tepeyac.]]'''<br />
<br />
'''[[IGLESIA Y LIBERARISMO EN LATINOAMERICA]]'''<br />
<br />
'''[[INDEPENDENCIAS HISPANOAMERICANAS. EL CASO DE MÉXICO.]]'''<br />
<br />
'''[[INDIOS pueblo]]'''<br />
<br />
'''[[ITURBIDE, Agustín de]]'''<br />
<br />
'''[[ITZCÓATL]]'''<br />
<br />
=== J ===<br />
<br />
'''[[JESUITAS (Compañia de Jesús)]]'''<br />
<br />
'''[[JUAN DIEGO CUAUHTLATOATZIN]]'''<br />
<br />
'''[[JUAN DIEGO CUAUHTLATOATZIN; Descendientes]]'''<br />
<br />
'''[[JUAN DIEGO CUAUHTLATOATZIN; procesos de beatificación y de canonización]]'''<br />
<br />
'''[[JUÁREZ GARCÍA, Benito]]'''<br />
<br />
=== K ===<br />
<br />
'''[[KINO, Eusebio Francisco]]'''<br />
<br />
'''[[KUBLER, George Alexander ]]'''<br />
<br />
=== L ===<br />
<br />
'''[[LABASTIDA Y DÁVALOS, Pelagio Antonio]]'''<br />
<br />
'''[[LACUNZA Y DÍAZ, Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[LAICISMO en chile]]'''<br />
<br />
'''[[LA CRUZ, SOR JUANA INÉS DE]]'''<br />
<br />
'''[[LAMAS, José Benito]]'''<br />
<br />
'''[[LARRAÍN ERRÁZURIZ, Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[LARROBLA, Juan Francisco]]'''<br />
<br />
'''[[LAS CASAS, Fray Bartolomé de]]'''<br />
<br />
'''[[LAS CASAS, Fray Bartolomé de; ¿anti-negro?]]'''<br />
<br />
'''[[LEDESMA, Bartolomé de]]'''<br />
<br />
'''[[LEÓN CALDERÓN, Nicolás]]'''<br />
<br />
'''[[LEVINUS APOLLONIUS]]'''<br />
<br />
'''[[LIBERALES Y CONSERVADORES; su posición frente a la Iglesia en México]]'''<br />
<br />
'''[[LICEO de Estudios Universitarios (LEU)]]'''<br />
<br />
'''[[LIZÁRRAGA, DE Reginaldo]]'''<br />
<br />
'''[[LÓPEZ, Gregorio]]'''<br />
<br />
'''[[LÓPEZ DE GÓMARA, Francisco]]'''<br />
<br />
'''[[LÓPEZ DE HERRERA, Fray Alonso ]]'''<br />
<br />
'''[[LÓPEZ DE SANTA ANNA, Antonio]]'''<br />
<br />
'''[[LOS ANDES, Santa Teresa de Jesús De]]'''<br />
<br />
'''[[LUMNIUS IOANNES Fredericus]]'''<br />
<br />
=== M ===<br />
<br />
'''[[MAGALLANES JARA, San Cristóbal]]'''<br />
<br />
'''[[MAGAÑA SERVÍN, Luis ]]'''<br />
<br />
'''[[MALINCHE; Tenépatl (Doña Marina)]]'''<br />
<br />
'''[[MALDONADO MELÉNDEZ, San Pedro]]'''<br />
<br />
'''[[MANRÍQUEZ Y ZÁRATE, José de Jesús]]'''<br />
<br />
'''[[MARGIL DE JESÚS, Fray Antonio]]'''<br />
<br />
'''[[MARTÍN Juana]]'''<br />
<br />
'''[[MÁRTIR DE ANGLERÍA, Pedro]]'''<br />
<br />
'''[[MÁRTIRES DE SAHUAYO]]'''<br />
<br />
'''[[MÁRTIRES DE SAN JOAQUÍN]]'''<br />
<br />
'''[[MÁRTIRES MEXICANOS EN JAPÓN (1597, 1627 Y 1632)]]'''<br />
<br />
'''[[MARTIRIO Cristiano]]'''<br />
<br />
'''[[MARTIROLOGIO MEXICANO ( 1914- 1940)]]'''<br />
<br />
'''[[MATRIMONIO EN CHILE]]'''<br />
<br />
'''[[MEDELLÍN, Diego De]]'''<br />
<br />
'''[[MEDINA, PEDRO DE]]'''<br />
<br />
'''[[MEERMAN Arnould OFM]]''' <br />
<br />
'''[[MÉNDEZ MONTOYA, San Jesús]]'''<br />
<br />
'''[[MENDIETA, Fray Gerónimo de]]'''<br />
<br />
'''[[MENDOZA Y PACHECO, Antonio de]]'''<br />
<br />
'''[[MERCATOR, Gerard]]'''<br />
<br />
'''[[MÉXICO; Constitución de 1917; artículos antirreligiosos.]]'''<br />
<br />
'''[[MÉXICO; Educación desde la Revolución de 1910]]'''<br />
<br />
'''[[MÉXICO. Evangelización]]'''<br />
<br />
'''[[MÉXICO. Planes Políticos en los siglos XIX y XX]]'''<br />
<br />
'''[[MÉXICO. Partido Católico Nacional.]]'''<br />
<br />
'''[[MÉXICO. Reforma, Guerra y Leyes de]]'''<br />
<br />
'''[[MÉXICO; Universidades y Colegios Mayores]]'''<br />
<br />
'''[[MINA, Francisco Javier]]'''<br />
<br />
'''[[MISIONES jesuíticas en Paraguay y Río de la Plata s. XVII y XVIII]]'''<br />
<br />
'''[[MODUS VIVENDI en México (1929-1992)]]'''<br />
<br />
'''[[MOLINA, Juan Ignacio]]'''<br />
<br />
'''[[MONARDES, Nicolás]]'''<br />
<br />
'''[[MONCAYO GARCÍA, José Pablo]]'''<br />
<br />
'''[[MONJAS, MUJERES y Conventos en el Nuevo Mundo]]'''<br />
<br />
'''[[MONUMENTA CARTOGRÁFICA VATICANA]]'''<br />
<br />
'''[[MORA Y DE LA MORA, San Miguel de la]]'''<br />
<br />
'''[[MORISCOS]]'''<br />
<br />
'''[[MORELIA (Arte Virreinal)]]'''<br />
<br />
'''[[MORELOS Y PAVÓN, José María]]'''<br />
<br />
'''[[MORIN, Bernarda]]'''<br />
<br />
'''[[MOSQUERA Y ARBOLEDA, Manuel José]]'''<br />
<br />
'''[[MOYA DE CONTRERAS PEDRO]]'''<br />
<br />
'''[[MOYA Y VALENZUELA]]'''<br />
<br />
'''[[MOZÁRABE]]'''<br />
<br />
'''[[MUDÉJARES]]'''<br />
<br />
'''[[MUNGUÍA Y NÚÑEZ, Clemente de Jesús]]'''<br />
<br />
'''[[MUÑOZ CAMARGO, Diego]]'''<br />
<br />
'''[[MUÑOZ, Juan Bautista]]'''<br />
<br />
'''[[MUJER en Uruguay]]'''<br />
<br />
'''[[MÜNSTER, Sebastian]]'''<br />
<br />
'''[[MÚSICA en Chile]]'''<br />
<br />
'''[[MÚSICA PREHISPÁNICA]]'''<br />
<br />
=== N ===<br />
<br />
'''[[NAVARRETE GUERRERO, Julia]]'''<br />
<br />
'''[[NERVO, Amado]]'''<br />
<br />
'''[[NEZAHUALCÓYOTL]]'''<br />
<br />
'''[[NOCHE TRISTE]]'''<br />
<br />
'''[[NUEVA ESPAÑA; Virreinato de la]]'''<br />
<br />
'''[[NIÑOS MÁRTIRES DE TLAXCALA]]'''<br />
<br />
=== O ===<br />
<br />
<br />
'''[[OCOTLÁN; Nuestra señora de]]'''<br />
<br />
'''[[O´GORMAN, Edmundo]]'''<br />
<br />
'''[[OLMOS, Fray Andrés de]]'''<br />
<br />
'''[[ÓRGANOS DE LA CATEDRAL DE MÉXICO]]'''<br />
<br />
'''[[ORONA MADRIGAL, San Justino]]'''<br />
<br />
'''[[OROZCO Y JIMÉNEZ, FRANCISCO]]'''<br />
<br />
'''[[OVALLE, Alonso De]]'''<br />
<br />
=== P ===<br />
<br />
'''[[PALAFOX Y MENDOZA, Juan de]]'''<br />
<br />
'''[[PALOMAR Y VIZCARRA, Miguel]]''' <br />
<br />
'''[[PANÉ,Ramón]]'''<br />
<br />
'''[[PÁTZCUARO; Arte Virreinal]]'''<br />
<br />
'''[[PAYNO, Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[PEÑAFIEL Barranco, Antonio]]'''<br />
<br />
'''[[PERSECUCIÓN Y MARTIRIO EN TABASCO]]'''<br />
<br />
'''[[PEREGRINACIONES AL TEPEYAC]]'''<br />
<br />
'''[[PEREYRA, Gómez Carlos ]]'''<br />
<br />
'''[[PERSECUCIONES Y MARTIRIOS EN EL SIGLO XX]]'''<br />
<br />
'''[[POSSEVINO Antonio, SJ]]'''<br />
<br />
'''[[POLÍTICA y religión en los proyectos insurgentes y realistas de la independencia de Nueva España]]'''<br />
<br />
'''[[POMAR, Juan Bautista]]'''<br />
<br />
'''[[PORFIRISMO]]'''<br />
<br />
'''[[PRO, Miguel Agustín]]'''<br />
<br />
'''[[PUEBLA; Tercera Conferencia del CELAM (1979)]]'''<br />
<br />
'''[[PUEBLA DE LOS ÁNGELES; Arte Virreinal]]'''<br />
<br />
'''[[PUEBLA DE LOS ÁNGELES; Ciudad ]]'''<br />
<br />
=== Q ===<br />
<br />
'''[[QUERÉTARO, Arte Virreinal]]'''<br />
<br />
'''[[QUETZALCÓATL]]'''<br />
<br />
'''[[QUINTO SOL (La cosmogonía azteca)]]'''<br />
<br />
'''[[QUIROGA, Vasco de]]'''<br />
<br />
=== R ===<br />
<br />
'''[[RAMOS ARIZPE, José Miguel]]'''<br />
<br />
'''[[RAMIREZ Álvarez José Fernando]]'''<br />
<br />
'''[[RAMÍREZ, FRAY JUAN]]'''<br />
<br />
'''[[RAMUSIO, Giambattista]]'''<br />
<br />
'''[[RAUW, Johann]]'''<br />
<br />
'''[[REYES SALAZAR, San Sabás]]'''<br />
<br />
'''[[REYES OCHOA, Alfonso]]'''<br />
<br />
'''[[REGULES, Dardo]]'''<br />
<br />
'''[[REPISO MARTÍNEZ DE ORBE, Antonio ]]'''<br />
<br />
'''[[REVUELTAS Sánchez Silvestre]]'''<br />
<br />
'''[[RIVA PALACIO Guerrero Vicente]]'''<br />
<br />
'''[[ROBLES HURTADO, San José María]]'''<br />
<br />
'''[[ROMERO, Luis Francisco ]]'''<br />
<br />
'''[[ROMERO DE TERREROS, Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[ROMO GONZÁLEZ, Santo Toribio]]'''<br />
<br />
'''[[ROSAS, Juventino]]'''<br />
<br />
'''[[ROSS EDWARDS, Juana]]'''<br />
<br />
'''[[RUIZ DE ALARCÓN Y MENDOZA, Juan]]'''<br />
<br />
'''[[RULFO Juan ]]'''<br />
<br />
'''[[RUSCELLI GIROLAMO]]'''<br />
<br />
=== S ===<br />
<br />
'''[[SAHAGÚN, Bernardino de Fray]]'''<br />
<br />
'''[[SÁNCHEZ DE TAGLE, Varela Francisco Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[SÁNCHEZ DELGADILLO, San Jenaro]]'''<br />
<br />
'''[[SANCHEZ DEL RÍO, José]]'''<br />
<br />
'''[[SALAS, Antonia]]'''<br />
<br />
'''[[SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS]]'''<br />
<br />
'''[[SAN JUAN DE ULÚA. Castillo-Fortaleza]]'''<br />
<br />
'''[[SAN LUIS POTOSÍ; Arte Virreinal]]'''<br />
<br />
'''[[SAN MIGUEL DE ALLENDE; Arte Virreinal]]'''<br />
<br />
'''[[SANTUARIO NACIONAL DE LA GRUTA DE LOURDES]]'''<br />
<br />
'''[[SANTUARIO NACIONAL DE LA VIRGEN DEL VERDÚN]]'''<br />
<br />
'''[[SANTUARIO POPULAR DE SAN CONO]]'''<br />
<br />
'''[[SERMONES GUADALUPANOS en la formación de la identidad mexicana]]'''<br />
<br />
'''[[SERRA, Fray Junípero]]''' <br />
<br />
'''[[SIERRA MÉNDEZ, Justo ]]'''<br />
<br />
'''[[SIGÜENZA Y GÓNGORA, Carlos]]'''<br />
<br />
'''[[SILVANO Bernardo]]'''<br />
<br />
'''[[SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA ECLESIÁSTICA]]'''<br />
<br />
'''[[SOTO, Domingo de]]'''<br />
<br />
'''[[SOTO, Fray Francisco de]]''' <br />
<br />
'''[[SPAGNOLI Battista]]'''<br />
<br />
'''[[SUÁREZ, Sor Úrsula ]]'''<br />
<br />
=== T ===<br />
<br />
'''[[TAPIA, Andrés de]]'''<br />
<br />
'''[[TILMA GUADALUPANA]]'''<br />
<br />
'''[[TELPOCHCALLI]]'''<br />
<br />
'''[[TENOCHTITLAN; Capital del pueblo Azteca]]'''<br />
<br />
'''[[TEOTIHUACÁN]]'''<br />
<br />
'''[[TEPEYAC]]'''<br />
<br />
'''[[TEPEACA]]'''<br />
<br />
'''[[TERESA DE MIER Y NORIEGA, Servando]]'''<br />
<br />
'''[[TEXAS]]'''<br />
<br />
'''[[TEXCOCO]]'''<br />
<br />
'''[[TEZCATLIPOCA; Deidad azteca]]'''<br />
<br />
'''[[TLAXCALTECAS]]'''<br />
<br />
'''[[TOLTECAS]]'''<br />
<br />
'''[[TONÁNTZIN (Cihuacóatl o Centeótl) ]]'''<br />
<br />
'''[[TORQUEMADA, FRAY JUAN DE]]'''<br />
<br />
'''[[TOTONACAS]]'''<br />
<br />
'''[[TOUSSAINT Y RITTER, Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[TRATADO DE ALCAZOVAS-TOLEDO ]]'''<br />
<br />
'''[[TULPETLAC]]'''<br />
<br />
=== U ===<br />
<br />
'''[[UBIARCO Robles, San Tranquilino]]'''<br />
<br />
'''[[ULTRAMONTANISMO EN CHILE]]'''<br />
<br />
'''[[UNIVERSIDAD DE MÉXICO REAL Y PONTIFICIA]]'''<br />
<br />
'''[[UPPSALA; Mapa de]]'''<br />
<br />
'''[[URIBE VELASCO, San David]]'''<br />
<br />
'''[[URUGUAY; Los “curas constituyentes”]]'''<br />
<br />
'''[[URUGUAY; Música folklórica]]'''<br />
<br />
'''[[URUGUAY; Música sacra]]'''<br />
<br />
'''[[URUGUAY; Piedad popular]]'''<br />
<br />
'''[[URUGUAY; Oratorios rurales]]'''<br />
<br />
'''[[URUGUAY; Primeras corrientes evangelizadoras]]'''<br />
<br />
'''[[URUGUAY; Protestantismo]]'''<br />
<br />
'''[[URUGUAY; Rebeliones indígenas]]'''<br />
<br />
'''[[URUGUAY; Santoral]]'''<br />
<br />
=== V ===<br />
<br />
'''[[VALADÉS, Fray Diego de]]'''<br />
<br />
'''[[VALDÉS OSSA, Elisa ]]'''<br />
<br />
'''[[VALDIVIESO, Rafael Valentín]]'''<br />
<br />
'''[[VALENCIA, Fray Martín de]]''' <br />
<br />
'''[[VALERIANO, Antonio]]'''<br />
<br />
'''[[VALVERDE Téllez Emeterio]]'''<br />
<br />
'''[[VAÏSSE, Emilio (Omer Emeth)]]'''<br />
<br />
'''[[VARELA Félix; Vida y Obra]]'''<br />
<br />
'''[[VARELA Félix; Proceso de beatificación; Parte 1]]'''<br />
<br />
'''[[VARELA Félix; Proceso de beatificación; Parte 2]]'''<br />
<br />
'''[[VARGAS GONZÁLEZ, Jorge y Ramón]]'''<br />
<br />
'''[[VASCONCELOS CALDERÓN, José]]'''<br />
<br />
'''[[VELASCO Y RUIZ DE ALARCÓN, Luis de]]'''<br />
<br />
'''[[VELAZQUEZ RODRÍGUEZ, Primo Feliciano]]'''<br />
<br />
'''[[VERACRUZ, Fray Alonso de la]]'''<br />
<br />
'''[[VIAJES DE JUAN PABLO II A MÉXICO]]''' <br />
<br />
'''[[VICUÑA LARRAÍN, Manuel ]]'''<br />
<br />
'''[[VILASECA AGUILERA, José María]]'''<br />
<br />
'''[[VILLAGRÁ Gaspar de]]'''<br />
<br />
'''[[VILLALPANDO, Cristóbal de]]'''<br />
<br />
'''[[VILLANUEVA, Tomás de, O.S.A]]'''<br />
<br />
'''[[VILLARROEL, Gaspar de]]'''<br />
<br />
'''[[VIRUELA]]'''<br />
<br />
'''[[VIVES SOLAR, Fernando ]]'''<br />
<br />
=== W ===<br />
<br />
=== X ===<br />
<br />
'''[[XOCHIMILCO]]'''<br />
<br />
=== Y ===<br />
<br />
'''[[YERMO Y PARRES, SAN JOSÉ MARÍA DE]]'''<br />
<br />
'''[[YUCATÁN EN EL TIEMPO. Enciclopedia Alfabética]]'''<br />
<br />
=== Z ===<br />
<br />
'''[[ZAPATA SALAZAR, Emiliano]]'''<br />
<br />
'''[[ZARCO, Francisco.]]'''<br />
<br />
'''[[ZAVALA SÁENZ, Lorenzo de]]'''<br />
<br />
'''[[ZORITA Alonso de]]'''<br />
<br />
'''[[ZORRILLA DE SAN MARTÍN, Juan]]'''</div>172.16.56.179https://dhial.org/diccionario/index.php?title=Glosario&diff=5210Glosario2014-06-16T19:08:14Z<p>172.16.56.179: /* I */</p>
<hr />
<div>El objetivo de este glosario es facilitar el acceso a una definición de los principales términos que utilizamos en Wikipedia y en otros proyectos de la Fundación Wikimedia. Si no encuentras algún término de uso específico en Wikipedia o sus proyectos, bien puedes incluirlo en la lista para que alguien lo describa o preguntarlo en la página de discusión.<br />
<br />
__NOTOC__<br />
{{Índice}}<br />
<br />
=== A ===<br />
<br />
'''[[ABAD Y QUEIPO, Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[ACADEMIA DE SAN CARLOS]]'''<br />
<br />
'''[[ACADEMIA NACIONAL DE MEDICINA DE MEXICO]]'''<br />
<br />
'''[[ACAMAPICHTLI]]'''<br />
<br />
'''[[ACOLMAN; Convento de San Agustín]]'''<br />
<br />
'''[[ACOSTA Zurita Darío]]'''<br />
<br />
'''[[ACTOPAN]]'''<br />
<br />
'''[[ACUÑA Y MANRIQUE, Juan]]'''<br />
<br />
'''[[ADAME Rosales, San Román]]'''<br />
<br />
'''[[ADORATRICES PERPETUAS; de Santa María de Guadalupe]]'''<br />
<br />
'''[[ÁGREDA María de Jesús]]'''<br />
<br />
'''[[AGUASCALIENTES]]'''<br />
<br />
'''[[AGUIAR Y SEIJAS, Francisco de]]'''<br />
<br />
'''[[AGUILAR ALEMÁN, San Rodrigo]]'''<br />
<br />
'''[[AGUIRRE Moctezuma, Rafael ]]'''<br />
<br />
'''[[AGUSTINOS]]'''<br />
<br />
'''[[ÁLBUM DE LA CORONACIÓN de la Santísima Virgen de Guadalupe]]'''<br />
<br />
'''[[ALAMÁN Y ESCALADA, Lucas]]'''<br />
<br />
'''[[ALARCÓN Y SÁNCHEZ DE LA BARQUERA, Próspero María]]'''<br />
<br />
'''[[ALCALDE Y BARRIGA, Antonio]]'''<br />
<br />
'''[[ALDAY Y ASPEE, De Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[ALEGRE, Francisco Javier]]'''<br />
<br />
'''[[ALFARO, Luis Felipe Neri de]]'''<br />
<br />
'''[[ALTAMIRANO, Basilio Ignacio Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[ALVA IXTLILXÓCHITL, Fernando de]]'''<br />
<br />
'''[[ALVARADO, Pedro de]]'''<br />
<br />
'''[[ALVARADO, Tezozómoc Fernando]]'''<br />
<br />
'''[[ÁLVAREZ HERRERA, Bernardino]]'''<br />
<br />
'''[[ÁLVAREZ MENDOZA, San Julio]]'''<br />
<br />
'''[[AMÉRICA LATINA: El Término]]'''<br />
<br />
'''[[ANÁHUAC]]'''<br />
<br />
'''[[ANALES ANTIGUOS de México y sus contornos]]'''<br />
<br />
'''[[ÁNGEL; a los pies de la Guadalupana]]'''<br />
<br />
'''[[ANTUÑANO, Esteban de]]'''<br />
<br />
'''[[APARICIO, Sebastián de]]'''<br />
<br />
'''[[ARABESCO; estilo artístico]]'''<br />
<br />
'''[[ARANEDA BRAVO, Fidel]]'''<br />
<br />
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'''[[BORDONE Benedetto]]'''<br />
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=== C ===<br />
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'''[[CHALMA; Santuario del Señor de]]'''<br />
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'''[[CHAVEZ Jerónimo de]]'''<br />
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'''[[CHICHIMECA]]'''<br />
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'''[[CHILE; Diócesis creadas en el siglo XX]]'''<br />
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'''[[CHILE; Financiamiento de la iglesia]]'''<br />
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'''[[CIHUACÓATL; Deidad femenina de la mitología azteca]]'''<br />
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'''[[CIUDAD RODRIGO, Fray Antonio de.]]'''<br />
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'''[[CONCILIO PLENARIO LATINOAMERICANO DE 1899]]'''<br />
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'''[[ESCUDERO ESCUDERO, Alfonso María]]'''<br />
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'''[[ESQUEDA RAMÍREZ, San Pedro]]'''<br />
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'''[[EVANGELIZACIÓN; su impacto en un nuevo mundo]]'''<br />
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'''[[EVANGELIZACIÓN DE AMÉRICA LATINA; los primeros evangelizadores y sus métodos]]'''<br />
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'''[[GUADALUPE; Añadidos y retoques a la imagen]]'''<br />
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=== N ===<br />
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=== O ===<br />
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=== P ===<br />
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=== Q ===<br />
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=== R ===<br />
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=== S ===<br />
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<br />
'''[[SERMONES GUADALUPANOS en la formación de la identidad mexicana]]'''<br />
<br />
'''[[SERRA, Fray Junípero]]''' <br />
<br />
'''[[SIERRA MÉNDEZ, Justo ]]'''<br />
<br />
'''[[SIGÜENZA Y GÓNGORA, Carlos]]'''<br />
<br />
'''[[SILVANO Bernardo]]'''<br />
<br />
'''[[SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA ECLESIÁSTICA]]'''<br />
<br />
'''[[SOTO, Domingo de]]'''<br />
<br />
'''[[SOTO, Fray Francisco de]]''' <br />
<br />
'''[[SPAGNOLI Battista]]'''<br />
<br />
'''[[SUÁREZ, Sor Úrsula ]]'''<br />
<br />
=== T ===<br />
<br />
'''[[TAPIA, Andrés de]]'''<br />
<br />
'''[[TILMA GUADALUPANA]]'''<br />
<br />
'''[[TELPOCHCALLI]]'''<br />
<br />
'''[[TENOCHTITLAN; Capital del pueblo Azteca]]'''<br />
<br />
'''[[TEOTIHUACÁN]]'''<br />
<br />
'''[[TEPEYAC]]'''<br />
<br />
'''[[TEPEACA]]'''<br />
<br />
'''[[TERESA DE MIER Y NORIEGA, Servando]]'''<br />
<br />
'''[[TEXAS]]'''<br />
<br />
'''[[TEXCOCO]]'''<br />
<br />
'''[[TEZCATLIPOCA; Deidad azteca]]'''<br />
<br />
'''[[TLAXCALTECAS]]'''<br />
<br />
'''[[TOLTECAS]]'''<br />
<br />
'''[[TONÁNTZIN (Cihuacóatl o Centeótl) ]]'''<br />
<br />
'''[[TORQUEMADA, FRAY JUAN DE]]'''<br />
<br />
'''[[TOTONACAS]]'''<br />
<br />
'''[[TOUSSAINT Y RITTER, Manuel]]'''<br />
<br />
'''[[TRATADO DE ALCAZOVAS-TOLEDO ]]'''<br />
<br />
'''[[TULPETLAC]]'''<br />
<br />
=== U ===<br />
<br />
'''[[UBIARCO Robles, San Tranquilino]]'''<br />
<br />
'''[[ULTRAMONTANISMO EN CHILE]]'''<br />
<br />
'''[[UNIVERSIDAD DE MÉXICO REAL Y PONTIFICIA]]'''<br />
<br />
'''[[UPPSALA; Mapa de]]'''<br />
<br />
'''[[URIBE VELASCO, San David]]'''<br />
<br />
'''[[URUGUAY; Los “curas constituyentes”]]'''<br />
<br />
'''[[URUGUAY; Música folklórica]]'''<br />
<br />
'''[[URUGUAY; Música sacra]]'''<br />
<br />
'''[[URUGUAY; Piedad popular]]'''<br />
<br />
'''[[URUGUAY; Oratorios rurales]]'''<br />
<br />
'''[[URUGUAY; Primeras corrientes evangelizadoras]]'''<br />
<br />
'''[[URUGUAY; Protestantismo]]'''<br />
<br />
'''[[URUGUAY; Rebeliones indígenas]]'''<br />
<br />
'''[[URUGUAY; Santoral]]'''<br />
<br />
=== V ===<br />
<br />
'''[[VALADÉS, Fray Diego de]]'''<br />
<br />
'''[[VALDÉS OSSA, Elisa ]]'''<br />
<br />
'''[[VALDIVIESO, Rafael Valentín]]'''<br />
<br />
'''[[VALENCIA, Fray Martín de]]''' <br />
<br />
'''[[VALERIANO, Antonio]]'''<br />
<br />
'''[[VALVERDE Téllez Emeterio]]'''<br />
<br />
'''[[VAÏSSE, Emilio (Omer Emeth)]]'''<br />
<br />
'''[[VARELA Félix; Vida y Obra]]'''<br />
<br />
'''[[VARELA Félix; Proceso de beatificación; Parte 1]]'''<br />
<br />
'''[[VARELA Félix; Proceso de beatificación; Parte 2]]'''<br />
<br />
'''[[VARGAS GONZÁLEZ, Jorge y Ramón]]'''<br />
<br />
'''[[VASCONCELOS CALDERÓN, José]]'''<br />
<br />
'''[[VELASCO Y RUIZ DE ALARCÓN, Luis de]]'''<br />
<br />
'''[[VELAZQUEZ RODRÍGUEZ, Primo Feliciano]]'''<br />
<br />
'''[[VERACRUZ, Fray Alonso de la]]'''<br />
<br />
'''[[VIAJES DE JUAN PABLO II A MÉXICO]]''' <br />
<br />
'''[[VICUÑA LARRAÍN, Manuel ]]'''<br />
<br />
'''[[VILASECA AGUILERA, José María]]'''<br />
<br />
'''[[VILLAGRÁ Gaspar de]]'''<br />
<br />
'''[[VILLALPANDO, Cristóbal de]]'''<br />
<br />
'''[[VILLANUEVA, Tomás de, O.S.A]]'''<br />
<br />
'''[[VILLARROEL, Gaspar de]]'''<br />
<br />
'''[[VIRUELA]]'''<br />
<br />
'''[[VIVES SOLAR, Fernando ]]'''<br />
<br />
=== W ===<br />
<br />
=== X ===<br />
<br />
'''[[XOCHIMILCO]]'''<br />
<br />
=== Y ===<br />
<br />
'''[[YERMO Y PARRES, SAN JOSÉ MARÍA DE]]'''<br />
<br />
'''[[YUCATÁN EN EL TIEMPO. Enciclopedia Alfabética]]'''<br />
<br />
=== Z ===<br />
<br />
'''[[ZAPATA SALAZAR, Emiliano]]'''<br />
<br />
'''[[ZARCO, Francisco.]]'''<br />
<br />
'''[[ZAVALA SÁENZ, Lorenzo de]]'''<br />
<br />
'''[[ZORITA Alonso de]]'''<br />
<br />
'''[[ZORRILLA DE SAN MARTÍN, Juan]]'''</div>172.16.56.179https://dhial.org/diccionario/index.php?title=VALD%C3%89S_OSSA,_Elisa&diff=5136VALDÉS OSSA, Elisa2014-06-13T00:14:05Z<p>172.16.56.179: </p>
<hr />
<div>'''VALDÉS OSSA, Elisa (Santiago,1894; Santiago, 1973) Educadora y fundadora.'''<br />
<br />
Su familia ampliada pertenece a la aristocracia terrateniente tradicional en su vertiente liberal. Su familia nuclear tiende al servicio público-político. Fue educada en los principios católicos con fuerte compromiso social, de acuerdo a los principios de la encíclica ''Rerum Novarum'' (1891) de León XIII. Su padre era Ministro del Interior cuando se promulgó la Ley de Instrucción Primaria obligatoria y Gratuita (1920). Acompaña a su padre en misiones diplomáticas en Europa y América. Su madre participa en instituciones católicas vinculadas con la educación y evangelización de las Damas Protectoras del Obrero.<br />
<br />
Los Nuncios y otras personas importantes que frecuentaban su casa, más las actividades políticas de su padre, así como los viajes en que lo acompañaba, fueron marcándola como una mujer culta, independiente y emprendedora, adelantándose al rol que empezará a desempeñar la mujer desde la segunda mitad del siglo XX. Su mundo trascendía los límites domésticos y el campo de sus preocupaciones era al menos de amplitud nacional. Fue pionera manteniendo su autonomía laical adulta y femenina, asumiendo responsabilidades y misión eclesial por propia iniciativa, en el servicio a la Iglesia, adelantándose a su tiempo en que no se miraba con buenos ojos una personalidad como la suya. Esto le trajo no pocas dificultades tanto como oportunidades.<br />
<br />
Su educación familiar y escolar, más su estrecha relación con su prima en segundo grado Juanita Fernández Solar, hoy Santa Teresa de los Andes, primera Santa chilena, favorecen en ella el desarrollo de una profunda fe católica, que se expresa en un primer momento en su postulación al Carmelo. Fue rechazada por su frágil salud, lo cual consideró como expresión de la voluntad de Dios y buscó servirlo desde el laicado, dedicándose de lleno a la educación. Sus anhelos contemplativos los satisfacía en la devoción al Santísimo Sacramento ante el que pasaba largas horas en oración, sólo acompañada por la lamparita del sagrario.<br />
<br />
Participa en la Sociedad de Instrucción Primaria educando en la fe a los niños pobres en horas extras con gran dedicación. En ese tiempo la Ley de Instrucción Primaria obligatoria y Gratuita (1920) y el desarrollo del país que la justifica, hace aumentar el número de escuelas y de estudiantes con la consiguiente necesidad de aumentar en las escuelas públicas, el número de profesores en general y de religión en particular. Ante la escasez de sacerdotes que las sirvieran, empieza a ocuparse de aprovechar la reciente ley que permitía a laicos preparados dar clases en las escuelas y funda el Hogar Catequístico (1936), que perdura hasta hoy, con el fin de preparar laicos que pudieran profesionalmente cumplir con esa tarea en las escuelas públicas para llegar allí donde otros no llegaban.<br />
<br />
Posteriormente su obra se ha extendido formando profesores de religión en casi todas las Diócesis de Chile y ha dado más de 8.000 profesores y catequistas que trabajan en las escuelas de mayor vulnerabilidad y han “ido y enseñado” hasta en los lugares más apartados y en las escuelas municipalizadas hasta el día de hoy. En 1942 abre Sede en Valparaíso y en Talca. En 1953 se dan cursos de Catequesis en La Serena y Linares. Vienen a estudiar a Santiago alumnas de provincias y de países como Perú, Bolivia, Panamá y Ecuador.<br />
<br />
Fundó también la Asociación de Maestras de Religión (1938) quienes con gran sentido gremial se apoyaban en la legitimización de su profesión y se juntaban en las tardes a elaborar materiales de enseñanza en la Sede del Hogar. Con gran visión vincula su Hogar con la Pontificia Universidad Católica de Chile desde 1940, para que una vez que ella y sus colaboradoras hubiesen fallecido, pudiera continuar su obra en el espíritu con que había sido fundada.<br />
<br />
=Bibliografía=<br />
<br />
*HENRÍQUEZ, L. ''Historia del Hogar Catequístico'', Santiago 1996<br />
<br />
*NORMANDIN M. et Alii, ''Elisa Valdés Ossa, una lámpara que ilumina en el tiempo'', Santiago 2005<br />
<br />
<br />
'''FERNANDO ETCHEGARAY'''</div>172.16.56.179https://dhial.org/diccionario/index.php?title=VALENCIA,_Fray_Mart%C3%ADn_de&diff=5135VALENCIA, Fray Martín de2014-06-13T00:13:13Z<p>172.16.56.179: </p>
<hr />
<div>'''VALENCIA, Fray Martín de (Valencia de Don Juan, ? – Amecameca, 1534) Franciscano'''<br />
<br />
Nació en la villa de Valencia de Don Juan, entre la ciudad de León y la villa de Benavente. Se desconoce el año de su nacimiento así como la mayor parte de los acontecimientos de su juventud; se sabe que tomó el hábito franciscano en el convento de Mayorga, de la provincia de Santiago, donde fue alumno del padre Fray Juan de Argomanes. Desde novicio concibió ferviente celo de la pobreza y deseo de perfección ejercitando cotidianamente la virtud de la humildad que tanto deseaba. Prefería estar en la soledad y el recogimiento, andaba siempre descalzo, vestía sólo un hábito y debajo siempre llevaba el cilicio; además solía ayunar muchos otros días además de los que marcaban la Iglesia y su Orden.<br />
<br />
Muchas personas, entre ellas Hernán Cortés y Antonio de Nava, refirieron haberlo visto arrobado durante la oración e incluso afirman haberlo visto levantarse del suelo. Era un extraordinario orador y grandes muchedumbres acudían a escucharlo. La fama de santidad de Fray Martín de Valencia se inició desde sus años en España, como señala su biógrafo y compañero en la Nueva España, Fray Francisco Jiménez: “''Antes que yo le viese y conociese, había oído de sus santidad, y tenía voluntad de pasar a su provincia y verle e imitarle''”<ref>“Vida de fray Martín de Valencia escrita por fray Francisco Jiménez”, p. 229.</ref>.<br />
<br />
Edificó el monasterio de Santa María del Berrogal junto a Belvis de Monroy; ahí vivió algunos años en compañía de Fray Pedro de Melgar. Más tarde fundó la custodia de San Gabriel en 1516, siendo elegido como primer custodio Fray Miguel de Córdoba. Posteriormente quiso hacerse fraile cartujo, pero cuando iba en camino para el monasterio de la Cartuja le comenzó a doler de tal manera un pie que no podía caminar. Esta repentina dolencia fue tomada por Fray Martín como una señal de que la voluntad de Dios era que continuara siendo franciscano, razón por la cual regresó y se mudó al monasterio de Nuestra Señora de Monteceli del Hoyo, donde se dedicó a la oración, recogimiento y silencio.<br />
<br />
En una ocasión en la que leía las lecciones desde el púlpito, tuvo una visión en la que muchos infieles se convertían a la fe y venían hacia él para recibir el bautismo. Le pidió a Dios que le permitiera ver con los ojos del cuerpo lo que le había dejado ver con los del alma, petición que le fue concedida doce años después al viajar a la Nueva España al frente de los doce apóstoles de México, la primera expedición de franciscanos llegada a las costas del Golfo de México en 1524. Cuenta Fray Francisco que “''en todo este viaje el varón de Dios, ansí en la mar como en la tierra, padeció harto trabajo, y más en la tierra, que, como era de edad, y venía a pie, y siempre le visitaba el Señor con enfermedades, fatigábase mucho, y por dar buen ejemplo, como buen caudillo y pastor, siempre iba delante de sus ovejas (…)''”<ref>“Vida de fray Martín de Valencia escrita por fray Francisco Jiménez”, p. 242.</ref>.<br />
<br />
Fray Martín aprendió poco de la lengua mexicana, debido tanto a que llegó a la Nueva España a la edad de cincuenta años, como a que se dedicaba en gran medida a la contemplación y a los ejercicios espirituales. No obstante, enseñaba a leer a los niños indígenas desde el castellano hasta romance y latín; también les instruía en doctrina cristiana y, a través de un intérprete, platicaba con ellos según su edad, considerando que serían a su vez maestros de sus padres y de su comunidad.<br />
<br />
Murió a causa de una enfermedad no especificada en 1534, durante el trayecto del convento de Tlalmanalco a la ciudad de México donde sería atendido de su padecimiento. “''Puestos en camino, y llegados con él al embarcadero de Ayozingo, lo metieron en una canoa para llevarlo por la laguna. Mas apenas entró en ella cuando sintió ser ya llegada la hora, y mandóse sacar a tierra para ponerse de rodillas (…) y volviéndose luego (…) á su Criador, encomendándole su alma, espiró''”<ref>Mendieta, pp. 595-596.</ref>.<br />
<br />
Fue sepultado en dicho convento y se cuenta que su cuerpo permaneció incorrupto durante más de treinta años, hasta que en 1567, en una de las muchas ocasiones en que abrieron la sepultura de Fray Martín para ver el cuerpo del santo varón, ya no se encontraron más que algunas astillas del propio ataúd. Asimismo, después de su muerte se le atribuyeron varios milagros por medio de su intercesión, entre los que se cuentan la restitución del sentido del olfato a Fray Juan de Oviedo y la resurrección de un niño indígena muy enfermo a quien llevaron a bautizar y murió antes de poderlo hacer.<br />
<br />
=Notas=<br />
<br />
<references/><br />
<br />
=Bibliografía=<br />
<br />
* Mendieta, Fray Gerónimo de. ''Historia Eclesiástica Indiana''. Ed. Porrúa, México, 1980.<br />
* “Vida de fray Martín de Valencia escrita por fray Francisco Jiménez” en Ángeles Jiménez, Pedro y Rubial García, Antonio. ''La hermana pobreza: el franciscanismo de la Edad Media a la evangelización novohispana.'' Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Filosofía y Letras, México, 1996, pp. 211-261.<br />
<br />
<br />
'''SIGRID MARÍA LOUVIER NAVA'''</div>172.16.56.179https://dhial.org/diccionario/index.php?title=VALERIANO,_Antonio&diff=5134VALERIANO, Antonio2014-06-13T00:12:39Z<p>172.16.56.179: /* Bibliografía */</p>
<hr />
<div>'''VALERIANO, Antonio (Atzcapotzalco, 1520?; Ciudad de México, 1606).'''<br />
<br />
=El personaje=<br />
<br />
Antonio Valeriano, autor del ''Nican Mopohua'', era un indígena de raza tecpaneca pura. El historiador eclesiástico mexicano, el jesuita Mariano Cuevas, dice que era sobrino del emperador Moctezuma y que nació hacia 1520 en Azcapotzalco, antiguo reino del valle del Anahuac, México, población muy cercana al Tepeyac, pero vivió en México desde 1526. Bajo la dominación española Azcapotzalco, con otros antiguos reinos mexicas, tuvo una propia administración indígena, donde Antonio Valeriano ocupará cargos de notable <br />
importancia. <br />
<br />
A la edad de 13 años, Antonio Valeriano habría entrado en el colegio de Santa Cruz de Tlatelolco, fundado por Zumárraga, primer obispo de México, inaugurado en 1533, siendo así Valeriano uno de los estudiantes fundadores. Entre sus compañeros destacan: Martín Jacobita, de Cuauhtitlán (escrito también Cuautitlán; el más acertado lugar de nacimiento de Juan Diego) y amigo de Valeriano; Pedro de San Buenaventura, de Tlatilulcuo (o Tlatilolco); Andrés Leonardo. De aquí salieron entre otras obras: ''Códice de Chimalpopoca; Anales de Cuauhtitlán; Anales; los Himnos de los dioses; el Relato de las Apariciones de la Virgen de Guadalupe (Nican Mopohua).'' <br />
<br />
Antonio Valeriano fue gobernador de Azcapotzalco durante 35 años. Persona altamente dotada; fue el primer graduado en latín y griego. Su padre fue contemporáneo de Juan Diego Cuauhtlatoatzin y él mismo lo fue también (de modo que pudo escuchar de sus labios la historia guadalupana: tenía 11 años en 1531, año de las apariciones de Guadalupe en el cerro del Tepeyac, y 28 en 1548, fecha de la muerte de Juan Diego). Adquirió una gran autoridad entre indios y españoles como hombre honrado y erudito; de él decía el conocido obispo Fuenleal (antiguo juez en México) que “era tan hábil y capaz que hacía gran ventaja a los españoles”. Sahagún lo califica como “el principal y más sabio” (entre los alumnos de aquella escuela). Fue honrado con varios honores y cargos por Felipe II. Escribe su relato sobre Guadalupe cuando aún vivían muchos de los testigos del Acontecimiento; su firma aparece en el Códice guadalupano Escalada.<br />
<br />
Analizando más en concreto la personalidad y la obra principal del personaje se pueden señalar algunos datos. La mayoría de los investigadores modernos y la totalidad de los antiguos consideran que Antonio Valeriano, uno de los egresados del Colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco, fue el autor del ''Nican Mopohua''. Esta opinión sobre la autoría del ''Nican Mopohua'' es compartida también entre otros, por un notable antiaparicionista guadalupano: «''en suma, tenemos por conjetura la más plausible y segura que Valeriano compuso el Nican mopohua...»''<ref>O’GORMAN, ''Destierro de sombras'', parte I, cap. III, 50</ref>.Incluso hay autores, como David Brading, que sostienen una cierta inspiración poetica “divina”, cosa que se puede decir de todos los artístas y poetas. <br />
<br />
No se trata de inspiración en el sentido teológico bíblico del concepto. El notable nahuatlato León Portilla afirma de él: «hombre con merecida reputación de sabio, sí escribió el Nican Mopohua, bien sea a solicitud de Montúfar o porque el asunto le atrajo, o si se quiere por ambas razones, realizó con gran acierto su cometido. Por una parte, puso allí de relieve lo que consideró el meollo de esa historia: el mensaje de la señora celeste que había pedido se le edificara su casa al pie del Tepeyac para atender las súplicas de cuantos acudieran allí a invocarla; por otra, presentó el relato incorporando en él cuanto le pareció adecuado de la antigua visión indígena del mundo.» <ref>''Tonantzin Guadalupe'', 89</ref>.En todo caso y aunque su autoría no fuera exclusiva, prácticamente no existe duda de que es al menos uno de los coautores. De «elevada cultura y distinguido desempeño social... reconocido intelectual mexicano, que ocupó un lugar preponderante en ese nuevo mundo que empezaba a mezclar con lentitud las culturas hispana y azteca»<ref>GALERA LAMADRID, ''Nican Mopohua: Breve análisis'', p. 104</ref>. <br />
<br />
Este indígena «de raza tepaneca pura, muy culto...»<ref>CARRILLO, SALVADOR, El mensaje teológico de Guadalupe, 57</ref>, nació «en Azcapotzalco, entre los años de 1524 a 1526...»<ref>GALERA LAMADRID, Nican Mopohua: Breve análisis, 103</ref>. Si tenemos en cuenta las edades de ingreso e internación en el Colegio de la Santa Cruz, su nacimiento debe situarse entre los años enunciados. Otros autores consideran que habría nacido en 1520<ref>FLORES SEGURA, J.. Nuestra Señora de Guadalupe. México, 7</ref>, y otros en el año 1516<ref>CUEVAS, Álbum Guadalupano, 73; GALERA LAMADRID, 103</ref>. Vivió hasta principios del siglo siguiente. Si bien no era de origen noble<ref>GALERA LAMADRID, Nican Mopohua: Breve análisis ,103</ref>,al casarse con una princesa azteca pasó a ser sobrino del emperador Moctezuma<ref>FLORES SEGURA, J.. Nuestra Señora de Guadalupe, 7; GALERA LAMADRID, Nican Mopohua: Breve análisis, 103</ref>.<br />
Algunos dicen que era posiblemente también sobrino político de Juan Diego Cuauhtlatoatzin.En todo caso llegó a pertenecer a la nobleza porque su esposa estaba ligada a las dos dinastías:a la mexicana de Moctezuma y a la de Texcoco.<br />
<br />
Juan Diego Cuauhtlatoatzin era probablemente súbdito de Texcoco. Con el correr de los años incursionó en el campo político y «fué elegido por gobernador de México... en lo que toca á los indios, con grande aceptacion de los vireyes y edificacion de los españoles»<ref>MENDIETA, ''Historia eclesiástica'', lib. IV, cap. XV, 416.</ref>, desde el año 1573 hasta el momento de su muerte. Existen testimonios del compromiso que tuvo con lo intereses de su pueblo y con la defensa de los mismos. Su lengua materna era el náhuatl y «fue un alumno brillante que llegó a dominar perfectamente las materias...»<ref>FLORES SEGURA, J.. ''Nuestra Señora de Guadalupe''. México, 7</ref>del plan de estudios del colegio. Habiendo egresado «buen latino, lógico y filósofo, sucedió á los religiosos sus maestros... en leer la gramática en el colegio algunos años, y aún á religiosos mancebos en su convento... »<ref>MENDIETA, ''Historia eclesiástica'', lib. IV, cap. XV, 416</ref>. Llegó incluso entonces don Antonio Valeriano, que hablaba y escribía con perfección el castellano y el latín transformándose en un reconocido traductor, al igual que otros miembros pertenecientes a la raza vencida y excluida del sacerdocio y la vida religiosa, a ser maestro de futuros frailes españoles<ref>''Monarquia indiana'',115</ref>. Fray Bernardino de Sahagún al hablar de los gramáticos indígenas que fueron sus colaboradores dice que el «principal y más sabio fue Antonio Valeriano...»<ref>SAHAGÚN, ''Historia general''., lib. II, Prólogo, 74</ref>. Sabemos también que realizó «diversos trabajos literarios tanto para ayudar a los religiosos como por su propia iniciativa...»<ref>KOBAYASHI, ''La educación'', 255</ref>.<br />
<br />
En el caso del ''Nican Mopohua'', si tenemos en cuenta que el padre de Valeriano fue contemporáneo de Juan Diego, y que al producirse los hechos fundantes del Acontecimiento Guadalupano él tenía muy poca edad, bien pudo haber conocido personalmente al vidente del Tepeyac que murió unos quince años después de los mencionados hechos. Esta posibilidad, que se acentúa aún más en caso de que hayan sido parientes, hace sumamente probable que haya escuchado de los propios labios de Juan Diego el relato de las apariciones. En este sentido y a la hora de acreditar su conocimiento sobre las mismas, es de destacar también que fue compañero de estudios y de tareas docentes de Martín Jacobita, otro indio muy culto (que fue rector del Colegio) y que era oriundo del mismo lugar que Juan Diego. <br />
<br />
El texto parece corroborar lo anterior , ya que lo manifiesta muy preciso a la hora de situar el espacio y temporalmente los acontecimientos. Por otro lado, aparecen en el relato coordenadas de referencia y localización que indican que se estaría escribiendo precisamente desde Tlatelolco, donde Valeriano residió mucho tiempo no sólo como educando sino también como maestro e investigador del Colegio de la Santa Cruz. «Si se examina con qué expresiones se indican [en el ''Nican Mopohua''] las numerosas idas y venidas de Juan Diego, como los números 5-7: "venía"; 39-41: "vino a bajar..vino a encontrar la calzada.. vino a llegar"; 46-47: "venía.. se volvió.. de allá se vino"; 68-7l: "se vino derecho a Tlatelolco. luego fue al palacio"; 81-83: "en cuanto se viene.. que lo vinieran siguiendo.. se vino derecho. Siguió la calzada."; 95-99: "fué a llegar a su casa.. saliera hacia acá, viniera a llamar a Tlatelolco...", aparecen unas coordenadas de referencia a un punto concreto desde donde estaría escribiendo el autor. Para quien conoce la topografía de la Ciudad de México, queda muy claro que ese punto es precisamente Tlatelolco, que está al sur del Tepeyac, dentro de la ciudad, no muy lejos del palacio del Obispo, que estaba en el centro, lo que da a suponer que el escritor residía allí, en Tlatelolco, lo que constituye una prueba accesoria más de que éste fue Don Antonio Valeriano».<ref>GUERRERO ROSADO, ''El Nican... t.. 1'', 200-201</ref>. <br />
<br />
El relato lo muestra también como conocedor de la teología cristiana y de la cultura y psicología indias, como «cristiano sincero»<ref>LEÓN-PORTILLA, ''Tonantzin Guadalupe'', 87</ref>, muy «familiarizado con muchos aspectos del antiguo pensamiento náhuatl»<ref>LEÓN-PORTILLA, Tonantzin Guadalupe, 87</ref>y «conocedor de buen número de textos de la antigua tradición indígena»<ref>LEÓN-PORTILLA, Miguel, ''Tonantzin Guadalupe...,''36.</ref>. Logra unir gracias a ello dos mundos diversos, haciendo que se encuentren e intercambien ideas provenientes de cada uno de los mismos. Así, y aunque se adapta a la escala de valores del cristianismo europeo y lo que subyace en el texto como orientación específica no es exactamente igual a la de textos precortesianos; rescata objetivaciones del ethos cultural náhuatl y lo rehabilita. De este modo la narrativa del ''Nican Mopohua'', contemplada desde su horizonte cultural originario, revela que su autoría es obra de un escritor mentalmente mestizo e influenciado por una <br />
formación que se da luego del contacto entre los españoles y los amerindios; ello manifiesta que estamos ante una obra, fruto de un pensador náhuatl.<br />
<br />
=Género literario de su obra=<br />
<br />
Según las clasificaciones indígenas del discurso literario el «conjunto de expresiones en náhuatl... pueden dividirse en dos categorías: la del tlahtolli o discurso, palabra, relato; y la del cuícatl o canto, poema...»<ref>''SEGALA'', 122.</ref>. Teniendo en cuenta composiciones literarias de origen indo-europeo, y aclarando que se trata de una aproximación bastante simple, se podría afirmar que el primero tiene una mayor relación de semejanza y correspondencia con las expresiones en prosa, mientras que el segundo con las producciones poéticas que poseen ritmo y medida. Es importante considerar que si bien estos grandes géneros de la literatura náhuatl poseen peculiares características que permiten distinguir claramente las creaciones correspondientes a uno y otro, « desde el punto de vista temático, estructural, estilístico y gramatical, las particularidades de los cuícatl pueden encontrarse utilizadas en el campo del tlahtolli y viceversa...»<ref>''SEGALA'', 122.</ref>. <br />
<br />
La terminología indígena distingue también distintos subgéneros dentro de uno y otro. En el caso de los ''tlahtolli'', hay dentro de su gran universo, dos clases fundamentales: subgéneros que se sitúan o no en el campo de lo que nosotros hoy llamamos narrativa. «En lo que toca específicamente al contenido de las tlaquetzalli o formas de narración, pueden precisarse varios subgéneros...»<ref>''SEGALA'', 122</ref>. Ellos son: los ''teotlahtolli'' o "palabras divinas" que relatan los orígenes del hombre y los mundos y hechos protagonizados por los dioses, los ''itoloca'' contienen lo que nosotros denominamos las historias o lo que se dice sobre alguien o algo y los ''xiuhámatl'' que agregan cacterísticas de lo que llamamos hoy cronología a su carácter histórico.<br />
<br />
Temáticamente los ''teotlahtolli'', comparables a relatos épicos o libros sagrados que en otras culturas de la antigüedad clásica tratan sobre el comienzo de todo lo existente, principalmente versan sobre los orígenes divinos y de las edades cósmicas, los héroes culturales, la acción de diversos dioses y personajes o nobles que los representan en la tierra, el culto religioso y los destinos humanos. El estudio de los mismos «ayuda a comprender, entre otras cosas, la conciencia que tenían los propios nahuas de su vinculación con el universo de los dioses... en los teo-tlahtolli se halla sl sustrato de ideas sobre el cual los antiguos mexicanos habían cimentado y desarrollado su visión del mundo, creencias religiosas y principios que normaban su organización social, religiosa y política»<ref>LEÓN-PORTILLA, ''Cuícatl y Tlahtolli'', 83</ref>. En el caso de los ''itoloca'' manifiestan la honda conciencia histórica de los nahuas y su permanente ocupación por conocer las medidas del tiempo y sus destinos. En el período prehispánico se transmitían los relatos históricos en el calmécac y, perdida su autonomía, ellos los intentaron conservar pasando a escritura fonética lo que consignaban los antiguos códices o sus tradiciones orales memorizadas. <br />
<br />
En la realización de esta tarea, poco a poco el empleo del alfabeto latino, que primero acompaña a las pinturas y jeroglíficos al aparecer junto a ellos palabras o textos en náhuatl, se va imponiendo con totalidad en la preservación y transmisión de los mencionados relatos históricos. Si bien el ''Nican Mopohua'' no es la lectura en náhuatl de un códice elaborado en la época prehispánica, si lo es del códice guadalupano o imagen de Nuestra Señora de Guadalupe. El ''Códice Escalada'' (o 1548) parece ser un término medio, empleando glifos, imágenes y palabras en náhuatl utilizando el alfabeto latino, entre dicha imagen y el Nican Mopohua. «El Códice 1548 [Escalada], fue descubierto recientemente y es la prueba irrefutable que habla de las apariciones de la Virgen de Guadalupe. Recibe su nombre de la data de su elaboración, exhibida en la parte superior central del mismo... El códice está conformado por: la fecha de su realización; dos apariciones de la Virgen de Guadalupe (la primera en la cumbre del cerro del Tepeyac, en pequeño, en la parte superior izquierda, y la cuarta en el llano, con las rosas de la prueba pedida por el obispo Zumárraga, en primer plano); el glifo del juez Antón Valeriano, y la firma de fray Bernardino de Sahagún; además aparece escrito dos veces el nombre de Juan Diego Cuauhtlatoatzin y tres inscripciones en náhuatl con caracteres latinos (“también en 1531, se hizo ver la amada madrecita nuestra niña Guadalupe México; murió con dignidad Cuauhtlatoatzin; Juez Antón Valeriano”)»<ref>LEÓN-PORTILLA, ''Cuícatl y Tlahtolli'', 85</ref>.<br />
<br />
=Estructuración y estilística=<br />
<br />
Si bien en los ''tlahtolli'' se estructuran unidades de significación o escenas que parecen superponerse unas con otras, las mismas adquieren una tonalidad narrativa al presentar hechos y secuencias vinculados en progresión lineal sucesiva. No presentan cuadros que sólamente se acumulan para profundizar por convergencia en un tema que se enuncia al principio, en ellos «''la imaginación y el recuerdo se ponen en juego para introducir secuencias, alterando a veces espacios y tiempos''»<ref>TORRE DE LA VILLAR E., ''Fuentes guadalupanas'', 37</ref>, que se determinan siempre con precisión y se constituyen en un determinado escenario para las acciones que en ellos se concretan. De este modo y si bien las significaciones se redundan y sobreponen, también van desarrollándose sincrónicamente a través de sucesos vinculados y hasta alcanzar una plenitud de sentido. Este último se unifica y mantiene por la persistente presentación, a través de la mediación de una gran diversidad de variantes y formas de expresión, de imágenes y conceptos centrales. De este modo, «la narrativa indígena alcanza algunas veces sutiles abstracciones, expresadas a través de elementos concretos, flores y cantos, rostro y corazón, plumajes de quetzal, jades y piedras preciosas...»<ref>LEÓN-PORTILLA,'' Cuícatl y Tlahtolli'', 48</ref>. <br />
<br />
Lo anterior se combina con otro atributo muy característico de la estilística de este género de composiciones: el recurso de organizar lo que se transmite concentrando, en torno a un determinado sujeto u objeto gramatical, predicados verbales que se enuncian en forma sucesiva. Estos predicados, a veces constituidos por diferentes estructuras verbales, o bien alimentan el desarrollo sincrónico ya especificado o sólo refuerzan la acción de un determinado sujeto sin establecer una secuencia u orden temporal; pueden considerarse en su generalidad, como oraciones convergentes en las que se enuncia algo que se refiriere siempre a un individuo. La forma de concentración descripta no es la única, ya que «hay en los textos múltiples ejemplos de acumulación de atribuciones o explicitación de circunstancias o rasgos, que se refieren a complementos, bien sea directos, indirectos o circunstanciales»<ref>LEÓN-PORTILLA, ''Cuícatl y Tlahtolli'', 85</ref>para enriquecerlos y decir, en forma gradual y paso a paso, mucho más sobre ellos. <br />
<br />
En literaturas de otras culturas se dan también acumulaciones como todas las explicitadas, pero «en la literatura náhuatl prehispánica esta forma de estructuración, con las características descriptas, es rasgo bastante característico. Por otra parte, esta estructuración de predicados que se acumulan o convergen incluye muchas veces paralelismos y difrasismos. La coincidencia de estos elementos estilísticos en muchos de los ''tlahtolli'' los hace reconocibles de inmediato»<ref>LEÓN-PORTILLA, ''Cuícatl y Tlahtolli'', 61</ref>. En ellos se recurre entonces con frecuencia a la utilización del difrasismo. «Llamo así a un procedimiento que consiste en expresar una misma idea por medio de dos vocablos que se completan en el sentido, ya por ser sinónimos, ya por ser adyacentes... Casi todas estas frases son de sentido metafórico, por lo cual hay que entender su aplicación, ya que si se tomaran a la letra, torcerían el sentido, o no lo tendrían adecuado al caso...»<ref>LEÓN-PORTILLA, ''Cuícatl y Tlahtolli'', 62</ref>. La estructura de su cultura exigía que la comunicación más importante se concretara en base a este recurso, es decir empleando dos palabras o símbolos para referirse a un único significado o pensamiento que se deseaba destacar. También y como ya hemos enunciado se emplea con asiduidad en los ''tlahtolli'' el paralelismo, una modalidad que «es un desarrollo de la anterior...»<ref>GARIBAY K, ''Llave del Náhuatl'', 115</ref>. La misma «consiste en aparear dos frases complementarias, generalmente sinónimas»<ref>GARIBAY K, ''Llave del Náhuatl'', 117</ref>es decir, en el uso de dos expresiones equivalentes que reiteran una idea (a veces dichas expresiones son difrasismos). <br />
<br />
Según el nahuatlato A. Garibay, en el náhuatl se dan tres modalidades de expresión explicitadas y otras modalidades propias del lenguaje náhuatl que «''se pueden reducir a una fórmula. Es como si el náhuatl no concibiera las cosas sino en forma binaria. Este dualismo de concepción es de los fenómenos más importantes de la lengua...»''<ref>GARIBAY K, ''Llave del Náhuatl'', 116</ref>. Considerando particularmente el aspecto estilístico de los teothahtolli, es común a todas sus variantes temáticas además de los expresado para los tlahtolli en general, «el sentido del pormenor al que se deben múltiples descripciones para expresar un hecho o idea desde muy variados puntos de vista»<ref>GARIBAY K, ''Llave del Náhuatl'', p. 117</ref>.<br />
<br />
=El Nican Mopohua=<br />
<br />
Valeriano, utilizando caracteres latinos, redactó «...el relato de las apariciones en elegante idioma nahuatl, el que hablaban los aztecas, hacia finales del siglo XVI...»<ref>LEÓN-PORTILLA, ''Cuícatl y Tlahtolli'', 85</ref>. El ''Nican Mopohua'' fue escrito por alguien que dominaba perfectamente «la estilística inconfundible del náhuatl clásico»<ref>FLORES SEGURA, 8</ref>aflora en él «el rico universo de sus metáforas, muy frecuentes en esta lengua, sus difrasismos o palabras yuxtapuestas de las que brota una particular significación, así como sus expresiones paralelas que iluminan desde doble perspectiva lo que se quiere decir. Conocedor de todo esto fue Antonio Valeriano»<ref>LEÓN-PORTILLA, ''Tonantzin Guadalupe'',36</ref>. <br />
<br />
Cómo se comprueba al contemplar el texto, la modalidad expresiva del ''Nican Mopohua'', texto histórico y didáctico, es sin duda la correspondiente a un relato, sin que esto sea obstáculo para que se manifiesten en él algunas particularidades propias de los cantos. Aunque su autor no haya investigado sobre los géneros literarios precolombinos, la siguiente afirmación destaca que el correspondiente al ''Nican Mopohua'' no corresponde a uno de la literatura española: «.Valeriano [...]consignó por escrito las apariciones, empleando para ello no el género literario de una “interpretación ficticia”con el fin de justificar, después de los hechos, la conversión de los indios; ni menos aún un género literario de literatura española, ajeno totalmente a su modo de pensar, a la manera por ejemplo de un auto sacramental en cuatro o cinco actos, sino que utilizó simple y sencillamente el género literario de una “genuina narración” de acontecimientos históricos»<ref>LEÓN-PORTILLA, ''Tonantzin Guadalupe'', 36</ref>. <br />
<br />
“Todos los cantares de éstos son compuestos por unas metáforas tan oscuras que apenas hay quien las entienda, si muy de propósito no se estudian y platican para entender el sentido de ellas. Yo me he puesto muy de propósito a escuchar con mucha atención lo que cantan y entre las palabras y términos de la metáfora, y paréceme disparate y, después, platicado y conferido, son admirables sentencias, así en lo divino que agora componen, como en los cantares humanos que componen...»<ref>CARRILLO, ''El mensaje'', 62</ref>. Además, podremos observar que sobre todo reúne características de los dos primeros subgéneros narrativos y que concentra una gran cantidad de predicaciones verbales en torno a los sujetos o actores de lo que narra. Estableciendo una secuencia temporal, para unir las numerosas frases correspondiente a los diferentes predicados que se van concentrando se emplean frecuentemente las partículas “niman ye” que significan “en seguida”<ref>DURAN, ''Historia de las Indias'', t. I, cap. XXI , 195</ref>. <br />
<br />
Y un autor misionero de la primera hora, fino observador de aquella realidad cultural expresiva, como fray Diego Durán escribe: «Todos los cantares de éstos [pueblos] son compuestos por unas metáforas tan oscuras que apenas hay quien las entienda, si muy de propósito no se estudian y platican para entender el sentido de ellas. Yo me he puesto muy de propósito a escuchar con mucha atención lo que cantan y entre las palabras y términos de la metáfora, y paréceme disparate y, después, platicado y conferido, son admirables sentencias, así en lo divino que agora componen, como en los cantares humanos que componen...»<ref>LEÓN-PORTILLA, ''Cuícatl y Tlahtolli'', 59</ref>. <br />
<br />
En resumen: Don Antonio Valeriano nació en Atzcapotzalco en fechas aproximativas, entre 1520 y 1524. Debió ser muy joven al tiempo de las Apariciones al ser uno de los fundadores del Colegio de Santa Cruz de Tlaltelolco en 1536; quizá tenía unos 13 años cuando entró en el Colegio. El Colegio había sido fundado por Zumárraga, primer obispo de México, y fue dirigido entre otros por fray Bernardino de Sahagún, el famoso recopilador de las tradiciones indígenas y conocedor de aquel mundo. Valeriano fue alumno distinguido, luego profesor y más tarde director de aquel Colegio, teniendo entre sus alumnos a jóvenes frailes españoles. Fue el mejor colaborador de fray Bernardino de Sahagún, Juez y Gobernador indio de México durante 35 años. Fue muy estimado por todos por su piedad, ciencia y justicia, incluidos los virreyes, tanto que fue honrado también con honores y cargos por el Rey de España Felipe II. Murió en 1605 y fue enterrado en el convento de San Francisco, en la capilla de San José.<br />
<br />
Algunos afirman que perteneció a la más alta aristocracia indígena, pero esto no es del todo exacto, pues quien debía conocerlo muy bien, Fernando Alvarado Tezozomoc (1519?-1598), que era su cuñado por ser hermano de Isabel Huanitzin, esposa de Valeriano, dos veces dice de él que era "''amo pilli''", o sea: "no era noble, sino tan sólo un gran sabio"<ref>DURAN, ''Historia de las Indias'', t. I, cap. XXI</ref>. Este autor mexica y mestizo al mismo tiempo, es un escritor de los básicos entre las fuentes de la historia de México. Dominó, por supuesto, el náhuatl, pero su castellano es rudo y difícil, no obstante lo cual escribió en él una obra importante para la historia de México: ''Crónica Mexicana'', y otra pequeña en náhuatl: ''Crónica Mexicayotl''. En cuanto a Valeriano efectivamente perteneció a la casa real de Tenochtitlán, pero sólo como consorte, y por ello no es posible rastrear su genealogía, aunque sí la de su mujer doña Isabel Huanitzin. Por ello, el historiador eclesiástico mexicano, el jesuita Mariano Cuevas, dice que era sobrino del emperador Moctezuma y que nació en Azcapotzalco, población muy cercana al Tepeyac, pero vivió en la ciudad de México (Tenochtitlán) desde 1526. <br />
<br />
Sin embargo no resulta ser de origen noble, pero al casarse con la recordada princesa Isabel Huanitzin entró a formar parte de la más rancia aristocracia india emparentando con las casas reales de Tenochtitlán y de Texcoco. Siendo Señor de Azcapotzalco dio asilo a su sobrino político, Francisco Verdugo Quetzalmamalitzin, pariente directo y antecesor de Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, por quien llegó su célebre texto guadalupano al P. Sigüenza y Góngora (1643-1700), que es quien nos lo trasmite.<br />
<br />
Antonio Valeriano gozaba de ser un hombre de eximias cualidades literarias. Ha llegado hasta nosotros una carta latina suya que en su concisa brevedad da perfecta fe de ello: "''Hic litterarum gerulus ad vestram paternitatem portat id quod mihi traducendum jussisti. Nescio profecto an in traductione eius sim felix. Multa quippe in eo sunt praegnantia, ut nesciam in quem sensum meliorem verti debeant. Si quid est erratum, parcas obsecro. Et tuam gravem censuram adhibeas, et his litteris tam male formatis, simul et ignoscas, illiterae enim videntur potius quam litterae; nec mirum vestrae paternitati videatur, manus namque iam vacillant, oculi caligant, et aures occlusae. Iterum atque iterum parcas. Deus optimus, maximus longaevam tuae paternitati vitam concedat. De Mexico. Tui amantissimus etsi indignus. Antonius Valerianus''"<ref>FERNANDO ALVARADO TEZOZOMOC, Crónica Mexicayot1</ref>. Esta es la traducción en español: "Este correo lleva a vuestra paternidad lo que mandaste traducir. A la verdad no sé si fui feliz al hacer la traducción. Muchas cosas hay plenas de sentido, de manera que no sé en qué mejor forma puedan traducirse. Si error hay, te suplico me perdones. Y también que pongas tu respetable censura, así como que disimules éstas tan mal formadas letras, pues más bien parecen borrones que letras. Y no debe extrañar esto a V. P., pues mis manos están ya vacilantes, nublados los ojos y tapiadas mis orejas. Una y otra vez te ruego me perdones. Dios óptimo máximo conceda a tu paternidad larga vida. De México. Amantísimo tuyo, aunque indigno de serlo. Antonio Valeriano". <br />
<br />
Esta carta la conservó el padre Juan Bautista, en el prólogo a su ''Sermonario'' en lengua náhuatl, publicado en México en 1606-1607. Esta carta latina, pese a su brevedad, basta para demostrar el dominio que este indio de cultura náhuatl poseía de lengua de Cicerón, donde conjuga la elegancia del estilo con la concisión propia del latín y el juego armónico de las palabras como “litteris", "illiterae" y "litterae". Si así dominaba una lengua tan diferente de la suya, ya podemos entender porqué puede llamarse al ''Nican Mopohua'' una joya de la literatura náhuatl.<br />
<br />
=Notas=<br />
<br />
<references/><br />
<br />
=Bibliografía=<br />
<br />
*CARRILLO, SALVADOR, ''El mensaje teológico de Guadalupe, en Nuestra Señora de América'', t. II, Colección Mariológica del V centenario, Bogotá: Consejo Episcopal Latinoamericano, 1988. <br />
<br />
*CUEVAS, MARIANO, ''Álbum Histórico Guadalupano del VII Centenario'', Escuela tipográfica Salesiana, México 1930.<br />
<br />
*DIAZ, DOMINGO G. , ''“El Nican Mopohua se escribió en Tlaltelolco”'', Rev. Tepeyac, III, México, 56 (mayo 1. 1978). <br />
<br />
*''Enciclopedia Guadalupana'', dirigida por XAVIER ESCALADA, México 1995<br />
<br />
*FERNANDO ALVARADO TEZOZOMOC, ''Crónica Mexicayot1'', UNAM, Instituto de Investigaciones Históricas, México, 1975, Nos. 356 y 371. Id., ''Crónica Mexicana''FLORES SEGURA, J., Nuestra Señora de Guadalupe. México: Progreso, 1998 <br />
<br />
*GALERA LAMADRID, JESÚS, ''Nican Mopohua, Breve análisis literario histórico'', JUS, México 1991<br />
<br />
*GARCÍA GRANADOS, RAFAEL , ''Diccionario Biográfíco de Historia Antigua de México'', UNAM, Instituto de Historia, México 1953, Vol. III<br />
<br />
*GARIBAY, K. ANGEL MARÍA, ''Llave del Náhuatl'', Porrúa, México 1978.<br />
<br />
*GUERRERO ROSADO, J. L., ''El Nican Mopohua''. ''Un intento de exegesis'', Universidad Pontificia de México, 2 vols. México 1996<br />
<br />
*KOBAYASHI, ''La educación''<br />
<br />
*LEÓN-PORTILLA, MIGUEL, ''Cuícatl y Tlahtolli''.<br />
<br />
*LEÓN-PORTILLA, MIGUEL, ''La filosofía náhuatl....''<br />
<br />
*LEÓN-PORTILLA, MIGUEL, ''Tonantzin Guadalupe'': ''Pensamiento náhuatl y mensaje cristiano en el "Nican Mopohua''", FCE y El Colegio Nacional, México 2001. <br />
<br />
*MENDIETA, GERONIMO DE, ''Historia eclesiástica indiana'', (s. XVI) Porrúa, México 1980.<br />
*O’GORMAN, EDMUNDO, ''Destierro de sombras. Luz en el origen y culto de Nuestra Señora de Guadalupe en el Tepeyac'', UNAM, México 1986.<br />
<br />
*RICARD, ROBERT, ''La Conquista Espiritual de México'', traducción de Ángel María Garibay, JUS, México 1947, p. 401.<br />
<br />
*ROBLEDO GUTIÉRREZ, MANUEL, ''Prólogo, en Nican Mopohua de Antonio Valeriano'', Traducción y Edición de MARIO ROJAS SANCHEZ, México 1978. <br />
<br />
*ROGEL, H.. ''Introducción. En Conmemoración Guadalupana''. México: Ideal, 1984.<br />
<br />
*SAHAGÚN, BERNARDINO DE, ''Historia general de las cosas de la Nueva España'', (s. XVI) Porrúa, México 1982.<br />
<br />
*SEGALA, AMOS, ''Literatura Nahuatl, Fuentes, Identidades, Representacioes'', Titulo Original: Histoire de la Literature Nahuatl, Sources, Identites, Representation, Traducción de MÓNICA MANSUR, Bulzoni, Roma 1989, Grijalbo y Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, México 1990. <br />
<br />
*SILLER ACUÑA, CLOROMIDO L., ''Para comprender el mensaje de María de Guadalupe''. Guadalupe, Argentina 1989.<br />
<br />
*TORRE VILLAR, ERNESTO DE LA, ''Testimonios Históricos Guadalupanos'', FCE, México 1983.<br />
<br />
<br />
'''FIDEL GONZÁLEZ FERNÁNDEZ'''</div>172.16.56.179https://dhial.org/diccionario/index.php?title=VALERIANO,_Antonio&diff=5133VALERIANO, Antonio2014-06-13T00:12:25Z<p>172.16.56.179: </p>
<hr />
<div>'''VALERIANO, Antonio (Atzcapotzalco, 1520?; Ciudad de México, 1606).'''<br />
<br />
=El personaje=<br />
<br />
Antonio Valeriano, autor del ''Nican Mopohua'', era un indígena de raza tecpaneca pura. El historiador eclesiástico mexicano, el jesuita Mariano Cuevas, dice que era sobrino del emperador Moctezuma y que nació hacia 1520 en Azcapotzalco, antiguo reino del valle del Anahuac, México, población muy cercana al Tepeyac, pero vivió en México desde 1526. Bajo la dominación española Azcapotzalco, con otros antiguos reinos mexicas, tuvo una propia administración indígena, donde Antonio Valeriano ocupará cargos de notable <br />
importancia. <br />
<br />
A la edad de 13 años, Antonio Valeriano habría entrado en el colegio de Santa Cruz de Tlatelolco, fundado por Zumárraga, primer obispo de México, inaugurado en 1533, siendo así Valeriano uno de los estudiantes fundadores. Entre sus compañeros destacan: Martín Jacobita, de Cuauhtitlán (escrito también Cuautitlán; el más acertado lugar de nacimiento de Juan Diego) y amigo de Valeriano; Pedro de San Buenaventura, de Tlatilulcuo (o Tlatilolco); Andrés Leonardo. De aquí salieron entre otras obras: ''Códice de Chimalpopoca; Anales de Cuauhtitlán; Anales; los Himnos de los dioses; el Relato de las Apariciones de la Virgen de Guadalupe (Nican Mopohua).'' <br />
<br />
