MENDOZA, fray Diego de

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
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Toledo, 1585 –Cuzco, 1665. Cronista franciscano.

Ya ha sido puesta en conocimiento público la edición de la antología de documentos del archivo conventual franciscano de Tarija. Dicha edición realizada en 2005 anticipó las celebraciones del IV Centenario de fundación del mismo convento (1606-2006) con el objetivo de hacer conocer las características de la presencia franciscana en las regiones del sudeste de Bolivia.

El título de la obra es: «Presencia franciscana y formación intercultural en el sudeste de Bolivia (1606-1936)». De hecho, el objetivo del Editor (P. Lorenzo Calzavarini) era ofrecer la secuencia de la documentación original del correr de tantos años. En ese sentido, resulta interesante ver cómo la dimensión diacrónica se amplía en lo sincrónica en momentos específicos. La historia cambia poco a poco y siempre los grandes acontecimientos tienen su trayectoria anterior.

Por tanto, los que definimos historiadores son los que a través de principios de análisis de los documentos han logrado substanciar situaciones de sociedad. Las características latinoamericanas han recibido así las connotaciones de encuentro/desencuentro en toda su especificidad, lo que no es posible documentar para otras sociedades. La crítica de los últimos años ha insistido en los aspectos del «desencuentro», lo que sacrifica la sabiduría de elaboraciones socioculturales, que han construido una novedad de sociedad. La labor de los documentalistas e historiadores franciscanos de Tarija atestigua las vicisitudes de «formación e interculturalidad» con respecto al sudeste de Bolivia.

Presentando las figuras franciscanas consideradas más eminentes relacionadas con ese vetusto Convento franciscano, cita en primer lugar a fray Diego de Mendoza, del que escribe: “Mendoza Diego, (Toledo, 1585-Cuzco, 1665).[1]Escribió desde el Cusco, donde existía la sede provincial de la organización franciscana que incluía también a Bolivia. Por ser secretario de la misma, tenía informaciones desde todos los conventos existentes. Su Crónica de la Provincia de San Antonio de los Charcas, la terminó el año de 1665.

Por lo que respecta a Tarija, conocemos de las primeras andanzas de los franciscanos de Sucre y Potosí hacia el universo chapaco; además anotició de la aparición de la Santa Cruz en Torres (Salinas, 1616) y describió la vida del primer guardián de Tarija. Ha equivocado la fecha de fundación del convento. Como se puede observar da como lugar de nacimiento de fray Diego de Mendoza, Toledo (España) y no Cuzco como afirma el historiador francisano, autor de este artículo, F. Richter Prada.”[2]

Datos biográficos de fray Diego de Mendoza

Creemos que fray Diego nació en el Cuzco, donde vistió el hábito franciscano de manos del célebre fray Bernardino de Cárdenas,[3]hijo del convento Máximo de San Francisco de esa ciudad. Así lo atestigua él mismo en una de las aprobaciones que aparecen en la «Crónica»,[4]documento en el que firma ya como Obispo del Paraguay.

Se conserva un hermoso óleo sobre la puerta lateral del Salón Capitular de San Francisco del Cuzco, donde aparece el obispo Cárdenas en un lado; al otro está el obispo franciscano Fr. Diego de Umenzoro (o Humanzoro), obispo de Santiago de Chile (1660-1676), hijo también de esta Provincia de San Antonio de los Charcas.

El P. Mendoza es el autor de la «Crónica de la Provincia de San Antonio de los Charcas», en el Alto Perú, conocida hoy como Bolivia. Esta obra fue escrita en el Convento de San Francisco del Cuzco y lleva como fecha de impresión el día 14 de mayo de 1663. Conviene anotar que este convento fue cabeza de la Provincia de San Antonio de los Charcas, circunscripción franciscana que entonces abarcaba los conventos del sur peruano: San Francisco, Recoleta de San Antonio, Recoleta de San José de Urubamba, Santa María de los Ángeles en Urquillos, todos ellos en el actual departamento peruano del Cuzco; del mismo modo los conventos de San Francisco y la Recoleta de San Genaro en Arequipa.

