ARTESANÍAS URUGUAYAS

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
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La manufactura de cacharros decorados con grafismos o con texturas, elaborados por los aborígenes, podría ser considerada el punto de partida de la artesanía en Uruguay. Al carácter utilitario de estas piezas, esos hombres le sumaron una decoración que los eleva al plano de la estética. Si consideramos estas obras como el origen de la artesanía lo hacemos refiriéndonos a una producción que, por su utilidad, representa un desarrollo técnico práctico y, por su decorado, la búsqueda de la belleza en la estética que las distingue, características que definen en cierta medida lo artesanal.

En el siglo XVIII, la llegada de los primeros pobladores de origen europeo, los hábitos culturales que traían, la necesidad de recrear un entono que las contuvieran, y la destreza y habilidad de algunos de esos pobladores, desarrollaron las artesanías en aquellos días, cuando a la necesidad se sumó la habilidad. Hubo pobladores artesanos de “ley” o mejor dicho de oficio, que pusieron el mayor de sus empeños para servir a aquella ciudad que crecía entre murallas. Buenos ejemplos podrían ser Juan de Miranda, el artesano que en 1753 talló en piedra la pila bautismal de la Iglesia Matriz, o Santiago Montoro, Mateo Castro, Antonio Frontán, Juan Zuloaga y José Miranda que realizaron, en 1804, las puertas de esta iglesia, que aún se conservan.

La artesanía fue creciendo paulatinamente en Uruguay, porque ni los indígenas ni la colonia dejaron raíces profundas en este sentido. El siglo XX marca su desarrollo masivo y popular. Aparecen entonces diferentes manifestaciones, en las que a la utilidad del objeto se suma el gusto, a lo seriado una impronta, a la impronta una técnica y a la técnica una hechura, llegando en algunos casos a agregar la “máquina” a la “mano” para lograr una producción mayor y un abaratamiento en los costos. Muchos jóvenes, desde la década de 1940, comenzaron a dedicarse a la realización de artesanías, tomando esta actividad como un medio de vida, ya sea de manera personal o agrupándose como “taller”, encontrando un estilo tan personal que dejaba al descubierto la procedencia y la calidad. El interior como la capital ha desarrollado la artesanía de forma sistemática y diferente, porque las condiciones son las que regulan la producción y la creatividad.

En el plano artístico también se ha incursionado en la realización de objetos artesanales. Como ejemplo se pueden tomar los trabajos realizados en la Escuela Industrial, bajo la dirección del abogado y artista Pedro Figari (1861-1938), con una estética de raíz precolombina, o las obras de los alumnos del taller del pintor Joaquín Torres García (1874-1949) que unieron la filosofía de sus realizaciones artísticas al decorado de artesanías.

Casi todos los artistas han incursionado en alguna forma de artesanía, desde la cerámica al tapiz, pasando por los trabajos en metales y madera, debilitando la barrera que en la antigüedad los separaba. La producción de estos ha traído aparejada la creatividad que vuelve cada objeto único en la serie que realiza.

El surgimiento de la Escuela de Artes y Artesanía de la Universidad del Trabajo, en 1978, derivada de la Escuela de Artes Plásticas, fundada en 1936, donde se imparten clases de oficios artesanales, no ha empañado el desarrollo de los talleres particulares de los artesanos que también dictan sus clases. A ellos se suman otros talleres que producen silenciosamente y que comercian obras y realizaciones en el país y el exterior.

En la década del ’80, los artesanos ganaron los espacios públicos como plazas y calles, si bien ya tenían un incentivo creativo en la Feria Nacional de Libros y Grabados, fundada en 1961 por la escritora Nancy Bacelo (1931-2007), que poco a poco los fue incorporando en sus variados rubros. Cerámica, cuero, lana, papel, caña, madera, paja, chala, hierro, alambre, tela son los materiales con los que el maestro artesano hace sus realizaciones.

Actualmente el nivel de producción artesanal es muy importante y la calidad de las artesanías ha adquirido reconocimiento mundial. Los artesanos son invitados a exponer en diferentes países para mostrar sus realizaciones. Estas no se limitan a lo que es típico de la cultura uruguaya, sino que la producción es tan peculiar que supera lo estrictamente tradicionalista y se valora por su propuesta creativa.

BIBLIOGRAFÍA

CUADRA, Ramón, “Introducción”, en Catálogo. Premio Nacional de Artesanía, Montevideo, 2009;

POLLERI, Amalia, “Panorama de las Artes Plásticas”, en Revista Nacional, Cuarto ciclo, Año I, Montevideo, diciembre de 1986.


RAMÓN CUADRA CANTERA