Antonio Valeriano fue gobernador de Azcapotzalco durante 35 años. Persona altamente dotada; fue el primer graduado en latín y griego. Su padre fue contemporáneo de Juan Diego Cuauhtlatoatzin y él mismo lo fue también (de modo que pudo escuchar de sus labios la historia guadalupana: tenía 11 años en 1531, año de las apariciones de Guadalupe en el cerro del Tepeyac, y 28 en 1548, fecha de la muerte de Juan Diego). Adquirió una gran autoridad entre indios y españoles como hombre honrado y erudito; de él decía el conocido obispo Fuenleal (antiguo juez en México) que “era tan hábil y capaz que hacía gran ventaja a los españoles”. Sahagún lo califica como “el principal y más sabio” (entre los alumnos de aquella escuela). Fue honrado con varios honores y cargos por Felipe II. Escribe su relato sobre Guadalupe cuando aún vivían muchos de los testigos del Acontecimiento; su firma aparece en el Códice guadalupano Escalada.<br />
<br />
Analizando más en concreto la personalidad y la obra principal del personaje se pueden señalar algunos datos. La mayoría de los investigadores modernos y la totalidad de los antiguos consideran que Antonio Valeriano, uno de los egresados del Colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco, fue el autor del ''Nican Mopohua''. Esta opinión sobre la autoría del ''Nican Mopohua'' es compartida también entre otros, por un notable antiaparicionista guadalupano: «''en suma, tenemos por conjetura la más plausible y segura que Valeriano compuso el Nican mopohua...»''<ref>O’GORMAN, ''Destierro de sombras'', parte I, cap. III, 50</ref>.Incluso hay autores, como David Brading, que sostienen una cierta inspiración poetica “divina”, cosa que se puede decir de todos los artístas y poetas. <br />
<br />
No se trata de inspiración en el sentido teológico bíblico del concepto. El notable nahuatlato León Portilla afirma de él: «hombre con merecida reputación de sabio, sí escribió el Nican Mopohua, bien sea a solicitud de Montúfar o porque el asunto le atrajo, o si se quiere por ambas razones, realizó con gran acierto su cometido. Por una parte, puso allí de relieve lo que consideró el meollo de esa historia: el mensaje de la señora celeste que había pedido se le edificara su casa al pie del Tepeyac para atender las súplicas de cuantos acudieran allí a invocarla; por otra, presentó el relato incorporando en él cuanto le pareció adecuado de la antigua visión indígena del mundo.» <ref>''Tonantzin Guadalupe'', 89</ref>.En todo caso y aunque su autoría no fuera exclusiva, prácticamente no existe duda de que es al menos uno de los coautores. De «elevada cultura y distinguido desempeño social... reconocido intelectual mexicano, que ocupó un lugar preponderante en ese nuevo mundo que empezaba a mezclar con lentitud las culturas hispana y azteca»<ref>GALERA LAMADRID, ''Nican Mopohua: Breve análisis'', p. 104</ref>. <br />
<br />
Este indígena «de raza tepaneca pura, muy culto...»<ref>CARRILLO, SALVADOR, El mensaje teológico de Guadalupe, 57</ref>, nació «en Azcapotzalco, entre los años de 1524 a 1526...»<ref>GALERA LAMADRID, Nican Mopohua: Breve análisis, 103</ref>. Si tenemos en cuenta las edades de ingreso e internación en el Colegio de la Santa Cruz, su nacimiento debe situarse entre los años enunciados. Otros autores consideran que habría nacido en 1520<ref>FLORES SEGURA, J.. Nuestra Señora de Guadalupe. México, 7</ref>, y otros en el año 1516<ref>CUEVAS, Álbum Guadalupano, 73; GALERA LAMADRID, 103</ref>. Vivió hasta principios del siglo siguiente. Si bien no era de origen noble<ref>GALERA LAMADRID, Nican Mopohua: Breve análisis ,103</ref>,al casarse con una princesa azteca pasó a ser sobrino del emperador Moctezuma<ref>FLORES SEGURA, J.. Nuestra Señora de Guadalupe, 7; GALERA LAMADRID, Nican Mopohua: Breve análisis, 103</ref>.<br />
Algunos dicen que era posiblemente también sobrino político de Juan Diego Cuauhtlatoatzin.En todo caso llegó a pertenecer a la nobleza porque su esposa estaba ligada a las dos dinastías:a la mexicana de Moctezuma y a la de Texcoco.<br />
<br />
Juan Diego Cuauhtlatoatzin era probablemente súbdito de Texcoco. Con el correr de los años incursionó en el campo político y «fué elegido por gobernador de México... en lo que toca á los indios, con grande aceptacion de los vireyes y edificacion de los españoles»<ref>MENDIETA, ''Historia eclesiástica'', lib. IV, cap. XV, 416.</ref>, desde el año 1573 hasta el momento de su muerte. Existen testimonios del compromiso que tuvo con lo intereses de su pueblo y con la defensa de los mismos. Su lengua materna era el náhuatl y «fue un alumno brillante que llegó a dominar perfectamente las materias...»<ref>FLORES SEGURA, J.. ''Nuestra Señora de Guadalupe''. México, 7</ref>del plan de estudios del colegio. Habiendo egresado «buen latino, lógico y filósofo, sucedió á los religiosos sus maestros... en leer la gramática en el colegio algunos años, y aún á religiosos mancebos en su convento... »<ref>MENDIETA, ''Historia eclesiástica'', lib. IV, cap. XV, 416</ref>. Llegó incluso entonces don Antonio Valeriano, que hablaba y escribía con perfección el castellano y el latín transformándose en un reconocido traductor, al igual que otros miembros pertenecientes a la raza vencida y excluida del sacerdocio y la vida religiosa, a ser maestro de futuros frailes españoles<ref>''Monarquia indiana'',115</ref>. Fray Bernardino de Sahagún al hablar de los gramáticos indígenas que fueron sus colaboradores dice que el «principal y más sabio fue Antonio Valeriano...»<ref>SAHAGÚN, ''Historia general''., lib. II, Prólogo, 74</ref>. Sabemos también que realizó «diversos trabajos literarios tanto para ayudar a los religiosos como por su propia iniciativa...»<ref>KOBAYASHI, ''La educación'', 255</ref>.<br />
<br />
En el caso del ''Nican Mopohua'', si tenemos en cuenta que el padre de Valeriano fue contemporáneo de Juan Diego, y que al producirse los hechos fundantes del Acontecimiento Guadalupano él tenía muy poca edad, bien pudo haber conocido personalmente al vidente del Tepeyac que murió unos quince años después de los mencionados hechos. Esta posibilidad, que se acentúa aún más en caso de que hayan sido parientes, hace sumamente probable que haya escuchado de los propios labios de Juan Diego el relato de las apariciones. En este sentido y a la hora de acreditar su conocimiento sobre las mismas, es de destacar también que fue compañero de estudios y de tareas docentes de Martín Jacobita, otro indio muy culto (que fue rector del Colegio) y que era oriundo del mismo lugar que Juan Diego. <br />
<br />
El texto parece corroborar lo anterior , ya que lo manifiesta muy preciso a la hora de situar el espacio y temporalmente los acontecimientos. Por otro lado, aparecen en el relato coordenadas de referencia y localización que indican que se estaría escribiendo precisamente desde Tlatelolco, donde Valeriano residió mucho tiempo no sólo como educando sino también como maestro e investigador del Colegio de la Santa Cruz. «Si se examina con qué expresiones se indican [en el ''Nican Mopohua''] las numerosas idas y venidas de Juan Diego, como los números 5-7: "venía"; 39-41: "vino a bajar..vino a encontrar la calzada.. vino a llegar"; 46-47: "venía.. se volvió.. de allá se vino"; 68-7l: "se vino derecho a Tlatelolco. luego fue al palacio"; 81-83: "en cuanto se viene.. que lo vinieran siguiendo.. se vino derecho. Siguió la calzada."; 95-99: "fué a llegar a su casa.. saliera hacia acá, viniera a llamar a Tlatelolco...", aparecen unas coordenadas de referencia a un punto concreto desde donde estaría escribiendo el autor. Para quien conoce la topografía de la Ciudad de México, queda muy claro que ese punto es precisamente Tlatelolco, que está al sur del Tepeyac, dentro de la ciudad, no muy lejos del palacio del Obispo, que estaba en el centro, lo que da a suponer que el escritor residía allí, en Tlatelolco, lo que constituye una prueba accesoria más de que éste fue Don Antonio Valeriano».<ref>GUERRERO ROSADO, ''El Nican... t.. 1'', 200-201</ref>. <br />
<br />
El relato lo muestra también como conocedor de la teología cristiana y de la cultura y psicología indias, como «cristiano sincero»<ref>LEÓN-PORTILLA, ''Tonantzin Guadalupe'', 87</ref>, muy «familiarizado con muchos aspectos del antiguo pensamiento náhuatl»<ref>LEÓN-PORTILLA, Tonantzin Guadalupe, 87</ref>y «conocedor de buen número de textos de la antigua tradición indígena»<ref>LEÓN-PORTILLA, Miguel, ''Tonantzin Guadalupe...,''36.</ref>. Logra unir gracias a ello dos mundos diversos, haciendo que se encuentren e intercambien ideas provenientes de cada uno de los mismos. Así, y aunque se adapta a la escala de valores del cristianismo europeo y lo que subyace en el texto como orientación específica no es exactamente igual a la de textos precortesianos; rescata objetivaciones del ethos cultural náhuatl y lo rehabilita. De este modo la narrativa del ''Nican Mopohua'', contemplada desde su horizonte cultural originario, revela que su autoría es obra de un escritor mentalmente mestizo e influenciado por una <br />
formación que se da luego del contacto entre los españoles y los amerindios; ello manifiesta que estamos ante una obra, fruto de un pensador náhuatl.<br />
<br />
=Género literario de su obra=<br />
<br />
Según las clasificaciones indígenas del discurso literario el «conjunto de expresiones en náhuatl... pueden dividirse en dos categorías: la del tlahtolli o discurso, palabra, relato; y la del cuícatl o canto, poema...»<ref>''SEGALA'', 122.</ref>. Teniendo en cuenta composiciones literarias de origen indo-europeo, y aclarando que se trata de una aproximación bastante simple, se podría afirmar que el primero tiene una mayor relación de semejanza y correspondencia con las expresiones en prosa, mientras que el segundo con las producciones poéticas que poseen ritmo y medida. Es importante considerar que si bien estos grandes géneros de la literatura náhuatl poseen peculiares características que permiten distinguir claramente las creaciones correspondientes a uno y otro, « desde el punto de vista temático, estructural, estilístico y gramatical, las particularidades de los cuícatl pueden encontrarse utilizadas en el campo del tlahtolli y viceversa...»<ref>''SEGALA'', 122.</ref>. <br />
<br />
La terminología indígena distingue también distintos subgéneros dentro de uno y otro. En el caso de los ''tlahtolli'', hay dentro de su gran universo, dos clases fundamentales: subgéneros que se sitúan o no en el campo de lo que nosotros hoy llamamos narrativa. «En lo que toca específicamente al contenido de las tlaquetzalli o formas de narración, pueden precisarse varios subgéneros...»<ref>''SEGALA'', 122</ref>. Ellos son: los ''teotlahtolli'' o "palabras divinas" que relatan los orígenes del hombre y los mundos y hechos protagonizados por los dioses, los ''itoloca'' contienen lo que nosotros denominamos las historias o lo que se dice sobre alguien o algo y los ''xiuhámatl'' que agregan cacterísticas de lo que llamamos hoy cronología a su carácter histórico.<br />
<br />
Temáticamente los ''teotlahtolli'', comparables a relatos épicos o libros sagrados que en otras culturas de la antigüedad clásica tratan sobre el comienzo de todo lo existente, principalmente versan sobre los orígenes divinos y de las edades cósmicas, los héroes culturales, la acción de diversos dioses y personajes o nobles que los representan en la tierra, el culto religioso y los destinos humanos. El estudio de los mismos «ayuda a comprender, entre otras cosas, la conciencia que tenían los propios nahuas de su vinculación con el universo de los dioses... en los teo-tlahtolli se halla sl sustrato de ideas sobre el cual los antiguos mexicanos habían cimentado y desarrollado su visión del mundo, creencias religiosas y principios que normaban su organización social, religiosa y política»<ref>LEÓN-PORTILLA, ''Cuícatl y Tlahtolli'', 83</ref>. En el caso de los ''itoloca'' manifiestan la honda conciencia histórica de los nahuas y su permanente ocupación por conocer las medidas del tiempo y sus destinos. En el período prehispánico se transmitían los relatos históricos en el calmécac y, perdida su autonomía, ellos los intentaron conservar pasando a escritura fonética lo que consignaban los antiguos códices o sus tradiciones orales memorizadas. <br />
<br />
En la realización de esta tarea, poco a poco el empleo del alfabeto latino, que primero acompaña a las pinturas y jeroglíficos al aparecer junto a ellos palabras o textos en náhuatl, se va imponiendo con totalidad en la preservación y transmisión de los mencionados relatos históricos. Si bien el ''Nican Mopohua'' no es la lectura en náhuatl de un códice elaborado en la época prehispánica, si lo es del códice guadalupano o imagen de Nuestra Señora de Guadalupe. El ''Códice Escalada'' (o 1548) parece ser un término medio, empleando glifos, imágenes y palabras en náhuatl utilizando el alfabeto latino, entre dicha imagen y el Nican Mopohua. «El Códice 1548 [Escalada], fue descubierto recientemente y es la prueba irrefutable que habla de las apariciones de la Virgen de Guadalupe. Recibe su nombre de la data de su elaboración, exhibida en la parte superior central del mismo... El códice está conformado por: la fecha de su realización; dos apariciones de la Virgen de Guadalupe (la primera en la cumbre del cerro del Tepeyac, en pequeño, en la parte superior izquierda, y la cuarta en el llano, con las rosas de la prueba pedida por el obispo Zumárraga, en primer plano); el glifo del juez Antón Valeriano, y la firma de fray Bernardino de Sahagún; además aparece escrito dos veces el nombre de Juan Diego Cuauhtlatoatzin y tres inscripciones en náhuatl con caracteres latinos (“también en 1531, se hizo ver la amada madrecita nuestra niña Guadalupe México; murió con dignidad Cuauhtlatoatzin; Juez Antón Valeriano”)»<ref>LEÓN-PORTILLA, ''Cuícatl y Tlahtolli'', 85</ref>.<br />
<br />
=Estructuración y estilística=<br />
<br />
Si bien en los ''tlahtolli'' se estructuran unidades de significación o escenas que parecen superponerse unas con otras, las mismas adquieren una tonalidad narrativa al presentar hechos y secuencias vinculados en progresión lineal sucesiva. No presentan cuadros que sólamente se acumulan para profundizar por convergencia en un tema que se enuncia al principio, en ellos «''la imaginación y el recuerdo se ponen en juego para introducir secuencias, alterando a veces espacios y tiempos''»<ref>TORRE DE LA VILLAR E., ''Fuentes guadalupanas'', 37</ref>, que se determinan siempre con precisión y se constituyen en un determinado escenario para las acciones que en ellos se concretan. De este modo y si bien las significaciones se redundan y sobreponen, también van desarrollándose sincrónicamente a través de sucesos vinculados y hasta alcanzar una plenitud de sentido. Este último se unifica y mantiene por la persistente presentación, a través de la mediación de una gran diversidad de variantes y formas de expresión, de imágenes y conceptos centrales. De este modo, «la narrativa indígena alcanza algunas veces sutiles abstracciones, expresadas a través de elementos concretos, flores y cantos, rostro y corazón, plumajes de quetzal, jades y piedras preciosas...»<ref>LEÓN-PORTILLA,'' Cuícatl y Tlahtolli'', 48</ref>. <br />
<br />
Lo anterior se combina con otro atributo muy característico de la estilística de este género de composiciones: el recurso de organizar lo que se transmite concentrando, en torno a un determinado sujeto u objeto gramatical, predicados verbales que se enuncian en forma sucesiva. Estos predicados, a veces constituidos por diferentes estructuras verbales, o bien alimentan el desarrollo sincrónico ya especificado o sólo refuerzan la acción de un determinado sujeto sin establecer una secuencia u orden temporal; pueden considerarse en su generalidad, como oraciones convergentes en las que se enuncia algo que se refiriere siempre a un individuo. La forma de concentración descripta no es la única, ya que «hay en los textos múltiples ejemplos de acumulación de atribuciones o explicitación de circunstancias o rasgos, que se refieren a complementos, bien sea directos, indirectos o circunstanciales»<ref>LEÓN-PORTILLA, ''Cuícatl y Tlahtolli'', 85</ref>para enriquecerlos y decir, en forma gradual y paso a paso, mucho más sobre ellos. <br />
<br />
En literaturas de otras culturas se dan también acumulaciones como todas las explicitadas, pero «en la literatura náhuatl prehispánica esta forma de estructuración, con las características descriptas, es rasgo bastante característico. Por otra parte, esta estructuración de predicados que se acumulan o convergen incluye muchas veces paralelismos y difrasismos. La coincidencia de estos elementos estilísticos en muchos de los ''tlahtolli'' los hace reconocibles de inmediato»<ref>LEÓN-PORTILLA, ''Cuícatl y Tlahtolli'', 61</ref>. En ellos se recurre entonces con frecuencia a la utilización del difrasismo. «Llamo así a un procedimiento que consiste en expresar una misma idea por medio de dos vocablos que se completan en el sentido, ya por ser sinónimos, ya por ser adyacentes... Casi todas estas frases son de sentido metafórico, por lo cual hay que entender su aplicación, ya que si se tomaran a la letra, torcerían el sentido, o no lo tendrían adecuado al caso...»<ref>LEÓN-PORTILLA, ''Cuícatl y Tlahtolli'', 62</ref>. La estructura de su cultura exigía que la comunicación más importante se concretara en base a este recurso, es decir empleando dos palabras o símbolos para referirse a un único significado o pensamiento que se deseaba destacar. También y como ya hemos enunciado se emplea con asiduidad en los ''tlahtolli'' el paralelismo, una modalidad que «es un desarrollo de la anterior...»<ref>GARIBAY K, ''Llave del Náhuatl'', 115</ref>. La misma «consiste en aparear dos frases complementarias, generalmente sinónimas»<ref>GARIBAY K, ''Llave del Náhuatl'', 117</ref>es decir, en el uso de dos expresiones equivalentes que reiteran una idea (a veces dichas expresiones son difrasismos). <br />
<br />
Según el nahuatlato A. Garibay, en el náhuatl se dan tres modalidades de expresión explicitadas y otras modalidades propias del lenguaje náhuatl que «''se pueden reducir a una fórmula. Es como si el náhuatl no concibiera las cosas sino en forma binaria. Este dualismo de concepción es de los fenómenos más importantes de la lengua...»''<ref>GARIBAY K, ''Llave del Náhuatl'', 116</ref>. Considerando particularmente el aspecto estilístico de los teothahtolli, es común a todas sus variantes temáticas además de los expresado para los tlahtolli en general, «el sentido del pormenor al que se deben múltiples descripciones para expresar un hecho o idea desde muy variados puntos de vista»<ref>GARIBAY K, ''Llave del Náhuatl'', p. 117</ref>.<br />
<br />
=El Nican Mopohua=<br />
<br />
Valeriano, utilizando caracteres latinos, redactó «...el relato de las apariciones en elegante idioma nahuatl, el que hablaban los aztecas, hacia finales del siglo XVI...»<ref>LEÓN-PORTILLA, ''Cuícatl y Tlahtolli'', 85</ref>. El ''Nican Mopohua'' fue escrito por alguien que dominaba perfectamente «la estilística inconfundible del náhuatl clásico»<ref>FLORES SEGURA, 8</ref>aflora en él «el rico universo de sus metáforas, muy frecuentes en esta lengua, sus difrasismos o palabras yuxtapuestas de las que brota una particular significación, así como sus expresiones paralelas que iluminan desde doble perspectiva lo que se quiere decir. Conocedor de todo esto fue Antonio Valeriano»<ref>LEÓN-PORTILLA, ''Tonantzin Guadalupe'',36</ref>. <br />
<br />
Cómo se comprueba al contemplar el texto, la modalidad expresiva del ''Nican Mopohua'', texto histórico y didáctico, es sin duda la correspondiente a un relato, sin que esto sea obstáculo para que se manifiesten en él algunas particularidades propias de los cantos. Aunque su autor no haya investigado sobre los géneros literarios precolombinos, la siguiente afirmación destaca que el correspondiente al ''Nican Mopohua'' no corresponde a uno de la literatura española: «.Valeriano [...]consignó por escrito las apariciones, empleando para ello no el género literario de una “interpretación ficticia”con el fin de justificar, después de los hechos, la conversión de los indios; ni menos aún un género literario de literatura española, ajeno totalmente a su modo de pensar, a la manera por ejemplo de un auto sacramental en cuatro o cinco actos, sino que utilizó simple y sencillamente el género literario de una “genuina narración” de acontecimientos históricos»<ref>LEÓN-PORTILLA, ''Tonantzin Guadalupe'', 36</ref>. <br />
<br />
“Todos los cantares de éstos son compuestos por unas metáforas tan oscuras que apenas hay quien las entienda, si muy de propósito no se estudian y platican para entender el sentido de ellas. Yo me he puesto muy de propósito a escuchar con mucha atención lo que cantan y entre las palabras y términos de la metáfora, y paréceme disparate y, después, platicado y conferido, son admirables sentencias, así en lo divino que agora componen, como en los cantares humanos que componen...»<ref>CARRILLO, ''El mensaje'', 62</ref>. Además, podremos observar que sobre todo reúne características de los dos primeros subgéneros narrativos y que concentra una gran cantidad de predicaciones verbales en torno a los sujetos o actores de lo que narra. Estableciendo una secuencia temporal, para unir las numerosas frases correspondiente a los diferentes predicados que se van concentrando se emplean frecuentemente las partículas “niman ye” que significan “en seguida”<ref>DURAN, ''Historia de las Indias'', t. I, cap. XXI , 195</ref>. <br />
<br />
Y un autor misionero de la primera hora, fino observador de aquella realidad cultural expresiva, como fray Diego Durán escribe: «Todos los cantares de éstos [pueblos] son compuestos por unas metáforas tan oscuras que apenas hay quien las entienda, si muy de propósito no se estudian y platican para entender el sentido de ellas. Yo me he puesto muy de propósito a escuchar con mucha atención lo que cantan y entre las palabras y términos de la metáfora, y paréceme disparate y, después, platicado y conferido, son admirables sentencias, así en lo divino que agora componen, como en los cantares humanos que componen...»<ref>LEÓN-PORTILLA, ''Cuícatl y Tlahtolli'', 59</ref>. <br />
<br />
En resumen: Don Antonio Valeriano nació en Atzcapotzalco en fechas aproximativas, entre 1520 y 1524. Debió ser muy joven al tiempo de las Apariciones al ser uno de los fundadores del Colegio de Santa Cruz de Tlaltelolco en 1536; quizá tenía unos 13 años cuando entró en el Colegio. El Colegio había sido fundado por Zumárraga, primer obispo de México, y fue dirigido entre otros por fray Bernardino de Sahagún, el famoso recopilador de las tradiciones indígenas y conocedor de aquel mundo. Valeriano fue alumno distinguido, luego profesor y más tarde director de aquel Colegio, teniendo entre sus alumnos a jóvenes frailes españoles. Fue el mejor colaborador de fray Bernardino de Sahagún, Juez y Gobernador indio de México durante 35 años. Fue muy estimado por todos por su piedad, ciencia y justicia, incluidos los virreyes, tanto que fue honrado también con honores y cargos por el Rey de España Felipe II. Murió en 1605 y fue enterrado en el convento de San Francisco, en la capilla de San José.<br />
<br />
Algunos afirman que perteneció a la más alta aristocracia indígena, pero esto no es del todo exacto, pues quien debía conocerlo muy bien, Fernando Alvarado Tezozomoc (1519?-1598), que era su cuñado por ser hermano de Isabel Huanitzin, esposa de Valeriano, dos veces dice de él que era "''amo pilli''", o sea: "no era noble, sino tan sólo un gran sabio"<ref>DURAN, ''Historia de las Indias'', t. I, cap. XXI</ref>. Este autor mexica y mestizo al mismo tiempo, es un escritor de los básicos entre las fuentes de la historia de México. Dominó, por supuesto, el náhuatl, pero su castellano es rudo y difícil, no obstante lo cual escribió en él una obra importante para la historia de México: ''Crónica Mexicana'', y otra pequeña en náhuatl: ''Crónica Mexicayotl''. En cuanto a Valeriano efectivamente perteneció a la casa real de Tenochtitlán, pero sólo como consorte, y por ello no es posible rastrear su genealogía, aunque sí la de su mujer doña Isabel Huanitzin. Por ello, el historiador eclesiástico mexicano, el jesuita Mariano Cuevas, dice que era sobrino del emperador Moctezuma y que nació en Azcapotzalco, población muy cercana al Tepeyac, pero vivió en la ciudad de México (Tenochtitlán) desde 1526. <br />
<br />
Sin embargo no resulta ser de origen noble, pero al casarse con la recordada princesa Isabel Huanitzin entró a formar parte de la más rancia aristocracia india emparentando con las casas reales de Tenochtitlán y de Texcoco. Siendo Señor de Azcapotzalco dio asilo a su sobrino político, Francisco Verdugo Quetzalmamalitzin, pariente directo y antecesor de Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, por quien llegó su célebre texto guadalupano al P. Sigüenza y Góngora (1643-1700), que es quien nos lo trasmite.<br />
<br />
Antonio Valeriano gozaba de ser un hombre de eximias cualidades literarias. Ha llegado hasta nosotros una carta latina suya que en su concisa brevedad da perfecta fe de ello: "''Hic litterarum gerulus ad vestram paternitatem portat id quod mihi traducendum jussisti. Nescio profecto an in traductione eius sim felix. Multa quippe in eo sunt praegnantia, ut nesciam in quem sensum meliorem verti debeant. Si quid est erratum, parcas obsecro. Et tuam gravem censuram adhibeas, et his litteris tam male formatis, simul et ignoscas, illiterae enim videntur potius quam litterae; nec mirum vestrae paternitati videatur, manus namque iam vacillant, oculi caligant, et aures occlusae. Iterum atque iterum parcas. Deus optimus, maximus longaevam tuae paternitati vitam concedat. De Mexico. Tui amantissimus etsi indignus. Antonius Valerianus''"<ref>FERNANDO ALVARADO TEZOZOMOC, Crónica Mexicayot1</ref>. Esta es la traducción en español: "Este correo lleva a vuestra paternidad lo que mandaste traducir. A la verdad no sé si fui feliz al hacer la traducción. Muchas cosas hay plenas de sentido, de manera que no sé en qué mejor forma puedan traducirse. Si error hay, te suplico me perdones. Y también que pongas tu respetable censura, así como que disimules éstas tan mal formadas letras, pues más bien parecen borrones que letras. Y no debe extrañar esto a V. P., pues mis manos están ya vacilantes, nublados los ojos y tapiadas mis orejas. Una y otra vez te ruego me perdones. Dios óptimo máximo conceda a tu paternidad larga vida. De México. Amantísimo tuyo, aunque indigno de serlo. Antonio Valeriano". <br />
<br />
Esta carta la conservó el padre Juan Bautista, en el prólogo a su ''Sermonario'' en lengua náhuatl, publicado en México en 1606-1607. Esta carta latina, pese a su brevedad, basta para demostrar el dominio que este indio de cultura náhuatl poseía de lengua de Cicerón, donde conjuga la elegancia del estilo con la concisión propia del latín y el juego armónico de las palabras como “litteris", "illiterae" y "litterae". Si así dominaba una lengua tan diferente de la suya, ya podemos entender porqué puede llamarse al ''Nican Mopohua'' una joya de la literatura náhuatl.<br />
<br />
=Notas=<br />
<br />
<references/><br />
<br />
=Bibliografía=<br />
<br />
*CARRILLO, SALVADOR, ''El mensaje teológico de Guadalupe, en Nuestra Señora de América'', t. II, Colección Mariológica del V centenario, Bogotá: Consejo Episcopal Latinoamericano, 1988. <br />
<br />
*CUEVAS, MARIANO, ''Álbum Histórico Guadalupano del VII Centenario'', Escuela tipográfica Salesiana, México 1930.<br />
<br />
*DIAZ, DOMINGO G. , ''“El Nican Mopohua se escribió en Tlaltelolco”'', Rev. Tepeyac, III, México, 56 (mayo 1. 1978). <br />
<br />
*''Enciclopedia Guadalupana'', dirigida por XAVIER ESCALADA, México 1995<br />
<br />
*FERNANDO ALVARADO TEZOZOMOC, ''Crónica Mexicayot1'', UNAM, Instituto de Investigaciones Históricas, México, 1975, Nos. 356 y 371. Id., ''Crónica Mexicana''FLORES SEGURA, J., Nuestra Señora de Guadalupe. México: Progreso, 1998 <br />
<br />
*GALERA LAMADRID, JESÚS, ''Nican Mopohua, Breve análisis literario histórico'', JUS, México 1991<br />
<br />
*GARCÍA GRANADOS, RAFAEL , ''Diccionario Biográfíco de Historia Antigua de México'', UNAM, Instituto de Historia, México 1953, Vol. III<br />
<br />
*GARIBAY, K. ANGEL MARÍA, ''Llave del Náhuatl'', Porrúa, México 1978.<br />
<br />
*GUERRERO ROSADO, J. L., ''El Nican Mopohua''. ''Un intento de exegesis'', Universidad Pontificia de México, 2 vols. México 1996<br />
<br />
*KOBAYASHI, ''La educación''<br />
<br />
*LEÓN-PORTILLA, MIGUEL, ''Cuícatl y Tlahtolli''.<br />
<br />
*LEÓN-PORTILLA, MIGUEL, ''La filosofía náhuatl....''<br />
<br />
*LEÓN-PORTILLA, MIGUEL, ''Tonantzin Guadalupe'': ''Pensamiento náhuatl y mensaje cristiano en el "Nican Mopohua''", FCE y El Colegio Nacional, México 2001. <br />
<br />
*MENDIETA, GERONIMO DE, ''Historia eclesiástica indiana'', (s. XVI) Porrúa, México 1980.<br />
O’GORMAN, EDMUNDO, ''Destierro de sombras. Luz en el origen y culto de Nuestra Señora de Guadalupe en el Tepeyac'', UNAM, México 1986.<br />
<br />
*RICARD, ROBERT, ''La Conquista Espiritual de México'', traducción de Ángel María Garibay, JUS, México 1947, p. 401.<br />
<br />
*ROBLEDO GUTIÉRREZ, MANUEL, ''Prólogo, en Nican Mopohua de Antonio Valeriano'', Traducción y Edición de MARIO ROJAS SANCHEZ, México 1978. <br />
<br />
*ROGEL, H.. ''Introducción. En Conmemoración Guadalupana''. México: Ideal, 1984.<br />
<br />
*SAHAGÚN, BERNARDINO DE, ''Historia general de las cosas de la Nueva España'', (s. XVI) Porrúa, México 1982.<br />
<br />
*SEGALA, AMOS, ''Literatura Nahuatl, Fuentes, Identidades, Representacioes'', Titulo Original: Histoire de la Literature Nahuatl, Sources, Identites, Representation, Traducción de MÓNICA MANSUR, Bulzoni, Roma 1989, Grijalbo y Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, México 1990. <br />
<br />
*SILLER ACUÑA, CLOROMIDO L., ''Para comprender el mensaje de María de Guadalupe''. Guadalupe, Argentina 1989.<br />
<br />
*TORRE VILLAR, ERNESTO DE LA, ''Testimonios Históricos Guadalupanos'', FCE, México 1983.<br />
<br />
<br />
'''FIDEL GONZÁLEZ FERNÁNDEZ'''</div>172.16.56.179https://dhial.org/diccionario/index.php?title=VA%C3%8FSSE,_Emilio_(Omer_Emeth)&diff=5130VAÏSSE, Emilio (Omer Emeth)2014-06-13T00:09:58Z<p>172.16.56.179: </p>
<hr />
<div>'''VAÏSSE, Emilio (París, 1860; Santiago,1935) Sacerdote, Escritor, Literato.'''<br />
<br />
Sacerdote francés de la Orden de los Padres Paúles o Lazaristas, llega a Chile como misionero en 1886. Con dos intermedios de un año cada uno (en Trujillo, Perú, y en París), concentra su ministerio pastoral y educativo de medio siglo en diversas regiones de Chile: Chillán, Valparaíso, San Pedro de Atacama, Calama, Pirque y Santiago.<br />
<br />
En noviembre de 1906, con motivo de una conferencia sobre la Biblia y la ciencia en El Ateneo de Santiago, seguida de una síntesis escrita por él para ''El Mercurio'', Agustín Edwards -su propietario-, lo descubre como “periodista de nacimiento” y lo invita a colaborar con artículos y crónicas de su especialidad. A partir de diciembre 1906, semana a semana y durante 30 prolíficos años hasta su muerte, Emilio Vaïsse cumple en Chile un magisterio científico y humanista que se ramifica en diversas secciones de El ''Mercurio'': “Semana religiosa”, “Día religioso”, “El averiguador universal”, “Crónica bibliográfica semanal”, “Suplemento literario y científico”.<br />
<br />
Especialista en la Biblia por sus estudios teológicos, experto en lengua hebrea, griega, latina y con interés acuciante por las novedades científicas de su tiempo, adopta el pseudónimo hebreo Omer Emeth (“Yo soy el que dice la verdad”) y se propone dos tareas educativas entrelazadas. Tarea moral de divulgar a través de la prensa el conocimiento de las verdades universales del Evangelio y de las Epístolas; tarea intelectual de modernizar al público lector chileno tornándolo contemporáneo de las principales invenciones científicas y discusiones culturales de actualidad. Ambos propósitos maduran en la creación, por primera vez en Chile, de una crítica literaria e historiográfica profesional (conceptualmente formada), justa (cuyo norte fue siempre la verdad) y continua (formativa por su constancia en el tiempo). <br />
<br />
Alone -heredero y continuador de su profesionalismo crítico- hizo notar que “antes de que Omer Emeth escribiera en ''El Mercurio'' no existía el crítico dedicado a la crítica”. Un crítico regular que analice y evalúe el suceso cultural y obras literarias o históricas en virtud de sus méritos estéticos, historiográficos, morales y de servicio público, independiente de cualquier compromiso o interés bastardo. Marina Yutronić -su acuciosa bibliógrafa- escribe que Omer Emeth “fundó en Chile la crítica literaria semanal, firmada, responsable y le dio estabilidad y prestigio” desestimando, de paso, la crítica como “explosión accidental provocada, casi siempre, por la amistad o la enemistad -anterior a él.” Creó “desde los diarios, para servicio del gran público” la crítica informativa ecuánime y constante: faro y brújula de sus lectores.<br />
<br />
Eduardo Moore destaca una vocación de Omer Emeth: urgir a su lector al descubrimiento de su humanidad desde la asunción de su nacionalidad. Para ello, escribió sobre “temas relativos a la historia, costumbre y naturaleza del país [Chile] que den mayor lustre a la patria”. Temas que “descubran tipos y paisajes, que sitúen con propiedad los primeros en los segundos, en tal forma que la pintura de tipos ‘ordinarios’ de países conocidos y de sentimientos populares den al lector la impresión viva y a veces ‘punzante’ de la realidad chilena.” Reconocemos aquí el manifiesto del criollismo literario de Mariano Latorre o de Marta Brunet.<br />
<br />
Sin embargo, este criollismo -exige- debe cristalizar en la “flor de la frase” (sic.), en “alusiones históricas, recuerdos clásicos, giros propios” que den cuenta “del alma misma” del contexto espiritual y situación histórica de la obra criticada. “Alma” -según Omer Emeth- rima con terruño, con el humanismo y sus reactivos: “profundo conocimiento de la literatura latina y griega”, “impregnación con el encanto de la antigua literatura española y americana.” Encantamiento que “abre una ventana sobre el pasado de nuestra civilización”, “donde el sentimiento y la fe de cristianos se armonizaban con el concepto pagano de la belleza visible en los maravillosos monumentos literarios del Renacimiento, precursores del arte moderno.” Obras que “nos hacen ver todos los matices del pensamiento humano”. El milenarismo (lacunzismo), bibliografías generales (énfasis en la Colonia), literatura femenina, lengua atacameña, controversias religiosas, autores magistrales (Andrés Bello, José Toribio Medina), constituciones chilenas, hierologías, estudios militares, diccionarios de chilenismos, apicultura, serán algunos tópicos cubiertos por sus vastas investigaciones sobre el patrimonio cultural y religioso chileno.<br />
<br />
==Obras==<br />
<br />
''El lacunzismo. Sus antecedentes históricos y su evolución'', Santiago 1917; ''Estudios críticos de literatura chilena,'' Santiago 1961.<br />
<br />
==Bibliografía==<br />
<br />
ALONE (H. DÍAZ), ''Recuerdos de Omer Emeth, en Estudios críticos de literatura chilena'', Santiago 1961; ID., ''Presencia de Omer Emeth en la literatura chilena'', en YUTRONIĆ, M. ''Presencia de Omer Emeth en la literatura chilena y su magisterio crítico'', Santiago 1955<br />
<br />
YUTRONIĆ, M.''Presencia de Omer Emeth en la literatura chilena y su magisterio crítico,'' Santiago 1955<br />
<br />
MOORE, E. ''Don Emilio Vaïsse en la evolución de las letras chilenas, en Estudios críticos de literatura chilena'', Santiago 1961<br />
<br />
<br />
'''ROBERTO HOZVEN'''</div>172.16.56.179https://dhial.org/diccionario/index.php?title=VARELA_F%C3%A9lix;_Vida_y_Obra&diff=5121VARELA Félix; Vida y Obra2014-06-12T23:28:35Z<p>172.16.56.179: /* BIBLIOGRAFÍA */</p>
<hr />
<div><br />
<br />
(La Habana, 1788; San Agustín de la Florida, 1853) Sacerdote santo, prócer de las independencias americanas<br />
<br />
==Santo sacerdote, padre de la cultura cubana moderna y de su independencia política==<br />
<br />
A partir del 2010 se han ido celebrando, sobre todo en Latinoamérica, el bicentenario de los comienzos de los largos y con frecuencia dramáticos procesos de la independencia de sus países, en su totalidad de raíces culturales católicas. En su mayoría, la consumación oficial de estos bicentenarios se concluirá en el 2024, fecha conmemorativa de la ''batalla de Ayacucho'', que habría cerrado la primera fase de aquel difícil proceso. Pero hasta mediados del siglo XIX los nuevos países continúan sufriendo las convulsiones de las guerras de las independencias. Además habrá que esperar hasta1865 para le definitiva independencia de la República Dominicana y hasta 1898 para la independencia de Cuba…”<ref>CARRIQUIRY GERMÁN, El bicentenario de la independencia de los países latinoamericanos, Ed. Encuentro, Madrid 2011, pp. 28-29.</ref>. En el caso de Cuba los cubanos de todas las tendencias, comenzando por uno de sus héroes más reconocidos, José Martí, reconocen en ''Félix Varela'' al verdadero ''padre de la cultura cubana moderna y de su independencia política''. El ya Venerable sacerdote cubano Félix Varela Morales, prócer de las independencias latinoamericanas y caso particularmente peculiar y significativo en las mismas, fue así recordado por Juan Pablo II durante su visita a Cuba en 1998. Y así lo resaltaba de nuevo Benedicto XVI durante su visita a Cuba, y precisamente en su homilía en la ''Plaza de la Revolución José Martí'' de La Habana, el 28 de marzo de 2012, donde lo encuadraba en el tema de los derechos humanos y por ello en el de la libertad religiosa.<br />
<br />
<br />
Estas fueron las palabras del Papa Ratzinger: “''El derecho a la libertad religiosa, tanto en su dimensión individual como comunitaria, manifiesta la unidad de la persona humana, que es ciudadano y creyente a la vez. Legitima también que los creyentes ofrezcan una contribución a la edificación de la sociedad. Su refuerzo consolida la convivencia, alimenta la esperanza en un mundo mejor, crea condiciones propicias para la paz y el desarrollo armónico, al mismo tiempo que establece bases firmes para afianzar los derechos de las generaciones futuras. Cuando la Iglesia pone de relieve este derecho, no está reclamando privilegio alguno. Pretende sólo ser fiel al mandato de su divino fundador, consciente de que donde Cristo se hace presente, el hombre crece en humanidad y encuentra su consistencia. Por eso, ella busca dar este testimonio en su predicación y enseñanza, tanto en la catequesis como en ámbitos escolares y universitarios. Es de esperar que pronto llegue aquí también el momento de que la Iglesia pueda llevar a los campos del saber los beneficios de la misión que su Señor le encomendó y que nunca puede descuidar. <br />
Ejemplo preclaro de esta labor fue el insigne sacerdote Félix Varela, educador y maestro, hijo ilustre de esta ciudad de La Habana, que ha pasado a la historia de Cuba como el primero que enseñó a pensar a su pueblo. El Padre Varela nos presenta el camino para una verdadera transformación social: formar hombres virtuosos para forjar una nación digna y libre, ya que esta trasformación dependerá de la vida espiritual del hombre, pues «no hay patria sin virtud» (Cartas a Elpidio, carta sexta, Madrid 1836, 220). Cuba y el mundo necesitan cambios, pero éstos se darán sólo si cada uno está en condiciones de preguntarse por la verdad y se decide a tomar el camino del amor, sembrando reconciliación y fraternidad''”<ref>Para el texto completo de esta homilía papal: cf. sito vaticano: BENEDICTO XVI, Viaje a México y a Cuba, Homilías, 2012.</ref>.<br />
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Ya Juan Pablo II durante su visita apostólica a Cuba, el 23 de enero de 1998, en su discurso en la Universidad de La Habana subrayaba la figura del P. Félix Varela como sacerdote la de un santo sacerdote y como “''verdadero padre de la cultura cubana''”. Estas fueron sus palabras: “''Hijo preclaro de esta tierra es el Padre Félix Varela y Morales, considerado por muchos como piedra fundacional de la nacionalidad cubana. Él mismo es, en su persona, la mejor síntesis que podemos encontrar entre fe cristiana y cultura cubana. Sacerdote habanero ejemplar y patriota indiscutible, fue un pensador insigne que renovó en la Cuba del siglo XIX los métodos pedagógicos y los contenidos de la enseñanza filosófica, jurídica, científica y teológica. Maestro de generaciones de cubanos, enseñó que para asumir responsablemente la existencia lo primero que se debe aprender es el difícil arte de pensar correctamente y con cabeza propia. Él fue el primero que habló de independencia en estas tierras. Habló también de democracia, considerándola como el proyecto político más armónico con la naturaleza humana, resaltando a la vez las exigencias que de ella se derivan. Entre estas exigencias destacaba dos: que haya personas educadas para la libertad y la responsabilidad, con un proyecto ético forjado en su interior, que asuman lo mejor de la herencia de la civilización y los perennes valores trascendentes, para ser así capaces de emprender tareas decisivas al servicio de la comunidad; y, en segundo lugar, que las relaciones humanas, así como el estilo de convivencia social, favorezcan los debidos espacios donde cada persona pueda, con el necesario respeto y solidaridad, desempeñar el papel histórico que le corresponde para dinamizar el Estado de Derecho, garantía esencial de toda convivencia humana que quiera considerarse democrática.<br />
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El Padre Varela era consciente de que, en su tiempo, la independencia era un ideal todavía inalcanzable; por ello se dedicó a formar personas, hombres de conciencia, que no fueran soberbios con los débiles, ni débiles con los poderosos. Desde su exilio de Nueva York, hizo uso de los medios que tenía a su alcance: la correspondencia personal, la prensa y la que podríamos considerar su obra cimera, las «Cartas a Elpidio sobre la impiedad, la superstición y el fanatismo en sus relaciones con la sociedad», verdadero monumento de enseñanza moral, que constituye su precioso legado a la juventud cubana. Durante los últimos treinta años de su vida, apartado de su cátedra habanera, continuó enseñando desde lejos, generando de ese modo una escuela de pensamiento, un estilo de convivencia social y una actitud hacia la patria que deben iluminar, también hoy, a todos los cubanos.<br />
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Toda la vida del Padre Varela estuvo inspirada en una profunda espiritualidad cristiana. Ésta es su motivación más fuerte, la fuente de sus virtudes, la raíz de su compromiso con la Iglesia y con Cuba: buscar la gloria de Dios en todo. Eso lo llevó a creer en la fuerza de lo pequeño, en la eficacia de las semillas de la verdad, en la conveniencia de que los cambios se dieran con la debida gradualidad hacia las grandes y auténticas reformas. Cuando se encontraba al final de su camino, momentos antes de cerrar los ojos a la luz de este mundo y de abrirlos a la Luz inextinguible, cumplió aquella promesa que siempre había hecho: «Guiado por la antorcha de la fe, camino al sepulcro en cuyo borde espero, con la gracia divina, hacer, con el último suspiro, una protestación de mi firme creencia y un voto fervoroso por la prosperidad de mi patria» (Cartas a Elpidio, tomo I, carta 6, p. 182).<br />
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Ésta es la herencia que el Padre Varela dejó. El bien de su patria sigue necesitando de la luz sin ocaso, que es Cristo. Cristo es la vía que guía al hombre a la plenitud de sus dimensiones, el camino que conduce hacia una sociedad más justa, más libre, más humana y más solidaria. El amor a Cristo y a Cuba, que iluminó la vida del Padre Varela, está en la raíz más honda de la cultura cubana. Recuerden la antorcha que aparece en el escudo de esta Casa de estudios: no es sólo memoria, sino también proyecto. Los propósitos y los orígenes de esta Universidad, su trayectoria y su herencia, marcan su vocación de ser madre de sabiduría y de libertad, inspiradora de fe y de justicia, crisol donde se funden ciencia y conciencia, maestra de universalidad y de cubanía.<br />
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La antorcha que, encendida por el Padre Varela, había de iluminar la historia del pueblo cubano, fue recogida, poco después de su muerte, por esa personalidad relevante de la nación que es José Martí: escritor y maestro en el sentido más pleno de la palabra, profundamente democrático e independentista, patriota, amigo leal aun de aquellos que no compartían su programa político. Él fue, sobre todo, un hombre de luz, coherente con sus valores éticos, y animado por una espiritualidad de raíz eminentemente cristiana. Es considerado como un continuador del pensamiento del Padre Varela, a quien llamó «el santo cubano».<br />
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En esta Universidad se conservan los restos del gran sacerdote y patriota, el siervo de Dios padre Félix Varela, ante los cuales he rezado, como uno de sus tesoros más preciosos. Por doquier, en Cuba, se ven también los monumentos que la veneración de los cubanos ha levantado a José Martí. Y estoy convencido de que este pueblo ha heredado las virtudes humanas, de matriz cristiana, de ambos hombres, pues todos los cubanos participan solidariamente de su impronta cultural. En Cuba se puede hablar de un diálogo cultural fecundo, que es garantía de un crecimiento más armónico y de un incremento de iniciativas y de creatividad de la sociedad civil. En este país, la mayor parte de los artífices de la cultura —católicos y no católicos, creyentes y no creyentes— son hombres de diálogo, capaces de proponer y de escuchar. Los animo a proseguir en sus esfuerzos por encontrar una síntesis con la que todos los cubanos puedan identificarse; a buscar el modo de consolidar una identidad cubana armónica que pueda integrar en su seno sus múltiples tradiciones nacionales. La cultura cubana, si está abierta a la Verdad, afianzará su identidad nacional y la hará crecer en humanidad''”<ref>JUAN PABLO II, Discurso en la Universidad de La Habana el 23 de enero de 1998. Cf. en: Sancti Christofori de Habana, P. N. 2061, Beatificationis et Canonizationis Servi Dei Felicis Francisci Iosephi Mariae A Conceptione Varela Morales… Positio super vita, virtutibus et fama sanctitatis. Summarium adiuctum, Romae 202,Doc. IV, pp. 225-226. Cit. en adelante: Positio super vita et virtutibus F.V.</ref>.<br />
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==Entre los sacerdotes protagonistas de los procesos latinoamericanos de independencia==<br />
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En la historia de las independencias hispanoamericanas nos encontramos con figuras eminentes de sacerdotes y religiosos comprometidos en aquellas luchas; los casos más conocidos son las figuras de Hidalgo, Morelos, Matamoros…., para recordar el caso de México; pero no son ni únicas ni raras. Una buena parte del clero hispanoamericano tomó parte en aquellos acontecimientos con posiciones a veces enconadamente contrapuestas<ref>El Estado autárquico y regalista quiere controlar en sus mínimas expresiones también la vida eclesial. Cada vez más los eclesiásticos van a ser vistos en la práctica como “funcionarios” de la Corona en el tema eclesiástico y religioso. En el proceso de las independencias el clero criollo se encontrará dividido. Una parte notable participa de la mentalidad del siempre más consciente criollismo que exige su propio papel en la vida social, política y eclesial de los diversos virreinatos. Muchos clérigos criollos se verán involucrados en los movimientos de emancipación de las diversas entidades territoriales de la América española. En algunos casos alcanzan papeles de verdaderos protagonistas y “padres” de las nuevas naciones emergentes.</ref>. No siempre aquellas figuras de ''patriotas'' o ''libertadores'', como se les llama, pueden entrar en la historia también con la aureola de ''santos'' en el sentido evangélico y eclesial del término. Sin embargo las hay. Tal es el caso del sacerdote cubano Félix Varela Morales<ref>La actitud del clero ante la independencia va pareja a la que mucho clero tomó en España ante la invasión napoleónica. La actitud de la población criolla va vista en varios niveles y actitudes: Los gérmenes de una conciencia que llevaba a la independencia estaban presentes desde los comienzos, precisamente por el arraigo que los pobladores castellanos traían consigo de las libertades de las propias pueblas de frente a la Corona. Esta conciencia se desarrolla cada vez más a partir de la segunda mitad del siglo XVII y a lo largo del XVIII en aquello que se suele llamar la conciencia creciente de un criollismo que busca su propia autonomía social, económica y administrativa frente a una metrópoli que cada vez condiciona e interviene pesadamente en la vida de los virreinatos, vistos más como “colonias” y menos como “reinos” autónomos. Hay que decir, que en los comienzos, la case criolla no era “antimonárquica” en el sentido literal; al principio participó vivamente en los movimientos anti-bonapartistas que corrían por la Península, a ellos se unieron en las tierras americanas, aunque el movimiento luego se desarrollará en direcciones muy distintas a lo que quizá algunos imaginaban en sus comienzos. En este ambiente se mueve el clero en sus diversos estamentos y responde a las varias almas que en él vemos: popular, más ilustrada, más reivindicadora. No hay que olvidar que en la España invadida por los napoleónicos, buena parte de las guerrillas estuvieron dirigidas por caudillos de ocasión, populares y por numerosos clérigos. En la América hispana sucederá lo mismo y cómo la independencia se fragua y se proclama no raramente en sacristías y conventos.</ref>. En su día, los mismos historiadores de la Comisión histórica que examinaron la documentación presentada para su Proceso de canonización, a pesar de los vacíos que señalaban, reconocían unánimemente que la vida de Félix Varela había sido una vida de total consagración al servicio de Dios y del prójimo<ref>Cf. Relatio et Vota [30 de enero de 2001] et Positio super vita et virtutibus Felicis Varela Morales, Informatio, Romae 2002, pp. XXVI-XLII: cuadro sobre la vida virtuosa del sacerdote cubano. En adelante citado: Positio super vita et virtutibus F.V. (2002). Se indica entre paréntesis el año de los sucesivos complementos documentarios.</ref>.<br />
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Félix Varela nace en el seno de una familia católica; fue educado en la fe católica tradicional y en su seno se desarrolla su vocación al sacerdocio, el que prefiere a la carrera militar, tradicional en su familia. La vida del sacerdote cubano será coherente con aquella primera decisión hasta la muerte. Toda su existencia está jalonada por gestos de amor a Dios y al prójimo. En las notas biográficas que conocemos aparece como una persona inteligente, decidida y constante, rico en iniciativas a favor del prójimo; una persona que no se amilana ante las dificultades y las responsabilidades propias de su ministerio; que sabe enfrentarse decididamente con las adversidades. Al tratar temas tan sumamente complejos como la lucha por las independencias de las nuevas naciones hispanoamericanas, no se ven en él sentimientos de odio o de resentimiento hacia sus adversarios políticos. Ello constituye uno de los aspectos más notables de su grandeza de ánimo cristiana, en unos momentos en los que su historia personal estaba fogueada con amarga hostilidad por parte de sus adversarios políticos. Por el contrario, vemos en sus escritos equilibrio en su lenguaje. Así, en un escrito suyo sobre tema de las independencias, aparecido en una revista por él fundada en los Estados Unidos, “''El Habanero''”, se muestra respetuoso con las ideas de sus opositores políticos, admitiendo incluso la posibilidad de estar equivocado y necesitado de ser corregido.<br />
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En la vida de Varela se ve, ya desde muy joven, su amor al estudio, especialmente de temas filosóficos y éticos. Esta apertura de mente lo lleva muy pronto a seguir con creciente simpatía las ideas reformistas de la ilustración española. El pensamiento de estos autores se encuentra reflejado en sus ideas filosófico-políticas y en la crítica que hace a los esquemas de la vieja escolástica anquilosada, en el uso que hace de la razón y en el intento de conciliar fe y razón. De aquí brotaba en él su preocupación por educar a la gente en una sana y equilibrada religiosidad, despojada de las supersticiones y ambiguas devociones que primaban en muchos ambientes populares. Así que como cristiano y sacerdote se le ve comprometido en la difusión de la fe con todos los medios que le ofrece su inteligencia. Escribe mucho sobre temas políticos y sobre todos los temas que en su día preocupaban a las mentes más abiertas. En el último periodo de su vida, en los Estados Unidos, viviendo en un ambiente de mayoría protestante y hostil al catolicismo, supo moverse con un espíritu de respeto y equilibrio no comunes en su tiempo.<br />
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Mientras se muestra tolerante con los demás, él llevaba una vida austera y pobre, impregnada de humildad y de obediencia eclesial a sus superiores. De hecho, en sus cartas y polémicas no aparecen en absoluto tonos duros o ásperos con las personas con las que polemizaba. Su vida sacerdotal es seria e íntegra, con un amor sincero a la Iglesia, a su prójimo y a su ministerio sacerdotal, al que consagra totalmente los últimos 20 años de su vida, ya alejado de la enseñanza y de compromisos políticos directos. Ello no estaba reñido en absoluto con el amor patrio a su Cuba natal. Hay que notar, que este hombre de recio y antiguo noble abolengo, miembro de una familia que se podría señalar como perteneciente a la clase criolla de propietarios, renunció a sus haberes para vivir en una situación de evangélica pobreza. No se ve en él una búsqueda desmedida de promociones. Al final espera la muerte en una habitación austera, por no decir pobre, solo y confiado totalmente en la misericordia divina. No es de extrañar que los obispos cubanos hayan querido en su día introducir su proceso de canonización, y que tras años de superar bastantes dificultades en la investigación histórica, se haya llegado a un éxito positivo con la proclamación de Félix Varela bajo la autoridad de Benedicto XVI como ''venerable'', en espera de los milagros exigidos por la ley eclesiástica para su beatificación y canonización. Vamos a recorrer sumariamente el camino histórico de estos procesos, en los que ha resaltado vigorosamente la fuerte personalidad cristiana de este sacerdote en sus vertientes poliédricas.<br />
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==Una figura discutida: las etapas problemáticas de su compleja biografía==<br />
La vida de ''Félix Francisco José María de la Concepción Varela Morales'', sacerdote diocesano, nacido en La Habana, capital entonces de la Capitanía General de Cuba el 20 de noviembre de 1788 y muerto en San Agustín de la Florida el 25 de febrero de1853, se puede dividir en tres grandes momentos bastante diferenciados: el periodo cubano, que llena sus primeros casi 33 años de vida, hasta 1821; el periodo español, el más corto, desde 1821 a 1823; y el largo periodo final de los últimos 30 años de su vida en los Estados Unidos, desde 1823 hasta su muerte en 1853.<br />
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Nadie pone en duda los méritos de Varela en la historia ideológica como escritor de filosofía política que preparó como precursor la independencia nacional cubana, y que en línea con otros muchos eclesiásticos ha sido uno de los más notables protagonistas del proceso de las emancipaciones de la América española. En su caso, lo que le hace particularmente significativo es que jamás empuñó un arma o combatió en algún campo bélico. El otro aspecto de la vida de Félix Varela es el de su ser cristiano y su vida como sacerdote católico. En algunos círculos ideológicos, culturales y políticos, este aspecto ha sido orillado o ignorado, dando a su figura sólo la imagen de un pensador y héroe político. Ya en la primera biografía de Varela, aparecida en 1878, como cuando se trasladaron sus restos a La Habana en 1911, se subrayaba fuertemente el aspecto cultural y político de su figura, dejando en la penumbra el aspecto religioso.<br />
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==El periodo cubano de Varela==<br />
La vida de Félix Varela en Cuba y Florida recorre varias etapas bien diversas y precisas en sus primeros 33 años de vida (1788-1821). La primera va desde su nacimiento y educación a la ordenación sacerdotal. Félix Varela nace de padres españoles en la ciudad de La Habana el 20 de noviembre de 1788, quedando huérfano de madre a los tres años y quedando bajo el cuidado de su abuela materna. Su padre, que era militar, sirvió en varias empresas militares españolas en el Caribe, mientras que el abuelo materno, Bartolomé Morales, también militar, fue destinado a Florida, entonces dominio de la Corona española, y con él pasó en 1794 toda la familia, alcanzando ambos altos grados militares. Tras la muerte de su padre la familia vuelve a Cuba bajo la tutoría de uno de los tíos, también militar. Habría podido seguir la tradición familiar entrando en la vida militar; sin embargo prefirió dirigirse hacia la vida sacerdotal: “''Quisiera ser soldado de Jesucristo; no quiero matar hombres; quiero salvar sus almas''”, habría respondido a su tío que lo empujaba hacia la vida militar. Por ello entró en el Colegio-Seminario de San Carlos y San Ambrosio, de la Habana, y allí sería ordenado sacerdote a los 24 años<ref>Cf. RODRÍGUEZ FIDEL, Félix Varela. Profundidad Manifiesta. Primeros años… (1788-1821), I, Ed. Universal, Miami (Fl), 2007, pp. 43-81; Positio super vita et virtutibus F.V. (2002), pp. 101-106.</ref>.<br />
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De la ordenación sacerdotal a su entrada en la vida política pasan pocos años. Fue nombrado muy pronto profesor de filosofía y de teología en aquel Colegio-Seminario, y cómo sucedía en otros centros semejantes a lo largo de los reinos de España, el centro pronto se convierte en una fragua de humanismo cristiano; por él corren las ideas de la ilustración reformista española y será terreno fértil para que germinen las ideas de autonomía e independencia política que se difunden en los ambientes eclesiásticos y civiles. Varela, todavía muy joven, demuestra sus capacidades literarias al escribir su primera obra de filosofía en latín y luego en castellano, obra que va a convertirse en uno de los libros de texto en las escuelas cubanas. Encontramos también al joven sacerdote Varela como uno de los fundadores de “''La Sociedad Patriótica''”, una sociedad literaria. Este tipo de “sociedades” eran centros de promoción cultural humanista sobre las bases de aquellas corrientes características de la ilustración española que ejercitarán un influjo notable en los procesos de independencia de los países hispanoamericanos y en proyectos para la reforma y el progreso del país. Encontramos estas “sociedades” en todos los rincones de los Reinos de España, como técnicamente se llamaba entonces a lo que hoy algunos impropiamente llaman “''Imperio Español''”. Se les llamaba también “''Sociedades de los Amigos del País''”, o con nombres propios del lugar de la fundación o de sus orígenes.<br />
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Siendo miembro de ellas Varela demuestra su participación en aquel amplio movimiento ideológico y su compromiso en la promoción de la vida social, económica y política de Cuba. Varela pertenece por ello a aquella falange de clérigos, comprometidos en la vida social y política del mundo español, que se encuentra con frecuencia a la cabeza de los movimientos reformistas que tuvieron un papel importante en las luchas decimonónicas de índole diversa, y en América se encuentran con frecuencia a la cabeza de los movimientos tanto reformistas como emancipadores. Esta “politización” de los clérigos es un fenómeno marcadamente característico del mundo español de la época. A la luz de ello hay que notar que la formación y actividad sacerdotal y cultural de Félix Varela en sus primeros años cubanos ha planteado algunas preguntas sobre estos compromisos sociales y culturales.<br />
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==La admisión a la Real Sociedad Patriótica==<br />
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En España y en sus Dominios americanos, a partir del reinado de Felipe V comienzan a fundarse las “Sociedades Patrióticas”, los “Amigos del País” y otras sociedades semejantes, pero alcanzan su cenit en tiempos de su hijo Carlos III y luego con Carlos IV. Tuvieron un papel importante en la promoción del progreso civil. Estudiaban las problemáticas de las regiones, la situación económica de cada uno de los virreinatos o regiones, dando impulso a la agricultura, a la minería y a muchas obras sociales y literarias. En ellas confluían los personajes más dinámicos e influyentes de la sociedad, figuras importantes de la nobleza, hombres de Iglesia, del mundo de las finanzas y del comercio<ref>CARRIQUIRY G., El bicentenario de la independencia de los países latinoamericanos. Prólogo del cardenal Jorge Mario Bergoglio, Ed. Encuentro, Madrid 2011.</ref>. Con ellas se difundían las ideas de progreso, típicas de la ilustración; se creía demasiado optimísticamente en los nuevos métodos educativos como medicinas para sanear una sociedad envejecida y retrógrada, superar la ignorancia y la superstición, origen –según ellos- de todos los males sociales y del despotismo tiránico.<br />
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Pero con frecuencia muchos de los autores de estas corrientes culturales olvidaban las raíces de tanto desgaste y mal, lo que en la fe cristiana llamamos “''pecado original''”, y aunque en el caso de la ''Sociedad Patriótica'' no lo negasen explícitamente, este drama quedaba oscurecido y como consecuencia quedaba en penumbra, aunque no se negaba, el tema de la redención de Cristo y el de la gracia. No nos parece que estos aspectos estén expresados en los escritos de Varela, pero hay que notar que siendo él hijo de aquellas corrientes ilustradas y participando en la “''Real Sociedad Patriótica''” las conocía, y en parte podrían asomarse en su mentalidad de fondo. Varela expondrá sus ideas en la “''Cátedra de Constitución''”, creada por la “''Real Sociedad Patriótica''” y por el obispo Don Juan José Díaz, de Don Juan José Díaz de Espada en 1820, a la que Varela fue llamado por Díaz de Espada. Es elocuente el título de su curso y cátedra: “''la cátedra de la libertad, de los derechos del hombre, de las garantías nacionales, de la regeneración de la Ilustre España, la fuente de las virtudes cívicas, la base del gran edificio de nuestra felicidad''”<ref>Cit. Positio super vita et virtutibus F.V., Relatio et Vota (2008), p. 263, nota 194.</ref>. Como se ve el lenguaje es característico de los escritos de la ilustración y del liberalismo imperante. Se trata para Varela de años fecundos desde el punto de vista didáctico y de producción literaria. Se muestra también como fino educador, atento a sus alumnos, internos y externos, siempre muy estimado por ellos<ref>Cf. ivi, p. 261, testimonio en la nota 189.</ref>.<br />