Finalmente el convento residencia de San Marcos en Arica (Chile). Además esta Provincia abarcaba todos los conventos franciscanos de la actual república de Bolivia, llamada entonces el Alto Perú, formando ambas regiones una sola con el actual Perú, durante los años del Virreinato. La provincia de San Antonio de los Charcas estuvo unida a la Provincia de los Doce Apóstoles de Lima en dos ocasiones, separándose definitivamente el año de 1676. Por esta razón, incluimos al cronista P. Diego de Mendoza, como hijo de la Provincia de los Doce Apóstoles. La crónica está dedicada al Ilustrísimo obispo Franciscano Fr. Gabriel Gallastegui, del Consejo de su Majestad, Obispo de Paraguay, como así se ve en la primera página, en un dibujo muy bello, a manera de árbol. En las dos esquinas del dibujo aparecen en la parte alta Santa Clara de Asís, teniendo una custodia en la mano izquierda; al centro vemos a San Antonio de Padua, con el niño Dios en el brazo izquierdo y una azucena en la derecha. Al extremo izquierdo está San Luis Rey de Francia; al pie del árbol aparecen Jesucristo a la derecha, y San Francisco a la izquierda.

En el centro del Árbol, a modo de Escudo se lee: “CHRONICA de la Provincia de San ANTONIO de los CHARCAS Del Orden de Ntro. Seráphico P.S. Francisco en las Indias Occidentales Destos Reynos del Perú escrita Por el R.P. Predicador fray Diego de Mendoza Cronista y Padre de la Mesma Provincia. DEDICALA Al Iltmo. y R.S.D. F. Gabriel de Guilléstegui Del Consejo de su Magd., Obispo del Paraguay”.

El ejemplar de ésta «Crónica» fue publicado por Ediciones de la Casa Municipal de la Cultura Franz Tamayo, y de la que se dieron a la estampa dos ediciones en un mismo año, en 1976. Está impreso en Bolivia, en los Talleres Escuela de la Editorial Don Bosco, en la Paz. Es una edición facsímil, reeditada como se dijo, por la Municipalidad de La Paz. La Directora General de Cultura, Doña Bertha Alexandra de Alvéstegui, hace una Presentación muy bien lograda, cuando dice en un lugar:

“En los extensos dominios de los Charcas, que tocan las altas montañas donde los minerales fluyen por las laderas que hacen fronteras con las selvas umbrías e impenetrables, donde habitan misteriosas tribus salvajes de rituales caníbales, allí se asentaron las fundaciones misioneras que llevan el espíritu luminoso del Poverello de Asís[...]

Si poseyéramos bienes, decía San Francisco, nos sería indispensable armas y leyes para defenderlos. Este sentimiento de profunda filosofía simple como el agua clara y radiante como la luz del amanecer, animaba a los seguidores del Santo de la Bondad, a recorrer los anchurosos valles de los Charcas... y los frailes franciscanos trabajaron con tesonera labor. Y pasaron los años, 150 habían transcurrido, cuando fue requerido un informe para el Rey que gobernaba desde la Península Ibérica [...]”. Este testimonio de por sí da valimiento que significa en sí esta monumental obra del cronista P. Mendoza.

En la dedicatoria que hace de su obra al Obispo Guilléstegui, franciscano religioso de la Provincia de Cantabria, V Comisario General de todas las del Perú, encontramos unas líneas que valoran de por sí y de lleno cuanto se propuso escribir el Cronista. Dice:

“No puedo negarme a lo ajustado de la lámina (carátula), índice de mi instituto en esta Crónica, abreviatura, en comprueba de mi decir: pues allí admiramos en tres distintos propáganos, rara variedad de flores, en lo sazonada de sus frutos, en simultad [sic] de tiempo [...] efectos, que sí se alaban, y se admiran, son como los que en símbolo de las tres Ordenes Franciscanas, simultáneamente se ponderan [...]

[…]admiración es todo, y todo bendición fructífera, fructuosa a las dos Iglesias; [...] de la de esta Religiosísima Provincia de San Antonio de los Charcas, consta, pues, como fértil rama, de la más Seráfica Observancia, en estas nuevas regiones, que por retiradas corren crédito y, pasan plaza de nuevo mundo[...]”