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==¿Tuvo que ver Varela con la masonería?==<br />
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Varela formó enseguida parte de la flor y nata de la vida social y cultural de La Habana, especialmente del círculo que giraba alrededor de su obispo Díaz de Espada. Muchos de los exponentes políticos y culturales del mundo hispano de entonces se movían en torno a la masonería y sus logias, o al menos comulgaba con muchas de sus ideas. La masonería estaba difundida en muchos ambientes españoles e hispanoamericanos ya a partir de finales del siglo XVIII, pero se difundirá con mayor fuerza y protagonismo a lo largo del XIX. De hecho, en la misma Habana era muy activa. Incluso se tiene constancia de que en una logia participaba Díaz de Espada<ref>En el ASV, Segreteria di Stato, Esteri, Rubr. 279, busta 593, fascicolo 1, de 1830, se conserva un documento que lleva como descripción: “América, Avana. Colonia tutora soggetta alla Spagna (anni 1816-1830). Con relativas acusaciones que desde 1819 se hicieron contra la conducta política y moral del obispo Don Juan José Díaz de Espada: Ynformación reservada de los hechos públicos y privados del Yltmo. señor Don Juan José Díaz de Don Juan José Díaz de Espada, obispo actual de la Sta Iglesia de la Havana, dirigida al Revmo y Exmo Sr D. Pedro Gravina, cardenal de la Sta Iglesia Romana, Gran Cruz de la Real y distinguida orden de Carlo 3• Grande de España, Nuncio de S.S. etc…, etc.., etc… El asunto, donde aparece la figura ilustrada de este obispo y sus relaciones hipotéticas con la masonería, quedaron en letra muerta, sin una conclusión efectiva en sentido positivo. Las acusaciones provenían de algún sector del clero de La Habana</ref>. Años después le sería incluso dedicada a Félix Varela una logia. Con el andar de los años, la misma masonería cambiaría tal nombre cuando fue apareciendo el verdadero Varela católico con sus posiciones diametralmente opuestas a las clásicas de la masonería, sobre todo al tratar temas como la relación entre fe cristiana y razón, el sentido religioso, el relativismo y la idea sobre la tolerancia religiosa con el consecuente indiferentismo diametralmente opuestas a cuando sostenía Varela. <br />
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Al hablar de la tolerancia o libertad religiosa, Varela señala tres tipos: la teológica, la social y la legal. No admite el relativismo teológico que niega la revelación y la pretensión cristiana de la unicidad y contemporaneidad de Cristo como Salvador. Varela distingue la certeza en materia teológica de la fe de la tolerancia o libertad civil y social. Muestra los puntos de contacto, pero también la diferencia sustancial entre las dos posiciones, por ello la posición de Varela está muy lejos de la posición “''liberal-masónica''”. El pensamiento de Varela sobre el tema de la igualdad social y de la justicia social nos muestra un Varela sumamente actual; notablemente diferente de las posiciones que en su tiempo sostenían muchos pensadores tradicionales, sean católicos como liberales, en los temas de la justicia social y de la libertad religiosa. Su posición era marcadamente avanzada en su tiempo; su pensamiento ya indicaba entre otros aspectos, lo que hoy se llama una ''sana laicidad del Estado'' en temas religiosos y también sobre los derechos de los pueblos en su gobierno frente al despotismo y dictadura de los estados absolutistas. <br />
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Como escribe Alexis Pestano Fernández, Varela, “''a diferencia de la Masonería, parte de una antropología integral y no meramente ideológica. Una vez más, los contactos superficiales entre la obra valeriana y la filosofía masónica distan mucho de sustentar una identificación entre ambos”. Y concluye señalando “la incompatibilidad recíproca. Los puntos en común que sin embargo se aprecian son una expresión de la preocupación compartida por problemas similares, pero la distancia clara está en el camino a seguir para su solución: para Varela, el Evangelio, para la masonería, la especulación esotérica-ilustrada sobre la naturaleza humana. Varela se interesó por la ilustración de la religión y la sociedad desde el cristianismo, y rechazó la que consideró falsa ilustración de los enciclopedistas franceses (con amplios vínculos con la masonería), la que entendía y aportaba argumentos al despotismo […]. Teniendo en cuenta los anteriores elementos, y el hecho de que la única manera de asegurar una improbable filiación masónica de Varela sería el hallazgo de documentación probatoria (lo cual no ha sucedido), es posible afirmar en este momento, según la información disponible, que el Siervo de Dios [hoy venerable], P. Félix Varela lejos de tener relación con la masonería era opuesto a ella. La comprensión de esta realidad pudo ser causa por la cual una logia, atraída inicial y superficialmente por la figura del presbítero, decidiera con posterioridad revocar su decisión de tomar su nombre''”<ref>Cf. [Lic.] PESTANO FERNÁNDEZ ALEXIS, Positio super vita et virtutibus F.V., Relatio et Vota (2008), pp. 247-252: “diferencias sustanciales entre Varela y la Masonería”, aclara fundadamente tales diferencias.</ref>.<br />
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==Periodo Español: 1821-1823==<br />
En 1820 un grupo de militares, encabezados por el coronel Rafael del Riego, en ''Cabezas de San Juan'', cerca de Cádiz, se pronunció contra el régimen absolutista de Fernando VII, cuando se dirigía con un destacamento de tropas para embarcarse hacia América, entonces en plena rebelión emancipadora. Empezó así la segunda revolución liberal española (la primera es la que ronda alrededor de la ''Constitución de Cádiz'' entre 1811 y 1812); ahora los procuradores o diputados reunidos de nuevo en Cádiz reponen aquella Constitución, suprimida por Fernando VII al restaurar de nuevo el antiguo régimen absolutista, tras su vuelta del exilio francés en 1814. Félix Varela fue elegido como diputado a aquellas “''Cortes''” convocadas para 1821 como representante del clero de la isla de Cuba. Viaja por ello a la Península.<br />
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Se coloca en este contexto el periodo español-peninsular de Varela, desde julio de 1821 al 17 de diciembre 1823 fecha de su fuga arriesgada. El régimen liberal reinstalado va a durar muy poco, hasta 1823, cuando el Antiguo Régimen fue de nuevo restaurado por obra de la Santa Alianza. Fernando VII, que se había visto obligado a aceptar aquella revolución liberal, recupera su poder absoluto y deroga toda la legislación liberal con penas severas, incluida la muerte, de los protagonistas políticos y militares de la misma. Entre ellos se encontraba precisamente Félix Varela, que condenado a muerte, logró escapar de la cárcel de aquella España en manos del absolutismo más obsoleto, caprichoso y cruel, y amparándose en la colonia inglesa de Gibraltar, huye a los Estados Unidos, que será su nueva patria. Las consecuencias de aquella derrota liberal tendrán dolorosas y traumáticas consecuencias en la historia española y en la hispanoamericana, civil y eclesiástica, del largo siglo XIX.<br />
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Los clérigos que participaron a las Cortes de Cádiz, tanto en 1811-1812 como luego en las del trienio liberal de 1820 a 1823 fueron numerosos. Era normal su participación en la vida política ya desde siglos anteriores, tanto en España como en sus dominios ultramarinos, y en aquellas Cortes desarrollarían un papel preponderante<ref>La actitud de los diputados liberales en estas Cortes y por ello la de Varela hay que leerla en aquel contexto histórico ante la felonía, deslealtad y traición a los fueros jurados de un rey por el que toda España y sus dominios ultramarinos habían luchado denodadamente. Cf. aclaraciones en: Positio super vita et virtutibus. Relatio et vota (2008), pp. 264-270; J. I. RODRÍGUEZ HERNÁNDEZ, Vida del Presbítero Don Félix Varela, Arellano y Cía Editores, La Habana 1944. <br />
Como lo hace ver J. M. CUENCA TORIBIO en su “La Guerra de la Independencia: un conflcito decisivo (1808-1814) (Madrid 2006) donde muestra como buena parte de los diputados en las Cortes de Cádiz eran clérigos de ambos continentes.<br />
</ref>. Se entiende así la participación en ellas de Varela y su actividad política como clérigo<ref>Como lo hace ver J. M. CUENCA TORIBIO en su “La Guerra de la Independencia: un conflcito decisivo (1808-1814) (Madrid 2006) donde muestra como buena parte de los diputados en las Cortes de Cádiz eran clérigos de ambos continentes.</ref>. En aquellas Cortes se ve un Varela animado por un marcado sentido de la justicia y de firme apertura ante la dramática situación que el mundo hispano vivía en aquellos momentos (los movimientos de las independencias hispanoamericanas en curso, y una España anquilosada que acababa de salir del túnel oscuro de un absolutismo obsoleto y ya insoportable). Se explican así sus propuestas a favor de las independencias americanas y a favor de un régimen liberal democrático, también en España. En este cuadro van colocadas las motivaciones que los diputados de aquellas Cortes dan para justificar la condena del rey como reo de alta traición. Cuando el régimen absolutista será restaurado por la fuerza con la ayuda de la Santa Alianza, aquellos diputados junto con otros muchos prohombres liberales serán condenados a muerte; algunos serán de hecho ejecutados, con el general Rafael Del Riego a la cabeza; otros, entre los cuales Varela, lograrán escapar de la cárcel desde Cádiz a la cercana colonia inglesa de Gibraltar, librándose así de la muerte.<br />
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El pensamiento político y las diversas propuestas hechas en las Cortes por Varela sobre argumentos candentes como el autogobierno político y económico de las provincias de Ultramar (América española y Filipinas), la abolición de la esclavitud en Cuba, el reconocimiento de las nuevas repúblicas hispanoamericanas, quedan claros en sus intervenciones<ref>Cf. Positio super vita et virtutibus F. V. Novum Summarium adiunctum, (2002), p. 38.</ref>. También Varela votó la condena y deposición de Fernando VII por parte de aquellas Cortes. Por ello una pregunta de rigor es sobre el liberalismo de Varela. Hay que encuadrar su pensamiento en el marco de la ya recordada ilustración española y del movimiento suscitado tras la invasión napoleónica cuando buena parte de los levantados españoles e hispanoamericanos, descubren y comienzan a usar siempre con mayor fuerza el concepto de “soberanía nacional” al puesto de una “soberanía” dinástica. Varela es hijo de estos movimientos de ideas amasados con los dramáticos torbellinos de hechos que habían llevado a los levantamientos armados por doquier (guerras de independencia); en su caso estaba también sin duda el influjo ejercitado sobre él por el obispo Don Juan José Díaz de Espada, que lo había nombrado maestro en el Seminario de San Carlos y de San Ambrosio de La Habana y luego lo había propuesto como diputado para las Cortes liberales de Cádiz.<br />
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==Periodo norteamericano: 1823-1853==<br />
La permanencia definitiva en los Estados Unidos de América abre para Varela el último periodo de su vida. En aquel año 1823 Varela logra embarcarse hacia los Estados Unidos que, como país político independiente, era todavía joven. Llega al puerto de Nueva York, y Nueva York será ya para siempre su nueva patria de exiliado político hasta su muerte ocurrida el 25 de febrero de 1853. Su vida sacerdotal se desarrollará en adelante en el nuevo emporio en ciernes de unos Estados Unidos en proceso de formación. Cuando el P. Varela llega a los EE.UU. el país cuenta con sólo 11 diócesis que crecerán hasta 31 en 1853, año de su muerte. Nueva York era una inmensa diócesis misionera, bajo la jurisdicción de ''Propaganda Fide'', que necesitaba sacerdotes, ayuda económica y todo tipo de estructuras. La ciudad contaba con una sola iglesia en 1817 y deberá esperar otros 29 años para ver una segunda y 40 para una tercera, aunque en la isla de Manhattan en 1834 ya se contarán 7 iglesias y otras 11 dispersas fuera de la ciudad. Sus obispos fueron Connolly (1815-1825), John Dubois (1826-1842), John Hughes (1842-1864), su cuarto obispo y primer arzobispo; cuando llega encuentra 200.000 católicos y 40 sacerdotes, y cuando muere deja 150 sacerdotes, 89 iglesias 500.000 fieles y unos 10.000 niños en las escuelas católicas y varias congregaciones religiosas. Este crecimiento alarmó al fundamentalismo protestante que entabló una dura campaña anticatólica<ref>Una personalidad significativa de la Nueva York de este tiempo es el Venerable Pierre Toussaint, un afro-americano, nacido en esclavitud en la isla de Santo Domingo, en la parte di Haití, en 1766, entonces bajo dominio francés, pero que logrando pasar a Nueva York en 1797 permanecerá el resto de su vida en esta ciudad, labrándose una nueva vida de relativa prosperidad y convirtiéndose en uno de los mejores bienhechores de la joven diócesis de Nueva York. Su proceso de canonización fue introducido en los años ’90 fue aprobado en Roma a partir de 1994. Se conserva una colección de documentos originales: Pierre Toussaint Papers (1,200 letters, documents and receipts), donados por la familia Schuyler a la New York Public Library en 1903. Leo Ryan, un historiador de la iglesia de San Pedro de Nueva York, la iglesia parroquial más antigua de la ciudad, los estudió en 1935. Una referencia a toda esta documentación, fondos de archivo (cartas, testamento…) y obras biográficas sobre Pierre Toussaint pueden verse en la: Positio super vita et virtutibus, (1994) de la Congregación de las Causas de los Santos.</ref>.<br />
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En esta etapa de resonado desarrollo el P. Varela tuvo un papel fundamental. Trabajará en sus parroquias, construirá iglesias y obras sociales, como la ''Half Orphan Asylum'', escuelas para niños, y otras obras sociales en favor de los inmigrantes para introducirlos en una vida digna, inventando nuevas formas de ayuda en el mundo del trabajo y sosteniendo económicamente con sus propios medios aquellas obras. “Su sentido de caridad no tenía límites en Nueva York”. “Distribuía lo que tenía a los pobres”. “Sostenía continuamente a los enfermos de un gran hospital en manos no católicas”. “Su celo lo empujaba a ir a donde el deber lo llamase, como la gente bien recuerda durante la epidemia de cólera de 1830. Hace algún tiempo llegó una nave que fue puesta bajo cuarentena porque una fiebre contagiosa se había difundido entre el equipaje y los pasajeros y no se permitía a nadie subir a bordo y [...] Varela sabiendo que allí había católicos entre los moribundos pidió a los funcionarios el permiso de administrar [...] los sacramentos. Su petición fue rechazada, pero pidió y volvió a suplicar con tanto ardor que la autoridad, admirando su celo, le concedió el permiso”<ref>Testimonio contemporáneo de Félix Morales (primo suyo), en Positio super vita et virtutibus F. V. Summarium adiunctum, (2002), pp. 34-36.</ref>. Estos son algunos de los muchos testimonios que hablan de su caridad sin fronteras.<br />
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Otro aspecto de su actividad fue la de prolífico escritor, tanto en castellano como en inglés, sobre temas filosóficos, políticos y religiosos. Su primo Félix Morales escribía inmediatamente después de su muerte que “se supone que haya dejado muchos manuscritos de valor”. En esta actividad intelectual resalta su empeño en favor de la independencia de Cuba. Por ello los ambientes cubanos lo considerarán como uno de los padres ideológicos de la independencia patria; y por ello, tras la independencia de Cuba, sus restos mortales serán trasladados desde los Estados Unidos a La Habana y sepultados en su Universidad civil. Pero Félix Varela fue sobre todo un sacerdote ejemplar, con un acendrado espíritu apostólico. “Toda la vida de Varela estuvo impregnada por el amor de Dios y del prójimo. La santidad de su vida es el aspecto más válido y admirable de este hombre excepcional. Quien lo conoció no dudaba en considerarlo como un santo. En 1995 la Santa Sede autorizó al episcopado cubano para que iniciase su proceso canónico sobre su santidad”<ref>Positio super vita et virtutibus F. V. Novum Summarium adiunctum (2002), Apéndice 2, p. 148.</ref>. <br />
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Durante el último estadio de su vida, Varela demostró su alma sacerdotal y su caridad en acción, que ya lo caracterizaba desde los tiempos de su ordenación sacerdotal<ref>Cf. su benemérito trabajo apostólico en Nueva York, en Positio super vita et virtutibus F. V. Novum Summarium adiunctum (2002), Apéndice pp. 24-34.</ref>. Nunca había gozado de una buena salud; por ello tuvo que buscar durante sus últimos años un clima más benigno que el de Nueva York; lo encontró en Florida, la tierra de su niñez, muy cercana a su Cuba. Sus viajes a Florida se convirtieron entre 1846 y 1850 en una estancia casi permanente en la ciudad de San Agustín. En 1850 fue nombrado vicario general de Nueva York ''in absentia'' del arzobispo Hughes. Pero pronto tuvo que volver a Florida porque no le pintaba bien el clima de Nueva York. Ya no dejaría más su Florida, y aquí lo encontró la muerte el 25 de febrero de 1853. “Tuvo que pasar dos años de sufrimiento que soportó con ánimo y resignación. Durante este tiempo, final de su vida, fue acogido por el padre Aubril, un sacerdote francés, que lo atendió con amoroso cuidado y bondad”<ref>Ivi, p. 125) (nuestra traducción)</ref>. <br />
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En una carta del 25 de diciembre de 1852 del P. Lorenzo de Allo al sacerdote Francisco Ruíz, sucesor suyo en la cátedra de filosofía en La Habana, que lo visitó por entonces, nos da algunas noticias preciosas sobre los últimos días del P. Varela. Describe la pobre y austera habitación donde se alojaba Varela y comenta: “''Sobre el sofá estaba acostado un hombre, viejo, flaco, venerable, de mirada mística y anunciadora de ciencia. Ese hombre era el Padre Varela''”<ref>Ivi, p. 125.</ref>. La muerte llegó dos meses después, el 25 de febrero de 1853<ref>Noticias sobre su sepultura y traslación de sus restos mortales desde Florida a La Habana, en Positio super vita et virtutibus F. V. Novum Summarium adiunctum (2002), pp. 108133.</ref>. Su muerte fue como la muerte del justo, resultado de una vida santa, como escribe luego el ya citado sacerdote Aubril: “Como se esperaba, la suya ha sido la muerte de un sacerdote recto y santo; poco antes de morir quiso renovar su propia profesión de fe”<ref>Carta del 28.IV.1853 del Rev. E. Aubril, a Mons. F.X. Gartland, obispo de Savannah, en la que le comunica la muerte y los funerales de Félix Varela, en Positio super vita et virtutibus F. V. Novum Summarium adiunctum (2002), pp.5-6 (nuestra traducción).</ref>. <br />
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Existen varios testimonios de aquellos sus últimos días. Los testigos lo llaman “venerado sacerdote”, “amado y respetado por todos” y, refiriéndose a los últimos instantes de su vida, hablan de cómo “su muerte, como también su vida, estuvo animada, por una fe y caridad máximas, visto que sus últimas oraciones fueron pidiendo la conversión a la Iglesia católica de una mujer protestante”<ref>Ivi, pp. 7-11.</ref>. Que el P. Varela fuese un sacerdote pobre y desprendido, a pesar de los bienes que poseía por herencia, lo demuestra también el hecho de que “antes de llegar a este país [Estados Unidos] había distribuido su misma herencia entre los parientes y durante el ejercicio de su mandato pastoral daba hasta el último céntimo que recibía a los pobres y para la sustentación y el decoro de su iglesia, reservándose sólo lo estrictamente necesario para satisfacer sus exigencias mínimas. Por ello no dudamos que su muerte, como su vida, estuviese animada por la fe en Dios y que haya recibido la recompensa destinada a los servidores buenos y fieles”<ref>Ivi, pp.11-16; 16-19 (nuestra traducción).</ref>. Vivió pobre y murió pobre el 25 de febrero de 1853 en San Agustín (Florida).<br />
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¿Cómo podemos entonces resumir la vida del P. Félix Varela en los Estados Unidos? La Iglesia católica en los Estados Unidos que encuentra Félix Varela era una iglesia en sus albores, con apenas una jerarquía constituida por casi en su totalidad por obispos inmigrados franceses de los tiempos de la Revolución y poco más. A este nuevo país llega y en esta Iglesia se incardina el P. Félix Varela, precisamente en la diócesis de Nueva York (1824-1852). La actividad pastoral como sacerdote en este periodo norteamericano constituye el aspecto fundamental de su vida. Como sacerdote, Varela bebe de manera ecléctica en las fuentes entonces más apreciadas de la espiritualidad sacerdotal. Considera al sacerdote como “un hombre de Iglesia”, “maestro de la verdadera doctrina”, y aquí se ve su pasión por la verdad, rechazando todo tipo de fanatismo, en cuanto sabía muy bien que sólo la “verdad nos vuelve libres”; lo ve como “testigo del Evangelio”, “pastor totalmente dedicado a los fieles y atento a sus necesidades”. Varela posee también un agudo sentido humano y cristiano del “''amor patriae''”. En algunas de las notas que nos ha dejado trasluce el sacerdote como hombre de Dios y por ello hombre de oración; y de aquí nace como consecuencia un programa de vida cristiana y sacerdotal. El estilo de vida de los sacerdotes debe mostrar el espíritu de mansedumbre y humildad, y el respeto hacia las personas diferentes, también en las controversias más ásperas. Brillan también en él una notable honestidad intelectual y las dotes de educador de la juventud, la caridad y la pobreza evangélica (no conservaba nada para sí y todo lo ofrecía a los necesitados). De todos sus apuntes trasluce la vida interior de un Varela sacerdote, testigo de Cristo. Así le alcanzó la muerte, como sacerdote, consignado totalmente a Cristo y al servicio de la Iglesia. <br />
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Habría que señalar otros aspectos específicos notables de su vida. Fue un apóstol de la prensa católica en un país donde ésta cobraba cada día mayor importancia<ref>Positio super vita et virtutibus F.V. (2011), pp. 283-288.</ref>. Produce una notable cantidad de escritos en opúsculos, artículos de periódicos (escribía al menos en unos siete) donde se demuestra un buen polemista en línea con el tipo de literatura católica característica de una época en la que la Iglesia y la fe cristiana sufrían ataques y desprecio por doquier. Pero el espíritu que lo anima no es agresivo, sino respetuoso con todos, y ello es sin duda algo que lo honra en tiempos donde la agresividad y la intolerancia predominaban en muchos debates polémicos.<br />
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Entre sus escritos destacan “''Las Cartas a Elpidio''”, publicadas en dos volúmenes en Nueva York en 1835 y 1838. La obra, incompleta, ya que Varela se proponía publicar tres volúmenes, recoge su pensamiento, con tres temas importantes según los parámetros típicos de la ilustración: sobre la superstición, la impiedad y el fanatismo. Desarrolla su pensamiento en una correspondencia simbólica entre él y un personaje literario, Elpidio<ref>El p. José Félix Pérez Riera, Secretario Adjunto de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba, en el Prologo al texto de las “Cartas”, publicado por la C. Episcopal Cubana, nos ofrece una buena presentación de las mismas.</ref>. Ya en 1835, tras el primer volumen, Don José de la Luz Caballero, discípulo de Varela, publicó en el ''Diario de La Habana'' un artículo presentando los puntos más interesantes del volumen y la “profunda psicología que caracterizaba a Varela en el tratar con los jóvenes”<ref>Positio super vita et virtutibus F.V. (2011), p. 293</ref>. Varela dirá que aquellas “''Cartas''” “contienen mis ideas, mi carácter y puedo decir toda mi alma”. Y concluye que “…el juez eclesiástico ha aprobado la obra”<ref>Ivi, p. 291, nota 226.</ref>. En el volumen segundo, al tratar el tema de la superstición, Varela, ya con una notable experiencia sobre la situación social y religiosa de los Estados Unidos, describe con acentos fuertes la confusión que reinaba en el país en el campo religioso, y los “desenfrenos” que estaban a la vista de todos; entre ellos apuntaba el fenómeno difundido de las sectas protestantes. Trata entonces el tema de la libertad y tolerancia religiosa, subrayando que “la verdadera tolerancia evangélica, sin transigir con los errores, jamás falta a la caridad, que es el alma del cristianismo”<ref>Ivi, p. 296, nota 237.</ref>. De nuevo vemos aquí bien clara su sensibilidad de convencido polemista católico sin mermar en absoluto su apertura ecuménica.<br />
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Félix Varela fue enterrado en Florida, pero unos 50 años después de su muerte, en 1911, tras la independencia de Cuba, sus restos serían trasladados a La Habana e inhumados en el Aula Magna de su Universidad. ¿Por qué fueron sepultados allí y no en la catedral de la capital cubana? El asunto ha sido tratado por Mons. Ramón Polcari, canciller de la diócesis de La Habana e historiador. Aquella sepultura fue un gesto por el que el entonces obispo de La Habana protestó, como bien demuestra un artículo del ''Boletín eclesiástico de La Habana'', de noviembre de 1911<ref>Ivi, pp. 345-348.</ref>. El obispo protestaba por aquella sepultura fuera de la catedral, lugar que según el prelado era el apropiado para su nueva sepultura. Según el obispo, Varela “ilustre y santo sacerdote”, tenía que ser sepultado en la catedral “porque el P. Varela pertenece por derecho irrenunciable a la Iglesia, de la que fue humilde, fervoroso y obedientísimo ministro” y por ello protestaba “comedida y enérgicamente” en carta a uno de los responsables de aquella decisión, llamado Dr. Tamayo.<br />
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Las cartas públicas del obispo de La Habana dejan claro la gran estima de que gozaba el P. Varela. Entre otras señales de tal estima encontramos que el obispo celebró un solemne pontifical fúnebre en aquel ambiente eclesiástico donde predominaba un clero cubano de origen español en el que, dada la historia peculiar de Varela a comienzos del siglo anterior, era todavía visto como un rebelde, mientras en otro sector del mismo clero cubano gozaba de una estima indiscutible. Una lectura del artículo citado del ''Boletín eclesiástico de La Habana'' aclara totalmente la actitud del obispo sobre el P. Varela y se entiende mejor toda la polémica y los intentos de las autoridades civiles de entonces, a la luz del momento histórico que Cuba estaba viviendo. Cuba, tras el tratado de París de 1899 había sido arrebatada al dominio español por la Potencia de los Estados Unidos y puesta bajo su protectorado. Llegará a obtener fatigosamente su independencia política completa sólo en 1930. A comienzos del siglo las fuerzas culturales y políticas quisieron por ello apropiarse de la figura de Varela como la de uno de sus símbolos patrióticos<ref>El proceso de independencia de España comenzó cuando los Estados Unidos declararon la guerra a España (1898) y ocuparon la isla imponiendo un gobierno títere. La independencia fue reconocida en 1902, pero la drástica reducción de la soberanía nacional convertía de hecho a Cuba en un protectorado de los Estados Unidos. En los comienzos del siglo XX los Estados Unidos intervinieron pesadamente, y en varias ocasiones, para condicionar la acción de gobierno cubano, y los primeros presidentes que se sucedieron en el poder no lograron evitar las intervenciones constantes de los norteamericanos en su economía e ignorando las peticiones del movimiento sindical y estudiantil en campo social. En septiembre de 1933 sucedió la llamada “revolución de los sargentos” que inauguró una nueva etapa, teóricamente independiente, pero todavía bajo el monopolio norteamericano en todas las actividades económicas y políticas, y que llevará a la llamada “revolución” de Fidel Castro a partir de 1959-1960 y el triunfo de un régimen marxista.</ref>. No lo veía en tal modo el obispo y el clero de La Habana, que precisamente por ello no participó, por expresa prohibición del obispo, a las honras fúnebres civiles.<br />
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==Un estudio histórico complejo ==<br />
La biografía de Félix Varela se presenta como un taller de obra abierto<ref>Las investigaciones en archivos arrojan nueva luz sobre su figura polifacética; algunas de ellas fueron llevadas a cabo por el P. José Walter Gutiérrez Sennisse, ocd, bajo la dirección del P. Fidel González Fernández mccj.</ref>. Ya en un dossier presentado ante la ''Congregación de las Causas de los Santos'' por la Postulación de su Causa de canonización, se presentaba un abundante compendio de archivos, bibliotecas y escritos publicados o inéditos de Varela y estudios sobre nuestro personaje<ref>Positio super vita et virtutibus F.V. (2008) [Relatio Et Vota] y las respuestas dadas a los puntos discutidos Positio super vita et virtutibus F.V. (2011).</ref>. Figuran en él archivos de Cuba, de España, de los Estados Unidos y del Vaticano, sea de Propaganda Fide como del ASV. Entre los escritos de Varela merecen especial atención los aparecidos en la revista ''El Habanero'', fundada por él en Estados Unidos; a través de ellos se puede ver la evolución de su pensamiento moral y político, en unos momentos donde se jugaba el futuro de Cuba como país independiente. Al mismo tiempo, dada la posición preeminente que Varela ocupaba como sacerdote, al comienzo comprometido en la vida política de una Cuba todavía dependiente de España, y más tarde en la misma azarosa vida política de una España en pugna entre liberales y tradicionalistas (los futuros carlistas), el eco de las actuaciones de Varela suscitaron recelos, sospechas y luego una feroz contraposición por parte del régimen absolutista de Fernando VII y de sus agentes diplomáticos. Estos usarían todos los medios a su alcance para seguir los pasos de Varela e ir minando todo posible influjo suyo en el campo social y político, sobre todo tras ver, y no sin fundamento, que el sacerdote cubano podría muy bien escalar las cimas de un cierto nivel de la joven jerarquía eclesiástica en los Estados Unidos con un hipotético nombramiento episcopal, y precisamente en Nueva York, donde llegó a ser su vicario general.<br />
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Por todo ello, la investigación histórica sobre Varela tiene que entrar en cada uno de sus periodos biográficos con sus diversas problemáticas. Cuando España se despierta de manera brusca tras la invasión napoleónica y comienza ya sin paliativos aquel largo y sangriento proceso de independencia ante el invasor de la Península y de emancipación en todos los dominios ultramarinos: desde California hasta la Tierra de Fuego, encontramos también a Varela sumergido de lleno en el proceso en su Cuba natal, en plena efervescencia cultural y al mismo tiempo todavía bajo el peso de una larga somnolencia. Será así mandado a las ''Segundas Cortes de Cádiz'' de 1821, que señalarán profundamente los trágicos destinos tanto de España como de todos aquellos territorios, incluida Cuba. Ha sido aquí que la investigación histórica sobre este periodo de Varela se presentaba más ardua, sea por las complejas temáticas en que se vio involucrado durante este periodo “español” militando en el bando de los liberales, con su oposición clara al régimen despótico y absolutista de Fernando VII y de su camarilla, su derrota, condena a muerte y huida novelesca.<br />
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No era fácil encontrar una documentación directa sobre sus actuaciones en aquellas Cortes. Al final, Félix Varela y sus compañeros liberales serán derrotados por la conjura europea de la Santa Alianza, y condenados a muerte por un régimen absolutista restaurado que se propuso barrer a base de ríos de sangre derramada, todas las trazas de la herencia liberal<ref>Las Cortes convocadas en el trienio liberal restauraron la Constitución de 1812, establecieron el Tribunal Supremo, la libertad de imprenta, el funcionamiento de ayuntamientos y audiencias, abolieron el tribunal de la Inquisición, se propusieron la disolución de las órdenes religiosas y otras medidas anticlericales que perjudicaron mucho al intento que aquel nuevo proyecto se proponía. Por su parte, las Potencias de la llamada Santa Alianza mandaron a España el contingente francés de los llamados “Cien mil hijos de San Luís”, en 1823, para restablecer el antiguo régimen absolutista de Fernando VII. Lo lograron fácilmente inaugurando este rey una etapa de exacerbada represión, dando lugar a lo que en la historia española se conoce como “la ominosa década” (1823-1833), inaugurando una política represiva que durará hasta la muerte del rey. Se comenzó “una era de crímenes jurídico, de asesinatos y proscripciones (alcanzaron a 100.000 personas), que desdoran los anales de la desventurada España” (Ballesteros, cit. en Historia de España, Biblioteca Hispania Ilustrada, Barcelona 1977, p. 428). En este contexto se entiende el vendaval que quiso acabar con los diputados de las Cortes, que refugiadas primero en Sevilla, huyen luego a Cádiz, consumándose allí la tragedia. Entre los diputados se encontraba precisamente Varela.</ref>. Su huida de la cárcel de donde lo habrían debido conducir al patíbulo, se presentaba compleja en explicar. Varela logró huir de la muerte con otros y refugiarse en la vecina Gibraltar británica. Aquí comienza el último y azaroso periodo de la vida de Varela en los Estados Unidos, que serán su segunda patria americana. Aquí encuentra una Iglesia pobre, cultural y económicamente insignificante, formada en gran parte por “pobres diablos irlandeses” que habían escapado de su Irlanda natal empujados por el hambre y en busca de libertad. Llega al puerto de Nueva York que ya se estaba presentando como la puerta de acogida a los miles de inmigrantes que llamarán a su puerto a lo largo de aquel siglo que va a ver los comienzos de la construcción de los modernos Estados Unidos, hechos de sueños de libertad, de miserias duramente superadas, de negras esclavitudes y de luchas por la sobrevivencia. <br />
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Nueva York va a ser por ello la residencia de Félix Varela, y su nuevo hogar. No le va a ser fácil. Se incardina en aquella diócesis en ciernes, todavía sin una configuración precisa. Va encontrar muchos problemas no solamente en sus relaciones con un mundo protestante declaradamente hostil contra todo lo que oliese a católico-romano, sino también dentro de una misma Iglesia católico-romana donde primaban los partidos de los clérigos inmigrantes franceses de la Revolución francesa y los irlandeses. Como los Estados Unidos en aquellos años dependía de Propaganda Fide, en sus archivos encontramos los ecos de aquellas polémicas y sinsabores, sobre todo en cuestiones controvertidas como sus relaciones con un cierto sacerdote y vicario llamado Power o en los tiempos cuando se insinuaba la posibilidad de fuese elegido obispo de Nueva York, él, cubano “desertor” y exiliado, frente a los candidatos “irlandeses” o “franceses”.<br />
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En Nueva York, Varela se sumerge totalmente en aquel ambiente, cosmopolita ya en ciernes, y plagado de problemas humanos, entre los que se encuentra la inmigración, el mundo de los negros salvajemente maltratados como esclavos malamente emancipados o libres, y el mundo protestante hostil y plagado de prejuicios contra los católicos. Es aquí donde archivos y escritos de entonces hablan. Varela es apóstol de la prensa católica en este ambiente encrespado, funda revistas y escribe razonando y dando explicación de su fe católica a los lectores. Sus “''Cartas a Elpidio''” nacen en estas circunstancias. No olvida sus raíces cubanas. Continúa luchando, escribiendo con serena conciencia y equilibrio sobre los problemas que afligen a su patria cubana, sobre todo por alcanzar una sana autonomía y una independencia política que ya las otras Repúblicas hispanoamericanas habían obtenido. “''El Habanero''” es el órgano de prensa donde Varela publica sus escritos periódicos. Su actividad sacerdotal no se limita a la pluma, se extiende a todas las áreas humanas de sus feligreses, sobre todo de los más desheredados. Continúa en contacto con sus compatriotas cubanos, que ven en él no ya un político o un caudillo como muchos, que no lo es en absoluto, sino como un padre, un sacerdote, el Padre Félix Varela. Por ello viaja también a Florida, a dos pasos de su Cuba natal, donde establece una red de amistades y de contactos y a donde viaja con relativa frecuencia para curar sus muchos achaques. Aquí se agrava su enfermedad y le encuentra la muerte. Su fama de hombre y sacerdote santo lo acompañará ya desde entonces hasta hoy. <br />
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Los archivos de Cuba, de España (Archivo del Congreso de los Diputados, de Madrid; AGI de Sevilla; de Simancas; y la Biblioteca Nacional de Madrid); de Estados Unidos (Baltimore; Boston; Brighton; New York; Philadelphia; St. Augustine (Florida); Savannah; Washington); de Roma (APF y el ASV) ofrecen una abundante documentación sobre Varela. Así, por ejemplo, en el de Propaganda Fide se ven los problemas en los que se vio también envuelto Varela durante su último periodo de vida en los Estados Unidos, territorio eclesialmente bajo la jurisdicción de P.F. Se le pide a Varela, en cuanto vicario general de Nueva York, el envió de varias informaciones; algunas se refieren a sus actividades como fundador y párroco de la iglesia de la Transfiguración de Nueva York; otras sobre el caso discutido de un sacerdote religioso agustino llamado Robert Brown, caso en el que los juicios del entonces obispo de Nueva York, John Dubois, y el de uno de sus vicarios generales, Varela, eran divergentes. Pero sobre todo en el archivo citado se encuentra la correspondencia del embajador de España ante la Santa Sede, Pedro Gómez Labrador, con la Santa Sede, para impedir el posible nombramiento de Varela como obispo de Nueva York; una posición que encontraba el apoyo de la Secretaría de Estado de la Santa Sede<ref>Positio super virtutibus F.V., Archivi compulsati (pp. 159-199). Pedro Gómez Labrador había sido representante de España en el Congreso de Viena (1815), donde se reveló entonces como un diplomático mediocre.</ref>. <br />
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En relación a la formación de Varela, sobre las raíces de su pensamiento y sus actitudes durante el periodo cubano de su vida, se han planteado numerosos problemas. Ante todo tenemos el fondo ideológico de su pensamiento, ligado a las corrientes de la ilustración española, francesa e inglesa, con sus muy marcadas diferencias y matices. Varela estuvo bajo la protección y mecenazgo del obispo de La Habana, Don Juan José Díaz de Espada, una figura de obispo ilustrado muy discutida ya en su tiempo, y que sería acusado desde la misma Cuba ante el rey de España de varios errores y actuaciones consideradas peligrosas, incluso de pertenecer a la masonería. Estas acusaciones llegarían incluso a Roma, que examinada la cuestión exoneraría a Don Juan José Díaz de Espada de tales sospechas<ref>Don Juan José Díaz de Espada fue defendido por el entonces capitan general de Cuba, que impidió que se cumpliese la orden del traslado de Don Juan José Díaz de Espada a España para ser juzgado por las sospechas de que era objeto.</ref>. Ya un autor cubano, César García Pons, presenta muy favorablemente la figura del obispo, considerado como uno de los grandes formadores de la identidad cubana moderna<ref>CÉSAR GARCÍA PONS, El Obispo Don Juan José Díaz de Espada y su influencia en la cultura cubana, Editorial Librería Selecta, La Habana 1951. El libro ofrece una amplia bibliografía hasta 1951 sobre los temas tratados.</ref>. <br />
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García Pons recorre el itinerario biográfico de Don Juan José Díaz de Espada: la conflictiva situación española en proceso de cambios profundos, la de la ilustración reformista y crítica española, y en particular la situación peculiar de Cuba desde el punto de vista religioso, político y social (su economía, el latifundismo, la esclavitud, el mestizaje étnico y cultural) y la actitud del obispo Don Juan José Díaz de Espada en tal contexto, como convencido exponente de aquellas corrientes ilustradas reformistas y críticas. García Pons se refiere varias veces al sacerdote Félix Varela Morales, discípulo de Don Juan José Díaz de Espada, por él promovido y encaminado a la enseñanza y a la vida política como diputado a las Cortes españolas. La obra no sólo delinea la biografía de Don Juan José Díaz de Espada, sino también otros temas importantes de la historia de Cuba en aquellos años y que entran de lleno en el itinerario biográfico de Varela.<br />
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En este contexto se encuadra el pensamiento y la actividad política de Félix Varela, primero en Cuba en los momentos cruciales de la invasión napoleónica de la península ibérica, los levantamientos tanto en España como en los territorios españoles de América, y la institución de una regencia en España en clave anti-napoleónica y la celebración de las primeras Cortes de Cádiz (1811-1812) que promulgan la conocida Constitución liberal, objeto de enconados debates en la historia política española de la época. Varela interviene en las segundas Cortes de Cádiz de 1821, que quisieron ser continuación de aquellas primeras y restauraron aquella Constitución liberal. Precisamente en aquellos años los levantamientos emancipadores de la América española se estaban consumando<ref>Este argumento es a penas tratado y de manera incompleta desde el punto de vista histórico por el primer biógrafo de Varela, J. I. RODRIGUEZ, Vida del Presbítero Don Felix Varela, Nueva York, 1878, cap. XVII, pp. 169-177. Esta obra está en parte superada desde el punto de vista historiográfico. Entre la numerosa bibliografía histórica sobre aquellos años citamos como ejemplo: J. M. CUENCA TORIBIO, La Guerra de la Independencia: un conflicto decisivo (1808-1814), Encuentro, Madrid, 206 y 2008: donde traa ampliamente el papel de los diputadeos hispano-americanos, con una abundante y razonada bliografia sobre aquel dramático periodo histórico (1808-1823); J. ANDRÉS-GALLEO – A. M. PAZOS, La Iglesia en la España contemporanea (1800-1936), vol. I, Encuentro, Madrid 1999; V. M. ARBELOA, Clericalismo y anticlericalismo en España (1767-1930), Encuentro, Madrid 2009: donde trata en manera histórico-crítica el tema desde la “Guerra de la convención al Trienio liberal, y desde el Trienio liberal a la Regencia: temas fundamentales para entender la actuación de Félix Varela; en esta obra se trata también sobre la actuación de los diputados hispanoamericanos, en España, en Cádiz, y el tema de los movimientos emancipadores hispanoamericanos.</ref>. Varela presenta a las Cortes escritos en tal sentido como “''Proyecto de Instrucción para el gobierno económico político de las Provincias de Ultramar''” o “''Dictamen sobre el reconocimiento de la independencia de las Américas''”, cuyos textos se conservan en el AGI de Sevilla y serían publicados por F. González del Valle en 1835 (tras la muerte de Fernando VII) dentro de otro escrito sobre “''Padre Varela y la independencia de la América Hispana''”, en “''Revista Cubana''”.<br />
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Estos archivos, sus escritos y sobre todo sus cartas, documentan estos pasos de una vida sacerdotal de este hombre peculiar, sacerdote santo, patriota convencido y hombre abierto a todos los horizontes, sin odios y sin rencores, siempre abierto y luchador por el bien máximo de los pueblos y de las gentes, que es el de la libertad. Pues bien, en este itinerario de investigación, entrar en aquellos archivos, escritos y legajos, ha significado entrar en la historia de un hombre y de un sacerdote singular, caso bien específico del papel que sacerdotes convencidos de su ministerio y vocación han jugado en la historia de las independencias americanas.<br />
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==Un largo proceso de canonización==<br />
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¿Se podría beatificar al sacerdote Félix Varela Morales? Tal fue la pregunta que se fue abriendo paso lentamente tras la muerte del sacerdote cubano. A su muerte dejaba tras de sí una estela de fama de santidad que no se consumía con el pasar de los años, sino que iba incluso creciendo de día en día. Los testimonios que la prensa de la época publicó sobre él y otros que siguieron desde entonces, demuestran tal crecimiento<ref>Positio super vita et virtutibus F.V. (2011), pp. 313-341; Mons. Carlos Manuel de Céspedes ha explicado ( ivi, pp. 136-137; 171-201; 235-237) los motivos del retraso en la introducción del proceso canonización en el contexto de la historia personal de Varela, de la de Cuba, tan sumamente azarosa hasta los años treinta del siglo XX y la de la misma iglesia en los Estados Unidos. En esos contestos no era pensable la introducción de una causa de canonización como ésta.</ref>. A primera vista la figura de Félix Varela aparece como la de un buen sacerdote, eximio, pero común en otros muchos casos de su tiempo. Ya en su día los miembros de la ''Comisión histórica de la Congregación de las Causas de los Santos'' constataban la existencia de la vida santa de Varela en la documentación de archivos<ref>Positio super vita et virtutibus F.V. Summarium Adiunctum, (2002), pp. 78-84; Positio super vita et virtutibus F.V. (2002), cap. V, pp. 171-201).</ref>. Consideraban también que, los testimonios directos sobre una santidad vivida en lo que comúnmente se considera grado heroico, no aparecían extraordinarios en el sentido que se podría hoy esperar; sin embargo veían también que abundaban buenas referencias a su compromiso evangélico como sacerdote y tal es en definitiva el testimonio más claro sobre una santidad vivida. Se daban pequeños testimonios que hablan de una vida cristiana santa y comprometida, con iniciativas ricas de caridad hacia el prójimo y que demostraban la verdadera devoción cristiana, según la definición que Santo Tomás da de la misma, un hombre que practicaba una caridad exquisita, llevaba adelante proyectos no siempre fáciles, con la sonrisa en los labios y sin dejarse amilanar por las dificultades<ref>Positio super vita et virtutibus F.V. Relatio et vota (1998), p. 31.</ref>. Su compromiso en el campo de la cultura y el esfuerzo para utilizarla como medio al servicio de Dios y el de establecer una sintonía entre la razón y la fe en un tiempo cuando el racionalismo dominante las quería contraponer.<br />
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Cuantos en el siglo XIX y, luego en el XX tras la independencia de Cuba, escribieron sobre Varela no estaban interesados en absoluto en mostrar su vida de sacerdote consagrado a su misión; lo presentaron siempre sólo bajo el aspecto de un “hombre político”, ''padre de la independencia cubana''; difícilmente esto se podía conjugar en estas posiciones ideológicas –con frecuencia contrapuestas: liberal-masónicas o marxistas- con la dimensión cristiana y sacerdotal de Varela. Estas enconadas posiciones y la falta de referencias al aspecto de la experiencia cristiana de Varela en la literatura nacionalista cubana del siglo XIX se explica si se tiene en cuenta la afligida historia cubana de la segunda mitad del siglo XIX, que llevará penosamente a la conquista de Cuba por parte de los Estados Unidos, y luego a un pesado protectorado norteamericano tras el conflicto norteamericano – español de 1898, al que seguirá años más tarde su discutida independencia. <br />
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La nueva Cuba necesitaba héroes limpios de su independencia; uno de ellos de limpieza total fue considerado precisamente Varela, por lo que sus restos, exhumados en los Estados Unidos, serían trasladados a La Habana en 1911 y colocados en el interior de un busto de mármol y su figura secularizada y “canonizada” por el pensamiento masón predominante en aquella nueva Cuba. Aquel “retorno” de héroe a su patria cubana tuvo un eco notable. Se orilló de propósito toda intervención eclesial en sus funerales, como protestará el entonces obispo de La Habana, ante lo que él consideraba una verdadera usurpación del sacerdote Varela y su instrumentalización por parte de aquel nuevo poder político y cultural, en clave anti-eclesial. Incluso se llegó a dedicar a Varela una logia masónica. El régimen marxista cubano continuaría en la misma línea. Instituirá incluso la “''Orden Félix Varela''” como la condecoración oficial más alta concedida por motivos culturales. Como se puede ver todas estas iniciativas arrancaban de propósito la figura del sacerdote Varela de sus raíces e identidad cristiana sacerdotal.<br />
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Por todo ello las iniciativas para recuperar cristianamente su figura e introducir su proceso de canonización han sido más bien tardías. Comienzan en 1988 cuando se celebra el bicentenario de su nacimiento y fueron promovidas en sus comienzos fundamentalmente por los exiliados cubanos de Florida (EE.UU.)<ref>Positio super vita et virtutibus F.V. (2002), pp. 1-5, y pp. 188-201.</ref>. En este ambiente de exiliados su fama fue creciendo<ref>Positio super vita et virtutibus F.V. (2002). Cartas y peticiones, pp. 20-84.</ref>. Su proceso de canonización será por ello largo y controvertido. Lo introdujo la actual archidiócesis de San Cristóbal de la Habana desde el 22 de enero al 15 de agosto de 1996<ref>Positio super vita et virtutibus F.V. (2002), pp. 136-137. El examen crítico desde un punto de vista teológico de sus escritos llevado a cabo entonces por 4 teólogos nombrados al efecto fue plenamente positivo: Positio super vita et virtutibus F.V. (2002):, Positio super scriptis, pp. 1-33.</ref>. En 1997 la Conferencia Episcopal Cubana se pronuncia claramente a favor de la beatificación de Varela, donde escriben que ''“…cabe mencionar que el cubano más insigne de nuestra historia independentista, José Martí, ya citaba al P. Varela llamándole el ‘santo cubano’. Igual apreciación han tenido otros destacados formadores y educadores cubanos a través de la historia nacional hasta el presente''”<ref>Carta de los 13 obispos cubanos del 17 de julio de 1997 al Postulador de la Causa, en Positio super vita et virtutibus, p. 86.</ref>. <br />
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Un año después, entre el 22 y el 26 de junio de 1998, se llevaba a cabo en la diócesis de Brooklyn (Nueva York) una investigación sobre la real fama de santidad del sacerdote Varela, pedida precisamente por la Congregación vaticana de las Causas de los Santos el 11 noviembre de 1997<ref>Declararon entonces 14 testigos, buenos conocedores de la vida y de los escritos de Varela; en sus declaraciones concuerdan en la convincción que tienen sobre la santidad de vida de Varela. Positio super vita et virtutibus F.V., Summarium Adiunctum, pp. 5-77.</ref>. Las actas de proceso diocesano llegan a Roma en 1997, donde se celebran repetidas sesiones sobre el mismo hasta el reconocimiento de las virtudes heroicas del entonces ''Siervo de Dios Félix Varela Morales'' y la consecuente declaración del mismo como ''Venerable'' por S. S. Benedicto XVI en 2012. Un recorrido a través de los diversos momentos de su proceso de canonización nos ayudará a entender mejor la complejidad de su problemática histórica y la riqueza y significado de esta figura, protagonista indiscutible de las independencias latinoamericanas contemporáneas y de de la historia peculiar de la santidad en el continente americano.<br />
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== Notas y referencias ==<br />
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<references/><br />
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==Bibliografía==<br />
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*CARRIQUIRY GERMÁN, El bicentenario de la independencia de los países latinoamericanos, Ed. Encuentro, Madrid 2011<br />
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*PESTANO FERNÁNDEZ ALEXIS, Positio super vita et virtutibus F.V. 2002<br />
<br />
*RODRÍGUEZ FIDEL, Félix Varela. Profundidad Manifiesta. Primeros años… (1788-1821), I, Ed. Universal, Miami<br />
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<br />
'''FIDEL GONZÁLEZ FERNÁNDEZ'''</div>172.16.56.179https://dhial.org/diccionario/index.php?title=VARELA_F%C3%A9lix;_Proceso_de_beatificaci%C3%B3n;_Parte_1&diff=5120VARELA Félix; Proceso de beatificación; Parte 12014-06-12T23:27:52Z<p>172.16.56.179: /* BIBLIOGRAFÍA */</p>
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<div>==Un primer examen de carácter histórico.==<br />
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El proceso de canonización de Félix Varela (1788-1853) pertenece a lo que técnicamente se llaman ''causas históricas'', que se basan sobre una documentación histórica completa, digna de fe y críticamente examinada. El primer paso en la historia de su causa de canonización se dio en 1983 cuando la ''Congregación vaticana de las Causas de los Santos'' dio su consentimiento para que se abriese el Proceso en La Habana, lugar de nacimiento de Varela. El 23 de febrero de 1995 la Conferencia Episcopal Cubana acogió tal decisión y el Proceso fue abierto oficialmente en La Habana desde el 22 de enero al 15 de agosto de 1996. Se nombraron los postuladores del caso en Roma, Cuba y Nueva York, y una comisión de historiadores (que hizo sus investigaciones en 28 archivos y bibliotecas de Cuba, España, Estados Unidos, Roma, Inglaterra y Francia) y otra de teólogos para examinar sus escritos.<br />
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La documentación presentada fue examinada en Roma por una Comisión de Historiadores de la Congregación de las Causas de los Santos el 11 de noviembre de1997, señalando una serie de problemas de carácter histórico que había que resolver para poder reconstruir debidamente la vida y la actividad del sacerdote cubano, sobre todo en las dos primeras etapas de su vida, la cubana y sus actividades en España como diputado en las Segundas Cortes de Cádiz de 1821-23. Una primera biografía de Varela aparecida en 1878 no cubría todo el arco de su vida y dejaba muchos puntos sin aclarar. Sin embargo, la fama del sacerdote cubano había superado el desgaste del tiempo permaneciendo viva en los corazones y en la tradición de muchos cubanos y norteamericanos. Ello era una señal clara de que la personalidad de Félix Varela había quedado impresa en la gente –incluso la no católica – desde los primeros años de su ministerio en Nueva York, debido a su fuerza moral, a su personalidad humana y a su integridad.<br />
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A pesar de que en los últimos tiempos de su vida residió normalmente en Florida, su fuerte personalidad y su acción sacerdotal no habían sido olvidadas en la lejana Nueva York. Sin embargo, a Félix Varela se le había colgado un sambenito injusto; se le quería incluir entre los próceres de la independencia cubana bajo el signo de la masonería o de corrientes ideológicas ajenas o contrarias al catolicismo; más adelante, a lo largo del siglo XX los opuestos regímenes políticos que han regido las suertes de Cuba intentaron también apropiarse ideológicamente de su figura<ref>Cf. SUÁREZ POLCARI R, Breve Reseña Histórica del Siervo de Dios Pbro Félix Varela, en S. Christophori de Habana, Beatificationis… Felicis Francisci Iosephi Mariae a Conceptione Varela Morales Positio super Vita, Virtutibus et Fama Sanctitatis, Roma 2002, 202-250 (al estudio le falta un aparato crítico). Citada en adelante como Positio super vita et virtutibus F.V. Se indica entre paréntesis el año de los sucesivos complementos documentarios: Novum Summarium Adiunctum, (2002), 167 pp.; Novum [Secundum] Summarium Adiunctum (2011),p 485.. Cf. también la nota 14 más abajo.</ref>. Su pensamiento filosófico-político se encuentra expuesto en las “''Cartas a Elpidio''”, aunque quedaron sin acabar. El P. Varela había aprendido pagando personalmente cómo la ignorancia y la superstición se encontraban entre las raíces de los males de la humanidad.<br />
Por todo ello era necesario un estudio sereno de la figura del sacerdote cubano, firme sostenedor del derecho de Cuba a su autonomía como nación. Para ello había que buscar en los archivos donde se podía encontrar razonablemente una documentación que pudiese dar respuesta a las dudas y colmar los numerosos vacíos de su biografía; había que documentar también la existencia de una fama de santidad, exigida en todo proceso de canonización. Se notaba que si bien la biografía de su etapa norteamericana era bastante clara, no así las dos primeras etapas. Se reconocía que a lo largo de la etapa norteamericana, el P. Varela había demostrado ser un sacerdote ejemplar, y que, gracias a su notable amor al estudio y a su compromiso con los pobres, había conseguido una marcada fama de sacerdote consagrado a los necesitados y una enorme popularidad. La preocupación por los marginados le había llevado ya en 1835 a publicar las “''Cartas a Elpidio''”.<br />
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Muchos escritores e historiadores, especialmente cubanos, notaban que a pesar de la parquedad de los datos ofrecidos en las biografías de Varela, traslucía en ellas la figura de un hombre de fe, empeñado con las causas de los que no contaban entonces nada en la vida social, y de un sacerdote lleno de celo apostólico. Su figura resultaba por ello atrayente. Se veía en él un sacerdote que había sabido conjugar su clara fidelidad al hombre, especialmente el de su Cuba natal, a Cristo y a la Iglesia. En la documentación contemporánea sobre el P. Félix Varela no se hablaba explícitamente de sus virtudes cristianas. No era ésta la preocupación de quienes escribieron entonces sobre él. Sin embargo aparecen testimonios abundantes sobre su caridad sin límites hacia los pobres y hacia todos sus parroquianos. Abundaban también referencias a su espíritu de paz y de conciliación en una sociedad ultrajada por las discriminaciones raciales, sociales y religiosas. Su apertura al diálogo se hacía notar en tiempos en los que tal espíritu estaba aún bien lejos de ser una actitud frecuente y común; en tiempos en los que predominaba la polémica y la falta de apertura ecuménica. En Varela, la profundidad de su fe se veía en su modo de actuar precisamente en este ambiente; sus obras de caridad manifestaban en él una creciente conformidad con Cristo<ref>MARTÍNEZ Y DALMAU E.[obispo pasionista], La posición democrática e independentista del Pbro. Félix Varela. Ponencia en el II Congreso Nacional de Historia. La Habana 1943. Historia y Cubanidad, Sociedad Cubana de Estudios Históricos e Internacionales, 1943, 37-62. “Revista Bimestre Cubana”, T. LII, La Habana 1943, 368-383; ID., La ortodoxia filosófica y política del pensamiento patriótico del Pbro. Félix Varela. Vida y pensamiento de Félix Varela, IV, ‟Cuadernos de historia habanera” Nº 28, Oficina del Historiador de la ciudad, 1945, 247-272.</ref>. Varela fue una gran personalidad prestigiosa de intelectual, que supo captar las preocupaciones de la cultura y de la sociedad del siglo XIX, poniéndose en tal modo al servicio del Evangelio y así cumplir fielmente con su misión religiosa, como muestran sus abundantes escritos.<br />
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==Un nuevo examen histórico.==<br />
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Ante el cúmulo de problemas de carácter histórico se investigó en los archivos de la diócesis de Nueva York, en Brooklyn en 1998. El resultado fue recogido un ''Summarium adiunctum''. Sin embargo, todavía quedaban algunos huecos históricos. El 30 de enero de 2001 se reunía de nuevo una Comisión de historiadores de la ''Congregación de los Santos'', que mientras reconocía el valor de algunos de los nuevos hallazgos, señalaba que aún permanecían vacíos importantes, pues la biografía continuaba siendo a veces fruto de consideraciones deductivas y no siempre documentadas. En la vida de Varela, especialmente en sus dos primeras épocas, se encontraban entrecruzados elementos aún bastante oscuros desde el punto de vista histórico, como su papel en el proceso precursor de la independencia de Cuba y su actividad durante las Segundas Cortes de Cádiz de 1821-1823. Otro de los aspectos que había que estudiar era el papel de Varela en el campo cultural como uno de los clérigos eminentes del llamado “''liberalismo católico''” de la primera mitad del siglo XIX.<br />
<br />
Lo que sí quedaba bastante claro era cómo Varela había puesto a disposición de su prójimo los muchos talentos que la Providencia le había dado. Del contexto documentado aparecía el fervor religioso de Varela por la gloria de Dios y su total dedicación al servicio de los pobres. En tal sentido, Varela aparecía como un modelo de auténtica cultura, fiel a su fe católica, interpretada y vivida, en total fidelidad al magisterio y tradición de la Iglesia, y abierta a la luz de la razón, en un siglo en el que con frecuencia se quería contraponer fe y razón, sobre todo en muchos círculos de la cultura dominante racionalista y liberal. El sacerdote Varela, emigrado en circunstancias dramáticas a los Estados Unidos, se presentaba también como un hombre totalmente integrado en aquella sociedad naciente, formada en gran parte por emigrados. En tal sentido se podría decir que Varela se había “''inculturado''” cabalmente en aquella nueva sociedad y había sabido aportar con valentía su fe católica como sacerdote en la naciente gran ciudad de Nueva York.<br />
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Sobre este aspecto concuerdan los documentos de la época, sobre todo ante la masa creciente de inmigrados que llegaban en oleadas continuas a Nueva York. Muchos de ellos provenían de países europeos católicos con una fe débil, zarandeada por las situaciones conflictivas y penosas en las que se debían mover. En ese ambiente, al que también Varela llegaba como inmigrante, exiliado político y desarmado de todo apoyo humano, supo ejercer su ministerio sacerdotal en un compromiso cada vez más vivo. Encontró una Iglesia católica pobre, sin influjo social, casi marginada en una sociedad predominantemente protestante; una Iglesia todavía en vías de organización, con un débil episcopado en gran parte formado por emigrados franceses de la Revolución o por curas irlandeses, llegados en aquellos años acompañando a los centenares de compatriotas que llamaban a las puertas de América, empujados por el hambre y la falta de libertad en su patria. Los problemas apremiantes de estas masas de recién llegados los arrastraban hacia una vida miserable de penurias.<br />
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Será aquí donde el sacerdote, también inmigrado y exiliado, ejercerá su ministerio de esperanza cristiana, que desarrolla en una lucha constante por la dignidad de aquellas personas. No extraña por ello que con el pasar de los años su figura haya sido recuperada precisamente por los ambientes de la posterior inmigración cubana y de otros lugares como prototipo del sacerdote preocupado por la suerte de todos los “''sin patria''”, de los inmigrados que buscaban echar nuevas raíces y de cuantos se encontraban orillados por una sociedad que miraba con recelo a cuantos llegaban nuevos a sus costas y encontraban con frecuencia penuria, explotación y nuevas miserias. En tal sentido Varela se abrirá paso en muchos ambientes como el prototipo de sacerdote que supo seguir las huellas de Cristo Buen Pastor. Los ejemplos de esta fina dedicación han sido recogidos por los testimonios documentados de su vida, como cuando se privó de su abrigo para dárselo a un pobre que titiritaba de frío, mientras que el quedaba medio desnudo. Otro ejemplo de una tal preocupación documentada son sus visitas a los enfermos de uno de los hospitales de Nueva York, donde los sacerdotes católicos tenían cerrada la entrada por parte de un ambiente protestante fuertemente hostil; pero la caridad del P. Varela supo abrir aquellas puertas, como dice uno de los documentos: «''Father Varela was the only Catholic priest admitted at that time into the hospitals. Why? Because he had to know – from the people, not from the authorities-. Such a respect for his charity, his service, his goodness… They didn’t care; so that he was a saint even for them [the protestants]''»<ref>Positio super vita et virtutibus F.V. Novum Summarium adiunctum, (2002), 10, § 23.</ref>.<br />
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La Comisión histórica reconocía que en la actualidad aparecía claramente la existencia de una fama de santidad de Félix Varela en muchos ambientes del mundo cubano y neoyorquino. Los testigos llamados a declarar en un proceso sobre su fama como santo, todos ellos católicos, mostraban un considerable nivel cultural y ponían de relieve precisamente la actualidad de su testimonio y mensaje cultural, social y religioso<ref>En tal sentido se había celebrado un Proceso sobre la fama de santidad del 22 al 26 de junio de 1998.</ref>. Incluso los correos de los Estados Unidos le dedicaron en 1997 un sello conmemorativo y se publicaron entonces sobre él artículos en periódicos en varias lenguas, incluso en chino. Pero ello no superaba todavía algunas dudas sobre varios puntos ni tampoco colmaba algunas lagunas en varios episodios y momentos de la vida de Varela, aunque se había hallado indicios de documentación que podrían aclarar muchos de aquellos puntos inciertos. Entre otras fuentes históricas a estudiar se encontraban precisamente la prensa de los Estados Unidos, de Nueva York y de Florida, cuando Varela muere. La noticia de la misma, con el eco que tuvo, mostraba a las claras su fama en diversas vertientes. <br />
<br />
Pero todo este importante filón documental había sido escasamente estudiado. Como también quedaban inexplorados otros muchos archivos de Cuba, España y Roma, del Archivo Secreto Vaticano y de Propaganda Fide, de la que dependía por aquel entonces la Iglesia de los Estados Unidos, la producción literaria de Varela y de otros contemporáneos que lo citan<ref>Escribe uno de los historiadores: «“un archivio a noi familiare” dove egli ha voluto verificare quanto accennato soltanto dal Summarium adiunctum, pp. 161-162, dove appaiono le fotocopie di F. Kenneally, United States Documents in the Propaganda Fide Archives. Index to Calendar, voll. I-VII, Wasington 1981, p. 151 dove ci sono molti accenni a documenti riguardanti Varela […]. Si tratta dell’indice di F. Kenneally […], opera [publicada entre 1966-1977] nella quale vengono regestati tutti i documenti contenuti nell’Archivio di Propaganda Fide riguardanti gli Stati Uniti di America […]». Positio super vita et virtutibus F.V. Novum Summarium adiunctum, (2002), 22-23.</ref>. Se hacía notar entonces cómo sólo a través de una completa y crítica investigación de archivo, de la bibliografía de Varela y de la coeva al mismo, se podía llegar a recoger el material necesario para reconstruir con precisión su biografía y las discutidas motivaciones de su actuar en Cuba y en España, como sacerdote comprometido en la vida política, y de su acción pastoral más tarde en los Estados Unidos, la de sus escritos en favor de la independencia de Cuba, y los motivos del aprecio de que gozaba entre americanos y cubanos.<br />
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Por ejemplo, la vida del sacerdote Varela se ve metida de lleno en las turbulentas polémicas que vivía por aquel entonces la Iglesia neoyorquina en tiempos de su obispo John Dubois (1826-1842), como este obispo informaba a ''Propaganda Fide'', en Roma. Varela ya había sido nombrado por él como su vicario general. Pues bien, escribiendo a Propaganda Fide lo define como «''sacerdos optimae mentis et plenus zelo, quamvis non semper prudens''»<ref>A.P.F., SC, America Centrale, 10, ff. 40r-41r [el juicio en f. 40v]: Kenneally, I, 196, n. 1200.</ref>. Precisamente en esta misma época algunos barajaban el nombre de Varela como posible candidato al episcopado para la sede de Nueva York. Encontramos abundante material de archivo sobre este punto precisamente en Propaganda Fide (A.P.F.) y en el AGI (General de Indias, de Sevilla). El embajador español ante la Santa Sede, bajo órdenes explicitas del gobierno de Fernando VII en Madrid, se opone con toda su fuerza a que vaya adelante la hipótesis de su nombramiento episcopal. Pero además nos encontramos con que tampoco en Nueva York corren vientos del todo favorables a Varela.<br />
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En Nueva York su obispo había nombrado dos vicarios generales, Varela era uno y el otro el también sacerdote John Power. Entre los dos no aparece correr buena sangre en sus visiones sobre muchos asuntos pastorales. Incluso la participación de Varela al ''Concilio de Baltimore'' (1837), la nueva propuesta de elevar al episcopado a Varela, sus actividades como fundador y párroco de la iglesia neoyorquina de la Trasfiguración, y la solicitada intervención de Propaganda Fide en todos estos asuntos, pedían un estudio cuidadoso de todos estos aspectos, encuadrando cada uno de ellos en su contexto propio y con una comparación con otras fuentes. El rigor de la ciencia histórica exige que se controle en todos los lugares donde posiblemente haya rastros documentales sobre el asunto que se quiere investigar, como testimonio sobre la persona sobre la que se escribe y se confronten los documentos.<br />
<br />
Una investigación de este tipo encontraba notables dificultades en la Cuba de los tiempos de Varela, pero también en la actual; lo mismo se puede decir de algunos archivos eclesiásticos de los Estados Unidos de aquella época. No se dudaba sobre la fama de santidad que Varela tiene hoy día en los ambientes cubanos, tanto de Cuba como entre la inmigración cubana en los Estados Unidos ni en los ambientes de la iglesia católica neoyorquina. Todos los obispos cubanos unánimemente han certificado tal fama. La finalidad del examen histórico para la canonización de Varela no consistía tanto en conocer todas las particularidades mínimas relativas a su vida, sino el de estar seguros de que en el futuro no se encontrarían documentos negativos que debilitasen el juicio sobre su conducta moral y sobre sus actitudes en la vida cristiana. Con las nuevas investigaciones históricas, tales temores han sido disipados con la normal certeza moral. No se puede decir que la figura de Varela haya sido exaltada fabricando una figura legendaria de héroe de la independencia cubana. La actividad de Varela, sobre todo en el periodo norteamericano, que cubre gran parte de su vida, era más conocida, las nuevas investigaciones históricas han aclarado más los otros momentos precedentes.<br />
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Alguien afirmaba a favor de la canonización de Varela que el deseo unánime de la entera Iglesia católica de Cuba por ver a Félix Varela beatificado, demostraba ya su fama de santidad. Sin embargo algunos señalaban una dificultad posible: su compromiso en la historia de la independencia política de Cuba y el que su vida podría ser vista de manera “''laica''” y no como testigo heroico de la fe cristiana. Los dos aspectos no son contradictorios, como lo demuestra el caso de numerosos santos canonizados. Además, los testimonios se basan mayormente sobre sus escritos que tienen un carácter personal; su enseñanza de la filosofía brilló en tiempos de acendrado predominio cultural de las corrientes laicistas y de escepticismo religioso. En esos momentos, Varela defiende a la Iglesia y a la fe cristiana a partir de los datos de la razón y de la persona humana en su integridad, como atestiguan mayoritariamente cubanos y norteamericanos en sus Procesos<ref>Positio super vita et virtutibus F.V. Novum Summarium adiunctum, (2002), 1-234.</ref>. Su mismo compromiso en la historia intelectual de la independencia de Cuba se justifica positivamente: «''la fe y la santidad cristiana tienen que entrar en todos los sectores de la vida, también en la política […]. Bajo este aspecto la figura Varela constituye un ejemplo luminoso para su patria y para el mundo de hoy''»<ref>Ibid., 27-28.</ref>.<br />
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==Un nuevo paso en el Proceso.==<br />
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Estas exigencias de claridad histórica llevaron a la búsqueda documental ulterior en archivos y bibliotecas<ref>El 30 de enero de 2001 una Comisión de historiadores volvió a examinar todo el material recogido, cf. Novum Summarium Adiunctum [2002].</ref>, especialmente en archivos españoles y en el romano de ''Propaganda Fide'', y se estudió detenidamente el periódico “''El Habanero''”, publicado por el mismo Félix Varela en los Estados Unidos; se puso al día la colección de sus escritos ya publicados y otros todavía inéditos; se preparó un catálogo de escritos sobre él, ordenados por temas y dispuestos en orden alfabético, una relación sobre un congreso celebrado en La Habana sobre el tema ''Ética y emancipación en el pensamiento anticipador de Félix Varela'' (17-20.XII.1997) y una conferencia del vicario general de la archidiócesis de La Habana, en Pinar del Río (16.II.2001).<br />
<br />
A lo largo de la nueva documentación, quedaba más clara la preocupación de Varela por los problemas concretos que aquejaban a la gente, y su papel en las iniciativas para abolir la esclavitud y en favor de la independencia de Cuba. Su personalidad sacerdotal encontraba un lustre mayor, tras su exilio en los Estados Unidos, como sacerdote incardinado en la diócesis de Nueva York. Brillaba de manera especial su dedicación a los pobres, marginados y enfermos; durante 25 años servirá como capellán del “''New York City Hospital''”. En esta consagración ministerial tuvo que superar notables dificultades y oposiciones y sobreponerse a los achaques crónicos de una salud endeble. Por ello gozaba de la estima de su obispo y de sus parroquianos, que veían su celo apostólico y su rectitud intelectual y moral. No es de extrañar que algunos pidiesen su elevación al episcopado como obispo de Nueva York en unos momentos difíciles por los que atravesaba aquella nueva diócesis. Su obispo, John Dubois, lo indicaba a Propaganda Fide como un sacerdote prudente y animado de fuerte celo apostólico<ref>Así por ejemplo resulta en una carta de 1830, de John Dubois a P.F. en relación al caso de un cierto P. R. Brown, O.E.S.A (A.P.F. SC, America Centrale, 10, ff. 40-41r.).</ref>. Otro sacerdote, llamado Nupiaris, en otra carta a Propaganda Fide, del 14 de septiembre de 1841, dice de él «''Ce Varella [sic] est un homme d’un grand mérite et d’une rare vertu; il fait beaucoup de bien à la religión par ses écrits qui sont imprimés en anglais et autres en espagnol […] au peuple par son zèle, par sa pieté, par ses conseils, par son exemple…''»<ref>Lettera dell’Abate Nupiaris del 14 settembre 1841 en A.P.F., SC, America Centrale, 13, f. 229.</ref>. Un abogado neoyorquino, de nombre Adam Thyrfuly, repite el mismo juicio en otra carta a Propaganda Fide el 10 de noviembre de 1841. Dice, refiriéndose a Varela, que se trata del sacerdote más digno y más capaz para revestir tal encargo, ya que es un sacerdote docto, virtuoso, fundador de varias instituciones piadosas, muy estimado por la opinión pública y apreciado también por los mismos protestantes<ref>Lettera indirizzata il 10 novembre 1841 dall’Avv. Adam Thyrfuly al Prefetto della S. Congregazione Concistoriale, en A.P.F., SC, America Centrale, 13, f. 264 r.v.</ref>. En la correspondencia de Varela con Propaganda Fide vemos su compromiso en favor de los más necesitados, y en la construcción de iglesias para la comunidad católica, entonces muy marginada<ref>En el Archivo de P. F. se conservan varias cartas en tal sentido, de algunas de ellas se da noticias en el Positio super vita et virtutibus F.V. Novum Summarium adiunctum, (2002), 52-56.</ref>.<br />
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Pero todavía quedaban algunos puntos por aclarar mejor históricamente, como pedía en 2002 otro encuentro de estudio en la Congregación de los Santos (Consulta histórica – teológica). Tales estudios proseguirán hasta el 2011. En el curso de esos años se examinarán los datos presentados por los investigadores apreciando la seriedad histórico-crítica de la investigación para poder llegar a declarar a Félix Varela como ''venerable'', camino previo para la beatificación, pidiendo sin embargo aclarar todavía más algunos puntos históricos dejados en penumbra. Se trataba de disipar toda duda sobre su personalidad de arraigadas virtudes cristianas; si un día sería beatificado, debía llegar a los altares limpio de toda posible duda sobre su vida cristiana heroica. Como consecuencia de ello se avanzó en la investigación con nuevas búsquedas de archivo y de bibliografía en los lugares donde Félix Varela había vivido y ejercido sus actividades como sacerdote y como persona involucrada en la vida eclesial, social y política de su época, en Cuba, en España y en los Estados Unidos de América. <br />
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Este arduo camino concluía así con el último examen de la Comisión de historiadores y teólogos de la Congregación de las Causas de los Santos el 13 de diciembre del 2011, que tras examinar toda la compleja documentación de estos años, con sus nuevas aportaciones y aclaraciones, llegaba a dar un parecer positivo sobre el asunto. Los datos fueron presentados a la debida comisión cardenalicia que examina siempre estos casos antes de presentarlos a la última decisión del Papa<ref>Cf. Positio Varela, se complementa con un Dossier complementario (17.X.2008, 350 pp.) y otros en 2011 (de 485 pp., del 30.IV.2011 y del 13.XII.2011).</ref>. Fue en consecuencia de tales pasos y pareceres positivos que el Santo Padre Benedicto XVI declararía ''venerable'' a Félix Varela Morales en la vigilia de su viaje a Cuba (26-28 de marzo de 2012), autorizando a la Congregación de las Causas de los Santos a publicar el correspondiente Decreto, el 14 de marzo de 2012. <br />
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Durante aquel viaje pronunció las siguiente palabras: “''Es de esperar que pronto llegue aquí también el momento de que la Iglesia pueda llevar a los campos del saber los beneficios de la misión que su Señor le encomendó y que nunca puede descuidar. Ejemplo preclaro de esta labor fue el insigne sacerdote Félix Varela, educador y maestro, hijo ilustre de esta ciudad de La Habana, que ha pasado a la historia de Cuba como el primero que enseñó a pensar a su pueblo. El Padre Varela nos presenta el camino para una verdadera transformación social: formar hombres virtuosos para forjar una nación digna y libre, ya que esta trasformación dependerá de la vida espiritual del hombre, pues «no hay patria sin virtud» . Cuba y el mundo necesitan cambios, pero éstos se darán sólo si cada uno está en condiciones de preguntarse por la verdad y se decide a tomar el camino del amor, sembrando reconciliación y fraternidad''”<ref>Homilía durante la Misa en la Plaza de la Revolución, de La Habana, el 28.III.2012.</ref>. Se llegaba así al término jurídico de un largo, tortuoso y no siempre fácil proceso hacia la canonización de uno de los personajes más emblemáticos de la historia de las independencias latinoamericanas, y precisamente de la de Cuba.<br />
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==El pensamiento y la actividad política de Félix Varela.==<br />
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Félix Varela fue uno de los diputados en las ''Segundas Cortes de Cádiz'', elegido por la provincia de La Habana. Obran en nuestro haber sus intervenciones durante sus debates<ref>Cf. en Índice del Diario de las Sesiones de Cortes. Legislatura ordinaria (15.II.1822-30.VI1822); Índice del Diario de las Sesiones de Cortes. Legislatura extraordinaria (1.X.1822-19.I1823). En dichos Diarios se registran las intervenciones de Varela en los debates de las Cortes. Son alocuciones breves a favor o en contra de decisiones discutidas; se le deben a él los proyectos de ley para instituir un departamento (ministerio) par a el gobierno político y económico de las provincias de Ultramar [Américas y Filipinas], para la abolición de la esclavitud y para el reconocimiento de la independencia de las naciones americanas, ya en tal proceso, proyecto que no tuvo entonces éxito. Cuando se trasladaron las Cortes desde Sevilla a Cádiz debido al asedio de las tropas invasoras que intervenían en España por mandato de la Santa Alianza en ayuda de Fernando VII de Borbón, que había abrogado la Constitución de 1812 e instaurado un régimen absolutista, Varela fue uno de los diputados que votaron la destitución del monarca por haber traicionado el pacto mutuo de fidelidad (fueros) sobre el que se basaba la monarquía española; por ello serán condenados a muerte: Varela y otros lograrán escapar; él a Gibraltar, y tras su condena a muerte junto con otros, logrará refugiarse en un barco y llegar así a Norteamérica. En el Positio super vita et virtutibus F.V. Novum Summarium adiunctum, (2002), 38, se pueden ver todas las indicaciones con las intervenciones de Varela en aquellas Cortes.</ref>. En ellos trasluce su pensamiento político y diferentes propuestas suyas sobre argumentos entonces tan acalorados como el gobierno político y económico de las provincias Ultramarinas (en América y las Filipinas), la abolición de la esclavitud en Cuba, el reconocimiento de las nuevas Repúblicas hispanoamericanas independientes, su pensamiento político en aquel discutido trienio liberal español (1821-1823) y la condena y destronamiento de Fernando VII por parte de aquellas Cortes que lo consideraron como traidor del juramento “''foral''” o de mutuo “''pacto''”, hecho según el ancestral sentido de la monarquía en la tradición hispana; al romperlo o traicionarlo se le consideraba por lo tanto ''felón'' [traidor]. Félix Varela estuvo entre los que votaron aquella condena. Era un liberal en el sentido político que se le dio precisamente en las ''primeras Cortes de Cádiz'' a este neologismo y que será acogido en el resto del moderno pensamiento político, y como él manifestará a lo largo de sus escritos.<br />
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Aquí entra de lleno su pensamiento político sobre el derecho a la independencia de Cuba en línea con las demás naciones iberoamericanas. Así aparece en sus escritos, como en ''El Habanero''. Papel político, científico y literario, redactado por F. Varela, Filadelfia y Nueva York 1825-1826<ref>“El Habanero”, periódico publicado por Félix Varela en Filadelfia (3 primeros números) y en Nueva York (4 números), 1825-1826. Se pueden ver originales en AGI (Archivo General de Indias, Sevilla) Estado, legajo 19, n. 124, 7, ff. 3-9v. Escribe sobre la independencia de Cuba, e incluso admite la necesidad de recurrir a la ayuda de tropas colombianas y mexicanas, pero con el riesgo de sufrir una especie de invasión que anularía el sueño de una verdadera autonomía, si faltaba en los cubanos un verdadero sentir y unión de propósitos. Además, a la luz de la experiencia en los USA, Varela analiza el tema en un contexto más amplio, viendo la posibilidad real de que Cuba al independizarse de la metrópoli española, Cuba pueda adquirir una verdadera autonomía económica, a pesar de faltarle materias primas, pero desarrollando su agricultura y los intercambios comerciales. Una reproducción facsímil de uno de los números de “El Habanero”, en Positio super vita et virtutibus F.V. Novum Summarium adiunctum, (2002), 81-94.</ref>, donde expone su pensamiento político argumentando sobre los beneficios de la necesaria independencia de Cuba, los obstáculos y objeciones que se oponen a ella y los medios para alcanzarla. Hay que notar que los argumentos a favor de la independencia política que Varela expone son de carácter fundamentalmente mercantil y económico, y de cómo la dependencia de España represente un peso para Cuba, como cualquier otra dependencia de otros Estados. El Autor da un juicio propio sobre las posibles intervenciones de otras Potencias europeas a favor del dominio español (tenía muy cerca el ejemplo de la intervención de la Santa Alianza en España para restaurar en el trono el absolutismo de Fernando VII basándose sobre el principio de una pretendida legitimidad de dominio dinástico). Precisamente por ello se apela a las nuevas repúblicas hispanoamericanas para que apoyen también la independencia cubana. Pero Varela, si por una parte cree que la intervención de las nuevas repúblicas sea beneficioso bajo ciertas condiciones, por otra ve también con realismo algunos posibles peligros, como el que alguien pretenda absorber o unir Cuba a otras repúblicas americanas.<br />
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Ve también con aprensión los daños desastrosos que representaría una guerra en Cuba (como de hecho la historia, años después demostraría), que daría como resultado una terrible guerra civil y la división de los cubanos<ref>Cf. NAVARRO L, Las Guerras de España en Cuba. Ed. Encuentro, Madrid 1998.</ref>. En este contexto se explica la férrea oposición del gobierno de Fernando VII ante las propuestas de algunos de nombrar a Varela obispo de Nueva York. La diplomacia de Fernando VII lo acusa de ambicioso y de sedicioso. Se le acusa como súbdito rebelde del rey de España, como ex diputado en las Cortes y como sacerdote<ref>En el citado Positio super vita et virtutibus F.V. Novum Summarium adiunctum, (2002), 38-79, se recoge una colección de documentos sobre el argumento.</ref>. Varela fue ciertamente un “''liberal''” moderado como diputado en las Cortes españolas; tal liberalismo será parte de su pensamiento político como resulta de sus escritos y de sus actitudes sobre la independencia cubana. En la correspondencia entre las autoridades de Madrid y de sus representantes diplomáticos en los Estados Unidos las notas negativas sobre Varela son constantes. Este mismo tono se repite en las notas que corren entre el Gobierno de Madrid y la Santa Sede<ref>Nota riservata inviata il 22 luglio 1830 da P. Gómez Labrador, Ambasciatore di Spagna presso la Santa Sede, al card. G. Albani, Segretario di Stato di s.S. Pio VIII, en A.P.F., SC, America Centrale, 10, f. 414 v.; Carta enviada el 2 de enero de 1825 por D. Hilario de Rivas y Salmón, Embajador de España en los Estados Unidos desde Filadelfia, a D. Tomás Stoughton, Cónsul en Nueva York, en AGI, Estado, legajo 19, n. 124, 1, f. 1, donde le pide que le envíe algunas copias de “El Habanero” y le llama la atención sobre la necesidad de una vigilancia más precisa sobre las actividades, también en las publicaciones de Varela y otros activistas americanos. Siguen la Respuesta del Cónsul al Embajador del 5 de enero de 1825 desde Nueva York, en AGI, Estado, legajo 19, n. 124, 1ª, ff. 1-2; Comunicación del Embajador de España en los Estados Unidos al Primer Secretario de Estado de Fernando VII, del 7 de enero de 1825, en AGI, Estado, legajo 19, n. 124, 1, f.1; en esta carta dice hablando de Verela: “Este Exdeputado de Cortes, creo que es uno de los proscritos por haber votado en Sevilla la deposición de S.M. y nombramiento de una Regencia interina. Era Catedrático de Filosofía en la Habana, y muy estimado allí particularmente de la juventud de las principales familias, á quien educaba. Los discípulos suyos de aquella ciudad, le remitieron un socorro de 4.000 Duros [una notable cantidad en aquella época, equivalente a 20.000 pesetas oro entonces]; Carta del D. Francisco Adam [titular de una empresa mercantil marítima] el 19 de enero 1825 desde Matanzas (Cuba) a D. Cecilio Ayllón, Gobernador General de la Isla de Cuba, acompañando las copias de “El Habanero” incautadas en aquel puerto y otras noticias relativas al caso Varela, en AGI, Ultramar, 40, 36, ff, 1-1v); siguen otras cartas al Secretario de Estado y de los Asuntos de Gracia y Justicia del Gobierno de S.M. sobre el asunto de la “insurgencia” de refugiados cubanos en Estados Unidos, encabezados por F. Varela, subrayando que éste cuenta con un fuerte respaldo y estima en Cuba: del 26.I.1825, en AGI, Ultramar, 40, 36, ff. 1-2; otras del 12.II.1825, del embajador de España en los Estados Unidos al Primer Secretario de Estado y de Asuntos Exteriores, en AGI, Estado, 19, n. 124, 1, f. 1; del 31.II, 1825 del Gobernador de Cuba al Secretario de Estado y de los Asuntos de Gracia y Justicia, en AGI, Ultramar, 40, 36, ff. 1-2 (mandando también además del tercer número de “El Habanero”, otro opúsculo del Intendente Honorario Juan Agustín Ferrety, del título Apuntaciones sobre “El Habanero”, en el que dicho señor refuta las posiciones de Varela; Ferrety en 1817 resultaba ser Vice-Secretario de la “Sociedad patriótica”, de la que era también miembro Varela, con el que mantenía buenas relaciones). El asunto fue mandado al Consejo de Indias por orden de Fernando VII, en AGI, 40, 36, ff. 1-1v; Deliberación del Consejo de Indias del 2 de julio de 1825, en la que se emiten severos juicios sobre aquellas publicaciones y su Autor, F. Varela, en AGI, Ultramar, 40, 36, ff. 1-1v.; Comunicación del Consejo de Indias al Gobernador y Capitán General de Cuba del 20 de julio de 1825, en AGI, Ultramar, 40, 36, ff. 1-1v; Carta del Marqués Cárdenas de Montehermoso, desde Cuba, alo Secretario de Estado y de Asuntos de Gracia y Justicia, en AGI, Ultramar, 40, 36, ff. 1-1v.; Comunicación del 31 de agosto de 1827 al Procurador del Rey e informes sobre el asunto “Varela” fechados: el 6.IX.1827, 14.XI.1827, en AGI, Ultramar, 40, 36, ff. 1-1v; Parecer del Procurador del Rey del 8 noviembre 1827, en AGI, 40, 36, ff. 1-1v. La correspondencia sobre el supuesto nombramiento episcopal de Varela, asunto muy vivo durante el pontificado de Pio VIII, fue intensa entre la diplomacia española de Fernando VII y el Secretario de Estado del Papa, Card. G. Albani; en ella, además de la firme oposición del Gobierno español (correspondencia del embajador de España en Estados Unidos, D. Francisco Farón, al Primer Secretario de Estado español, Manuel González Salmón, desde Filadelfia, el 14.III.1830, del 19.V.1830, con una relación del 23,V.1830 aparece la posición contraria del Cardenal a dicho nombramiento así como la existencia de divergencias entre Varela y el otro Vicario general de Nueva York, Power: en AGI, Estado, legajo 19, 124, 7, ff. 1-2; 8, f. 4.; 9, ff. 1-5v; en ellas se habla de Varela como “revolucionario eclesiástico”, de que “está mal avenido con otro Vicario del Obispo de Nueva York y que trata de dejar aquella residencia”. Carta del 5 de junio de 1830 al Embajador ante la Santa Sede, para que informe a quién corresponda sobre las ambiciones del sacerdote Félix Varela y sus responsabilidades como provocador contra España, en AGI, legajo 19, 124, 10, ff. 2-3v; Carta del 26 de agosto de 1830 del Embajador de España ante la Santa Sede, D. Pedro Gómez Labrador, al Primer Secretario Interino de Estado [español] donde le envía la respuesta que el Secretario de Estado de Su Santidad, Card. G. Albani, le había enviado el 13 de agosto anterior, en AGI, legajo 19, 124, 10, ff. 1-2v.). Toda esta correspondencia se encuentra recogida en Positio super vita et virtutibus F.V. Novum Summarium adiunctum, (2002), 42-43; 56-78En F. Varela, Relatio et Vota, Studio e Puntualizzazioni [di carattere controverso], VI, Roma 2011, pp. 406-484hemos recogido varios asuntos relativos a la actuación de Varela en Nueva York, entre ellos el asunto del hipotético nombramiento de Varela como obispo de Nueva York, con la indicación de las fuentes de archivos españoles, vaticanos y del A.P.F., norteamericanas y de algunos estudios sobre los varios asuntos, publicando en 25 apéndices algunos de estos documentos.</ref>. Se le califica como «emigrado revolucionario», «uno de los proscritos por haber votado en Sevilla la deposición de S. M. y nombramiento de una Regencia interina»; alma de la insurgencia independentista, «carácter ambicioso y turbulento, Varela es instigador de los revolucionarios de la América Española y de las rebeliones de los habitantes de Cuba y de Puerto Rico, el cual, para sus fines propios, hace gala de un falso celo para adquirir méritos y obtener recomendaciones en vistas de un hipotético traslado de Mons. Dubois [el obispo de New York] a Francia…»<ref>Nota riservata [citada en nota anterior, 20], ibid., 42 (nuestra traducción).</ref>. Por ello nos encontramos, continúan diciendo, ante un traidor, intrigante, ambicioso y bramante de poder, que mueve todas las influencias posibles en los Estados Unidos para hacerse nombrar obispo.<br />
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El embajador español ante la Santa Sede trata de demostrar a la Secretaría de Estado de Pío VIII tales maniobras para evitar lo que él considera un engaño tramado por algunos americanos, ya que goza en tal sentido del apoyo de varios ricos negociantes de Nueva York y del mismo obispo (Dubois), que “está mal avenido con otro Vicario del Obispo de Nueva York y que trata de dejar aquella residencia”<ref>Ibid., 76, y 78-79 (nuestra traducción).</ref>. “Es posible, escribe el embajador Labrador, que los católicos de los Estados Unidos, engañados por el falso celo, y seducidos por las maniobras ambiciosas del susodicho Presbítero lo recomienden al Santo Padre como un Eclesiástico benemérito, y es solamente con el propósito de impedir que sea sorprendido el ánimo del Santo Padre con tales relaciones falsas, que el aquí firmante anticipa, confidencialmente a E.V…”; y concluye que una tal “promoción del Presbítero Varela, la cual según su carácter turbulento y ambicioso, sería un grave daño para la Religión y para las Colonias Españolas vecinas de los Estados Unidos”<ref>Ibid, 43 (nuestra traducción).</ref>. <br />
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El embajador Labrador se refiere también a noticias negativas sobre Varela, ya conocidas, dice él, por el entonces Secretario de Estado, Card. Albani. Deja todo en la sospecha, sin indicar nada en concreto. Esta fuerte hostilidad por parte del régimen absolutista de Fernando VII contra Varela no causa maravilla a nadie hoy día; se conoce muy bien la política obtusa y todas las maniobras llevadas a cabo por el gobierno de Fernando VII ante los papas Pío VII, León XII y Pío VIII para hacer fracasar todo intento de conciliación, reconocimiento y nombramiento de obispos en las nuevas repúblicas americanas. Será solamente bajo el pontificado de Gregorio XVI, y con notables dificultades, que la penosa situación se podrá resolver; pero para entonces ya había muerto Fernando VII y con él su régimen absolutista<ref>La Secretaría de Estado de la Santa Sede no negó de hecho tales juicios; optaría por una política donde aplicará la teoría de la hipótesis de hecho ante las tesis legitimistas. Sobre todo este complicado tema los estudios clásicos de P. DE LETURIA, S.J., Relaciones entre la Santa Sede e Hispanoamérica 1493-1835. Apud Aedes Universitatis Gregorianae, Romae – Caracas 1959.</ref>.<br />
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==Escritos de Félix Varela. ==<br />
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El pensamiento filosófico-político de Varela corresponde a la herencia recibida de ''la ilustración'' crítica reformista de muchos pensadores españoles, anglosajones y franceses. Félix Varela fue un escritor prolífico. Produjo escritos filosóficos, políticos, apologéticos, morales y teológicos. Predicador muy estimado nos han llegado 16 de sus sermones. Parece que conservaba en su casa de Nueva York los manuscritos de todos los que pronunciaba. Se conservan otros numerosos escritos suyos de temas misceláneos. De su abundante epistolario se conservan unas 75 cartas, con la colocación del archivo actual donde se conservan. Sin embargo su obra escrita es hoy de difícil acceso. Ya a partir de 1911 y a lo largo del siglo XX se intentó la publicación integral de parte de la misma, cuando se trasladaron sus restos desde el cementerio de Florida donde se encontraban sepultados a la Universidad de La Habana. Sin embargo aquel intento quedó sólo en eso. Algunos se pueden consultar en la Biblioteca Nacional de La Habana; otros en la de Madrid. La Universidad de La Habana, en su Biblioteca de Autores Cubanos, ha republicado a partir de los años cuarenta del siglo XX algunos de estos textos.<br />
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Muchos de sus escritos no han sido todavía editados (por ejemplo sus sermones pronunciados en Nueva York) y los publicados en su tiempo o se agotaron o se han perdido. Otros han sido publicados solo parcialmente como: ''Proyecto de Instrucción para el gobierno económico político de las Provincias de Ultramar y Dictamen sobre el reconocimiento de la independencia de las Américas'', ambos presentados a las Cortes, cuyos originales se encuentran en el AGI de Sevilla. De éstos, el primero fue publicado en parte por el cubano J. M. Chacón y Calvo, y el segundo por el también cubano Francisco González del Valle en el cuerpo de un artículo sobre ''El Padre Varela y la independencia de la América Hispana'' en la ''Revista Cubana'' (1935). Faltan también los más de cien artículos publicados por Varela en inglés en Nueva York a lo largo de casi 20 años; sólo una mínima parte de ellos fueron traducidos al español por la Universidad de La Habana en un volumen del título ''Miscelánea Filosófica'' y por el “Boletín de las Provincias eclesiásticas” de Cuba (1945-46). Hasta ahora el catálogo más completo de sus escritos es el editado por Manuel Fernández Santalices, ''La Bibliografía del Padre Félix Varela'', Saeta Ediciones, Miami (Florída –USA), 1991, que recoge analítica y cronológicamente la bibliografía “activa” y “pasiva” sobre Varela<ref>Cf. Positio super vita et virtutibus F.V. Novum Summarium adiunctum, (2002), 95-167.</ref>.<br />
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==Bibliografía sobre Félix Varela. ==<br />
Fernández Santalices divide la bibliografía sobre Félix Varela hasta 1991 (fecha de la publicación de aquella reseña) por temas: ocho biografías; diez escritos filosóficos; nueve políticos; diez de religión y ética; cinco consagrados a su bibliografía, documentación y epistolario, a los que hay que añadir otros cinco de temas variados. En total se trata de 47 libros dedicados a Varela. Los artículos sobre él catalogados son: 46 de carácter filosófico; 54 de carácter político; 39 de religión y ética; 13 de temas bibliográficos, documentación varia y epistolario; 71 tocan temas biográficos diversos. En total suman 225 escritos. Sobresalían los estudios consagrados a los aspectos filosóficos y políticos; quedaba en la penumbra su figura sacerdotal y su quehacer cristiano. Este límite en los estudios varelianos se explica dada la importancia que algunos sectores ideológicos querían dar a su figura como prohombre y pensador político cubano en el proceso de la independencia de Cuba. Dejaban de lado al Varela cristiano y sacerdote. En la última década del siglo XX se ha ido recuperando su figura integral como pensador cristiano y como sacerdote católico. Fernández Santalices señala en su ''Bibliografía'' algunos problemas específicos: ante todo la necesidad de la publicación ordenada y crítica de todos los escritos de Varela.<br />
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En la bibliografía publicada de Varela hay todavía graves lagunas; así no se conocen sus numerosos sermones, a pesar de que Varela conservaba los manuscritos en Nueva York. Varela no publicó – y quizá tampoco lo escribió – el tercer volumen de “''Cartas a Elpidio''”, debido a su desencanto por la escasa aceptación que habían tenido los dos volúmenes anteriores en Cuba. Otros escritos suyos han sido publicados, o sólo parcialmente o con frecuencia quedan inéditos. Entre ellos hay que citar el ''Proyecto de Instrucción para el gobierno económico político de las Provincias de Ultramar'', presentado por él a las “''Cortes''” de Cádiz, y que se encuentra en el AGI de Sevilla, o el “Dictamen sobre el reconocimiento de la independencia de las Américas”, presentado a las misma “Cortes” y publicado por F. González del Valle en 1935 dentro de otro escrito que lleva como título ''Padre Varela y la independencia de la América Hispana, en “Revista Cubana”''.<br />
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Otra de las ausencias en la bibliografía vareliana son los más de cien artículos publicados en inglés en Nueva York a lo largo de unos veinte años. De estos artículos, tres han sido publicados por la Universidad de La Habana en un volumen titulado ''Miscelanea Filosófica'', y otros seis en el “''Boletín de las Provincias Eclesiásticas''” de Cuba (1945-1946). En estos artículos Varela expresa sus ideas sobre la vida religiosa, poco estudiada hasta el momento de la introducción de su proceso de canonización, incluso por publicaciones que se fijan sobre todo sobre su pensamiento político. Como escribe Fernández Santalices: «''se sabe que Varela tuvo una muerte santa; pero sería un acto de justicia situar este final y sus otras actuaciones públicas, en el marco sacerdotal y apostólico del que no puede separarse su figura sin grave quebranto de su íntegra personalidad cristiana y católica''»<ref>Cf. Positio super vita et virtutibus F.V. Novum Summarium adiunctum, (2002), 97.</ref>.<br />
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Se debe también añadir que la bibliografía sobre Varela, aunque es abundante, con frecuencia se debe a celebraciones de aniversarios o porque es considerado como fundador de la nacionalidad cubana. Algunos de estos trabajos, como la de Chacón y Calvo, González del Valle o Portell Vilá, son aún escasos. Fernández Santalices concluye en su ''Bibliografía'' que «''por la dificultad de acceso a la dispersa obra vareliana y la falta de una sistemática labor de investigación en lugares geográficamente distintos y distantes, se podrá comprender cómo esta Bibliografía […] es necesariamente provisional''»<ref>Cf. ivi.</ref>. Por ello se comprende la dificultad que en su día tuvieron los promotores del Proceso de beatificación de Félix Varela en recoger su abundante obra escrita y la de los llamados a emitir un parecer<ref>Cf. Positio super scriptis, 2002, 33 pp. Los revisores de sus escritos en 1996 fueron 4 expertos, todos ellos cubanos, que ofrecen un catálogo de los escritos conocidos por aquel entonces, 13 libros (13) y 131 artículos, en buena parte en inglés pertenecientes a su periodo “estadounidense”, de muchos sólo se conocían los títulos y no se tenían ejemplares accesibles.</ref>. Se trataba sobre todo de escritos de carácter filosófico, pero constituyen solamente una pequeña parte de su producción. A veces eran textos fundamentalmente de carácter secular y no explícitamente religioso.<br />
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Predominan los escritos de tipo político divididos en tres grupos, el principal lo constituyen los escritos publicados en “''El Habanero''”. Ya entonces se intentó dividirlos por categorías: escritos apologéticos, periodísticos católicos, literarios y filosóficos. Aquellos estudiosos conocían la bibliografía de Varela existente, pero todavía incompleta. Concluían unánimemente y por separado con una valoración altamente positiva sobre el pensamiento de Varela, que se mantiene fiel en su totalidad a la ortodoxia católica. En teología, Varela refleja el pensamiento tradicional de la Iglesia, mientras que en filosofía es deudor y continuador de la llamada ''ilustración reformista española'' del siglo XVIII, con raíces anteriores y que tuvo en España exponentes del calibre de un Benito Feijoo, Gregorio Mayans y otros y que todavía a comienzos del siglo XIX se expresaban por boca de un Jovellanos, cuyo pensamiento ciertamente tuvo que conocer Varela, en cuanto Jovellanos fue uno de los protagonistas iniciales de las Primeras Juntas de la España antinapoleónica y de las Cortes de Cádiz (1811).<br />
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En política se ve claramente el influjo del pensamiento liberal de los Estados Unidos y de algunos de los próceres de las independencias hispano-americanas. Félix Varela sobresale en los escritos examinados por este grupo de expertos como pensador político. Pero también «es considerado “''santo''” [...]; es considerado también piedra fundacional de la nacionalidad cubana [...]. El Dr. José Ignacio Lasaga [...] en su obra “''Vidas Cubanas''”, califica la del Padre Varela cómo la de un “sacerdote cubano del siglo XX que vivió en el siglo XIX»<ref>Cf. ibid., 6.</ref>. Los expertos citados ven en Varela una integración cabal de los poliédricos aspectos de su personalidad: filosófica, política, teológica, sacerdotal y pastoral; en este último aspecto explican que las vive como respuesta fiel a la Gracia en las diferentes circunstancias de su vida. En sus juicios de valor sobresale sobre todo «el talante ilustrado del Padre Varela [que] puede ayudarnos a comprender cuáles fueron su eclecticismo y utilitarismo filosóficos, no siempre – a mi entender – bien comprendidos»<ref>Cf. ibid., 9.</ref>, entendiendo por “''eclecticismo''”, con palabras del mismo Valera en un escrito suyo de juventud (1812): «''que tengas por norma la razón y la experiencia y que aprendas de todas; pero no te adhieras con pertinencia a ninguna''»<ref>Cit. ibid. 10.</ref>.<br />
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Varela, atento a las problemáticas “''americanas''” de la época, se muestra moderadamente liberal en su pensamiento político y respetuoso con los diferentes (protestantes y disidentes, también en el campo político). Un punto que podría dejar hoy perplejos es su juicio sobre los medios para conseguir la independencia de Cuba al sostener como único camino entonces viable el recurso a la lucha armada, dada la pertinaz oposición del gobierno absolutista de Fernando VII. Tal es lo que aparece en un escrito suyo en “''El Habanero''”<ref>Positio super vita et virtutibus F.V. Novum Summarium adiunctum, (2002), 12-13: resumen de su pensamiento filosófico a tal propósito.</ref>. Pero este pensamiento hay que colocarlo en la tradición jurídica de entonces, bastante corriente también en el mundo español ya desde antiguo. En “''El Habanero''” expresa su pensamiento sobre argumentos como los derechos fundamentales de las personas, sociedades y pueblos en cuanto tales (el derecho a la autodeterminación política de los pueblos). Aparecen los temas ya muy queridos por algunos exponentes de ''la ilustración reformista'', como el mismo obispo de La Habana, protector de Varela, Don Juan José Díaz de Espada<ref>C. GARCÍA PONS, El obispo Espada y su influencia en la cultura cubana, La Habana 1951.</ref>.<br />
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Tenemos una lista de las cartas conocidas de Varela<ref>Ibid., 308-313.</ref>fechadas entre 1806 y 1850. El destinatario y la fecha de la carta. Algunos personajes a los que dirige sus cartas son figuras importantes del pensamiento filosófico y cultural cubano, como José de la Luz Caballero y José Antonio Saco. Hay alguna de suma importancia en la historia de las relaciones de la nueva Potencia emergente, los Estados Unidos, con las nuevas repúblicas hispanoamericanas, como la dirigida al conocido embajador norteamericano en México, Joel Roberts Poinsset, que pretendía la anexión de Cuba a los Estados Unidos y otros aspectos muy discutibles en la política de este país con el resto del Continente americano y que tan negativamente influirá en la historia de México con la llamada doctrina del “''poinseterismo''” o pretendido control de México y de los demás Estados latinoamericanos por parte de los Estados Unidos<ref>El término y concepto (a veces se usan otras variantes como poinssettismo) fue introducido por el historiador mexicano José de Vasconcelos referida a la política, promovida desde los primeros tiempos del camino independiente de México por este primer embajador norteamericano Poinsett, que pretendía “descatolizar” y “deshispanizar” a México y promover la presencia cultural, religiosa y política del mundo protestante anglosajón norteamericano y el control norteamericano sobre los nuevos países. La frase de Monroe, presidente de los Estados Unidos, “América para los americanos”, tuvo ya desde sus orígenes este significado de tutelar los intereses y el control de aquella Potencia sobre todo el Continente. J. VASCONCELOS, Breve Historia de México, Ed. Trillas, México 2002, 355-380.</ref>. Otras cartas son la correspondencia con Manuel González del Valle en relación a la traducción de Charles Comte en inglés; pero también otras cartas a su maestro y protector el obispo Don Juan José Díaz de Espada, a sus hermanas y a otros amigos donde brilla su estatura de maestro, de sacerdote y de pastor. Un mejor conocimiento de todos los escritos de Varela arrojarán luz sobre su pensamiento en temas actuales y delicados, así como sobre aspectos inéditos de su vida sacerdotal en Cuba, en el brevísimo periodo “español” y sobre todo a lo largo del último en los Estados Unidos, donde madura aún más su pensamiento político, en momentos cruciales de la historia cubana en la primera mitad del siglo XIX y de los debates entre conservadores y liberales católicos en muchos lugares.<br />
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En la bibliografía sobre Félix Varela hay que señalar también el trabajo de la investigadora cubana Josefina García Carranza, ''Bibliografía de Félix Varela''. En una nota introductora de este trabajo de compilación, la Autora anota que para la realización del trabajo consultó «los fondos de la Biblioteca Nacional, del Instituto de Literatura y Lingüística, del Archivo Nacional y del Seminario de San Carlos […]; y que el trabajo se propone ayudar en la localización de documentos activos y pasivos, relacionados con el presbítero Félix Varela, a todos aquellos que se empeñen en el estudio de la vida y obra de este preclaro cubano, cuyas enseñanzas resultan ejemplo y cobran hoy asombrosa actualidad. En modo alguno pretendemos la exhaustividad en esta compilación, entre otras razones porque el padre Varela vivió 30 años en el exilio debido a sus ideales independentistas, y por ello la información correspondiente a esta etapa es incompleta». Indica también los escritos aparecidos en la ''Bibliografía cubana del siglo XIX'', de Carlos M. Trelles. La reseña de García Carranza llega hasta 1988. La ''Bibliografía'' comienza indicando en una sección ''Libros, folletos, publicaciones periódicas y otros documentos'' de F. Varela a partir de 1810 hasta 1982. Los escritos de Varela publicados van indicados debidamente con título, lugar y fecha de publicación, así como la colocación de archivo, biblioteca o editorial en cada caso y con indicaciones particularmente importantes para entender y encuadrar el escrito. <br />
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En total se trata de 114 escritos conocidos hasta ahora, de índole y temática variada o miscelánea que tocan aspectos religiosos, filosóficos, sociales y políticos. A estos textos añade a continuación un par de referencias de interés, de 1982 y 1983, con textos inéditos de Varela o selección de algunos textos suyos, especialmente aparecidos en la revista “''El Habanero''”. Señala también un par de escritos, traducidos por Varela, a partir de 1826. Sigue una indicación bibliográfica sobre Varela o que tiene que ver con él en sus diversas etapas: cubana, española y norteamericana. Especialmente de interés son las indicaciones relacionadas con su participación a las Cortes Españolas, ''Diario de las sesiones de Cortes, Legislatura de 1821, de 1922, de 1822-1823 (Legislatura extraordinaria), Diario de las sesiones de Cortes celebradas en Sevilla y Cádiz en 1823”, así como “Sesiones efectuadas en las Cortes españolas los días 2 y 3 de agosto de 1823, en relación con la independencia de América y artículo de Tomás Gener en respuesta al discurso que publicó Félix Varela''. <br />
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En total son 41 documentos. En otra sección agrupa escritos publicados para la reconstrucción de la vida de Varela. En total se trata de 38 publicaciones. Pasa luego a reseñar “''cartas y otros documentos''” dirigidos a Varela o que tienen que ver con su vida y que son coevas al mismo. En total son 36 documentos. En otra sección reseña los escritos relacionados con la muerte de Varela, a partir del 20 de marzo de 1853; son 113 documentos, algunos de ellos pertenecen a personajes tan significativos en la historia de la independencia cubana como José Martí, así como los recogidos por Antonio L. Valverde y Mauri, ''La muerte del Padre Varela, documentos inéditos coleccionados y comentados''. Impr. El Siglo XX, La Habana, 1924. Trata también el tema de la exhumación y traslado a Cuba de los restos mortales de Varela, a partir de 1891cuando comenzó el debate y a pensarse en su traslado. Son importantes sobre todo los debates y escritos de 1911. En total se trata de 101 documentos. Los estudios y conferencias sobre Félix Varela reseñados en otra sección son 37 documentos; pasa luego a reseñar (a) escritos críticos e interpretación: 6 documentos; (b) sobre sus ideas filosóficas y religiosas: 35 escritos. En otro apartado (c) reseña sus escritos o ideas de carácter educativo y pedagógico: 17 escritos. En otro apartado (d) indica escritos sobre el pensamiento “político y revolucionario” [sic] de F. Varela; hay que tener en cuenta la época de la publicación de estos escritos sobre Varela y el lugar de su publicación, en gran parte en la Cuba de las décadas que van desde 1960 en adelante. <br />
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Son en total 77 escritos de índole diversa. Luego en otra sección (e) se indican escritos sobre Varela y otras figuras; en total 15 escritos. En otra sección, titulada ''Valoración de su obra y datos acerca de ella'', la clasifica con varios criterios: (a) “obras valoradas” y comprende 35 escritos relativos a obras del mismo Varela, ya desde los comienzos de su vida literaria. Luego, en otra sección (b) da una reseña de libros sobre Varela: 7 obras; en otra sección (c) titulada ''Libros de textos para la enseñanza en Cuba'': 9 libros de texto de la Cuba actual (años 70-80). Pasa luego a otra sección titulada ''Homenajes'', que cubre varias secciones: (a) centenario de su muerte con 9 publicaciones (desde 1953 a 1955). La sección (b) trata sobre la ''Orden Félix Varela'', una de las máximas condecoraciones cubanas, con 12 publicaciones. La sección (c) está dedicado a las publicaciones con motivo del centenario de su natalicio con 2 publicaciones. Luego en otra sección reseña otros documentos, grabados (7) y programas (2). En total esta notable reseña bibliográfica nos da noticias precisas de 473 escritos de Varela o relacionados con Varela, hasta 1988; ello nos indica cómo la memoria de Félix Varela estuvo siempre viva en la conciencia cubana y americana.<br />
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== Notas ==<br />
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<references/><br />
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==Bibliografía==<br />
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*SUÁREZ POLCARI R, Breve Reseña Histórica del Siervo de Dios Pbro Félix Varela, en S. Christophori de Habana, Beatificationis… Felicis Francisci Iosephi Mariae a Conceptione Varela Morales Positio super Vita, Virtutibus et Fama Sanctitatis, Roma 2002,<br />
<br />
*IBARRA CUESTA RAMÓN, Varela, el precursor. Un estudio de época, Ed. Ciencias Sociales, La Habana 1996.<br />
<br />
*VARELA Y MORALES FELIX, El Habanero. Papel político, científico y literario, Ediciones Universal, Miami-Florida, 1991,<br />
<br />
*Levins C. – POWER J., The Religious Controversy between the Reverend Dr. W. C. Brownlee on the Part of the Protestants and the Rev. Drs. John Power, Thos. C.Levins and Félix Varela, on the Part of the Roman Catholics, Boyle & Benedict, Philadelphia 1833<br />
<br />
*RODRÍGUEZ J.I, Vida del Presbítero Don Félix Varela, Edición facsimilar [de la de Imprenta O Novo Mondo, Nueva York 1878 1, XVIII], Editorial Cubana, Miami 2002<br />
<br />
*VASCONCELOS JOSÉ, Breve Historia de México, Ed. Trillas, México 2002², 355-380.<br />
<br />
*GARCÍA PONS, C. El obispo Espada y su influencia en la cultura cubana, La Habana 1951<br />
<br />
*DE LETURIA P, S.J., Relaciones entre la Santa Sede e Hispanoamérica 1493-1835. Apud Aedes Universitatis Gregorianae, Romae – Caracas 1959.<br />
<br />
*NAVARRO L, Las Guerras de España en Cuba. Ed. Encuentro, Madrid 1998.<br />
<br />
*MARTÍNEZ Y DALMAU E. La posición democrática e independentista del Pbro. Félix Varela. Ponencia en el II Congreso Nacional de Historia. La Habana 1943.<br />
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'''FIDEL GONZÁLEZ FERNÁNDEZ'''</div>172.16.56.179https://dhial.org/diccionario/index.php?title=VARELA_F%C3%A9lix;_Proceso_de_beatificaci%C3%B3n;_Parte_1&diff=5119VARELA Félix; Proceso de beatificación; Parte 12014-06-12T23:27:12Z<p>172.16.56.179: </p>
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<div>==Un primer examen de carácter histórico.==<br />
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El proceso de canonización de Félix Varela (1788-1853) pertenece a lo que técnicamente se llaman ''causas históricas'', que se basan sobre una documentación histórica completa, digna de fe y críticamente examinada. El primer paso en la historia de su causa de canonización se dio en 1983 cuando la ''Congregación vaticana de las Causas de los Santos'' dio su consentimiento para que se abriese el Proceso en La Habana, lugar de nacimiento de Varela. El 23 de febrero de 1995 la Conferencia Episcopal Cubana acogió tal decisión y el Proceso fue abierto oficialmente en La Habana desde el 22 de enero al 15 de agosto de 1996. Se nombraron los postuladores del caso en Roma, Cuba y Nueva York, y una comisión de historiadores (que hizo sus investigaciones en 28 archivos y bibliotecas de Cuba, España, Estados Unidos, Roma, Inglaterra y Francia) y otra de teólogos para examinar sus escritos.<br />
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La documentación presentada fue examinada en Roma por una Comisión de Historiadores de la Congregación de las Causas de los Santos el 11 de noviembre de1997, señalando una serie de problemas de carácter histórico que había que resolver para poder reconstruir debidamente la vida y la actividad del sacerdote cubano, sobre todo en las dos primeras etapas de su vida, la cubana y sus actividades en España como diputado en las Segundas Cortes de Cádiz de 1821-23. Una primera biografía de Varela aparecida en 1878 no cubría todo el arco de su vida y dejaba muchos puntos sin aclarar. Sin embargo, la fama del sacerdote cubano había superado el desgaste del tiempo permaneciendo viva en los corazones y en la tradición de muchos cubanos y norteamericanos. Ello era una señal clara de que la personalidad de Félix Varela había quedado impresa en la gente –incluso la no católica – desde los primeros años de su ministerio en Nueva York, debido a su fuerza moral, a su personalidad humana y a su integridad.<br />
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A pesar de que en los últimos tiempos de su vida residió normalmente en Florida, su fuerte personalidad y su acción sacerdotal no habían sido olvidadas en la lejana Nueva York. Sin embargo, a Félix Varela se le había colgado un sambenito injusto; se le quería incluir entre los próceres de la independencia cubana bajo el signo de la masonería o de corrientes ideológicas ajenas o contrarias al catolicismo; más adelante, a lo largo del siglo XX los opuestos regímenes políticos que han regido las suertes de Cuba intentaron también apropiarse ideológicamente de su figura<ref>Cf. SUÁREZ POLCARI R, Breve Reseña Histórica del Siervo de Dios Pbro Félix Varela, en S. Christophori de Habana, Beatificationis… Felicis Francisci Iosephi Mariae a Conceptione Varela Morales Positio super Vita, Virtutibus et Fama Sanctitatis, Roma 2002, 202-250 (al estudio le falta un aparato crítico). Citada en adelante como Positio super vita et virtutibus F.V. Se indica entre paréntesis el año de los sucesivos complementos documentarios: Novum Summarium Adiunctum, (2002), 167 pp.; Novum [Secundum] Summarium Adiunctum (2011),p 485.. Cf. también la nota 14 más abajo.</ref>. Su pensamiento filosófico-político se encuentra expuesto en las “''Cartas a Elpidio''”, aunque quedaron sin acabar. El P. Varela había aprendido pagando personalmente cómo la ignorancia y la superstición se encontraban entre las raíces de los males de la humanidad.<br />
Por todo ello era necesario un estudio sereno de la figura del sacerdote cubano, firme sostenedor del derecho de Cuba a su autonomía como nación. Para ello había que buscar en los archivos donde se podía encontrar razonablemente una documentación que pudiese dar respuesta a las dudas y colmar los numerosos vacíos de su biografía; había que documentar también la existencia de una fama de santidad, exigida en todo proceso de canonización. Se notaba que si bien la biografía de su etapa norteamericana era bastante clara, no así las dos primeras etapas. Se reconocía que a lo largo de la etapa norteamericana, el P. Varela había demostrado ser un sacerdote ejemplar, y que, gracias a su notable amor al estudio y a su compromiso con los pobres, había conseguido una marcada fama de sacerdote consagrado a los necesitados y una enorme popularidad. La preocupación por los marginados le había llevado ya en 1835 a publicar las “''Cartas a Elpidio''”.<br />
<br />
Muchos escritores e historiadores, especialmente cubanos, notaban que a pesar de la parquedad de los datos ofrecidos en las biografías de Varela, traslucía en ellas la figura de un hombre de fe, empeñado con las causas de los que no contaban entonces nada en la vida social, y de un sacerdote lleno de celo apostólico. Su figura resultaba por ello atrayente. Se veía en él un sacerdote que había sabido conjugar su clara fidelidad al hombre, especialmente el de su Cuba natal, a Cristo y a la Iglesia. En la documentación contemporánea sobre el P. Félix Varela no se hablaba explícitamente de sus virtudes cristianas. No era ésta la preocupación de quienes escribieron entonces sobre él. Sin embargo aparecen testimonios abundantes sobre su caridad sin límites hacia los pobres y hacia todos sus parroquianos. Abundaban también referencias a su espíritu de paz y de conciliación en una sociedad ultrajada por las discriminaciones raciales, sociales y religiosas. Su apertura al diálogo se hacía notar en tiempos en los que tal espíritu estaba aún bien lejos de ser una actitud frecuente y común; en tiempos en los que predominaba la polémica y la falta de apertura ecuménica. En Varela, la profundidad de su fe se veía en su modo de actuar precisamente en este ambiente; sus obras de caridad manifestaban en él una creciente conformidad con Cristo<ref>MARTÍNEZ Y DALMAU E.[obispo pasionista], La posición democrática e independentista del Pbro. Félix Varela. Ponencia en el II Congreso Nacional de Historia. La Habana 1943. Historia y Cubanidad, Sociedad Cubana de Estudios Históricos e Internacionales, 1943, 37-62. “Revista Bimestre Cubana”, T. LII, La Habana 1943, 368-383; ID., La ortodoxia filosófica y política del pensamiento patriótico del Pbro. Félix Varela. Vida y pensamiento de Félix Varela, IV, ‟Cuadernos de historia habanera” Nº 28, Oficina del Historiador de la ciudad, 1945, 247-272.</ref>. Varela fue una gran personalidad prestigiosa de intelectual, que supo captar las preocupaciones de la cultura y de la sociedad del siglo XIX, poniéndose en tal modo al servicio del Evangelio y así cumplir fielmente con su misión religiosa, como muestran sus abundantes escritos.<br />
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==Un nuevo examen histórico.==<br />
<br />
Ante el cúmulo de problemas de carácter histórico se investigó en los archivos de la diócesis de Nueva York, en Brooklyn en 1998. El resultado fue recogido un ''Summarium adiunctum''. Sin embargo, todavía quedaban algunos huecos históricos. El 30 de enero de 2001 se reunía de nuevo una Comisión de historiadores de la ''Congregación de los Santos'', que mientras reconocía el valor de algunos de los nuevos hallazgos, señalaba que aún permanecían vacíos importantes, pues la biografía continuaba siendo a veces fruto de consideraciones deductivas y no siempre documentadas. En la vida de Varela, especialmente en sus dos primeras épocas, se encontraban entrecruzados elementos aún bastante oscuros desde el punto de vista histórico, como su papel en el proceso precursor de la independencia de Cuba y su actividad durante las Segundas Cortes de Cádiz de 1821-1823. Otro de los aspectos que había que estudiar era el papel de Varela en el campo cultural como uno de los clérigos eminentes del llamado “''liberalismo católico''” de la primera mitad del siglo XIX.<br />
<br />