Añade el P. Mendoza su autoría a la «Chronica», al afirmar en esta parte introductiva: “Pues que diré yo, habiendo escrito esta «Chronica», malograda la suerte de quien, y por quien sábese a la luz y mas cuando dedicarla a V. Ilustrísima...” Firma esta Introducción de su «Chronica», en Cuzco el 14 de mayo 14 1663.

Entre las notas de Censuras (que abundan) entresacaremos una que aparece muy acertada y precisa. Se trata la que escribió el P. Manuel de Nájera y que a la letra dice así: “Censura del Reverendísimo Padre Maestro Manuel de Nájera, de la Compañía de Jesús, Predicador de su Majestad [...] Por mandado del Señor Don García de Velasco, Vicario General de Madrid, y su partido, he visto esta obra, intitulada «Chronica de la Provincia de San Antonio de los Charcas», de la sagrada Religión de nuestro Seráfico Padre S. Francisco, escrita por el muy Reverendo Padre fray Diego de Mendoza, Chronista, y Definidor de la misma Provincia, y véola tan dignamente alabada de varones de todas sus prerrogativas grandes, que tendría avisos de audacia intentar añadir nada a tan doctas y tan eruditas censuras, y así solo subscribir, asegurando, que en esta historia encontrará el lector muchas cosas para mejorar las costumbres, muchas para adornar la erudición, y todas para admirar el buen método, o ingenio de su Autor, sin que haya cosa en que pueda tropezar la severidad más escrupulosa. Este es mi parecer, salvo, etc. En este Colegio Imperial de la Compañía de Jesús, y 22 de Setiembre de 1664 años.”

Otra Censura que juzgamos interesante también es la siguiente: “Del Obispo del Paraguay Bernardino de Cárdenas, religioso del Orden de N.P.S. Francisco, hijo de esta Provincia de San Antonio de los Charcas, en una nota que aparece en las primeras páginas de la «Chronica» de mi Santa Provincia de San Antonio de los Charcas... escrita por el R.P. Definidor fray Diego Hurtado de Mendoza,[5]y considerando las materias del asunto tan importante al ilustre de esta Religiosísima Provincia, en honor de nuestra Religión, el estilo tan lacónico, elocuente del Autor, y la legalidad con que en lo historial procede, de soy casi de lo más testigo de vista, por más de sesenta años de hábito, como hijo, y propio, alumno de esta Santa Provincia: y así mismo conocí los más sujetos ilustres, cuyas vidas, y prodigiosas virtudes tan dignamente se escriben, la doy muchos parabienes, de haber logrado un hijo que así ha sabido servir con tan lúcido desvelo a su madre la Religión [Orden], sacando a la luz tantas grandezas de sus hijos, hasta aquí puestos en olvido, y como ignorados de los generales Escritores[...]

No menos reconozco mías estas glorias, por haber dado yo el hábito de nuestra Sagrada Religión [Orden], al R.P. Definidor, acción, que hoy represento a esta Santa Provincia, de no pequeño mérito, pues, en este solo sujeto (entre otros muchos doctos con que la he servido), la he dado, quien así la honre y luzca, con tal elocuentes escritos, deleitosos en la narración, doctos en el sentir, magistrales en el ponderar, y sobre todo, espirituales en la erudición de tan graves conceptos, y sentencias, que a cada paso advierten el camino de la verdad[...]

El Definidor fray Diego de Mendoza ha llevado en este escrito, por tan principal, como Religioso fin, que juzgo esta obra dictada de soberano espíritu, digna de que se dé a la estampa, a honor de esta Provincia, y gloria de nuestra Sagrada Religión [Orden], y no menos su Autor digno del mucho premio, que su estudioso desvelo merece. Este es mi parecer. En la Ciudad de la Paz, en 10 de Agosto de 1656. Fray Bernardino, Obispo del Paraguay.”