Lo que sí quedaba bastante claro era cómo Varela había puesto a disposición de su prójimo los muchos talentos que la Providencia le había dado. Del contexto documentado aparecía el fervor religioso de Varela por la gloria de Dios y su total dedicación al servicio de los pobres. En tal sentido, Varela aparecía como un modelo de auténtica cultura, fiel a su fe católica, interpretada y vivida, en total fidelidad al magisterio y tradición de la Iglesia, y abierta a la luz de la razón, en un siglo en el que con frecuencia se quería contraponer fe y razón, sobre todo en muchos círculos de la cultura dominante racionalista y liberal. El sacerdote Varela, emigrado en circunstancias dramáticas a los Estados Unidos, se presentaba también como un hombre totalmente integrado en aquella sociedad naciente, formada en gran parte por emigrados. En tal sentido se podría decir que Varela se había “''inculturado''” cabalmente en aquella nueva sociedad y había sabido aportar con valentía su fe católica como sacerdote en la naciente gran ciudad de Nueva York.<br />
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Sobre este aspecto concuerdan los documentos de la época, sobre todo ante la masa creciente de inmigrados que llegaban en oleadas continuas a Nueva York. Muchos de ellos provenían de países europeos católicos con una fe débil, zarandeada por las situaciones conflictivas y penosas en las que se debían mover. En ese ambiente, al que también Varela llegaba como inmigrante, exiliado político y desarmado de todo apoyo humano, supo ejercer su ministerio sacerdotal en un compromiso cada vez más vivo. Encontró una Iglesia católica pobre, sin influjo social, casi marginada en una sociedad predominantemente protestante; una Iglesia todavía en vías de organización, con un débil episcopado en gran parte formado por emigrados franceses de la Revolución o por curas irlandeses, llegados en aquellos años acompañando a los centenares de compatriotas que llamaban a las puertas de América, empujados por el hambre y la falta de libertad en su patria. Los problemas apremiantes de estas masas de recién llegados los arrastraban hacia una vida miserable de penurias.<br />
<br />
Será aquí donde el sacerdote, también inmigrado y exiliado, ejercerá su ministerio de esperanza cristiana, que desarrolla en una lucha constante por la dignidad de aquellas personas. No extraña por ello que con el pasar de los años su figura haya sido recuperada precisamente por los ambientes de la posterior inmigración cubana y de otros lugares como prototipo del sacerdote preocupado por la suerte de todos los “''sin patria''”, de los inmigrados que buscaban echar nuevas raíces y de cuantos se encontraban orillados por una sociedad que miraba con recelo a cuantos llegaban nuevos a sus costas y encontraban con frecuencia penuria, explotación y nuevas miserias. En tal sentido Varela se abrirá paso en muchos ambientes como el prototipo de sacerdote que supo seguir las huellas de Cristo Buen Pastor. Los ejemplos de esta fina dedicación han sido recogidos por los testimonios documentados de su vida, como cuando se privó de su abrigo para dárselo a un pobre que titiritaba de frío, mientras que el quedaba medio desnudo. Otro ejemplo de una tal preocupación documentada son sus visitas a los enfermos de uno de los hospitales de Nueva York, donde los sacerdotes católicos tenían cerrada la entrada por parte de un ambiente protestante fuertemente hostil; pero la caridad del P. Varela supo abrir aquellas puertas, como dice uno de los documentos: «''Father Varela was the only Catholic priest admitted at that time into the hospitals. Why? Because he had to know – from the people, not from the authorities-. Such a respect for his charity, his service, his goodness… They didn’t care; so that he was a saint even for them [the protestants]''»<ref>Positio super vita et virtutibus F.V. Novum Summarium adiunctum, (2002), 10, § 23.</ref>.<br />
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La Comisión histórica reconocía que en la actualidad aparecía claramente la existencia de una fama de santidad de Félix Varela en muchos ambientes del mundo cubano y neoyorquino. Los testigos llamados a declarar en un proceso sobre su fama como santo, todos ellos católicos, mostraban un considerable nivel cultural y ponían de relieve precisamente la actualidad de su testimonio y mensaje cultural, social y religioso<ref>En tal sentido se había celebrado un Proceso sobre la fama de santidad del 22 al 26 de junio de 1998.</ref>. Incluso los correos de los Estados Unidos le dedicaron en 1997 un sello conmemorativo y se publicaron entonces sobre él artículos en periódicos en varias lenguas, incluso en chino. Pero ello no superaba todavía algunas dudas sobre varios puntos ni tampoco colmaba algunas lagunas en varios episodios y momentos de la vida de Varela, aunque se había hallado indicios de documentación que podrían aclarar muchos de aquellos puntos inciertos. Entre otras fuentes históricas a estudiar se encontraban precisamente la prensa de los Estados Unidos, de Nueva York y de Florida, cuando Varela muere. La noticia de la misma, con el eco que tuvo, mostraba a las claras su fama en diversas vertientes. <br />
<br />
Pero todo este importante filón documental había sido escasamente estudiado. Como también quedaban inexplorados otros muchos archivos de Cuba, España y Roma, del Archivo Secreto Vaticano y de Propaganda Fide, de la que dependía por aquel entonces la Iglesia de los Estados Unidos, la producción literaria de Varela y de otros contemporáneos que lo citan<ref>Escribe uno de los historiadores: «“un archivio a noi familiare” dove egli ha voluto verificare quanto accennato soltanto dal Summarium adiunctum, pp. 161-162, dove appaiono le fotocopie di F. Kenneally, United States Documents in the Propaganda Fide Archives. Index to Calendar, voll. I-VII, Wasington 1981, p. 151 dove ci sono molti accenni a documenti riguardanti Varela […]. Si tratta dell’indice di F. Kenneally […], opera [publicada entre 1966-1977] nella quale vengono regestati tutti i documenti contenuti nell’Archivio di Propaganda Fide riguardanti gli Stati Uniti di America […]». Positio super vita et virtutibus F.V. Novum Summarium adiunctum, (2002), 22-23.</ref>. Se hacía notar entonces cómo sólo a través de una completa y crítica investigación de archivo, de la bibliografía de Varela y de la coeva al mismo, se podía llegar a recoger el material necesario para reconstruir con precisión su biografía y las discutidas motivaciones de su actuar en Cuba y en España, como sacerdote comprometido en la vida política, y de su acción pastoral más tarde en los Estados Unidos, la de sus escritos en favor de la independencia de Cuba, y los motivos del aprecio de que gozaba entre americanos y cubanos.<br />
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Por ejemplo, la vida del sacerdote Varela se ve metida de lleno en las turbulentas polémicas que vivía por aquel entonces la Iglesia neoyorquina en tiempos de su obispo John Dubois (1826-1842), como este obispo informaba a ''Propaganda Fide'', en Roma. Varela ya había sido nombrado por él como su vicario general. Pues bien, escribiendo a Propaganda Fide lo define como «''sacerdos optimae mentis et plenus zelo, quamvis non semper prudens''»<ref>A.P.F., SC, America Centrale, 10, ff. 40r-41r [el juicio en f. 40v]: Kenneally, I, 196, n. 1200.</ref>. Precisamente en esta misma época algunos barajaban el nombre de Varela como posible candidato al episcopado para la sede de Nueva York. Encontramos abundante material de archivo sobre este punto precisamente en Propaganda Fide (A.P.F.) y en el AGI (General de Indias, de Sevilla). El embajador español ante la Santa Sede, bajo órdenes explicitas del gobierno de Fernando VII en Madrid, se opone con toda su fuerza a que vaya adelante la hipótesis de su nombramiento episcopal. Pero además nos encontramos con que tampoco en Nueva York corren vientos del todo favorables a Varela.<br />
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En Nueva York su obispo había nombrado dos vicarios generales, Varela era uno y el otro el también sacerdote John Power. Entre los dos no aparece correr buena sangre en sus visiones sobre muchos asuntos pastorales. Incluso la participación de Varela al ''Concilio de Baltimore'' (1837), la nueva propuesta de elevar al episcopado a Varela, sus actividades como fundador y párroco de la iglesia neoyorquina de la Trasfiguración, y la solicitada intervención de Propaganda Fide en todos estos asuntos, pedían un estudio cuidadoso de todos estos aspectos, encuadrando cada uno de ellos en su contexto propio y con una comparación con otras fuentes. El rigor de la ciencia histórica exige que se controle en todos los lugares donde posiblemente haya rastros documentales sobre el asunto que se quiere investigar, como testimonio sobre la persona sobre la que se escribe y se confronten los documentos.<br />
<br />
Una investigación de este tipo encontraba notables dificultades en la Cuba de los tiempos de Varela, pero también en la actual; lo mismo se puede decir de algunos archivos eclesiásticos de los Estados Unidos de aquella época. No se dudaba sobre la fama de santidad que Varela tiene hoy día en los ambientes cubanos, tanto de Cuba como entre la inmigración cubana en los Estados Unidos ni en los ambientes de la iglesia católica neoyorquina. Todos los obispos cubanos unánimemente han certificado tal fama. La finalidad del examen histórico para la canonización de Varela no consistía tanto en conocer todas las particularidades mínimas relativas a su vida, sino el de estar seguros de que en el futuro no se encontrarían documentos negativos que debilitasen el juicio sobre su conducta moral y sobre sus actitudes en la vida cristiana. Con las nuevas investigaciones históricas, tales temores han sido disipados con la normal certeza moral. No se puede decir que la figura de Varela haya sido exaltada fabricando una figura legendaria de héroe de la independencia cubana. La actividad de Varela, sobre todo en el periodo norteamericano, que cubre gran parte de su vida, era más conocida, las nuevas investigaciones históricas han aclarado más los otros momentos precedentes.<br />
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Alguien afirmaba a favor de la canonización de Varela que el deseo unánime de la entera Iglesia católica de Cuba por ver a Félix Varela beatificado, demostraba ya su fama de santidad. Sin embargo algunos señalaban una dificultad posible: su compromiso en la historia de la independencia política de Cuba y el que su vida podría ser vista de manera “''laica''” y no como testigo heroico de la fe cristiana. Los dos aspectos no son contradictorios, como lo demuestra el caso de numerosos santos canonizados. Además, los testimonios se basan mayormente sobre sus escritos que tienen un carácter personal; su enseñanza de la filosofía brilló en tiempos de acendrado predominio cultural de las corrientes laicistas y de escepticismo religioso. En esos momentos, Varela defiende a la Iglesia y a la fe cristiana a partir de los datos de la razón y de la persona humana en su integridad, como atestiguan mayoritariamente cubanos y norteamericanos en sus Procesos<ref>Positio super vita et virtutibus F.V. Novum Summarium adiunctum, (2002), 1-234.</ref>. Su mismo compromiso en la historia intelectual de la independencia de Cuba se justifica positivamente: «''la fe y la santidad cristiana tienen que entrar en todos los sectores de la vida, también en la política […]. Bajo este aspecto la figura Varela constituye un ejemplo luminoso para su patria y para el mundo de hoy''»<ref>Ibid., 27-28.</ref>.<br />
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==Un nuevo paso en el Proceso.==<br />
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Estas exigencias de claridad histórica llevaron a la búsqueda documental ulterior en archivos y bibliotecas<ref>El 30 de enero de 2001 una Comisión de historiadores volvió a examinar todo el material recogido, cf. Novum Summarium Adiunctum [2002].</ref>, especialmente en archivos españoles y en el romano de ''Propaganda Fide'', y se estudió detenidamente el periódico “''El Habanero''”, publicado por el mismo Félix Varela en los Estados Unidos; se puso al día la colección de sus escritos ya publicados y otros todavía inéditos; se preparó un catálogo de escritos sobre él, ordenados por temas y dispuestos en orden alfabético, una relación sobre un congreso celebrado en La Habana sobre el tema ''Ética y emancipación en el pensamiento anticipador de Félix Varela'' (17-20.XII.1997) y una conferencia del vicario general de la archidiócesis de La Habana, en Pinar del Río (16.II.2001).<br />
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A lo largo de la nueva documentación, quedaba más clara la preocupación de Varela por los problemas concretos que aquejaban a la gente, y su papel en las iniciativas para abolir la esclavitud y en favor de la independencia de Cuba. Su personalidad sacerdotal encontraba un lustre mayor, tras su exilio en los Estados Unidos, como sacerdote incardinado en la diócesis de Nueva York. Brillaba de manera especial su dedicación a los pobres, marginados y enfermos; durante 25 años servirá como capellán del “''New York City Hospital''”. En esta consagración ministerial tuvo que superar notables dificultades y oposiciones y sobreponerse a los achaques crónicos de una salud endeble. Por ello gozaba de la estima de su obispo y de sus parroquianos, que veían su celo apostólico y su rectitud intelectual y moral. No es de extrañar que algunos pidiesen su elevación al episcopado como obispo de Nueva York en unos momentos difíciles por los que atravesaba aquella nueva diócesis. Su obispo, John Dubois, lo indicaba a Propaganda Fide como un sacerdote prudente y animado de fuerte celo apostólico<ref>Así por ejemplo resulta en una carta de 1830, de John Dubois a P.F. en relación al caso de un cierto P. R. Brown, O.E.S.A (A.P.F. SC, America Centrale, 10, ff. 40-41r.).</ref>. Otro sacerdote, llamado Nupiaris, en otra carta a Propaganda Fide, del 14 de septiembre de 1841, dice de él «''Ce Varella [sic] est un homme d’un grand mérite et d’une rare vertu; il fait beaucoup de bien à la religión par ses écrits qui sont imprimés en anglais et autres en espagnol […] au peuple par son zèle, par sa pieté, par ses conseils, par son exemple…''»<ref>Lettera dell’Abate Nupiaris del 14 settembre 1841 en A.P.F., SC, America Centrale, 13, f. 229.</ref>. Un abogado neoyorquino, de nombre Adam Thyrfuly, repite el mismo juicio en otra carta a Propaganda Fide el 10 de noviembre de 1841. Dice, refiriéndose a Varela, que se trata del sacerdote más digno y más capaz para revestir tal encargo, ya que es un sacerdote docto, virtuoso, fundador de varias instituciones piadosas, muy estimado por la opinión pública y apreciado también por los mismos protestantes<ref>Lettera indirizzata il 10 novembre 1841 dall’Avv. Adam Thyrfuly al Prefetto della S. Congregazione Concistoriale, en A.P.F., SC, America Centrale, 13, f. 264 r.v.</ref>. En la correspondencia de Varela con Propaganda Fide vemos su compromiso en favor de los más necesitados, y en la construcción de iglesias para la comunidad católica, entonces muy marginada<ref>En el Archivo de P. F. se conservan varias cartas en tal sentido, de algunas de ellas se da noticias en el Positio super vita et virtutibus F.V. Novum Summarium adiunctum, (2002), 52-56.</ref>.<br />
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Pero todavía quedaban algunos puntos por aclarar mejor históricamente, como pedía en 2002 otro encuentro de estudio en la Congregación de los Santos (Consulta histórica – teológica). Tales estudios proseguirán hasta el 2011. En el curso de esos años se examinarán los datos presentados por los investigadores apreciando la seriedad histórico-crítica de la investigación para poder llegar a declarar a Félix Varela como ''venerable'', camino previo para la beatificación, pidiendo sin embargo aclarar todavía más algunos puntos históricos dejados en penumbra. Se trataba de disipar toda duda sobre su personalidad de arraigadas virtudes cristianas; si un día sería beatificado, debía llegar a los altares limpio de toda posible duda sobre su vida cristiana heroica. Como consecuencia de ello se avanzó en la investigación con nuevas búsquedas de archivo y de bibliografía en los lugares donde Félix Varela había vivido y ejercido sus actividades como sacerdote y como persona involucrada en la vida eclesial, social y política de su época, en Cuba, en España y en los Estados Unidos de América. <br />
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Este arduo camino concluía así con el último examen de la Comisión de historiadores y teólogos de la Congregación de las Causas de los Santos el 13 de diciembre del 2011, que tras examinar toda la compleja documentación de estos años, con sus nuevas aportaciones y aclaraciones, llegaba a dar un parecer positivo sobre el asunto. Los datos fueron presentados a la debida comisión cardenalicia que examina siempre estos casos antes de presentarlos a la última decisión del Papa<ref>Cf. Positio Varela, se complementa con un Dossier complementario (17.X.2008, 350 pp.) y otros en 2011 (de 485 pp., del 30.IV.2011 y del 13.XII.2011).</ref>. Fue en consecuencia de tales pasos y pareceres positivos que el Santo Padre Benedicto XVI declararía ''venerable'' a Félix Varela Morales en la vigilia de su viaje a Cuba (26-28 de marzo de 2012), autorizando a la Congregación de las Causas de los Santos a publicar el correspondiente Decreto, el 14 de marzo de 2012. <br />
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Durante aquel viaje pronunció las siguiente palabras: “''Es de esperar que pronto llegue aquí también el momento de que la Iglesia pueda llevar a los campos del saber los beneficios de la misión que su Señor le encomendó y que nunca puede descuidar. Ejemplo preclaro de esta labor fue el insigne sacerdote Félix Varela, educador y maestro, hijo ilustre de esta ciudad de La Habana, que ha pasado a la historia de Cuba como el primero que enseñó a pensar a su pueblo. El Padre Varela nos presenta el camino para una verdadera transformación social: formar hombres virtuosos para forjar una nación digna y libre, ya que esta trasformación dependerá de la vida espiritual del hombre, pues «no hay patria sin virtud» . Cuba y el mundo necesitan cambios, pero éstos se darán sólo si cada uno está en condiciones de preguntarse por la verdad y se decide a tomar el camino del amor, sembrando reconciliación y fraternidad''”<ref>Homilía durante la Misa en la Plaza de la Revolución, de La Habana, el 28.III.2012.</ref>. Se llegaba así al término jurídico de un largo, tortuoso y no siempre fácil proceso hacia la canonización de uno de los personajes más emblemáticos de la historia de las independencias latinoamericanas, y precisamente de la de Cuba.<br />
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==El pensamiento y la actividad política de Félix Varela.==<br />
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Félix Varela fue uno de los diputados en las ''Segundas Cortes de Cádiz'', elegido por la provincia de La Habana. Obran en nuestro haber sus intervenciones durante sus debates<ref>Cf. en Índice del Diario de las Sesiones de Cortes. Legislatura ordinaria (15.II.1822-30.VI1822); Índice del Diario de las Sesiones de Cortes. Legislatura extraordinaria (1.X.1822-19.I1823). En dichos Diarios se registran las intervenciones de Varela en los debates de las Cortes. Son alocuciones breves a favor o en contra de decisiones discutidas; se le deben a él los proyectos de ley para instituir un departamento (ministerio) par a el gobierno político y económico de las provincias de Ultramar [Américas y Filipinas], para la abolición de la esclavitud y para el reconocimiento de la independencia de las naciones americanas, ya en tal proceso, proyecto que no tuvo entonces éxito. Cuando se trasladaron las Cortes desde Sevilla a Cádiz debido al asedio de las tropas invasoras que intervenían en España por mandato de la Santa Alianza en ayuda de Fernando VII de Borbón, que había abrogado la Constitución de 1812 e instaurado un régimen absolutista, Varela fue uno de los diputados que votaron la destitución del monarca por haber traicionado el pacto mutuo de fidelidad (fueros) sobre el que se basaba la monarquía española; por ello serán condenados a muerte: Varela y otros lograrán escapar; él a Gibraltar, y tras su condena a muerte junto con otros, logrará refugiarse en un barco y llegar así a Norteamérica. En el Positio super vita et virtutibus F.V. Novum Summarium adiunctum, (2002), 38, se pueden ver todas las indicaciones con las intervenciones de Varela en aquellas Cortes.</ref>. En ellos trasluce su pensamiento político y diferentes propuestas suyas sobre argumentos entonces tan acalorados como el gobierno político y económico de las provincias Ultramarinas (en América y las Filipinas), la abolición de la esclavitud en Cuba, el reconocimiento de las nuevas Repúblicas hispanoamericanas independientes, su pensamiento político en aquel discutido trienio liberal español (1821-1823) y la condena y destronamiento de Fernando VII por parte de aquellas Cortes que lo consideraron como traidor del juramento “''foral''” o de mutuo “''pacto''”, hecho según el ancestral sentido de la monarquía en la tradición hispana; al romperlo o traicionarlo se le consideraba por lo tanto ''felón'' [traidor]. Félix Varela estuvo entre los que votaron aquella condena. Era un liberal en el sentido político que se le dio precisamente en las ''primeras Cortes de Cádiz'' a este neologismo y que será acogido en el resto del moderno pensamiento político, y como él manifestará a lo largo de sus escritos.<br />
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Aquí entra de lleno su pensamiento político sobre el derecho a la independencia de Cuba en línea con las demás naciones iberoamericanas. Así aparece en sus escritos, como en ''El Habanero''. Papel político, científico y literario, redactado por F. Varela, Filadelfia y Nueva York 1825-1826<ref>“El Habanero”, periódico publicado por Félix Varela en Filadelfia (3 primeros números) y en Nueva York (4 números), 1825-1826. Se pueden ver originales en AGI (Archivo General de Indias, Sevilla) Estado, legajo 19, n. 124, 7, ff. 3-9v. Escribe sobre la independencia de Cuba, e incluso admite la necesidad de recurrir a la ayuda de tropas colombianas y mexicanas, pero con el riesgo de sufrir una especie de invasión que anularía el sueño de una verdadera autonomía, si faltaba en los cubanos un verdadero sentir y unión de propósitos. Además, a la luz de la experiencia en los USA, Varela analiza el tema en un contexto más amplio, viendo la posibilidad real de que Cuba al independizarse de la metrópoli española, Cuba pueda adquirir una verdadera autonomía económica, a pesar de faltarle materias primas, pero desarrollando su agricultura y los intercambios comerciales. Una reproducción facsímil de uno de los números de “El Habanero”, en Positio super vita et virtutibus F.V. Novum Summarium adiunctum, (2002), 81-94.</ref>, donde expone su pensamiento político argumentando sobre los beneficios de la necesaria independencia de Cuba, los obstáculos y objeciones que se oponen a ella y los medios para alcanzarla. Hay que notar que los argumentos a favor de la independencia política que Varela expone son de carácter fundamentalmente mercantil y económico, y de cómo la dependencia de España represente un peso para Cuba, como cualquier otra dependencia de otros Estados. El Autor da un juicio propio sobre las posibles intervenciones de otras Potencias europeas a favor del dominio español (tenía muy cerca el ejemplo de la intervención de la Santa Alianza en España para restaurar en el trono el absolutismo de Fernando VII basándose sobre el principio de una pretendida legitimidad de dominio dinástico). Precisamente por ello se apela a las nuevas repúblicas hispanoamericanas para que apoyen también la independencia cubana. Pero Varela, si por una parte cree que la intervención de las nuevas repúblicas sea beneficioso bajo ciertas condiciones, por otra ve también con realismo algunos posibles peligros, como el que alguien pretenda absorber o unir Cuba a otras repúblicas americanas.<br />
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Ve también con aprensión los daños desastrosos que representaría una guerra en Cuba (como de hecho la historia, años después demostraría), que daría como resultado una terrible guerra civil y la división de los cubanos<ref>Cf. NAVARRO L, Las Guerras de España en Cuba. Ed. Encuentro, Madrid 1998.</ref>. En este contexto se explica la férrea oposición del gobierno de Fernando VII ante las propuestas de algunos de nombrar a Varela obispo de Nueva York. La diplomacia de Fernando VII lo acusa de ambicioso y de sedicioso. Se le acusa como súbdito rebelde del rey de España, como ex diputado en las Cortes y como sacerdote<ref>En el citado Positio super vita et virtutibus F.V. Novum Summarium adiunctum, (2002), 38-79, se recoge una colección de documentos sobre el argumento.</ref>. Varela fue ciertamente un “''liberal''” moderado como diputado en las Cortes españolas; tal liberalismo será parte de su pensamiento político como resulta de sus escritos y de sus actitudes sobre la independencia cubana. En la correspondencia entre las autoridades de Madrid y de sus representantes diplomáticos en los Estados Unidos las notas negativas sobre Varela son constantes. Este mismo tono se repite en las notas que corren entre el Gobierno de Madrid y la Santa Sede<ref>Nota riservata inviata il 22 luglio 1830 da P. Gómez Labrador, Ambasciatore di Spagna presso la Santa Sede, al card. G. Albani, Segretario di Stato di s.S. Pio VIII, en A.P.F., SC, America Centrale, 10, f. 414 v.; Carta enviada el 2 de enero de 1825 por D. Hilario de Rivas y Salmón, Embajador de España en los Estados Unidos desde Filadelfia, a D. Tomás Stoughton, Cónsul en Nueva York, en AGI, Estado, legajo 19, n. 124, 1, f. 1, donde le pide que le envíe algunas copias de “El Habanero” y le llama la atención sobre la necesidad de una vigilancia más precisa sobre las actividades, también en las publicaciones de Varela y otros activistas americanos. Siguen la Respuesta del Cónsul al Embajador del 5 de enero de 1825 desde Nueva York, en AGI, Estado, legajo 19, n. 124, 1ª, ff. 1-2; Comunicación del Embajador de España en los Estados Unidos al Primer Secretario de Estado de Fernando VII, del 7 de enero de 1825, en AGI, Estado, legajo 19, n. 124, 1, f.1; en esta carta dice hablando de Verela: “Este Exdeputado de Cortes, creo que es uno de los proscritos por haber votado en Sevilla la deposición de S.M. y nombramiento de una Regencia interina. Era Catedrático de Filosofía en la Habana, y muy estimado allí particularmente de la juventud de las principales familias, á quien educaba. Los discípulos suyos de aquella ciudad, le remitieron un socorro de 4.000 Duros [una notable cantidad en aquella época, equivalente a 20.000 pesetas oro entonces]; Carta del D. Francisco Adam [titular de una empresa mercantil marítima] el 19 de enero 1825 desde Matanzas (Cuba) a D. Cecilio Ayllón, Gobernador General de la Isla de Cuba, acompañando las copias de “El Habanero” incautadas en aquel puerto y otras noticias relativas al caso Varela, en AGI, Ultramar, 40, 36, ff, 1-1v); siguen otras cartas al Secretario de Estado y de los Asuntos de Gracia y Justicia del Gobierno de S.M. sobre el asunto de la “insurgencia” de refugiados cubanos en Estados Unidos, encabezados por F. Varela, subrayando que éste cuenta con un fuerte respaldo y estima en Cuba: del 26.I.1825, en AGI, Ultramar, 40, 36, ff. 1-2; otras del 12.II.1825, del embajador de España en los Estados Unidos al Primer Secretario de Estado y de Asuntos Exteriores, en AGI, Estado, 19, n. 124, 1, f. 1; del 31.II, 1825 del Gobernador de Cuba al Secretario de Estado y de los Asuntos de Gracia y Justicia, en AGI, Ultramar, 40, 36, ff. 1-2 (mandando también además del tercer número de “El Habanero”, otro opúsculo del Intendente Honorario Juan Agustín Ferrety, del título Apuntaciones sobre “El Habanero”, en el que dicho señor refuta las posiciones de Varela; Ferrety en 1817 resultaba ser Vice-Secretario de la “Sociedad patriótica”, de la que era también miembro Varela, con el que mantenía buenas relaciones). El asunto fue mandado al Consejo de Indias por orden de Fernando VII, en AGI, 40, 36, ff. 1-1v; Deliberación del Consejo de Indias del 2 de julio de 1825, en la que se emiten severos juicios sobre aquellas publicaciones y su Autor, F. Varela, en AGI, Ultramar, 40, 36, ff. 1-1v.; Comunicación del Consejo de Indias al Gobernador y Capitán General de Cuba del 20 de julio de 1825, en AGI, Ultramar, 40, 36, ff. 1-1v; Carta del Marqués Cárdenas de Montehermoso, desde Cuba, alo Secretario de Estado y de Asuntos de Gracia y Justicia, en AGI, Ultramar, 40, 36, ff. 1-1v.; Comunicación del 31 de agosto de 1827 al Procurador del Rey e informes sobre el asunto “Varela” fechados: el 6.IX.1827, 14.XI.1827, en AGI, Ultramar, 40, 36, ff. 1-1v; Parecer del Procurador del Rey del 8 noviembre 1827, en AGI, 40, 36, ff. 1-1v. La correspondencia sobre el supuesto nombramiento episcopal de Varela, asunto muy vivo durante el pontificado de Pio VIII, fue intensa entre la diplomacia española de Fernando VII y el Secretario de Estado del Papa, Card. G. Albani; en ella, además de la firme oposición del Gobierno español (correspondencia del embajador de España en Estados Unidos, D. Francisco Farón, al Primer Secretario de Estado español, Manuel González Salmón, desde Filadelfia, el 14.III.1830, del 19.V.1830, con una relación del 23,V.1830 aparece la posición contraria del Cardenal a dicho nombramiento así como la existencia de divergencias entre Varela y el otro Vicario general de Nueva York, Power: en AGI, Estado, legajo 19, 124, 7, ff. 1-2; 8, f. 4.; 9, ff. 1-5v; en ellas se habla de Varela como “revolucionario eclesiástico”, de que “está mal avenido con otro Vicario del Obispo de Nueva York y que trata de dejar aquella residencia”. Carta del 5 de junio de 1830 al Embajador ante la Santa Sede, para que informe a quién corresponda sobre las ambiciones del sacerdote Félix Varela y sus responsabilidades como provocador contra España, en AGI, legajo 19, 124, 10, ff. 2-3v; Carta del 26 de agosto de 1830 del Embajador de España ante la Santa Sede, D. Pedro Gómez Labrador, al Primer Secretario Interino de Estado [español] donde le envía la respuesta que el Secretario de Estado de Su Santidad, Card. G. Albani, le había enviado el 13 de agosto anterior, en AGI, legajo 19, 124, 10, ff. 1-2v.). Toda esta correspondencia se encuentra recogida en Positio super vita et virtutibus F.V. Novum Summarium adiunctum, (2002), 42-43; 56-78En F. Varela, Relatio et Vota, Studio e Puntualizzazioni [di carattere controverso], VI, Roma 2011, pp. 406-484hemos recogido varios asuntos relativos a la actuación de Varela en Nueva York, entre ellos el asunto del hipotético nombramiento de Varela como obispo de Nueva York, con la indicación de las fuentes de archivos españoles, vaticanos y del A.P.F., norteamericanas y de algunos estudios sobre los varios asuntos, publicando en 25 apéndices algunos de estos documentos.</ref>. Se le califica como «emigrado revolucionario», «uno de los proscritos por haber votado en Sevilla la deposición de S. M. y nombramiento de una Regencia interina»; alma de la insurgencia independentista, «carácter ambicioso y turbulento, Varela es instigador de los revolucionarios de la América Española y de las rebeliones de los habitantes de Cuba y de Puerto Rico, el cual, para sus fines propios, hace gala de un falso celo para adquirir méritos y obtener recomendaciones en vistas de un hipotético traslado de Mons. Dubois [el obispo de New York] a Francia…»<ref>Nota riservata [citada en nota anterior, 20], ibid., 42 (nuestra traducción).</ref>. Por ello nos encontramos, continúan diciendo, ante un traidor, intrigante, ambicioso y bramante de poder, que mueve todas las influencias posibles en los Estados Unidos para hacerse nombrar obispo.<br />
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El embajador español ante la Santa Sede trata de demostrar a la Secretaría de Estado de Pío VIII tales maniobras para evitar lo que él considera un engaño tramado por algunos americanos, ya que goza en tal sentido del apoyo de varios ricos negociantes de Nueva York y del mismo obispo (Dubois), que “está mal avenido con otro Vicario del Obispo de Nueva York y que trata de dejar aquella residencia”<ref>Ibid., 76, y 78-79 (nuestra traducción).</ref>. “Es posible, escribe el embajador Labrador, que los católicos de los Estados Unidos, engañados por el falso celo, y seducidos por las maniobras ambiciosas del susodicho Presbítero lo recomienden al Santo Padre como un Eclesiástico benemérito, y es solamente con el propósito de impedir que sea sorprendido el ánimo del Santo Padre con tales relaciones falsas, que el aquí firmante anticipa, confidencialmente a E.V…”; y concluye que una tal “promoción del Presbítero Varela, la cual según su carácter turbulento y ambicioso, sería un grave daño para la Religión y para las Colonias Españolas vecinas de los Estados Unidos”<ref>Ibid, 43 (nuestra traducción).</ref>. <br />
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El embajador Labrador se refiere también a noticias negativas sobre Varela, ya conocidas, dice él, por el entonces Secretario de Estado, Card. Albani. Deja todo en la sospecha, sin indicar nada en concreto. Esta fuerte hostilidad por parte del régimen absolutista de Fernando VII contra Varela no causa maravilla a nadie hoy día; se conoce muy bien la política obtusa y todas las maniobras llevadas a cabo por el gobierno de Fernando VII ante los papas Pío VII, León XII y Pío VIII para hacer fracasar todo intento de conciliación, reconocimiento y nombramiento de obispos en las nuevas repúblicas americanas. Será solamente bajo el pontificado de Gregorio XVI, y con notables dificultades, que la penosa situación se podrá resolver; pero para entonces ya había muerto Fernando VII y con él su régimen absolutista<ref>La Secretaría de Estado de la Santa Sede no negó de hecho tales juicios; optaría por una política donde aplicará la teoría de la hipótesis de hecho ante las tesis legitimistas. Sobre todo este complicado tema los estudios clásicos de P. DE LETURIA, S.J., Relaciones entre la Santa Sede e Hispanoamérica 1493-1835. Apud Aedes Universitatis Gregorianae, Romae – Caracas 1959.</ref>.<br />
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==Escritos de Félix Varela. ==<br />
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El pensamiento filosófico-político de Varela corresponde a la herencia recibida de ''la ilustración'' crítica reformista de muchos pensadores españoles, anglosajones y franceses. Félix Varela fue un escritor prolífico. Produjo escritos filosóficos, políticos, apologéticos, morales y teológicos. Predicador muy estimado nos han llegado 16 de sus sermones. Parece que conservaba en su casa de Nueva York los manuscritos de todos los que pronunciaba. Se conservan otros numerosos escritos suyos de temas misceláneos. De su abundante epistolario se conservan unas 75 cartas, con la colocación del archivo actual donde se conservan. Sin embargo su obra escrita es hoy de difícil acceso. Ya a partir de 1911 y a lo largo del siglo XX se intentó la publicación integral de parte de la misma, cuando se trasladaron sus restos desde el cementerio de Florida donde se encontraban sepultados a la Universidad de La Habana. Sin embargo aquel intento quedó sólo en eso. Algunos se pueden consultar en la Biblioteca Nacional de La Habana; otros en la de Madrid. La Universidad de La Habana, en su Biblioteca de Autores Cubanos, ha republicado a partir de los años cuarenta del siglo XX algunos de estos textos.<br />
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Muchos de sus escritos no han sido todavía editados (por ejemplo sus sermones pronunciados en Nueva York) y los publicados en su tiempo o se agotaron o se han perdido. Otros han sido publicados solo parcialmente como: ''Proyecto de Instrucción para el gobierno económico político de las Provincias de Ultramar y Dictamen sobre el reconocimiento de la independencia de las Américas'', ambos presentados a las Cortes, cuyos originales se encuentran en el AGI de Sevilla. De éstos, el primero fue publicado en parte por el cubano J. M. Chacón y Calvo, y el segundo por el también cubano Francisco González del Valle en el cuerpo de un artículo sobre ''El Padre Varela y la independencia de la América Hispana'' en la ''Revista Cubana'' (1935). Faltan también los más de cien artículos publicados por Varela en inglés en Nueva York a lo largo de casi 20 años; sólo una mínima parte de ellos fueron traducidos al español por la Universidad de La Habana en un volumen del título ''Miscelánea Filosófica'' y por el “Boletín de las Provincias eclesiásticas” de Cuba (1945-46). Hasta ahora el catálogo más completo de sus escritos es el editado por Manuel Fernández Santalices, ''La Bibliografía del Padre Félix Varela'', Saeta Ediciones, Miami (Florída –USA), 1991, que recoge analítica y cronológicamente la bibliografía “activa” y “pasiva” sobre Varela<ref>Cf. Positio super vita et virtutibus F.V. Novum Summarium adiunctum, (2002), 95-167.</ref>.<br />
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==Bibliografía sobre Félix Varela. ==<br />
Fernández Santalices divide la bibliografía sobre Félix Varela hasta 1991 (fecha de la publicación de aquella reseña) por temas: ocho biografías; diez escritos filosóficos; nueve políticos; diez de religión y ética; cinco consagrados a su bibliografía, documentación y epistolario, a los que hay que añadir otros cinco de temas variados. En total se trata de 47 libros dedicados a Varela. Los artículos sobre él catalogados son: 46 de carácter filosófico; 54 de carácter político; 39 de religión y ética; 13 de temas bibliográficos, documentación varia y epistolario; 71 tocan temas biográficos diversos. En total suman 225 escritos. Sobresalían los estudios consagrados a los aspectos filosóficos y políticos; quedaba en la penumbra su figura sacerdotal y su quehacer cristiano. Este límite en los estudios varelianos se explica dada la importancia que algunos sectores ideológicos querían dar a su figura como prohombre y pensador político cubano en el proceso de la independencia de Cuba. Dejaban de lado al Varela cristiano y sacerdote. En la última década del siglo XX se ha ido recuperando su figura integral como pensador cristiano y como sacerdote católico. Fernández Santalices señala en su ''Bibliografía'' algunos problemas específicos: ante todo la necesidad de la publicación ordenada y crítica de todos los escritos de Varela.<br />
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En la bibliografía publicada de Varela hay todavía graves lagunas; así no se conocen sus numerosos sermones, a pesar de que Varela conservaba los manuscritos en Nueva York. Varela no publicó – y quizá tampoco lo escribió – el tercer volumen de “''Cartas a Elpidio''”, debido a su desencanto por la escasa aceptación que habían tenido los dos volúmenes anteriores en Cuba. Otros escritos suyos han sido publicados, o sólo parcialmente o con frecuencia quedan inéditos. Entre ellos hay que citar el ''Proyecto de Instrucción para el gobierno económico político de las Provincias de Ultramar'', presentado por él a las “''Cortes''” de Cádiz, y que se encuentra en el AGI de Sevilla, o el “Dictamen sobre el reconocimiento de la independencia de las Américas”, presentado a las misma “Cortes” y publicado por F. González del Valle en 1935 dentro de otro escrito que lleva como título ''Padre Varela y la independencia de la América Hispana, en “Revista Cubana”''.<br />
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Otra de las ausencias en la bibliografía vareliana son los más de cien artículos publicados en inglés en Nueva York a lo largo de unos veinte años. De estos artículos, tres han sido publicados por la Universidad de La Habana en un volumen titulado ''Miscelanea Filosófica'', y otros seis en el “''Boletín de las Provincias Eclesiásticas''” de Cuba (1945-1946). En estos artículos Varela expresa sus ideas sobre la vida religiosa, poco estudiada hasta el momento de la introducción de su proceso de canonización, incluso por publicaciones que se fijan sobre todo sobre su pensamiento político. Como escribe Fernández Santalices: «''se sabe que Varela tuvo una muerte santa; pero sería un acto de justicia situar este final y sus otras actuaciones públicas, en el marco sacerdotal y apostólico del que no puede separarse su figura sin grave quebranto de su íntegra personalidad cristiana y católica''»<ref>Cf. Positio super vita et virtutibus F.V. Novum Summarium adiunctum, (2002), 97.</ref>.<br />
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Se debe también añadir que la bibliografía sobre Varela, aunque es abundante, con frecuencia se debe a celebraciones de aniversarios o porque es considerado como fundador de la nacionalidad cubana. Algunos de estos trabajos, como la de Chacón y Calvo, González del Valle o Portell Vilá, son aún escasos. Fernández Santalices concluye en su ''Bibliografía'' que «''por la dificultad de acceso a la dispersa obra vareliana y la falta de una sistemática labor de investigación en lugares geográficamente distintos y distantes, se podrá comprender cómo esta Bibliografía […] es necesariamente provisional''»<ref>Cf. ivi.</ref>. Por ello se comprende la dificultad que en su día tuvieron los promotores del Proceso de beatificación de Félix Varela en recoger su abundante obra escrita y la de los llamados a emitir un parecer<ref>Cf. Positio super scriptis, 2002, 33 pp. Los revisores de sus escritos en 1996 fueron 4 expertos, todos ellos cubanos, que ofrecen un catálogo de los escritos conocidos por aquel entonces, 13 libros (13) y 131 artículos, en buena parte en inglés pertenecientes a su periodo “estadounidense”, de muchos sólo se conocían los títulos y no se tenían ejemplares accesibles.</ref>. Se trataba sobre todo de escritos de carácter filosófico, pero constituyen solamente una pequeña parte de su producción. A veces eran textos fundamentalmente de carácter secular y no explícitamente religioso.<br />
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Predominan los escritos de tipo político divididos en tres grupos, el principal lo constituyen los escritos publicados en “''El Habanero''”. Ya entonces se intentó dividirlos por categorías: escritos apologéticos, periodísticos católicos, literarios y filosóficos. Aquellos estudiosos conocían la bibliografía de Varela existente, pero todavía incompleta. Concluían unánimemente y por separado con una valoración altamente positiva sobre el pensamiento de Varela, que se mantiene fiel en su totalidad a la ortodoxia católica. En teología, Varela refleja el pensamiento tradicional de la Iglesia, mientras que en filosofía es deudor y continuador de la llamada ''ilustración reformista española'' del siglo XVIII, con raíces anteriores y que tuvo en España exponentes del calibre de un Benito Feijoo, Gregorio Mayans y otros y que todavía a comienzos del siglo XIX se expresaban por boca de un Jovellanos, cuyo pensamiento ciertamente tuvo que conocer Varela, en cuanto Jovellanos fue uno de los protagonistas iniciales de las Primeras Juntas de la España antinapoleónica y de las Cortes de Cádiz (1811).<br />
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En política se ve claramente el influjo del pensamiento liberal de los Estados Unidos y de algunos de los próceres de las independencias hispano-americanas. Félix Varela sobresale en los escritos examinados por este grupo de expertos como pensador político. Pero también «es considerado “''santo''” [...]; es considerado también piedra fundacional de la nacionalidad cubana [...]. El Dr. José Ignacio Lasaga [...] en su obra “''Vidas Cubanas''”, califica la del Padre Varela cómo la de un “sacerdote cubano del siglo XX que vivió en el siglo XIX»<ref>Cf. ibid., 6.</ref>. Los expertos citados ven en Varela una integración cabal de los poliédricos aspectos de su personalidad: filosófica, política, teológica, sacerdotal y pastoral; en este último aspecto explican que las vive como respuesta fiel a la Gracia en las diferentes circunstancias de su vida. En sus juicios de valor sobresale sobre todo «el talante ilustrado del Padre Varela [que] puede ayudarnos a comprender cuáles fueron su eclecticismo y utilitarismo filosóficos, no siempre – a mi entender – bien comprendidos»<ref>Cf. ibid., 9.</ref>, entendiendo por “''eclecticismo''”, con palabras del mismo Valera en un escrito suyo de juventud (1812): «''que tengas por norma la razón y la experiencia y que aprendas de todas; pero no te adhieras con pertinencia a ninguna''»<ref>Cit. ibid. 10.</ref>.<br />
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Varela, atento a las problemáticas “''americanas''” de la época, se muestra moderadamente liberal en su pensamiento político y respetuoso con los diferentes (protestantes y disidentes, también en el campo político). Un punto que podría dejar hoy perplejos es su juicio sobre los medios para conseguir la independencia de Cuba al sostener como único camino entonces viable el recurso a la lucha armada, dada la pertinaz oposición del gobierno absolutista de Fernando VII. Tal es lo que aparece en un escrito suyo en “''El Habanero''”<ref>Positio super vita et virtutibus F.V. Novum Summarium adiunctum, (2002), 12-13: resumen de su pensamiento filosófico a tal propósito.</ref>. Pero este pensamiento hay que colocarlo en la tradición jurídica de entonces, bastante corriente también en el mundo español ya desde antiguo. En “''El Habanero''” expresa su pensamiento sobre argumentos como los derechos fundamentales de las personas, sociedades y pueblos en cuanto tales (el derecho a la autodeterminación política de los pueblos). Aparecen los temas ya muy queridos por algunos exponentes de ''la ilustración reformista'', como el mismo obispo de La Habana, protector de Varela, Don Juan José Díaz de Espada<ref>C. GARCÍA PONS, El obispo Espada y su influencia en la cultura cubana, La Habana 1951.</ref>.<br />
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Tenemos una lista de las cartas conocidas de Varela<ref>Ibid., 308-313.</ref>fechadas entre 1806 y 1850. El destinatario y la fecha de la carta. Algunos personajes a los que dirige sus cartas son figuras importantes del pensamiento filosófico y cultural cubano, como José de la Luz Caballero y José Antonio Saco. Hay alguna de suma importancia en la historia de las relaciones de la nueva Potencia emergente, los Estados Unidos, con las nuevas repúblicas hispanoamericanas, como la dirigida al conocido embajador norteamericano en México, Joel Roberts Poinsset, que pretendía la anexión de Cuba a los Estados Unidos y otros aspectos muy discutibles en la política de este país con el resto del Continente americano y que tan negativamente influirá en la historia de México con la llamada doctrina del “''poinseterismo''” o pretendido control de México y de los demás Estados latinoamericanos por parte de los Estados Unidos<ref>El término y concepto (a veces se usan otras variantes como poinssettismo) fue introducido por el historiador mexicano José de Vasconcelos referida a la política, promovida desde los primeros tiempos del camino independiente de México por este primer embajador norteamericano Poinsett, que pretendía “descatolizar” y “deshispanizar” a México y promover la presencia cultural, religiosa y política del mundo protestante anglosajón norteamericano y el control norteamericano sobre los nuevos países. La frase de Monroe, presidente de los Estados Unidos, “América para los americanos”, tuvo ya desde sus orígenes este significado de tutelar los intereses y el control de aquella Potencia sobre todo el Continente. J. VASCONCELOS, Breve Historia de México, Ed. Trillas, México 2002, 355-380.</ref>. Otras cartas son la correspondencia con Manuel González del Valle en relación a la traducción de Charles Comte en inglés; pero también otras cartas a su maestro y protector el obispo Don Juan José Díaz de Espada, a sus hermanas y a otros amigos donde brilla su estatura de maestro, de sacerdote y de pastor. Un mejor conocimiento de todos los escritos de Varela arrojarán luz sobre su pensamiento en temas actuales y delicados, así como sobre aspectos inéditos de su vida sacerdotal en Cuba, en el brevísimo periodo “español” y sobre todo a lo largo del último en los Estados Unidos, donde madura aún más su pensamiento político, en momentos cruciales de la historia cubana en la primera mitad del siglo XIX y de los debates entre conservadores y liberales católicos en muchos lugares.<br />
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En la bibliografía sobre Félix Varela hay que señalar también el trabajo de la investigadora cubana Josefina García Carranza, ''Bibliografía de Félix Varela''. En una nota introductora de este trabajo de compilación, la Autora anota que para la realización del trabajo consultó «los fondos de la Biblioteca Nacional, del Instituto de Literatura y Lingüística, del Archivo Nacional y del Seminario de San Carlos […]; y que el trabajo se propone ayudar en la localización de documentos activos y pasivos, relacionados con el presbítero Félix Varela, a todos aquellos que se empeñen en el estudio de la vida y obra de este preclaro cubano, cuyas enseñanzas resultan ejemplo y cobran hoy asombrosa actualidad. En modo alguno pretendemos la exhaustividad en esta compilación, entre otras razones porque el padre Varela vivió 30 años en el exilio debido a sus ideales independentistas, y por ello la información correspondiente a esta etapa es incompleta». Indica también los escritos aparecidos en la ''Bibliografía cubana del siglo XIX'', de Carlos M. Trelles. La reseña de García Carranza llega hasta 1988. La ''Bibliografía'' comienza indicando en una sección ''Libros, folletos, publicaciones periódicas y otros documentos'' de F. Varela a partir de 1810 hasta 1982. Los escritos de Varela publicados van indicados debidamente con título, lugar y fecha de publicación, así como la colocación de archivo, biblioteca o editorial en cada caso y con indicaciones particularmente importantes para entender y encuadrar el escrito. <br />
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En total se trata de 114 escritos conocidos hasta ahora, de índole y temática variada o miscelánea que tocan aspectos religiosos, filosóficos, sociales y políticos. A estos textos añade a continuación un par de referencias de interés, de 1982 y 1983, con textos inéditos de Varela o selección de algunos textos suyos, especialmente aparecidos en la revista “''El Habanero''”. Señala también un par de escritos, traducidos por Varela, a partir de 1826. Sigue una indicación bibliográfica sobre Varela o que tiene que ver con él en sus diversas etapas: cubana, española y norteamericana. Especialmente de interés son las indicaciones relacionadas con su participación a las Cortes Españolas, ''Diario de las sesiones de Cortes, Legislatura de 1821, de 1922, de 1822-1823 (Legislatura extraordinaria), Diario de las sesiones de Cortes celebradas en Sevilla y Cádiz en 1823”, así como “Sesiones efectuadas en las Cortes españolas los días 2 y 3 de agosto de 1823, en relación con la independencia de América y artículo de Tomás Gener en respuesta al discurso que publicó Félix Varela''. <br />
<br />
En total son 41 documentos. En otra sección agrupa escritos publicados para la reconstrucción de la vida de Varela. En total se trata de 38 publicaciones. Pasa luego a reseñar “''cartas y otros documentos''” dirigidos a Varela o que tienen que ver con su vida y que son coevas al mismo. En total son 36 documentos. En otra sección reseña los escritos relacionados con la muerte de Varela, a partir del 20 de marzo de 1853; son 113 documentos, algunos de ellos pertenecen a personajes tan significativos en la historia de la independencia cubana como José Martí, así como los recogidos por Antonio L. Valverde y Mauri, ''La muerte del Padre Varela, documentos inéditos coleccionados y comentados''. Impr. El Siglo XX, La Habana, 1924. Trata también el tema de la exhumación y traslado a Cuba de los restos mortales de Varela, a partir de 1891cuando comenzó el debate y a pensarse en su traslado. Son importantes sobre todo los debates y escritos de 1911. En total se trata de 101 documentos. Los estudios y conferencias sobre Félix Varela reseñados en otra sección son 37 documentos; pasa luego a reseñar (a) escritos críticos e interpretación: 6 documentos; (b) sobre sus ideas filosóficas y religiosas: 35 escritos. En otro apartado (c) reseña sus escritos o ideas de carácter educativo y pedagógico: 17 escritos. En otro apartado (d) indica escritos sobre el pensamiento “político y revolucionario” [sic] de F. Varela; hay que tener en cuenta la época de la publicación de estos escritos sobre Varela y el lugar de su publicación, en gran parte en la Cuba de las décadas que van desde 1960 en adelante. <br />
<br />
Son en total 77 escritos de índole diversa. Luego en otra sección (e) se indican escritos sobre Varela y otras figuras; en total 15 escritos. En otra sección, titulada ''Valoración de su obra y datos acerca de ella'', la clasifica con varios criterios: (a) “obras valoradas” y comprende 35 escritos relativos a obras del mismo Varela, ya desde los comienzos de su vida literaria. Luego, en otra sección (b) da una reseña de libros sobre Varela: 7 obras; en otra sección (c) titulada ''Libros de textos para la enseñanza en Cuba'': 9 libros de texto de la Cuba actual (años 70-80). Pasa luego a otra sección titulada ''Homenajes'', que cubre varias secciones: (a) centenario de su muerte con 9 publicaciones (desde 1953 a 1955). La sección (b) trata sobre la ''Orden Félix Varela'', una de las máximas condecoraciones cubanas, con 12 publicaciones. La sección (c) está dedicado a las publicaciones con motivo del centenario de su natalicio con 2 publicaciones. Luego en otra sección reseña otros documentos, grabados (7) y programas (2). En total esta notable reseña bibliográfica nos da noticias precisas de 473 escritos de Varela o relacionados con Varela, hasta 1988; ello nos indica cómo la memoria de Félix Varela estuvo siempre viva en la conciencia cubana y americana.<br />
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== Notas ==<br />
<br />
<references/><br />
<br />
==BIBLIOGRAFÍA==<br />
<br />
SUÁREZ POLCARI R, Breve Reseña Histórica del Siervo de Dios Pbro Félix Varela, en S. Christophori de Habana, Beatificationis… Felicis Francisci Iosephi Mariae a Conceptione Varela Morales Positio super Vita, Virtutibus et Fama Sanctitatis, Roma 2002,<br />
<br />
IBARRA CUESTA RAMÓN, Varela, el precursor. Un estudio de época, Ed. Ciencias Sociales, La Habana 1996.<br />
<br />
VARELA Y MORALES FELIX, El Habanero. Papel político, científico y literario, Ediciones Universal, Miami-Florida, 1991,<br />
<br />
Levins C. – POWER J., The Religious Controversy between the Reverend Dr. W. C. Brownlee on the Part of the Protestants and the Rev. Drs. John Power, Thos. C.Levins and Félix Varela, on the Part of the Roman Catholics, Boyle & Benedict, Philadelphia 1833<br />
<br />
RODRÍGUEZ J.I, Vida del Presbítero Don Félix Varela, Edición facsimilar [de la de Imprenta O Novo Mondo, Nueva York 1878 1, XVIII], Editorial Cubana, Miami 2002<br />
<br />
VASCONCELOS JOSÉ, Breve Historia de México, Ed. Trillas, México 2002², 355-380.<br />
<br />
GARCÍA PONS, C. El obispo Espada y su influencia en la cultura cubana, La Habana 1951<br />
<br />
DE LETURIA P, S.J., Relaciones entre la Santa Sede e Hispanoamérica 1493-1835. Apud Aedes Universitatis Gregorianae, Romae – Caracas 1959.<br />
<br />
NAVARRO L, Las Guerras de España en Cuba. Ed. Encuentro, Madrid 1998.<br />
<br />
MARTÍNEZ Y DALMAU E. La posición democrática e independentista del Pbro. Félix Varela. Ponencia en el II Congreso Nacional de Historia. La Habana 1943.<br />
<br />
<br />
'''FIDEL GONZÁLEZ FERNÁNDEZ'''</div>172.16.56.179https://dhial.org/diccionario/index.php?title=VARELA_F%C3%A9lix;_Proceso_de_beatificaci%C3%B3n;_Parte_2&diff=5118VARELA Félix; Proceso de beatificación; Parte 22014-06-12T23:25:13Z<p>172.16.56.179: /* BIBLIOGRAFÍA */</p>
<hr />
<div>==Con motivo de los Procesos llevados a cabo para su beatificación.==<br />
<br />
Los actores de la Causa así como los encargados de su examen en la Congregación de las Causas de los Santos, han tenido que preparar una documentación histórica crítica sobre la biografía de Félix Varela Morales y sobre su producción literaria. Es lógico que en una Causa de beatificación se trate sobre todo del ejercicio heroico de las virtudes cristianas, así como de los problemas biográficos que se puedan encontrar en el curso de la misma. En el caso de Félix Varela Morales se prepararon, según las diversas fases del Proceso, lo que técnicamente se llama ''Positio super vita et virtutibus'' y varios complementos sucesivos, a partir de 1997 hasta 2011; los pasos dados fueron debidamente estudiados en manera que no quedasen dudas sobre su vida heroicamente santa “in crescendo” según los criterios de la teología católica<ref>Tales fueron: los exámenes de carácter histórico llevados a cabo en la década en 1997 y 1998 (Relatio et vota, de 1998) y lo que se llama un Summarium adiunctum con una investigación suplementar llevada a cabo en Brooklyn (22-26 junio de 1998). En base nuevas indicaciones de una Comisión histórica (enero de 2001) se preparó una ulterior documentación (Novum Summarium Adiunctum, 2002) con documentos encontrados en archivos españoles, romanos y números de la revista “El Habanero” publicada en Estados Unidos por Varela, con nuevas indicaciones bibliográficas y una lista más completa de los escritos de Varela así como la relación de un simposio sobre Varela, celebrado en Cuba (17-20 diciembre 1997): “Etica y emancipación en el pensamiento anticipador de Félix Varela”, y una conferencia en Pinar del Río (Cuba) del vicario general de la archidiócesis de La Habana (16.II.2001). Este material fue recogido en otro volumen (Positio del 2002); posteriores estudios históricos ampliados y documentación nueva hallada serán de nuevo presentados para su examen histórico-crítico (en Positio 2011). Entre tales estudios hay que destacar lo que a lo largo de esos años se presentó como fruto de la investigación histórica sucesiva, como una Biografia documentada, una “Cronologia documentada” de la vida de Félix Varela y una nueva serie de documentos recogidos en lo que se llamó Novum Summarium adiunctum, donde se dan las referencias de ocho biografías de Varela; los diversos Perfiles biográficos, escritos basados en noticias históricamente evaluadas, del 24 de abril de 1850; del 7 de marzo de 1853 y de otros sin fecha, pero del s. XIX, así como otros estudios históricos más recientes y basados en las fuentes publicadas o todavía inéditas.</ref>.<br />
<br />
Los estudios llevados a cabo con motivo de la causa de beatificación de Félix Varela Morales sacaron a la luz una abundante documentación de archivo y numerosos estudios sobre el personaje, que eran todavía relativamente escasos cuando se introdujo la Causa, a pesar de la relevancia histórica del personaje; pero, tras su introducción, tales estudios fueron creciendo con mayor base histórico-critica<ref>Informatio, Biografia documentata, cap. II; Cronologia de la Vida F. Varela, pp. III-VII; Novum Summarium ad., pp. 144-146. Queremos señalar la tesis doctoral en curso de José Walter Gutiérrez Senisse, ocd, El Padre Félix Varela y Morales: un pastor de almas forjador del pensamiento para la independencia política de Cuba. El desarrollo de su pensamiento en su itinerario histórico en Cuba, España y los Estados Unidos de Norteamérica, en la Facultad de Historia y de los Bienes Culturales de la Iglesia, de la PUG, bajo la dirección del Prof. Fidel González Fernández.</ref>. Los archivos donde se ha llevado a cabo una investigación sistemática para su Causa de beatificación han sido los siguientes: A.P.F. (Propaganda Fide en Roma); Archivo General de Indias en Sevilla, España; Archivo de la Arquidiócesis de New York en New York, EE.UU.; Archivo Secreto Vaticano en la Ciudad del Vaticano y Archivo de la Secretaría de Estado del Vaticano en la Ciudad del Vaticano; Archivo de la Biblioteca Nacional de Madrid en Madrid, España; Archivo General de Simancas en Valladolid, España; Archivo Nacional de Cuba en La Habana, Cuba. Luego se ha querido también ofrecer un examen crítico de las fuentes bibliográficas y biográficas, de modo especial sobre las más recientes.<br />
También hay que señalar que en la bibliografía sobre Varela se encuentra una larga lista de artículos publicados en inglés en Nueva York. En ellos se subrayan aspectos importantes sobre todo del periodo norteamericano de Varela o se recogen misceláneas sobre su pensamiento. Tres de ellos fueron publicados por la Universidad de La Habana en un volumen titulado “''Miscelanea Filosófica''”, y otros seis en “''Boletín de las Provincias Eclesiásticas''” de Cuba (1945-1946). En estos artículos se recogen ideas y actitudes de Varela, relativas a la vida religiosa, aspectos poco estudiados por buena parte de las publicaciones a él dedicadas y que se fijan mayormente sobre su ideario político. Como escribe Fernández Santalices: “''se sabe que Varela tuvo una muerte santa; pero sería un acto de justicia situar este final y sus otras actuaciones públicas, en el marco sacerdotal y apostólico del que no puede separarse su figura sin grave quebranto de su íntegra personalidad cristiana y católica''”<ref>Cit. en Positio super vita et virtutibus F.V. Novum Summarium adiunctum, (2002), Apéndice 1, 97.</ref>.<br />
<br />
Ya en el siglo XIX aparece una interesante biografía de Varela: José Ignacio Rodríguez, ''Vida del Presbítero Don Félix Varela, Edición facsimilar'' [de la de Imprenta O Novo Mondo, Nueva York 1878, XVIII], Editorial Cubana, Miami 200. Entre las recientes indicaciones bibliográficas hay que señalar la ya mencionada ''Bibliografia del Padre Felix Varela'', de Manuel Fernández Santalices, Saeta Ediciones, Miami (Florida – U.S.A.) 1991, donde tras dar una panorámica de los escritos de Varela y de escritos sobre el mismo, concluye que: “''por la dificultad de acceso a la dispersa obra vareliana y la falta de una sistemática labor de investigación en lugares geográficamente distintos y distantes, se podrá comprender cómo esta Bibliografía que presentamos es necesariamente provisional. Pero sirve de base a unos trabajos más vastos y profundos...''”<ref>Ivi.</ref>.<br />
<br />
Los trabajos de Carlos Manuel De Céspedes García-Menocal, [vicario general del la archidiócesis de San Cristobal de La Habana], ''Aproximación y vigencia del Padre Félix Varela en la aurora del Tercer Milenio'', [Conferencia en Pinar del Río (Cuba), 16 febrero 2001], en ''Novum Summarium adiunctum'', pp. 150-167; ''Pasión por Cuba y por la Iglesia''. ''Aproximación biográfica al P. Felix Varela'', BAC, 1998. Mons. Céspedes nos ofrece un elenco de Sermones manuscritos, a partir del 1812 a 1819, donde se refleja el pensamiento filosófico de Varela en temas científicos, filosóficos, políticos y teológicos; ''Ética y emancipación en el pensamiento anticipador de Félix Varela''. Simposio en la Universidad de La Habana, del 17 al 20 diciembre 1997. El trabajo de Jorge Ibarra Cuesta, ''Varela el precursor. Un estudio de época''. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana 2004; los de de Joseph y Helen M. McC Adden, ''Felix Varela. Porta antorcha de Cuba'', Ed. Universal, Miami, Florida, 2005. Otro estudioso valeriano es Fidel Rodríguez, ''Félix Varela: Profundidad manifiesta'', . ''I: Primeros años de la vida del Padre Félix Varela Morales: infancia, adolescencia, juventud'' (1788-1821), I, Ediciones Universal, Miami, Florida, 2007, entre otros.<br />
<br />
==Algunos problemas en la biografía de Félix Varela.==<br />
<br />
A lo largo del Proceso de beatificación de Félix Varela Morales se tuvieron que estudiar varios problemas importantes relativos a su vida. Entre ellos destacan sobre todo algunos de su etapa cubana y de la española relacionados con su actividad “política” y de su pensamiento reformista en el cuadro de la ilustración española y del liberalismo católico de comienzos del XIX . El personaje surge como el de un profesor con una aguda inteligencia y perspicaz intuición que le da una extraordinaria capacidad de síntesis. Alguien comprometido con la formación del pensamiento de sus discípulos con la finalidad de dotarlos de autonomía y libertad en su pensar. Alguien comprometido no sólo con aquellos discípulos que contaban con los medios para poder costearse los estudios, sino también con aquellos que no tenía esa facilidad. El mundo en el que Varela se mueve en su período cubano, es pues, sobre todo, el académico.<br />
<br />
La fase política española de Varela es una fase muy enredada entre restauración, absolutismo, independencias americanas y la revolución liberal del Riego. ¿Cómo se comporta Varela en este cuadro español? Entre los puntos más delicados se encuentra el de la cuestión de la condena del rey Fernando VII por felonía. Acerca de este punto tenemos el relato que el mismo Varela hace de su huida de España: “''Breve exposición de los acontecimientos políticos de España desde el 11 de junio hasta el 30 de octubre de 1823 en que de hecho se disolvieron las Cortes''” publicado en Apéndice H. de José Ignacio Rodríguez, ''Vida del Presbítero Don Félix Varela, Edición facsimilar'' [de la de Imprenta O Novo Mondo, Nueva York 1878, XVIII], Editorial Cubana, Miami 2002, 412-422. También están el Real Decreto de 23 de Junio de 1823 (p. 421-422) y el Manifiesto Real de 30 de Setiembre de 1823. Real Decreto de 1° de Octubre de 1823 (p. 423-424) . En el tomo 3 de “El Habanero” encontramos la narración en la que está la afirmación de Varela acerca de la votación realizada a favor de la regencia en la cual dice que ni siquiera los mismos diputados presentes pueden decir con precisión quién votó a favor y quién en contra, porque la sesión fue muy movida<ref> FELIX VARELA Y MORALES, El Habanero. Papel político, científico y literario, Ediciones Universal, Miami-Florida, 1991, 122-123.</ref>.<br />
<br />
Llega luego la forzada Restauración. Cambiada la situación, es decir, una vez que el Rey es re-instalado en su poder absoluto por las fuerzas de la restauración, vienen condenados los diputados responsables de la deposición o condena del Rey. Aquí nos sirve otra vez la exposición antes mencionada. ¿Cómo escapa de aquella situación? Las fuentes bibliográficas citadas a veces no indican la procedencia de los documentos citados y por lo tanto su fiabilidad histórica. Vgr. Rodríguez, Fidel. ¿Existe una lista de diputados condenados a muerte como reos de lesa majestad? Probablemente la respuesta está en los archivos históricos españoles, especialmente en los de las “Cortes”. ¿Cuál es la situación de Varela tras la Restauración? Varela narra los días posteriores al hecho en la exposición antes mencionada. Si Varela se encuentra en la lista ó es apresado (que es igual a condena a muerte) ó escapa a Gibraltar (que es igual a libertad). ¿Cómo escapa? ¿Quién le ayuda a escapar? ¿Cómo se dirige a New York?<br />
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Comienza su fase norteamericana. Varela va a parar a New York y se incardina en ésta diócesis. Durante su estancia en New York. ¿Qué problemas principales tiene Varela? Hay dos frentes: el frente cubano, con la publicación de “El Habanero” y las cartas a sus amigos y su vida dentro de la naciente Iglesia católica neoyorkina: ¿por qué Varela decide quedarse en New York? Aquí se debe tomar en cuenta la hipótesis de trabajo que Jorge Ibarra Cuesta desarrolla en su obra ''Varela el precursor, un estudio de época''<ref>J. RAMÓN IBARRA CUESTA, Varela, el precursor. Un estudio de época, Ed. Ciencias Sociales, La Habana 1996.</ref>. Para este historiador cubano Varela no debe ser considerado como un “''forjador''” de la conciencia independentista cubana sino un “''precursor''”. Hace una introducción para aclarar la diferencia según él entre un forjador y un precursor. Estudia luego la proveniencia de los alumnos que el padre Varela tuvo en el seminario haciendo notar que los más vivos pertenecían a lo que el autor llama “''clase plantadora''”; es decir, provenían de familias dedicadas al cultivo de la caña de azúcar, del café y del tabaco y estaban muy involucrados en el destino económico, político y social de la Isla.<br />
<br />
Después estudia el desarrollo del pensamiento de los discípulos más sobresalientes (José Antonio Saco, José de la Luz y Caballero y otros) para mostrar cómo estos discípulos fueron independizándose del pensamiento de Varela para tomar sus propios rumbos, en la mayoría de los casos a favor de la clase de la que provenían. Según Ibarra Cuesta el interés de Varela por permanecer en New York es puramente personal. Varela había propuesto toda una posición política respecto al absolutismo que se había reinstaurado en España. Después, cuando se dio la ley de amnistía, Varela no habría decidido acogerse a ella porque simplemente hubiera significado tener que reconocer que la posición que había tomado y las propuestas que había hecho eran totalmente erróneas y hubiera tenido que retractarse públicamente haciendo un acto de público arrepentimiento. Ibarra Cuesta sostiene que Varela no hizo esto porque eligió ser consecuente con su línea de pensamiento, siendo esta la motivación principal que le empujó a quedarse en el exilio de Nueva York. Esta hipótesis de trabajo deja claramente de lado toda la dimensión pastoral que desarrolló Varela en la diócesis de Nueva York y la dimensión sacerdotal del padre Varela.<br />
<br />
Esto se puede percibir rápidamente si nos hacemos la pregunta ¿es que fue suficiente esta motivación política para que el padre Varela decidiera afrontar el terrible sufrimiento que sabemos efectivamente sufrió durante cada invierno neoyorquino? ¿Por qué no eligió un lugar geográfico menos extremo como San Agustín a donde se trasladaría años después para reponerse de su salud y desde donde nuevamente decide volver a Nueva York? Sabemos que el padre Varela no era un hombre de una salud de hierro, sino más bien proclive adquirir enfermedades en las vías respiratorias. De hecho su decisión de permanecer en Nueva York a pesar de las inclemencias que tuvo que soportar, tiene que haber obedecido a una razón más profunda que la de un simple deseo de ser consecuente con el pensamiento político propuesto. Tenemos una respuesta indirecta en sus mismas obras, que si bien no lo dicen expresamente, sí nos hablan acerca de las motivaciones que tenía para seguir trabajando en la diócesis asumiendo todas sus consecuencias. Por ejemplo las obras apologéticas nos hablan acerca de la preocupación del padre Varela por la comunicación de la recta verdad a favor del pueblo sencillo que era confundido por los medios de comunicación. Las instituciones que fundó (como aquella de la “''templanza''”) nos hablan acerca de su preocupación por la situación lamentable en la que se encontraban las familias involucradas directa o indirectamente en los problemas del alcoholismo. Las visitas a los hospitales nos muestran que dentro del él había algo más que una motivación puramente humana para permanecer en Nueva York.<br />
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¿Cuáles fueron los problemas que emergen en sus 30 años en los EE.UU., a partir de 1823? Ante todo el problema migratorio y la pastoral con inmigrantes (irlandeses, cubanos, franceses, alemanes, italianos). Llega en la década de la gran explosión demográfica neoyorquina producida por la migración en masa de personas de diversas lenguas y culturas ; entre ellos principalmente los irlandeses. Esto migrantes se encontraban en una situación de desventaja social pues, si bien la constitución hablaba de derechos igualitarios, en la práctica casi se llegaba al extremo de que uno sólo podía progresar socialmente si era protestante; si era un católico se hallaba segregado. El padre Varela tuvo que enfrentarse con estas situaciones. Testimonio de esto son diversos documentos que nos hablan de estas situaciones donde se ve su preocupación en favor de los fieles. Aunque no encontramos documentación directamente referida a esta actuación suya, nos ha dejado la huella de ella en lo que era inevitable; era tal su discreción y humildad que hubiese preferido callar y borrar tales huellas; tal era su discreción y humildad evangélica.<br />
<br />
Luego encontramos la relación con los protestantes. El padre Varela fue un hombre de una gran inteligencia. Era capaz de ubicar inmediatamente el centro de una discusión y razonar sobre ella. Testimonio de esto son sus múltiples escritos apologéticos. ¿Cómo surgió esta confrontación? De los documentos investigados se puede decir que el padre Varela entró en ella movido por su sentido de pertenencia eclesial a la Iglesia Católica y por saber que esa era una tarea que le correspondía como sacerdote; su amor a la verdad, a la transparencia y su honestidad, que veía claramente mancilladas, y las groseras calumnias levantadas por algunos protestantes en sus publicaciones contra la Iglesia Católica, lo empujaron a publicar algunos de sus escritos apologéticos. Aquel era el tiempo del segundo gran despertar religioso protestante en los Estados Unidos, el llamado “''revival''” de las iglesias evangélicas, pentecostales o fundamentalistas, con el nacimiento de varias sectas<ref>Este “revival” inspiró el nacimiento de numerosas sectas para-cristianas en el seno del protestantismo americano.</ref>. Se puede ver en sus obras la febril actividad a la que se entregó al padre Varela en este campo con la única finalidad de defender la doctrina católica, no para imponerla, porque él sabía que era la verdadera sino para instruir, educar las mentes de los oyentes a fin de que pudiesen elegir con libertad y no dejarse arrastrar por las opiniones de otros.<br />
<br />
El padre Varela es Vicario General de New York a partir de 1829. Su cargo de Vicario general le llevó también a veces a polémicas con su obispo y algún que otro sacerdote<ref>Así resulta de una carta del 23 de septiembre de 1829, firmada como Vicario General: FÉLIX VARELA Y MORALES, 1829 october 8. Félix Varela, vicar general, New York, to Dubois, bishop, Rome, APF (Roma), 10 SC Congressi America Centrale dal Canada all'istmo di Panama 1829-1832, ff. 211r-219v, 222v. A pesar de las diferencia con el colega Vicario John Power, los encontramos unidos para combatir los ataques, difamaciones e insultos de algunos grupos protestantes: F. VARELA Y MORALES – W.C. BROWNLEE – Th.C.Levins – J. POWER, The Religious Controversy between the Reverend Dr. W. C. Brownlee on the Part of the Protestants and the Rev. Drs. John Power, Thos. C.Levins and Félix Varela, on the Part of the Roman Catholics, Boyle & Benedict, Philadelphia 1833, 352.</ref>. Estamos en 1829, seis años después de su llegada, ya ha comenzado el gran movimiento migratorio hacia Nueva York y la clara oposición de grupos protestantes contra los católicos. Su influjo será notable en el debate o controversia sobre la educación en aquel contexto, tema que después el primer arzobispo de Nueva York, John Hughes (1842-1864), sucesor de John Dubois (1826-1842), sacará adelante.<br />
Los complejos problemas, algunos aquí señalados, tuvieron que ser estudiados a lo largo del Proceso de beatificación de una de las personalidades más significativas del escenario eclesial, social y político en la historia eclesiástica del Continente Americano, precisamente el de los años dramáticos de las independencias latinoamericanas. Félix Varela Morales no sólo es un protagonista ideológico de las independencias iberoamericanas y de la problemática social y eclesial de la joven Iglesia en los Estados Unidos, sino un sacerdote católico que vivió con sentido total y consciente su vocación sacerdotal a lo largo de aquellos años difíciles, hasta su muerte en olor de santidad en 1853.<br />
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== Notas ==<br />
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<references/><br />
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==Bibliografía==<br />
<br />
*SUÁREZ POLCARI R, Breve Reseña Histórica del Siervo de Dios Pbro Félix Varela, en S. Christophori de Habana, Beatificationis… Felicis Francisci Iosephi *Mariae a Conceptione Varela Morales Positio super Vita, Virtutibus et Fama Sanctitatis, Roma 2002,<br />
<br />
*IBARRA CUESTA RAMÓN, Varela, el precursor. Un estudio de época, Ed. Ciencias Sociales, La Habana 1996.<br />
<br />
*VARELA Y MORALES FELIX, El Habanero. Papel político, científico y literario, Ediciones Universal, Miami-Florida, 1991,<br />
<br />
*Levins C. – POWER J., The Religious Controversy between the Reverend Dr. W. C. Brownlee on the Part of the Protestants and the Rev. Drs. John Power, Thos. C.Levins and Félix Varela, on the Part of the Roman Catholics, Boyle & Benedict, Philadelphia 1833<br />
<br />
*RODRÍGUEZ J.I, Vida del Presbítero Don Félix Varela, Edición facsimilar [de la de Imprenta O Novo Mondo, Nueva York 1878 1, XVIII], Editorial Cubana, Miami 2002<br />
<br />
*VASCONCELOS JOSÉ, Breve Historia de México, Ed. Trillas, México 2002², 355-380.<br />
<br />
*GARCÍA PONS, C. El obispo Espada y su influencia en la cultura cubana, La Habana 1951<br />
<br />
*DE LETURIA P, S.J., Relaciones entre la Santa Sede e Hispanoamérica 1493-1835. Apud Aedes Universitatis Gregorianae, Romae – Caracas 1959.<br />
<br />
*NAVARRO L, Las Guerras de España en Cuba. Ed. Encuentro, Madrid 1998.<br />
<br />
*MARTÍNEZ Y DALMAU E. La posición democrática e independentista del Pbro. Félix Varela. Ponencia en el II Congreso Nacional de Historia. La Habana 1943.<br />
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'''FIDEL GONZÁLEZ FERNÁNDEZ'''</div>172.16.56.179https://dhial.org/diccionario/index.php?title=VARELA_F%C3%A9lix;_Proceso_de_beatificaci%C3%B3n;_Parte_2&diff=5117VARELA Félix; Proceso de beatificación; Parte 22014-06-12T23:24:39Z<p>172.16.56.179: /* Notas y referencias */</p>
<hr />
<div>==Con motivo de los Procesos llevados a cabo para su beatificación.==<br />
<br />
Los actores de la Causa así como los encargados de su examen en la Congregación de las Causas de los Santos, han tenido que preparar una documentación histórica crítica sobre la biografía de Félix Varela Morales y sobre su producción literaria. Es lógico que en una Causa de beatificación se trate sobre todo del ejercicio heroico de las virtudes cristianas, así como de los problemas biográficos que se puedan encontrar en el curso de la misma. En el caso de Félix Varela Morales se prepararon, según las diversas fases del Proceso, lo que técnicamente se llama ''Positio super vita et virtutibus'' y varios complementos sucesivos, a partir de 1997 hasta 2011; los pasos dados fueron debidamente estudiados en manera que no quedasen dudas sobre su vida heroicamente santa “in crescendo” según los criterios de la teología católica<ref>Tales fueron: los exámenes de carácter histórico llevados a cabo en la década en 1997 y 1998 (Relatio et vota, de 1998) y lo que se llama un Summarium adiunctum con una investigación suplementar llevada a cabo en Brooklyn (22-26 junio de 1998). En base nuevas indicaciones de una Comisión histórica (enero de 2001) se preparó una ulterior documentación (Novum Summarium Adiunctum, 2002) con documentos encontrados en archivos españoles, romanos y números de la revista “El Habanero” publicada en Estados Unidos por Varela, con nuevas indicaciones bibliográficas y una lista más completa de los escritos de Varela así como la relación de un simposio sobre Varela, celebrado en Cuba (17-20 diciembre 1997): “Etica y emancipación en el pensamiento anticipador de Félix Varela”, y una conferencia en Pinar del Río (Cuba) del vicario general de la archidiócesis de La Habana (16.II.2001). Este material fue recogido en otro volumen (Positio del 2002); posteriores estudios históricos ampliados y documentación nueva hallada serán de nuevo presentados para su examen histórico-crítico (en Positio 2011). Entre tales estudios hay que destacar lo que a lo largo de esos años se presentó como fruto de la investigación histórica sucesiva, como una Biografia documentada, una “Cronologia documentada” de la vida de Félix Varela y una nueva serie de documentos recogidos en lo que se llamó Novum Summarium adiunctum, donde se dan las referencias de ocho biografías de Varela; los diversos Perfiles biográficos, escritos basados en noticias históricamente evaluadas, del 24 de abril de 1850; del 7 de marzo de 1853 y de otros sin fecha, pero del s. XIX, así como otros estudios históricos más recientes y basados en las fuentes publicadas o todavía inéditas.</ref>.<br />
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Los estudios llevados a cabo con motivo de la causa de beatificación de Félix Varela Morales sacaron a la luz una abundante documentación de archivo y numerosos estudios sobre el personaje, que eran todavía relativamente escasos cuando se introdujo la Causa, a pesar de la relevancia histórica del personaje; pero, tras su introducción, tales estudios fueron creciendo con mayor base histórico-critica<ref>Informatio, Biografia documentata, cap. II; Cronologia de la Vida F. Varela, pp. III-VII; Novum Summarium ad., pp. 144-146. Queremos señalar la tesis doctoral en curso de José Walter Gutiérrez Senisse, ocd, El Padre Félix Varela y Morales: un pastor de almas forjador del pensamiento para la independencia política de Cuba. El desarrollo de su pensamiento en su itinerario histórico en Cuba, España y los Estados Unidos de Norteamérica, en la Facultad de Historia y de los Bienes Culturales de la Iglesia, de la PUG, bajo la dirección del Prof. Fidel González Fernández.</ref>. Los archivos donde se ha llevado a cabo una investigación sistemática para su Causa de beatificación han sido los siguientes: A.P.F. (Propaganda Fide en Roma); Archivo General de Indias en Sevilla, España; Archivo de la Arquidiócesis de New York en New York, EE.UU.; Archivo Secreto Vaticano en la Ciudad del Vaticano y Archivo de la Secretaría de Estado del Vaticano en la Ciudad del Vaticano; Archivo de la Biblioteca Nacional de Madrid en Madrid, España; Archivo General de Simancas en Valladolid, España; Archivo Nacional de Cuba en La Habana, Cuba. Luego se ha querido también ofrecer un examen crítico de las fuentes bibliográficas y biográficas, de modo especial sobre las más recientes.<br />
También hay que señalar que en la bibliografía sobre Varela se encuentra una larga lista de artículos publicados en inglés en Nueva York. En ellos se subrayan aspectos importantes sobre todo del periodo norteamericano de Varela o se recogen misceláneas sobre su pensamiento. Tres de ellos fueron publicados por la Universidad de La Habana en un volumen titulado “''Miscelanea Filosófica''”, y otros seis en “''Boletín de las Provincias Eclesiásticas''” de Cuba (1945-1946). En estos artículos se recogen ideas y actitudes de Varela, relativas a la vida religiosa, aspectos poco estudiados por buena parte de las publicaciones a él dedicadas y que se fijan mayormente sobre su ideario político. Como escribe Fernández Santalices: “''se sabe que Varela tuvo una muerte santa; pero sería un acto de justicia situar este final y sus otras actuaciones públicas, en el marco sacerdotal y apostólico del que no puede separarse su figura sin grave quebranto de su íntegra personalidad cristiana y católica''”<ref>Cit. en Positio super vita et virtutibus F.V. Novum Summarium adiunctum, (2002), Apéndice 1, 97.</ref>.<br />
<br />
Ya en el siglo XIX aparece una interesante biografía de Varela: José Ignacio Rodríguez, ''Vida del Presbítero Don Félix Varela, Edición facsimilar'' [de la de Imprenta O Novo Mondo, Nueva York 1878, XVIII], Editorial Cubana, Miami 200. Entre las recientes indicaciones bibliográficas hay que señalar la ya mencionada ''Bibliografia del Padre Felix Varela'', de Manuel Fernández Santalices, Saeta Ediciones, Miami (Florida – U.S.A.) 1991, donde tras dar una panorámica de los escritos de Varela y de escritos sobre el mismo, concluye que: “''por la dificultad de acceso a la dispersa obra vareliana y la falta de una sistemática labor de investigación en lugares geográficamente distintos y distantes, se podrá comprender cómo esta Bibliografía que presentamos es necesariamente provisional. Pero sirve de base a unos trabajos más vastos y profundos...''”<ref>Ivi.</ref>.<br />
<br />
Los trabajos de Carlos Manuel De Céspedes García-Menocal, [vicario general del la archidiócesis de San Cristobal de La Habana], ''Aproximación y vigencia del Padre Félix Varela en la aurora del Tercer Milenio'', [Conferencia en Pinar del Río (Cuba), 16 febrero 2001], en ''Novum Summarium adiunctum'', pp. 150-167; ''Pasión por Cuba y por la Iglesia''. ''Aproximación biográfica al P. Felix Varela'', BAC, 1998. Mons. Céspedes nos ofrece un elenco de Sermones manuscritos, a partir del 1812 a 1819, donde se refleja el pensamiento filosófico de Varela en temas científicos, filosóficos, políticos y teológicos; ''Ética y emancipación en el pensamiento anticipador de Félix Varela''. Simposio en la Universidad de La Habana, del 17 al 20 diciembre 1997. El trabajo de Jorge Ibarra Cuesta, ''Varela el precursor. Un estudio de época''. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana 2004; los de de Joseph y Helen M. McC Adden, ''Felix Varela. Porta antorcha de Cuba'', Ed. Universal, Miami, Florida, 2005. Otro estudioso valeriano es Fidel Rodríguez, ''Félix Varela: Profundidad manifiesta'', . ''I: Primeros años de la vida del Padre Félix Varela Morales: infancia, adolescencia, juventud'' (1788-1821), I, Ediciones Universal, Miami, Florida, 2007, entre otros.<br />
<br />
==Algunos problemas en la biografía de Félix Varela.==<br />
<br />
A lo largo del Proceso de beatificación de Félix Varela Morales se tuvieron que estudiar varios problemas importantes relativos a su vida. Entre ellos destacan sobre todo algunos de su etapa cubana y de la española relacionados con su actividad “política” y de su pensamiento reformista en el cuadro de la ilustración española y del liberalismo católico de comienzos del XIX . El personaje surge como el de un profesor con una aguda inteligencia y perspicaz intuición que le da una extraordinaria capacidad de síntesis. Alguien comprometido con la formación del pensamiento de sus discípulos con la finalidad de dotarlos de autonomía y libertad en su pensar. Alguien comprometido no sólo con aquellos discípulos que contaban con los medios para poder costearse los estudios, sino también con aquellos que no tenía esa facilidad. El mundo en el que Varela se mueve en su período cubano, es pues, sobre todo, el académico.<br />
<br />
La fase política española de Varela es una fase muy enredada entre restauración, absolutismo, independencias americanas y la revolución liberal del Riego. ¿Cómo se comporta Varela en este cuadro español? Entre los puntos más delicados se encuentra el de la cuestión de la condena del rey Fernando VII por felonía. Acerca de este punto tenemos el relato que el mismo Varela hace de su huida de España: “''Breve exposición de los acontecimientos políticos de España desde el 11 de junio hasta el 30 de octubre de 1823 en que de hecho se disolvieron las Cortes''” publicado en Apéndice H. de José Ignacio Rodríguez, ''Vida del Presbítero Don Félix Varela, Edición facsimilar'' [de la de Imprenta O Novo Mondo, Nueva York 1878, XVIII], Editorial Cubana, Miami 2002, 412-422. También están el Real Decreto de 23 de Junio de 1823 (p. 421-422) y el Manifiesto Real de 30 de Setiembre de 1823. Real Decreto de 1° de Octubre de 1823 (p. 423-424) . En el tomo 3 de “El Habanero” encontramos la narración en la que está la afirmación de Varela acerca de la votación realizada a favor de la regencia en la cual dice que ni siquiera los mismos diputados presentes pueden decir con precisión quién votó a favor y quién en contra, porque la sesión fue muy movida<ref> FELIX VARELA Y MORALES, El Habanero. Papel político, científico y literario, Ediciones Universal, Miami-Florida, 1991, 122-123.</ref>.<br />
<br />
Llega luego la forzada Restauración. Cambiada la situación, es decir, una vez que el Rey es re-instalado en su poder absoluto por las fuerzas de la restauración, vienen condenados los diputados responsables de la deposición o condena del Rey. Aquí nos sirve otra vez la exposición antes mencionada. ¿Cómo escapa de aquella situación? Las fuentes bibliográficas citadas a veces no indican la procedencia de los documentos citados y por lo tanto su fiabilidad histórica. Vgr. Rodríguez, Fidel. ¿Existe una lista de diputados condenados a muerte como reos de lesa majestad? Probablemente la respuesta está en los archivos históricos españoles, especialmente en los de las “Cortes”. ¿Cuál es la situación de Varela tras la Restauración? Varela narra los días posteriores al hecho en la exposición antes mencionada. Si Varela se encuentra en la lista ó es apresado (que es igual a condena a muerte) ó escapa a Gibraltar (que es igual a libertad). ¿Cómo escapa? ¿Quién le ayuda a escapar? ¿Cómo se dirige a New York?<br />
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Comienza su fase norteamericana. Varela va a parar a New York y se incardina en ésta diócesis. Durante su estancia en New York. ¿Qué problemas principales tiene Varela? Hay dos frentes: el frente cubano, con la publicación de “El Habanero” y las cartas a sus amigos y su vida dentro de la naciente Iglesia católica neoyorkina: ¿por qué Varela decide quedarse en New York? Aquí se debe tomar en cuenta la hipótesis de trabajo que Jorge Ibarra Cuesta desarrolla en su obra ''Varela el precursor, un estudio de época''<ref>J. RAMÓN IBARRA CUESTA, Varela, el precursor. Un estudio de época, Ed. Ciencias Sociales, La Habana 1996.</ref>. Para este historiador cubano Varela no debe ser considerado como un “''forjador''” de la conciencia independentista cubana sino un “''precursor''”. Hace una introducción para aclarar la diferencia según él entre un forjador y un precursor. Estudia luego la proveniencia de los alumnos que el padre Varela tuvo en el seminario haciendo notar que los más vivos pertenecían a lo que el autor llama “''clase plantadora''”; es decir, provenían de familias dedicadas al cultivo de la caña de azúcar, del café y del tabaco y estaban muy involucrados en el destino económico, político y social de la Isla.<br />
<br />
Después estudia el desarrollo del pensamiento de los discípulos más sobresalientes (José Antonio Saco, José de la Luz y Caballero y otros) para mostrar cómo estos discípulos fueron independizándose del pensamiento de Varela para tomar sus propios rumbos, en la mayoría de los casos a favor de la clase de la que provenían. Según Ibarra Cuesta el interés de Varela por permanecer en New York es puramente personal. Varela había propuesto toda una posición política respecto al absolutismo que se había reinstaurado en España. Después, cuando se dio la ley de amnistía, Varela no habría decidido acogerse a ella porque simplemente hubiera significado tener que reconocer que la posición que había tomado y las propuestas que había hecho eran totalmente erróneas y hubiera tenido que retractarse públicamente haciendo un acto de público arrepentimiento. Ibarra Cuesta sostiene que Varela no hizo esto porque eligió ser consecuente con su línea de pensamiento, siendo esta la motivación principal que le empujó a quedarse en el exilio de Nueva York. Esta hipótesis de trabajo deja claramente de lado toda la dimensión pastoral que desarrolló Varela en la diócesis de Nueva York y la dimensión sacerdotal del padre Varela.<br />
<br />
Esto se puede percibir rápidamente si nos hacemos la pregunta ¿es que fue suficiente esta motivación política para que el padre Varela decidiera afrontar el terrible sufrimiento que sabemos efectivamente sufrió durante cada invierno neoyorquino? ¿Por qué no eligió un lugar geográfico menos extremo como San Agustín a donde se trasladaría años después para reponerse de su salud y desde donde nuevamente decide volver a Nueva York? Sabemos que el padre Varela no era un hombre de una salud de hierro, sino más bien proclive adquirir enfermedades en las vías respiratorias. De hecho su decisión de permanecer en Nueva York a pesar de las inclemencias que tuvo que soportar, tiene que haber obedecido a una razón más profunda que la de un simple deseo de ser consecuente con el pensamiento político propuesto. Tenemos una respuesta indirecta en sus mismas obras, que si bien no lo dicen expresamente, sí nos hablan acerca de las motivaciones que tenía para seguir trabajando en la diócesis asumiendo todas sus consecuencias. Por ejemplo las obras apologéticas nos hablan acerca de la preocupación del padre Varela por la comunicación de la recta verdad a favor del pueblo sencillo que era confundido por los medios de comunicación. Las instituciones que fundó (como aquella de la “''templanza''”) nos hablan acerca de su preocupación por la situación lamentable en la que se encontraban las familias involucradas directa o indirectamente en los problemas del alcoholismo. Las visitas a los hospitales nos muestran que dentro del él había algo más que una motivación puramente humana para permanecer en Nueva York.<br />
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¿Cuáles fueron los problemas que emergen en sus 30 años en los EE.UU., a partir de 1823? Ante todo el problema migratorio y la pastoral con inmigrantes (irlandeses, cubanos, franceses, alemanes, italianos). Llega en la década de la gran explosión demográfica neoyorquina producida por la migración en masa de personas de diversas lenguas y culturas ; entre ellos principalmente los irlandeses. Esto migrantes se encontraban en una situación de desventaja social pues, si bien la constitución hablaba de derechos igualitarios, en la práctica casi se llegaba al extremo de que uno sólo podía progresar socialmente si era protestante; si era un católico se hallaba segregado. El padre Varela tuvo que enfrentarse con estas situaciones. Testimonio de esto son diversos documentos que nos hablan de estas situaciones donde se ve su preocupación en favor de los fieles. Aunque no encontramos documentación directamente referida a esta actuación suya, nos ha dejado la huella de ella en lo que era inevitable; era tal su discreción y humildad que hubiese preferido callar y borrar tales huellas; tal era su discreción y humildad evangélica.<br />
<br />
Luego encontramos la relación con los protestantes. El padre Varela fue un hombre de una gran inteligencia. Era capaz de ubicar inmediatamente el centro de una discusión y razonar sobre ella. Testimonio de esto son sus múltiples escritos apologéticos. ¿Cómo surgió esta confrontación? De los documentos investigados se puede decir que el padre Varela entró en ella movido por su sentido de pertenencia eclesial a la Iglesia Católica y por saber que esa era una tarea que le correspondía como sacerdote; su amor a la verdad, a la transparencia y su honestidad, que veía claramente mancilladas, y las groseras calumnias levantadas por algunos protestantes en sus publicaciones contra la Iglesia Católica, lo empujaron a publicar algunos de sus escritos apologéticos. Aquel era el tiempo del segundo gran despertar religioso protestante en los Estados Unidos, el llamado “''revival''” de las iglesias evangélicas, pentecostales o fundamentalistas, con el nacimiento de varias sectas<ref>Este “revival” inspiró el nacimiento de numerosas sectas para-cristianas en el seno del protestantismo americano.</ref>. Se puede ver en sus obras la febril actividad a la que se entregó al padre Varela en este campo con la única finalidad de defender la doctrina católica, no para imponerla, porque él sabía que era la verdadera sino para instruir, educar las mentes de los oyentes a fin de que pudiesen elegir con libertad y no dejarse arrastrar por las opiniones de otros.<br />
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El padre Varela es Vicario General de New York a partir de 1829. Su cargo de Vicario general le llevó también a veces a polémicas con su obispo y algún que otro sacerdote<ref>Así resulta de una carta del 23 de septiembre de 1829, firmada como Vicario General: FÉLIX VARELA Y MORALES, 1829 october 8. Félix Varela, vicar general, New York, to Dubois, bishop, Rome, APF (Roma), 10 SC Congressi America Centrale dal Canada all'istmo di Panama 1829-1832, ff. 211r-219v, 222v. A pesar de las diferencia con el colega Vicario John Power, los encontramos unidos para combatir los ataques, difamaciones e insultos de algunos grupos protestantes: F. VARELA Y MORALES – W.C. BROWNLEE – Th.C.Levins – J. POWER, The Religious Controversy between the Reverend Dr. W. C. Brownlee on the Part of the Protestants and the Rev. Drs. John Power, Thos. C.Levins and Félix Varela, on the Part of the Roman Catholics, Boyle & Benedict, Philadelphia 1833, 352.</ref>. Estamos en 1829, seis años después de su llegada, ya ha comenzado el gran movimiento migratorio hacia Nueva York y la clara oposición de grupos protestantes contra los católicos. Su influjo será notable en el debate o controversia sobre la educación en aquel contexto, tema que después el primer arzobispo de Nueva York, John Hughes (1842-1864), sucesor de John Dubois (1826-1842), sacará adelante.<br />
Los complejos problemas, algunos aquí señalados, tuvieron que ser estudiados a lo largo del Proceso de beatificación de una de las personalidades más significativas del escenario eclesial, social y político en la historia eclesiástica del Continente Americano, precisamente el de los años dramáticos de las independencias latinoamericanas. Félix Varela Morales no sólo es un protagonista ideológico de las independencias iberoamericanas y de la problemática social y eclesial de la joven Iglesia en los Estados Unidos, sino un sacerdote católico que vivió con sentido total y consciente su vocación sacerdotal a lo largo de aquellos años difíciles, hasta su muerte en olor de santidad en 1853.<br />
<br />
== Notas ==<br />
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<references/><br />
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==BIBLIOGRAFÍA==<br />
<br />
SUÁREZ POLCARI R, Breve Reseña Histórica del Siervo de Dios Pbro Félix Varela, en S. Christophori de Habana, Beatificationis… Felicis Francisci Iosephi Mariae a Conceptione Varela Morales Positio super Vita, Virtutibus et Fama Sanctitatis, Roma 2002,<br />
<br />
IBARRA CUESTA RAMÓN, Varela, el precursor. Un estudio de época, Ed. Ciencias Sociales, La Habana 1996.<br />
<br />
VARELA Y MORALES FELIX, El Habanero. Papel político, científico y literario, Ediciones Universal, Miami-Florida, 1991,<br />
<br />
Levins C. – POWER J., The Religious Controversy between the Reverend Dr. W. C. Brownlee on the Part of the Protestants and the Rev. Drs. John Power, Thos. C.Levins and Félix Varela, on the Part of the Roman Catholics, Boyle & Benedict, Philadelphia 1833<br />
<br />
RODRÍGUEZ J.I, Vida del Presbítero Don Félix Varela, Edición facsimilar [de la de Imprenta O Novo Mondo, Nueva York 1878 1, XVIII], Editorial Cubana, Miami 2002<br />
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VASCONCELOS JOSÉ, Breve Historia de México, Ed. Trillas, México 2002², 355-380.<br />
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GARCÍA PONS, C. El obispo Espada y su influencia en la cultura cubana, La Habana 1951<br />
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DE LETURIA P, S.J., Relaciones entre la Santa Sede e Hispanoamérica 1493-1835. Apud Aedes Universitatis Gregorianae, Romae – Caracas 1959.<br />
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MARTÍNEZ Y DALMAU E. La posición democrática e independentista del Pbro. Félix Varela. Ponencia en el II Congreso Nacional de Historia. La Habana 1943.<br />
<br />
<br />
'''FIDEL GONZÁLEZ FERNÁNDEZ'''</div>172.16.56.179https://dhial.org/diccionario/index.php?title=VARELA_F%C3%A9lix;_Proceso_de_beatificaci%C3%B3n;_Parte_2&diff=5116VARELA Félix; Proceso de beatificación; Parte 22014-06-12T23:24:27Z<p>172.16.56.179: /* Algunos problemas en la biografía de Félix Varela. */</p>
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<div>==Con motivo de los Procesos llevados a cabo para su beatificación.==<br />
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Los actores de la Causa así como los encargados de su examen en la Congregación de las Causas de los Santos, han tenido que preparar una documentación histórica crítica sobre la biografía de Félix Varela Morales y sobre su producción literaria. Es lógico que en una Causa de beatificación se trate sobre todo del ejercicio heroico de las virtudes cristianas, así como de los problemas biográficos que se puedan encontrar en el curso de la misma. En el caso de Félix Varela Morales se prepararon, según las diversas fases del Proceso, lo que técnicamente se llama ''Positio super vita et virtutibus'' y varios complementos sucesivos, a partir de 1997 hasta 2011; los pasos dados fueron debidamente estudiados en manera que no quedasen dudas sobre su vida heroicamente santa “in crescendo” según los criterios de la teología católica<ref>Tales fueron: los exámenes de carácter histórico llevados a cabo en la década en 1997 y 1998 (Relatio et vota, de 1998) y lo que se llama un Summarium adiunctum con una investigación suplementar llevada a cabo en Brooklyn (22-26 junio de 1998). En base nuevas indicaciones de una Comisión histórica (enero de 2001) se preparó una ulterior documentación (Novum Summarium Adiunctum, 2002) con documentos encontrados en archivos españoles, romanos y números de la revista “El Habanero” publicada en Estados Unidos por Varela, con nuevas indicaciones bibliográficas y una lista más completa de los escritos de Varela así como la relación de un simposio sobre Varela, celebrado en Cuba (17-20 diciembre 1997): “Etica y emancipación en el pensamiento anticipador de Félix Varela”, y una conferencia en Pinar del Río (Cuba) del vicario general de la archidiócesis de La Habana (16.II.2001). Este material fue recogido en otro volumen (Positio del 2002); posteriores estudios históricos ampliados y documentación nueva hallada serán de nuevo presentados para su examen histórico-crítico (en Positio 2011). Entre tales estudios hay que destacar lo que a lo largo de esos años se presentó como fruto de la investigación histórica sucesiva, como una Biografia documentada, una “Cronologia documentada” de la vida de Félix Varela y una nueva serie de documentos recogidos en lo que se llamó Novum Summarium adiunctum, donde se dan las referencias de ocho biografías de Varela; los diversos Perfiles biográficos, escritos basados en noticias históricamente evaluadas, del 24 de abril de 1850; del 7 de marzo de 1853 y de otros sin fecha, pero del s. XIX, así como otros estudios históricos más recientes y basados en las fuentes publicadas o todavía inéditas.</ref>.<br />
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Los estudios llevados a cabo con motivo de la causa de beatificación de Félix Varela Morales sacaron a la luz una abundante documentación de archivo y numerosos estudios sobre el personaje, que eran todavía relativamente escasos cuando se introdujo la Causa, a pesar de la relevancia histórica del personaje; pero, tras su introducción, tales estudios fueron creciendo con mayor base histórico-critica<ref>Informatio, Biografia documentata, cap. II; Cronologia de la Vida F. Varela, pp. III-VII; Novum Summarium ad., pp. 144-146. Queremos señalar la tesis doctoral en curso de José Walter Gutiérrez Senisse, ocd, El Padre Félix Varela y Morales: un pastor de almas forjador del pensamiento para la independencia política de Cuba. El desarrollo de su pensamiento en su itinerario histórico en Cuba, España y los Estados Unidos de Norteamérica, en la Facultad de Historia y de los Bienes Culturales de la Iglesia, de la PUG, bajo la dirección del Prof. Fidel González Fernández.</ref>. Los archivos donde se ha llevado a cabo una investigación sistemática para su Causa de beatificación han sido los siguientes: A.P.F. (Propaganda Fide en Roma); Archivo General de Indias en Sevilla, España; Archivo de la Arquidiócesis de New York en New York, EE.UU.; Archivo Secreto Vaticano en la Ciudad del Vaticano y Archivo de la Secretaría de Estado del Vaticano en la Ciudad del Vaticano; Archivo de la Biblioteca Nacional de Madrid en Madrid, España; Archivo General de Simancas en Valladolid, España; Archivo Nacional de Cuba en La Habana, Cuba. Luego se ha querido también ofrecer un examen crítico de las fuentes bibliográficas y biográficas, de modo especial sobre las más recientes.<br />
También hay que señalar que en la bibliografía sobre Varela se encuentra una larga lista de artículos publicados en inglés en Nueva York. En ellos se subrayan aspectos importantes sobre todo del periodo norteamericano de Varela o se recogen misceláneas sobre su pensamiento. Tres de ellos fueron publicados por la Universidad de La Habana en un volumen titulado “''Miscelanea Filosófica''”, y otros seis en “''Boletín de las Provincias Eclesiásticas''” de Cuba (1945-1946). En estos artículos se recogen ideas y actitudes de Varela, relativas a la vida religiosa, aspectos poco estudiados por buena parte de las publicaciones a él dedicadas y que se fijan mayormente sobre su ideario político. Como escribe Fernández Santalices: “''se sabe que Varela tuvo una muerte santa; pero sería un acto de justicia situar este final y sus otras actuaciones públicas, en el marco sacerdotal y apostólico del que no puede separarse su figura sin grave quebranto de su íntegra personalidad cristiana y católica''”<ref>Cit. en Positio super vita et virtutibus F.V. Novum Summarium adiunctum, (2002), Apéndice 1, 97.</ref>.<br />
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Ya en el siglo XIX aparece una interesante biografía de Varela: José Ignacio Rodríguez, ''Vida del Presbítero Don Félix Varela, Edición facsimilar'' [de la de Imprenta O Novo Mondo, Nueva York 1878, XVIII], Editorial Cubana, Miami 200. Entre las recientes indicaciones bibliográficas hay que señalar la ya mencionada ''Bibliografia del Padre Felix Varela'', de Manuel Fernández Santalices, Saeta Ediciones, Miami (Florida – U.S.A.) 1991, donde tras dar una panorámica de los escritos de Varela y de escritos sobre el mismo, concluye que: “''por la dificultad de acceso a la dispersa obra vareliana y la falta de una sistemática labor de investigación en lugares geográficamente distintos y distantes, se podrá comprender cómo esta Bibliografía que presentamos es necesariamente provisional. Pero sirve de base a unos trabajos más vastos y profundos...''”<ref>Ivi.</ref>.<br />
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Los trabajos de Carlos Manuel De Céspedes García-Menocal, [vicario general del la archidiócesis de San Cristobal de La Habana], ''Aproximación y vigencia del Padre Félix Varela en la aurora del Tercer Milenio'', [Conferencia en Pinar del Río (Cuba), 16 febrero 2001], en ''Novum Summarium adiunctum'', pp. 150-167; ''Pasión por Cuba y por la Iglesia''. ''Aproximación biográfica al P. Felix Varela'', BAC, 1998. Mons. Céspedes nos ofrece un elenco de Sermones manuscritos, a partir del 1812 a 1819, donde se refleja el pensamiento filosófico de Varela en temas científicos, filosóficos, políticos y teológicos; ''Ética y emancipación en el pensamiento anticipador de Félix Varela''. Simposio en la Universidad de La Habana, del 17 al 20 diciembre 1997. El trabajo de Jorge Ibarra Cuesta, ''Varela el precursor. Un estudio de época''. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana 2004; los de de Joseph y Helen M. McC Adden, ''Felix Varela. Porta antorcha de Cuba'', Ed. Universal, Miami, Florida, 2005. Otro estudioso valeriano es Fidel Rodríguez, ''Félix Varela: Profundidad manifiesta'', . ''I: Primeros años de la vida del Padre Félix Varela Morales: infancia, adolescencia, juventud'' (1788-1821), I, Ediciones Universal, Miami, Florida, 2007, entre otros.<br />
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==Algunos problemas en la biografía de Félix Varela.==<br />
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A lo largo del Proceso de beatificación de Félix Varela Morales se tuvieron que estudiar varios problemas importantes relativos a su vida. Entre ellos destacan sobre todo algunos de su etapa cubana y de la española relacionados con su actividad “política” y de su pensamiento reformista en el cuadro de la ilustración española y del liberalismo católico de comienzos del XIX . El personaje surge como el de un profesor con una aguda inteligencia y perspicaz intuición que le da una extraordinaria capacidad de síntesis. Alguien comprometido con la formación del pensamiento de sus discípulos con la finalidad de dotarlos de autonomía y libertad en su pensar. Alguien comprometido no sólo con aquellos discípulos que contaban con los medios para poder costearse los estudios, sino también con aquellos que no tenía esa facilidad. El mundo en el que Varela se mueve en su período cubano, es pues, sobre todo, el académico.<br />
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La fase política española de Varela es una fase muy enredada entre restauración, absolutismo, independencias americanas y la revolución liberal del Riego. ¿Cómo se comporta Varela en este cuadro español? Entre los puntos más delicados se encuentra el de la cuestión de la condena del rey Fernando VII por felonía. Acerca de este punto tenemos el relato que el mismo Varela hace de su huida de España: “''Breve exposición de los acontecimientos políticos de España desde el 11 de junio hasta el 30 de octubre de 1823 en que de hecho se disolvieron las Cortes''” publicado en Apéndice H. de José Ignacio Rodríguez, ''Vida del Presbítero Don Félix Varela, Edición facsimilar'' [de la de Imprenta O Novo Mondo, Nueva York 1878, XVIII], Editorial Cubana, Miami 2002, 412-422. También están el Real Decreto de 23 de Junio de 1823 (p. 421-422) y el Manifiesto Real de 30 de Setiembre de 1823. Real Decreto de 1° de Octubre de 1823 (p. 423-424) . En el tomo 3 de “El Habanero” encontramos la narración en la que está la afirmación de Varela acerca de la votación realizada a favor de la regencia en la cual dice que ni siquiera los mismos diputados presentes pueden decir con precisión quién votó a favor y quién en contra, porque la sesión fue muy movida<ref> FELIX VARELA Y MORALES, El Habanero. Papel político, científico y literario, Ediciones Universal, Miami-Florida, 1991, 122-123.</ref>.<br />
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Llega luego la forzada Restauración. Cambiada la situación, es decir, una vez que el Rey es re-instalado en su poder absoluto por las fuerzas de la restauración, vienen condenados los diputados responsables de la deposición o condena del Rey. Aquí nos sirve otra vez la exposición antes mencionada. ¿Cómo escapa de aquella situación? Las fuentes bibliográficas citadas a veces no indican la procedencia de los documentos citados y por lo tanto su fiabilidad histórica. Vgr. Rodríguez, Fidel. ¿Existe una lista de diputados condenados a muerte como reos de lesa majestad? Probablemente la respuesta está en los archivos históricos españoles, especialmente en los de las “Cortes”. ¿Cuál es la situación de Varela tras la Restauración? Varela narra los días posteriores al hecho en la exposición antes mencionada. Si Varela se encuentra en la lista ó es apresado (que es igual a condena a muerte) ó escapa a Gibraltar (que es igual a libertad). ¿Cómo escapa? ¿Quién le ayuda a escapar? ¿Cómo se dirige a New York?<br />
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Comienza su fase norteamericana. Varela va a parar a New York y se incardina en ésta diócesis. Durante su estancia en New York. ¿Qué problemas principales tiene Varela? Hay dos frentes: el frente cubano, con la publicación de “El Habanero” y las cartas a sus amigos y su vida dentro de la naciente Iglesia católica neoyorkina: ¿por qué Varela decide quedarse en New York? Aquí se debe tomar en cuenta la hipótesis de trabajo que Jorge Ibarra Cuesta desarrolla en su obra ''Varela el precursor, un estudio de época''<ref>J. RAMÓN IBARRA CUESTA, Varela, el precursor. Un estudio de época, Ed. Ciencias Sociales, La Habana 1996.</ref>. Para este historiador cubano Varela no debe ser considerado como un “''forjador''” de la conciencia independentista cubana sino un “''precursor''”. Hace una introducción para aclarar la diferencia según él entre un forjador y un precursor. Estudia luego la proveniencia de los alumnos que el padre Varela tuvo en el seminario haciendo notar que los más vivos pertenecían a lo que el autor llama “''clase plantadora''”; es decir, provenían de familias dedicadas al cultivo de la caña de azúcar, del café y del tabaco y estaban muy involucrados en el destino económico, político y social de la Isla.<br />
<br />
Después estudia el desarrollo del pensamiento de los discípulos más sobresalientes (José Antonio Saco, José de la Luz y Caballero y otros) para mostrar cómo estos discípulos fueron independizándose del pensamiento de Varela para tomar sus propios rumbos, en la mayoría de los casos a favor de la clase de la que provenían. Según Ibarra Cuesta el interés de Varela por permanecer en New York es puramente personal. Varela había propuesto toda una posición política respecto al absolutismo que se había reinstaurado en España. Después, cuando se dio la ley de amnistía, Varela no habría decidido acogerse a ella porque simplemente hubiera significado tener que reconocer que la posición que había tomado y las propuestas que había hecho eran totalmente erróneas y hubiera tenido que retractarse públicamente haciendo un acto de público arrepentimiento. Ibarra Cuesta sostiene que Varela no hizo esto porque eligió ser consecuente con su línea de pensamiento, siendo esta la motivación principal que le empujó a quedarse en el exilio de Nueva York. Esta hipótesis de trabajo deja claramente de lado toda la dimensión pastoral que desarrolló Varela en la diócesis de Nueva York y la dimensión sacerdotal del padre Varela.<br />
<br />
Esto se puede percibir rápidamente si nos hacemos la pregunta ¿es que fue suficiente esta motivación política para que el padre Varela decidiera afrontar el terrible sufrimiento que sabemos efectivamente sufrió durante cada invierno neoyorquino? ¿Por qué no eligió un lugar geográfico menos extremo como San Agustín a donde se trasladaría años después para reponerse de su salud y desde donde nuevamente decide volver a Nueva York? Sabemos que el padre Varela no era un hombre de una salud de hierro, sino más bien proclive adquirir enfermedades en las vías respiratorias. De hecho su decisión de permanecer en Nueva York a pesar de las inclemencias que tuvo que soportar, tiene que haber obedecido a una razón más profunda que la de un simple deseo de ser consecuente con el pensamiento político propuesto. Tenemos una respuesta indirecta en sus mismas obras, que si bien no lo dicen expresamente, sí nos hablan acerca de las motivaciones que tenía para seguir trabajando en la diócesis asumiendo todas sus consecuencias. Por ejemplo las obras apologéticas nos hablan acerca de la preocupación del padre Varela por la comunicación de la recta verdad a favor del pueblo sencillo que era confundido por los medios de comunicación. Las instituciones que fundó (como aquella de la “''templanza''”) nos hablan acerca de su preocupación por la situación lamentable en la que se encontraban las familias involucradas directa o indirectamente en los problemas del alcoholismo. Las visitas a los hospitales nos muestran que dentro del él había algo más que una motivación puramente humana para permanecer en Nueva York.<br />
<br />
¿Cuáles fueron los problemas que emergen en sus 30 años en los EE.UU., a partir de 1823? Ante todo el problema migratorio y la pastoral con inmigrantes (irlandeses, cubanos, franceses, alemanes, italianos). Llega en la década de la gran explosión demográfica neoyorquina producida por la migración en masa de personas de diversas lenguas y culturas ; entre ellos principalmente los irlandeses. Esto migrantes se encontraban en una situación de desventaja social pues, si bien la constitución hablaba de derechos igualitarios, en la práctica casi se llegaba al extremo de que uno sólo podía progresar socialmente si era protestante; si era un católico se hallaba segregado. El padre Varela tuvo que enfrentarse con estas situaciones. Testimonio de esto son diversos documentos que nos hablan de estas situaciones donde se ve su preocupación en favor de los fieles. Aunque no encontramos documentación directamente referida a esta actuación suya, nos ha dejado la huella de ella en lo que era inevitable; era tal su discreción y humildad que hubiese preferido callar y borrar tales huellas; tal era su discreción y humildad evangélica.<br />
<br />
Luego encontramos la relación con los protestantes. El padre Varela fue un hombre de una gran inteligencia. Era capaz de ubicar inmediatamente el centro de una discusión y razonar sobre ella. Testimonio de esto son sus múltiples escritos apologéticos. ¿Cómo surgió esta confrontación? De los documentos investigados se puede decir que el padre Varela entró en ella movido por su sentido de pertenencia eclesial a la Iglesia Católica y por saber que esa era una tarea que le correspondía como sacerdote; su amor a la verdad, a la transparencia y su honestidad, que veía claramente mancilladas, y las groseras calumnias levantadas por algunos protestantes en sus publicaciones contra la Iglesia Católica, lo empujaron a publicar algunos de sus escritos apologéticos. Aquel era el tiempo del segundo gran despertar religioso protestante en los Estados Unidos, el llamado “''revival''” de las iglesias evangélicas, pentecostales o fundamentalistas, con el nacimiento de varias sectas<ref>Este “revival” inspiró el nacimiento de numerosas sectas para-cristianas en el seno del protestantismo americano.</ref>. Se puede ver en sus obras la febril actividad a la que se entregó al padre Varela en este campo con la única finalidad de defender la doctrina católica, no para imponerla, porque él sabía que era la verdadera sino para instruir, educar las mentes de los oyentes a fin de que pudiesen elegir con libertad y no dejarse arrastrar por las opiniones de otros.<br />
<br />
El padre Varela es Vicario General de New York a partir de 1829. Su cargo de Vicario general le llevó también a veces a polémicas con su obispo y algún que otro sacerdote<ref>Así resulta de una carta del 23 de septiembre de 1829, firmada como Vicario General: FÉLIX VARELA Y MORALES, 1829 october 8. Félix Varela, vicar general, New York, to Dubois, bishop, Rome, APF (Roma), 10 SC Congressi America Centrale dal Canada all'istmo di Panama 1829-1832, ff. 211r-219v, 222v. A pesar de las diferencia con el colega Vicario John Power, los encontramos unidos para combatir los ataques, difamaciones e insultos de algunos grupos protestantes: F. VARELA Y MORALES – W.C. BROWNLEE – Th.C.Levins – J. POWER, The Religious Controversy between the Reverend Dr. W. C. Brownlee on the Part of the Protestants and the Rev. Drs. John Power, Thos. C.Levins and Félix Varela, on the Part of the Roman Catholics, Boyle & Benedict, Philadelphia 1833, 352.</ref>. Estamos en 1829, seis años después de su llegada, ya ha comenzado el gran movimiento migratorio hacia Nueva York y la clara oposición de grupos protestantes contra los católicos. Su influjo será notable en el debate o controversia sobre la educación en aquel contexto, tema que después el primer arzobispo de Nueva York, John Hughes (1842-1864), sucesor de John Dubois (1826-1842), sacará adelante.<br />
Los complejos problemas, algunos aquí señalados, tuvieron que ser estudiados a lo largo del Proceso de beatificación de una de las personalidades más significativas del escenario eclesial, social y político en la historia eclesiástica del Continente Americano, precisamente el de los años dramáticos de las independencias latinoamericanas. Félix Varela Morales no sólo es un protagonista ideológico de las independencias iberoamericanas y de la problemática social y eclesial de la joven Iglesia en los Estados Unidos, sino un sacerdote católico que vivió con sentido total y consciente su vocación sacerdotal a lo largo de aquellos años difíciles, hasta su muerte en olor de santidad en 1853.<br />
<br />
== Notas y referencias ==<br />
<br />
<references/><br />
<br />
==BIBLIOGRAFÍA==<br />
<br />
SUÁREZ POLCARI R, Breve Reseña Histórica del Siervo de Dios Pbro Félix Varela, en S. Christophori de Habana, Beatificationis… Felicis Francisci Iosephi Mariae a Conceptione Varela Morales Positio super Vita, Virtutibus et Fama Sanctitatis, Roma 2002,<br />
<br />
IBARRA CUESTA RAMÓN, Varela, el precursor. Un estudio de época, Ed. Ciencias Sociales, La Habana 1996.<br />
<br />
VARELA Y MORALES FELIX, El Habanero. Papel político, científico y literario, Ediciones Universal, Miami-Florida, 1991,<br />
<br />
Levins C. – POWER J., The Religious Controversy between the Reverend Dr. W. C. Brownlee on the Part of the Protestants and the Rev. Drs. John Power, Thos. C.Levins and Félix Varela, on the Part of the Roman Catholics, Boyle & Benedict, Philadelphia 1833<br />
<br />
RODRÍGUEZ J.I, Vida del Presbítero Don Félix Varela, Edición facsimilar [de la de Imprenta O Novo Mondo, Nueva York 1878 1, XVIII], Editorial Cubana, Miami 2002<br />
<br />
VASCONCELOS JOSÉ, Breve Historia de México, Ed. Trillas, México 2002², 355-380.<br />
<br />
GARCÍA PONS, C. El obispo Espada y su influencia en la cultura cubana, La Habana 1951<br />
<br />
DE LETURIA P, S.J., Relaciones entre la Santa Sede e Hispanoamérica 1493-1835. Apud Aedes Universitatis Gregorianae, Romae – Caracas 1959.<br />
<br />
NAVARRO L, Las Guerras de España en Cuba. Ed. Encuentro, Madrid 1998.<br />
<br />
MARTÍNEZ Y DALMAU E. La posición democrática e independentista del Pbro. Félix Varela. Ponencia en el II Congreso Nacional de Historia. La Habana 1943.<br />
<br />
<br />
'''FIDEL GONZÁLEZ FERNÁNDEZ'''</div>172.16.56.179https://dhial.org/diccionario/index.php?title=VARELA_F%C3%A9lix;_Proceso_de_beatificaci%C3%B3n;_Parte_2&diff=5115VARELA Félix; Proceso de beatificación; Parte 22014-06-12T23:24:08Z<p>172.16.56.179: /* Con motivo de los Procesos llevados a cabo para su beatificación. */</p>
<hr />
<div>==Con motivo de los Procesos llevados a cabo para su beatificación.==<br />
<br />
Los actores de la Causa así como los encargados de su examen en la Congregación de las Causas de los Santos, han tenido que preparar una documentación histórica crítica sobre la biografía de Félix Varela Morales y sobre su producción literaria. Es lógico que en una Causa de beatificación se trate sobre todo del ejercicio heroico de las virtudes cristianas, así como de los problemas biográficos que se puedan encontrar en el curso de la misma. En el caso de Félix Varela Morales se prepararon, según las diversas fases del Proceso, lo que técnicamente se llama ''Positio super vita et virtutibus'' y varios complementos sucesivos, a partir de 1997 hasta 2011; los pasos dados fueron debidamente estudiados en manera que no quedasen dudas sobre su vida heroicamente santa “in crescendo” según los criterios de la teología católica<ref>Tales fueron: los exámenes de carácter histórico llevados a cabo en la década en 1997 y 1998 (Relatio et vota, de 1998) y lo que se llama un Summarium adiunctum con una investigación suplementar llevada a cabo en Brooklyn (22-26 junio de 1998). En base nuevas indicaciones de una Comisión histórica (enero de 2001) se preparó una ulterior documentación (Novum Summarium Adiunctum, 2002) con documentos encontrados en archivos españoles, romanos y números de la revista “El Habanero” publicada en Estados Unidos por Varela, con nuevas indicaciones bibliográficas y una lista más completa de los escritos de Varela así como la relación de un simposio sobre Varela, celebrado en Cuba (17-20 diciembre 1997): “Etica y emancipación en el pensamiento anticipador de Félix Varela”, y una conferencia en Pinar del Río (Cuba) del vicario general de la archidiócesis de La Habana (16.II.2001). Este material fue recogido en otro volumen (Positio del 2002); posteriores estudios históricos ampliados y documentación nueva hallada serán de nuevo presentados para su examen histórico-crítico (en Positio 2011). Entre tales estudios hay que destacar lo que a lo largo de esos años se presentó como fruto de la investigación histórica sucesiva, como una Biografia documentada, una “Cronologia documentada” de la vida de Félix Varela y una nueva serie de documentos recogidos en lo que se llamó Novum Summarium adiunctum, donde se dan las referencias de ocho biografías de Varela; los diversos Perfiles biográficos, escritos basados en noticias históricamente evaluadas, del 24 de abril de 1850; del 7 de marzo de 1853 y de otros sin fecha, pero del s. XIX, así como otros estudios históricos más recientes y basados en las fuentes publicadas o todavía inéditas.</ref>.<br />
<br />
Los estudios llevados a cabo con motivo de la causa de beatificación de Félix Varela Morales sacaron a la luz una abundante documentación de archivo y numerosos estudios sobre el personaje, que eran todavía relativamente escasos cuando se introdujo la Causa, a pesar de la relevancia histórica del personaje; pero, tras su introducción, tales estudios fueron creciendo con mayor base histórico-critica<ref>Informatio, Biografia documentata, cap. II; Cronologia de la Vida F. Varela, pp. III-VII; Novum Summarium ad., pp. 144-146. Queremos señalar la tesis doctoral en curso de José Walter Gutiérrez Senisse, ocd, El Padre Félix Varela y Morales: un pastor de almas forjador del pensamiento para la independencia política de Cuba. El desarrollo de su pensamiento en su itinerario histórico en Cuba, España y los Estados Unidos de Norteamérica, en la Facultad de Historia y de los Bienes Culturales de la Iglesia, de la PUG, bajo la dirección del Prof. Fidel González Fernández.</ref>. Los archivos donde se ha llevado a cabo una investigación sistemática para su Causa de beatificación han sido los siguientes: A.P.F. (Propaganda Fide en Roma); Archivo General de Indias en Sevilla, España; Archivo de la Arquidiócesis de New York en New York, EE.UU.; Archivo Secreto Vaticano en la Ciudad del Vaticano y Archivo de la Secretaría de Estado del Vaticano en la Ciudad del Vaticano; Archivo de la Biblioteca Nacional de Madrid en Madrid, España; Archivo General de Simancas en Valladolid, España; Archivo Nacional de Cuba en La Habana, Cuba. Luego se ha querido también ofrecer un examen crítico de las fuentes bibliográficas y biográficas, de modo especial sobre las más recientes.<br />