En una aprobación que diera para su publicación el P. Martín de Velasco, Ministro Provincial de la Provincia de San Antonio de los Charcas, el Padre fray Miguel de Quiñones, como Secretario de Provincia, en nombre del Provincial, llama a la obra del P. Diego de Mendoza «Chronica Peruana», en el Convento de N.P.S. Francisco de la Ciudad del Cuzco, en 8 de Enero de 1657. Esta nota llama la atención, una vez más, porque la Provincia de San Antonio tuvo su origen en la de los Doce Apóstoles de Lima, a la que estuvo dos veces junta, separándose otras dos, como ya se ha anotado. Bien merecía pues ser llamada «Chronica Peruana». Históricamente también consta que la Audiencia de Charcas, se llamó el Alto Perú a toda esta región altoandina.

Destaca también otro juicio o parecer sobre esta «Chronica», emitido por el P. fray Antonio de Oviedo, Lector Jubilado en el Convento de San Francisco de la Ciudad de La Plata. Entre muchos elogios queremos subrayar el siguiente: “Solo diré, que lo sabio, docto y erudito desta Chronica, solicita al Autor título (bien merecido) de Reverendo en esta Provincia por no malograr lo que Cassiodoro en el Libro 4 de sus Epístolas, dijo muy de esta ocasión: «Dignum videtur, ut qui est scientia praeditus, reddatur honore Reverendus». Chuquisaca, 6 de noviembre de 1658 años.”

Al final de la obra (p. 602) está la Protesta del Autor, antecedida de un epigrama, en Latín muy bien escrito y florido, faltando el nombre del autor. El índice de los Capítulos que contienen Tres Libros, trata el Primero de relatos extraordinarios sucedidos y que pueden servir para investigaciones futuras (Capítulos 23,24 y 25 entre otros); en el Segundo, los Capítulos 5, 6 y 7, son maravillosamente ingenuos y delicados; en el Tercero se lee en el Cap. I, La Vida de Sor Francisca de Jesús, Fundadora del Monasterio de Santa Clara de la Ciudad del Cuzco.

NOTAS

  1. Cf. Gento Sanz, Benjamín. “Semblanza histórica del cronista peruano fray Diego de Córdova y Salinas (Siglo XVII)”, en “Revista de Historia de América”, No. 40 (Dec., 1955), pp. 425-486: publicada por Pan American Institute of Geography and History.
  2. Centro Eclesial de Documentación Franciscana, Convento de Tarija (Bolivia). “Frailes documentalistas e historiadores del convento de San Francisco de Tarija”. Disponible en: http://www.franciscanosdetarija.com/pag/artced/cantaro/2006/0337/padreshistoriadores.htm
  3. Fray Bernardino de Cárdenas y Ponce (La Paz, Bolivia, 19 de mayo de 1562- Arani, Bolivia, 20 o 24 de octubre de 1668), fraile franciscano, obispo de Asunción y de Santa Cruz de la Sierra y Gobernador interino de la Provincia del Paraguay en 1649. Hijo de Félix de Cárdenas y Teresa Ponce, nació en el pueblo de Chiquiabo, nombre con que se conocía entonces a La Paz. Fue bautizado con el nombre de Cristóbal, que cambió por Bernardino al ingresar en la Orden Franciscana. Tuvo serios conflictos con los jesuitas en el Paraguay por lo que incluso llegó a ordenar su expulsión de la provincia, y él mismo fue alejado por las autoridades, al menos por algún tiempo, debido a estos conflictos.
  4. “Crónica de la Provincia de San Antonio de los Charcas”.
  5. Es la primera vez que vemos el apellido completo del cronista como Hurtado de Mendoza. Después, el mismo Bernardino de Cárdenas usa solamente el apellido con el que siempre fue conocido, es decir Mendoza.

BIBLIOGRAFÍA

Calzavarini, Lorenzo. “Presencia franciscana y formación intercultural en el sudeste de Bolivia (1606-1936)”. Ed. CED, 2005.

Gento Sanz, Benjamín. “Semblanza histórica del cronista peruano fray Diego de Córdova y Salinas (Siglo XVII)”, en “Revista de Historia de América”, No. 40 (Dec., 1955), pp. 425-486.


FEDERICO RICHTER PRADA, O.F.M.

[Arzobispo emérito de Ayacucho] [©Revista Peruana de Historia Eclesiástica, 4 (1995) 77-89]