También hay que señalar que en la bibliografía sobre Varela se encuentra una larga lista de artículos publicados en inglés en Nueva York. En ellos se subrayan aspectos importantes sobre todo del periodo norteamericano de Varela o se recogen misceláneas sobre su pensamiento. Tres de ellos fueron publicados por la Universidad de La Habana en un volumen titulado “''Miscelanea Filosófica''”, y otros seis en “''Boletín de las Provincias Eclesiásticas''” de Cuba (1945-1946). En estos artículos se recogen ideas y actitudes de Varela, relativas a la vida religiosa, aspectos poco estudiados por buena parte de las publicaciones a él dedicadas y que se fijan mayormente sobre su ideario político. Como escribe Fernández Santalices: “''se sabe que Varela tuvo una muerte santa; pero sería un acto de justicia situar este final y sus otras actuaciones públicas, en el marco sacerdotal y apostólico del que no puede separarse su figura sin grave quebranto de su íntegra personalidad cristiana y católica''”<ref>Cit. en Positio super vita et virtutibus F.V. Novum Summarium adiunctum, (2002), Apéndice 1, 97.</ref>.<br />
<br />
Ya en el siglo XIX aparece una interesante biografía de Varela: José Ignacio Rodríguez, ''Vida del Presbítero Don Félix Varela, Edición facsimilar'' [de la de Imprenta O Novo Mondo, Nueva York 1878, XVIII], Editorial Cubana, Miami 200. Entre las recientes indicaciones bibliográficas hay que señalar la ya mencionada ''Bibliografia del Padre Felix Varela'', de Manuel Fernández Santalices, Saeta Ediciones, Miami (Florida – U.S.A.) 1991, donde tras dar una panorámica de los escritos de Varela y de escritos sobre el mismo, concluye que: “''por la dificultad de acceso a la dispersa obra vareliana y la falta de una sistemática labor de investigación en lugares geográficamente distintos y distantes, se podrá comprender cómo esta Bibliografía que presentamos es necesariamente provisional. Pero sirve de base a unos trabajos más vastos y profundos...''”<ref>Ivi.</ref>.<br />
<br />
Los trabajos de Carlos Manuel De Céspedes García-Menocal, [vicario general del la archidiócesis de San Cristobal de La Habana], ''Aproximación y vigencia del Padre Félix Varela en la aurora del Tercer Milenio'', [Conferencia en Pinar del Río (Cuba), 16 febrero 2001], en ''Novum Summarium adiunctum'', pp. 150-167; ''Pasión por Cuba y por la Iglesia''. ''Aproximación biográfica al P. Felix Varela'', BAC, 1998. Mons. Céspedes nos ofrece un elenco de Sermones manuscritos, a partir del 1812 a 1819, donde se refleja el pensamiento filosófico de Varela en temas científicos, filosóficos, políticos y teológicos; ''Ética y emancipación en el pensamiento anticipador de Félix Varela''. Simposio en la Universidad de La Habana, del 17 al 20 diciembre 1997. El trabajo de Jorge Ibarra Cuesta, ''Varela el precursor. Un estudio de época''. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana 2004; los de de Joseph y Helen M. McC Adden, ''Felix Varela. Porta antorcha de Cuba'', Ed. Universal, Miami, Florida, 2005. Otro estudioso valeriano es Fidel Rodríguez, ''Félix Varela: Profundidad manifiesta'', . ''I: Primeros años de la vida del Padre Félix Varela Morales: infancia, adolescencia, juventud'' (1788-1821), I, Ediciones Universal, Miami, Florida, 2007, entre otros.<br />
<br />
==Algunos problemas en la biografía de Félix Varela.==<br />
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<br />
A lo largo del Proceso de beatificación de Félix Varela Morales se tuvieron que estudiar varios problemas importantes relativos a su vida. Entre ellos destacan sobre todo algunos de su etapa cubana y de la española relacionados con su actividad “política” y de su pensamiento reformista en el cuadro de la ilustración española y del liberalismo católico de comienzos del XIX . El personaje surge como el de un profesor con una aguda inteligencia y perspicaz intuición que le da una extraordinaria capacidad de síntesis. Alguien comprometido con la formación del pensamiento de sus discípulos con la finalidad de dotarlos de autonomía y libertad en su pensar. Alguien comprometido no sólo con aquellos discípulos que contaban con los medios para poder costearse los estudios, sino también con aquellos que no tenía esa facilidad. El mundo en el que Varela se mueve en su período cubano, es pues, sobre todo, el académico.<br />
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La fase política española de Varela es una fase muy enredada entre restauración, absolutismo, independencias americanas y la revolución liberal del Riego. ¿Cómo se comporta Varela en este cuadro español? Entre los puntos más delicados se encuentra el de la cuestión de la condena del rey Fernando VII por felonía. Acerca de este punto tenemos el relato que el mismo Varela hace de su huida de España: “''Breve exposición de los acontecimientos políticos de España desde el 11 de junio hasta el 30 de octubre de 1823 en que de hecho se disolvieron las Cortes''” publicado en Apéndice H. de José Ignacio Rodríguez, ''Vida del Presbítero Don Félix Varela, Edición facsimilar'' [de la de Imprenta O Novo Mondo, Nueva York 1878, XVIII], Editorial Cubana, Miami 2002, 412-422. También están el Real Decreto de 23 de Junio de 1823 (p. 421-422) y el Manifiesto Real de 30 de Setiembre de 1823. Real Decreto de 1° de Octubre de 1823 (p. 423-424) . En el tomo 3 de “El Habanero” encontramos la narración en la que está la afirmación de Varela acerca de la votación realizada a favor de la regencia en la cual dice que ni siquiera los mismos diputados presentes pueden decir con precisión quién votó a favor y quién en contra, porque la sesión fue muy movida<ref> FELIX VARELA Y MORALES, El Habanero. Papel político, científico y literario, Ediciones Universal, Miami-Florida, 1991, 122-123.</ref>.<br />
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<br />
Llega luego la forzada Restauración. Cambiada la situación, es decir, una vez que el Rey es re-instalado en su poder absoluto por las fuerzas de la restauración, vienen condenados los diputados responsables de la deposición o condena del Rey. Aquí nos sirve otra vez la exposición antes mencionada. ¿Cómo escapa de aquella situación? Las fuentes bibliográficas citadas a veces no indican la procedencia de los documentos citados y por lo tanto su fiabilidad histórica. Vgr. Rodríguez, Fidel. ¿Existe una lista de diputados condenados a muerte como reos de lesa majestad? Probablemente la respuesta está en los archivos históricos españoles, especialmente en los de las “Cortes”. ¿Cuál es la situación de Varela tras la Restauración? Varela narra los días posteriores al hecho en la exposición antes mencionada. Si Varela se encuentra en la lista ó es apresado (que es igual a condena a muerte) ó escapa a Gibraltar (que es igual a libertad). ¿Cómo escapa? ¿Quién le ayuda a escapar? ¿Cómo se dirige a New York?<br />
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Comienza su fase norteamericana. Varela va a parar a New York y se incardina en ésta diócesis. Durante su estancia en New York. ¿Qué problemas principales tiene Varela? Hay dos frentes: el frente cubano, con la publicación de “El Habanero” y las cartas a sus amigos y su vida dentro de la naciente Iglesia católica neoyorkina: ¿por qué Varela decide quedarse en New York? Aquí se debe tomar en cuenta la hipótesis de trabajo que Jorge Ibarra Cuesta desarrolla en su obra ''Varela el precursor, un estudio de época''<ref>J. RAMÓN IBARRA CUESTA, Varela, el precursor. Un estudio de época, Ed. Ciencias Sociales, La Habana 1996.</ref>. Para este historiador cubano Varela no debe ser considerado como un “''forjador''” de la conciencia independentista cubana sino un “''precursor''”. Hace una introducción para aclarar la diferencia según él entre un forjador y un precursor. Estudia luego la proveniencia de los alumnos que el padre Varela tuvo en el seminario haciendo notar que los más vivos pertenecían a lo que el autor llama “''clase plantadora''”; es decir, provenían de familias dedicadas al cultivo de la caña de azúcar, del café y del tabaco y estaban muy involucrados en el destino económico, político y social de la Isla.<br />
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Después estudia el desarrollo del pensamiento de los discípulos más sobresalientes (José Antonio Saco, José de la Luz y Caballero y otros) para mostrar cómo estos discípulos fueron independizándose del pensamiento de Varela para tomar sus propios rumbos, en la mayoría de los casos a favor de la clase de la que provenían. Según Ibarra Cuesta el interés de Varela por permanecer en New York es puramente personal. Varela había propuesto toda una posición política respecto al absolutismo que se había reinstaurado en España. Después, cuando se dio la ley de amnistía, Varela no habría decidido acogerse a ella porque simplemente hubiera significado tener que reconocer que la posición que había tomado y las propuestas que había hecho eran totalmente erróneas y hubiera tenido que retractarse públicamente haciendo un acto de público arrepentimiento. Ibarra Cuesta sostiene que Varela no hizo esto porque eligió ser consecuente con su línea de pensamiento, siendo esta la motivación principal que le empujó a quedarse en el exilio de Nueva York. Esta hipótesis de trabajo deja claramente de lado toda la dimensión pastoral que desarrolló Varela en la diócesis de Nueva York y la dimensión sacerdotal del padre Varela.<br />
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Esto se puede percibir rápidamente si nos hacemos la pregunta ¿es que fue suficiente esta motivación política para que el padre Varela decidiera afrontar el terrible sufrimiento que sabemos efectivamente sufrió durante cada invierno neoyorquino? ¿Por qué no eligió un lugar geográfico menos extremo como San Agustín a donde se trasladaría años después para reponerse de su salud y desde donde nuevamente decide volver a Nueva York? Sabemos que el padre Varela no era un hombre de una salud de hierro, sino más bien proclive adquirir enfermedades en las vías respiratorias. De hecho su decisión de permanecer en Nueva York a pesar de las inclemencias que tuvo que soportar, tiene que haber obedecido a una razón más profunda que la de un simple deseo de ser consecuente con el pensamiento político propuesto. Tenemos una respuesta indirecta en sus mismas obras, que si bien no lo dicen expresamente, sí nos hablan acerca de las motivaciones que tenía para seguir trabajando en la diócesis asumiendo todas sus consecuencias. Por ejemplo las obras apologéticas nos hablan acerca de la preocupación del padre Varela por la comunicación de la recta verdad a favor del pueblo sencillo que era confundido por los medios de comunicación. Las instituciones que fundó (como aquella de la “''templanza''”) nos hablan acerca de su preocupación por la situación lamentable en la que se encontraban las familias involucradas directa o indirectamente en los problemas del alcoholismo. Las visitas a los hospitales nos muestran que dentro del él había algo más que una motivación puramente humana para permanecer en Nueva York.<br />
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¿Cuáles fueron los problemas que emergen en sus 30 años en los EE.UU., a partir de 1823? Ante todo el problema migratorio y la pastoral con inmigrantes (irlandeses, cubanos, franceses, alemanes, italianos). Llega en la década de la gran explosión demográfica neoyorquina producida por la migración en masa de personas de diversas lenguas y culturas ; entre ellos principalmente los irlandeses. Esto migrantes se encontraban en una situación de desventaja social pues, si bien la constitución hablaba de derechos igualitarios, en la práctica casi se llegaba al extremo de que uno sólo podía progresar socialmente si era protestante; si era un católico se hallaba segregado. El padre Varela tuvo que enfrentarse con estas situaciones. Testimonio de esto son diversos documentos que nos hablan de estas situaciones donde se ve su preocupación en favor de los fieles. Aunque no encontramos documentación directamente referida a esta actuación suya, nos ha dejado la huella de ella en lo que era inevitable; era tal su discreción y humildad que hubiese preferido callar y borrar tales huellas; tal era su discreción y humildad evangélica.<br />
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Luego encontramos la relación con los protestantes. El padre Varela fue un hombre de una gran inteligencia. Era capaz de ubicar inmediatamente el centro de una discusión y razonar sobre ella. Testimonio de esto son sus múltiples escritos apologéticos. ¿Cómo surgió esta confrontación? De los documentos investigados se puede decir que el padre Varela entró en ella movido por su sentido de pertenencia eclesial a la Iglesia Católica y por saber que esa era una tarea que le correspondía como sacerdote; su amor a la verdad, a la transparencia y su honestidad, que veía claramente mancilladas, y las groseras calumnias levantadas por algunos protestantes en sus publicaciones contra la Iglesia Católica, lo empujaron a publicar algunos de sus escritos apologéticos. Aquel era el tiempo del segundo gran despertar religioso protestante en los Estados Unidos, el llamado “''revival''” de las iglesias evangélicas, pentecostales o fundamentalistas, con el nacimiento de varias sectas<ref>Este “revival” inspiró el nacimiento de numerosas sectas para-cristianas en el seno del protestantismo americano.</ref>. Se puede ver en sus obras la febril actividad a la que se entregó al padre Varela en este campo con la única finalidad de defender la doctrina católica, no para imponerla, porque él sabía que era la verdadera sino para instruir, educar las mentes de los oyentes a fin de que pudiesen elegir con libertad y no dejarse arrastrar por las opiniones de otros.<br />
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El padre Varela es Vicario General de New York a partir de 1829. Su cargo de Vicario general le llevó también a veces a polémicas con su obispo y algún que otro sacerdote<ref>Así resulta de una carta del 23 de septiembre de 1829, firmada como Vicario General: FÉLIX VARELA Y MORALES, 1829 october 8. Félix Varela, vicar general, New York, to Dubois, bishop, Rome, APF (Roma), 10 SC Congressi America Centrale dal Canada all'istmo di Panama 1829-1832, ff. 211r-219v, 222v. A pesar de las diferencia con el colega Vicario John Power, los encontramos unidos para combatir los ataques, difamaciones e insultos de algunos grupos protestantes: F. VARELA Y MORALES – W.C. BROWNLEE – Th.C.Levins – J. POWER, The Religious Controversy between the Reverend Dr. W. C. Brownlee on the Part of the Protestants and the Rev. Drs. John Power, Thos. C.Levins and Félix Varela, on the Part of the Roman Catholics, Boyle & Benedict, Philadelphia 1833, 352.</ref>. Estamos en 1829, seis años después de su llegada, ya ha comenzado el gran movimiento migratorio hacia Nueva York y la clara oposición de grupos protestantes contra los católicos. Su influjo será notable en el debate o controversia sobre la educación en aquel contexto, tema que después el primer arzobispo de Nueva York, John Hughes (1842-1864), sucesor de John Dubois (1826-1842), sacará adelante.<br />
Los complejos problemas, algunos aquí señalados, tuvieron que ser estudiados a lo largo del Proceso de beatificación de una de las personalidades más significativas del escenario eclesial, social y político en la historia eclesiástica del Continente Americano, precisamente el de los años dramáticos de las independencias latinoamericanas. Félix Varela Morales no sólo es un protagonista ideológico de las independencias iberoamericanas y de la problemática social y eclesial de la joven Iglesia en los Estados Unidos, sino un sacerdote católico que vivió con sentido total y consciente su vocación sacerdotal a lo largo de aquellos años difíciles, hasta su muerte en olor de santidad en 1853.<br />
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== Notas y referencias ==<br />
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<references/><br />
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==BIBLIOGRAFÍA==<br />
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SUÁREZ POLCARI R, Breve Reseña Histórica del Siervo de Dios Pbro Félix Varela, en S. Christophori de Habana, Beatificationis… Felicis Francisci Iosephi Mariae a Conceptione Varela Morales Positio super Vita, Virtutibus et Fama Sanctitatis, Roma 2002,<br />
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IBARRA CUESTA RAMÓN, Varela, el precursor. Un estudio de época, Ed. Ciencias Sociales, La Habana 1996.<br />
<br />
VARELA Y MORALES FELIX, El Habanero. Papel político, científico y literario, Ediciones Universal, Miami-Florida, 1991,<br />
<br />
Levins C. – POWER J., The Religious Controversy between the Reverend Dr. W. C. Brownlee on the Part of the Protestants and the Rev. Drs. John Power, Thos. C.Levins and Félix Varela, on the Part of the Roman Catholics, Boyle & Benedict, Philadelphia 1833<br />
<br />
RODRÍGUEZ J.I, Vida del Presbítero Don Félix Varela, Edición facsimilar [de la de Imprenta O Novo Mondo, Nueva York 1878 1, XVIII], Editorial Cubana, Miami 2002<br />
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VASCONCELOS JOSÉ, Breve Historia de México, Ed. Trillas, México 2002², 355-380.<br />
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GARCÍA PONS, C. El obispo Espada y su influencia en la cultura cubana, La Habana 1951<br />
<br />
DE LETURIA P, S.J., Relaciones entre la Santa Sede e Hispanoamérica 1493-1835. Apud Aedes Universitatis Gregorianae, Romae – Caracas 1959.<br />
<br />
NAVARRO L, Las Guerras de España en Cuba. Ed. Encuentro, Madrid 1998.<br />
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MARTÍNEZ Y DALMAU E. La posición democrática e independentista del Pbro. Félix Varela. Ponencia en el II Congreso Nacional de Historia. La Habana 1943.<br />
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'''FIDEL GONZÁLEZ FERNÁNDEZ'''</div>172.16.56.179https://dhial.org/diccionario/index.php?title=VASCONCELOS_CALDER%C3%93N,_Jos%C3%A9&diff=5114VASCONCELOS CALDERÓN, José2014-06-12T23:23:42Z<p>172.16.56.179: </p>
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<div>'''VASCONCELOS CALDERÓN, José (Oaxaca 1882-Ciudad de México 1959) Político, Filósofo y Escritor.'''<br />
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Nació en la ciudad de Oaxaca el 27 de febrero de 1882, y fue el segundo de los nueve hijos del matrimonio formado por el funcionario de aduanas Ignacio Vasconcelos Varela y Carmen Calderón Conde. Debido a la profesión del padre, la infancia de José transcurrió en diversas poblaciones situadas en la frontera con los Estados Unidos; especialmente larga fue su estadía en Eagle Pass, Texas, lo que le permitió obtener un amplio dominio del idioma inglés. Posteriormente la familia se trasladó a Toluca, donde José inició sus estudios secundarios en el Instituto Científico de esa ciudad, concluyéndolos en el Instituto Campechano de la ciudad de San Francisco de Campeche. Cursó el bachillerato en la Capital de la República en la Escuela Nacional Preparatoria y la carrera de Derecho en la Escuela Nacional de Jurisprudencia, titulándose como abogado en 1907. En esos años, Vasconcelos se alejó de la fe de la Iglesia manifestando en ocasiones una cierta hostilidad a la jerarquía.<br />
<br />
Recién titulado trabajó como abogado de la firma Warner, Johnson & Galston en la misma ciudad de México y en octubre de 1909, junto con Alfonso Reyes, Antonio Caso, Martín Luis Guzmán y otros más fundó el ''«Ateneo de la Juventud»,'' asociación que buscaba presentar a la juventud mexicana una visión amplia de la vida personal y social, retomando los valores éticos y estéticos propios de la tradición cultural de Hispanoamérica; ello frente a la visión sumamente estrecha que propiciaba la educación oficial, positivista, mecanicista y afrancesada, promovida por el ministro de instrucción pública Justo Sierra y el grupo porfirista llamado de “los científicos”. <br />
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En ese mismo año de 1909, Vasconcelos empezó a colaborar con Francisco I. Madero escribiendo artículos para el periódico ''“El Antirreelecionista”'' del que fue subdirector y posteriormente representando al ''Partido Nacional Antirreelecionista'' ante el gobierno de los Estados Unidos. Varios atribuyen a Vasconcelos el haber rescatado el lema del Plan de la Noria “Sufragio efectivo, no reelección” que Porfirio Díaz acuñó contra las reelecciones de Benito Juárez, para usarlo ahora por Madero contra el mismo Porfirio Díaz quien buscaba reelegirse por octava ocasión. Tras la caída de Porfirio Díaz en mayo de 1911, Francisco I. Madero volvió a lanzar su candidatura a la Presidencia de la República y Vasconcelos colaboró escribiéndole muchos de sus discursos. Madero triunfó ampliamente y Vasconcelos colaboró con el nuevo Presidente como su consejero. <br />
<br />
Tras la ''“decena trágica”'' que culminó con el asesinato de Madero e impuso el régimen de Victoriano Huerta, Vasconcelos se vio obligado a exiliarse en los Estados Unidos, donde permaneció hasta 1914 cuando regresó invitado por el Gral. Eulalio Gutiérrez Ortiz, que había sido designado Presidente Provisional por la Convención de Aguascalientes, para ocuparse de la Secretaría de Instrucción Pública en su gabinete. Pero su actividad fue efímera pues Venustiano Carranza y Álvaro Obregón obligaron al gobierno de la Convención a desintegrarse; nuevamente Vasconcelos se vio obligado a desterrarse. ''“Buena parte de 1916 vive en la ciudad de Lima…Se hace amigo de don José Riva Agüero quien lo pone en contacto con el ambiente cultural limeño. En julio de 1916 lee en la Universidad de San Marcos su conferencia «El movimiento intelectual contemporáneo de México».”''<ref>Azuela Salvador. La Aventura Vasconcelista, 1929. Diana, México 1980, p. 44</ref>En esa conferencia aparece ya uno de los principales “''leit motiv''” de su pensamiento filosófico: el mestizaje hispanoamericano, y fue un atisbo de dos de sus célebres libros que poco después escribiría: ''“La Raza Cósmica”'' y “''Estudios Indostánicos”,'' basados en la idea de que Hispanoamérica no es una simple reproducción de España sino una realidad originaria debida a la mezcla con los indígenas. <br />
<br />
En 1920 Venustiano Carranza moría asesinado por los conjurados del ''“Plan de Agua Prieta”'' (Obregón, Calles y Dela Huerta) y Vasconcelos pudo regresar a México. El 9 de junio de 1920 fue designado Rector de la ''Universidad Nacional de México'' y es entonces cuando diseñó su escudo basado en el mapa de América, el cóndor sudamericano y el águila azteca y redacta el lema que lo circunda y que hasta la fecha la Universidad sustenta: ''“Por mi raza hablará el Espíritu”. '' Debido a que el Ministerio de Instrucción Pública había sido suprimido desde la promulgación de la Constitución de 1917, y no existía una instancia gubernamental que promoviera la educación, José Vasconcelos convenció al Presidente Álvaro Obregón de la necesidad de tal instancia e inició la formulación práctica del proyecto para crear la ''Secretaría de Educación Pública'', de la cual fue su primer titular asumiendo el cargo en la simbólica fecha del 12 de octubre de 1921.<br />
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Como Secretario de Educación Pública, Vasconcelos emprendió un ambicioso programa de difusión cultural que llamó ''“misiones culturales”'' lanzando una vasta acción alfabetizadora en la cual involucró a miles de personas como “profesores voluntarios”; erigió numerosas bibliotecas populares desde las cuales se realizó una difusión masiva de autores clásicos; reorganizó la Biblioteca Nacional, fundó la Orquesta Sinfónica Nacional y asignó a los pintores David Alfaro Siqueiros, Diego Rivera y José Clemente Orozco, distintos edificios públicos para que realizaran sus célebres murales. Siguiendo su espíritu de integración hispanoamericana, estableció con los ministerios de educación de Argentina, Brasil, Colombia y Perú un intercambio educativo y cultural que llamó “embajadas culturales”. Sin embargo la brillante carrera como funcionario público de Vasconcelos terminó cuando abruptamente presentó su renuncia el 29 de julio de 1924. Sobre su renuncia algunas fuentes señalan que se debió a presiones de la CROM (Confederación regional de Obreros Mexicanos); otras a su discrepancia con la candidatura a la Presidencia de Plutarco Elías Calles; y otras más a la firma de los vergonzosos ''“Tratados de Bucareli”'' que el gobierno de Obregón realizó con el gobierno de los Estados Unidos. Durante el gobierno de Plutarco Elías Calles (1924-1928), Vasconcelos vivió en París donde publicó su libro ''“La Raza Cósmica”'' (1927) y en Madrid donde publicó la primera época de la revista ''“La Antorcha”.'' <br />
<br />
Para permitirse su reelección en la presidencia de la república, Calles y Obregón modificaron en octubre de 1926 los artículos 82 y 83 de la Constitución; con esto y el asesinato del general Francisco Serrano y trece de sus seguidores y del general Arnulfo R. Gómez, todos ellos revolucionarios pero rivales de Obregón, éste último fue declarado “presidente electo” por el Congreso para el periodo 1928-1932. Pero Obregón fue asesinado el 17 de julio por José de León Toral. ''“La muerte de Obregón produjo tremendo desconcierto en las filas oficiales (…) al conocer la noticia del hecho que José de León Toral realizó, Vasconcelos estaba dando conferencias en la Universidad de Chicago (…) El primer impulso a la candidatura presidencial de Vasconcelos provino de los mexicanos residentes en Estados Unidos. Eran como dos millones”''<ref>Ibídem, pp.80-81.</ref> <br />
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La candidatura de José Vasconcelos fue lanzada por el recién reorganizado (1° de septiembre de 1928) ''Partido Nacional Antirreeleccionista'', para enfrentarse al ingeniero Pascual Ortiz Rubio, candidato del “partido oficial” el ''Partido Nacional Revolucionario''<ref>Posteriormente cambió de nombre a Partido de la Revolución Mexicana (PNR) y luego a Partido Revolucionario Institucional (PRI), el cual ostenta hasta la fecha.</ref>constituido en marzo de 1929''.“El 10 de noviembre de 1928, la ciudad de Nogales (Sonora) recibió al candidato (José Vasconcelos) en forma tumultuosa. La población en masa se trasladó a la frontera y de ahí lo condujo al teatro en donde leyó su discurso (…) Era aquel un programa de gobierno lúcido y claro, escrito con el poder expresivo de Vasconcelos. Reforma agraria y garantías obreras, castigo a los funcionarios inmorales, sufragio efectivo y no reelección, respeto a todas las opiniones y sanciones penales a todos los delitos (…) La vida humana reclama en México seguridad, la religión ausencia de cortapisas para practicarla (…) Condena Vasconcelos también el vasallaje de México ante Estados Unidos, desde su primer discurso.”''<ref>Azuela, pp. 82-83</ref> <br />
<br />
En el final de 1928 y principios de 1929 la guerra de los cristeros o “Cristiada” se encontraba en pleno apogeo; simultáneamente la campaña presidencial de Vasconcelos iba en ascenso y convocaba a grandes multitudes en todas las poblaciones que éste visitaba. En marzo uno de los principales jefes militares de la “familia revolucionaria”, el general Gonzalo Escobar, se levantó en armas contra el gobierno, seguido por la mitad del ejército federal. Amenazado por todos los frentes –militar, social y político- el gobierno buscó unos “arreglos” con la Iglesia pero al mismo tiempo endureció la hostilidad contra sus adversarios. El 20 de septiembre, en la ciudad de México una manifestación a favor de Vasconcelos fue salvajemente agredida por agentes gubernamentales provocando decenas de heridos y tres muertos. <br />
<br />
El día del sepelio, ''“en aquella tarde de congoja se presentó el poeta Carlos Pellicer. Dijo unas palabras valientes y emocionadas, ante nuestros muertos. De los asesinatos incalificables, testimonio de la ignominia que combatíamos, nos quedó un impacto moral imborrable. Como se afirmó en las oraciones, habían caído un estudiante, un obrero y un campesino, símbolo del México trágico y grande”''<ref>Ibídem, p. 155</ref>El día de las elecciones celebradas el 17 de noviembre, además de practicarse todas las corruptelas y fraudes, ''“Irregularidades tan serias como la ocupación de las casillas por agentes del partido oficial, desde la víspera, se consumaron”''<ref>Ibídem, p.159</ref>,el gobierno hizo alarde de fuerza bruta por todas partes, incluida la capital, y provocando decenas de víctimas mortales entre los votantes. En uno de los fraudes electorales más burdos de la historia de la democracia, el cómputo oficial atribuyó a Ortiz Rubio 1948 848 votos y a Vasconcelos 110, 979.<br />
<br />
Frente a los resultados, Vasconcelos, que había pasado el día de las elecciones en Guaymas, denunció el burdo fraude y, siguiendo el ejemplo de Madero en las elecciones de 1910, invitó a la población a pronunciarse contra Calles y Portes Gil proclamando el “Plan de Guaymas”, pero su llamado no tuvo éxito. El general Carlos Bouquet, que estaba dispuesto a encabezar la lucha armada, fue capturado en Nogales, Sonora, y sin formación de causa fue pasado por las armas. Vasconcelos se exilió en los Estados Unidos y el gobierno inició un exterminio sistemático de líderes vasconcelistas. El 12 de marzo de 1930, en el cerro del Tezontle en Topilejo, fueron encontrados cerca de cien cadáveres de vasconcelistas. <br />
<br />
En el exilio Vasconcelos escribió ''“Ulises Criollo”'' (1935) que es su autobiografía, ''“La Tormenta”'' (1936), ''“Breve Historia de México”'' (en cinco tomos) ''“El proconsulado”'' (1939). La Segunda Guerra Mundial obligó al presidente Manuel Ávila Camacho a implementar su ''“política de unidad Nacional”'' y con ella Vasconcelos pudo regresar a México en 1940. Un año después publicó su obra ''“Hernán Cortés, creador de la nacionalidad”,'' y en 1953 fue elegido miembro de número de la Academia Mexicana de la Lengua, ocupando la quinta silla. En 1959, poco antes de morir pues falleció el 30 de junio de ese año, concluyó su libro ''“La Flama, los de arriba en la Revolución”.''<br />
<br />
Por la promoción que Vasconcelos hizo de la cultura de Hispanoamérica, la Federación de Estudiantes de Colombia lo nombró ''“Maestro de la Juventud de América”.'' Vasconcelos representa también una figura incómoda para la “historia oficial” que quema incienso a “la revolución”, pues no es posible ignorar su persona ni el papel que desempeño en los acontecimientos de la revolución mexicana, pero, debido a su indiscutible honestidad intelectual y conociendo profundamente la realidad política de México, su crítica a la revolución fue aguda y contundente. Así en “La Flama” escribe: ''“La revolución como tal, no vale el papel en que se escribe un libro. Toda revolución es una pústula que estalla en un cuerpo enfermo. Un pueblo sano no ha menester de revoluciones para consumar su desarrollo. Un pueblo enfermo puede hallar en la revolución alivio, como cuando la inflamación revienta los tejidos, los purifica momentáneamente. Vale más que estalle la pústula y no que el pus envenene todo el sistema orgánico. Pero no por eso es legítimo ponerse a venerar el tumor. Sólo las almas menguadas pueden rendir culto a «la revolución», que es lo mismo que venerar podredumbre. Lo mejor que se puede hacer con una revolución es liquidarla, antes que se convierta en daño, tal como intentó hacerlo Madero en Ciudad Juárez. Dejarla correr es lo que hizo más tarde Carranza por ambicioso e inepto, y eso preparó el fracaso”.''<ref>Vasconcelos, José, La Flama, los de arriba en la Revolución. Continental, México, 10 edición, 1979, p. 15</ref> <br />
<br />
Algunas de esas “almas menguadas” de las que habla Vasconcelos, lo tachan de “tránsfuga de la revolución”; otras más reconocen como valiosas únicamente las obras de su periodo como revolucionario y niegan valor a sus obras escritas después de su reencuentro con la fe cristiana, diciendo que se sumergió en “el pantano del misticismo religioso”. Pero es el mismo Vasconcelos, quien valora su experiencia existencial en el prólogo de su obra ''“Todología”'' al decir: ''“Poco afanó quien no acaba sintiendo la impotencia del anhelo, el engaño de los mirajes que distraen nuestra atención; la necesidad de acudir a un empeño sobrenatural. Himno, Sinfonía, Letanía, las tres etapas de una vida cabal, que es como sucederse de: Poesía, Filosofía, Religión, o bien: Arte, Ciencia, Revelación. Hallar el hilo que engarza las tres grandes maneras de la Sabiduría es tarea del atardecer.”''<ref>Vasconcelos José, Todología. Botas, México, 1952.</ref><br />
<br />
=Obras=<br />
<br />
Pitágoras, una teoría del ritmo (1916)<br />
<br />
El Monismo Estético (1918)<br />
<br />
La Raza Cósmica (1925)<br />
<br />
Bolivarismo y Monroismo (1934)<br />
<br />
Ulises Criollo (1935)<br />
<br />
La Tormenta (1936)<br />
<br />
Breve Historia de México (1937)<br />
<br />
El Desastre (1938)<br />
<br />
El Proconsulado (1939) <br />
<br />
Hernán Cortés, creador de la nacionalidad (1941)<br />
<br />
Lógica Orgánica (1945)<br />
<br />
Todología (1952)<br />
<br />
La Flama, los de arriba en la revolución (1959)<br />
<br />
= Notas=<br />
<br />
<references/><br />
<br />
=Bibliografía=<br />
<br />
<br />
*''Grandes Biografías de México.'' Vol. 5. Océano, México, 1995<br />
<br />
*Azuela Salvador. ''La Aventura Vasconcelista 1929''. Diana, México, 198<br />
<br />
*Vasconcelos José. ''La Flama, los de arriba en la revolución. Continental,'' México, 10 ed. 1979<br />
<br />
*Vasconcelos José. ''Todología.'' Botas, México, 1952<br />
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'''JUAN LOUVIER CALDERÓN'''</div>172.16.56.179https://dhial.org/diccionario/index.php?title=VELASCO_Y_RUIZ_DE_ALARC%C3%93N,_Luis_de&diff=5113VELASCO Y RUIZ DE ALARCÓN, Luis de2014-06-12T23:22:53Z<p>172.16.56.179: </p>
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<div>'''VELASCO Y RUIZ DE ALARCÓN, Luis de (Palencia, 1511; México, 1564) Virrey de Nueva España.'''<br />
<br />
Pariente de los Condestables de Castilla, Luis de Velasco nació en Carrión de los Condes, Palencia, España, en 1511. A los catorce años empezó a servir en la Corte del Emperador Carlos V; luchó en las guerras contra Francia como jefe de las fuerzas en la frontera del Reino de Navarra. Cuando contaba con 36 años de edad Carlos V le nombró virrey de Navarra, cargo que desempeñó desde 1547 hasta 1549 cuando el Emperador, conocedor de las aptitudes de don Luis como gobernante, le designó virrey de Nueva España para suceder a don Antonio de Mendoza, quien a su vez había sido trasladado al virreinato del Perú. En España contrajo matrimonio con Ana de Castilla y Mendoza, descendiente de la Casa real de Castilla; su hijo, Luis de Velasco y Castilla llegó a ser también virrey de Nueva España y virrey del Perú.<br />
<br />
Luis de Velasco arribó con su familia a Veracruz el 23 de agosto de 1550; pasó el mes de septiembre en Puebla donde se entrevistó con Antonio de Mendoza, quien lo puso al tanto de la situación que guardaba el virreinato. El 25 de noviembre De Velasco hizo su entrada formal a la ciudad de México como virrey de Nueva España, cargo que desempeñó por catorce años hasta su fallecimiento ocurrido el 31 de julio de 1564. “''En cuanto Velasco tomó posesión de su cargo, reunió a los oidores y del dijo: «No ignoráis, señores, que esta real Audiencia se ha establecido a semejanza de las cancillerías, que son uno de los mayores ornamentos de nuestra España; y así como éstas por su rectitud en las decisiones han llegado al alto grado que gozan, así deseo que vosotros no os contentéis con imitarlas, sino que trabajéis en excederlas, para hacer florecer en este Reino la justicia, y de mi parte os prometo cooperar a vuestros mandamientos, con todo el poder que el rey ha depositado en mis manos». Luego convocó a los maestros de los colegios, a quienes encargó la enseñanza de los niños en virtud y letras (…) En seguida se aplicó a la empresa principal que el emperador le había confiado: la libertad de los indios.”''<ref>Trueba, pp. 48-49</ref><br />
<br />
El sistema de «encomiendas», en la práctica había sido desvirtuado de su inicial propósito y convertido en una forma ilegítima de esclavizar a los indígenas. El Dr. Joseph Höffner dice: “''Por real instrucción de 29 de marzo de 1503 se había dispuesto que los indios se asentasen en pueblos y fuesen provistos de ropas, que se levantaran para ellos iglesias y escuelas, pero que se les emplease también para trabajar” y en otra cédula firmada el 20 de diciembre de ese mismo año se explicitaba que a los indígenas “se les obligase a vivir en comunidad con los cristianos” y que fueran pagados sus jornales en sus trabajos en la agricultura y en las minas “ya que los indios, lo mismo antes que ahora, continuaban siendo hombres libres y no eran esclavos”''<ref>Höffner, , pp. 221-222</ref>.<br />
<br />
Pero en Nueva España (y también en Perú) no pocos encomenderos habían convertido sus encomiendas en un medio para esclavizar a los indígenas; de ahí la razón de las instrucciones del Emperador, pues en México eran unos quince mil los indígenas que estaban ilegalmente esclavizados. ''“Así pues, uno de los primeros actos (del virrey De Velasco) fue promulgar otra vez la ley que mandaba que se ahorraran todos los esclavos indios que tenían los españoles. Este inesperado golpe sobrecogió a los ricos, que trataban ya de impedir su ejecución; pero Velasco se mostró inflexible (…) Cuantas veces le representaron inminente la ruina de la minas si aquella ley se cumplía, respondió con estas palabras…«Más importa la libertad de los indios que las minas de todo el mundo; y las rentas que de ella recibe la Corona no son de tal naturaleza que por ellas se han de atropellar las leyes divinas y humanas»”''<ref>Trueba, p.49</ref>. La gestión del virrey De Velasco dio por resultado la abolición efectiva del sistema de encomiendas que, pese a sus buenas intenciones, tantos abusos había propiciado.<br />
<br />
También a don Luis de Velasco le correspondió ejecutar la cédula real del 21 de septiembre de 1551 por medio de la cual el Rey mandó fundar la Universidad de México, dotándola con los mismos privilegios, estatutos y preeminencias que la Universidad de Salamanca, abriendo sus estudios el 25 de enero de 1553 en una casa ubicada en el costado oriental de la Catedral. En 1554 un tremendo y largo aguacero en el valle de México provocó que las calles de la ciudad se cubrieran de agua, de tal manera que durante varios días sólo en canoa se podía transitar por ellas. Después de reparar los daños causados por la inundación, el virrey Velasco determinó proteger a la ciudad con un fuerte muro de piedra. Cientos de personas acudieron voluntariamente a trabajar en él. El primero que puso manos a la obra, azadón en mano, fue el virrey que en los días siguientes corría de cuadrilla en cuadrilla sirviendo de sobrestante. Ese mismo año quedó instituido, para seguridad de los caminos, el tribunal de la Santa Hermandad. De entre otras obras significativas debidas al gobierno de don Luis de Velasco está la fundación del Hospital Real de Naturales, destinado exclusivamente a enfermos de raza indígena, al cual el Rey Carlos V dotó con cuatrocientos pesos de oro como renta anual. <br />
<br />
El 25 de octubre de 1555 Carlos V abdicó la Corona de España a favor de su hijo don Felipe y se retiró a pasar los últimos años de su vida en el monasterio de Yuste. La “jura” del nuevo Rey se celebró en la Nueva España en la Plaza mayor de la ciudad de México el 6 de junio del siguiente año: ''“allí la ciudad requirió al virrey que levantara el pendón por el señor don Felipe II, como lo hizo, presente la real Audiencia, sirviendo de testigos los provinciales de san Francisco y Santo Domingo, los gobernadores indios de Santiago, Texcoco, Tacuba, Coyoacán y otros se presentaron en aquel acto a hacer homenaje a su nación”''<ref>Ibídem, p. 54</ref>.<br />
<br />
Felipe II dispuso que en todos los pueblos de indios hubiera maestros que enseñaran el castellano, pues los misioneros habían realizado la evangelización y su labor educativa aprendiendo y usando las múltiples lenguas indígenas, pero el lazo de un idioma común era indispensable para la integración cultural de la nueva nación. Por ello, cuarenta años después de la conquista se dispuso: ''“Conviniendo introducir la lengua castellana, ordenamos que a los indios se les pongan maestros que enseñen a los que voluntariamente la quisieren aprender, como les sea de menos molestia y sin costa”''<ref>Recopilación de las Leyes de Indias. Libro VI, Ley XVIII, título I.</ref>. Don Luis de Velasco puso especial cuidado en ejecutar ese mandato.<br />
<br />
Para mediados del siglo XVII el conocimiento y exploración del territorio de la Nueva España estaba bastante avanzado; pero no así su poblamiento, especialmente hacia el norte del virreinato. Por tal razón don Luis de Velasco propició e impulsó la fundación de Durango, de la Villa de Nombre de Dios, de San Miguel el Grande (hoy San Miguel de Allende), de Real de Minas de Santa Fe de Guanajuato, de San Felipe de Ixtlahuaca y de Yurécuaro. Siguiendo instrucciones de Felipe II preparó la expedición de poblamiento de las islas de Luzón descubiertas años antes por Ruy López de Villalobos y que en honor del Rey fueron llamadas «Filipinas». El virrey nombró jefe de la expedición al alcalde mayor de la ciudad de México, Miguel López de Legaspi, quien felizmente logró su cometido fundando la ciudad de Manila. En la misión de poblamiento el único fracaso del virrey De Velasco fue en la Florida, donde la geografía y la hostilidad de los naturales forzaron a regresar la expedición enviada con ese fin en 1559.<br />
<br />
Don Luis de Velasco y Ruiz de Alarcón, segundo virrey de Nueva España, falleció en la ciudad de México el 31 de julio de 1564. Todos los habitantes de la ciudad vistieron de luto pues su muerte fue llorada por todos y un gran tumulto acompañó el cadáver hasta la iglesia de Santo Domingo donde fue sepultado; el féretro fue conducido en hombros por cuatro obispos. El Cabildo de la Iglesia de México escribió a Felipe II una carta en la que le decían: ''“Ha dado, en general a toda esta Nueva España pena su muerte, porque con la larga experiencia que tenía, gobernaba con tanta rectitud y prudencia sin hacer agravio a ninguno, que todos los teníamos en lugar de padre. Murió el postrer día de julio muy pobre y con muchas deudas, porque siempre se entendió de tener por fin principal hacer justicia con toda limpieza, sin pretender adquirir cosa alguna, mas de servir a Dios y a su V. M., sustentando el reino en suma paz y quietud ”''<ref>Trueba, pp. 62-63</ref>.<br />
<br />
==Notas==<br />
<br />
<references/><br />
<br />
==Bibliografía==<br />
<br />
*Trueba, Alfonso. ''Dos Virreyes: D. Antonio de Mendoza-D. Luis de Velasco.'' JUS, tercera edición, México, 1962,<br />
<br />
*Enciclopedia de México, Tomo XIV. México, 1993<br />
<br />
*Höffner Joseph. ''La Ética Colonial Española del Siglo de Oro. Cristianismo y Dignidad Humana.'' (Edición original: ''Christentum und Menschenwürde.'' Tréveris, 1947) Cultura Hispánica, Madrid, 1957<br />
<br />
<br />
'''JUAN LOUVIER CALDERÓN'''</div>172.16.56.179https://dhial.org/diccionario/index.php?title=VELAZQUEZ_RODR%C3%8DGUEZ,_Primo_Feliciano&diff=5112VELAZQUEZ RODRÍGUEZ, Primo Feliciano2014-06-12T23:22:03Z<p>172.16.56.179: </p>
<hr />
<div>'''VELAZQUEZ RODRÍGUEZ, Primo Feliciano (Santa María del Río, 1860; San Luis Potosí, 1953) Abogado, Periodista e Historiador'''<br />
<br />
En Santa María del Río, Estado de San Luis Potosí, nació el 6 de junio de 1860 Primo Feliciano, hijo del matrimonio formado por Octaviano Velázquez y María de la Concepción Rodríguez. Desde pequeño destacó por su viva inteligencia e ingenio; cuando cursaba apenas su primer curso escolar, en un examen público ganó una moneda de oro como premio. <br />
<br />
El Párroco de Santa María del Río, Anastasio Escalante, eminente teólogo y humanista que sería después Rector del Seminario Conciliar Guadalupano Josefino, tomó a su cuidado a Primo Feliciano antes de que éste cumpliera nueve años, enseñándole latinidad. En 1872 y con doce años de edad, ingresó al Seminario donde estudió Humanidades, Filosofía y Derecho Canónico. Con vocación al matrimonio más que al sacerdocio, Primo Feliciano prosiguió sus estudios en la escuela de Derecho, obteniendo el título de abogado en 1880. Tres años después, en diciembre de 1883, contrajo nupcias con Julia Olivares con quien procreó dos hijas: Concepción y Guadalupe. <br />
<br />
En ese mismo año de 1883 fue cofundador del periódico ''La Voz de San Luis'', cuya línea editorial era la reivindicación histórica del libertador de México Agustín de Iturbide y la conmemoración del primer centenario de su nacimiento. El periódico contaba con la colaboración del célebre poeta Manuel José Othón, y de los periodistas Ventura Dávalos y Francisco de Asís Castro. En San Luis existía otro periódico llamado ''El Correo de San Luis'', que continuamente lanzaba virulentos ataques y sátiras a la línea editorial de La Voz de San Luis, a los que Primo Feliciano daba puntual respuesta con argumentos de fondo y artículos serios. En 1885 fue cofundador, junto con Juan Ruelas, José Guadalupe Rostro y Ambrosio Ramírez, de otro periódico llamado ''El Estandarte'', el cual se mantuvo en circulación hasta 1912. Como ''El Estandarte'' publicaba fuertes críticas al gobierno del porfirista Carlos Díez Gutiérrez López Portillo (1877-1898), Primo Feliciano fue encarcelado en varias ocasiones, razón por la cual decidió refugiarse en los Estados Unidos. En 1890 falleció su esposa, sobrellevando su viudez con un mayor ahínco en sus investigaciones y sus escritos.<br />
<br />
Primo Feliciano Velázquez tenía una estrecha amistad con Francisco Peña, eminente historiador y canónigo, quien lo alentó a incursionar en lo que sería la gran pasión de <br />
Primo Feliciano: la historia potosina. Sin embargo, lo mejor de su vida la consagró al estudio de la historia sobre el Acontecimiento del Tepeyac, para lo cual le fue de gran utilidad el profundo conocimiento que tenía de la lengua náhuatl. Así pudo realizar la traducción del náhuatl al castellano del ''Nican Mopohua'', de los ''Anales de Cuahutitlán'', del ''Códice Chimalpopoca'', de la ''Leyenda de los soles'', y de un manuscrito entonces inédito llamado ''Anales de Juan Bautista''.<br />
<br />
En 1886 Primo Feliciano Velázquez fue nombrado miembro de la ''Academia Mexicana de la Lengua'' y en 1898 de la ''Sociedad mexicana de Geografía y Estadística''. Fue también miembro de número de la ''Academia Mexicana de la Historia'', ocupando el Sillón N° 20, y miembro fundador de la ''Academia Mexicana de Santa María de Guadalupe''; secretario de la Junta Local de Bibliografía Científica, y socio correspondiente del ''Instituto Bibliográfico Mexicano.''<br />
<br />
Sus numerosos escritos revelan a un escritor nato, de fino y elegante estilo. Sus incursiones en la política fueron más bien accidentales y así fue electo como diputado por Santa María del Río en la XXIV Legislatura del Estado de San Luis Potosí. Cansado y con 85 años de edad, Primo Feliciano abandonó el periodismo y la abogacía en 1945, pero no la pluma. Recluido en su domicilio siguió escribiendo tomando como tema la persecución religiosa en México. Pocos días después de cumplir los noventa y tres años de edad, Primo Feliciano Velázquez falleció el 19 de junio de 1953. Su cadáver, revestido con el hábito de terciario franciscano, recibió las honras fúnebres en el Templo de la Tercera Orden de San Francisco en la ciudad de México. Sus restos reposan en la Catedral de San Luis Potosí.<br />
<br />
=Obras=<br />
<br />
''Descubrimiento y conquista de San Luis Potosí''<br />
<br />
''Las cabezas chatas de Guadalcazar''<br />
<br />
''Letras en flor: la cultura en San Luis Potosí''<br />
<br />
''Códice Chimalpopoca, Anales de Cuauhtitlan y Leyenda de los soles.''<br />
<br />
''Historia de San Luis Potosí (cuatro volúmenes)''<br />
<br />
''Colección de documentos para la historia de San Luis Potosí (cuatro volúmenes)''<br />
<br />
''Tohuampolucan''<br />
<br />
''El indio Conín''<br />
<br />
''La aparición de Santa María de Guadalupe''<br />
<br />
''La Historia original guadalupana'' <br />
<br />
''San Francisco''<br />
<br />
''La Revolución y los Cristeros''<br />
<br />
<br />
=Bibliografía=<br />
<br />
* http://www.acadmexhistoria.org.mx/miembrosANT/res_primo_feliciano.pdf <br />
<br />
* De la Torre Villar Ernesto.'' Lecturas Históricas Mexicanas''. Vol.III. UNAM, México, 1994<br />
<br />
'''JUAN LOUVIER CALDERÓN'''</div>172.16.56.179https://dhial.org/diccionario/index.php?title=VIAJES_DE_JUAN_PABLO_II_A_M%C3%89XICO&diff=5111VIAJES DE JUAN PABLO II A MÉXICO2014-06-12T23:21:31Z<p>172.16.56.179: </p>
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<div>=VIAJES DE JUAN PABLO II A MÉXICO(1979; 1990; 1993; 1999; 2002)=<br />
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S.S. Juan Pablo II fue elegido Sumo Pontífice de la Iglesia católica el 16 de octubre de 1978, y el 22 de octubre comenzó solemnemente su ministerio petrino como el 263 sucesor del Apóstol Pedro. Dos meses después, el 22 de diciembre, el nuevo Pontífice anunció al Colegio Cardenalicio su decisión de viajar a México para inaugurar los trabajos de la Tercera Conferencia General del Episcopado Latinoamericano (CELAM) que se llevarían a cabo en el Seminario de la Arquidiócesis de Puebla de los Ángeles. Se trataba del primer viaje del “Papa peregrino” y no fue casualidad que eligiera realizarlo a una nación que había sufrido una de las persecuciones religiosas más sangrientas del siglo XX.<br />
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=Primer viaje: 26 de enero-1° de febrero 1979=<br />
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La noticia de que por primera vez en la historia un sucesor de San Pedro visitaría el territorio de México, cimbró de alegría al pueblo mexicano, pero causó estupor y recelo entre la clase política en el poder, pues era heredera del espíritu jacobino que produjo la persecución religiosa y la Cristiada en la década de los años veinte. La Presidencia de la República se apresuró a informar que el Gobierno no había invitado al Papa y que si éste vendría, sería en calidad de “turista”. En efecto, cuando el 26 de enero de 1979 Juan Pablo II arribó a la ciudad de México, ninguna autoridad civil acudió a recibirlo, pero no llegó como otro “turista” más. Poco antes de que en el Aeropuerto Benito Juárez de la ciudad de México aterrizara el avión de Aeroméxico que, en vuelo especial, trasportaba al Papa desde Santo Domingo, todos los demás vuelos fueron suspendidos, y una muchedumbre encabezada por las autoridades eclesiásticas le recibió al pie del avión que en su proa lucía el Escudo Pontificio de Juan Pablo II.<br />
<br />
Del Aeropuerto, el Papa se trasladó a la Catedral Metropolitana en un vehículo descubierto, siendo aclamado en todo el recorrido por una enorme muchedumbre que, desde el día anterior, aguardaba pacientemente el paso del Pontífice. En la Catedral el Papa polaco dijo: “''De mi Patria se suele decir: Polonia Semper fidelis. Yo quiero poder decir también: ¡México Semper fidelis! ¡México siempre fiel! De hecho la historia religiosa de esta Nación es una historia de fidelidad; fidelidad a las semillas de fe sembradas por los primeros misioneros; fidelidad a una religiosidad sencilla pero arraigada, sincera hasta el sacrificio.''”<ref>Juan Pablo II, Peregrino de la Fe. (Documentos completos) DOCA, México 1979 2 ed. </ref>Al día siguiente Juan Pablo II se trasladó por tierra a la ciudad de Puebla en el mismo vehículo que desde entonces fue conocido como el “papamóvil”; fue un trayecto impresionante pues a lo largo de los 120 kilómetros de la autopista a la Angelópolis, una valla humana ininterrumpida y compacta vitoreó entusiastamente al Papa a su paso. Cerca del mediodía Juan Pablo II llegó al Seminario Conciliar Palafoxiano, en cuyas instalaciones se celebraría la Tercera Conferencia.<br />
<br />
Por la visita del Papa el ambiente era festivo, pero la atmósfera que rodeaba a la Conferencia era de incertidumbre y preocupación debido a las muchas confusiones generadas desde hacía algún tiempo por algunos grupos impregnados de un espíritu de contestación al Magisterio. Este hecho ya lo había advertido el Episcopado colombiano desde diciembre de 1976 en el documento de su XXXII Asamblea titulado ''Identidad Cristiana en la Acción por la Justicia''. También en el Episcopado mexicano habían surgido voces de alerta, como lo fue la del Cardenal de Guadalajara José Salazar quien, en la Asamblea del Episcopado celebrada en la ciudad de Mérida en abril de 1978 y presidida por él mismo, denunció el peligro de la llamada Iglesia popular, la cual encarnaba a la teología marxista de liberación. El Cardenal Salazar dijo en esa ocasión: “''En el mes de agosto se cumplirán diez años del acontecimiento histórico para América Latina: la visita, por primera vez en los siglos, del Romano Pontífice a nuestro Continente… Ya en esos momentos se hacían presentes en la Iglesia movimientos de contestación y de resistencia y actitudes que situaban en líneas de conflicto la acción pastoral… Diez años después, al anunciarse y prepararse la Tercera Asamblea que Dios mediante se realizará en nuestra Patria, la situación reviste signos tan fuertes y tan impresionantes que nos obligan a reflexionar con seriedad en las decisiones que habrá de asumir la Conferencia del Episcopado Mexicano en esta hora, que considero gravísima y llena de riesgos para la unidad de la fe católica y para la estructura disciplinar de la Iglesia de Jesucristo…Bajo el nombre de iglesia popular se han agrupado hoy diversos movimientos surgidos antes de Medellín y durante estos diez años que tuvieron su principio en el movimiento llamado Cristianos para el Socialismo, que están extendidos en todos los países de América Latina y más allá de este Continente.''”<br />
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Pero el Discurso inaugural<ref>Ibídem</ref>pronunciado por S.S. Juan Pablo II vino a disipar la atmósfera de incertidumbre que rodeaba a la Conferencia, y con gran claridad salió al paso de las desviaciones y de las confusiones derivadas de las mismas. En el Discurso inaugural el Santo Padre advirtió: “''Corren hoy por muchas partes –el fenómeno no es nuevo- «relecturas» del Evangelio (…) ellas causan confusión al apartarse de los criterios centrales de la fe de la Iglesia, y se cae en la temeridad de comunicarlos a manera de catequesis … Se genera en algunos casos una actitud de desconfianza hacia la Iglesia «institucional» u «oficial», calificada como alienante, a la que se opondría otra iglesia popular «que nace del pueblo» y se concreta en los pobres. Estas posiciones podrían tener grados diferentes, no siempre fáciles de precisar, de conocidos condicionamientos ideológicos.''” (I.8).<br />
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Poco más adelante en su discurso, el sucesor de San Pedro señaló las causas del problema y dio las pautas para su solución: “''Ella (la Iglesia) no necesita recurrir a sistemas e ideologías para amar, defender y colaborar en la liberación del hombre.” (III.2) “Hay que alentar los compromisos pastorales en este campo con una recta concepción cristiana de la liberación…liberación de todo lo que oprime al hombre, pero que es, ante todo, salvación del pecado y del maligno…liberación hecha de reconciliación y perdón. Liberación que arranca de la realidad de ser hijos de Dios…liberación que nos empuja, con la energía de la caridad, a la comunión…liberación como superación de las diversas servidumbres e ídolos que el hombre se forma…Hay muchos signos que ayudan a discernir cuando se trata de liberación cristiana y cuando, en cambio, se nutre más bien de ideología.” (III.6) El Discurso inaugural fue de enorme trascendencia pues dio la orientación definitiva a los trabajos de los obispos participantes en la Conferencia quienes, en el Documento final, hablaron también de “las desviaciones e interpretaciones con que algunos desvirtuaron el espíritu de Medellín (de la segunda Conferencia del CELAM), el desconocimiento y aun la hostilidad de otros.''” (Puebla, 1134) <br />
<br />
Después de inaugurar los trabajos de la Conferencia, Juan Pablo II prosiguió su primera visita pastoral y el mismo día 29 arribó a la ciudad de Oaxaca, en cuya Catedral pronunció una homilía acerca del apostolado de los laicos que “''confiere pleno sentido a todas las manifestaciones de la historia humana, respetando su autonomía y favoreciendo el progreso exigido por la naturaleza propia de cada una de ellas. Al mismo tiempo, nos da la clave para interpretar en plenitud el sentido de la historia, ya que todas las realidades temporales, como los acontecimientos que las manifiestan, adquieren su significado más profundo en la dimensión espiritual que establece la relación entre el presente y el futuro (cf Hb 13, 14). El desconocimiento o la mutilación de esta dimensión, se convertiría, de hecho, en un atentado contra la esencia misma del hombre.''”<ref>Ibídem</ref>En Cuilapan, Oaxaca, Juan Pablo II tuvo un encuentro con las comunidades indígenas ante quienes reiteró la razón principal de la misión de la Iglesia al decirles: “''También a vosotros, habitantes de Oaxaca, de Chiapas, de Culiacán y los venidos de tantas otras partes, herederos de la sangre y de la cultura de vuestros nobles antepasados –sobre todo los mixtecas y los zapotecas–, fuisteis “llamados a ser santos, con todos aquellos que invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo” (1Co 1, 2).''”<ref>Ibídem</ref><br />
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El 30 de enero el Papa llegó a la ciudad de Guadalajara donde visitó el barrio de Santa Cecilia y el Seminario Mayor y tuvo un encuentro con los obreros y sus familias en el estadio Jalisco; posteriormente se dirigió al Santuario de Nuestra Señora de Zapopan en donde señaló: “''Como el de Guadalupe, también este santuario viene de la época de la colonia; como aquél, sus orígenes se remontan al valioso esfuerzo de evangelización de los misioneros (en este caso, los hijos de San Francisco) entre los indios, tan bien dispuestos a recibir el mensaje de la salvación en Cristo y a venerar a su Santísima Madre, concebida sin mancha de pecado. Así, estos pueblos perciben el lugar único y excepcional de María en la realización del plan de Dios, su santidad eminente y su relación maternal con nosotros''”.<ref>Ibídem</ref><br />
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Al día siguiente Juan Pablo II, de regreso en la ciudad de México, tuvo un encuentro en la explanada de la Basílica de Guadalupe con los universitarios católicos y por la tarde partió hacia Monterrey, última escala de su primer viaje a México, donde tuvo un encuentro con miles de campesinos, obreros y empleados en el lecho seco del río de Santa Catarina. En Monterrey el Papa abordó el avión que lo trasladaría a las Bahamas en su viaje de retorno a Roma. En este primer viaje, Juan Pablo II pronunció treinta y seis discursos, y según cálculos conservadores se encontró con unos quince millones de personas, incluido el presidente de la República José López Portillo con quien tuvo un encuentro privado en la ciudad de México.<br />
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=Segundo viaje: 6 de mayo-13 de mayo de 1990=<br />
<br />
El segundo viaje pastoral de Juan Pablo II a México se realizó en condiciones distintas a las del primer viaje, pues fue el mismo presidente de la República, Carlos Salinas de Gortari, quien fue a Roma para invitar personalmente al Papa a visitar nuevamente México. El presidente Salinas había asumido el poder en diciembre de 1988 tras un proceso electoral sumamente fraudulento y cuestionado, y todo indica que su interés por invitar personalmente al papa obedeció a la búsqueda de una popularidad de la que carecía. El Papa aceptó la invitación y el domingo 6 de mayo de 1990 volvió a territorio mexicano; aunque no se le rindieron honores de ''jefe de estado'' pues el gobierno mexicano no reconocía a la Santa Sede, fue recibido en el aeropuerto de la ciudad de México por el presidente Salinas de Gortari quien le dirigió unas amables y respetuosas palabras de bienvenida.<br />
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Por su parte Juan Pablo II, en su discurso de llegada señaló: “''Al poner pie de nuevo en esta tierra bendita de México, donde la Virgen de Guadalupe puso su trono como Reina de las Américas, viene inevitablemente a mi memoria el recuerdo de mi primera visita a esta amada Nación. El Señor, dueño de la historia y de nuestros destinos, ha querido que mi pontificado sea el de un Papa peregrino de evangelización, para recorrer los caminos del mundo llevando a todas partes el mensaje de la salvación. Y quiso el Señor que mi peregrinación, realizada a lo largo de estos años, comenzase precisamente con mi viaje apostólico a México, tras breve estancia en la ciudad de Santo Domingo, para seguir así la ruta de los primeros evangelizadores que llegaron a estas tierras de América, hace ya casi 500 años. Puedo decir que aquella primera visita pastoral a México, con sus etapas en esta ciudad Capital y, luego en Puebla, Guadalajara, Oaxaca y Monterrey, marcó realmente mi pontificado haciéndome sentir la vocación de Papa peregrino, misionero.''”<ref>Discurso de llegada al Aeropuerto de la ciudad de México. Juan Pablo II, Segunda Visita Pastoral a México. Ediciones de la Conferencia del Episcopado Mexicano, 1990.</ref><br />
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El punto central de este segundo viaje fue la beatificación de cinco Siervos de Dios mexicanos: Juan Diego Cuauhtlatoatzin, vidente del Acontecimiento Guadalupano en 1531, los ''Niños mártires de Tlaxcala'', Cristóbal, Antonio y Juan, y el padre José María de Yermo y Parres, fundador de la Congregación de las Siervas del Sagrado Corazón y de los Pobres. De ellos, el Santo Padre dijo en la homilía de la misa de beatificación, celebrada en la Basílica de Guadalupe el mismo día de su llegada que “''Estos cinco beatos están inscritos de manera imborrable en la gran epopeya de la evangelización de México. Los cuatro primeros en las primicias de la siembra de la palabra en estas tierras; el quinto en la historia de su fidelidad a Cristo, en medio de las vicisitudes del siglo pasado. Todos han vivido y testimoniado esta fe, al amparo de la Virgen María. Ella, en efecto, fue y sigue siendo la «Estrella de la evangelización», la que con su presencia y protección sigue alimentando la fe y fortaleciendo la comunión eclesial.''” <br />
<br />
En esta segunda visita volvió a repetirse la extraordinaria y entusiasta acogida del pueblo mexicano al Santo Padre, y millones de personas salieron a su encuentro bajo el lema “''Peregrino de amor y de esperanza''” en calles, plazas y lugares designados para las celebraciones litúrgicas. Las ciudades que el Papa visitó en este segundo viaje fueron: México, Chalco, Veracruz, Aguascalientes, San Juan de los Lagos, Durango, Chihuahua, Monterrey, Tuxtla, Villahermosa, Zacatecas, Tlalnepantla y Cuautitlán. Especialmente significativa fue la última actividad de este segundo viaje de Juan Pablo II: el encuentro con 1300 intelectuales mexicanos, celebrado en la noche del 12 de mayo en la Biblioteca México y en el que el historiador Silvio Zavala recordó la importancia que tuvo Fray Julián Garcés y la bula ''Sublimis Deus'' de S.S. Paulo III en la defensa de la dignidad de los indígenas.<ref>Juan Pablo II. Encuentro con los Intelectuales Mexicanos. Ed. FUNDICE, México, 1991</ref><br />
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Al final de esta visita el presidente Salinas solicitó a Juan Pablo II la reanudación de relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y el Gobierno de México, rotas desde 1858 durante la guerra de Reforma. El Papa contestó que esas relaciones solo serían posibles si el gobierno mexicano modificaba la Constitución, pues las leyes mexicanas no reconocían siquiera la existencia de la Iglesia. En 1992 el presidente de la República Carlos Salinas de Gortari envió al Congreso de la Unión una iniciativa de ley para modificar los artículos antirreligiosos de la Constitución de 1917. Las reformas fueron aprobadas el 28 de enero de 1992, excepto las relacionadas con el artículo tercero, que fue la que tuvo mayor oposición por parte de las corrientes jacobinas, y no fue sino hasta el 5 de marzo cuando el Congreso aprobó una modificación que permitía a la Iglesia y a los católicos participar en la educación de los mexicanos. El 21 de septiembre de ese año, la Santa Sede y el Gobierno de México anunciaron simultáneamente la reanudación de relaciones diplomáticas.<br />
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=Tercer viaje: 11 y 12 de agosto de 1993=<br />
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El tercer viaje de Juan Pablo II a México fue el más breve de los cinco y se circunscribió únicamente al Estado de Yucatán. De hecho la razón del viaje del Papa era su asistencia a la VIII ''Jornada Mundial de la Juventud'' que se celebraría en los Estados Unidos en la ciudad de Denver; sin embargo, ante las relaciones diplomáticas recién restablecidas con el gobierno de México, Yucatán fue una adecuada escala del viaje. El Santo Padre arribó al aeropuerto de la ciudad de Mérida el miércoles 11 de agosto siendo recibido nuevamente por el presidente Carlos Salinas de Gortari y la gobernadora del Estado de Yucatán Dulce María Sauri Riancho; y por vez primera en México, se le rindió al Pontífice honores de jefe de estado.<br />
<br />
El acontecimiento central de este tercer viaje fue el encuentro con las comunidades indígenas en el Santuario de Nuestra Señora de Izamal. En su discurso Juan Pablo II se dirigió a los representantes de los pueblos indígenas de América con las siguientes palabras: “''Siento un gran gozo por estar hoy con vosotros en Yucatán, espléndido exponente de la civilización Maya, para tener este encuentro tan deseado por mí, con el que quiero rendir homenaje a los pueblos indígenas de América. Era mi deseo haber realizado esta peregrinación a uno de los lugares más representativos de la gloriosa cultura Maya, en octubre del año pasado, como momento relevante de la conmemoración del V Centenario de la llegada del Evangelio al Nuevo Mundo. Hoy aquel vivo anhelo se hace realidad y doy fervientes gracias a Dios, rico en misericordia, que me permite compartir esta jornada con los descendientes de los hombres y mujeres que poblaban este Continente cuando la Cruz de Cristo fue plantada aquel 12 de octubre de 1492. A vosotros, queridos hermanos y hermanas que habéis acudido a esta cita en Izamal, presento, pues, mi saludo lleno de afecto junto con mi palabra de aliento. Pero mi mensaje de hoy no se dirige sólo a los aquí presentes, sino que va más allá de los confines geográficos de Yucatán para abrazar a todas las comunidades, etnias y pueblos indígenas de América: desde la península de Alaska hasta la Tierra del Fuego. En vuestras personas veo con los ojos de la fe a las generaciones de hombres y mujeres que os han precedido a lo largo de la historia, y deseo expresaros una vez más todo el amor que la Iglesia os profesa. Sois continuadores de los pueblos tupiguaraní, aymara, maya, quechua, chibcha, nahuatl, mixteco, araucano, yanomani, guajiro, inuit, apaches y tantísimos otros que han sido creadores de gloriosas culturas, como la azteca, maya, inca. Vuestros valores ancestrales y vuestra visión de la vida, que reconoce la sacralidad del ser humano y del mundo, os llevaron, gracias al Evangelio, a abrir el corazón a Jesús, que es «el Camino, la Verdad y la Vida» (Jn 14, 6).''”<ref>www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/travels/sub_index1993/trav_america-1993_sp.htm</ref><br />
<br />
Después de pernoctar en la ciudad de Mérida, el Santo Padre se despidió de México y antes de abordar el avión que lo llevaría a los Estados Unidos señaló “''a todo el amadísimo pueblo mexicano …¡Reavivad vuestras raíces cristianas! ¡Sed fieles a la fe católica que ha iluminado el camino de vuestra historia! No dejéis de testimoniar valientemente vuestra condición de creyentes, actuando con coherencia en el ejercicio de vuestras responsabilidades familiares, profesionales y sociales.''”<ref>Ibídem</ref><br />
<br />
=Cuarto viaje: 22-26 de enero de 1999=<br />
<br />
A finales del año de 1997 tuvo lugar en Roma la Asamblea Especial para América del Sínodo de los Obispos con el tema “''Encuentro con Jesucristo vivo, camino para la conversión, la comunión y la solidaridad en América''”. Las conclusiones de dicha asamblea fueron recogidas en la exhortación postsinodal Ecclesia in America, documento que Juan Pablo II quiso entregar a los obispos, sacerdotes y fieles del Continente en la Basílica de Guadalupe. Tal fue la razón del cuarto viaje del Papa a México, quien arribó al aeropuerto internacional de la ciudad de México el 22 de enero de 1999, siendo recibido por el presidente Ernesto Zedillo Ponce de León, y con igual o quizá mayor entusiasmo que en sus anteriores visitas, por el pueblo católico mexicano.<br />
<br />
Por la tarde de ese mismo día, en la Nunciatura Apostólica Juan Pablo II firmó la exhortación Ecclesia in América, y al día siguiente, en la Basílica de Guadalupe, celebró la Misa conclusiva del Sínodo para América en cuya homilía dijo: “''Hoy en esta Basílica de Guadalupe, corazón mariano de América, damos gracias a Dios por la Asamblea especial para América del Sínodo de los Obispos -auténtico cenáculo de comunión eclesial y de afecto colegial entre los Pastores del Norte, del Centro y del Sur del Continente- vivida con el Obispo de Roma como experiencia fraterna de encuentro con el Señor resucitado, camino para la conversión, la comunión y la solidaridad en América. Ahora, un año después de la celebración de aquella Asamblea sinodal, y en coincidencia también con el centenario del Concilio Plenario de la América Latina que tuvo lugar en Roma, he venido aquí para poner a los pies de la Virgen mestiza del Tepeyac, Estrella del Nuevo Mundo, la Exhortación apostólica Ecclesia in America, que recoge las aportaciones y sugerencias pastorales de dicho Sínodo, confiando a la Madre y Reina de este Continente el futuro de su evangelización.''”<ref>www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/homilies/1999/documents/hf_jp-ii_hom_19990123_mexico-guadalupe_sp.html</ref><br />
<br />
Este cuarto viaje no incluyó visitas a otras ciudades pero en la Capital, el Papa tuvo encuentros con el cuerpo diplomático, con los jóvenes que en número superior al millón se reunieron en el Autódromo “Hermanos Rodríguez” para participar en la santa Misa, con los enfermos hospitalizados en el hospital Adolfo López Mateos, y una muy emotiva y cálida reunión con “representantes de todas las generaciones” en el Estadio Azteca.<br />
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=Quinto viaje: 30 de julio-1° de agosto de 2002=<br />
<br />
<br />
El último viaje de Juan Pablo II a México tuvo como objetivo principal la canonización del beato Juan Diego Cuauhtlatoatzin en el mismo lugar donde la Santísima Virgen se le manifestó: en la Basílica de Guadalupe. El 30 de julio de 2002 fue recibido en el Aeropuerto por el Presidente de la Republica Vicente Fox Quezada quien –hecho inédito en la historia de México- se arrodilló para besar el anillo del Pontífice. Este quinto y último viaje también se circunscribió únicamente a la ciudad de México.<br />
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El 31 de julio tuvo lugar la Misa de canonización, en cuya homilía el Santo Padre manifestó: “''Con gran gozo he peregrinado hasta esta Basílica de Guadalupe, corazón mariano de México y de América, para proclamar la santidad de Juan Diego Cuauhtlatoatzin, el indio sencillo y humilde que contempló el rostro dulce y sereno de la Virgen del Tepeyac, tan querido por los pueblos de México (…) ¿Cómo era Juan Diego? ¿Por qué Dios se fijó en él? El libro del Eclesiástico, como hemos escuchado, nos enseña que sólo Dios «es poderoso y sólo los humildes le dan gloria» (3, 20). También las palabras de San Pablo proclamadas en esta celebración iluminan este modo divino de actuar la salvación: «Dios ha elegido a los insignificantes y despreciados del mundo; de manera que nadie pueda presumir delante de Dios» (1 Co 1, 28.29). Es conmovedor leer los relatos guadalupanos, escritos con delicadeza y empapados de ternura. En ellos la Virgen María, la esclava «que glorifica al Señor» (Lc 1, 46), se manifiesta a Juan Diego como la Madre del verdadero Dios. Ella le regala, como señal, unas rosas preciosas y él, al mostrarlas al Obispo, descubre grabada en su tilma la bendita imagen de Nuestra Señora. El acontecimiento guadalupano -como ha señalado el Episcopado Mexicano- significó el comienzo de la evangelización con una vitalidad que rebasó toda expectativa. El mensaje de Cristo a través de su Madre tomó los elementos centrales de la cultura indígena, los purificó y les dio el definitivo sentido de salvación (14.05.2002, n. 8). Así pues, Guadalupe y Juan Diego tienen un hondo sentido eclesial y misionero y son un modelo de evangelización perfectamente inculturada.''”<ref>www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/homilies/2002/documents/hf_jpii_hom_20020731_canonization-mexico_sp.html</ref><br />
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Al día siguiente, jueves 1° de agosto, en la misma Basílica de Guadalupe, Juan Pablo II beatificó a dos mártires indígenas oaxaqueños: Juan Bautista y Jacinto de los Ángeles quienes “''afrontaron el martirio manteniéndose fieles al culto del Dios vivo y verdadero y rechazando a los ídolos.''”<ref>Homilía en la ceremonia de beatificación. www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/homilies/2002/documents/hf_jp-ii_hom_20020801_beatification-mexico_sp.html</ref>En la homilía pronunciada en la ceremonia de beatificación, el Papa recordó que: “''Mientras sufrían el tormento, al proponerles renunciar a la fe católica y salvarse, contestaron con valentía: «Una vez que hemos profesado el Bautismo seguiremos siempre la religión verdadera». Hermoso ejemplo de cómo no se debe anteponer nada, ni siquiera la propia vida, al compromiso bautismal, como hacían los primeros cristianos que, regenerados por el bautismo, abandonaban toda forma de idolatría (cf. Tertuliano, De baptismo, 12, 15).''”<ref>Ibídem.</ref>Por la tarde de ese mismo día, Juan Pablo II se despidió definitivamente de México, veintitrés años después de la primera ocasión en que besó la tierra de Santa María de Guadalupe.<br />
<br />
=Notas=<br />
<br />
<references/><br />
<br />
=Bibliografía=<br />
<br />
* ''Juan Pablo II, Peregrino de la Fe.'' (Documentos completos) DOCA, México 1979 2 ed. <br />
* ''Juan Pablo II, Segunda Visita Pastoral a México''. Conferencia del Episcopado Mexicano, 1990. <br />
* ''Juan Pablo II. Encuentro con los Intelectuales Mexicanos''. FUNDICE, México, 1991. http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/travels<br />
<br />
<br />
'''JUAN LOUVIER CALDERÓN'''</div>172.16.56.179https://dhial.org/diccionario/index.php?title=VICU%C3%91A_LARRA%C3%8DN,_Manuel&diff=5110VICUÑA LARRAÍN, Manuel2014-06-12T23:19:59Z<p>172.16.56.179: /* Bibliografía */</p>
<hr />
<div>'''(Santiago, 1778; Valparaíso,1843) Arzobispo.'''<br />
<br />
Hijo de Francisco Vicuña Hidalgo y de Carmen Larraín y Salas<ref>Oviedo, 240</ref>. Realizó los estudios de humanidades en el Colegio Carolingio, y en 1799 ingresó a la facultad de teología de la Universidad de San Felipe graduándose de bachiller en teología en 1802. Es ordenado sacerdote en abril de 1803<ref>Vicuña, 14</ref>. Realizó una fecunda labor misional y un activo ejercicio de su ministerio, este último especialmente en la Iglesia de la Compañía. Asimismo, se dedicó durante su vida a dar ejercicios espirituales según el método ignaciano y al servicio de la caridad.<br />
<br />
León XII, en Consistorio de 15 de diciembre de 1828, instituyó a Manuel Vicuña Larraín obispo ''in partibus infidelium'' de ''Ceramus'' y por el breve ''Apostolici nostri muneris'', de 22 de diciembre del mismo año, lo nombró Vicario Apostólico de Santiago<ref>Boletín, I,1-2</ref>. Fue ordenado obispo el 21 de marzo por monseñor José Ignacio Cienfuegos, tomó posesión de la diócesis el 19 de marzo de 1830<ref>Oviedo, 241</ref>. Posteriormente, el papa Gregorio XVI, el 2 de julio de 1832, proveyó la sede vacante de Santiago con la nominación de monseñor Vicuña como obispo residencial<ref>Boletín, I, 18-20</ref>.<br />
<br />
Monseñor Vicuña efectuó la visita ''ad limina apostolorum'' por intermedio del procurador José Sallusti, en 1831. En documento enviado a la Sagrada Congregación del Concilio expone las razones por las cuales no la realiza personalmente; entre ellas destaca la extrema necesidad de efectuar la visita pastoral; hacía 35 años que un obispo no visitaba las parroquias de la diócesis personalmente<ref>Concha, 66</ref>. En efecto, Vicuña realizó la visita pastoral al extenso territorio jurisdiccional en dos etapas: en la zona meridional entre 1833-1834 y cuatro años más tarde la efectuó en la zona septentrional, siendo en esta última secretario de visita el presbítero Rafael Valentín Valdivieso, quien fue su sucesor en el gobierno de la arquidiócesis<ref>Concha, 73-87</ref>. <br />
<br />
En 1836, debido a la gestión de Vicuña ante las autoridades civiles, se restableció la independencia del Seminario de los Santos Ángeles Custodios, que había permanecido unido al Instituto Nacional por espacio de dieciocho años, iniciativa educacional del régimen republicano que no proveía a los candidatos al sacerdocio de la sólida formación requerida para el ejercicio de su ministerio. Durante su gobierno episcopal dedicó especial atención a la formación integral y permanente del clero. El 23 de junio de 1840, el Papa Gregorio XVI elevó la sede de Santiago a Metropolitana y nombró como primer Arzobispo a monseñor Manuel Vicuña, quien tomó posesión el 21 de marzo de 1841<ref>Boletín, I, 71-80</ref>. En enero de 1843 Monseñor Vicuña delegó el gobierno de la arquidiócesis en el presbítero don José Miguel Aristegui, nombrándolo provisor y vicario general<ref>Boletín, I, 97-98</ref>.<br />
<br />
=Notas=<br />
<br />
<references/><br />
<br />
=Bibliografía=<br />
<br />
*ARANEDA, F. ''El arzobispo Vicuña, en La Revista Católica'' 902 (1943)<br />
<br />
*ASTORGA J.(Ed.),''Boletín Eclesiástico del Arzobispado de Santiago, o sea colección de los edictos, estatutos y decretos de los prelados del Arzobispado de Santiago de Chile'', I, Santiago 1861<br />
<br />
*CONCHA, M. ''La sede episcopal de Santiago de Chile a mediados del siglo XIX: aspectos de la vida cristiana a través de las visitas pastorales'', Valparaíso 2007<br />
<br />
*OVIEDO, C. ''Los obispos de Chile. Vicuña'', Santiago 1996<br />
<br />
*PRIETO DEL RÍO, L. ''Diccionario biográfico del clero secular de Chile''. 1535-1918, Santiago 1922<br />
<br />
*SILVA, C. ''Historia eclesiástica de Chile'', Santiago 1925<br />
<br />
*VICUÑA, A. ''Vida del Iltmo. Señor D. Manuel Vicuña Larraín, primer arzobispo de Santiago de Chile'', Santiago 1912<br />
<br />
*RETAMAL, J. M''onseñor Manuel Vicuña Larraín 1840-1843'', Santiago 1981<br />
<br />
<br />
'''MARÍA INÉS CONCHA'''</div>172.16.56.179https://dhial.org/diccionario/index.php?title=VICU%C3%91A_LARRA%C3%8DN,_Manuel&diff=5109VICUÑA LARRAÍN, Manuel2014-06-12T23:19:51Z<p>172.16.56.179: </p>
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<div>'''(Santiago, 1778; Valparaíso,1843) Arzobispo.'''<br />
<br />
Hijo de Francisco Vicuña Hidalgo y de Carmen Larraín y Salas<ref>Oviedo, 240</ref>. Realizó los estudios de humanidades en el Colegio Carolingio, y en 1799 ingresó a la facultad de teología de la Universidad de San Felipe graduándose de bachiller en teología en 1802. Es ordenado sacerdote en abril de 1803<ref>Vicuña, 14</ref>. Realizó una fecunda labor misional y un activo ejercicio de su ministerio, este último especialmente en la Iglesia de la Compañía. Asimismo, se dedicó durante su vida a dar ejercicios espirituales según el método ignaciano y al servicio de la caridad.<br />
<br />
León XII, en Consistorio de 15 de diciembre de 1828, instituyó a Manuel Vicuña Larraín obispo ''in partibus infidelium'' de ''Ceramus'' y por el breve ''Apostolici nostri muneris'', de 22 de diciembre del mismo año, lo nombró Vicario Apostólico de Santiago<ref>Boletín, I,1-2</ref>. Fue ordenado obispo el 21 de marzo por monseñor José Ignacio Cienfuegos, tomó posesión de la diócesis el 19 de marzo de 1830<ref>Oviedo, 241</ref>. Posteriormente, el papa Gregorio XVI, el 2 de julio de 1832, proveyó la sede vacante de Santiago con la nominación de monseñor Vicuña como obispo residencial<ref>Boletín, I, 18-20</ref>.<br />
<br />
Monseñor Vicuña efectuó la visita ''ad limina apostolorum'' por intermedio del procurador José Sallusti, en 1831. En documento enviado a la Sagrada Congregación del Concilio expone las razones por las cuales no la realiza personalmente; entre ellas destaca la extrema necesidad de efectuar la visita pastoral; hacía 35 años que un obispo no visitaba las parroquias de la diócesis personalmente<ref>Concha, 66</ref>. En efecto, Vicuña realizó la visita pastoral al extenso territorio jurisdiccional en dos etapas: en la zona meridional entre 1833-1834 y cuatro años más tarde la efectuó en la zona septentrional, siendo en esta última secretario de visita el presbítero Rafael Valentín Valdivieso, quien fue su sucesor en el gobierno de la arquidiócesis<ref>Concha, 73-87</ref>. <br />
<br />
En 1836, debido a la gestión de Vicuña ante las autoridades civiles, se restableció la independencia del Seminario de los Santos Ángeles Custodios, que había permanecido unido al Instituto Nacional por espacio de dieciocho años, iniciativa educacional del régimen republicano que no proveía a los candidatos al sacerdocio de la sólida formación requerida para el ejercicio de su ministerio. Durante su gobierno episcopal dedicó especial atención a la formación integral y permanente del clero. El 23 de junio de 1840, el Papa Gregorio XVI elevó la sede de Santiago a Metropolitana y nombró como primer Arzobispo a monseñor Manuel Vicuña, quien tomó posesión el 21 de marzo de 1841<ref>Boletín, I, 71-80</ref>. En enero de 1843 Monseñor Vicuña delegó el gobierno de la arquidiócesis en el presbítero don José Miguel Aristegui, nombrándolo provisor y vicario general<ref>Boletín, I, 97-98</ref>.<br />
<br />
=Notas=<br />
<br />
<references/><br />
<br />
=Bibliografía=<br />
<br />
*ARANEDA, F. ''El arzobispo Vicuña, en La Revista Católica'' 902 (1943)<br />
<br />
*ASTORGA J.(Ed.),''Boletín Eclesiástico del Arzobispado de Santiago, o sea colección de los edictos, estatutos y decretos de los prelados del Arzobispado de Santiago de Chile'', I, Santiago 1861<br />
<br />
*CONCHA, M. ''La sede episcopal de Santiago de Chile a mediados del siglo XIX: aspectos de la vida cristiana a través de las visitas pastorales'', Valparaíso 2007<br />
<br />
*OVIEDO, C. ''Los obispos de Chile. Vicuña'', Santiago 1996<br />
<br />
*PRIETO DEL RÍO, L. ''Diccionario biográfico del clero secular de Chile''. 1535-1918, Santiago 1922<br />
<br />
*SILVA, C. ''Historia eclesiástica de Chile'', Santiago 1925<br />
<br />
*VICUÑA, A. ''Vida del Iltmo. Señor D. Manuel Vicuña Larraín, primer arzobispo de Santiago de Chile'', Santiago 1912<br />
<br />
RETAMAL, J. M''onseñor Manuel Vicuña Larraín 1840-1843'', Santiago 1981<br />
<br />
<br />
'''MARÍA INÉS CONCHA'''</div>172.16.56.179https://dhial.org/diccionario/index.php?title=VILLARROEL,_Gaspar_de&diff=5105VILLARROEL, Gaspar de2014-06-12T23:18:12Z<p>172.16.56.179: /* Notas y referencias */</p>
<hr />
<div>'''(Quito, 1590; Charcas, 1665) Religioso, Obispo.'''<br />
<br />
Nacido en Quito, probablemente en 1590<ref>Vargas, 7</ref>, pertenece a la generación criolla de América, siendo su padre, Gaspar, natural de Guatemala y la madre, Ana Ordóñez, natural de Barquisimeto. En Lima recibe la Confirmación de manos de Toribio de Mogrovejo y en 1607 ingresa a la Orden de los Ermitaños de San Agustín; hace su profesión religiosa en 1608, y sucesivamente es ordenado sacerdote. En 1620 es doctor en teología por la Universidad de San Marcos y enseña en la misma universidad. En su Orden es Definidor provincial, Vicario provincial y Prior de Cuzco, y viaja a España, pasando por Buenos Aires, Lisboa, y Sevilla hasta Madrid (1630-1638).<br />
<br />
“''Ingenio despierto, el pulpito parecía que sería su carrera, donde dio pruebas de su verbo fácil, claro y suntuoso, aun en la misma corte ante Felipe IV''”<ref>Egaña, 241</ref>, que en 1637 lo presenta al papa Urbano VIII para la sede de Santiago. Elegido en el consistorio del 20 de abril de 1637, en 1638 es consagrado en Lima y llega a Santiago en marzo de 1652. En su obra más famosa confiesa que “''A mí me hicieron Obispo por Predicador, y sé del arte lo que basta, para apacentar mis ovejas''”<ref>Gobierno, I, cuest. 1, art. 13, n. 75, 170-171</ref>. Sucesivamente es trasladado a Arequipa (11 de diciembre de 1651) y promovido como arzobispo de Charcas el 27 de enero de 1659.<br />
<br />
Se destaca en Villarroel “''el autentico doctrinario del tiempo de los Austrias: suma fidelidad a la religión y sumo acatamiento al trono''”<ref>Egaña, 242</ref>, y también se sostiene que la “''historia de la Iglesia hispanoamericana [...] no registra otra figura en que resplandezcan con más brillo la bondad humana y el verdadero espíritu del cristianismo''”<ref>Encina, III, 401</ref>virtudes todas que se conjugan con su ser “''criollo no sólo por el lugar de nacimiento sino también por la sangre [y por] su hondo sentimiento americanista de que estaba lleno''”<ref>Vargas, 3</ref>. <br />
<br />
Villarroel visita dos veces su obispado, conociendo directamente los problemas que narra, además que en su Gobierno, en las cartas al rey Felipe IV y al gobernador de Chile<ref>Colección, Lizana, 180-218</ref>, de las cuales se desprenden: la penosa condición de la diócesis; la carencia del clero y su general pobreza; la difícil labor evangelizadora, los peligros de los viajes, la dispersión de los indígenas y el general desconocimiento de los idiomas; las inestables relaciones con los indios alzados y pacificados en 1641; los cataclismos naturales. En 1646 convoca el sínodo, pero no lo celebra, a causa del terremoto de 1647. El prelado se ocupa de la reconstrucción, en especial de la catedral, y el día de San José de 1650 se vuelve a celebrar en ella. Fray Gaspar “''fue un modelo de obispo: celoso evangelizador, cuidadoso en su deberes; sobrio, pobre y humilde, fue el prototipo del pastor entregado''”<ref>Silva, 260</ref>y contribuye a la producción de “''las grandes obras misionológicas''”<ref>Leturia, I, 23</ref>. <br />
<br />
La pasión apostólica por la salvación de las almas y el aprecio por la formación cultural son dimensiones fundamentales de su episcopado. Desde Mendoza escribe: “''He visitado este obispado y confirmado siete mil personas... He pasado la Cordillera o Sierra Nevada, provincia de Cuyo, donde en 16 años no se vio Obispo. Ando a caza de almas''” (26 de marzo de 1642). Desde Santiago comunica que “''Yo por mi persona, juntando lo último de mi edad con la primera edad, sabiendo que mi silla es cáthedra, leo a mi clero la Theología Moral, por aquellas palabras de San Ambrosio: primus discendi ardor nobilitas et magistri. Tanta demostración ha sido menester para vencer en los eclesiásticos la dificultad con que se entra en los trabajos del estudio sin la esperanza del premio''” (2 de noviembre de 1641). <br />
Villarroel escribe que “''sólo el estudio es el alivio de mi trabajo''” (2 de mayo de 1653) y mientras se debate sobre las relaciones y competencias entre la Santa Sede y la Corona española con respecto a América, Villarroel compone su Gobierno Eclesiástico (1656-1657), donde dice ser el “''primer Obispo que sin pasión ha querido poner en paz los Prelados y los Ministros''” (Santiago, 2 de mayo de 1653). <br />
<br />
==OBRAS (citadas en Silva, L. Episcopologio, 270-271)==<br />
<br />
1. Primera Parte de los comentarios y dificultades y discursos literales sobre los Evangelios de la Cuaresma, Lisboa 1631.<br />
<br />
2. Sermón de la Canonización del Glorioso S. Ignacio de Loyola, Lisboa 1631.<br />
<br />
3. Segunda Parte de los comentarios, dificultades y discursos literales y místicos sobre los Evangelios de la Cuaresma, Madrid 1632.<br />
<br />
4. Semana Santa. Tratados de los comentarios y dificultadas y discursos literales y místicos sobre los Evangelios de la Cuaresma, Sevilla 1634.<br />
<br />
5. Sermón en la fiesta que celebro la Religión de Nuestro Patrono San Agustín en el Convento de San Felipe a los desagravios del Smo. S. del Altar por los desacatos que le hicieron en el saco de Tirlimón, Madrid 1635.<br />
<br />
6. Judices Commentariis literalibus cum moralibus aphorismis ilustrati, Madrid 1636.<br />
<br />
7. Gobierno Eclesiástico Pacifico y Unión de los Dos Cuchillos Pontificio y Regio, Madrid 1656.<br />
<br />
8. Primera parte de las Historias Sagradas y Eclesiásticas Morales, con quince misterios de nuestra fe, de que se labran 15 coronas a la Virgen Santísima Señora Nuestra, Madrid 1660.<br />
<br />
9. Segunda Parte de las Historias Sagradas y Eclesiásticas Morales, Madrid 1660.<br />
<br />
10. Primera Parte de los comentarios, dificultades y discursos literales, morales y místicos, sobre los Evangelios de los Domingos de Adviento y de todo el ano, Madrid 1661.<br />
<br />
11. Segunda parte de los comentarios, dificultades y discursos literales y místicos sobre los Evangelios de la Cuaresma, Madrid 1662.<br />
<br />
12. Primera y Segunda Parte y Semana Santa de los comentarios, dificultades y discursos literales y místicos sobre los Evangelios de la Cuaresma y Semana Santa, Madrid 1663.<br />
<br />
13. Relación del terremoto que asolo la ciudad de Santiago de Chile en las ruinas del Perú. La Sociedad, 1863.<br />
<br />
14. Sermón de Nuestro Patrono San Agustín (R. Briceño, Repertorio).<br />
<br />
15. Cuestiones Quodlibéticas escolásticas y positivas (citado en J. T. Medina, Ensayo de Bibliografía).<br />
<br />
16. Historias Sagradas y Eclesiásticas Morales, Madrid 1660.<br />
<br />
17. Preces Diurnae et nocturnae (citado en R. Briceño, Repertorio).<br />
<br />
18. Catorce cartas al Rey y diez R.C. del Rey al Obispo (publicadas por E. Lizana M.)<br />
<br />
== Notas ==<br />
<br />
<references/><br />
<br />
==Bibliografía==<br />
<br />
*LIZANA, E. Cartas de los Obispos al Rey. 1564-1814, I , Santiago 1919<br />
<br />
*EGAÑA A, DE, Historia de la Iglesia en América española. Desde el Descubrimiento hasta comienzos del siglo XIX. <br />
Hemisferio Sur, Madrid 1966<br />
<br />
*ENCINA, A. Historia de Chile, III, Santiago 1952 <br />
<br />
*LETURIA, P. de. Relaciones entre la Santa Sede e Hispanoamérica. 1493-1835, I-III, Roma-Caracas 1959-1960;<br />
<br />
*SILVA, C. Historia Eclesiástica de Chile, Santiago 1925; <br />
<br />
*SILVA, L. El “Gobierno Eclesiástico Pacifico y Unión de los Dos Cuchillos, Pontificio y Regio”, de fray Gaspar de Villarroel, en Anuario de Historia de la Iglesia en Chile, 3 (1985) Mismo, Gaspar de Villarroel, en Episcopologio <br />
Chileno. 1561-1815.<br />
<br />
*VARGAS, R. Tres figuras serenas del episcopado americano, Lima 1966. <br />
<br />
<br />
'''MARIO L. GRIGNANI'''</div>172.16.56.179https://dhial.org/diccionario/index.php?title=VILLARROEL,_Gaspar_de&diff=5104VILLARROEL, Gaspar de2014-06-12T23:18:03Z<p>172.16.56.179: </p>
<hr />
<div>'''(Quito, 1590; Charcas, 1665) Religioso, Obispo.'''<br />
<br />
Nacido en Quito, probablemente en 1590<ref>Vargas, 7</ref>, pertenece a la generación criolla de América, siendo su padre, Gaspar, natural de Guatemala y la madre, Ana Ordóñez, natural de Barquisimeto. En Lima recibe la Confirmación de manos de Toribio de Mogrovejo y en 1607 ingresa a la Orden de los Ermitaños de San Agustín; hace su profesión religiosa en 1608, y sucesivamente es ordenado sacerdote. En 1620 es doctor en teología por la Universidad de San Marcos y enseña en la misma universidad. En su Orden es Definidor provincial, Vicario provincial y Prior de Cuzco, y viaja a España, pasando por Buenos Aires, Lisboa, y Sevilla hasta Madrid (1630-1638).<br />
<br />
“''Ingenio despierto, el pulpito parecía que sería su carrera, donde dio pruebas de su verbo fácil, claro y suntuoso, aun en la misma corte ante Felipe IV''”<ref>Egaña, 241</ref>, que en 1637 lo presenta al papa Urbano VIII para la sede de Santiago. Elegido en el consistorio del 20 de abril de 1637, en 1638 es consagrado en Lima y llega a Santiago en marzo de 1652. En su obra más famosa confiesa que “''A mí me hicieron Obispo por Predicador, y sé del arte lo que basta, para apacentar mis ovejas''”<ref>Gobierno, I, cuest. 1, art. 13, n. 75, 170-171</ref>. Sucesivamente es trasladado a Arequipa (11 de diciembre de 1651) y promovido como arzobispo de Charcas el 27 de enero de 1659.<br />
<br />
Se destaca en Villarroel “''el autentico doctrinario del tiempo de los Austrias: suma fidelidad a la religión y sumo acatamiento al trono''”<ref>Egaña, 242</ref>, y también se sostiene que la “''historia de la Iglesia hispanoamericana [...] no registra otra figura en que resplandezcan con más brillo la bondad humana y el verdadero espíritu del cristianismo''”<ref>Encina, III, 401</ref>virtudes todas que se conjugan con su ser “''criollo no sólo por el lugar de nacimiento sino también por la sangre [y por] su hondo sentimiento americanista de que estaba lleno''”<ref>Vargas, 3</ref>. <br />
<br />
Villarroel visita dos veces su obispado, conociendo directamente los problemas que narra, además que en su Gobierno, en las cartas al rey Felipe IV y al gobernador de Chile<ref>Colección, Lizana, 180-218</ref>, de las cuales se desprenden: la penosa condición de la diócesis; la carencia del clero y su general pobreza; la difícil labor evangelizadora, los peligros de los viajes, la dispersión de los indígenas y el general desconocimiento de los idiomas; las inestables relaciones con los indios alzados y pacificados en 1641; los cataclismos naturales. En 1646 convoca el sínodo, pero no lo celebra, a causa del terremoto de 1647. El prelado se ocupa de la reconstrucción, en especial de la catedral, y el día de San José de 1650 se vuelve a celebrar en ella. Fray Gaspar “''fue un modelo de obispo: celoso evangelizador, cuidadoso en su deberes; sobrio, pobre y humilde, fue el prototipo del pastor entregado''”<ref>Silva, 260</ref>y contribuye a la producción de “''las grandes obras misionológicas''”<ref>Leturia, I, 23</ref>. <br />
<br />
La pasión apostólica por la salvación de las almas y el aprecio por la formación cultural son dimensiones fundamentales de su episcopado. Desde Mendoza escribe: “''He visitado este obispado y confirmado siete mil personas... He pasado la Cordillera o Sierra Nevada, provincia de Cuyo, donde en 16 años no se vio Obispo. Ando a caza de almas''” (26 de marzo de 1642). Desde Santiago comunica que “''Yo por mi persona, juntando lo último de mi edad con la primera edad, sabiendo que mi silla es cáthedra, leo a mi clero la Theología Moral, por aquellas palabras de San Ambrosio: primus discendi ardor nobilitas et magistri. Tanta demostración ha sido menester para vencer en los eclesiásticos la dificultad con que se entra en los trabajos del estudio sin la esperanza del premio''” (2 de noviembre de 1641). <br />
Villarroel escribe que “''sólo el estudio es el alivio de mi trabajo''” (2 de mayo de 1653) y mientras se debate sobre las relaciones y competencias entre la Santa Sede y la Corona española con respecto a América, Villarroel compone su Gobierno Eclesiástico (1656-1657), donde dice ser el “''primer Obispo que sin pasión ha querido poner en paz los Prelados y los Ministros''” (Santiago, 2 de mayo de 1653). <br />
<br />
==OBRAS (citadas en Silva, L. Episcopologio, 270-271)==<br />
<br />
1. Primera Parte de los comentarios y dificultades y discursos literales sobre los Evangelios de la Cuaresma, Lisboa 1631.<br />
<br />
2. Sermón de la Canonización del Glorioso S. Ignacio de Loyola, Lisboa 1631.<br />
<br />
3. Segunda Parte de los comentarios, dificultades y discursos literales y místicos sobre los Evangelios de la Cuaresma, Madrid 1632.<br />
<br />
4. Semana Santa. Tratados de los comentarios y dificultadas y discursos literales y místicos sobre los Evangelios de la Cuaresma, Sevilla 1634.<br />
<br />
5. Sermón en la fiesta que celebro la Religión de Nuestro Patrono San Agustín en el Convento de San Felipe a los desagravios del Smo. S. del Altar por los desacatos que le hicieron en el saco de Tirlimón, Madrid 1635.<br />
<br />
6. Judices Commentariis literalibus cum moralibus aphorismis ilustrati, Madrid 1636.<br />
<br />
7. Gobierno Eclesiástico Pacifico y Unión de los Dos Cuchillos Pontificio y Regio, Madrid 1656.<br />
<br />
8. Primera parte de las Historias Sagradas y Eclesiásticas Morales, con quince misterios de nuestra fe, de que se labran 15 coronas a la Virgen Santísima Señora Nuestra, Madrid 1660.<br />
<br />
9. Segunda Parte de las Historias Sagradas y Eclesiásticas Morales, Madrid 1660.<br />
<br />
10. Primera Parte de los comentarios, dificultades y discursos literales, morales y místicos, sobre los Evangelios de los Domingos de Adviento y de todo el ano, Madrid 1661.<br />
<br />
11. Segunda parte de los comentarios, dificultades y discursos literales y místicos sobre los Evangelios de la Cuaresma, Madrid 1662.<br />
<br />
12. Primera y Segunda Parte y Semana Santa de los comentarios, dificultades y discursos literales y místicos sobre los Evangelios de la Cuaresma y Semana Santa, Madrid 1663.<br />
<br />
13. Relación del terremoto que asolo la ciudad de Santiago de Chile en las ruinas del Perú. La Sociedad, 1863.<br />
<br />
14. Sermón de Nuestro Patrono San Agustín (R. Briceño, Repertorio).<br />
<br />
15. Cuestiones Quodlibéticas escolásticas y positivas (citado en J. T. Medina, Ensayo de Bibliografía).<br />
<br />
16. Historias Sagradas y Eclesiásticas Morales, Madrid 1660.<br />
<br />
17. Preces Diurnae et nocturnae (citado en R. Briceño, Repertorio).<br />
<br />
18. Catorce cartas al Rey y diez R.C. del Rey al Obispo (publicadas por E. Lizana M.)<br />
<br />
== Notas y referencias ==<br />
<br />
<references/><br />
<br />
==Bibliografía==<br />
<br />
*LIZANA, E. Cartas de los Obispos al Rey. 1564-1814, I , Santiago 1919<br />
<br />
*EGAÑA A, DE, Historia de la Iglesia en América española. Desde el Descubrimiento hasta comienzos del siglo XIX. <br />
Hemisferio Sur, Madrid 1966<br />
<br />
*ENCINA, A. Historia de Chile, III, Santiago 1952 <br />
<br />
*LETURIA, P. de. Relaciones entre la Santa Sede e Hispanoamérica. 1493-1835, I-III, Roma-Caracas 1959-1960;<br />
<br />
*SILVA, C. Historia Eclesiástica de Chile, Santiago 1925; <br />
<br />
*SILVA, L. El “Gobierno Eclesiástico Pacifico y Unión de los Dos Cuchillos, Pontificio y Regio”, de fray Gaspar de Villarroel, en Anuario de Historia de la Iglesia en Chile, 3 (1985) Mismo, Gaspar de Villarroel, en Episcopologio <br />
Chileno. 1561-1815.<br />
<br />
*VARGAS, R. Tres figuras serenas del episcopado americano, Lima 1966. <br />
<br />
<br />
'''MARIO L. GRIGNANI'''</div>172.16.56.179https://dhial.org/diccionario/index.php?title=VIRUELA&diff=5103VIRUELA2014-06-12T23:17:12Z<p>172.16.56.179: </p>
<hr />
<div>Producida por el ''variola virus'', la viruela es “una infección aguda del tipo de fiebre exantemática con erupción de pústulas en la piel y mucosas.”<ref>Enciclopedia Universal Ilustrada Europea Americana. Ed. Espasa-Calpe, Madrid, 1973, Tomo LXIX, p.347</ref>Muy contagiosa y frecuentemente mortal, la viruela irrumpió en Europa en siglo VI d.C. “La señala inequívocamente Marius Avenches en el norte de Italia y sur de Francia. Entonces tenía ya su nombre actual (variola), y la misma contagiosidad y genio epidémico que despoblaba ciudades y campos (…) La malignidad de la viruela parece haber ido en aumento hasta el siglo XVIII, en que causaba una mortalidad espantosa.”<ref>Ibídem.</ref>No fue sino hasta mediados del siglo XX cuando la vacuna desarrollada por el doctor Edward Jenner empezó a controlar la enfermedad y desde 1977 no se ha vuelto a reportar un solo caso en todo el mundo, razón por la cual la Organización Mundial de la Salud señala que la viruela está totalmente erradicada.<ref> Cf. http://www.salud.bioetica.org/viruela.htm</ref><br />
<br />
La viruela hizo su aparición en México durante el sitio a ''Tenochtitlán'' en 1521, provocando gran mortandad entre la población indígena, cuyo aislamiento secular les había privado de generar antivirus naturales. Es muy probable que haya sido uno de los soldados de Pánfilo de Narváez, recién incorporados al ejército de Hernán Cortés↗ que cayeron en poder de los aztecas durante la ''Noche Triste''↗ quien trajo la viruela y contagió a sus captores, pues la enfermedad se contagiaba únicamente de hombre a hombre, pero no era contagiosa en su periodo de incubación sino hasta que aparecía la fiebre y surgía la erupción en la piel, pudiendo el virus permanecer viable en las costras hasta por 18 meses.<ref>Cf. http://www.entornomedico.org</ref><br />
<br />
La viruela –llamada por los aztecas ''cocoliztli''- provocó la muerte de ''Cuitláhuac'', sucesor de Moctezuma, y de decenas de miles de personas durante el sitio de Tenochtitlán; a partir de entonces periódicamente hizo su aparición endémica, siendo célebres por la gran cantidad de víctimas mortales que produjeron, las epidemias de 1545, 1576 y 1736. <br />
<br />
=Notas=<br />
<br />
<references/><br />
<br />
=Bibliografía=<br />
<br />
* Enciclopedia Universal Ilustrada Europea Americana. Ed. Espasa-Calpe, Madrid, 1973, Tomo LXIX<br />
<br />
<br />
<br />
'''JUAN LOUVIER CALDERÓN'''</div>172.16.56.179https://dhial.org/diccionario/index.php?title=VIVES_SOLAR,_Fernando&diff=5102VIVES SOLAR, Fernando2014-06-12T23:16:52Z<p>172.16.56.179: </p>
<hr />
<div>'''VIVES SOLAR, Fernando (Santiago,1871; Santiago,1935). Sacerdote jesuita.'''<br />
<br />
Hizo sus estudios secundarios en el Instituto Nacional y los superiores en la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile primero, y luego en la Universidad Católica desde 1888. Ingresó tardíamente al Seminario de Santiago (1896), el que abandonó al año siguiente para entrar al noviciado de la Compañía de Jesús, en Córdoba, Argentina. En 1899, y una vez hecho los votos religiosos, viajó a España a la casa de formación de los jesuitas en Aragón para estudiar las humanidades clásicas. Ahí permaneció hasta 1903 cuando fue trasladado al Colegio Máximo de Tortosa, donde cursó la filosofía y la teología. Finalmente fue ordenado sacerdote el 26 de julio de 1908<ref>(Correa, 2006)</ref>.<br />
<br />
Desde muy temprano se entusiasmó por las enseñanzas sociales de la Iglesia definidas en la Encíclica ''Rerum Novarum'' (1891). Este entusiasmo lo llevó a estudiar los problemas sociales de la época y el movimiento apostólico europeo en sus múltiples facetas (asociacionismo, conferencias, prensa, etc.). En efecto, fue en Europa donde conoció en la práctica las organizaciones obreras y juveniles propias del catolicismo social y cuyos objetivos fundamentales eran la unión de los católicos para la defensa de la fe y la moralización del pueblo. Aprovechó también su paso por España para organizar bajo su iniciativa sindicatos de industriales y obreros y círculos de estudio. Su vocación social quedó finalmente sellada en sus votos religiosos prometiendo dedicación exclusiva al servicio hacia los más pobres <br />
<br />
Regresó a Chile a fines de 1909, y en 1910 fue destinado a trabajar como profesor en el Colegio San Ignacio de Santiago. Fue en este contexto donde comenzó a desarrollar lo más destacado de su apostolado social: la formación de jóvenes en la doctrina social de la Iglesia. Sin embargo, su acción social entre los estudiantes fue interpretada como una amenaza por los apoderados, quienes no aceptaban que sus hijos fueran adoctrinados en ideas sociales que agitaban a los obreros contra sus patrones, a los pobres contra los ricos<ref>Cabe hacer notar que la Doctrina Social de la Iglesia, en su búsqueda de soluciones al conflicto entre el capital y el trabajo, jamás ha presentado la “lucha de clases” como una solución; por el contrario, la señala como contrapuesta a ella (Cfr. Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, N°89)</ref>, alterando así el orden social establecido<ref>(Sagredo, 1993)</ref>. A esto se añade la incompatibilidad de carácter con el resto de padres jesuitas del Colegio San Ignacio, muchos de los cuales eran hombres sumamente rígidos, actitud que contrastaba con la personalidad cálida del padre Vives. Ambos factores fueron decisivos para que en el año 1912 el padre Vives fuera alejado de sus funciones en el colegio, siendo trasladado a Argentina.<br />
<br />
Permaneció en Argentina hasta el año 1914, fecha en la cual regresó a Chile. En 1915 retomó sus actividades como profesor en el Colegio San Ignacio. Pese a la experiencia anterior, el trabajo de formación social que realizaba entre los jóvenes no mermó. Por el contrario, aumentó el número de jóvenes que estaba bajo su influencia, ya sea mediante la participación en los círculos de estudio que Vives dirigía, por la dirección espiritual o la asesoría que prestaba a las Congregaciones Marianas del colegio. Fuera del colegio, proliferaron sus actividades a favor de los obreros fomentando la sindicalización y la divulgación de las ideas sociales mediante la organización de la ''Semana Social'' en Iquique (1916, 1917) y los círculos de estudios de obreros y estudiantes<ref>(Sagredo, 1993)</ref>.<br />
<br />
Sin embargo, toda esta actividad aunque intensa, apenas duró tres años, pues en 1918 fue nuevamente alejado de Chile y trasladado esta vez a España donde permaneció hasta 1931. Tras esta segunda y dilatada ausencia del suelo nacional, el padre Vives vuelve a Chile en 1931 y retoma su trabajo con los jóvenes y obreros desarrollando una variada y fructífera labor social: en 1932 organizó la ''Liga Social'' y el ''Círculo de Estudios Sociales'', instancias de encuentro de dirigentes obreros y estudiantes universitarios para la reflexión y estudio de la problemática social; el mismo año fue nombrado director del ''Secretariado Económico Social de la Acción Católica''; entre 1931-32 participó en la fundación de la ''Universidad Popular Juan Enrique Concha'' y organizó las ''Semanas Sociales del Clero'' cuyos retiros fueron generalmente dirigidos por él (1932-1934).<br />
<br />
Nuevamente la animosidad de algunos sectores de la Iglesia le valieron esta vez ser destituido del Secretariado Económico en 1934 y en 1935, debido a las duras críticas que realizó en contra del Partido Conservador, fue impelido por las autoridades eclesiásticas a mantenerse alejado de las actividades públicas<ref>(Magnet, 1990)</ref>. Este tercer alejamiento no pudo materializarse, pues el padre Fernando Vives falleció afligido por una grave afección a la vesícula el 21 de septiembre de 1935. Su pensamiento social no fue sistematizado en ninguna obra extensa de su autoría, solo en una serie de artículos publicados en revistas y prensa<ref>(Sagredo, 1993)</ref>.<br />
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=Notas=<br />
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<references/><br />
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=Bibliografía=<br />
<br />
CID, F. ''El Humanismo de Fernando Vives'', Santiago 1976<br />
<br />
CORREA, J. ''Historia de la Compañía de Jesús en Chile después de la restauración universal'', II, Santiago 2006<br />
<br />
HUERTA, M. ''Catolicismo Social en Chile'', Santiago 1991<br />
<br />
MAGNET, A. ''El padre Hurtado'', Santiago 1990<br />
<br />
SAGREDO, R. ''Escritos del Padre Fernando Vives Solar'', Santiago 1993<br />
<br />
TAMPE, E. ''En la huella de San Ignacio: semblanzas de Jesuitas en Chile'', Santiago 1996.<br />
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'''CAROLINA LOYOLA'''</div>172.16.56.179https://dhial.org/diccionario/index.php?title=ZAPATA_SALAZAR,_Emiliano&diff=5101ZAPATA SALAZAR, Emiliano2014-06-12T23:16:14Z<p>172.16.56.179: </p>
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<div>'''(Anenecuilco 1879; Chinameca 1919) Caudillo revolucionario.'''<br />
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Penúltimo de diez hermanos nacidos del matrimonio de Gabriel Zapata y Cleofás Salazar, nació Emiliano en la población de San Miguel Anenecuilco, Estado de Morelos, el 8 de agosto de 1879; su padrino de bautizo fue don Juan O. Ruiz, administrador de la hacienda de Hospital.<ref>Peral Miguel Ángel, El Verdadero Zapata. PAC, México, 1975, p.43</ref>Simultáneo a su aprendizaje de lectura y escritura con el profesor Emilio Vera, Emiliano Zapata desarrollaba una gran habilidad como jinete, siendo el gusto por los caballos la gran pasión que conservó toda su vida. Seis de sus hermanos fallecieron antes que sus padres; su madre murió en 1890 y dos años después su padre. Emiliano, su hermano mayor Eufemio y sus hermanas María de Jesús y María de la Luz, quedaron en la orfandad, pero heredaron de sus padres unas tierras y unas cabezas de ganado con lo cual subsistían sin mayores apuros económicos. En los días de fiesta Emiliano ''“se engalanaba y paseaba con magníficas monturas, espléndidas sillas, buenas botas y relucientes espuelas.”''<ref> Grandes Biografías de México. Vol. V, Océano,México, 1995, p. 288</ref><br />
<br />
En 1909 el Gobierno de Porfirio Díaz promulgó la “Ley de Bienes Raíces” que ratificaba la destrucción de los ejidos erigidos durante la época virreinal; destrucción que se inició con la Reforma liberal de 1857 y que dio origen al latifundismo. Entonces los ancianos del pueblo de Anenecuilco nombraron a Zapata presidente de la Junta de Defensa de sus tierras, entregándole los documentos firmados por el virrey Luis de Velasco que señalaban al pueblo de Anenecuilco como propietario de las tierras que ahora se entregaban en propiedad a la hacienda de Hospital.<br />
<br />
La Revolución de Francisco I. Madero iniciada en noviembre de 191, fue secundada en el estado de Morelos a partir de marzo de 1911 por un grupo de setenta personas comandado por Pablo Torres Burgos. Emiliano Zapata, al frente de unos doscientos campesinos armados, se unió a Torres Burgos atacando juntos la población de Jojutla a finales de marzo. Durante el combate en Jojutla murió Torres Burgos y Zapata asumió la jefatura de la Revolución en el sur. En mayo renunció Porfirio Díaz a la Presidencia de la República, quedando como Presidente provisional Francisco León de la Barra. Zapata licenció a sus tropas, se entrevistó con Madero en la ciudad de México el día 8 de junio, y el 26 del mismo mes contrajo matrimonio con Josefa Espejo.<br />
<br />
León de la Barra convocó a elecciones para elegir presidente de la Republica, las cuales tuvieron lugar en octubre de 1911. Francisco I. Madero triunfó con el 99% de los votos a su favor, y el 6 de noviembre rindió protesta como presidente. Diecinueve días después, el 25 de noviembre, Emiliano Zapata proclamó el “Plan de Ayala” en el que acusaba al nuevo presidente de ''“traidor a la Patria por estar a sangre y fuego humillando a los mexicanos”'' y de ''“seguir el molde de una nueva dictadura más oprobiosa y más terrible que la de Porfirio Díaz.”''<ref>Vera Estañol Jorge. La Revolución Mexicana. Porrúa, México, 1957, pp. 253</ref>Zapata se lanzó a la lucha armada contra Madero volando trenes, quemando pueblos y haciendas, asesinando y violando mujeres y ganándose el apodo de “Atila del Sur”.<br />
<br />
''“Durante el año de 1912 …creció el número de sublevados, se proliferaron las partidas rebeldes, quedando los pueblos a merced de ellos, pues las fuerzas del gobierno sólo guarecían las ciudades importantes que se encontraban sobre la vía del ferrocarril. Las gavillas zapatistas tomaron fuerza preponderante. Abarcaron los Estados de México, Guerrero, Morelos, Puebla, Tlaxcala y hasta partes del Distrito Federal (…) El 12 de agosto de ese año de 1912, Amador Salazar y Simón Beltrán asaltaron el tren de pasajeros que corre de Cuautla a Jojutla, y cerca de Ticumán acabaron con la escolta y remataron a los heridos en forma salvaje, entregándose a una orgía de sangre en la que perecieron también los periodistas Humberto Straus e Ignacio Herrerías, que iban allí.”''<ref>Peral, Obra citada, p. 97</ref> <br />
<br />
Casi simultáneo a la rebelión de Zapata hubo otros movimientos armados contra el gobierno de Madero: en diciembre de 1911 el de Bernardo Reyes en Nuevo León; el 25 de marzo de 1912, Pascual Orozco en Chihuahua; en octubre de 1912, Félix Díaz en Veracruz; y finalmente, en febrero de 1913 Manuel Mondragón en la misma ciudad de México. Éste último, apoyado por la Embajada de los Estados Unidos (“Pacto de la Embajada”), llevó a la renuncia y asesinato de Francisco I. Madero el 22 de febrero. El general Victoriano Huerta, partícipe de la conjura contra Madero, fue electo Presidente por el Congreso; una nueva y más sangrienta Revolución, la encabezada por Venustiano Carranza, dio inicio. Zapata se sumó a la Revolución carrancista↗como Jefe del «Ejército Libertador del Centro y del Sur», estableciendo su cuartel general en Cuernavaca.<br />
<br />
La revolución de Carranza era alentada y armada por el gobierno de los Estados Unidos; el “Agente Confidencial” del gobierno norteamericano John Lind ''“estaba íntimamente ligado con los revolucionarios en calidad de consejero (…) y aun cuando negó que lo hiciera por paga, confesó que había aceptado el cargo por indicaciones del abogado Charles A. Douglas, que era quien intervenía en todos los actos de Carranza.”''<ref>Carreño Alberto María. La diplomacia extraordinaria entre México y los Estados Unidos, 1789-1947. Vol. II, JUS, México, 1961, p. 240</ref>Para hacer aún más efectiva la intervención norteamericana, el 21 de abril de 1914 los “marines” del Almirante Fletcher atacaron y desembarcaron en Veracruz. El 15 de julio Victoriano Huerta renunció dejando el campo libre a Carranza. <br />
<br />
Con el triunfo de Carranza vinieron las desavenencias entre los jefes revolucionarios por lo que acordaron realizar una “Convención” en la ciudad de Aguascalientes que estableciera las nuevas condiciones políticas para la Nación. La ''“Convención de Aguascalientes”'' (octubre de 1914) desconoció a Carranza como “Primer Jefe” y designó al general Eulalio Gutiérrez como Presidente provisional; Francisco Villa y los representantes de Zapata (que no asistió a la Convención) apoyaron los acuerdos de la Convención; pero Carranza y Álvaro Obregón los desconocieron, con lo cual se desató una terrible “guerra civil” que dio lugar a la fase más violenta y destructiva de la Revolución.<br />
<br />
Para hacer efectivos los acuerdos de la Convención, Villa y Zapata unieron sus fuerzas contra Carranza y Obregón; mientras estos últimos se vieron obligados a refugiarse en Veracruz, Villa y su “División del Norte” y Zapata y su “Ejército Libertador” entraron a la ciudad de México el 5 de diciembre de 1914. Nuevamente el apoyo norteamericano a Carranza le permitió recobrar fuerza, y mientras los «carrancistas» estuvieron ocupados contra los «villistas» en combates en el Bajío, Zapata y sus fuerzas permanecieron tranquilos en el estado de Morelos durante el año de 1915. Pero tras la derrota de Villa y su “División del Norte” los carrancistas pudieron enfocar sus baterías contra los zapatistas. <br />
<br />
''“En 1916 el gobierno de Carranza, ya instalado en la ciudad de México, organizó una poderosa ofensiva que dirigió el general Pablo González, y el 2 de mayo, con el apoyo de la aviación, empezó el ataque, de modo que en 72 horas casi todas las poblaciones (del estado de Morelos) cayeron en sus manos. Se confinó a los prisioneros (zapatistas) en campos de concentración, se fusiló a cientos, se incendiaron poblados enteros, los jefes y oficiales vencedores saquearon casas y haciendas, robaron maquinaria y ganados, y recibieron el mote popular de «carranclanes».”''<ref>Enciclopedia de México. Tomo XIV, México, 1993, p. 8244.</ref>Zapata con algunos de sus hombres se refugiaron en las serranías de Morelos; en 1918 Carranza puso precio a la cabeza de Zapata: cien mil pesos (oro) y ascenso al grado superior a quien se lo entregara vivo o muerto.<br />
<br />
El coronel Jesús Guajardo, un carrancista a las órdenes de Pablo González, fingió querer pasarse a los zapatistas; para certificar su sinceridad, Zapata le exigió que le entregara los cadáveres de 59 desertores zapatistas que estaban con Guajardo. Éste los asesinó y le entregó los cuerpos a Zapata; con esta “prueba”, Zapata aceptó entrevistarse con Guajardo en la hacienda de Chinameca el 10 de abril de 1919. Al arribar Emiliano Zapata a la hacienda, los carrancistas emboscados en ella lo deshicieron a balazos. “La guerrilla zapatista desapareció tras la muerte de su líder”<ref>Grandes Biografías de México. Vol. V. Océano, México, 1995, p. 289</ref>; Jesús Guajardo fue ascendido al grado de general. <br />
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=Notas=<br />
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<references/><br />
<br />
=Bibliografía=<br />
<br />
* ''Grandes Biografías de México.'' Océano, Vol. V, México, 1995 <br />
<br />
* Enciclopedia de México. Tomo XIV, México, 1993<br />
<br />
* ''Krauze'' Enrique.'' Emiliano Zapata; el amor a la tierra''. Colección Biografía del Poder, tomo III, Fondo de Cultura Económico, México, 1992.<br />
<br />
* Peral Miguel Ángel. ''El verdadero Zapata''. PAC, México, 1975<br />
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'''JUAN LOUVIER CALDERÓN'''</div>172.16.56.179https://dhial.org/diccionario/index.php?title=ZAVALA_S%C3%81ENZ,_Lorenzo_de&diff=5100ZAVALA SÁENZ, Lorenzo de2014-06-12T23:15:43Z<p>172.16.56.179: </p>
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<div>'''(Tecoh, Yucatán, 3 de octubre de 1788 - San Jacinto, Texas, 15 de noviembre de 1836). Político e historiador.'''<br />
<br />
Hijo de Anastasio Zavala y de María Bárbara Sáenz, estudió en la ciudad de Mérida donde ingresó al Seminario de San Ildefonso pero abandonando sus aulas al poco tiempo. Al saberse la noticia de la captura del rey Fernando VII por Napoleón y la imposición de José Bonaparte en el trono español, Zavala se incorporó a las Juntas de San Juan formadas en la misma ciudad de Mérida por el sacerdote Vicente María Velázquez. En mayo de 1814 fue detenido por las autoridades del Virreinato y encarcelado en San Juan de Ulúa, aprovechando su encierro para estudiar inglés y algunas nociones de medicina. Liberado en 1817 regresó a Yucatán donde fundó un periódico al que llamó El Hispano-Americano, lo que le valió ser elegido diputado por Yucatán a las Cortes de España, en ese tiempo recientemente reformadas tras el pronunciamiento del Coronel Riego que forzó a Fernando VII a jurar la Constitución de Cádiz.<br />
<br />
En el verano de 1821 se fue a París y luego a Londres. Enterado de la consumación de la independencia de la Nueva España, regresó para ponerse a las órdenes del Emperador Agustín de Iturbide. En la ciudad de México conoció al embajador plenipotenciario de los Estados Unidos Joel R. Poinsett, quien lo sumó a sus trabajos para formar la primera logia masónica del rito de York en México. En efecto, poco después y con la colaboración de Valentín Gómez Farías, del sacerdote apóstata Miguel Ramos Arizpe, de José María Alpuche y del propio Lorenzo de Zavala, Poinsett estableció en México la masonería yorkina. En una carta dirigida a Rufus King, funcionario de la administración del gobierno de los Estados Unidos y fechada el 14 de octubre de 1825, Poinsett dice: “Con el propósito de contrarrestar al Partido fanático en esta Ciudad, y, si posible fuera, difundir en mayor grado los principios liberales entre quienes tienen que gobernar al País, ayudé y animé a cierto número de personas respetables, hombres de alto rango y consideración, a formar una gran logia de antiguos masones yorkinos. Así se hizo, y un grupo numeroso de la hermandad cenó alegremente en mi casa.”<ref>Orozco Farías Rogelio, ''Fuentes históricas de México'', 1821-1867. Progreso, México, 1965, p 49</ref><br />
<br />
Sobre este mismo hecho, Lorenzo de Zavala escribió en el primer tomo de su obra Ensayo Histórico de las Revoluciones de México lo siguiente: “La formación de las logias yorkinas fue en verdad un suceso muy importante. El partido popular se encontró organizado y se sobrepuso en poco tiempo al partido escocés, que se componía en su mayor parte de personas poco adictas al orden de cosas establecido …Al principio se reducían las tenidas a ceremonias del rito, a tatar sobre las obras de beneficencia y funciones, pero después se convirtieron en juntas en que se discutían los asuntos públicos, las elecciones, los proyectos de ley, las resoluciones del gabinete, la colocación de los empleados; de todo se trataba en la gran logia, en donde concurrían diputados, ministros, senadores, generales, eclesiásticos, gobernadores, comerciantes y toda clase de personas que tenían alguna influencia. ¿Qué podía resistir a una resolución tomada en una sociedad semejante?”<ref>Zavala Lorenzo de, ''Ensayo histórico de las revoluciones en México'', tomo I, p. 258, citado por Orozco Farías, obra citada, p.50</ref><br />
<br />
La gran logia yorkina designó a Zavala gobernador del Estado de México, y el 8 de marzo de 1827 tomó posesión de ese cargo. Un año después publicó en la ciudad de México su Manifiesto de los principios políticos del Excmo. Sr. D. J. R. Poinsett. Siguiendo las indicaciones recibidas en la logia, Zavala encabezó el movimiento del 30 de noviembre de 1828 que llevó a la Presidencia a Vicente Guerrero, quien ya para ese entonces había sido iniciado en las logias yorkinas. Guerrero a su vez nombró a Zavala Secretario de Hacienda. Como integrante del gabinete de Guerrero propició la expulsión del territorio nacional de los españoles y de sus familias, así como la expulsión de los franciscanos de la provincia de Tejas. Pero el triunfo de una rebelión militar orquestada por la masonería escocesa que derribó al gobierno de Guerrero, obligó a Zavala a marcharse de México, refugiándose en los Estados Unidos. En 1833 los yorkinos recuperaron el poder y Zavala regresó para ocupar nuevamente el gobierno del Estado de México, cargo que dejó al año siguiente para desempeñar una comisión de mucha mayor importancia que le fue asignada por los yorkinos: colaborar en la separación de Tejas.<br />
<br />
La provincia mexicana de Tejas era ambicionada por los Estados Unidos desde hacia tiempo, tal y como lo confiesa en sus Memorias John Quincy Adams, Secretario de Estado durante la Presidencia de James Monroe y después sexto Presidente de los Estados Unidos: “El apetito por Texas fue desde un principio una pasión occidental… El primer acto del gobierno mexicano después de declarar su independencia (Iturbide), fue reclamar los límites como se habían fijado en el Tratado de las Floridas (con el cual Fernando VII las vendió a los EUA) y nosotros consentimos en ello. Pero al principio de mi administración nombré al Sr. Poinsett Ministro en México, y Clay le dio instrucciones para la compra de Texas. México (Iturbide) declinó la propuesta. Jackson (se refiere a su sucesor, Andrew Jackson) sin embargo tenía tal ambición por Texas, que desde el primer año de su administración puso a trabajar una doble máquina: negociar, con una mano a fin de comprar Texas: instigar con la otra mano al pueblo de aquella región para que hiciera una revolución contra el Gobierno de México. Houston era su agente para la rebelión, y Anthony Buttler para la compra.”<ref>Adams John Quincy. ''Memorias'', Vol. XI, pp. 348-349, citado por Orozco Farías, p. 65</ref><br />
<br />
La rebelión de los tejanos fue planeada en una Junta Anfictiónica realizada en la ciudad de Nueva Orleans el 4 de septiembre de 1835 en la que participó Valentín Gómez Farías. El punto número cuatro de los acuerdos tomados en esa reunión decía: “El Sr. Zavala será el director y jefe de los colonos de Texas, a quienes se ministrarán armas, dinero, gente y cuantos auxilios necesiten para defenderse, y llamar allí la atención del gobierno de México, mientras el Sr. Mejía ocupa el puerto de Tampico de Tamaulipas.”<ref>El acta de esa reunión y la del día siguiente fueron publicadas tiempo después en el periódico ''El mosquito mexicano''. Cf. Orozco Farías, pp. 70-72</ref>En efecto, poco después Zavala apareció en Tejas como jefe de los colonos y como tal firmó la declaración de independencia de Texas el 1° de marzo de 1836. El 16 de marzo Lorenzo de Zavala fue nombrado Vicepresidente de la República de Texas; sin embargo no pudo presenciar la posterior incorporación de esa república como otro Estado de la Unión Americana, pues falleció el 15 de noviembre de ese mismo año en San Jacinto, en ese entonces República de Texas.<br />
<br />
Obras: Manifiesto de los principios políticos del Excmo. Sr. D. J. R. Poinsett; Ensayo Histórico de las Revoluciones de México<br />
<br />
== Notas ==<br />
<br />
<references/><br />
<br />
==Bibliografía==<br />
Orozco Farías Rogelio, Fuentes Históricas. Ed. Progreso, México 1965.<br />
<br />
Schlarman Joseph H. L., México, Tierra de Volcanes. Ed. Porrua, México, 1987.<br />
<br />
Diccionario Porrúa, Historia, Biografía y Geografía de México, II, México, 1971.<br />
<br />
Enciclopedia de México, XII, México, 1978.<br />
<br />
<br />
'''JUAN LOUVIER CALDERÓN'''</div>172.16.56.179